CONOCIMIENTOS GENERALES PARA LA CATA DE VINO

  LA CATA DE VINO CONOCIMIENTOS GENERALES PARA LA CATA DE VINO   Estilos de vino Clasificación de los vinos según su estilo A continuación detallam...
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LA CATA DE VINO

CONOCIMIENTOS GENERALES PARA LA CATA DE VINO   Estilos de vino Clasificación de los vinos según su estilo A continuación detallamos una clasificación de los vinos en función de su estilo. Esta tipificación está basada en las características sensoriales, por lo que nos puede ser muy útil para organizar catas y conocer así cada uno de los estilos. ESTA GUÍA AMPLIA LOS CONOCIMIENTOS BÁSICOS QUE ES NECESARIO TENER SOBRE EL VINO, PARA ENTENDER MEJOR LAS CARACTERÍSTICAS QUE DEBEMOS BUSCAR Y QUE ENCONTRAREMOS, CUANDO CATEMOS UN VINO

 



Blanco fresco: Vino blanco fermentado en depósito, sin crianza y con un contenido de azúcar inferior a 15 gramos por litro.



Blanco fresco dulce: Vino blanco fermentado en depósito, sin crianza y con un contenido de azúcar superior a 15 gramos por litro.



Blanco fermentado en barrica: Vino blanco cuya fermentación ha tenido lugar en barricas de roble, con o sin crianza posterior sobre las propias lías.



Blanco con crianza en roble: Vino blanco, fermentado en depósito y con una crianza posterior en barrica de roble.



Rosado fresco: Vino rosado, fermentado en depósito y sin crianza.



Rosado crianza: Vino rosado fermentado en depósito y con una crianza posterior en barrica de roble.



Tinto fresco: Vino tinto fermentado en depósito sin crianza.



Tinto maceración carbónica: Vino tinto fermentado en depósito, con racimos enteros y sin crianza.



Tinto con crianza en roble: Vino tinto fermentado en depósito y con una crianza posterior en barrica de roble. En España se puede subdividir en Crianzas, Reservas y Grandes Reservas atendiendo a sus períodos mínimos de estancia en barrica y botella.



Espumosos frescos: Vino espumoso natural con una crianza sobre lías inferior a 30 meses.

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Espumoso maduro: Vino espumoso natural con una crianza sobre lías superior a 30 meses.



Generoso fresco: Vino de gran contenido alcohólico, por encabezamiento, que haya sufrido una crianza biológica.



Generoso maduro: Vino de gran contenido alcohólico, por encabezamiento, que haya sufrido una crianza físico-química.



Licoroso: Vino de gran contenido alcohólico, por encabezamiento, con un contenido de azúcares superior a 50 gramos por litro de vino.

Existe una nueva tipología de vinos que no tienen su reflejo legal en la etiqueta, pero son designaciones cada vez más utilizadas. Se detallan a continuación:

 



Vino varietal: En teoría es el vino elaborado a partir de una única cepa o variedad de uva, aunque la legislación exige una participación mínima del 80% para que pueda figurar como tal en la etiqueta. Cuentan con la ventaja que comercialmente dan una pista muy clara al consumidor sobre su estilo y características.



Vino de garaje: Son vinos elaborados en producciones diminutas de altísima calidad que llevan al extremo la selección de la uva y se sirven de la tecnología para hacerlos más potentes o expresivos. Es un término que se acuñó en Francia y en California y reciben el calificativo de vinos boutique o vinos de culto.



Vino de alta expresión: Su uso se encuentra bastante extendido sobretodo en La Rioja. Nace para designar vinos de alta calidad que marcan un nuevo estilo frente a los grandes reservas. Apuestan por la fruta y la expresión del terruño, una mayor estructura y potencia y trabajan con maderas nuevas y acortan los periodos de envejecimiento por lo que se comercializan como reservas o con etiquetas genéricas.



Vino ecológico: Es el vino en cuya elaboración se prohíbe el empleo de anhídrido sulfuroso y antioxidantes y cuyas uvas proceden de viñedos ecológicos en los cuales están excluidos el uso de productos químicos. En la vinificación tampoco pueden utilizarse levaduras modificadas genéticamente y se debe moderar el empleo del dióxido de azufre.

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Vinos biodinámicas: La biodinámica es un sistema de base biológica que propugna la observancia de los ciclos naturales y cósmicos para un desarrollo armónico y natural del viñedo. Está orientada a devolverle al suelo el equilibrio que la agricultura moderna le ha ido aniquilando. Emplea preparados homeopáticos y atiende a la luna y a la posición de los planetas para la ejecución de las podas y hasta de la propia vendimia.

Las clasificaciones vinícolas La mayoría de los países europeos aplican un sistema de división en cuatro niveles basado en el sistema francés de denominaciones de origen que comenzó a funcionar en la década de 1930 como medida de protección contra el fraude. Este sistema se basa en la concepción de lo que determina el sabor y el estilo de un vino son las características del viñedo, unidas a la variedad que se haya empleado, por lo que, al concederle una denominación de origen (algo así como un nombre de procedencia registrado) los consumidores pueden tener la garantía de que el vino que han comprado se ajusta a unas características específicas. En el nivel superior se encuentran los vinos que proceden de una región (o denominación) controlada. La utilización de esta denominación está regulada de forma legal y estipula lo siguiente: • • •

Las variedades que pueden cultivarse. La cantidad de uva que ha de emplearse. Los procesos de vinificación y crianza empleados.

Italia y España disponen de un nivel adicional por encima de la equivalente AC francesa (véase cuadro), las DOGC y DOC respectivamente. En el segundo nivel, los controles que regulan las variedades de uvas, los rendimientos y los métodos no son tan estrictos como los del nivel superior. Muchas de estas regiones acaban con el tiempo convirtiéndose de primer nivel. A continuación vienen los vinos de tierra, cuyos controles aún son más flexibles. Finalmente la clasificación más básica corresponde al “vino de mesa”. En Europa no se permite que estos vinos mencionen en la etiqueta el nombre de las variedades de uva ni la región y los controles que las regulan se reducen simplemente al cumplimiento de las normas sanitarias básicas.

 

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Francia AC (Apellation Contrôlée)

VDQS (Vin Délimité de Qualité Supérieure) Vin de pays

Vin de table

Italia DOCG (Denominazion e di Origine Controllata e Garantita) DOC (Denominazion e di Origine Controllata) Vino de tavola y nombre geográfico Vino de tavola

España DOC (Denominaci ón de Origen Calificada)

Alemania QMP (Qualitätswein mit Prädikat)

Portugal DOC (denominação de Origem Controlada)

DO (Denominaci ón de Origen) Vino de la tierra

QBA (Qualitätswein bestimmter Anbaugebiete) Landwein

IPR (Indicação de Proveniência Regulamentada)

Vino de mesa

Deutscher Tafelwein

Vinho de mesa

Vinho regional

Algunos países europeos disponen de otras clasificaciones por encima de estos sistemas de denominaciones. La región francesa de Burdeos, por ejemplo, produce tantísimos vinos que pueden permitirse contar con varios sistemas de clasificación adicionales. A continuación se detalla un cuadro con la clasificación de los vinos de Burdeos y Borgoña de mayor a menor importancia. Médoc (Burdeos)

Saint-Émilion (Burdeos) Graves (Burdeos) Borgoña

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Premier Cru Deuxième Cru Troisième Cru Quatrième Cru Cinquième Cru Premier Grand Cru Classé Grand Cru Classé Grand Cru Cru Classé Grand Cru Premier Cru

En países como Estados Unidos, Sudáfrica, Australia, Argentina, Chile o Nueva Zelanda, han iniciado su andadura vinícola sin estar sujetos a reglas. La mayoría han introducido sistemas de clasificación que toman como referencia al sistema francés pero dejando a cada productor la decisión sobre la variedad de uva o técnica de producción.

La importancia de la añada y el terruño Las condiciones del entorno hacen que la viña se exprese de formas diferentes. Un tipo de uva dará matices distintos año tras año y distintos tipos de vino según su emplazamiento. Las condiciones agronómicas que caracterizan un terruño son: •

 

Estructura: Es la forma que se disponen los elementos físicos que constituyen el suelo (arcilla, sílice, caliza, humus). Las estructuras más adecuadas son aquellas que mantienen en el terreno el volumen de espacios huecos necesarios para la aireación y respiración de las raíces. 4  

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Textura: Se trata de la proporción relativa de los elementos más finos del suelo, arcilla, limo y arena. Determina junto con la estructura la compacticidad del suelo, la facilidad de penetración de las raíces, la permeabilidad al aire y al agua, la capacidad de retención de ésta última y la facilidad de evacuación del exceso. Temperatura del terreno: Es otro factor importante que incide en el desarrollo de los procesos biológicos que se producen en el suelo (actividad microbiana, descomposición de la materia orgánica, nitrificación,…) Color del suelo: Influye sobre la temperatura del suelo y de la atmósfera más próxima a él, incidiendo sobre la maduración de los frutos. Profundidad: Se refiere al espesor del suelo que puede ser explorado por las raíces. Adquiere importancia en zonas donde coinciden elevadas temperaturas con escasa pluviosidad en los momentos de intensa actividad biológica de la vid. En estas condiciones la planta debe buscar en profundidad la humedad imprescindible para su supervivencia. Orientación del terreno: Generalmente las orientaciones sudeste son las más favorables en el hemisferio norte. Entorno del viñedo: Si el viñedo está plantado cerca de montañas altas se produce un fuerte contraste térmico, si por ejemplo está flanqueada por un bosque, estará protegida de vientos. Altitud de la viña: El ambiente será mas fresco a mayor altura de la viña. Composición del suelo: La viña ha de extraer del suelo las sustancias minerales necesarias para su existencia, sin embargo la cantidad de algunos de los nutrientes disponibles, no siempre deriva de un incremento proporcional de la calidad. Así ocurre con el nitrógeno y la materia orgánica, cuyo nivel elevado proporciona cosechas abundantes pero de baja calidad. Por el contrario, el fósforo, potasio y calcio son elementos que afectan positivamente a la calidad en proporción a su presencia. Otro factor importante es el contenido de hierro en los suelos, cuyo exceso puede originar vinos con tendencia a la oxidación.

Por otro lado no debemos olvidar que las condiciones propias de una zona climática como la temperatura, la luminosidad, pluviometría, vientos y la presencia de niebla y heladas son factores que también incidirán, de forma muy notoria, en la forma de desarrollarse de la vid. Las circunstancias climáticas que le son más favorables las proporciona un ambiente templado y más bien seco, con notoria luminosidad, de veranos largos e inviernos no demasiado duros.

 

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  Es por ello que en los vinos adquiere mucha relevancia la añada, ya que como cada año las condiciones climáticas cambian, los vinos también; siendo muchos los viticultores que piensan que este aspecto es incluso más importante que el terruño. Así pues, a las condiciones climáticas concretas de un año las llamaremos añada. Puede haber buenas añadas, añadas excelentes y añadas regulares en función de las horas de insolación habidas, la temperatura, la pluviometría y los vientos habidos. Una buena añada tendrá lluvias moderadas, tirando a escasas, bien repartidas en el año con buena insolación.

El color del vino En una primera clasificación los vinos se distribuyen en tres grandes grupos, blancos, rosados y tintos. Esta clasificación atiende obviamente al color, sin embargo sus diferencias son más complejas. La inmensa mayoría de las uvas utilizadas en la elaboración de los vinos presenta la misma coloración, incolora o ligeramente amarillenta en su pulpa, independientemente del tipo de uva, blanca o tinta, de que se trate. Al despojar a una uva tinta de su piel u hollejo, se observa que su pulpa, es decir la parte carnosa que aparece, no presenta coloración, como de si una uva blanca se tratara. Los pigmentos colorantes (antocianos) que caracterizan y distinguen a las uvas tintas están prácticamente siempre localizados únicamente en la piel de las mismas, por lo que en la elaboración de los vinos tintos, lo que se debe conseguir es que esta materia colorante se traslade al mosto. Esta condición establece la principal diferencia entre vinos tintos y blancos.

La barrica Probablemente no exista un material que haya contribuido tanto al engrandecimiento del vino como el roble. Inicialmente usado como envase para el transporte marítimo del vino entre continentes, hoy en dia se ha convertido en un afinador de vinos robustos y salvajes ya que en el interior de las barricas el vino adquiere consistencia y estabilidad en el color. La barrica es el recipiente que contendrá el vino durante su envejecimiento. La más empleada es la de madera de roble de 225 litros de capacidad, denominada bordelesa.

 

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  No todos los vinos son aptos para la crianza en barrica ya que deben tener una estructura interna apropiada para resistir la potencia de la madera. Los vinos con cuerpo tendrán una buena evolución en barrica mientras que en los más delgados, la madera se apoderará del vino notándose demasiado en su sabor. Las barricas son de madera de roble aunque también se construyen de castaño (antiguamente), de cerezo, etc. El roble, material más usual, es de diferentes procedencias: •



Roble americano: Aporta menor cantidad de taninos. Por su amplia porosidad, el vino incorpora más rápidamente los tonos de madera. Roble francés: Pueden proceder de distintas zonas como Allier, Limousin o Nevers. Menos poroso que el roble americano, preserva mejor el carácter varietal del vino.

Gustativamente, el roble americano da un aroma y sabor resinoso, prototipo del roble general, mientras que el francés da olor y sabor más suave, de matiz vainilla. La edad de las barricas es también un factor importante. Las nuevas o con poco uso, transmiten con mayor rapidez taninos, tonos ahumados y oxidación al vino que las viejas, por lo que con estas es necesaria una mayor permanencia del vino en ellas. Cuanto más se alargue la crianza en mayor medida se transmitirá al vino los caracteres de la madera unido a un aumento de la oxidación, con la consiguiente pérdida de fruta. Pasados unos ocho años las barricas ya no aportan nada bueno al vino o solo lo oxidan un poco. Otro factor a tener en cuenta es el tueste de la barrica ya que éste se puede escoger. Para la construcción de las barricas se utiliza fuego a fin de dar la forma característica a las duelas o listones. Los toneles tienen distintos niveles de tostado, que pueden ser alto, bajo o medio (el más utilizado).

La etiqueta Es el carnet de identidad del vino en la que se detallan sus características propias y los aspectos de índole legal. Si se lee detenidamente podrá conocer muchas cosas sobre el vino incluso antes de escanciarlo. Según la normativa de la Unión Europea la etiqueta principal debe incluir los siguiente datos: • • • • • •

 

Clasificación cualitativa. Región de procedencia. Contenido de alcohol. Año de cosecha (no obligatorio en vinos de mesa). Nombre y dirección del productor (o embotellador). Tamaño de la botella (su capacidad). 7  

  Además debe llevar el nombre del país de origen. Estos requisitos legales no tienen por qué corresponder con los que se aplican a países no comunitarios. Algunas etiquetas deben llevar obligatoriamente la advertencia “contiene sulfitos”. Es cierto que en la bodega el vino suele recibir cierta cantidad de azufre a modo de desinfectante y antioxidante y que en grandes cantidades puede afectar a los asmáticos.

La botella Las transformaciones naturales que se producen en el vino dentro de la botella debido a la ausencia del contacto directo con el aire es lo que denominamos la reducción en botella. Cuando un vino se embotella contiene anhídrido carbónico y oxígeno disueltos en pequeñas cantidades. El aire estancado entre el tapón y la superficie es rápidamente absorbido por el vino dando lugar a una situación de asfixia en la que las bacterias ven limitadas su capacidad de reproducción. Si además el corcho está sano y la botella se encuentra en un lugar fresco, la actividad de los microorganismos que modifican el sabor y olor del vino será más lenta. Bordelesa

La luz, el calor y el oxígeno en contacto más o menos acusado con el vino, producirán una evolución más lenta o más acelerada de éste. Cuanto más alta sea la temperatura, más rápidamente y en consecuencia, más negativamente, evolucionará el vino.

Borgoña

Rin

El tamaño de la botella también juega un papel importante en la evolución de su contenido. Los envases de vidrio con mayor capacidad retrasan el proceso evolutivo del vino, por tanto tendrán mayor longevidad y además, desarrollan una multiplicidad de matices que en envases de menor capacidad se pueden perder. Actualmente se utilizan tres tipos de botellas que Francia adoptó para distinguir unas zonas vinícolas de otras. El modelo más extendido es el de la botella Bordelesa, cilíndrica y alta, en sus dos variantes, la corta y la larga que con sus 3 cm más es la auténtica botella de Burdeos. El segundo tipo es la botella de Borgoña, la más antigua, ancha y corta y el tercero es el envase Rin más delgado y alto, que se utiliza generalmente para los blancos y rosados.

El tapón Al principio se empleaban tapones de cristal, que se ajustaban a la boca de la botella con polvo de esmerilar y aceite. El tapón quedaba fijado al gollete por una cuerda y esto obligaba a que cada botella tuviese su propio tapón. A continuación llegaron los tapones de madera, más flexibles

 

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  que los de cristal. Cuando finalmente el tapón de madera fue sustituido por el de corcho se consiguió un envase que aseguraba la conservación del vino sin perder sus principales características. Sin embargo el vino, como ser vivo que es, no permanecía totalmente inalterable dentro de la botella. El corcho proviene de la corteza del alcornoque, árbol muy abundante en el Mediterráneo. El tiempo en el que se regenera su tronco pelado es de aproximadamente nueve años y de la capa interior de su corteza es de donde se obtienen los corchos utilizados para el embotellado, aunque no siempre tienen el suficiente espesor como para obtener corchos de un solo molde. El corcho puede ser de muchas calidades entendiendo por calidad el grado de elasticidad que tiene para cumplir su función de cerrar herméticamente la botella y su densidad. Las propiedades que debe garantizar un buen corcho son:

 



Hermeticidad: El corcho hace posible que el vino permanezca en condiciones totalmente estancas evitando el contacto con el exterior. Esta propiedad la cumple el corcho como más elástico y denso es. Si el corcho carece de elasticidad no es capaz de recuperarse bien tras haberse reducido su volumen en el embotellado en torno al 60% con lo que no se ajusta correctamente a las paredes de la botella. Por otro lado corchos de baja densidad favorecen el deterioro del corcho por el vino en periodos prolongados de contacto así como que se puedan mover ante aumentos de volumen del vino e incluso favorecer la “respiración” de la botella. Sin embargo una alta densidad, hace que el corcho sea menos elástico por lo que ambas características deben estar bien equilibradas.



Inocuidad: El corcho tiene la propiedad de que cuando está mojado es totalmente inocuo para el vino. Si la botella conserva la posición horizontal durante todo el período de guarda y el corcho no sufre ninguna alteración biológica, el vino está casi asegurado de no va a recibir aromas y sabores a corcho o humedad. Si el corcho se seca se abren microscópicas oquedades que constituyen campos de cultivo para el desarrollo de hongos. Estos hongos acaban por transmitir al vino el característico “olor a corcho”. Pero es importante aclarar que el corcho, por si mismo, no comunica sabor ni olor alguno al vino.



Impermeabilidad: El corcho solo se moja exteriormente. La composición de sus paredes celulares, de estructura alveolar, lo conforman como un material muy hidrófugo. Además la inexistencia de

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  tejidos fibrosos hace que no tenga capilares y que impida el acceso del líquido por su interior. Por consiguiente, salvo defectos del material, no es posible que el corcho se moje. Aunque la vida del corcho en la botella es larga, aproximadamente unos 15 años, tiene una relativa limitación como consecuencia de los agentes a los que está expuesto. El primero de estos agentes es el físico y forma parte de lo que es el deterioro del corcho durante el período de guarda ya sea bien por el contacto con el vino y también por el contacto con la cápsula por la parte externa. El segundo de los agentes es de naturaleza biológica ya que se trata de pequeños organismos que van a actuar sobre su estado sanitario como por ejemplo la polilla del corcho o los mohos.

Natural de un solo molde

Tapón colmatado

La calidad de un tapón de corcho después del descorche se valora por su porosidad, el color que presente y la zona donde presente la pigmentación más acusada. Un corcho solo aparecerá oscuro en su cara interior si la botella contenía un vino viejo, y púrpura en el caso de un vino joven. El color oscuro nunca debe aparecer longitudinalmente pues esto indicaría un cierto escape de líquido o un mínimo contacto con el aire. La simple acción del descorche hace que rápidamente se evidencia la existencia de numerosas clases de corchos según su construcción. •

De conglomerado

Tapón 1+1





• De cabezuela

 

De un solo molde: De diámetro 24mm, su longitud puede oscilar desde 44 a 54mm. Utilizado para vinos comunes. También existen tapones de un solo molde pero con los agujeros que presenta el corcho natural, rellenos de polvo de corcho (colmatados). De conglomerado: De peor calidad que el de un solo molde y también utilizado para vinos comunes. Está construido a base de virutas de corcho prensadas y tiene nula elasticidad y baja inocuidad. Existen también los conglomerados de polvo de corcho que reproducen de forma más que aceptable la elasticidad y las mejores propiedades del corcho natural. Tapón 1+1: Utilizado para los vinos de aguja, está basado en una parte central de conglomerado y dos discos externos de corcho. Con esta construcción se imposibilita la salida del carbónico de la botella (conglomerado) y a su vez se dispone de la cualidad de elasticidad del corcho para la estanqueidad. De cabezuela: Consiste en un pequeño corcho y una cabeza de plástico fácilmente asible con la mano y que se emplea para el taponado de vinos generosos pensados para el consumo rápido y repetido. Los vinos de este tipo previstos para su posible conservación se encorchan con el tipo convencional. 10  

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Tapón de espumosos

Tapón sintético

Tapón de espumosos: Tiene igualmente su función de evitar la salida del carbónico a través de la superposición de dos o tres discos en su parte inferior, en los que no coincide la porosidad del corcho, junto con el conglomerado, asegurando además el “efecto ventosa” en su parte baja, con las propiedades del corcho natural. Además el conglomerado por su dureza facilita el descorche manual y evita que el alambre o morrión rompa la parte superior del tapón y este quede bien sujeto a la botella.

A parte del tapón de corcho, sin duda el más extendido, existen otros tipos de tapones, los sintéticos y los de rosca. Los tapones sintéticos se producen con una mezcla de gomas derivadas del petróleo aunque también existen otros que mezclan el plástico con granulado de corcho. Tiene la ventaja que sellan a la perfección y aíslan totalmente al vino por lo que no presentan los defectos de un tapón de corcho en mal estado. Son tapones que funcionan muy bien para vinos de rápida rotación y consumo (80% del mercado) por lo que ha sido muy aceptado por la industria y por las cadenas de distribución que se evitan devoluciones a causa de corchos en mal estado. Por el contrario tienen mayor rigidez que los de corcho por lo que su extracción es un poco más costosa y cuentan con un cierto rechazo social. El tapón de rosca, por muy desmitificador que suene, parece ser el único sistema de probada eficacia, el único que se sabe con seguridad que mantiene los vinos frescos y prácticamente nunca se producen pérdidas ni llegan a estropearse. Los primeros ejemplos aparecen en los finos andaluces y en ciertos vinos australianos de medio nivel. El principal problema aparece cuando el vino envejece en botella más de tres o cuatro años, debido a la falta de oxígeno por su totalidad hermeticidad y con el peligro de aparecer ciertos tufos de reducción.

La decantación La decantación es la operación que permite separar el vino de sus posos y a su vez lograr una aireación moderada del producto. Gracias a esta aireación el vino puede expresarse en el plano olfativo o atenuar su astringencia en caso que haya todavía una presencia excesiva de taninos. Las diferentes escuelas de pensamiento abordan el tema de diferente manera, unas favorables a la decantación y otras contrarias. Si se opta por la decantación existen tres normas básicas que se deben tener en cuenta. Debe decantarse la botella en la que haya depósitos, sea cual sea la naturaleza de éstos y sin que importe la edad del vino, por lo que una botella sin depósitos se servirá sin más manipulación. Sin embargo hay escuelas que no consideran

 

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  esta presencia como una molestia que exija decantación. Hay que advertir que la presencia de estos posos no se trata de ningún defecto y que suele ser síntoma de riqueza en algunas cosechas ya que indica que el bodeguero no ha abusado de filtros y ha respetado el cuerpo de sus vinos. La decantación debe realizarse pocos minutos antes de servir el vino en la mesa. Una oxigenación excesiva podría hacer que desaparecieran los aromas terciarios más volátiles. Por último la tercera regla es que solo se debe decantar vinos que necesiten ser aireados por falta de nitidez olfativa. En su juventud el vino embotellado todavía mantiene el frescor de su estancia en las cubas por lo que no necesita oxigenarse. Sin embargo en las primeras fases de crianza en la botella, el vino se hace hermético y encierra sus aromas por lo que un vino que debería expresarse con fogosidad se presenta austero. Este es el vino más necesitado de decantación. Otro caso son los tintos añejos que en su estadio de madurez, presentan aromas peculiares de reducción. Unos minutos en la copa pueden moderarlos y convertirlos en agradables.

Diccionario de fragancias Almendra: Nota aromática típica del Chardonnay fermentado en barrica. También en algunos cavas madurados. Coco: Aroma que da la maduración en barricas de roble americano. Especiados: Definimos así los vinos que pueden recordar a la pimienta, orégano, azafrán, … Fruta tropical: Término para identificar la fruta exótica que no sabemos distinguir (mango, papaya, piña,…) Frutos secos: Aromas comparables a los blancos y espumosos con larga maduración. Representan los mejores adjetivos para los vinos del tipo jerez (avellana, nuez, almendra, …). Frutos del bosque: En la cata se emplea para referirse a los arándanos, la grosella, moras, frambuesas, fresas silvestres, … Hierba cortada: Es la sensación de frescor y verdor típica de los vinos blancos con sauvignon blanco. Levadura: Es el olor semejante al pan mojado. Los blancos madurados con posos (las levaduras muertas) y los cavas gran reserva, disfrutan de estos aromas.

 

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Bibliografía Gallego, C. (2005) El vino uva a uva. Everest. Falcó, C. (1999) Entender de vino. Ed. Martínez Roca. Wiesienthal, M. (2011) Gran Diccionario del vino. Edhasa. Martínez, P. (2007) El a,e,i,o,u del vino. Alianza editorial. Vaccarini, G. (2010) Manual cata de vinos ( Manual del sumiller). Tikal. Delgado, C. (1998) El nuevo libro del vino. Alianza editorial. García del Río, F. (1999) El libro del catador de vinos. Alianza editorial. Le Cordon Bleu (Academie d’art culinaire de París) (2002) Escuela de vino. Comprar, conservar, catar, servir y beber el vino. Blume. Barba, LL. (2002) La cata de vinos. Serunion. Guía Peñín (2010) Manual del buen catador. Peñín Ediciones.

Limón: Las notas cítricas son típicas de los blancos jóvenes con buen nivel de acidez. Manzana: Típica de vinos blancos y algunos espumosos. Su aroma depende del tipo de manzana del que hablemos. La manzana verde para los vinos más ácidos, la manzana fuji para las notas más dulces, la golden para los vinos más gustosos. Es un aroma muy limpio, típico de la variedad macabeo. Melocotón: Junto con el albaricoque son notas típicas de las variedades viognier y moscatel. Miel: Los vinos blancos licorosos tienen estas notas dulces. Pimienta: Aroma típico del tempranillo, puede provocar que pique la nariz. Pimiento verde: Famosa por ser la nota aromática del cabernet sauvignon. Tiene un aroma profundo y elegante. Regaliz: Aroma típico del syrah, sobretodo el australiano. Rosa: De aroma envolvente y muy familiar, la rosa se muestra en variedades como la gewürztraminer.

Wiesienthal, M. , Navarro, F. (2011) Todo lo que debes saber sobre el vino. Aguilar.

Sotobosque: Para aludir a los aromas terrosos que nos recuerdan las piedras y los helechos, entre otros.

López-Bago, F. (obra colectiva) (2006) Guía de vinos Gourmets. Grupo Gourmets.

Tostado: Nota típica de los vinos que han pasado por barrica ya que éstas se queman por dentro.

Falgueras, M. (2010) Presumeix de vins en 7 dies. Columna.

Vainilla: Típica en los vinos blancos o en los negros madurados en roble francés. Violeta: Aroma del pinot noir muy apreciada en los vinos negros.

 

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