COMO REZAR EL ORDEN DE LA MISA _____________________________________________ CLAVE

COMENTADOR: Todas las palabras escritas en el tipo ordinario de letra y que se encuentre subrayado son dichas por el (la) comentador (a). [Los paréntesis cuadrados indican las opciones]. Las palabras escritas en letra cursiva son rúbricas. Las palabras en letra negrita serán dichas por el sacerdote o el diácono según esté indicado. LAS PALABRAS EN MAYUSCULAS Y NEGRITA, SON SUBTITULOS QUE INDICAN LAS PARTES DE LA MISA.

Notes: El salmo responsorial del día debe ser cantado. No deberá programarse ningún canto o música para la preparación de las ofrendas ni para después de la comunión. Se usará la Segunda Oración Eucarística con su Prefacio propio. ___________________________________ Comentador: Como se les explicó la semana pasada, hoy (esta tarde, esta noche), la Misa está designada para ayudarnos a aprender como se hace verdadera oración de la Misa que es la oración más importante que los Católicos ofrecemos a Dios. De vez en cuando el comentador nos dará ciertas explicaciones por lo cual estimamos que la Misa se alargará alrededor de diez minutos. Asímismo les explicamos la semana pasada lo que sería su tarea, consistente en llenar en un ambiente de oración el cuestionario — (muéstreles el cuestionario) — sobre las oraciones / trabajos / gozos y sufrimientos. Por favor tomen un momento para recordar qué fué lo que escribieron. Si ustedes no vinieron la semana pasada y no saben de lo que estamos hablando, no se preocupen; todo se irá explicando al desarrollarse la ceremonia de hoy. Durante la Misa el tiempo y el espacio son cambiados, el pan y el vino son también transformados, de igual manera nuestras vidas pueden ser cambiadas. Todos los siglos desde la Ultima Cena hasta el momento presente, todos los años desde la muerte de

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Jesús en la Cruz hasta el día de hoy, todas las horas desde este momento hasta el momento de la Resurrección de Jesús de entre los muertos, y todos los minutos desde este instante hasta el momento en que Jesús envió al Espíritu Santo, de hecho todo el tiempo, desaparece. Todas las millas entre este lugar y Jerusalén desaparecen y así nosotros estamos allí y Jerusalén está aquí. Y, por un momento, todo el tiempo entre el ahora y el momento de nuestra muerte, todo el tiempo entre hoy y cuando nosotros veamos a Jesús y a María y a todos los santos y a todos nuestros seres queridos que han muerto, todo el tiempo entre este momento y el momento en que nos sentemos junto con Jesús al banquete celestial — ese tiempo también desaparece. A este milagro — cuando el pasado y el futuro se transforman en presente, cuando el cielo se une con la tierra — lo llamamos la presencia real. Dios ha escogido hacerse presente a nosotros ahora y nosotros tenemos la opción de hacernos realmente presentes a Dios. Durante la Misa, cada una de las partes de nuestras vidas puede ser cambiada. Todo lo que nosotros hacemos, las cosas y las personas queridas, todo lo que nos alegra y también lo que nos hace sufrir — podemos ponerlo todo sobre el altar y ofrecerlo con nosotros mismos a Dios a través de Jesús y así recibir la luz y el consuelo y fortaleza del Espíritu Santo. Si nosotros estamos en pecado grave, recibimos entonces el llamado y la gracia para acercarnos al sacramento de la reconciliación; los demás pecados de omisión o de obra pueden ser perdonados durante el rito penitencial, escuchando atentamente la lectura del Evangelio, rezando el Padre Nuestro y al recibir la Sagrada Comunión. Para realizar este sorprendente milagro de presencia, de perdón y de promesa, Dios ha dado a la Iglesia la Santa Misa. Cada Misa consta de cuatro partes. Dos de estas partes pueden considerarse mayores y dos, menores. Las partes mayores son la Liturgia de la Palabra y la Liturgia de la Eucaristía. La puerta de entrada a la Santa Misa son los Ritos Iniciales y la puerta de salida son los Ritos Finales. Las bisagras o goznes de la celebración son las Intercesiones Generales u Oración de los Fieles. La cumbre de los Ritos Iniciales es la Oración Colecta; para los laicos la cumbre de la Liturgia de la Palabra son las Oraciones de los Fieles; y la parte culminante de la Liturgia de la Eucaristía es el acto de recibir la comunión, y la parte más importante de los Ritos de Despedida es el hecho de recibir nuestra despedida de parte del Sacerdote así como la Bendición para la semana que nos espera. En los Ritos Iniciales, que vamos a experimentar en unos momentos, las dos partes más importantes son el Canto de Entrada y la Oración Colecta. Los invito a estar presentes AQUI Y AHORA. Unidos a todos nuestros hermanos y hermanas católicos aquí presentes y los que se encuentran alrededor del mundo así como unidos también a los coros de los ángeles y santos; tomen su libro de cantos;

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levanten sus voces — (aunque su voz no sea tan entonada no importa, así quienes están alrededor de ustedes cantarán más fuerte). Elijan en este momento estar Presentes aquí en este lugar.

RITOS INICIALES CANTO DE ENTRADA VENERACION DEL ALTAR COMENTADOR: Nuestro sacerdote (y el diácono) se ha (han) purificado en este momento al besar el altar, el símbolo principal de Jesús en cualquier iglesia Católica. Ahora nuestro sacerdote se prepara para hacer la señal de la cruz sobre sí mismo. Nos invitará a santiguarnos de la misma manera, la cruz une el cielo y la tierra, el pasado y el futuro, el norte y el sur, el este y el oeste. El sacerdote nos saludará con la oración-diálogo en la que invocará la presencia del Espíritu Santo por primera vez — en total son 4 las veces que se invoca esta divina presencia durante la Misa. El sacerdote nos invita a volver a arder de nuevo con el don que Dios nos regaló en nuestro bautismo. Y al mismo tiempo nuestro celebrante recibe nuestra oración para que el Espíritu que se le dió en su ordenación lo haga capaz de dirigirnos durante esta celebración de la Santa Misa. SALUDO El Sacerdote dice: En el nombre del Padre, y del Hijo, +y del Espíritu Santo. El pueblo contesta: Amén. Luego el sacerdote, frente al pueblo, extiende sus manos y saluda a todos los presentes: El Señor esté con vosotros. El pueblo responde: Y con tu espíritu. RITO PENITENCIAL Después de los ritos iniciales, el sacerdote invita al pueblo a recordar sus pecados y arrepentirse de ellos en silencio. Sigue una pausa de reflexión silenciosa. Después del silencio, el sacerdote continúa con el rito penitencial tomando una de las varias formas del rito; enseguida dice la fórmula de absolución y así concluye esta parte de la Misa. El sacerdote dice: Dios todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna. El pueblo responde: Amén. GLORIA

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ORACION COLECTA Comentador: Hemos llegado a la cumbre de los ritos iniciales. El sacerdote se prepara para llevarnos al primero de los tres silencios en la Misa, el silencio durante el cual nosotros recordamos las razones por las cuales hemos venido a Misa. Dios está aquí, inclinándose para escuchar nuestras oraciones, especialmente las intenciones que nosotros escribimos la semana pasada en el papel en donde pusimos por escrito nuestras oraciones, trabajos, alegrías y sufrimientos. Estos papeles fueron distribuidos al final de la Misa el domingo pasado. Nuestro sacerdote no puede continuar sino hasta que nosotros hayamos orado en el silencio de nuestros corazones así como hasta que digamos nuestro consentimiento al expresar nuestro Amén. El sacerdote dice: Oremos. Ahora nos recogemos un momento en silencio y oramos. El sacerdote continúa con la oración colecta. El pueblo hace suya la oración que el sacerdote pronuncia y da su asentimiento al proclamar el Amén.

LITURGIA DE LA PALABRA Comentador: Hemos llegado a la primera de las partes mayores de la Misa, la Liturgia de la Palabra. Los humanos no vivimos solamente de pan sino de toda palabra que viene de la boca de Dios. Dios nos habla y nos dice de que modo El quiere hacerse presente ante nosotros así como la manera como quiere que nosotros nos hagamos presentes ante El y ante los demás. Dios nos revela el significado de su nombre Yahvéh, Yo estaré con vosotros, Yo estaré allí para vosotros, como El que es, así estaré presente. Dios renueva su promesa de estar presente. El es lo que su nombre significa. El tema de la Liturgia de la Palabra, el hilo dorado que ata las tres lecturas y les dá unidad lo podemos encontrar siempre en el salmo responsorial, especialmente en la antífona que nosotros ordinariamente pudieramos cantar. Noten que la lectura del evangelio es tan importante que se acompaña de una procesión con un libro especial, el diácono hace reverencia delante del sacerdote y éste lo bendice. Algunas veces se usa incienso. El ministro ordenado nos saluda por segunda vez, de las cuatro veces que lo hace durante la Misa con la invocación del Espíritu Santo y a su vez recibe nuestra oración pidiendo que el Espíritu que se le dió en su ordenación lo haga capaz de proclamar dignamente el evangelio. Al comenzar, el “levanta” todo el texto de la lectura del evangelio con su dedo pulgar y lo imprime en su cabeza, sobre sus labios, y en su

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corazón. Nosotros hacemos lo mismo. Al finalizar la lectura, el ministro besa el libro y dice una oración en silencio, “Que la proclamación del Santo Evangelio nos purifique de nuestros pecados.” Nuestra Iglesia anima a nuestros sacerdotes a que nos inviten a escuchar muy atentamente la Palabra de Dios y a pensar enseguida sobre lo que le queremos pedir a Dios en favor del mundo entero de tal manera que reciba las cosas buenas que se mencionaron en las lecturas. El Sacerdote puede hacer una introducción breve a cada lectura. LECTURAS BIBLICAS Y CANTOS ENTRE UNA LECTURA Y OTRA HOMILIA ORACION DE LOS FIELES Comentador: Ya hemos alcanzado la cumbre de la Liturgia de la Palabra y por lo tanto (el eje central) de la Misa, la Oración de los Fieles. En la oración colecta al principio de la Misa tuvimos la oportunidad de orar por nuestras intenciones personales. Ahora ensanchamos nuestras intenciones para incluir en ellas a todos nuestros hermanos y hermanas alrededor del mundo. En nuestro Bautismo se nos regaló el privilegio de orar por toda la humanidad. Nuestra Iglesia anima a nuestros sacerdotes a que nos inviten a elevar una oración al Señor con sus palabras de introducción y a unir nuestras peticiones en una oración común al final. Las intercesiones prosiguen como de ordinario.

LITURGIA DE LA EUCARISTIA PREPARACION DE LOS DONES Comentador: Ha llegado el momento de prepararnos para ofrecer nuestros trabajos, nuestros gozos y sufrimientos en esta Misa. Nuestro dinero es el símbolo de lo que hacemos para vivir. Damos nuestro dinero a Dios como un signo de nuestra gratitud por todo lo que El nos ha dado. Damos nuestro dinero a la Iglesia para que la obra de Dios en la tierra pueda continuar. Dios recibe nuestro diezmo y en cambio enriquece nuestro trabajo. Ofrecemos comida y bebida — humilde pan sin levadura, un signo de todos nuestros sufrimientos y también ofrecemos vino, un signo de todos nuestros gozos. Comida y bebida ordinarias las cuales sostienen nuestra vida terrenal. Nuestros cuerpos transforman los alimentos en la energía que necesitamos para vivir — pero la comida ordinaria no puede rescatarnos de envejecer, de la enfermedad o de la muerte.

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Pan y Vino son los dones que Jesús tomó en sus manos la noche anterior a su muerte. Cuando el Espíritu Santo los hace el Cuerpo y la Sangre de Cristo durante la oración eucarística, esta comida y bebida tiene la capacidad de transformarnos, y de tal manera que al otro lado de la muerte, nuestros cuerpos vivirán para siempre, sin envejecer, saludables y llenos de vida. Cuando el Espíritu Santo los hace el Cuerpo y la Sangre de Cristo durante la oración eucarística, esta comida y bebida tiene el poder de hacernos uno — uno con Dios y uno con nuestros hermanos y hermanas — la misma intención de la que Jesús habló en la Ultima Cena. El Pan y el Vino se convierten en elementos que abren nuestro apetito para participar en el Banquete Celestial, se transforman en las arras de la fiesta de bodas que comienza ya aquí y llega a su meta cuando al final de la historia humana, todos lleguemos a la mesa del banquete. Algunas veces ustedes verán como los dones sobre el altar y el altar mismo serán incensados. El ministro ordenado junto con todos los fieles también serán incensados y esto como un signo de que nuestra ofrenda y nuestra oración se elevan hasta llegar a Dios. En la cumbre de la preparación de los dones, escucharemos al sacerdote que nos dirige hacia el segundo de los tres silencios en la Misa, el silencio en que ofrecemos nuestros trabajos, alegrías y sufrimientos a Dios. ¡No dejen de ofrecer sus trabajos, gozos y sufrimientos al Señor! POR FAVOR DIGAN EN VOZ ALTA LA BENDICION SOBRE EL PAN Y EL VINO De pie al centro del altar, de cara al pueblo, el sacerdote extiende y luego junta sus manos, diciendo: Oren hermanos y hermanas para que este sacrificio, mío y vuestro sea agradable a Dios Padre Todopoderoso. El pueblo responde: Que el Señor reciba de tus manos este sacrificio, para alabanza y gloria de Su nombre, para nuestro bien y el de toda su santa Iglesia. ORACION SOBRE LAS OFRENDAS Con las manos extendidas, el sacerdote canta o dice la oración sobre las ofrendas, y al final de esta, el pueblo responde: Amén. ORACION EUCARISTICA Comentador: Enseguida el sacerdote nos saludará por tercera vez — recuerden que son cuatro los saludos durante la Misa — orará por la efusión del Espíritu Santo y a su vez recibirá nuestra oración pidiendo que el Espíritu que se le dió el día de su ordenación sacerdotal lo haga capaz de conducirnos durante la oración eucarística.

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Luego nos pedirá que levantemos nuestros corazones. La clave para sacar un mejor provecho de la Misa es continuar levantando nuestros corazones durante la oración eucarística. El significado de la oración eucarística es que todos escogemos unirnos a Cristo para reconocer las maravillas que Dios ha hecho y para ofrecer el sacrificio. Durante esta oración, el tiempo y la distancia desaparecen: el cenáculo, la cruz y la tumba vacía están aquí. Es mucho lo que sucede durante la oración eucarística, tanto, que es difícil señalar una sola palabra o acción como lo más importante. De cualquier manera, una de las cosas más importantes que el sacerdote hace es pedirle al Padre dos veces que envíe su Espíritu Santo, una vez para hacer algo fácil (transformar el pan y el vino en el Cuerpo y la Sangre de Cristo) y la segunda vez para hacer algo más difícil (convertirnos en un solo cuerpo y un solo espíritu en Cristo . Fíjense como el sacerdote junta sus manos y después las sostiene extendidas sobre las ofrendas y dice: “Por eso te pedimos que santifiques estos dones con la efusión de tu Espíritu de manera que sean para nosotros Cuerpo + y Sangre de Jesucristo Nuestro Señor. Más tarde dirá, extendiendo sus manos: “Te pedimos humildemente que el Espíritu Santo congregue en la unidad a cuantos participamos del Cuerpo y Sangre de Cristo.” Cuando el sacerdote dice o canta: “Por Cristo, con El y en El, a Ti Dios Padre omnipotente en la unidad del Espíritu Santo, todo honor y toda gloria, por los siglos de los siglos.”, ya estamos en el cielo y podemos por lo tanto cantar o decir : “Amén” con los coros de los Angeles y Santos, y también estamos preparados para repetir las palabras que Jesús mismo nos enseñó. El Sacerdote comienza la Oración Eucarística El Señor esté con vosotros. El Pueblo responde: Y con tu Espíritu. POR FAVOR USE LA ORACION EUCARISTICA II CON SU PREFACIO PROPIO

RITO DE COMUNION PADRE NUESTRO Y DOXOLOGIA SIGNO DE PAZ FRACCION DEL PAN Comentador: En el tiempo de los apóstoles, la fracción del pan — una acción de Cristo en la Ultima Cena — dió a toda la celebración eucarística su nombre. El rito es un signo de que al compartir un solo pan de vida que es Cristo, nosotros que somos muchos, somos hechos un solo cuerpo. Usando las palabras de San Juan Bautista, nosotros llamamos al Cordero de Dios para que libre al mundo del pecado. Durante la oración que el sacerdote hace en silencio, nos preparamos para la comunión al pedir que

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nosotros podamos recibir el cuerpo y la sangre de Cristo de manera que nos sean provechosos. COMUNION Comentador: El sacerdote nos presenta ahora el pan eucarístico y el vino consagrado y nosotros recitamos juntos la oración de humildad con las palabras del soldado romano que encontramos en los Evangelios de San Mateo y San Lucas. El sacerdote hace genuflexión. Tomando la hostia, la eleva un poco sobre la patena y, de cara al pueblo dice en voz alta: Este es el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo. Dichosos los invitados a la cena del Señor. Y el sacerdote dice una sola vez junto con el pueblo: Señor yo no soy digno de que entres en mi casa, pero una palabra tuya, bastará para sanarme. Comentador: El magisterio oficial de la Iglesia dice que el propósito del canto de comunión es “Expresar exteriormente [nuestra] unión en el espíritu por medio de la unidad de [nuestras] voces, para hacer evidente nuestro gozo del corazón y así hacer nuestra procesión a recibir el Cuerpo de Cristo más plenamente como un acto de la comunidad.” En la Liturgia de la Palabra, Dios nos prometió estar presente entre nosotros. En la comunión Dios cumple su promesa y nos prepara para llevar su presencia a los demás. Por favor tomemos nuestros libros de cantos y expresemos nuestra alegría por la presencia del Señor. La comunión y el canto siguen como de ordinario. MOMENTO DE SILENCIO O CANTO DE ALABANZA Comentador: En este momento de oración silenciosa el sacerdote nos conduce al tercer silencio, último de los tres silencios de la Misa, el silencio que nos permite estar en comunión con Jesús y con todas las personas con quienes El nos pida estar en comunión. Jesús está en este momento sentado a un lado de ustedes. ¿Qué te está diciendo Jesús? Y tú ¿Qué tienes que decirle? ¿Te está llamando Jesús a servirle de una manera especial invitándote a servir a alguien o a un grupo concreto de personas a través de una entrega de caridad puesta en acción? ¿Te está invitando a gozarte en la vocación a la que ya te ha llamado — como esposo, como esposa, como padre o madre, como hijo o hija como vecino o compañero de trabajo? ¿Te está llamando a la vida matrimonial, a ser padre o madre, o quizá sacerdote, diácono, religioso o religiosa? ¿Te está pidiendo que vayas a ver a alguien a quien has lastimado o que te ha lastimado a tí? En este momento estás mas cerca de los santos y de tus seres queridos que ya han partido a la casa del Padre; háblales de tu amor y deja que ellos te hablen del suyo. Escucha a Jesús decirte palabras de consuelo en tus sufrimientos. Déjalo revelársete como la razón más profunda de tu gozo. Escúchalo decirte palabras de fortaleza para llevar adelante tu trabajo. Escúchalo responder a tus oraciones. En la oración después de la comunión, el sacerdote suplica al Señor que nos entregue los frutos del misterio que acabamos de celebrar y nosotros hacemos nuestra su oración por medio de la aclamación del Amén.

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El sacerdote dice: Oremos. El sacerdote y el pueblo oran en silencio por unos momentos, a menos que el momento de silencio se haya tenido con anterioridad. Después el sacerdote extiende sus manos y canta o dice la oración después de la comunión y al finalizar el pueblo de Dios responde: Amén.

RITO FINAL Comentador: Hemos llegado al Rito final, es el momento en que Dios, la Santísima Trinidad nos da órdenes para ejecutarlas durante la semana próxima y nos envía con su bendición. Si hay algunos avisos por hacer, éste es el momento apropiado. La Iglesia le pide al sacerdote que nos envíe a realizar buenas obras, alabando y bendiciendo al Señor. Al prepararnos para la salida, el sacerdote [y el diácono] besa [n] a Jesús con el beso de despedida y nosotros también hacemos una reverencia al Señor. Ahora por cuarta y última vez, el sacerdote nos dice el saludo del Espíritu Santo y al mismo tiempo recibe nuestra oración pidiéndole al Espíritu Santo que lo unja para que él pueda bendecirnos. Al recibir la bendición, imaginémonos que Jesús está imponiendo sus manos sobre cada uno de nosotros y con su soplo nos entrega al Espíritu Santo para que nos fortalezca durante la semana que comienza. Si lo consideramos apropiado, pudiéramos en este momento poner nuestra mano en el hombro o nuestro brazo alrededor de nuestra esposa, de nuestros hijos o de nuestros amigos. Y aún cuando no hubiera nadie cerca de nosotros, todos los ángeles y todas las generaciones de los santos están junto a nosotros; nuestros amados difuntos están a nuestro lado. Reciban su bendición y la bendición que Dios nos está dando en este momento. SALUDO De cara al pueblo, el sacerdote extiende sus manos y canta o dice: El Señor esté con vosotros (ustedes). El pueblo responde: Y con tu espíritu. BENDICIÓN El sacerdote bendice al pueblo con las siguientes palabras: La bendición de Dios Todopoderoso Padre, Hijo + y Espíritu Santo descienda sobre vosotros (ustedes) y permanezca siempre. El Pueblo de Dios responde: Amén. DESPEDIDA

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El diácono (o el sacerdote), con sus manos juntas, canta o dice: “Nuestra celebración ha terminado, vayamos en paz.” El Pueblo de Dios responde: “Demos gracias a Dios”

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