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“Celos en la pareja”.

¿Demostración de amor o una emoción destructiva?

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“Celos en la pareja”. ¿DEMOSTRACIÓN DE AMOR O UNA EMOCIÓN DESTRUCTIVA? Los celos son una emoción negativa que aparece cuando se produce, o creemos que se produce, una amenaza hacia nuestra relación de pareja. Aunque en ocasiones pueden ser de utilidad para el cuidado y mantenimiento de la relación, a veces pueden generar mucho dolor en quien los experimenta, así como un gran sufrimiento en su pareja. El miedo, la inseguridad, la duda y el control son elementos propios de los celos con los que tendremos que aprender a lidiar para manejarlos y no dejar que nos impidan disfrutar de un área tan importante como es nuestra relación de pareja. Aunque los celos no sólo pueden darse en la pareja, éste área vital es una de las más proclives para ello. La inmensa mayoría de nosotros queremos ser “lo más importante”, para nuestra pareja y eso hace que sea más fácil que aparezcan amenazas a esta exclusividad. Estas amenazas pueden tener que ver con terceras personas, pero también pueden tener relación con otras áreas de la vida particular de cada uno que compitan con la de la pareja. En muchas ocasiones, estos celos no sólo son algo normal, sino también positivo. Cuando sentimos celos, pueden ser un toque de atención que nos haga cuidar del otro y de la relación haciendo más probable que ésta se mantenga. Cuando es nuestra pareja la que siente celos, éstos son percibidos como una muestra del interés, la importancia y el valor que el otro nos da, y eso, por supuesto, resulta muy atractivo.

“No debemos avergonzarnos por sentir celos. Los celos no sólo son una emoción normal, sino que pueden resultar positivos en una relación siempre y cuando no generen un malestar excesivo”.

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Por tanto, no debemos avergonzarnos por sentir celos. El problema no es que aparezcan, sino el grado en el que aparecen y, sobre todo, el nivel de interferencia que provocan. El límite entre los celos normales y los celos patológicos depende del: Grado en el que la amenaza percibida se sustenta en hechos objetivos. Así, por ejemplo, si nuestra pareja nos ha dicho que no tiene claro si nos quiere, la aparición de los celos es mucho más razonable que si se dan cada vez que vemos a nuestra pareja hablar con otra persona para pedirle la hora. En el extremo más radical se situarían los celos delirantes en los que la persona está absolutamente convencida de la infidelidad de su pareja a pesar de las pruebas existentes en contra. Estos casos están muy vinculados a cuadros clínicos graves por lo que será importante que se traten adecuadamente. Grado de sufrimiento que provoca. El miedo, la angustia, el dolor que los celos pueden llegar a provocar en la persona que los padece puede ser muy elevado. Cuánto más sufrimiento nos causen, más problemáticos serán y mayor la conveniencia de pedir ayuda para vivir nuestra relación de pareja de un modo más saludable. Grado en el que interfiere en la vida de la persona celosa. En ocasiones, el miedo a perder a nuestra pareja es tan grande que se convierte en una obsesión que nos acompaña casi de forma constante. Si los celos nos están impidiendo llevar nuestra vida con normalidad, es hora de plantearnos que tenemos que empezar a hacer cosas para cambiar esta situación y el manejo de la misma. Grado en el que interfiere en la vida de la persona objeto de los celos. A menudo la pareja de la persona celosa se siente controlada y cohibida en sus actuaciones. Teme hacer cosas que le provoquen sufrimiento a su pareja y/o que puedan desencadenar una discusión con ella. Cuando quiere darse cuenta, ha dejado de hacer tantas cosas que se siente coartada en su libertad, esclava de su relación de pareja y eso le provoca un gran sentimiento de infelicidad y deseos de huir de la situación. El extremo, sin duda, se da en aquellas relaciones en la que los celos se vinculan a la violencia en la pareja.

“ La baja autoestima y la inseguridad personal a menudo facilitan que los celos aparezcan ”.

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¿POR QUÉ SURGEN Y SE MANTIENEN LOS CELOS? La psicóloga Ángeles Sanz señala en su libro La vida en pareja algunas situaciones que pueden dar lugar a la aparición de celos problemáticos en la pareja: • Cuando uno de los dos siente que su pareja se está distanciando. • Cuando uno de los dos se encuentra mucho más comprometido con la relación. • Cuando ha habido una infidelidad. • Cuando uno de los dos está convencido de que el otro mantiene una relación amorosa con una tercera persona. • Cuando la persona tiene baja su autoestima de tal forma que, en la comparación con la gente de su entorno, se siente inferior y cualquiera le parece mejor que él/ella como compañero sentimental. Además, estas personas tienden a sentirse tranquilas sólo si sus parejas les demuestran de forma constante sus sentimientos y su aprobación, de modo que, ante la menor señal de falta de atención o desaprobación, sienten peligrar enormemente su relación. También pueden influir en la aparición de celos otros elementos como la historia de infidelidades cercanas o sufridas en relaciones pasadas; la idea de la pareja como algo que se posee; ideas irracionales sobre la naturaleza infiel de las personas; la vergüenza social atribuida a las infidelidades; el peso excesivo que algunas personas dan a sus relaciones de pareja; la creencia errónea de que dos personas del sexo opuesto no pueden ser simplemente amigos; el extendido “piensa mal y acertarás”; o la tendencia de la persona a intentar mitigar sus miedos e inseguridades mediante el control y la comprobación. Sea como fuere, los celos se mantienen por un mecanismo psicológico en el que: 1. Se produce algún hecho que es interpretado por la persona celosa como posible indicador de infidelidad y/o amenaza para la relación sentimental. Por ejemplo, “mi pareja no está en casa porque ha ido a trabajar pero, ¿y si en realidad esto es mentira y ha ido a encontrarse con su amante?”. 2. Esta interpretación genera un malestar intenso. 3. La persona trata de paliar su malestar realizando conductas comprobadoras que, la mayoría de las veces, le tranquilizan. En el ejemplo señalado, la persona celosa podría llamar con cualquier excusa a su pareja a la oficina para asegurarse de que realmente se encuentra en el trabajo. El alivio inmediato experimentado tras la comprobación hace que este comportamiento controlador se repita con

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mayor probabilidad. Sin embargo, esta sensación de tranquilidad cada vez va a ser menos efectiva y la persona cada vez necesitará más comprobaciones y más control para alcanzar la misma sensación. Por otra parte, en esta dinámica controladora la persona no aprende a restar importancia a las interpretaciones negativas, al contrario, las tiene tan en cuenta que cada vez ganan más fuerza y están más presentes en su vida hasta convertirse en un pensamiento obsesivo. Por último, esta frecuente búsqueda de pruebas de la fidelidad del otro nos lleva a encontrar a veces señales confusas que acrecientan aún más nuestro miedo involucrándonos en una mecánica de comprobación sin fin.

“Las revisiones, comprobaciones y controles celosos nos pueden tranquilizar a corto plazo pero pronto necesitaremos más y más comportamientos de este tipo para reducir nuestro malestar”.

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Más allá de esto, nuestra pareja a veces puede hacer cosas para aumentar esta emoción. Olga Córdoba e Iñaki Vázquez hablan en su obra Y sin embargo te quiero del juego de los celos o, lo que es lo mismo, de ciertas conductas que a veces se utilizan para dar celos por diversos motivos: • Porque nos gusta sentir que gustamos a los demás. Hay personas que tienen como forma de relacionarse un estilo muy seductor. Si una de esas personas es nuestra pareja, tendremos que aceptar cómo es y no tomar esta conducta coqueta como algo contra nosotros o contra la relación. Eso sí, si hay cosas concretas que nos molestan, podemos pedir que las cambie igual que le pedimos que deje de hacer otras cosas que no nos gustan. • Porque algunos creen, erróneamente, que si su pareja no está celosa, es que no les quiere realmente así que utilizan los celos como prueba de amor. En estos casos sería importante que la persona que intenta provocar los celos aprenda a manejar sus temores e inseguridades y a pedir la atención y el cariño que demanda de un modo más adecuado. • Porque a veces los celos se conciben como arma arrojadiza para herir al otro cuando estamos enfadados. En estos casos se hace necesario que la persona que intenta dar celos aprenda a expresar de un modo más adecuado su malestar y que se trabaje en la pareja las habilidades para resolver conflictos. CONSECUENCIAS DE LA CONDUCTA CELOSA. Los celos, cuando cruzan la difusa barrera de los celos normales, pueden generar importantes consecuencias negativas. En el caso de la persona que los experimenta podemos señalar algunas: • Miedo, angustia, inseguridad e incertidumbre. • Incapacidad para pensar prácticamente en nada que no sea la posibilidad del engaño o la pérdida. • Limitaciones en las actividades cotidianas. • Sentimiento de enfado. Algunas personas pueden incluso, por despecho, llegar a cometer una infidelidad como “venganza” hacia sus parejas. • Sensación de humillación ante la creencia de estar siendo engañada. • Distanciamiento de la pareja.

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• A menudo la persona celosa ve con desesperación cómo sus miedos se convierten en realidad perdiendo a su pareja a causa de sus celos. Para la persona que tiene una pareja celosa el panorama no es mucho más alentador, a menudo experimenta: • Una gran preocupación por ver sufrir tanto a su pareja. • Tristeza y resentimiento hacia el otro. • Una importante sensación de impotencia al darse cuenta de que, haga lo que haga, la desconfianza perdura. • Sensación de ahogo y falta de libertad que puede llevar a decidir romper o plantearse iniciar una relación con otra persona.

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¿CÓMO LIBERARNOS DE LA ESCLAVITUD DE LOS CELOS? La persona que es víctima de los celos excesivos de su pareja debe de tener claro que no tiene por qué tolerar esa situación, ni es sano para ella ni para su pareja. Algunas recomendaciones útiles para estos casos son: • Decirle con mucho cariño pero también firmeza a nuestra pareja que no vamos a entrar en la dinámica esclavizadora de los celos. • No intentar tranquilizar al otro con nuestra conducta ni dejar de hacer cosas por sus celos, especialmente si son importantes para nosotros. • Valorar a nuestra pareja, decirle a menudo todo lo que nos gusta de ella. • No utilizar los celos para dañar al otro o sentirnos queridos. • En el caso de que la conducta del otro sea realmente perturbadora, plantearse la posibilidad de pedir ayuda, de romper la relación o incluso de denunciar la situación en caso de amenazas, acoso o agresiones.

“Las relaciones afectivas serán más sanas y saludables en la medida en que sigan potenciando las relaciones de amistad, de compañerismo, de inquietudes intelectuales…”. Mª Jesús Álava, fragmento del libro Amar sin sufrir.

Cuando se trata de la persona celosa, Echeburúa y Fernández-Montalvo, en su obra Celos en la pareja, señalan tres áreas de intervención: (1) cambio de las conductas controladoras y comprobadoras, (2) modificación de los pensamientos inadecuados, y (3) intervención en otros aspectos relacionados como aprender a relajarse, aumentar la autoestima, o mejorar la relación de pareja. En esta línea, resulta recomendable: • Enfrentarnos a las situaciones temidas y generadoras de malestar sin llevar a cabo las conductas celosas, evitando así la tranquilización inmediata.

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• Utilizar estrategias de control del malestar: técnicas de respiración, relajación, distracción, etc. • Entender lo irracional y desproporcionado de los pensamientos celosos y tratar de contarnos las situaciones de malestar de otro modo. • Aceptar un modelo de relación en el que tenga cabida el desarrollo de las distintas áreas personales de cada miembro de la pareja así como el contacto con otras personas. • Aceptar que lo que realmente evita que una persona sea infiel es que no quiera serlo, y eso ocurrirá con mayor probabilidad si se encuentra tan a gusto en su relación de pareja que no le interese arriesgarla por nada. • Confiar en el otro, al menos mientras no se demuestre lo contrario, en lugar de quedarnos en el “piensa mal y acertarás”. • Crear una buena relación potenciando nuestras habilidades de comunicación y de resolución de conflictos. • Potenciar nuestra autoestima y la seguridad en nosotros mismos. Dejemos de compararnos, prestemos atención a la cantidad de cosas positivas que tenemos, tratémonos con respeto y cariño perdonando y aceptando nuestros errores, y potenciemos las habilidades que nos ayudarán a conseguir nuestros objetivos. Pero, si finalmente no somos capaces de controlar nuestros celos, no dudemos en buscar ayuda. La vida en pareja es una maravillosa aventura que merece la pena vivir plenamente. No permitamos que el miedo a perderla nos ahogue y arrastre consigo a la persona que queremos.

©© Montserrat Montaño Fidalgo Psicóloga del Centro de Psicología Álava Reyes www.alavareyes.com

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PARA SABER MÁS:

LIBROS: • Álava, M. J., Amar sin sufrir. Ni los hombres son imposibles, ni las mujeres incomprensibles. La Esfera de los Libros. Madrid, 2006. • Córdoba, O. y Vázquez, I., Y sin embargo te quiero. Claves para una buena vida en pareja. Javelcom Gráfica. Madrid, 2012. • Echeburúa, E. y Fernández-Montalvo, J., Celos en la pareja. Una emoción destructiva. Editorial Planeta. Barcelona, 2010. • Sanz, A., La vida en pareja. Cómo resolver las dificultades de la convivencia. Ediciones Temas de Hoy. Madrid, 2000.

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© de las ilustraciones iStokphoto y sus autores © JdeJ Editores, 2013.

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