CIENCIAS DE LA CONDUCTA. Revista de la Universidad Carlos Albizu UNIVERSIDAD CARLOS ALBIZU

CIENCIAS DE LA CONDUCTA Revista de la Universidad Carlos Albizu Vol. 17 Num. 1 UNIVERSIDAD CARLOS ALBIZU Apartado 9023711, Old Station San Juan, Pue...
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CIENCIAS DE LA

CONDUCTA Revista de la Universidad Carlos Albizu Vol. 17 Num. 1

UNIVERSIDAD CARLOS ALBIZU Apartado 9023711, Old Station San Juan, Puerto Rico 00902-3711

2002

CIENCIAS DE LA

CONDUCTA Revista de la Universidad Carlos Albizu Vol. 17

Num. 1 2002

Tabla de Contenido Mensaje del Presidente

Salvador Santiago Negrón

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Memorias de experiencias traumaticas en una muestra de mujeres puertorriquefias abusadas sexualmente

Tanya M. Ochoa Gonzalez, Alfonso MartinezTaboas & Orlando Pedrosa

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Herramientas culturales y transformaciones mentales: De los jeroglificos a la internet

Wanda C. Rodriguez Arocho

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Validez de constructo del Inventario de Conductas de Apoyo Social

Maria C. Vélez Pastrana, José R. Rodriguez Górnez & Miguel Martinez Lugo 41 Consumo de alcohol y drogas en estudiantes puertorriquefios atletas y no-atletas de escuela superior

Sean K. Sayers-Montalvo, Daniel Martinez & José R. Rodriguez

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Suplemento de Arte y Cultura Brilla por ti mismo

Maria L. Valcourt

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De homo sapiens a primate

Lourdes Moreno

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La ley del nepotismo

Lcdo. Pedro Arévalo Martinez

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Mensaje del Presidente La diversidad de temas tratados en este nOmero refleja la creciente riqueza de la Psicologia puertorriqueria. La creación de capital intelectual es fundamental para el desarrollo de las sociedades modernas. La creación de nuevos saberes son herramientas fundamentales para enfrentarnos a los nuevos retos que el futuro nos depara. La ciencia como instrumento para la creaci6n de nuevos saberes siempre ha sido parang6n de la Psicologia. El postulado de que es la ciencia la que sirve de parametro para descartar o aceptar conocimientos o saberes, se hace cada dia más patente. La Universidad Carlos Albizu y su facultad desean estar al frente de esa gran comparsa humana que camina inexorablemente por los caminos de formación de capital intelectual, para el bien comün. Las naciones que prevalezcan en el siglo XXI, seran aquellas que yen los saberes como haberes y que utilizan la formaciOn de capital intelectual para lo que Benito Juarez muy elocuentemente llam6 la "felicidad social". Esta felicidad social tiene que necesariamente darse dentro de una cultura que fomente la paz, y los ambientes democráticos, en contraposición a la cultura de muerte e intolerancia que heredamos del siglo XX. Esperamos que los articulos que presentan estos intelectuales Puertorriquerios puedan servir de chispa para prender la imaginación de nuestros lectores creando nuevos niveles sinergéticos de sabiduria humana dentro de una nueva cultura de paz. Este nUmero deseamos dedicarselo a V

aquello hombres y mujeres que cumplen y han cumplido carcel por luchar por los derechos humanos, los derechos a la salud, a un ambiente libre de t6xicos y una cultura de paz y democracia para los hermanos Viequenses. Salvador Santiago-Negron Ph.D; MPH;ABAP 2 de mayo de 2002 Presidente Universidad Carlos Albizu

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2002 Universidad Carlos Albizu San Juan, Puerto Rico

Ciencias de la Conducta

2002, Vol.17, 1-23

Memorias de Experiencias Traumaticas en una Muestra de Mujeres Puertorriquefias Abusadas Sexualmente Tanya M. Ochoa Gonzalez, Ph.D.* Alfonso Martinez-Taboas, Ph.D. Orlando Pedrosa, Ph.D. Universidad Carlos Albizu Resumen En este estudio se examin6 la fenomenologia de las memorias de experiencias de abuso en 35 mujeres abusadas sexualmente. Casi la mitad (45.7%) de las participantes inform6 algfin tipo de represi6n de memorias de la experiencia abusiva, y la mayoria de dichas memorias estuvieron asociadas con episodios multiples de abuso, con abuso sexual en la nifiez y con familiares cercanos como perpetradores. Sin embargo, el grupo de mujeres que no inform6 problemas en la recuperación de memorias abusivas, también present6 un perfil y patr6n similar. Las participantes con memorias reprimidas indicaron que 6stas usualmente fueron recobradas luego de haber pasado por otro evento traumafico y las mismas estuvieron acompafiadas de sintomas somaticos y emotivos. Asimismo, la realidad del abuso fue * Para comunicarse con los autores, favor de escribir a la Universidad Carlos Albizu, P.O. Box 9023711, San Juan, Puerto Rico 00902-3711.

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Memorias Traumaticas en Puertorriqueilas Abusadas

corroborada en el 38% de los casos de memorias reprimidas. Se argumenta que el fenómeno clinico de las memorias reprimidas es uno frecuente entre pacientes abusadas sexualmente. Abstract This study examined the phenomenology of the memory of sexual abusive experiences in 35 sexually abused women who at the time of the investigation were in psychotherapy. Nearly half (45.7%) of the participants reported some type of repressed memories of the abuse, and most of these repressed memories were associated with multiple episodes of abuse, with childhood sexual abuse and with a family member being the perpetrator. However, the group of women who held constant memories also reported a similar pattern. The participants with repressed memories indicated that those memories usually were recovered after another traumatic or stressful event, were accompanied with somatic or emotional symptoms and were corroborated in 38% of the cases. It is argued that the clinical phenomenon of repressed or dissociated memories is a frequent occurrence among sexually abused patients.

Durante la década de los 1980s y prosiguiendo hasta comienzos del siglo XXI, se ha generado una controversia casi sin paralelos en la historia de la psicoterapia. Nos referimos al tema de las memorias reprimidas de abuso sexual. La controversia no solo ha abarcado el ámbito especializado de las revistas y libros profesionales, sino que

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Ochoa, Martinez-Taboas & Orlando Pedrosa

ha repercutido en el plano legal y hasta se ha debatido intensamente en la palestra pfiblica. No son pocos los autores que han sefialado que nunca antes una controversia habia dividido de forma tan virulenta la opinion de diversos profesionales de la salud mental (Courtois, 1999; Fox, 1995). Básicamente, la controversia y el debate gira sobre la posibilidad de que algunas personas que experimentan eventos traumáticos puedan reprimir o disociar toda o parte de la información traumatica, al punto en que luego no recuerden lo sucedido. En la literatura profesional y popular, el énfasis ha estado contenido muy especialmente a la disociación de abusos de tipo sexual durante la nifiez. El caso tipico y que tanta controversia ha generado es el de una mujer adulta que va a terapia por sintomas psicopatológicos y en el transcurso de las terapias comienza a recordar que alglin familiar la abusó sexualmente cuando nifia. Al recobrar esas memorias, la paciente y su terapeuta muchas veces aiman esfuerzos para demandar por la via legal a los ostensibles culpables de las alegadas violaciones y abusos sexuales. De esta manera, comenzó a darse el fen6meno de que estas pacientes trataran de enjuiciar a los responsables de estos abusos 10 o hasta 20 afios luego de suceder los mismos. El resultado fue impactante e inmediato: docenas de padres, madres, padrastros u otros familiares fueron arrestados, enjuiciados a base del contenido de dichasmemorias y metidos en la camel (Johnston, 1997; Yapko, 1994).

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Memorias Traumaticas en Puertorriquefias Abusadas

Sin embargo, ya a principios de los 1990s un nutrido nümero de psicólogos, psiquiatras y expertos en memoria, lanzan un reto epistémico y clinico a la postura de las memorias reprimidas. Segim éstos, no es posible que la memoria funcione reprimiendo o disociando memorias de abuso. Al contrario, cuando algo traumatico le sucede a una persona, dicho evento sera recordado y recobrado con más facilidad, con el efecto de provocar escenas repetidas del evento traumatico. Esta postura la encontramos en autores tales como Loftus (1994), Ofshe y Watters (1994) y Yapko (1994). Esta posición muchas veces implica, de manera implicita o explicita, que la persona que reproduce dichas pseudo-memorias lo hace ante un profesional (psicólogo o psiquiatra) que usa la sugestión y la coercion con la intenci6n de que el cliente "recuerde" eventos alegadamente reprimidos o disociados. Segiin esta perspectiva, dichas imagenes o cognisciones no son memorias de eventos veridicos, sino procesos cognitivos iatrogénicamente c reados y mantenidos por un profesional incompetente. El uso de ejercicios catarticos, imaginerias guiadas, la hipnosis y técnicas como el uso del sodio amytal, podrian ser fuentes potenciales de crear pseudo-memorias de abuso en la nifiez (Acocella, 1999). Esta controversia al menos ha generado un aspecto positivo: ha instigado que muchos expertos se interesen en el asunto y que se realice bastante investigación sobre el tema. De esta investigación hay unos datos, argumentos o consensos que parecen sólidos y poco controvertibles. Estos son:

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(1) Brown, Scheflin y Whitfield (1999) han tabulado la existencia de 68 estudios en donde se ha documentado que hay personas con trauma que alegan haber sufrido de un proceso de amnesia luego de un evento traumatico. Estos 68 estudios se replican en investigaciones de tipo clinico, en poblaciones forences, en poblaciones no-clinicas de comunidad, en estudios epidemiológicos con muestras aleatorias y en estudios prospectivos. Segim lo exponen Brown, Scheflin y Hammond (1998), la evidencia es consistente en corroborar que un porciento significativo de personas informan este tipo de fenómeno clinico. (2) Más de 15 asociaciones profesionales convocaron en los 1990s un grupo de trabajo de expertos (task force) para que rindieran informes precisos sobre el estado de la controversia y guias clinicas. Entre estas organizaciones están: American Psychiatric Association, American Psychological Association, American Medical Association, American Society of Clinical Hypnosis, British Psychological Society, Canadian Psychiatric Association, International Society for Traumatic Stress Studies, entre otras. Interesantemente, todas las guias clinicas publicadas revelan un consenso entre los expertos: hay evidencia de que pueden darse memorias falsas de abuso, como también puede darse el caso de personas que han disociado por ems experiencias traumaticas de abuso y luego las recuerdan. Tal y como lo resumen Pezdek y Banks (1996): Ya no resulta productivo estar debatiendo si las memorias recobradas de la nifiez son ciertas o falsas. Ya aparenta estar claro que algunas memorias recobradas de abuso en la

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Memorias Traumáticas en Puertorriquefias Abusadas

nifiez son ciertas y de que algunas han sido implantadas por sugesti6n. Creemos que el curso más sensato a seguir en futuras investigaciones sobre el debate de las memorias recobradas/memorias falsas es ir en busqueda de investigar las condiciones bajo las cuales los eventos traumáticos podrian o no podrian reprimirse y las condiciones bajo las cuales las memorias traumáticas recobradas podrian ser o no ciertas...(p.1). Para que el lector pueda familiarizarse mejor con esta literatura, vamos a presentar un resumen del estudio de Herman y Schatzow (1987), el cual fue uno de los primeros estudios retrospectivos en revelar que un porciento alto de personas alegan e informan el fenómeno de las memorias reprimidas o disociadas de abuso. En este estudio se entrevistaron a 53 mujeres que recibian psicoterapia en una clinica de sobrevivientes de incesto. Todas las mujeres presentaban un diagnóstico clinico que podria incluir depresión, ansiedad, dependencia quimica, trastornos de personalidad o comorbilidad entre estas condiciones. Un 75% de las victimas identificaron a sus padres o padrastros como el ofensor. A cada paciente se le pregunt6 si siempre habia recordado la experiencia de abuso sexual. Un total de 36% de la muestra seleccionada siempre record6 el abuso en detalle. El otro 64% inform6 al menos un pequefio grado de amnesia durante algfin periodo de sus vidas. De este 64%, el 36% inform6 un grado de amnesia que giraba desde leve a moderada. El otro 28% mostr6 problemas de memorias

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Ochoa, Martinez-Taboas & Orlando Pedrosa

severos, reportando periodos de tiempo en donde no recordaron o no tenian memoria del abuso sexual. Algunas de estas mujeres sufrian de amnesia relacionada a la experiencia traumática pero otras sufrian de amnesia retrógrada dirigida a periodos significativos de su nifiez. Otro dato importante de este estudio es que la mayoria (74%) de las mujeres entrevistadas corroboraron sus historias de incesto a través de familiares, amigos o por la propia confesi6n del perpetrador. En su estudio, las autoras concluyeron que las memorias recobradas de abuso sexual no pueden ser atribuidas exclusivamente a la fantasia y ademds que un nlimero significativo de adultos sobrevivientes de incesto desarrollan amnesia total o parcial debido mayormente al uso de procesos disociativos que se utilizan como mecanismo de defensa. Otras areas de controversia y en las cuales se necesita un ciimulo mayor de evidencia para lograr una contestación más definitiva, se relaciona con los siguientes aspectos: (1) Siguiendo la linea del traumatólogo van der Kolk (1996) y de Nijenhuis (1999), las experiencias de trauma severo suelen procesarse no tanto a través de una memoria narrativa-verbal, sino a través de un sistema más primitivo llamado memoria somatosensoria. Los datos de van der Kolk (1996) y de muchos otros clinicos e investigadores (Krystal, Bremner, Southwick & Charney, 1998; Yehuda & Harvey, 1997) revelan que la mayoria de los pacientes con trauma severo procesan y recuperan de manera inicial el trauma con sintomas somatosensorios, tales como memorias emotivas fragmentadas, dolores corporales, nduseas, convulsiones, desmayos o un terror dificil de poder describir a nivel narrativo. Un area que necesita más

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Memorias Traumaticas en Puertorriquefias Abusadas

investigación es si las personas que recobran memorias de abuso o trauma también recobran las mismas con un perfil de memoria somatosensoria. Cameron (2000), en un estudio longitudinal con 51 mujeres victimas de incesto en la nifiez, encontr6 que la gran mayoria (72%) de las mujeres que recobraron sus memorias disociadas de abuso describieron las mismas con más sintomas somatosensorios y más memorias fragmentadas que aquellas mujeres con memoria intacta (45%). (2) Otra area digna de continuarse indagando consiste en la creación más especifica de qué factores ponen en un riesgo mayor a esas personas que informan la represiem o disociaci6n de memorias de abuso. Tres variables parecen importantes: a) La identidad del abusador: las investigaciones de Freyd (1996) apuntan al hecho de que las personas que reprimen o disocian memorias de abuso tienden a informar que el perpetrador es el padre o madre biológico/a, o alguien que continuamente cuida del niiio (ej. abuelo). Las personas que fueron abusadas por gente que no eran familia o que no tenian a su cargo al menor, no suelen informar tanto este fenómeno. Segan Freyd (1996) esto se debe a que cuando un menor es abusado sexualmente por su padre o cuidador principal, tiene que lidiar con un conflicto doloroso. Freyd expresa el mismo diciendo que el menor no solo sufre del dolor del incesto, sino de que si delata y desenmascara al abusador podria poner en riesgo su seguridad y la de su familia ya que el menor acepta que su padre es una figura medular en el seno de su familia. Esta contradicci6n va haciendo que el menor busque mecanismos cognitivos internos para lidiar con esto. Asi,

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pues, si el menor recurre a tratar de olvidar y de eventualmente disociar el abuso, podria lidiar mejor con los miembros de su familia. b) Utilización de capacidades disociativas: cuando una persona pasa por experiencias traumáticas, es natural que busque maneras psicológicas de lidiar con el dolor, la verguenza, y el coraje. La disociaci6n, como mecanismo defensivo, en teoria podria ser muy eficaz para aliviar ese dolor. En primer lugar, la persona, en un estado disociativo, podria aminorar el impacto del abuso alterando el procesamiento normal de codificación o recuperación de las memorias traumáticas (amnesia disociativa) o podria alterar su perspectiva del evento (despersonalización/ desrealización). Hay una evidencia clinica e investigativa que apunta al hecho de que algunas personas tienen dicha capacidad para disociarse en momentos de trauma (Brenner, 2001; Carlson, Armstrong, Loewenstein & Roth, 1998; Harvey & Herman, 1997). c) Severidad del abuso: siguiendo la linea de Terr (1991) y de otros autores (Martinez-Taboas, 1995b), hay evidencia que sugiere que cuando el evento traumatico o el abuso es muy severo, frecuente o cuando ambas condiciones se yuxtaponen, entonces resulta más probable que la persona recurra a sus capacidades disociativas y que debido a la alta frecuencia del mismo, la persona vaya practicando y puliendo dichas capacidades, las cuales algunos autores sefialan que se asemejan a episodios autohipn6ticos (Bliss, 1986). En el presente trabajo realizamos una investigación preliminar sobre el asunto de las memorias reprimidas en una muestra de mujeres puertorriquerias adultas abusadas

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sexualmente. En gran medida, esta investigaciOn fue dirigida para indagar si este fenómeno clinico sucede en una muestra hispana y otras caracteristicas clinicas relacionadas a las mismas. Método Participantes

La muestra consistió de 35 mujeres que fueron victimas de abuso sexual en algim momento en sus vidas. La edad promedio de éstas fue de 33.83 afios con una desviación estandar de 10.04. La edad minima fue de 21 afios y la maxima de 53. Las mismas fueron seleccionadas de diversas organizaciones que proveen servicios clinicos y consultoria a esta población, tales como el Programa de Abuso Sexual de la Universidad Carlos Albizu, el Centro Integral Gaviota, el Instituto Psicoterapéutico de Puerto Rico y las oficinas privadas de tres psicólogas o psiquiatras. Las participantes se seleccionaron intencionalmente y de manera voluntaria. Todas las participantes estaban recibiendo algün tipo de psicoterapia al momento de llevar a cabo el estudio. Pacientes con historial de epilepsia o de dafio cerebral fueron excluidas. Instrumentos

Escala Breve de Abuso Sexual y Fisico. Esta escala consta de 24 reactivos autoadministrables disefiados para medir experiencias de abuso. La misma se disefió estilo escala Likert y las alternatiyas van en un continuo: no en lo absoluto; una o pocas veces; algunas veces, bastantes veces

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y muchisimas veces. A través de esta escala se evaluó el grado de abuso al que fue sometida la participante, el nAmero de episodios de abuso y la relación entre la victima y el agresor. Esta escala es una version modificada y acortada de la utilizada por Martinez-Taboas y Bernal (2000). Escala de Experiencias Disociativas. Este instrumento consta de 28 oraciones en las cuales se mide el nivel de experiencias disociativas de la participante. La contestación a cada reactivo puede fluctuar entre 0 a 100. En este estudio estamos usando la version al castellano de Martinez-Taboas (1995a), la cual tiene datos de confiabilidad (alfa Cronbach) de .93 y ha logrado diferenciar pacientes disociativos de participantes normales y pacientes psiquidtricos sin sintomatologia disociativa. En esta escala, una puntuación por encima de 30 sugiere fuertemente sintomatologia disociativa que comienza a ser incapacitante. Cuestionario de Experiencias de Vida. Este instrumento fue creado por Chu, Frey, Ganzel y Matthews (1999). El mismo tiene el propósito de proporcionar una medida consistente y válida de la presencia de memorias reprimidas. Cada participante complet6 el CEV, por medio del cual se pretende investigar acerca de periodos de amnesia relacionados a experiencias traumáticas en la nifiez. Para efectos de este estudio se consider() como amnesia total o periodos amnésicos si hubo algun periodo de tiempo en el cual la participante no record6 haber sufrido alguna experiencia de trauma. Se consider() amnesia parcial si la participante alegó que por algiin periodo de tiempo no pudo recordar partes significativas de la experiencia

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traumatica. Al grupo de participantes que informaron haber sufrido de algim tipo de periodo amnésico se les pregunt6 acerca de las circunstancias bajo las cuales surgi6 la primera memoria recuperada, incluyendo el lugar donde las recuper6, el nivel de conciencia en ese momento y si estaba en psicoterapia en ese momento. Finalmente, se explor6 si las participantes intentaron corroborar dicha experiencia a través de la bilisqueda de otros testigos, documentos medicos u otros. Disefio y Andlisis Estadisticos

Se llev6 a cabo una investigación descriptiva en la cual las variables de interés no fueron manipuladas, sino que las mismas fueron medidas como ocurren naturalmente. Se utilizó el diselio de un solo grupo con post medida utilizando una muestra intencional. Este tipo de disefio se recomienda para estudios exploratorios. Se realizaron estadisticas descriptivas con el propósito de conocer las caracteristicas de la muestra seleccionada. Se llevaron a cabo andlisis cuantitativos y cualitativos. Sobre los primeros, se realizaron distribuciones de frecuencia para determinar si existen diferencias significativas entre las personas que alegan amnesia del abuso versus las que alegan un recuerdo continuo, en una serie de variables de interés. Asimismo, se realizó una distribución de frecuencia para determinar el porcentaje de participantes con una puntuaci6n mayor de 30 en la EED. También se utilizaron andlisis de tablas cruzadas y andlisis de correlación con el propósito de examinar diferencias significativas entre diversas variables. Dichos analisis se llevaron a cabo con el

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uso del programa estadistico SPSS. Asimismo, se realizaron andlisis cualitativos para auscultar variables de interés clinico. Resultados En primer lugar, planteamos y examinamos la hipótesis de que en Puerto Rico mujeres con historial de abuso sexual informaran sobre periodos significativos de amnesia del abuso. De las 35 mujeres participantes, el 45.7% indicaron haber reprimido la experiencia de abuso de manera parcial ("hubo algfin periodo de tiempo en el cual no pude recordar partes significativas de esta experiencia"). Mientras que el 54.3% indicaron que siempre han tenido la capacidad de recordar la experiencia traumática. Ninguna de las participantes enclosó el reactivo que afirmaba una amnesia total del abuso ("hubo algim periodo de tiempo en el cual no pude recordar ninguna parte de esta experiencia"). Otra hip6tesis que examinamos se relaciona con la idea de que la incidencia de memorias reprimidas es mayor segim aumenta el nAmero de episodios de abuso sexual. Para realizar este andlisis decidimos crear dos grupos de sujetos: las 16 mujeres con represión de memorias y las 19 con memorias intactas. Se esperaria que en las mujeres con represión de memorias se notara un perfil más notable de experiencias frecuentes de abuso. Hallamos que las mujeres con represión de memorias informaron la presencia de abuso severo en el 69% de los casos y abuso leve o moderado en el 31%. Las mujeres con memorias de abuso intactas informaron la presencia de abuso severo en el 74%

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de los casos y abuso leve o moderado en el 26%. La diferencia entre ambos grupos de mujeres no fue significativa X 2 (1) =.104, p=.748. Sin embargo, debe notarse que el perfil de las mujeres con memorias reprimidas se asemeja al reportado en la literatura (abuso severo y memorias reprimidas), pero no fue especifico (Brown, Scheflin & Whitfield, 1999). Por otro lado, examinamos la hip6tesis de que la presencia de memorias reprimidas se maximiza cuando el abuso ocurre en la niriez. Hallamos que el 88% de las mujeres con presencia de memorias reprimidas inform() que el abuso ocurri6 en la niriez (entre los 4 a los 12 arios). Sin embargo, el 74% de las mujeres con memorias intactas del abuso informaron que el abuso ocurri6 en la niriez también. El andlisis de independencia demuestra que esta hipótesis no se confirma estadisticamente (X2 (2)=3.435, p= .180). Sin embargo, debe notarse que el perfil de las mujeres con memorias reprimidas se asemeja al documentado en la literatura (abuso en la niriez y memorias reprimidas) (Brown, Scheflin & Whitfield, 1999). Examinamos también la hip6tesis de que la tendencia a reprimir memorias de abuso es mayor cuando el ofensor es un familiar cercano versus cuando es alguien no relacionado a la familia. Encontramos que el 81% de las mujeres con memorias reprimidas indic6 que fue abusada por un familiar cercano. En el grupo de mujeres con memorias intactas el porcentaje fue de 68%. Dichas diferencias no fueron significativas, ya que las variables son independientes, X2 (2)= 1.403, p=.496. Sin embargo, debe notarse que el perfil de las mujeres con memorias reprimidas se asemeja al informado en la literatura (figuras

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familiares y memorias reprimidas) (Brown, Sheflin & Whitfield, 1999). Analisis Miscelaneos Basándonos en el CEV desarrollado por Chu y colaboradores (1999), auscultamos cuantas mujeres con memorias reprimidas pudieron corroborar de manera independiente el abuso sexual. De estas, el 38% indic6 haber logrado dicha corroboraciOn. La misma se llev6 a cabo a traves de confesiones del propio abusador, el testimonio de otras personas testigos de los eventos o alguna evidencia fisica. Asimismo, se realizó una distribuci6n de frecuencia de las puntuaciones obtenidas en la Escala de Experiencias Disociativas. Se le di6 énfasis al porcentaje de mujeres con una puntuación de 30 o más y a la puntuación promedio entre el grupo de mujeres con memorias reprimidas versus el de memorias intactas. La puntuación promedio para dichos dos grupos fue de 21.2 y de 21.1 puntos respectivamente. No hubo diferencias significativas entre ambos grupos (t (33)-- -.02, p. >.05). Los datos revelaron que el 25% de las mujeres con memorias reprimidas obtuvo más de 30 puntos en esta escala, lo que sugiere experiencias disociativas potencialmente patológicas.

Analisis Cualitativos Se analizaron las diversas razones que las propias 16 mujeres con experiencias de memorias reprimidas dieron

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para que se diera dicho fenómeno. A continuación las razones mencionadas: miedo a posible aislamiento (25%), deseo de pensar que la experiencia nunca sucedi6 (25%), falta de protección y apoyo familiar (25%), pobre comunicación con los padres (25%), amenazas por parte de familiares y del ofensor (18.75%), inseguridad (12.5%), temor (12.5%), desconfianza (6.25%) y necesidad de sobresalir en otras areas (6.25%). Entre los eventos asociados a la recuperaci6n de memorias reprimidas, tenemos los siguientes: crisis familiar (18.75%), problemas en la relación de pareja (18.75%), abusos subsiguientes (12.5%), contacto directo con el ofensor (12.5%), cambios drasticos en el estilo de vida (12.5%), escuchar a otras personas relatar experiencias de abuso (12.5%) y embarazos (6.25%). La mayoria de las victimas, al comenzar a recordar estas experiencias de abuso, indicaron sentir una serie de sensaciones y emociones. Por lo general, éstas reportaron haber afrontado dichas memorias con ansiedad (75%), tristeza (68%), coraje (63%), temor (38%), y con dolor o malestar corporal (especificamente abdominal) (31%). Solo una (6%) participante indic6 haber afrontado las mismas con serenidad y tranquilidad. Al explorar acerca de la forma en que fueron llegando estas memorias a nivel consciente, se mencionaron varias alternativas. En primer lugar, se mencion6 que las memorias recobradas se manifestaron mediante imagenes incompletas y fragmentadas (69%). A menor grado, mediante imdgenes completas (31%) o en forma de pensamientos (31%).

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Se explor6 acerca del lugar en donde se encontraba al momento de recobrar la primera memoria de abuso. El 50% indic6 haber recuperado las mismas en sus hogares, 25% en algiin otro lugar (automóvil, universidad, oficina de ginecologo) y el 13% indic6 no saber el lugar especifico en donde recuper6 sus memorias. El 88% no estaba recibiendo tratamiento psicoterapéutico al momento de recobrar las memorias. Es importante sefialar que de las participantes que recibian terapia psicológica, ninguna se encontraba bajo hipnosis al momento en que recordaron la primera memoria. DiscusiOn De esta investigación, la cual es una de tipo preliminar, se desprenden varios patrones interesantes. Quizás el más importante es que el 45% de la muestra inform6 haber reprimido las experiencias de abuso por un tiempo significativo. Este resultado es compatible con revisiones de literatura como las de Brown y colaboradores (1999), quienes revisando 68 estudios publicados, encontraron que usualmente entre un 20% a un 50% de personas abusadas informan amnesias completas o parciales del abuso por un largo periodo de tiempo. Como bien dicen Brown y colaboradores (1999): "Nuestra conclusion, consistente con otras revisiones criticas ya publicadas, es que el peso de la evidencia cientifica favorece de una manera fuerte la posici6n de que el olvido substancial de abuso sexual en la nifiez y su recobramiento posterior es un fenómeno comim observado en una minoria significativa de personas" (p.68).

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Interesantemente, ninguna de las 35 participantes de este estudio endos6 haber reprimido toda la experiencia abusiva por un tiempo prolongado. Sin embargo, MartinezTaboas (1996) trabajando con dos mujeres puertorriquefias con trastornos disociativos, observ6 este fenómeno en ambas y llegó a corroborar los abusos de manera independiente. De este estudio preliminar no queda clara la rake por la cual ninguna de las 35 participantes report6 amnesia total. Las razones pueden ser metodológicas (el orden de las preguntas en el cuestionario) o quizas algunas de ellas aUn no han logrado recobrar los eventos traumaticos con los detalles reprimidos. En términos de la relación entre las memorias reprimidas y variables tales como severidad del abuso, la nifiez y la relación con el abusador, pudimos constatar que en cada una de ellas el porcentaje fue de entre un 68% a un 88%, lo que apunta a la dirección predicha. Sin embargo, resulta importante sefialar que el grupo de mujeres con memorias continuas también inform6 porcentajes relativamente altos en estas variables. Tenemos, pues, mucha sensitividad, pero poca especificidad. Estos hallazgos no coinciden con la literatura internacional (Brown, Scheflin & Hammond, 1998). Obviamente, este asunto debe ser indagado con una muestra más representativa de mujeres abusadas y con un mayor niimero de participantes para lograr tener poder estadistico para diferenciar a los grupos. Resulta revelador que el 38% de las mujeres con memorias reprimidas lograsen corroborar el abuso que inicialmente habia sido disociado. Esto sugiere que al

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menos algunas de dichas memorias tienen una base real y que no se basan en meras fantasias iatrogénicas. Por otra parte, desde el punto de vista clinico resulta revelador que la mayoria de las razones que dan las 16 mujeres con experiencias de memorias reprimidas para haber experimentado dicha represión se deben a una mezcla de miedo, aislamiento, y necesidad interna de pensar que la experiencia nunca sucedi6. A nivel teórico tenemos aqui un terreno fértil para la creaci6n de experiencias disociativas, en donde la persona se siente temerosa e impotente ante la situaci6n y la escapatoria de reprimir las memorias parece ser una posible opción (Freyd, 1996). De nuestra investigación también se desprende otro dato importante: ninguna de las mujeres con memorias reprimidas Rego' a recobrar éstas en un trance hipnOtico. De hecho, el 88% no estaba en un servicio de psicoterapia al momento de recobrar las mismas. Este dato es consistente con el estudio de Andrews y colaboradores (1999) en el cual se inform6 que solo un 8% de 166 pacientes recobraron memorias de abuso con el uso de la hipnosis. En nuestro estudio, el recobrar las memorias reprimidas parece haber estado asociado mayormente a crisis familiares, problemas de pareja y abusos subsiguientes. Estas experiencias parecen haber activado, a nivel cognitivoemocional, unas asociaciones con eventos pasados, en donde incluso la persona pudo haber entrado en un estado emotivo similar al del momento del abuso. Situaciones y sensaciones parecidas pudieron quiths crear un vinculo adecuado que propiciara la recuperación de memorias disociadas. Estos datos, pues, son cónsonos con la teoria del fenómeno de la recobración dependiente del a.nimo

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defendida por Szostak, Lister, Eckardt y Weingartner (1994). Por Ultimo, resulta interesante notar que la gran mayoria de las mujeres informaron que al recobrar las memorias sintieron una gran variedad de sintomatologia somática y emotiva (dolores, miedo, ansiedad, coraje). Asimismo, las memorias comenzaron a procesarse a través de imdgenes incompletas y fragmentadas. Estos datos coinciden con la postura de van der Kolk (1996) quien ha apoyado la idea de que las experiencias de trauma severo tienden a ser manejadas y procesadas por un tipo de memoria somatosensoria, y no tanto por la memoria narrativa y verbal. Por tal raz6n, al momento de recobrar dichas memorias la persona tipicamente se ve abrumada de emociones subitas (terror, coraje), somatización (dolores de cabeza, nauseas, dolor vaginal) e imagenes fragmentadas del abuso. Nuestro estudio parece apoyar dicho procesamiento somatosensorio. Debe sefialarse que este estudio posee limitaciones metodológicas significativas. En primer lugar, la muestra es una sesgada en términos de severidad. Todas nuestras participantes estaban en un servicio psicoterapéutico, lo que tiende a indicar que 6stas no habian manejado bien la experiencia de abuso. En segundo lugar, la muestra fue muy pequefia, lo que le resta poder estadistico para encontrar diferencias significativas entre grupos. En tercer lugar, nuestra medida para medir la presencia de memorias reprimidas (el CEV) no es un instrumento aim validado en nuestro entomb. Recomendamos que en una futura investigación se utilice una muestra de personas activas en un proceso de

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Ochoa, Martinez-Taboas & Orlando Pedrosa

psicoterapia y una muestra no-clinica para auscultar variaciones en términos del fen6meno bajo estudio. Asimismo, el CEV debe de quizás complementarse con una entrevista corta semi-estructurada para poder indagar con más precisi6n clinica la naturaleza y extension de las memorias reprimidas. Referencias Acocella, J. (1999). Creating hysteria. San Francisco: Jossey-Bass. Andrews, B., Brewin, C. R., Ochera, J., Morton, J., Bekerian, D. A., Davies, G. M., & Mollon, P. (1999). Characteristics, context and consequences of memory recovery among adults in therapy. British Journal of Psychiatry, 175, 141-146. Bliss, E. (1986). Multiple personality, allied disorders and hypnosis. New York: Oxford University Press. Brenner, I. (2001). Dissociation of trauma. New York: International Universities Press. Brown, D., Scheflin, A. W., & Hammond, C. (1998). Memory, trauma treatment, and the law. New York: Norton. Brown, D., Scheflin, A. W., & Whitfield, C. L. (1999). Recovered memories: The current weight of the evidence in science and in the courts. Journal of Psychiatry & Law, 27, 5-156. Cameron, C. (2000). Resolving childhood trauma. Thousand Oaks: Sage. Carlson, E. B., Armstrong, J., Loewenstein, R., & Roth, D. (1998). Relationships between traumatic experiences and symptoms of posttraumatic stress, dissociation, and amnesia. En J. D. Bremner & C. R. Marmar (Eds.), Trauma, memory, and dissociation (pp.205-228). Washington, DC: American Psychiatric Press. Chu, J. A., Frey, L. M., Ganzel, B. L., & Matthews, J. (1999). Memories of childhood abuse: Dissociation, amnesia, and corroboration. American Journal of Psychiatry, 156, 749-755. Courtois, C. A. (1999). Recollections of sexual abuse. New York: Norton.

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Ochoa, Martinez-Taboas & Orlando Pedrosa

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2002 Universidad Carlos Albizu San Juan, Puerto Rico

Ciencias de la Conducta

2002, Vol.17, 24-40

Herramientas Culturales y Transformaciones Mentales: De los Jeroglificos a la Internet' Wanda C. Rodriguez Arocho, Ph.D. Universidad de Puerto Rico Resumen Esta exposici6n ofrece una mirada a la relación entre herramientas culturales y trasformaciones mentales desde la perspectiva históricocultural. El planteamiento fundamental de esta perspectiva es que en el curso de la evolución de nuestra especie el desarrollo cultural introduce una discontinuidad que da paso a las formas propiamente humanas de actividad mental. Estas formas, que emergen como resultado de un salto cualitativo en el proceso evolutivo, sufriran transformaciones en funci6n de los cambios históricos y culturales en que discurre la vida humana. Aunque ha pasado más de medio siglo desde su formulación original, los planteamientos de la perspectiva históricocultural encuentran eco en estudios contempordneos de antropologia, arqueologia, lingiiistica y neurociencia. Argumentaré que este eco es, a su vez, un fenómeno históricocultural que ha Ilevado a la psicologia a repensar su propio espacio disciplinar. 1 Este texto es una version revisada trabajos presentados en 2do. Encuentro Internacional de Educación y Pensamiento, celebrado en el Mayaguez Resort and Casino Hotel en Mayaguez, Puerto Rico en marzo de 2001 y en el XXVIII Congreso Interamericano Psicologia, celebrado en Santiago, Chile, en julio de ese mismo alio.

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Rodriguez Arocho

Abstract This exhibition offers a look to the relation between the cultural tools and the mental trasformations from the historic and cultural perspective. The fundamental position of this perspective is that in the evolution course of our species in the cultural development introduce a properly human forms to the a discontinuity that takes step of the mental reservation of the activity. These forms emerge as a result of a qualitative jump in the evolutionary process, will suffer transformations in function of the historic and cultural changes that the human life reflects. Although it has been more than half a century since its original formulation, the positions of the historic and cultural perspective finds echo in contemporary studies of anthropology, archaeology, linguistics and neuroscience. I will argue that this echo is also a historic and cultural phenomenon that has taken the psychology to rethink its own space to discipline.

La perspectiva históricocultural Las ideas fundamentales de la perspectiva históricocultural fueron articuladas en una serie de textos producidos entre finales de la década de 1920 y principios de la década de 1930 en la antigua Uni6n Soviética por Lev S. Vygotski, Alexander Luria y Alexei Leont'ev. Aunque aceptaban los principios basicos de la teoria evolucionista de Darwin en lo concerniente al desarrollo filogenético, el trabajo de estos autores introducia un planteamiento de ruptura con la noción de un continuo evolutivo. La más completa elaboración de este planteamiento se encuentra en el texto La historia de las funciones mentales superiores (Vygotski, 1930/1997.) En dicho texto Vygotski estableció que era incorrecto considerar como un asunto de gradacion las diferencias entre la 25

Herramientas culturales y transformaciones memoria mecdnica y la memoria lógica, la atención involuntaria y la voluntaria, la imaginaci6n mecanica y la creativa, el pensamiento figurativo y el pensamiento en complejos, las emociones basicas y los sentimientos, el impulso y la planificación. Para diferenciar estas funciones Vygotski estableció dos lineas de desarrollo con raices genéticas diferentes: una linea biológica y otra cultural. La primera linea permite dar cuenta de transformaciones biológicas que resultan en cambios morfologicos. En el tema que nos ocupa, esta linea permite examinar el aumento en el tamailo y la composición del cerebro, el bipedalismo, el descenso de la laringe y el desarrollo del aparato vocal. Este examen, sin embargo, no explica satisfactoriamente el origen y las transformaciones de nuestra actividad cognoscitiva, entendida ésta como los procesos que median los actos de percibir, atender, recordar, razonar, planificar y tomar decisiones respecto a la informaci6n que tenemos a nuestra disposición (Benjafield, 1997; Sternberg, 1999). Para esta explicación tenemos que considerar la segunda linea de desarrollo, la cual nos lleva a otra dimensi6n. La segunda linea de desarrollo plantea un salto cualitativo que permite explicar las diferencias entre el comportamiento de los antropoides y el de los humanos. Este salto queda marcado por el uso de herramientas y signos que comienzan a mediar la interacción del organismo con su medio ambiente. Mientras los animales son casi totalmente dependientes de caracteristicas producto de la herencia genética que limitan sus interacciones a responder a estimulos de forma inmediata, los humanos heredamos también los productos de una cultura, los cuales aprendemos a utilizar en el proceso de interacci6n y colaboración con 26

Rodriguez Arocho otros humanos. Estos productos nos permiten un manejo del medio que rebasa nuestras limitaciones fisicas y nos lleva a realizar acciones que resultan en una modificación del medio y, en el proceso, de nuestras propias capacidades. Está documentado que las primeras producciones culturales fueron herramientas sencillas atadas al tema de la adaptación y la sobrevivencia. Donde se han encontrado vestigios de estas herramientas se ha encontrado también evidencia de vida colectiva. De este modo lo cultural queda vinculado a lo social desde siempre. Es la vida en sociedad la que da paso a las funciones mentales de alto orden y la instrucción juega un rol central en su formación. Mediante sus pra.cticas sociales que discurren en relación con otros, la cria humana se apropia no solo de las herramientas y los signos de su cultura sino del conocimiento, creencias y valores que se han construido con ellos. En el proceso de internalización, que ocurre en un medio cambiante, las herramientas y signos sufren transformaciones, quedando a la siguiente generaci6n un producto distinto al anterior que recibió. La siguiente cita de Vygotski resume la idea de la sociogénesis del desarrollo cognoscitivo articulada en la perspectiva históricocultural: Podemos formular la ley genética general del desarrollo cultural como sigue: cada función en el desarrollo cultural del nifio aparece en escena dos veces, en dos planos diferentes; primero, en el social, luego en el psicológico; primero entre la gente como una categoria interpsicológica y luego dentro del nifio como una categoria intrapsicológica. Esto se sostiene 27

Herramientas culturales y transformaciones igualmente para la atención voluntaria, la memoria lógica, la formación de conceptos, y la voluntad. Estamos justificados al considerar la tesis presentada como una ley, pero debe entenderse que la transici6n de afuera hacia adentro transforma el proceso mismo, cambia su estructura y sus funciones. Genéticamente, las relaciones sociales, relaciones reales entre la gente, sostienen todas las funciones mentales superiores y sus relaciones (p. 106). Los estudios arqueológicos y antropologicos en la 6poca de Vygotski ya habian sefialado que el tipo de herramientas y las formas de uso resultaban en arreglos distintos de vida. Su principal aporte fue mirar las herramientas y los signos como los medios que daban forma a esos arreglos de vida, a modos particulares de pensar y actuar. La idea de Vygotski de que las herramientas y los signos son medios auxiliares que dan formas particulares a la actividad fue enriquecida con las ideas de sus contemporaneos Leont'ev y Luria. Leont'ev elabor6 la idea de que la actividad humana se organiza colectivamente, estd guiada por motivos y orientada hacia metas que logramos por medio de operaciones y acciones, tanto externas como internas. Luria, por su parte, aport6 un entendimiento de la relación cerebro-mente basado en un extenso programa de investigación y argument6 que el cerebro es un órgano cuya estructura y funcionamiento también encarna la historia del desarrollo cultural. Estd fuera del alcance de este trabajo elaborar en las similitudes y diferencias que Vygotski estableció entre herramientas y signos. El punto central con 28

Rodriguez Arocho respecto al tema que nos ocupa es que las herramientas permiten orientar la actividad externamente, resultando en modificaciones del medio fisico, mientras que los signos permiten operaciones mentales que dirigen la actividad internamente. Debe tenerse en cuenta, sin embargo, que Vygotski fue enfatico al selialar que en la actividad humana las herramientas y signos constituyen una unidad. También fue enfático que en la especie humana la educación es la que hace posible la apropiación de los artefactos culturales (Vygotski, 1931/1997). Por razones de diversa indole y, por cierto, muy ligadas a nuestra historia cultural, la idea de la sociogénesis del pensamiento tard6 muchos alios en penetrar la psicologia. Esta situación comenzó a cambiar paulatinamente a fines de la década de 1970 y aceleradamente desde 1985. Transformaciones sociales, politicas y económicas contribuyeron a crear las condiciones para cambios paradigmáticos en diversas disciplinas (Capra, 1982). Por la forma en que habia definido y trabajado su objeto de estudio, la psicologia ha sido una de las más impactadas por los referidos cambios. En la acepci6n tradicional la psicologia toma como objeto de estudio la conducta o, tras la llamada revolución cognoscitiva, los procesos mentales pero siempre considerando como su unidad de andlisis al individuo. De este acercamiento emanan teorias y programas de investigación centrados en estructuras y procesos que se presumen universales y regulares. Frente a este acercamiento, la perspectiva históricocultural propone un andlisis funcional de la mente con la actividad instrumental como unidad de andlisis y el contexto situacional en que se realiza dicha actividad. La actividad instrumental incluye las acciones comunicativas, lo que permite conservar en el 29

Herramientas culturales y transformaciones andlisis la unidad palabra-significado propuesta por Vygotski. La memoria y el razonamiento, comUnmente estudiados como capacidades o procesos individuales, han comenzado a ser examinados desde la perspectiva históricocultural. Desde ella, estos procesos debian ser estudiados considerando las herramientas y signos que los median en contextos sociales particulares. En esta linea se destacan los trabajos de diversos autores recopilados por Wertsch (1985) bajo el titulo Culture, communication and cognition: Vygotskian perspectives, la obra de Sylvia Scribner publicada bajo el titulo Mind and social practice (Tobach et al., 1997) y las producciones del Laboratorio de Cognici6n Humana Comparada recopilados por Cole, Engerstrom, & Vasquez (1997) bajo el titulo de Mind, culture and activity. Estos y otros trabajos contempordneos han planteado retos a la psicologia, a la que cada vez resulta más dificil manejar la complejidad de su objeto de estudio (Bruner, 1990; Smith, Harré & Langenhove, 1995ab). Como resultado de este proceso emergen paradigmas de complejidad para aproximarnos a la relación entre evolución, cultura y cognición. Evolución, cultura y cognición Dos textos de reciente publicación sintetizan la investigación de diversas fuentes que arrojan luz en la relación entre herramientas culturales y cognici6n. Estos textos son Origins of the modern mind: Three stages in the evolution of culture and cognition (Donald, 1991) y The symbolic species: The coevolution of language and the brain (Deacon, 1997). Ambos textos destacan c6mo las capacidades cognoscitivas se han transformado con la sofisticación 30

Rodriguez Arocho de los sistemas de herramientas y signos que nuestra especie ha utilizado, destacando entre éstos los sistemas simbólicos. Se ha documentado que algunos primates son capaces de destrezas de procedimiento, percepción de eventos, memoria episódica y solución de problemas que se encuentren en su campo de actividad visualmotora. Tanto Donald como Deacon plantean que la mente humana emergi6 como producto de radicales adaptaciones evolutivas que llevaron a la emergencia de nuevos sistemas de representaci6n. Los seres humanos no solo desarrollaron un cerebro más grande, un léxico y expandieron su memoria sino que crearon en el curso de su evolución nuevos sistemas para representar la realidad y, podriamos añadir, para producir realidades virtuales. Cada una de estas creaciones altera las formas de actividad creando las condiciones propicias para cambios en estructuras y funciones cognoscitivas. Donald propone la idea de tres grandes transformaciones: la primera marca el cambio de una cultura epis6dica a una mimética, la segunda de la cultura mimética a una mitica y la tercera de la cultura mitica a una cultura te6rica marcada por la externalización de la memoria. La cultura episódica que se supone caracteriz6 al homo habilis le permitiO construir herramientas muy rudimentarias, realizar andlisis situacional y responder a ese andlisis pero, hasta donde conocemos, no le permiti6 representar situaciones para reflexionar sobre ellas. Su acción, fisica y cognitiva, quedaba confmada a su campo visual. Esta limitación seria superada en la primera gran transformaci6n cultural-cognitiva, que observa en la cultura mimética asociada con el homo erectus. Esta se caracteriza por la habilidad de representar impresiones e ideas mediante actos motores voluntarios en forma de 31

Herramientas culturales y transformaciones gestos, mimicas y otras expresiones corporales. Con estos gestos y mimicas se creaban eventos que podian ser comunicados y reproducirse a voluntad, resultando en un registro de memoria. La segunda transformación, que se observa ya en el homo sapiens, ariade a la anterior el lenguaje hablado posibilitado por el desarrollo un aparato fonológico de alta capacidad y por la creación de vocabulario, palabras que primero representarian objetos y eventualmente ideas. El lenguaje hablado ampliaba aün más las capacidades de memoria y permitia compartir mitos y relatos que daban coherencia a las experiencias cotidianas. La producci6n y compresión del lenguaje implica la creación de un c6digo y el conocimiento de reglas para descifrarlo. Estas nuevas adquisiciones cognoscitivas se amplifican en el homo sapiens sapiens lo que marca la tercera transición. Esta queda marcada por la invención de la escritura que da una nueva dimension a la memoria y, en consecuencia, a todos los procesos cognoscitivos relacionados. Estos sistemas de memoria fueron de la escritura cuneiforme de los sumerios a los jeroglificos de los egipcios y otras culturas, de ideogramas a lenguajes alfabéticos y matemáticos. Estos sistemas resultan en modificaciones de la memoria porque representa un sistema de almacenamiento y recuperación de información que amplifican nuestras capacidades. Ya no era necesario estar en el campo de actividad visual-motora del agente para la interacci6n. Cada sistema de representación, más sofisticado que su antecesor, integra las caracteristicas de éste, creando mitltiples dimensiones en la actividad comunicativa y cognoscitiva. Mucho se ha investigado y especulado en torno a si las mencionadas transformaciones cognoscitivas 32

Rodriguez Arocho fueron consecuencia de cambios morfológicos en el cerebro, particularmente la configuración de la nueva corteza. Deacon argumenta que, aunque no podemos responder categ6ricamente a esa pregunta, es poco probable que la respuesta sea lineal. Mediante el andlisis de evidencia proveniente de la arqueologia, la antropologia, la psicolingiiistica y la neuroanatomia, la neuropsicologia y la biologia se concluye que lo más probable es que haya habido una evoluciOn conjunta del cerebro y las tecnologias simbólicas que culminaron con la creaci6n del lenguaje. El cerebro y el lenguaje han coevolucionado en virtud de las complejas interacciones entre lo biolOgico y lo cultural en la especie humana para conformar eso que llamamos mente. Los humanos hemos ido creando y perfeccionando tecnologias que hacen cada vez más sofisticado el manejo de los simbolos y estas tecnologias crean alteraciones en el funcionamiento de nuestro cerebro que se observa en la complejidad de las redes neurales. Para entender la mente humana, entonces, es necesario estudiar las tecnologias simbólicas y sus transformaciones en el curso de la historia. Inicialmente estas tecnologias toman la forma de inscripciones en objetos, seilales mnem6nicas, amuletos, representaciones pictóricas e instrumentos simples de medida. Formas más elaboradas aparecen posteriormente como potentes sistemas de escritura y numeraci6n, artefactos para llevar registros del tiempo, facilitar la navegación y complejos artefactos que amplificaban y refinaban los procesos de atenci6n, memoria y razonamiento. Las tecnologias simbólicas introducen dos cambios fundamentales en los procesos cognitivos. El primer cambio es una constante elaboración de 33

Herramientas culturales y transformaciones destrezas de alfabetización, especialmente aquéllas necesarias para formas de decodificación visual que demandan la escritura, las matemáticas y la representaci6n grafica. Segim demuestran Donald (1991) y Deacon (1997), estas formas ponen grandes demandas en el cerebro y requieren de procesos altamente complejos en su funcionamiento que no surgen naturalmente sino que dependen de la instrucci6n especial. El segundo cambio es en la externalización de la memoria. Como resultado se han transformado nuestros modos de pensar, recordar y comunicarnos, modos que no debemos olvidar se encarnan en pfacticas e interacciones sociales. Algunos ejemplos pueden ayudar a entender la magnitud de estos cambios. En la pintura rupestre encontramos expresiones graficas que podemos reconocer como animales. Con ellas el ser humano pudo compartir sus experiencias y memorias en forma comprensible a quienes no tuvimos acceso directo a ellas, pudo comunicar un mensaje sin depender de gestos y expresiones corporales. Sin embargo, la comprensi6n por nuestra parte de esas pinturas está mediada por conceptos formados de cosas que nunca estuvieron en el campo de nuestra experiencia directa. La escritura permiti6 sofisticar las posibilidades de nuestra comprensión, como muestra la historia más reciente. Con los jeroglificos los egipcios simplificaron la escritura de los sumerios y facilitaron la comunicación a distancia. Con ello, aumentaron la ya creciente distancia entre nuestras posibilidades de acci6n y el entorno inmediato. Con la representaci6n de las palabras por medio de figuras y simbolos los seres humanos creamos medios auxiliares para nuestra memoria y razonamiento. En los alfabetos encontramos nuevas 34

Rodriguez Arocho formas de organizar y transmitir la información que potenciaron y diversificaron no solo los registros de nuestra memoria sino nuestras formas de intercambio e interacci6n social. Estas formas de intercambio e interacción, sin embargo, quedaron desde el principio supeditadas a lograr acceso al c6digo que permite la comprensi6n de los signos y significados. Esta elaboración se complica en la medida en que los signos y significados se cambian en el curso de la historia sociocultural. Mente y sociedad La tinta, el papel y la escritura son productos culturales que alteraron las formas de producir y distribuir informaci6n. En un principio estas formas se concentraron en nficleos de poder. La imprenta, otro producto cultural, facilitaria las condiciones para la redistribución de ese poder. Su uso ayud6 a difundir ideas que subvirtieron el orden en las sociedades medievales y contribuyeron a gestar la modernidad. La rapida diseminaci6n de los trabajos de la incipiente comunidad cientifica fue un factor clave en su consolidación al facilitar un cuerpo colectivo de conocimiento como referente comün. Los indices y las referencias cruzadas surgieron como técnicas para manejar informaciOn que crecia a un ritmo exponencial. El dominio del conocimiento paso del clero a la aristocracia, a la comunidad cientifica, y en cada movimiento se transformaban estructuras y organizaciones sociales y, con ellas, las estructuras y funciones mentales de quienes tenian acceso a los nuevos medios para realizar sus actividades. La relación entre mente y sociedad se encarna en las metaforas que se han utilizado para describir el 35

Herramientas culturales y transformaciones funcionamiento de la mente. Históricamente la mente ha sido comparada con el artefacto o los artefactos de mayor poder en la estructura social: motores hidráulicos, motores de vapor, centrales telefónicas, circuitos eléctricos y computadoras (Gordo Lopez & Parker, 1999). Autores contempordneos han argumentado que estas analogias llevan a la formaci6n de ideas, creencias y valores que permiten la adaptación de los individuos y colectivos a los requerimientos económicos y politicos de los sectores dominantes en cada sociedad. Las tecnologias son, simultáneamente, producto de la actividad del ser humano en sociedad y productoras de mentalidades sociales y colectivas. Por un lado, la computadora es una herramienta que amplia, de manera sin precedentes en la historia evolutiva, la capacidad de nuestra especie para la creación y manejo de signos y simbolos. Por otro lado, la computadora ofrece nuevos modelos de mente y nuevos contextos de actividad en los que proyectamos ideas y fantasias (Turkle, 1995). Trabajos de recientes publicación como Cyberpsychology (Gordo Lopez & Parker (1999), Cybersociety 2.0 (Jones, 1998) & Life on the screen (Turkle, 1995), por mencionar algunas excelentes referencias, analizan las trasformaciones de la mente y la sociedad en el contexto de lo que denominan tecnocultura. La internet es una buena representaci6n de la tecnocultura. De acuerdo a Sherry Turkle (1995), este sistema de redes en continua expansi6n "vincula a millones de personas en nuevos espacios que están transformando nuestras formas de pensar, la naturaleza de nuestra sexualidad, las formas de nuestras comunidades, nuestras propias identidades" (p.9). Turkle plantea que estamos construyendo nuestras 36

Rodriguez Arocho identidades en una cultura de simulación que debe verse en un contexto cultural más amplio. Este contexto es el de la erosi6n de las fronteras entre lo real y lo virtual, entre la integridad y la multiplicidad del ser que se observa tanto en algunos campos de actividad cientifica como en la vida cotidiana. En sus inicios, la internet solo era accesible a personal militar e investigadores. En el presente es accesible a quien pueda comprarla o tomarla prestada. Su uso ha alterado nuestras nociones de tiempo y espacio, ha expandido enormemente nuestras capacidades para retener, organizar y manejar información y ha introducido cambios en nuestras formas de relación social. El tiempo y el espacio se hacen virtuales, dando paso a lo que Figueroa Sarriera (1999) llama tráfico transcultural que genera culturas cibernáticas caracterizadas por su plasticidad y flexibilidad, por el anonimato, las identidades ficticias, las interacciones rapidas orientadas principalmente hacia el presente y debilitación o falta de mecanismos autoregulatorios. La naturaleza de las transformaciones es tal que se ha acuriado el término cyborg (un neoligismo en el que se integran los conceptos organismo y cibernetico) para representar la funciOn entre el ser humano y la maquina. Se trata de la conjunciOn de lo humano y lo tecnológico, de un hibrido producto de la fusion de ambos. Cyborg es también una metafora para representar aquello en lo que algunos piensan que nos estamos convirtiendo (Tirado, 1999) y para representar la condición postmoderna (Burman, 1999), particularmente en lo concerniente a la deconstrucción de los dualismos cultura/naturaleza, mente/cuerpo, realidad/representación (Cromby & Standen, 1999). 37

Herramientas culturales y transformaciones Como metdfora, el cyborg sintetiza las tensiones socioculturales de la época que nos ha tocado vivir. La educación, puerta de entrada a la cultura, como la llama Jerome S. Bruner (1996), estd llamada a jugar un papel fundamental en la comprensi6n y manejo de estas inevitables tensiones y en la construed& de entendidos sobre las oportunidades y peligros de las nuevas teenologias. Como con otros productos en la historia cultural, su uso estd multideterminado por las posibilidades de la herramienta, la destreza de quien la maneja y los contextos de uso. Las nuevas tecnologias han democratizado la informaci6n, creado acceso rapido a potentes y novedosas formas de representación, y potenciado nuestras capacidades cognitivas de percepción, memoria y organización. También han introducido elementos que parecen apuntar a la fragmentación del ser, la desintegraci6n de la cultura tradicional y la dependencia de prótesis cognoscitivas. ConclusiOn En este trabajo hemos examinado algunas de las transformaciones cognoscitivas que la especie humana ha experimentado en los Altimos dos millones de ems. Hemos visto cómo la mente, producto tanto de la evolución biológica como cultural, emerge y se transforma en condiciones particulares de vida. Estas condiciones definen los medios para la realizaciOn de las actividades e interacciones que caracterizan la vida en sociedad. Estas actividades resultan en la transformaci6n de las herramientas originales y en la creaciOn de nuevas herramientas que tendrán la capacidad de alterar el contexto y, en el proceso, transformar nuestra forma de percibir, entender y explicar las cosas. 38

Rodriguez Arocho Como hemos visto, las nuevas tecnologias están creando contextos de actividad y formas de interacción social que recién comenzamos a estudiar, pero cuyo impacto en la vida cotidiana es palpable. Solo el tiempo nos dird si el homo sapiens sapiens evolucionard en una cyborg. Esta es una idea con la que la ciencia ficción y la cinematografia han trabajado por mucho tiempo. Sin embargo, no debemos perder de perspectiva que éste será el caso Anicamente en las sociedades tecnológicamente desarrolladas que se inscriben en la tecnocultura. Al margen quedan los que en una misma sociedad no tienen acceso a las nuevas tecnologias y quienes viven en culturas donde esas tecnologias no son utilizadas en forma generalizada. Al problema de las tensiones entre lo moderno y lo postmoderno, lo tecnologico y lo humanista, se afiaden las tensiones de un divisor digital que complican el quehacer educativo en la cotidianidad de las salas de clase y en el plano institucional. Las implicaciones para la perpetuación de la desigualdad social y la marginalización de algunos sectores en la sociedad son evidentes. El andlisis del problema del divisor digital y el desarrollo de estrategias para enfrentar las posibilidades y riesgos de las nuevas tecnologias plantean retos que solo podran abordarse desde una perspectiva transdisciplinaria. Referencias Benjafield, J. G. (1997). Cognition. New Jersey: Prentice-Hall. Bruner, J.S. (1996). The culture of education. Cambridge, MA: Harvard Univesity Press. Burman, E. (1999). The child and the cyborg. In Gordo-López y I. Parker, (Eds.), Cyberpsychology (pp 1 69-183). New York: Routdledge. Capra, F. (1982). The turning point. New York: Bantam Books.

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Rodriguez Arocho

Vygotsky, L.S. (193/1997). The history of the development of higher mental functions. In R.W. RIeber (Ed.). The collected works of L.S. Vygotsky, Vol. 4. New York: Plenum Press.

2002 Universidad Carlos Albizu San Juan, Puerto Rico

Ciencias de la Conducta

2002, Vol.17, 41-71

Validez de constructo del Inventario de Conductas de Apoyo Social Maria C. Vélez Pastrana, Ph.D.,* José R. Rodriguez Gómez, M.D., M.P.H., Ph.D. Miguel Martinez Lugo, Ph.D. Universidad Carlos Albizu Resumen Se examin6 la validez de constructo del Inventario de Conductas de Apoyo (ICA), mediante andlisis de factores. El ICA (Vélez, 1995) es la traducción al espafiol del «Inventory of Socially Supportive Behaviors», de Barrera, Sandler y Ramsay (1981). Este instrumento mide conductas que denotan apoyo social recibido. La muestra de participantes incluyó 97 ancianos(as) puertorriquelios(as). Se realizó un analisis de factores de los 40 reactivos del instrumento, utilizando el método de extracci6n de analisis de componentes principales y el método de rotaci6n Varimax. El andlisis evidenció que el ICA mide las dimensiones del apoyo social descritas en la * Para comunicarse con los autores, favor de escribir a la Universidad Carlos Albizu, P.O. Box 9023711, San Juan, Puerto Rico 00902-3711.

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literatura cientifica (Barrera y Ainlay, 1983; Finch, Barrera, Okun, Bryant, Pool y Snow, 1997; Hanson y Ostergren, 1987; Oxman y Berkman, 1990). Los resultados revelaron 4 factores que agrupan los reactivos del ICA. Estos a su vez detallan aspectos del apoyo que corresponden a las 3 dimensiones articuladas en la literatura: apoyo emocional, ayuda tangible y consejos e informaci6n. Este estudio provee evidencia sobre la validez del ICA como instrumento para medir apoyo social con sujetos puertorriquerios(as), y documenta su confiabilidad de tipo consistencia interna . Se discuten las implicaciones del estudio y la utilidad del instrumento para la investigación psicológica en general y para la practica clinica con envejecidos. Abstract Construct validity of the Inventario de Conductas de Apoyo (ICA) was examined by means of a factor analysis. The ICA (Vélez, 1995) is the Spanish translation of the Inventory of Socially Supportive Behaviors developed by Barrera, Sandler and Ramsay (1981) as a measure of perceived social support. Participants included 97 Puerto Rican males and females ages 59 -90. A confirmatory factor analysis was performed including the 40 items that make up the instrument, using principal component analysis as the extraction method and Varimax rotations. This analysis revealed that the ICA measures the dimensions of social support described in the scientific literature (Barrera &Ainlay, 1983; Finch, Barrera, Okun, Bryant, Pool & Snow, 1997; Hanson & Ostergren, 1987; Oxman & Berkman, 1990). Four components summarize the ICA items. These correspond to the 3 dimensions of social support that have previously been described in the literature: emotional support, tangible

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assistance, and directive guidance. The study documents the construct validity of the ICA to measure perceived social support with Puerto Rican people, as well as its (internal consistency) reliability. Implications are discussed, as well as the potential research and clinical uses of the ICA.

El apoyo social es un factor importante, que se ha identificado como preventivo, relacionado a la salud y bienestar general. Las redes de apoyo y el apoyo social son recursos importantes que le permiten a la persona manejar diferentes situaciones estresantes de la vida diaria, y contrarrestar sus efectos nocivos en la salud, ya que constituyen una expansi6n de sus recursos individuales (Hanson y Ostergren, 1987). De manera particular, en los(as) ancianos(as), se ha encontrado una relación directa entre el apoyo social percibido y el estado de salud. Esto es de particular interés, ya que esta es una población que esta a mayor riesgo de padecer diversas condiciones de salud y con una mayor mortalidad (Fernandez, 1989). Varios autores como Lubben (1988) y Oxman y Berkman (1990) han revisado la literatura de apoyo social y salud en los(as) ancianos, y argumentan que las relaciones sociales del individuo son buenas para su salud mental y fisica, particularmente en los envejecidos. Lubben (1988) seliala que en esta población, el mantener redes sociales adecuadas parece ser una practica tan saludable como hacer ejercicios o el no fumar, por su relación con la longevidad y la buena salud fisica. La relación existente entre las variables de apoyo social y salud en los(as) ancianos(as) estd claramente

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documentada en la literatura. Hay estudios internacionales que presentan evidencia que sugiere que existe una relación directa entre el nivel de apoyo social y el estado de salud en muestras de ancianos(as) (Angel y Angel, 1992; Berkman y Syme, 1979; Falk, Hanson, Isacsson y Ostergren, 1992; Krause, 1987; Hanson y Ostergren, 1987; Lubben, 1988; Minkler y Langhauser, 1988; Olsen, Iversen y Sabroe, 1991; Oxman y Berkman, 1990). Entre las investigaciones que relacionan el apoyo y aspectos de la salud, se encuentran algunas que han estudiado la relación del apoyo social con la mortalidad (Cohen, Teresi y Holmes, 1987), utilizando medidas de redes sociales como predictores de la sobrevivencia. Se ha estudiado la relación del apoyo social con variables tales como la probabilidad de regresar a casa luego de una estadia en una facilidad de cuido (Bear, 1990). Muchos investigadores a través del mundo han documentado la relación del apoyo social con la satisfacci6n con la vida (Bowling, 1990; Bowling, Edelmann, Leaver y Hoekel, 1989; Bowling, Farquhar, Grundy y Formby, 1993; Colon, 1985; Finch et al, 1997; Imamoglu, Kuller, Imamoglu y Kuller, 1993; Levitt, Clark, Rotton, y Finley, 1987; Meddin y Vaux, 1988; Mellor y Edelmann, 1988; Stevens, 1992). Green y Hewitt (1987) estudiaron la relación del apoyo social con el bienestar psicologico, usando un modelo de intervención que logr6 influir el bienestar psicolOgico (definido como «vitalidad») de los(as) ancianos(as) mediante un programa de visitas de un voluntario. La mayor parte de los estudios realizados con muestras de ancianos(as) concluyen que el apoyo social

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parece tener una influencia positiva sobre el estado de salud, la longevidad, o la satisfacción con la vida. La existencia de una relación entre el apoyo social y la salud en los(as) ancianos(as) tiene unas implicaciones muy importantes para la formación de politica pfiblica y para la práctica clinica de todos(as) los(as) profesionales de la salud que intervienen con la población anciana. Algunos autores conceden tanta importancia a estos hallazgos en relación a la prevención y cuido de la salud de la población anciana que recomiendan que al realizar un trabajo clinico con esta población, se debe utilizar de rutina un instrumento que evalüe la cantidad y la calidad del apoyo social que recibe el/la cliente envejeciente, asi como incorporar estrategias de "red de apoyo" en la práctica clinica (Lubben, 1988). Estos profesionales que intervienen a nivel clinico deben dirigirse a convertirse en parte de esa red de apoyo que necesita el(la) anciano(a), estableciendo una relación de apoyo con cada cliente anciano. En términos de politica piiblica, a partir de estos hallazgos se sugiere que los esfuerzos dirigidos a mejorar la extensi6n y calidad de las redes de apoyo social de los ancianos y ancianas, podrian tener un impacto positivo en términos de salud y longevidad. La promoción de actividades comunitarias entre envejecidos y entre éstos y otros miembros de la comunidad (por ejemplo, programas de "abuelos adoptivos") son solo un ejemplo de este tipo de esfuerzo.

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Modelos para conceptuar el apoyo social En la literatura cientifica se han propuesto varios modelos para conceptuar el apoyo social (Berkman, 2000; Chou, 2000; Hanson y Ostergren, 1987; Lunsky y Benson, 2001; Oxman y Berkman, 1990; Reid, Getler, Wong y Vélez, 1992). Entre 6stos discutiremos dos, particularmente relevantes a nuestros propósitos, al estar desarrollados en investigaciones realizadas especificamente con ancianos(as). Hanson y Ostergren (1987) proponen un modelo compuesto de las redes sociales, apoyo e influencia social. Ellos estudian el estado de salud, las redes y el apoyo social en una muestra de ancianos suecos. Segün estos autores, las redes de apoyo y el apoyo social son recursos importantes que le permiten a la persona manejar diferentes situaciones estresantes de la vida diaria, y evitar sus efectos nocivos en la salud, ya que constituyen una expansion de sus recursos individuales. El modelo de Hanson y Ostergren incluye tres componentes: la red social, el apoyo social, y la influencia social. La red social esta definida por tres aspectos cualitativamente diferentes: (a) los aspectos estructurales de la misma (quienes componen la red, el niimero de miembros, parentesco, y otros); (b) el anclaje social («anchorage»), que es el grado en que la persona pertenece y estd "anclada" en grupos formales e informales de la red social y (c) la participación social, que describe cuan activamente el individuo participa en actividades de grupos formales e informales de la sociedad. El apoyo social es una funci6n de las interacciones del individuo con su red social y refleja el anclaje y la participaci6n social. Se mide segün la

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percepción subjetiva del individuo, y se divide en tres componentes: apoyo emocional (cuidar de la persona, confianza, fomentar su valia o autoestima), información y apoyo material (acceso a servicios prácticos y recursos materiales). La influencia social, que es una dimension que introduce este modelo, es un concepto sociopolitico que describe el grado en que el individuo controla y manipula su ambiente usando sus recursos y aquellos a los cuales tiene acceso a través de su red social y el apoyo que ésta le provea. Los aspectos de disponibilidad y adecuacidad del apoyo están incluidos en todos los conceptos del modelo. Estos consisten en las oportunidades del individuo para obtenerlos, y su satisfacción con su apoyo social, respectivamente. Este modelo implica un proceso dinamico en el cual la estructura de la red social se construye y se mantiene a través de sus funciones, y la relaciOn entre ambas es dialéctica. A base de este modelo to:Vico Hanson y Ostergren (1987) desarrollan un instrumento para medir las redes y apoyo social. Su investigación empirica con el instrumento provee evidencia que apoya este modelo. Por otra parte, Oxman y Berkman (1990) presentan otro esfuerzo para conceptuar el apoyo social. Estos recalcan en la necesidad de separar las relaciones sociales en tres componentes o dimensiones y la importancia de clarificar los diferentes componentes. Argumentan que un modelo de tres dimensiones es el más práctico para describir y medir el apoyo social. La primera dimension es la estructura y composici6n de las redes sociales. Una «red» es el patron de lazos que unen a la gente, incluye variables como: nlimero de miembros de la red, frecuencia de los contactos, duración de la relación, parentesco, densidad

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(cuántos miembros se conocen entre si), reciprocidad y proximidad geografica. Otra dimension es el tipo y cantidad de apoyo social que provee esta red (qué tipo de recursos o de ayuda fluyen a través de estos lazos sociales). En la misma existen tres tipos identificados: apoyo emocional (preocupación por la persona, afecto fisico); ayuda tangible (apoyo instrumental, dinero, transportaciOn) y consejos ("guidance"), que es dar información, o sugerir a la persona qué acci6n tomar ("decirle qué hacer"). La percepción de la adecuacidad del apoyo social recibido es la tercera dimension que proponen Oxman y Berkman. Esta es la evaluación subjetiva que hace el/la recipiente del apoyo que tiene disponible, sobre cuan beneficioso le resulta el mismo. Es evidente que este modelo tiene elementos en cornim con el propuesto por Hanson y Ostergren (1987), y la diferencia principal entre éstos radica en la dimensi6n de "influencia social", introducida por el modelo de Hanson y Ostergren, y que no es considerada por el de Oxman y Berkman Ambos modelos incluyen en su conceptuación la dimension denominada "apoyo social", y en ambos ésta incluye el apoyo emocional, el apoyo material/instrumental y los consejos o información. El Inventario de Conductas de Apoyo, segim desarrollado por sus autores originales, busca medir estas tres dimensiones del apoyo social, precisamente. Medición del apoyo social Es importante discutir cOmo se ha conceptuado y medido el apoyo social en la literatura. En la literatura cientifica sobre el tema, se ha conceptuado y medido el

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apoyo social de diferentes maneras. Es sobresaliente que haya tanta consistencia en los resultados de las investigaciones, a pesar de que se han usado métodos diversos para conceptuar el "apoyo social", con igual diversidad de medidas. Entre los autores en este campo, Lubben (1988) hace una distinción entre «red social» («social network») y sistemas de apoyo social: las redes sociales incluyen todos los contactos sociales de un individuo, y el sistema de apoyo social es aquel subconjunto de personas dentro de su red social, de las cuales el individuo puede obtener apoyo. Sellala que el apoyo es más dificil de medir que las redes, porque debe medirse tanto la existencia de una necesidad, como la evidencia de su satisfacción mediante el intercambio de apoyo. Este autor recalca la importancia de que cualquier intento de medir redes sociales o apoyo debe clarificar bien el constructo que mide. Para ello desarrolló una escala compuesta que mide las redes sociales especificamente en poblaciones de ancianos, modificando la escala Berkman-Syme Social Network Index (Berkman y Syme, 1979). Por su parte, Oxman y Berkman (1990) sostienen que una medida comprensiva ideal de las relaciones sociales debe medir elementos de las tres dimensiones del apoyo que ellos decriben. Estas son: 1) estructura y composición de las redes sociales; 2) tipo y cantidad de apoyo (son 3 tipos: emocional, instrumental y consejos) y 3) adecuacidad del apoyo recibido. Seguin ellos, actualmente no existe una bateria de instrumentos de apoyo social que midan independientemente estos componentes. Describen doce (12) instrumentos que hay disponibles para medir diferentes

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dimensiones de las relaciones sociales, y recomiendan utilizar una combinación de las medidas existentes. Los instrumentos descritos por ellos son clasificados de acuerdo a las dimensiones de las relaciones sociales que miden, siguiendo la conceptuación de los autores. Otros investigadores, Weinberger, Hiner y Tierney (1987) también han serialado que hay falta de consenso al operacionalizar el apoyo social. Estos autores comparan varias maneras de medir el apoyo social: una de éstas es el enfoque en las redes sociales, otra se focaliza en las caracteristicas objetivas; una tercera en la naturaleza de la respuesta de la fuente potencial de apoyo (caracteristicas subjetivas), y otra manera se ocupa de la satisfacción del individuo con el apoyo recibido. En Puerto Rico hist6ricamente se ha carecido o han escaseado los instrumentos de medición psicológica adecuados para el uso con nuestra población, que tengan normas relevantes, sean validos y confiables (Cirino, 1988; Herrans, 1985). En estudios realizados en Puerto Rico se han utilizado cuestionarios desarrollados por los investigadores como intentos de medir el apoyo social. En un estudio exploratorio, Rivera (1992) utilizó una planilla de datos demográficos preparada por la autora, que incluye preguntas sobre la red de apoyo del(a) envejecido(a). Esta consiste de varios reactivos, donde se pregunta sobre quién le brinda apoyo de varios tipos (instrumental, económico y afectivo). Se trata de una lista de conductas de apoyo que otra persona podria ofrecerle (por ejemplo: "lo ayuda a lavar la ropa"), y se le pide que indique quién la realiza (amigo, vecino, familiar) y la frecuencia con que lo hacen ("a menudo", "en emergencias", "a veces", "casi nunca",

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"nunca"). También ausculta la satisfacción del(a) respondiente con el apoyo recibido. Por otro lado, LebrOn (1991) identifica y describe las redes de apoyo de un grupo de ancianos(as) puertorriquefios(as). Para esto utiliza un cuestionario construido por la autora misma, de 39 preguntas, donde se describe el tipo de apoyo recibido y quién lo suministra. Los reactivos describen situaciones como: quién le visita, le lava la ropa, a quién llama en caso de emergencia. Ella identific6 el tipo de apoyo, la fuente de apoyo y la satisfacción con el mismo. De manera similar, Colon (1985) utiliza un "cuestionario integral" disefiado por ella misma para medir la "integración familiar". Este cuestionario estd disefiado a base de medir elementos de "solidaridad afectiva, asociativa y solidaridad funcional" (por ejemplo, visitas, contacto telefónico, quién le ayuda en sus necesidades). Los cuestionarios disefiados por Rivera (1992), Lebr6n (1991) y Colon (1985) son similares en su contenido, en que describen conductas de apoyo e identifican las fuentes de cada tipo de apoyo. El utilizado por Rivera incluye el elemento de medir la frecuencia con que se recibe apoyo, pero no utiliza una escala continua para medirlo, lo que representa una limitación. Estos cuestionarios desarrollados para su uso en investigación ejemplifican la falta de instrumentación de uso cornlin, propios para la medición del constructo. Aunque han resultado Utiles para prop6sitos de investigaciOn, se carece de información sobre sus propiedades psicométricas. No hay estudios sobre su validez, confiabilidad, ni normas desarrolladas.

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Es evidente que hay necesidad de desarrollar instrumentos apropiados para la medición de constructos psicológicos en la población puertorriquefia. Esta necesidad es una realidad también con relación a la población envejecida puertorriquefia. Estos instrumentos deben ser psicométricamente sOlidos. En el caso del apoyo social, un instrumento de esta naturaleza serviria propOsitos tanto investigativos como aplicaciones clinicas. Con relación a esta necesidad, Vélez (1995) realizó la traducción revertida ("back translation") del Inventory of Socially Supportive Behaviors (ISSB) de Barrera, Sandler y Ramsay (1981). El instrumento original en su version inglesa evidenció tener propiedades psicométricas adecuadas, tales como validez y confiabilidad. Esto se informa en varios estudios publicados por sus autores. Por ejemplo, la confiabilidad prueba-reprueba informada por Barrera, Sandler y Ramsay (1981) fue de r (69) = .882, p < .001; los indices de consistencia interna informados fueron coeficientes alfa de .926 y .940. Estudios sobre la validez de constructo del ISSB han demostrado que el instrumento mide las dimensiones del apoyo que pretende medir (Barrera y Ainlay, 1983; Finch et al, 1997). En el presente estudio se examina la validez de constructo de la version al espafiol del ISSB, o Inventario de Conductas de Apoyo. A estos fines, se realizó un analisis de factores.

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Método Participantes Se seleccion6 una muestra de 100 participantes entre los residentes de una comunidad clasificada como "vivienda independiente para personas envejecientes", ubicada en la zona metropolitana de San Juan. Todos los residentes de este tipo de facilidad deben tener las facultades para llevar una vida independiente (no necesitar de ayuda o cuido para desempefiar sus actividades diarias de cuidado y mantenimiento personal). Tres de los residentes seleccionados (dos hombres y una mujer) no desearon participar, quedando la muestra final compuesta de 97 participantes. La muestra se compuso de 46 mujeres (47.4%) y 51 hombres (52.6%), entre las edades de 59 y 90 alms. La edad promedio de los participantes es 75.43 afios (dt = 6.96). En términos del estado civil, la mayoria de los(as) participantes (46.4%) son viudos(as), seguido de la categoria de "divorciados" (21.6%), un 12.4% eran solteros y un 10.3% inform6 ser casados. En relación a la escolaridad de los participantes, se encontr6 que la mayoria (52.6%) habia asistido solo a escuela elemental. lin 3.1% nunca asisti6 a la escuela, y solo un 2.1% complet6 un bachillerato. Los participantes en promedio habian completado 6.43 (dt = 4.12) afios de estudio. El ingreso mensual promedio de los participantes es de $358.05 (dt = $172.64). Este fluctila desde un minimo de $32 a un ingreso maximo de $826.

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La muestra de participantes se seleccion6 a base de la disponibilidad. Se utilizó este método de selección anteponiéndose las consideraciones prácticas a las amenazas a la validez externa que representa la utilización de este tipo de muestras. El procedimiento para la selección de los participantes se describe a continuación. Se obtuvo de la administración de la facilidad una lista de todos los residentes que cumplen con los requisitos de participación (p. ej., edad). Se excluyó del estudio a aquellos participantes que no tienen la capacidad de realizar la entrevista sin ayuda, ya sea por tener algün impedimento auditivo, visual, o incapacidad mental. Entre estos residentes se seleccion6 una muestra de 100 participantes. A los participantes seleccionados se les visit() en sus hogares, donde se les explic6 el propósito e implicaciones de la participación en el estudio, ademds de sus derechos como participante. Finalmente, solo participaron aquellos residentes que desearon hacerlo libre y voluntariamente, luego de ser informados sobre el estudio. Se obtuvo el consentimiento escrito de éstos previo a proceder con la entrevista. Instrumentos Variables sociodemográficas Se recogin información sociodemográfica básica sobre los(as) participantes. Para estos efectos, se utilizO una planilla de datos sociodemográficos, que solicita informaci6n tal como la fecha de nacimiento, género, estado civil, escolaridad y ocupaci6n previa. La investigadora principal redact6 esta planilla.

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Apoyo social. Para medir el constructo de apoyo social, se utilizó la traducción al espafiol de Vélez (1995) del Inventario de Conductas de Apoyo ("Inventory of Socially Supportive Behaviors" o ISSB) de Barrera, Sandler y Ramsay (1981). Este inventario mide el tipo y la cantidad de apoyo recibido por la persona de su entorno social. Se miden las conductas que denotan apoyo social de varios tipos, segfin informadas por el recipiente de este apoyo. El inventario mide tres tipos de apoyo: emocional, material y consejos (o "guidance"). Esto es consistente con la conceptuación del constructo que predomina en la literatura sobre la medición del apoyo social en envejecidos. El ICA consiste de 40 reactivos en escala Likert de 5 puntos (que fluctila desde "no ha ocurrido" hasta "casi todos los dias"). Cada reactivo describe una situación en la que el sujeto recibe algim tipo de apoyo de otra persona (por ejemplo: «le provey6 de transportación»). Se le pregunta al sujeto con cuanta frecuencia le ha ocurrido cada situación durante el Ultimo mes. Se suman todos los reactivos para obtener una puntuación total. La puntuación total posible en la escala fluctua entre 40 y 200. Las puntuaciones altas en esta escala indican mayor cantidad de apoyo recibido, y viceversa. Barrera, Sandler y Ramsay (1981) informan que el instrumento evidenció una confiabilidad adecuada al administrarse a universitarios norteamericanos(as). La confiabilidad prueba-reprueba informada por los autores fue de r(69) = .882, p < .001 para un periodo de dos dias. Los indices de consistencia interna informados fueron coeficientes alfa de .926 y .940 para las dos administraciones de la prueba.

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A pesar de que esta medida no tiene aim normas para usarse en Puerto Rico, Vélez (1995) realize) una traducción revertida ("back-translation") al espaiiol, en un estudio preliminar, adheriéndose a los procedimientos especificos delineados por Brislin (1986), y administr6 la version final del instrumento a una muestra de 54 ancianos puertorriquelios. En el presente estudio se utilizó esta version en espaiiol. En el estudio piloto mencionado anteriormente, Vélez (1995) obtuvo indices de consistencia interna tan adecuados como los de la muestra norteamericana con que se desarrolle) la escala original. El coeficiente alfa informado por Vélez fue de .9296 (n = 54). Estas investigaciones demuestran que el instrumento es al menos una medida confiable del constructo apoyo social, y aparenta ser tan apto para usarse con estudiantes universitarios como con ancianos. Para evaluar la validez de constructo del instrumento, Barrera y Ainlay (1983) realizaron un analisis de factores del Inventario de Conductas de Apoyo (ICA; ISSB por sus siglas en ingles). Estos autores administraron el ISSB a 370 estudiantes de bachillerato. Utilizaron el método de extracción de andlisis de componentes principales, y el método de rotación Varimax. Ellos identificaron 4 factores principales que resumen los reactivos de la prueba. Incluyeron en cada factor reactivos que evidenciaron cargas en ese factor mayores de .40 (incluso). Llamaron "Consejeria Directiva" ("directive guidance") al primer factor. Este incluye reactivos que describen conductas de aconsejar, dar retrocomunicación y dar información. Este primer factor explice) un 76.3% de la variación. Al segundo factor lo llamaron "Apoyo No-Directivo" y éste explicó

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11.6% de la variación. Este incluye reactivos que describen conductas de estima, confianza, demostraciones fisicas de afecto, escuchar, e intimidad. Un tercer factor, llamado "Interacción Social Positiva", explic6 un 7% de la variación. Incluia reactivos relacionados con bromear, hablar de temas de interés y actividades recreativas. El cuarto factor que emergi6 the llamado "Ayuda Tangible". Este refine reactivos que describen el préstamo de dinero y objetos, asi como transportación y alojamiento. Explic6 un 5% de la variación. Este estudio documentO la validez de constructo del ISSB en su version original en inglés. Esta información ha sido corroborada en estudios posteriores con poblaciones diversas, con relativa consistencia (Finch et al, 1997; Piko, 1998; Pretorius & Diedricks, 1993; Stokes & Wilson, 1984). Procedimiento El procedimiento de recolección de datos incluyó visitar a cada participante en su hogar, explicarle el propOsito e información necesaria sobre el estudio, y obtener su consentimiento voluntario e informado por escrito. La administraci6n de los instrumentos sigui6 un formato de tipo entrevista estructurada, donde la entrevistadora ley6 todos los reactivos al participante, anotando sus respuestas, de manera individual. La recolección de los datos se neve) a cabo en el entorno usual del participante. Se registraron las respuestas de cada participante en un protocolo, y luego se registraron todos los datos en una matriz de datos computarizada, excluyendo informaci6n que permita identificar al (la) participante.

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Analisis estadisticos Analisis de factores Se realizó un andlisis de factores confirmatorio para examinar la validez de constructo del Inventario de Conductas de Apoyo (ICA). Se utilizó el método de extracción de andlisis de componentes principales, que consiste en formar combinaciones lineales de las variables (reactivos). El primer factor consiste en aquella combinaci6n de reactivos que explica la cantidad mayor de variación. Se utilizó el método de rotaci6n Varimax, que ayuda a simplificar la interpretaci6n de los factores, minimizando el nümero de reactivos con cargas en un factor. Se extrajeron 4 factores, de acuerdo a los hallazgos de estudios previos (Barrera y Ainlay, 1983, Finch et al, 1997). Más adelante estos factores se sometieron a rotaci6n ortogonal, para facilitar su interpretaci6n. Se utilizó el criterio de carps mayores o iguales a .40 para facilitar la interpretaci6n de cada factor, para mantener uniformidad en la metodologia con el andlisis realizado por Barrera y Ainlay (1983). Esto implica que solo se incluyeron en cada factor los reactivos que obtuvieron cargas mayores o iguales a .40 en el mismo. Resultados Los participantes del estudio (n = 96) obtuvieron puntuaciones en el Inventario de Conductas de Apoyo que fluctuaron entre 41 y 122, con una puntuación promedio de 69.49 (dt = 19.34).

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El analisis gener6 los 4 factores que se presentan en la Tabla 1, con sus valores Eigen y el porcentaje de variación explicada por cada uno y en conjunto. Como se ve en la Tabla 1, el primer factor que se extrajo explica un 23.55% de la variación total, y tuvo un Eigenvalue de 9.42. A este factor se le llam6 Consejos / información, pues agrupa reactivos que describen conductas de ofrecer información de tipo cognoscitiva, dar retrocomunicación, compartir experiencias propias, dar consejos y ayuda directiva. Un segundo factor, llamado Apoyo emocional, tuvo un valor de 2.80 y explic6 un 7% de la varianza. Este agrupa reactivos que reflejan este tipo de apoyo, como dar confianza, expresar earth() o afecto, ofrecer respaldo emocional, confianza, conversación, compaffla en momentos dificiles, aceptación incondicional, fomentar la valia personal, y tener interacciones sociales positivas. Un tercer factor, que denominamos Apoyo instrumental, explic6 un 6.10% de la variación, con un valor Eigen de 2.42. El mismo incluye conductas que denotan ayuda instrumental, tales como proveer transportación, alojamiento, y el préstamo de articulos no monetarios; en otras palabras, el ofrecer ayuda tangible, de tipo no-econ6mica. El cuarto factor explica un 5.44% de la variación (valor Eigen igual a 2.17) y lo llamamos Apoyo material / económico. Este agrupa conductas relacionadas con el préstamo o donaci6n de dinero, especificamente. Los 4 factores agruparon 33 de los 40 reactivos que componen el ICA. En conjunto, los 4 factores explican el 42.04% de la variación en las puntuaciones en el inventario.

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Siete (7) reactivos no presentaron cargas que alcanzaran el valor de .40 en ninguno de los factores rotados. La Tabla 2 presenta la matriz final de factores rotados mediante el método Varimax. En ésta se presentan los reactiyos que se agruparon alrededor de cada factor. Por ejemplo, como se aprecia en la Tabla 2, el Factor II denominado "Apoyo Emocional", agrupa varios reactivos que describen conductas tales como dar apoyo en momentos de estrés, ofrecer aceptación incondicional, y demostrar afecto, entre otras. En relación con la confiabilidad del instrumento, en la presente inyestigación se re-evaluó la confiabilidad (de tipo consistencia interna) del instrumento, y se obtuvo un coeficiente alfa de Cronbach de .91 (n = 96). Esto corrobora los hallazgos de estudios previos (Barrera, Sandler y Ramsay, 1981; Stokes & Wilson, 1984), donde se obtuvieron coeficientes alfa entre .92 y .94. Se documenta la confiabilidad del Inyentario de Conductas de Apoyo. Discusión En esta investigación se realizó un andlisis de factores para evaluar la validez de constructo del Inventario de Conductas de Apoyo. En esta sección, se discuten los hallazgos, a la luz de los marcos te6ricos que describen la estmctura del constructo y se comparan los resultados de nuestros analisis con los hallazgos de varias investigaciones sobre la estructura factorial del ISSB (version original del ICA, en inglés, ver Barrera, Sandler y Ramsay, 1981). Estas investigaciones incluyen algunas realizadas con

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muestras de estudiantes universitarios norteamericanos (Barrera y Ainlay, 1983; Finch et al, 1997; Stokes y Wilson, 1984), asi como con adolescentes hungaros (Piko, 1998) y estudiantes universitarios sur africanos (Pretorius y Diedricks, 1993). En la presente investigación se observ6 que los reactivos que componen el instrumento se agruparon en torno a 4 factores, a saber: Consejos / información, Apoyo emocional, Apoyo instrumental y Apoyo material / econ6mico. Estos resultaron congruentes con el modelo tridimensional del apoyo social, ya que estos factores describen aspectos de las tres dimensiones que resumen el constructo, segum descritas por Oxman y Berkman (1990) y por Hanson y Ostergren (1987). Estas son: apoyo emocional, ayuda tangible (apoyo material) y consejos e informaci6n. La dimension de "ayuda tangible" descrita por los teóricos incluye aspectos tales como proveer apoyo instrumental, dinero, transportación y otras formas de asistencia práctica. Las dimensiones de apoyo emocional y consejos se relacionan con el afecto, confianza, fomentar la autoestima, y los aspectos cognoscitivos de dar información, ayuda directiva y aconsejar, respectivamente. Los componentes del apoyo social medidos por el ICA, son consistentes con la literatura sobre el apoyo social, lo que constituye evidencia adicional sobre la validez del constructo. Con relación a los estudios que investigaron la estructura factorial del ICA (ISSB, en ingles), los hallazgos también sugieren la validez de constructo del instrumento. A pesar de que las investigaciones que identificamos se realizaron con poblaciones jóvenes y de diversas

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nacionalidades, hay cierta consistencia en los hallazgos. Barrera y Ainlay (1983), con una muestra de estudiantes universitarios norteamericanos habian identificado 4 factores para resumir el ICA: consejeria directiva ("directive guidance"); apoyo no-directivo (similar en contenido al concepto de apoyo emocional); interacción social positiva y ayuda tangible. Finch y sus colaboradores (1997) corroboran esta estructura con 888 estudiantes norteamericanos. El componente denominado por estos investigadores "consejeria directiva" es similar en su contenido al identificado en nuestro estudio como Consejos / informaci6n. A su vez, es consistente con el factor llamado información ("informational support"), por Piko (1998), con una muestra de 1,039 adolescentes hiingaros, y el llamado "información cognoscitiva" por Stokes y Wilson (1984) con 179 universitarios norteamericanos. El segundo componente que identificamos, y que llamamos Apoyo emocional, coincide en estructura con el factor "apoyo no-directivo" del estudio de Barrera y Ainlay (1983) y de Finch et al (1998), asi como el factor que por un lado Piko (1998), y por otro Stokes y Wilson, llamaron "apoyo emocional". En este estudio llamamos Apoyo instrumental al componente que describe conductas que denotan asistencia práctica, tales como ofrecer alojamiento, transportación y asistencia tangible. Este se asemeja en contenido al factor llamado "ayuda tangible" (Barrera y Ainlay,, 1983; Finch et al, 1998) y al de "arida tangible y material" (Stokes y Wilson, 1984). Su estructura es similar a lo que recopila el factor de asistencia práctica ("practical support") del estudio de Piko (1998).

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En Ultimo lugar, en esta investigación se identific6 un componente del apoyo material, que tiene que ver con la asistencia económica, especificamente. A este lo denominamos Apoyo material / económico, y es andlogo al componente de apoyo material ("rational / material support"), segim Piko (1998). Resulta interesante que en esta investigación, los reactivos relacionados al factor econOmico se agruparon por separado en torno a este componente. En las otras investigaciones consultadas, estos generalmente se agrupan bajo la dimension de ayuda tangible, y/o ayuda material. Una hipótesis que podria explicar este hallazgo se relaciona con las posibles diferencias culturales y/o evolutivas, con relación a las diferencias en edad de las muestras de participantes. Como se ha discutido, nuestros hallazgos en torno a la estructura factorial del ICA son, en términos generales, muy similares a lo identificado en investigaciones previas sobre el instrumento (Barrera y Ainlay, 1983; Finch et al, 1997; Piko, 1998; Pretorius & Diedricks, 1993; Stokes & Wilson, 1984). Estos resultados se interpretaron a la luz de los argumentos de teóricos y los hallazgos empiricos con relación a la conceptuación y medici6n del apoyo social utilizando el ISSB. Se concluye que la validez de constructo del instrumento estd documentada, al menos de manera preliminar. El instrumento aparenta medir el constructo apoyo social segim descrito por la teoria, lo que a su vez documenta la validez del constructo mismo. El analisis realizado demuestra que el ICA mide las dimensiones principales del apoyo social presentadas en la literatura cientifica sobre el tema. De este modo este estudio hace una contribución al campo de la medición

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psicológica, aportando evidencia que documenta la validez de constructo de un instrumento que sirve para medir el apoyo social recibido por un individuo. El mismo podria tener utilidad tanto para propósitos clinicos, como para la investigación. La importancia de contar con un instrumento válido y confiable para evaluar el apoyo social en los(as) ancianos(as) se resalta a la luz de las necesidades de este sector creciente de la población. La existencia de una relación entre el apoyo social y la salud en los(as) ancianos(as) tiene unas implicaciones muy importantes para la formación de politica pAblica, asi como para la práctica clinica de todos(as) los(as) profesionales de la salud que sirven a esta población, incluyendo los/as psicólogos/as, gerontólogos/as, trabajadores sociales, terapéutas, medicos y otros. Segün argumentamos, algunos autores conceden tanta importancia a estos hallazgos en relación a la prevención y cuido de la salud de la población geridtrica que recomiendan que al realizar trabajo clinico con esta población, se debe utilizar de rutina un instrumento que evalüe la cantidad y la calidad del apoyo social que recibe el/la cliente envejeciente, asi como incorporar estrategias de «red de apoyo» en la práctica clinica (Lubben, 1988). El instrumento desarrollado podria atender a esta necesidad. También constituye una aportación a la investigación en la psicologia y disciplinas relacionadas, al proveer un instrumento de investigación que mide aspectos del apoyo social, en espailol, con validez y confiabilidad documentadas para su uso con ancianos/as puertorriqueilos/as.

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El estudio presenta limitaciones en términos del método de muestreo utilizado (por disponibilidad), que limita la capacidad de generalización de los hallazgos, asi como el tamaiio de la muestra, que es relativamente pequefie para los propósitos del estudio. Se recomienda replicar este tipo de investigación con una muestra más amplia. Los autores también consideran recomendable realizar un andlisis de factores de tipo confirmatorio con muestras de participantes puertorriqueflos/as de otros grupos de edad, para tener informaci6n sobre la validez del instrumento para su uso con participantes más jOvenes, y sectores variados de la población. Cabe sefialar que las investigaciones sobre la estructura factorial del ISSB accedidas, se realizaron con universitarios o adolescentes. A la luz de la adecuacidad documentada del instrumento para el uso con la población anciana, los autores recomiendan desarrollar estudios subsiguientes que investiguen la validez del mismo para utilizarse con otras poblaciones, tales como la población general, los adolescentes y/o jóvenes adultos.

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Validez Inventario de Conductas de Apoyo Social

Tabla 1 Cuatro factores extraidos en el andlisis de componentes principales del Inventario de Conductas de Apoyo (n = 97). Factor

Valores Eigen

% de variación explicada

% acumulativo de variación

1. Consejos / Información 2. Apoyo Emocional 3. Apoyo Instrumental 4. Apoyo Material / Económico

9.42

23.55

23.55

2.80

7.00

30.55

2.42

6.10

36.60

2.17

5.44

42.04

Tabla 2 Matriz final de factores rotados mediante el metodo Varimax, para el ancilisis de factores de los 40 reactivos que componen el Inventario de Conductas de Apoyo (n= 97) Reactivos ICA Reactivo 27 Reactivo 26 Reactivo 21 Reactivo 39 Reactivo 33 Reactivo 16 Reactivo 13 Reactivo 28

I .70 .66 .62 .59 .59 .57 .52 .51

Cargas en el factor rotado II III

70

IV

Vélez, Rodriguez & Martinez

Continuación Tabla 2 Reactivo 32 .51 Reactivo 37 .51 Reactivo 15 .51 Reactivo 5 .47 Reactivo 29 .45 Reactivo 30 .42 Reactivo 11 .77 Reactivo 8 .72 Reactivo 9 .70 Reactivo 6 .69 Reactivo 7 .69 Reactivo 12 .65 Reactivo 10 .61 Reactivo 2 .56 Reactivo 14 .55 Reactivo 18 .49 Reactivo 38 .80 Reactivo 3 .75 Reactivo 25 .60 Reactivo 20 .50 Reactivo 17 .48 Reactivo 24 .43 Reactivo 40 .66 Reactivo 34 .65 Reactivo 22 .44 Nota. Siete (7) reactivos no evidenciaron cargas mayores o iguales a .40 en ninguno de los factores extraidos en este andlisis.

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2002 Universidad Carlos Albizu San Juan, Puerto Rico

Ciencias de la Conducta

2002, Vol.17, 72-93

Consumo de alcohol y drogas en estudiantes puertorriquefios atletas y no-atletas de escuela superior Sean K. Sayers-Montalvo, Ph.D. Daniel Martinez, Ph.D. José Rodriguez, Ph.D. Universidad Carlos Albizu Recinto San Juan, Puerto Rico

Resumen El deporte, como institución, no estd inmune a la plaga de las drogas que ha infectado la sociedad en que vivimos a través de las Altimas dos décadas. El abuso del alcohol permea todos los niveles del deporte, desde escuela superior y universidades hasta los atletas profesionales. La revision de literatura sobre investigaciones que comparan el consumo de alcohol de los atletas y no atletas revelan resultados conflictivos (Anderson y McKeag, 1985; Critchlow, 1986; Evans, Weinberg y Jackson, 1992; Goodwin, 1990; Heyman, 1986; Overman y Terry, 1991). El propOsito de este trabajo iba dirigido a comparar el consumo de alcohol entre atletas y no-atletas puertorriquefios de escuela superior. La muestra estuvo compuesta por 139 estudiantes varones puertorriqueflos (90 atletas y 49 no atletas), entre 14

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Consumo de alcohol y drogas en atletas y no-atletas

y 18 altos, pertenecientes a una escuela superior privada de varones del area metropolitana. Se encontr6 en este estudio que los atletas puertorriquerios de una escuela privada de varones del area metropolitana consumen más alcohol que los estudiantes no-atletas de la misma escuela (74% vs. 57% respectivamente). Se entiende que, contrario a lo que piensan muchos padres y politicos, la practica organizada del deporte puede incitar conductas que eventualmente provocan lo que precisamente se busca evitar. Es necesario que las personas o profesionales que rodean a estos atletas hagan un verdadero esfuerzo dirigido a entender que problemas confrontan estos atletas para que, al momento de trabajar con ellos, puedan enfocarse a ayudarlos a trabajar con los mismos. Abstract Sport, as an institution, is not immune to the drug abuse that has characterized our society in the last two decades. Alcohol abuse can be observed throughout different sports levels, from high school and university athletes to professional athletes. Literature reviews about investigations that compare alcohol consumption between athletes and nonathletes reveal contradictory results (Anderson and McKeag, 1995; Critchlow, 1986; Evans, Weinberg, and Jackson, 1992; Goodwin, 1990; Heyman, 1986; Overman and Teny, 1991). The focus of this study was to compare alcohol consumption between Puerto Rican high school athletes and non-athletes. The sample was composed of 139 Puerto Rican male students (90 athletes, 49 non-athletes), ages 14 through 18, from an all boys high school in the metropolitan area of Puerto Rico. This study revealed that Puerto Rican male high school athletes

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from an all boys high school in the metropolitan area of Puerto Rico consumed more alcohol than their non-athletes (74% vs. 57%, respectively). Contrary to what parents and politicians might think, participating in organized sports may incite conducts that could eventually promote what we want to eliminate. It is necessary that the people and professionals surrounding these athletes make a true effort toward understanding what problems these athletes pass through so that they may focus on helping them deal with these problems.

El deporte como institución no está inmune a la plaga de las drogas que ha infectado la sociedad Occidental a través de las Altimas dos décadas. Los informes sobre el uso y abuso de drogas por atletas para aumentar su rendimiento, las drogas terapéuticas y las drogas recreacionales (drogas usadas usualmente en situaciones sociales por placer y disfrute o para relajarse) permean los periódicos, revistas y los medios de comunicación electrónica. La experiencia atlética incluye rasgos distintivos, tales como el manejo de situaciones de dolor, estrés y la necesidad de aumentar su rendimiento que hace que los atletas sean más susceptibles al uso y abuso de drogas. Hasta cierto punto, el aumento en el uso de drogas entre los atletas refleja una mayor frecuencia de uso de drogas en la población general; a medida que uno aumenta, la otra también aumenta. El abuso del alcohol permea todos los niveles del deporte desde la escuela superior y universidades hasta los atletas profesionales. Wadler (1999) indica que la droga más abusada en el mundo es el alcohol. El alcohol continua siendo la sustancia más abusada por adolescentes y atletas,

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Consumo de alcohol y drogas en atletas y no-atletas

desde escuela intermedia hasta el ambito profesional. Anderson y McKeag (1985) encontraron que el uso de alcohol entre los estudiantes que son atletas continua aumentando. Esta relación entre el deporte y el consumo de alcohol no es sorprendente, ya que históricamente existe un vinculo entre el mercadeo del alcohol y el deporte. Históricamente, la sociedad ha establecido o mantenido numerosos mitos relacionados a los habitos de uso de drogas y consumo de alcohol de los atletas. Estas malas interpretaciones estan siendo confrontadas con las frecuentes revelaciones de los atletas sobre sus problemas con el uso y consumo de drogas. Los atletas estan expuestos a las mismas presiones que la población general y son susceptibles a caer en el uso y abuso de substancias. El uso de drogas entre los atletas ha recibido una alta publicidad durante los Altimos afios (i.e. suspensiones, problemas legales y hasta causar la muerte). Debido a las expectativas que pone la sociedad estadounidense sobre los atletas, se tiene la impresión de que los atletas utilizan las drogas en proporción mayor que el resto de la sociedad. Sin embargo, investigaciones que comparan los atletas y no atletas revelan resultados conflictivos (Anderson & McKeag, 1985; Critchlow, 1986; Evans, Weinberg & Jackson, 1992; Goodwin, 1990; Heyman, 1986; Overman & Terry, 1991). Hull y Bond (1986) sugieren que los efectos psicológicos atractivos que demuestra el alcohol son el resultado de las expectativas sociales y psicológicas del bebedor en vez de las propiedades farmacológicas que tiene el alcohol. El alcohol comimmente se considera como un lubricante social, ayudando a las personas a conocer otras

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Sayers, Martinez & Rodriguez

personas más fácilmente. También se presume que ayuda a que la persona se relaje, se olvide de problemas emocionales y permite que uno actile más libremente (Critchlow, 1986). Ademds, se conoce que la presión grupal influye sobre la conducta de beber y que existen factores institucionales o situacionales que se relacionan al consumo de alcohol. Eventualmente, el consumo de alcohol puede llevar al adolescente a comenzar a utilizar otros tipos de drogas ilicitas, tales como la marihuana y la cocaina (Donovan & Jessor, 1983). Wadler (1999) expresa que el alcohol es una substancia que no aumenta la ejecución y tiene un sin rthmero de efectos nocivos asociados con su uso. Puede causar relajación y euforia, pero también actüa como un depresivo del sistema nervioso central. Entre los efectos nocivos del alcohol en la ejecución se encuentran el balance, tiempo de reacción, destrezas motoras finas y complejas, procesamiento de información, ansiedad, problemas con el habla, nausea, vómito y mareos. También puede impedir la regulación de la temperatura del cuerpo durante sesiones de ejercicio prolongado en ambientes frios y calientes. Wadler (1999) allade que un factor que no se ha considerado seriamente es el hecho de que los atletas que consumen socialmente cantidades excesivas de alcohol la noche después de una práctica o juego pueden tener un deterioro en sus destrezas atléticas por un periodo de 14 horas. Nattiv y Puffer (1991) estudiaron 216 estudiantes (109 atletas y 107 no atletas) en una universidad y encontraron que los atletas consumian más alcohol por salida o situación que los no atletas (54% vs. 36%

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Consumo de alcohol y drogas en atletas y no-atletas

respectivamente). Informaron que, ademas de un alto nivel de consumo de alcohol, también los atletas universitarios experimentaban más consecuencias relacionadas con la bebida y exhibian más conductas de alto riesgo. Por otro lado, Wechsler, Davenport, Dowdall, Grossman, y Zanakos (1997) realizaron una encuesta a 17,251 estudiantes universitarios en 140 universidades sobre el consumo de alcohol en atletas y no atletas. Sus resultados demostraron que la tasa de bebida (definido como cinco o más bebidas corridas para hombres y cuatro o más para mujeres) aumentaba a medida que aumentaba la involucración con el deporte. En Puerto Rico, Ramos-Acosta (1999) Bev() a cabo una investigación con 178 atletas universitarios (113 varones, 60 mujeres y 5 que no indicaron genero), entre 1829 afios, a través de toda la isla. La investigadora encontr6 que 47.2% de los atletas universitarios ingerian bebidas alcoh6licas, mientras que 52.8% no lo hacian. A su vez, encontr6 diferencias significativas en la frecuencia del uso de alcohol antes y después de ser atleta universitario. A pesar de que existe en los Estados Unidos una edad minima de 21 afios para consumir alcohol, muchos jóvenes con una edad menor a ésta consumen alcohol. El adolescente usualmente no visualiza el alcohol como un problema mayor ya que sus efectos no se sienten inmediatamente en comparaci6n con el uso de drogas ilicitas (Fox, 1973; MacKay, Phillips & Bryce, 1967; Wechler & Thum, 1973). Los jóvenes entre trece y quince afios estan en un alto riesgo para comenzar a beber (Johnston y colaboradores, 1995). En Espalia se observa un patr6n parecido a lo observado en los Estados Unidos. El

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60.9% de los jóvenes entre 15 y 16 ailos son consumidores moderados, un 25.4% no bebe y otro 13.7% lo hace en exceso. La edad de inicio se sitita en los 14 altos (Alvarez, 1999). Existen investigaciones que demuestran que la decision de un adolescente de consumir o no consumir alcohol puede ser aprendida o adquirida a medida que una multitud de variables influyen al momento de escoger entre abstinencia o participación. Una de estas influencias durante la adolescencia es el deporte. Carr, Kennedy y Dimick (1990) compararon la involucración de adolescentes atletas y no atletas hacia el uso y abuso de alcohol. Se preguntaron si habia diferencia en el consumo de alcohol en ambas poblaciones y si habia una diferencia entre los géneros. Llevaron a cabo una encuesta en una escuela superior urbana de aproximadamente 2,000 estudiantes en la region medio oeste de los Estados Unidos. La muestra de 1,713 estudiantes (908 hombres y 805 mujeres) representaba el 86% del cuerpo estudiantil. Los resultados demostraron que existe una gran preocupación hacia el uso y posible abuso de alcohol en atletas masculinos de escuela superior. En otro estudio, Robles y colaboradores (1995), en conjunto con la Universidad Central del Caribe, investigaron el uso de substancias o drogas en 1,876 estudiantes cursando el alto académico 1994-1995 en 117 escuelas palicas y privadas de Puerto Rico. Encontraron que el alcohol es la substancia más usada por los estudiantes de las escuelas de Puerto Rico seguido por los cigarillos y luego la marihuana. El por ciento de uso de alcohol reportado por los estudiantes por nivel escolar fue:

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Consumo de alcohol y drogas en atletas y no-atletas

45.0% en elemental, 64.5% en intermedia y 84.5% en superior. En escuela superior, encontraron que 14.9% de los estudiantes habian utilizado la marihuana, 4.8% cocaina, 1.2% heroina y 0.3% crack. Finalmente, estimaron que aproximadamente tres cuartas partes de los estudiantes en Puerto Rico han consumido alcohol alguna vez en su vida y una tercera parte ha usado cigarrillos. Moscoso y colaboradores (1999), en conjunto a la Universidad Central del Caribe y la Administración de Servicios de Salud Mental y Contra la Adicción (ASSMCA), hicieron un seguimiento al estudio realizado por Robles y colaboradores (1995). Utilizaron una muestra de 4,748 estudiantes puertorriquelios cursando el alio académico 1997-1998 en 120 escuelas pAblicas y privadas del area metropolitana y no metropolitana de Puerto Rico; 1,647 eran de escuela elemental, 1,473 de escuela intermedia y 1,628 de escuela superior. Entre los hallazgos principales informan que: (1) el 70.3% de los estudiantes adolescentes menores de 18 alios habian usado el alcohol alguna vez, 56.2% en el Ultimo alio y 34.5% en el Ultimo mes; y (2) 12.0% de estos mismos estudiantes habian usado marihuana alguna vez, 8.4% en el Ultimo alio y 4.3% en el Ultimo mes; y por Ultimo, el 1.1% habian usado esteroides anabólicos alguna vez, 8.4% en el Ultimo alio y 0.6% en el Ultimo mes. En Puerto Rico las investigaciones publicadas en el area de alcohol y drogas han sido limitadas. El propósito de esta investigación es explorar el consumo de alcohol y drogas entre estudiantes de escuela superior que practican el deporte con la regularidad y compromiso minimo necesario para poder ser clasificados como atletas y compararlos con

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Sayers, Martinez & Rodriguez

una muestra de no atletas. En la sociedad puertorriqueria existen controversias en torno a esta tematica. El propósito de esta investigación es arrojar luz sobre algunas de estas controversias. Método Participantes

La muestra estuvo compuesta por 139 estudiantes varones (90 atletas y 49 no atletas) de una escuela superior privada de varones del area metropolitana, entre 14 y 18 arios, con una edad promedio (M) de 15.73 arios y una desviación tipica (DI) de 1.25 arios. A su vez, de los 139 estudiantes, 39 (23 atletas y 16 no atletas) cursaban noveno grado, 39 (23 atletas y 16 no atletas) décimo, 29 (21 atletas y 8 no atletas) undécimo y 32 (23 atletas y 9 no atletas) duodecimo. Los estudiantes atletas de esta muestra estaban practicando y compitiendo en uno de los equipos atléticos de su escuela superior o participando en algim otro tipo de deporte o liga competitiva fuera de la escuela. El grupo de comparaciOn de estudiantes no atletas incluia aquellos que participaban en equipos intramurales o recreacionales, pero no participaban en ningim equipo formal de su escuela o liga fuera de su escuela. No se incluyeron estudiantes que habian dejado de competir en el equipo de la escuela por razones académicas, de conducta o por medidas disciplinarias. La participación de los estudiantes fue completamente voluntaria y se requirió la autorización de los padres y de

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los menores de edad para participar en el estudio. Como la participación en este estudio fue totalmente voluntaria, el estudiante pudo escoger no contestar una pregunta en particular y tuvo la opci6n de retirarse sin penalidad de la investigación en cualquier momento. A cada participante se le entregó una hoja de consentimiento en la cual se explic6 el prop6sito de la investigación. No hubo ningim tipo de compensación para los participantes en el estudio. Instrumento La Escala JAN de Consumo y Frecuencia de Alcohol y Drogas para estudiantes de escuela superior (Sayers, 2001) consta de dos partes. La primera parte consta de tres areas: (1) preguntas sociodemograficas, (2) doce reactivos que intentan explorar uso y frecuencia de alcohol y drogas y las razones de su uso entre los estudiantes de escuela superior y (3) la percepci6n que tienen los estudiantes sobre el uso de alcohol y drogas de sus compaiieros atletas. La segunda parte consta de veinticinco (25) reactivos construidos en escala Likert de 5 puntos para determinar la frecuencia y uso de alcohol y drogas entre los estudiantes. La gradación de la escala es la siguiente: 1 = nunca, 2 = raras veces, 3 = algunas veces, 4 = frecuentemente y 5 = muy frecuentemente. Ademds, los veinticinco reactivos se dividen en tres areas: información relacionada al uso de alcohol (reactivos 1-10), información relacionada al uso de drogas (reactivos 11-20) e informaci6n relacionada al uso de esteroides anabólicos (reactivos 21-25). La version original de la Escala JAN para estudiantes universitarios de Ramos-Acosta (1999) obtuvo un indice de confiabilidad de

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Sayers, Martinez & Rodriguez

0.88. Mientras que la adaptación de esa escala creado por Sayers (2001) arroj6 un indice de confiabilidad de 0.72. Procedimiento

Se escogi6 una escuela privada de varones del area metropolitana. La escuela seleccionada para el estudio fue aquélla que mostr6 interés y disponibilidad para participar en el mismo. Luego de solicitar los debidos permisos escritos con el Director de la escuela, se seleccion6 la muestra de atletas y no atletas que se utilizó para el estudio. A cada estudiante se le dio una hoja de consentimiento para llevarselo a sus padres para que les otorgaran permiso de participar en el estudio. A los estudiantes que participaron se les entregó la adaptaciOn de la Escala JAN de Consumo y Frecuencia de Alcohol y Drogas para que lo completaran. La administración de la escala dur6 entre 15 a 20 minutos. Luego de recopilar los datos, se procedió a codificar y analizar los mismos utilizando el programa estadistico SPSS 10.0. Se utilizó un alfa (a) igual a 0.05 en los andlisis estadisticos realizados en este estudio para conocer si existian o no diferencias significativas entre los grupos. Resultados Consumo de alcohol: Atletas vs. no-atletas Se encontr6 en este estudio que 74.4% de los atletas (n=67) y 57.1% de los no-atletas (n=28) en la escuela seleccionada consumian alcohol. El consumo promedio (M) de alcohol de los atletas fue de 2.77 tragos con una

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Consumo de alcohol y drogas en atletas y no-atletas

desviación tipica (D 7) de 2.41 tragos, mientras que el consumo de los no-atletas fue M = 1.63 (D T = 1.87). Al realizar un analisis de varianza (ANOVA) del consumo de alcohol de estos dos grupos, se encontró que existe diferencia significativa en el consumo de alcohol, F (1,137) = 8.15,p = 0.005. En la Tabla 1 se observa que el mayor consumo de alcohol de los atletas fue la categoria de 1-3 tragos en una noche (38.9%), seguido por 4-6 tragos en una noche (30.0%). Por otro lado, el mayor consumo de alcohol por los no-atletas es la categoria de nunca consumir alcohol (42.9%), seguido por 1-3 tragos (42.9%). Tabla 1 Consumo de alcohol entre atletas y no atletas de escuela superior I,Eres estudiante atleta?

Consumo de bebidas alcohólicas

SI

NO

25.6% 42.9% 0 38.9% 42.9% 1-3 12.2% 30.0% 4-6 2.0% 3.3% 7-9 0.0% 2.2% 10 o más Nota. En este estudio se defimo un trago como una cerveza de 12 onzas, una copa de vino de 4 onzas o una onza y media de licor 80 grados prueba (American Medical Association, 1999; Evans, Weinberg, & Jackson, 1992; National Institute on Alcohol Abuse and Alcoholism, 1992; & Wadler, 1999).

Cuando se desglosó el consumo de alcohol de los atletas por el deporte que practicaban, se encontró que todos (100%) los atletas de balompié, 85.7% de los de baloncesto, 84.6% de los de voleibol, 83.3% de los de béisbol, 63.2%

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Sayers, Martinez & Rodriguez

de los que practican otros deportes, 62.5% de los de natación y 46.7% de los de pista y campo / campo traviesa reportaron haber consumido alcohol. Al realizar un ANOVA, se encontró que existe una diferencia significativa en el nivel de consumo de alcohol a base del deporte que se practica, F (6,83) = 3.25, p = 0.006. Un analisis de contrastes mUltiples Tukey — HSD reveló diferencias significativas entre los siguientes grupos: (1) balompié vs. pista y campo / campo traviesa (p = 0.013) y (2) baloncesto vs. pista y campo / campo traviesa (p = 0.32). La Tabla 2 presenta el consumo promedio de alcohol de los atletas a base del tipo de deporte que se practica. Tabla 2 Consumo promedio de alcohol de los atletas por deporte Deporte Balompié Baloncesto Béisbol Voleibol Otros Natación Pista y campo / Campo traviesa

N

M

DT

15 14 6 13 19 8

4.20 4.00 3.17 2.62 2.32 1.63

1.78 2.86 2.14 2.18 2.65 1.69

15

1.33

1.76

Al momento de preguntarle a los atletas con quién preferian consumir alcohol, el 62.2% preferian beber con amigos/as, 25.6% con compaileros atletas, 25.6% con su familia y 21.1% con su pareja. Los atletas indicaron consumir alcohol por las siguientes razones: diversion (57.8%), para relajarse (30.0%), por costumbre (8.9%), aumentar auto-confianza (6.7%), para olvidar (5.6%) y por

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Consumo de alcohol y drogas en atletas y no-atletas

presión social (4.4%). Por otro lado, 42.9% de los no-atletas preferian beber con sus amigos/as, 34.7% con su familia, 16.3% con su pareja y 8.2% solo. Los no-atletas indicaron consumir alcohol por las siguientes razones: diversion (42.9%), para relajarse (22.4%), para olvidar (10.2%), por costumbre (4.1%), presión social (2.0%) y aumentar auto-confianza (2.0%). Consumo de drogas: Atletas vs. no-atletas El consumo de drogas de los atletas se desgloso de la siguiente manera: 18.9% (n=17) report6 haber utilizado marihuana, 1.1% (n=1) LSD y 1.1% (n=1) éxtasis. Ninguno de los atletas report() haber usado cocaina, heroina o crack. El consumo de drogas de los no-atletas se desglos6 de la siguiente forma: 14.3% de los no-atletas report() haber usado marihuana. Ninguno de los no-atletas report6 haber usado cocaina, heroina, crack o LSD. De los siete (7) estudiantes que reportaron estar usando drogas al presente, seis (6) eran atletas y uno era no-atleta. El 6.7% de los atletas y el 2.0% de los no-atletas report6 seguir usando marihuana en este momento. Al realizar un ANOVA para contrastar el consumo de marihuana entre atletas y no-atletas, se encontr6 que no existia diferencia significativa en el consumo de marihuana entre los estudiantes atletas y no-atletas de la escuela seleccionada, F (1,137) = 0.465, p = 0.496. Ademds, debe indicarse que el consumo de otras drogas ilicitas (cocaina, heroina, crack y LSD) tampoco fue significativo entre el grupo de atletas y no-atletas (F (1,137) = 0.465,p = 0.496).

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Sayers, Martinez & Rodriguez

Los atletas que habian utilizado drogas (18.9%) indicaron que lo usaban con sus amigos/as (13.3%), con compafieros atletas (4.4%), cuando estaban solos (2.2%) y/o con su pareja (2.2%). Expresaron hacerlo para relajarse (10.0%), por diversiOn (5.6%), para probar (2.2%), presión social (2.2%), por costumbre (1.1%) y para olvidar (1.1%). Los no-atletas que habian utilizado drogas (8.2%) indicaron que lo usaban con sus amigos/as (6.1%) y/o cuando estaban solos (2.0%). Expresaron hacerlo para relajarse (6.1%), por diversion (4.1%), para probar (2.0%), por costumbre (2.0%) y para olvidar (2.0%).

DiscusiOn Los resultados sugieren que los adolescentes que participan en deportes tienen mayor probabilidad de consumir alcohol que sus compafieros no-atletas. En esta investigación, se encontr6 que los atletas puertorriquefios de una escuela privada de varones del area metropolitana consumen más alcohol que los estudiantes no-atletas de la misma escuela. El consumo de alcohol reportado, en los Altimos seis meses, por estos atletas era de un 74.4% versus un 57.1% de los no-atletas. Los resultados obtenidos en esta investigación arrojan resultados similares a otros estudios realizados sobre el consumo de alcohol con atletas universitarios (Anderson y McKeag, 1985; Leichliter y colaboradores, 1998; Nattiv y Puffer, 1991; Wechsler, Davenport, Dowdall, Grossman, y Zanakos, 1997) y de escuela superior (Carr, Kennedy, y Dimick, 1990). El consumo excesivo de alcohol por parte de los atletas puede

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Consumo de alcohol y drogas en atletas y no-atletas

ser consecuencia de unas expectativas culturales que promueven que los atletas beban alcohol luego de un juego o competencia (Huggins, 2000) y que se perciba este consumo como socialmente aceptado y esperado. También se encontr6 que, al combinar la muestra de atletas y no-atletas, el 68.3% de los estudiantes puertorriqueilos de la misma escuela privada de varones del area metropolitana reportaron haber consumido alcohol en los filtimos seis meses. Esta proporción de consumo de alcohol es muy similar al 70.3% encontrado por Moscoso y colaboradores (1999). Cuando se compara el consumo de alcohol de los atletas (74.4%) con el consumo de alcohol de todos los estudiantes (68.3%), se observó que el consumo de alcohol de los atletas era mayor que el consumo de la población general. Los resultados arrojados por este estudio también muestran que el tipo de deporte, es un factor que influye en el consumo de alcohol de los atletas puertorriquefios de una escuela superior privada de varones. Se observó que los atletas que practican deportes con enfoque grupal, como lo son el balompié, baloncesto, voleibol y béisbol, consumian más alcohol que aquellos atletas que practicaban deportes con un enfoque individual, como son la natación, campo traviesa y pista y campo. Hull y Bond (1986) y Hays, Stacy, y Dimatteo (1987) entienden que el consumo de alcohol es un problema social. Nosotros coincidimos con esta premisa. Este problema social se puede observar en aquellos deportes que son grupales o de equipo. El atleta que pertenezca a un equipo deportivo grupal puede recibir presiones adicionales de sus compafieros, desde ejecutar bien y dar el cien por cien por

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Sayers, Martinez & Rodriguez

el equipo, hasta salir en grupo y compartir. El atleta que no siga la corriente del grupo puede ser marginado o hasta rechazado por sus comparieros. Ante esta situación, muchas veces el atleta preferird romper con sus creencias personales para adoptar las creencias de sus compafieros de equipo. Por otro lado, se encontr6 que el consumo de drogas ilicitas, incluyendo la marihuana, no dependen de si el estudiante es atleta o no-atleta, sino de otros problemas o presiones sociales. A su vez, contrario a lo que piensan muchos padres y politicos, la practica organizada del deporte puede incitar conductas que eventualmente provocan lo que precisamente se busca evitar. Es decir, el consumo de alcohol entre atletas que participan en deportes competitivos de equipo parece ser estimulado por la socializaciOn ante la escasez de alternativas y pobreza de los ambientes socioculturales que prevalecen en Puerto Rico. Los estudiantes que participan en deportes constituyen un grupo estratOgico que no ha sido atendido y que, por lo tanto, es vulnerable. Sanchez-Velo (1999) indica que "los deportistas deben parecer máquinas perfectamente puestas a punto, de arriba abajo, ya que un atleta de alto rendimiento no puede fallar en momentos de maxima tension" (p.12). Esta vision del atleta máquina, sincronizado y perfecto, hace que muchos de nuestros atletas sufran de un alto grado de presión por parte de sus escuelas, equipos deportivos, dirigentes y padres. Se espera de ellos que den más de su maximo esfuerzo, no solo en las practicas y en el campo de juego, sino en el salOn de clases y en sus hogares. Tomando este punto como base, es necesario que las personas o profesionales que trabajan con esta población

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Consumo de alcohol y drogas en atletas y no-atletas

hagan un esfuerzo dirigido a entender la situaci6n de los atletas y que, al momento de trabajar con ellos, puedan enfocar, de manera real, estos problemas. Al buscar soluciones a los problemas del atleta, se debe tener una vision holistica. El mundo del atleta no se limita al deporte. El atleta es un ente social que forma parte de una familia, de un grupo de amigos, de una comunidad, de su escuela y de un conglomerado cultural. Al evaluarlo frente a sus problemas y sus actitudes, no se puede ni se debe enfocar en una sola faceta, ya que todos estos mundos actaan sobre él de forma positiva o negativa. En un momento dado, un bajo rendimiento atlético podria atribuirse a falta de entrenamiento y preparaci6n, pero una evaluación podria revelar que la causa deriva de problemas familiares serios o consumo de alcohol y/o drogas. Las técnicas terapéuticas o no terapéuticas que se pueden utilizar para ayudar a los atletas deben tomar en consideración la individualidad de cada uno de ellos. Lo que funciona con una persona es posible que no tenga los mismos resultados o no sea efectiva con otros. Las técnicas también dependeran de quién las utiliza, cómo las utiliza y con qué fines se utilizan. Los estudiantes que participan en deportes son un grupo estratégico y vulnerable. Este grupo no ha recibido la atenci6n necesaria para evitar que caiga en riesgo de consumo de alcohol y/o drogas. Siendo la escasez de alternativas y pobreza de ambientes socioculturales dos factores que influyen negativamente en este grupo, es necesario crear un programa dirigido a la orientaciOn y prevenciOn del consumo de alcohol y/o drogas en esta población de estudiantes. Los resultados arrojados por esta investigaciOn hacen pensar que los programas dirigidos

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Sayers, Martinez & Rodriguez

hacia los jóvenes y adolescentes, relacionados con consumo de alcohol, no son eficientes. De ser eficientes, el por ciento de estudiantes que consumen alcohol seria mucho menor de lo que se encontr6. El estudio presentado explora una pequefia parte de un panorama complejo y muy diversificado. Quedan muchas areas por explorar. Entre las limitaciones que existen en este estudio se encuentran que la muestra fue escogida por disponibilidad, el estudio fue llevado a cabo en una sola escuela, no se pudo obtener una muestra de estudiantes femeninos para contrastar el consumo de alcohol por género y que no se pudo obtener una muestra de estudiantes de escuela pUblica para contrastar los resultados. Futuras investigaciones podrian enfocarse en estudiar cómo es el consumo de alcohol y drogas entre estudiantes atletas y no-atletas femeninas puertorriquelias de escuela superior, explorar el consumo de alcohol y drogas entre estudiantes atletas y no-atletas, varones y féminas, que estudian en las escuelas pUblicas de Puerto Rico, comparar del consumo de alcohol entre diferentes tipos de escuelas privadas (solo varones, solo féminas o ambos sexos) y, finalmente, comparar modelos de enserianza (p.e. laica versus religiosa) y el consumo de alcohol y/o drogas. Referencias Alvarez, M.J. (1999, Noviembre 16). El 13.7 por ciento de los menores de edad bebe en exceso, frente al 5.4 de adultos. ABC, p. 11. American Medical Association (1999). Benefits and dangers of alcohol [On-line]. Available: http://amaassn.org/insight/spec_con/ patient/ pat034.htm.

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Consumo de alcohol y drogas en atletas y no-atletas

Anderson, W., & McKeag, D. (1985). The substance use and abuse habits of college student-athletes. East Lansing, MI: Michigan State University. Carr, C., Kennedy, S., & Dimick, K. (1990). Alcohol use among high school athletes: A comparison of alcohol use and intoxication in male and female high school athletes and nonathletes. Journal of Drug and Alcohol Education, 36 (1), 39-43. Cohen, J. (1992). A power primer. Psychological Bulletin, 112 (1), 155-159. Critchlow, B. (1986). The powers of John Barleycorn. American Psychologist, 41, 751-764. Donovan, J.E., & Jessor, R. (1983). Problem drinking and the dimension of involvement with drugs: A Guttman scalogram analysis of adolescent drug use. American Journal of Public Health, 73, 543-552. Evans, M., Weinberg, R., & Jackson, A. (1992). Psychological factors related to drug use in college athletes. The Sport Psychologist, 6, 24-41. Fox, V. (1973). Alcoholism in adolescence. Journal of School Health, 43, 32-35. Goodwin, L. (1990). Social psychological bases for college alcohol consumption. Journal of Drug and Alcohol Education, 36 (1), 83-95. Hays, R., Stacy, A., & Dimatteo, R. (1987). Problem behavior theory and adolescent alcohol use. Addictive Behaviors, 12, 189-193. Heyman, S. (1986, summer). Psychological problem patterns found with athletes. The Clinical Psychologist, 68-71. Huggins, C.E. (2000). Study says athletic teens no less likely to smoke, drink. Reuters Health Information [On-line]. Available: http://www.drkoop.comlnews/stories/ 2000/nov/r/03_athletes.html. Hull, J., & Bond, C. (1986). Social and behavioral consequences of alcohol consumption and expectancy: A meta analysis. Psychological Bulletin, 99, 347-360.

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Sayers, Martinez & Rodriguez

Johnston, L.D. y colaboradores (1995). National survey results on drug use from the monitoring the future study (1975-1994): Vol. I. Secondary school students. Rockville, MD: National Institute on

Drug Abuse. Leichliter, J., Meilman, P., Presley, C., & Cashin, J. (1998). Alcohol use and related consequences among students with varying levels of involvement in college athletics. Journal of American College Health, 46 (6), 257-262. MacKay, J., Phillips, D., & Bryce, F. (1967). Drinking behavior among teen-agers: A comparison of institutionalized and noninstitutionalized youth. Journal of Health and Social Behavior, 8, 46-54. Moscoso, M., Rodriguez, L., Parrilla, I., Rebollo, J. Colon, H., & Robles, R. (1999). Consulta Juvenil IV: El uso de drogas en los adolescentes escolares (1997-1998). Departamento de Medicina de Familia y Salud Comunal: Universidad Central del Caribe, Bayamón, PR. National Institute on Alcohol Abuse and Alcoholism (1992). Moderate drinking [On-line]. Alcohol Alert, 16. Available: http://silk.nih.gov/silk/niaaal/publication/ aa16.htm. Nattiv, A., & Puffer, J. (1991). Lifestyles and health risks of collegiate athletes. Journal of Family Practice, 33, 585-590. Overman, S., & Terry, T. (1991). Alcohol use and attitudes: A comparison of college athletes and nonathletes. Journal of Drug Education, 21 (2), 107-117. Ramos-Acosta, J.R. (1999). Uso y frecuencia de alcohol, drogas y esteroides anabólicos en atletas universitarios. Disertación doctoral inédita, Centro Caribefio de Estudios Postgraduados, San Juan, Puerto Rico. Robles, R., Moscoso, M., ColOn, H., Garcia, M., & Parrilla, I. (1995). Consulta Juvenil III: El uso de drogas en los adolescentes escolares (1994-1995). Departamento de Medicina de Familia y

Salud Comunal: Universidad Central del Caribe, Bayamón, PR. Sanchez-Velo, M.A. (1999, Noviembre 30). Un futbolista de la cabeza a los pies. ABC, pp. 12, 13.

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Consumo de alcohol y drogas en atletas y no-atletas

Sayers, S. (2001). Consumo de alcohol y drogas por estudiantes puertorriquelios atletas en escuela superior. Disertación doctoral inédita, Universidad Carlos Albizu, San Juan, PR. Wadler, G. (1999). Alcohol [On-line]. Available: http://espn.go.com/ special/s/drugsandsports/alcohol.html. Wechsler, H., Davenport, A., Dowdall, G., Grossman, S., & Zanakos, S. (1997). Binge drinking, tobacco, and illicit drug use and involvement in college athletics: A survey of students at 140 American colleges. Journal of American College Health, 45, 195-200. Wechsler, H., & Thum, D. (1973). Teen-age drinking, drug use, and social correlates. Quarterly Journal of Studies on Alcohol, 34 (4), 1220-1227.

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Sección Arte y Cultura

2002 Universidad Carlos Albizu San Juan, Puerto Rico

Ciencias de la Conducta

2002, Vol.17, 95-96

Brilla Por Ti Mismo Maria L. Valcourt Quiero enviarle un mensaje positivo a todas las personas que de alguna forma se han sentido rezagadas por no compartir valores, ideologias o cualidades populares en determinados escenarios. Me refiero a que en muchas ocasiones nuestras acciones e ideas valen, seglin las influencias que tengamos para brillar. Mientras más conexiones tengo, mejor será la posici6n que podré ocupar. Mientras más dinero poseo, mfis beneficios obtengo. Mientras más popular soy, más privilegios recibo. Esa es la mentalidad de todos los seres humanos en alguna ocasi6n. Sin embargo, puede ser dificil el camino para llegar al éxito, pero dificil es el permanecer en él. Todos podemos alcanzar grandes oportunidades y la clave esta en la disposici6n y capacidad que tengamos para salir hacia delante. Las influencias ayudan, pero no son suficientes para convertirnos en seres respetables, honestos y exitosos. En ti estd el potencial para brillar con luz propia y no puedes permitir que las frustraciones o el egoismo invadan tu espiritu al no alcanzar lo que deseas en determinada ocasi6n. El criticar las cosas que ocurren a tu alrededor no ayudard a desenvolverte, al contrario, traerd cansancio y desanimo a tus pasos. Persevera en lo que haces y verds que tu trabajo e ideas seran reconocidos y valorados siempre. Las influencias se acaban, el conocimiento y la

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Valcourt

satisfacción prevalecen. Todo lo que haces, aunque te parezca diminuto, es importante para el desenvolvimiento del mundo y sin ti muchas cosas se quedarian por hacer. El optimismo, la entrega y satisfacci6n que recibes al realizar por ti mismo cosas con éxito, valen más que el dinero y las influencias que tengas para conseguir cualquier posici6n u oportunidad. Recuerda, el individuo exitoso no nace, se hace. Todo está en tu interior y en la disposici6n que tengas para enfrentar al mundo. Brilla por ti mismo, pues lo que facil llega, facil se va.

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Ciencias de la Conducta 2002, Vol.17, 97-100

2002 Universidad Carlos Albizu San Juan, Puerto Rico

De Homo Sapiens a Primate Lourdes Moreno En el coraz6n herido del continente africano, la naturaleza tiene un estigma. Lágrimas rojas cubren el verdor de la esperanza. Los cazadores inundan sangrientamente la selva, dando muerte a numerosas familias. Recientemente, presté mis servicios en ese pais. No lo pude soportar, atendi tantos casos semejantes y sin remedio. Todas las realidades nacen y yacen alli. La evolución y el retroceso se confunden entre si. Qué contradicci6n! Aunque lo que voy a narrar es informaci6n altamente confidencial por la ética que rige mi profesión, me confesaré ante el cura sin celibato. Siguiendo cada indicación de las sugestiones hipotéticas fui cayendo en el trance de incansable lucha, donde el vencedor siempre es el mismo. Aquel quien no conoce titubeos de inquebrantable voluntad ante codiciadas tentaciones, pero tan intransigente como el tiempo, que aunque su paso no deja rastro visible, si sabe marcar sus huellas en lugares imborrables. Psicologo: 1, 2, y 3... Liana, dime lo primero que recuerdes de aquella expedición el 28 de diciembre de 1985. Liana: Cuadernos... Psicologo: 1,De qué son esos cuadernos?

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Moreno

Liana: Son mis notas de observaciones... Psicó logo: 1,Que observabas? Liana: A los monos... Psicólogo: LPor qué observabas a los monos? Liana: Soy primatóloga... Estaba haciendo una serie de estudios etológicos. Psicelogo: 1,Cuentame sobre tus hallazgos.., 1,Que encontraste? Liana: Estaba sentada sobre la hierba humedecida por el rocio de la mariana. Era tan temprano alli arriba que la niebla hacia alucinar hasta el ojo del dguila. No se si fue la ceguera o quizas la altura, pero fue impresionante... Psicologo: Continua. No te detengas. Liana: Recuerdo que escribia todo lo que una voz interna me susurraba al oido... Psicólogo: I,Cómo era esa voz? Liana: No lo se, solo la escuchaba en mi mente. No era un pensamiento sacado del monelogo cotidiano.. Incluso yo podia dialogar con ella. Psicólogo: 1,Quién es ella? Liana: No tiene nombre... Para cumplir con esos convencionalismos de que todo tiene que tener nombre de referencia, me acuerdo que le apodé Doria Orangutana. Psicologo: Dime todo cuanto recuerdes sobre Dam Orangutana. Liana: Sus cabellos naranjas cubrian gran parte de su rostro antropomerfico, pero sus manos plegadizas contaban sus afios. Lo extralio era que sus palabras trastornaban mis sentidos y me transmitian imagenes tangibles. Psicólogo: 1,Que creias ver? Liana: Todo lo que me decia...

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De Homo Sapiens a Primate

Psicólogo: LQué te dijo? Liana: Para ella yo era como una especie de alienista. Tampoco sé si tanta empatia fue perjudicial y provoc6 a lguna transferencia, pero ella pas() a ser mi paciente. Aunque me encontraba reposando, senti el llamado deber de atenderla como a todos.. Fueron largas sesiones con ella... PsicOlogo: Si. Pero, Lqué te dijo? Liana: Me relate) desconsolada que necesitaba refugio y yo solo me limité a escuchar... Me contO que hace unos dias era la antropoide más afortunada. Doila Orangutana: Resulta que mis parientes más cercanos venian de visita a conocer al heredero de nuestra jerarquia. Ese dia parecia que iba a ser especial, a no ser por los hombres de tigresa, quienes destruyeron el preciado linaje... Psicól ogo: Sigue... Liana: Traté de explicarle que solo se los llevaron dormidos a un zoológico norteamericano, pero, jamas pudo asimilarlo. Al cabo de unos dias, le arrebataron lo Onico que le quedaba, el pequefio rey. Era apenas un bebé. Yo le conoci cuando la entrevisté por primera vez. En esa ocasi6n, é l vino prendido del cuello de su madre. Ella nunca le dejaba; eran dos seres inseparables. Orangutana no podia casi ni hablar, cada momento en que intentaba narrarme dichas escenas, terminaba ahogada en sollozos. Las terapias no le valieron de nada, su estado de negación marco su partida. Después que se fue; se fue para siempre... Yo también me fui y pensando en voz alta me dije a mi misma: "Son estos actos los que animalizan al homo sapiens, cambiando asi la historia genética de los roles...

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Moreno

Ocurre de generación en generación. El hombre se autodestruye". Al despertar por la madrugada, segui sofiando y ya reconciliada con mi especie, tuve un nuevo suelio... Deseo que mis hermanos primates sobrevivan al postmodernismo y que en el futuro les conozcan, no por fotografias anacrónicas, sino como encuentro de antepasados vivientes, sin dudar de su existencia.

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2002 Universidad Carlos Albizu San Juan, Puerto Rico

Ciencias de la Conducta

2002, Vol.17, 101-107

La Ley del Nepotismo Lcdo. Pedro Arévalo Martinez

La Asamblea Legislativa aprob6 el pasado aflo la Ley Niim. 381 del 6 de septiembre de 2000. Esta ley prohibe a los organismos estatales y municipales, bajo la jurisdicci6n de la Oficina de Etica Gubernamental, incurrir en la desafortunada práctica del nepotismo. Es decir, prohibe que un funcionario o empleado publico pueda contratar, nombrar, promover o ascender a un pariente suyo dentro del tercer grado de consanguinidad o segundo de afinidad en un puesto como funcionario o empleado püblico para la agencia ejecutiva en la que tenga facultad de decidir o influenciar. Para poder nombrarlos o ascenderlos, dice la ley, se debe pedir una dispensa a la Oficina de Etica Gubernamental o la Oficina del Comisionado de Asuntos Municipales, si es un municipio o entidad municipal. Segün dicha ley, los criterios para otorgar la dispensa son: 1) Que el funcionario o empleado pAblico entienda que es imprescindible por el bienestar piiblico y el buen funcionamiento de la agencia contratar o nombrar a ese pariente

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Arévalo Martinez

2) Y que el puesto sea uno de "confianza" y no de "carrera" ya que en este Ultimo aplica el principio del mérito. El propósito de este articulo es explicar brevemente el propósito, ramificaciones y el impacto de la Unica pieza legislativa en Puerto Rico que intenta resolver este problema considerado por muchos como de indole politica, social y económica. Para ello, es necesario despejar algunos conceptos, preceptos y nociones legales; por ejemplo, zqué es considerado nepotismo? zHasta &nide llega su definición? Segian el diccionarlo juridico de Ignacio Rivera, el nepotismo es la preferencia desmedida que "algunos funcionarios dan a sus familiares y parientes en la ocupación de cargos piiblicos." De forma similar, otro diccionarlo juridico. El Black's Law Dictionary lo define como "(b)estowal of official favors (esp. in hiring) on one's relatives". La linea de pensamiento de estas definiciones permite concluir que el nepotismo es legalmente definido, censurable y prohibido en dos areas: 1) en cargos gubernamentales de confianza, y 2) solo con los parientes, no asi con las amistades por lo que no se evita el amiguismo ni el compadrazgo. Siguiendo entonces con los conceptos, zqué es estar entonces dentro del "tercer grado de consanguinidad"? Pues, para explicarlo de manera simple, la prohibición de contratar o nombrar es total hacia los padres, abuelos, tios, hermanos y sobrinos del funcionario o empleado pUblico que tenga el poder de decision o influencia. Ahora bien, la prohibición no alcanza a los primos del funcionario ya que

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La Ley del Nepotismo

esta relación se encuentra en el cuarto grado de consanguinidad. Y, 1,qué es el segundo grado de afinidad? Aqui ya se trata de que la prohibici6n es hacia la esposa del funcionario pAblico asi como los padres, y hermanos de la esposa, es decir, los suegros, y los cufiados del funcionario pUblico. La prohibición no alcanza a los hermanos de los suegros del funcionario ni tampoco a los sobrinos de la esposa de dicho funcionario ya que el grado de afinidad ahi es en el tercer grado. I,Significa entonces que todavia se pueden contratar o nombrar a familiares y parientes en el gobierno? La respuesta es en la afirmativa; lo imico que la ley hizo fue excluir a los parientes más cercanos haciendo el nepotismo menos evidente, pero no eliminandolo del todo, puesto que el funcionario o empleado pfiblico todavia puede nombrar, o hacer que nombren, sin dispensa alguna, a sus propios primos, a las esposas e hijos de estos primos, a los hermanos de su suegros asi como a los sobrinos de su esposa y a las esposas de estos sobrinos. Este punto es controvertible ya que, anterior a esta legislación, existia una Orden Ejecutiva del Gobernador (0E-1997-01) que precisamente cubria y prohibia un grado de consanguinidad adicional, es decir, a los primos. En dicha orden la consanguinidad llegaba hasta el cuarto grado; en la ley aprobada, la consanguinidad es solo hasta el tercer grado. zPor qué el legislador no hizo la ley igual de extensiva que la orden? 1,Por qué elimin6 un grado de consanguinidad? 1,Lo hizo de forma undnime? Reconocemos que no es meritorio entrar en especulaciones

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ya que la respuesta solo la conocen aquéllos que redactaron y aprobaron el texto de la ley. Pero, para el record, es preciso reseriar que la votación en ambos cuerpos legislativos fue la siguiente: - en el Senado hubo 25 votos a favor, 3 ausencias y ningUn voto en contra - en la Camara hubo 41 votos a favor, 13 ausencias y ningün voto en contra Este tipo de votación es considerada "unanime" ya que las ausencias no cuentan para el record legislativo. Ante este cuadro, cabe preguntarse, 1,Sigue vigente la Orden Ejecutiva 1997-01 y la prohibición de contratar hasta el cuarto grado de consanguinidad? De la lectura de la Exposición de Motivos de la Ley Niim. 381 pareceria que ann continua en vigencia ya que menciona, en tiempo presente, los propósitos de la Orden y sobre cOmo en la misma se ye "plasmada la politica pAblica" del gobierno. No hace menci6n alguna sobre las diferencias del grado de consanguinidad entre la ley y la orden ejecutiva; tampoco habla de su derogaci6n, sino todo lo contrario, parece más bien el punto de apoyo en el cual se establece la Ley Niim. 381. Pero, si observamos bien, la Ley Mani. 381 lo que hace es derogar la Orden en forma tacita y por ende, deroga la prohibici6n del cuarto grado de consanguinidad. Explicamos. Un principio de hermenéutica fundamental es saber cuando una disposición legal estd vigente o no. El articulo 6 del Codigo Civil establece que la derogación de una ley debe ser expresa o tacita. Es derogaci6n expresa cuando asi se declara literalmente por la ley posterior, y "... es taeita cuando la nueva ley contiene preceptos que son contrarios o

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irreconciliables con los de la anterior ley." Idéntico principio aplica también a las Ordenes Ejecutivas del Gobernador. Si la Orden Ejecutiva de 1997 prohibe hasta el cuarto grado de consanguinidad y la reciOn aprobada Ley Num. 381 prohibe solo hasta el tercer grado, no hay funcionario o empleado pliblico que pueda ser penalizado por contratar o nombrar, sin dispensa alguna, a un pariente suyo que estd en el cuarto grado. zPor qué? Por dos razones: la Ley Mtn. 381 es una enmienda a la Ley de Etica Gubernamental y como enmienda su texto no prohibe la contratación al cuarto grado de consanguinidad. Al no prohibirlo, impera el principlo de legalidad que establece que las prohibiciones penales o administrativas deben ser claras y expresas para el entendimiento claro del ciudadano promedio. Por lo tanto, las multas y sanciones de la Oficina de Etica Gubernamental no serian de aplicación bajo el pretexto de que la Orden Ejecutiva 1997-01 todavia prohibe el nepotismo en el cuarto grado consanguinidad, ya que una orden ejecutiva nunca va por encima de una ley, y mucho menos cuando tiene un grado de consanguinidad distinto, "contrario o irreconciliable" al de la ley. Por lo tanto, es logico concluir que, en efecto, la Orden Ejecutiva 1997-01 fue definitivamente derogada por la propia ley que la ensalz6 y la elogio como la politica publica del gobierno. zY cuál es el impacto de todo esto? Bueno, a pesar de la no-inclusion del cuarto grado de consanguinidad, el impacto de esta legislaciOn sigue siendo positivo. Anterior a la Ley Mini. 381, no existia prohibici6n legal alguna que definitivamente penalizara tan desgraciada práctica. Lo que siempre hubo fue sefialamientos de indole moral sobre la

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inconveniencia politica y económica de contratar a los parientes en los municipios o en las agencias. De lo moral, a lo retórico, a la demagogia y a la discusión estéril, es solo un paso. En cambio, con la aprobación de la Ley Niim. 381 se acabaron las discusiones y se puso en práctica lo que desde hacia un tiempo se venia predicando: penalizar la practica y establecer la acción real y efectiva para atajar de una vez por todas el problema. i,Por qué no aplica esta prohibición a los puestos de carrera? Sencillo, porque en los puestos regulares de carrera en el gobierno el principio imperante es el del mérito. Si el principio del mérito establece que solo se escogeran a los mejores candidatos, con las mejores cualificaciones y aptitudes, y la persona no es escogida por el hecho de ser pariente de un funcionario con poder o influencia, esa actuación podria constituirse como una de discrimen por parte del Estado. Para decirlo en términos simples, nadie tiene la culpa, a la hora de solicitar un trabajo y tener las cualificaciones para ello, de los parientes que le tocan ni de las posiciones que ocupan. Negarle un trabajo a alguien por ese hecho es, a todas luces, carente de legalidad. 1,Hay espacio para mejorar? Por supuesto. Lo bueno que tienen las leyes es que siempre se pueden enmendar. La esperanza estriba en que, quizás en el futuro, se puedan combatir más eficazmente el amiguismo y el compadrazgo lo cual, hasta ahora, no está contemplado, castigado o sancionado por ley u orden alguna. Sellalo esto porque esa es precisamente la relación económica que necesita más atención, ya que es ahi donde nacen los mayores casos de corrupci6n en las estructuras gubernamentales. Si se analizan adecuadamente los casos más sonados de

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corrupción de la pasada administración, todos empezaban precisamente por una relación de amistad más que familiar aunque luego, como un cancer, se expandia y tocaba incluso a los parientes más cercanos. Pero el inicio de la corrupción era siempre en dos areas: 1) contratación privada y 2) esa contratación era para amigos que ni siquiera reunian los requisitos minimos de ir a una subasta. Cuando se ataque esta problematica, entonces podemos empezar a ver una lucha más efectiva contra la corrupción.

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Ciencias de la Conducta REVISTA DE LA UNIVERSIDAD CARLOS ALBIZU

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JOSÉ CABIYA, Director ALFONSO MARTINEZ TABOAS, Editor JOSÉ RODRIGUEZ, Editor Asociado CARLOS ANDUJAR, Editor Asociado ORLANDO PEDROSA, Editor Asociado SARA MALAVE, Editora Asociado NOEL QUINTERO, Editor Asociado MARIANO ALEMANY, Editor Asociado ANA MARIA PI, Editora Asociada SEAN SAYERS, Editor Asociado MARIBELLE DE LA TORRE, Revisora Estudiantil UNIVERSIDAD DE PUERTO RICO

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