Carta de una maestra

Carta de una maestra Te cuento de mi vida en el colegio. Me levanto a las 5 de la mañana para preparar el desayuno de mi familia y la lonchera de mis...
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Carta de una maestra Te cuento de mi vida en el colegio. Me levanto a las 5 de la mañana para preparar el desayuno de mi familia y la lonchera de mis hijos. Al llegar al colegio tengo que hacer formar a mis alumnos, verificar que usen el uniforme adecuado, observar si su cabello ya necesita un corte, invitarlos a escuchar a la persona que está hablando en el micrófono, respetar los símbolos patrios, que se sientan orgullosos de su himno y su escudo. Pasamos a los salones donde damos gracias a Dios por el día que hemos iniciado, pidiéndole sabiduría y paciencia para poder batallar con las múltiples responsabilidades que nos esperan; este es el mejor momento para hacer que el estudiante se concientice en lo que tiene y que sepa hacer buen uso de sus sentidos, salud, creatividad, etc.

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Día a día hay que recordarles que el tener un salón limpio, arreglado, equipos en buen estado, materiales de trabajo como libros, cuadernos, diccionarios, plumas, lápices, son parte de la responsabilidad diaria. Durante los recreos también me toca hacer control en el bar, donde recomiendo a los estudiantes no olviden dejar limpios sus puestos. Se termina el día cuando atiendo a los papás que he citado y a los que se acercan interesados por saber cómo van evolucionando sus hijos. Esta es la forma como se trabaja en educación en los tiempos actuales, ya no es el maestro de antes que llegaba a un salón y le decía al alumno “Abra el libro en la página tal y trabaje”, hoy hay que monitorearlos de manera constante, no es raro que pase un maestro parado seis u ocho horas seguidas, vaya a hacer sus turnos, ingrese comunicaciones en la agenda virtual, atienda a un padre de familia, si un maestro falta que haga contingencia, entregue cinco u ocho planificaciones distintas porque da diferentes materias y se trabaja con libros distintos, asista a reuniones, y al final del día te des cuenta que la lonchera con el lunch y la poma de agua que trajiste regresa a las tres de la tarde intacta porque no tuviste tiempo para ello.

C.P. 2

Te cuento de mi vida en el colegio. ¿Recuerdas a la maestra Clarita en tu primer día de clase? Aquella que te dio confianza, que te levantó cuando tropezaste, aquella que creyó que podías hacerlo, que te regañó cuando hiciste una travesura, aquella que te consolaba cuando mamá te reprendía, aquella que te enseñó con el ejemplo, aquella que llegaba muy temprano y se retiraba muy tarde después que te ibas. Esa labor que hacía ella, la hago yo. Mi actividad de lunes a viernes inicia a las 5h00, luego del desayuno que prepara mi esposo, salimos rumbo a nuestros trabajos, y como siempre, me gusta llegar puntual. Saco del portafolio la planificación Microcurricular, producto de un largo proceso de planificaciones donde se fusionan textos, contenidos, destrezas, indicadores, técnicas, recursos, estrategias, tiempos de cada momento de las clases, de los parciales, evaluaciones, insumos, exámenes, planificaciones de las estudiantes con NEE; y otros aspectos más, todo esto sumado a las actitudes y problemas familiares y afectivos que traen consigo las estudiantes. Es en este instante que necesito una varita mágica para encontrar la forma de enganchar el 3

tema con el momento, pero con táctica y comunicación lo consigo; incluyen también en esta labor: revisar tareas, investigaciones, cuadernos, actividades en los textos, elaborar lecciones, rúbricas, el plan remedial y la retroalimentación. Además de ser docente me convierto en consejera, muchos tienen problemas dentro de casa, hay ocasiones que quieren dialogar, un consejo y estamos las docentes para suplir esa necesidad con mucha ternura, como hijas. Porque creo que la educación siempre formará parte de la vida, que cada día, cada estudiante y cada clase cuenta, que a pesar del cansancio, del esfuerzo y los problemas puede llenar de pronto una mirada, porque cada mañana construimos los pilares de nuestra sociedad; imagínate que los metales son los estudiantes y la calidad de educación es el oro, con los nuevos o nuevas alquimistas hemos roto paradigmas; lo importante no es lo que pueda aprender, sino lo que pueda transformar. Son seres humanos que tienen alas de libertad para que nadie las detenga. El mejor pago para esta profesión es la satisfacción de saber que son hombres y mujeres profesionales y exitosos y retumbe en mi cabeza que contribuí para ese logro, como también es emocionante escuchar en tono alto en cualquier lugar, el saludo: “cuanto la extraño, me sirvieron sus enseñanzas y sus consejos”. 4

Esta profesión es el latido que mueve mi vida, el impulso que me hace seguir e imaginar promesas en cada pregunta y gracias a nosotros se construye el mundo. Por esta y muchas razones yo amo ser docente.

K.T.

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Te cuento de mi vida en el colegio. Tomo mis cosas para dirigirme a la institución y llegar puntual. Es un turno muy satisfactorio, tengo que ubicarme en una de las puertas de entrada y como tal saludar a todas las estudiantes que por allí pasen: las pequeñas que con su habitual sonrisa y su melodiosa voz saludan cantando, por decirlo así; las chiquillas de entre 11 y 14 años que se creen tan grandes que ya no saben si saludar o esperar a que las saluden, si recogerse el cabello o pensar que ya me hice a la idea del cabello suelto, las chicas de bachillerato que vienen tan concentradas en sus dispositivos y qué decir de los papitos que vienen a dejarlas: los veo desde los que vienen en ropa informal hasta los ejecutivos, los que pasaron mala noche por alguno de los niños enfermos, los que van tan ocupados que ni saludan ni se dejan saludar o los que regañan a sus niñas por alguna actividad o cuaderno olvidado en casa. ¿Saben que las niñas son tan iguales a sus padres? Cuando estamos en el salón a veces vemos actitudes en ellas que nos sorprenden, pero créanme, no son otras que el reflejo de sus padres.

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Empezamos con la planificación anual, donde se recogen todos los temas que vamos a tratar durante el año: este trabajo requiere de nuestra parte gran dedicación pues debemos conjugar los contenidos de los textos pedidos por la institución con los que el Ministerio de Educación dispone en sus formatos establecidos en la malla curricular. Tenemos que planificar semanalmente (por anticipado) las actividades de la semana con los contenidos correspondientes, así como las diapositivas, videos y demás actividades que ayuden a la activación, construcción y consolidación de conocimientos para luego plasmarlas en el salón de clase. Es allí donde aparece el reto más grande: captar la atención de estudiantes tan diversas: las que no han dormido porque están tan atareadas que se les quita el sueño, las que no duermen simplemente porque pasan tanto tiempo con sus amigos imaginarios y virtuales, las que lloran porque el enamorado las dejó o simplemente lloran y ni ellas saben por qué, las que tienen problemas en casa. Y es a esas niñas que debemos dirigir el conocimiento. Pero ahí no termina todo. Día a día tenemos que revisar todas las tareas y actividades realizadas en clase, cuaderno por cuaderno, ¿qué hay de las lecciones, trabajos grupales, trabajos individuales, dramatizados, debates y exposiciones que debemos revisar minuciosamente para hacer las debidas retroalimentaciones a las niñas?

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Y qué decir de las actividades que debemos realizar entre docentes para compaginar el trabajo y tener frutos productivos, así como las sesiones con las autoridades en el aspecto académico. Como ven, no tengo vida apagada, mi vida es exquisita y llena de satisfacciones. Y soy feliz. Me lleno de gozo y de satisfacción cuando fuera de la institución o pasados algunos años, las niñas me encuentran y saludan con tanta alegría y orgullo: “ella fue mi profesora”. Esa satisfacción no me la quita nada ni nadie. Es mi mayor carta de recomendación y siento una paz interior al saber que contribuí a que esa estudiante sea la persona que es hoy y que hice todo y más de lo que pude por mis niñas: sus hijas.

T.N.

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¿Cómo querer al Espíritu Santo?

Han pasado algunos años desde que empecé a trabajar en esta grande y querida institución, tiempo necesario para ponerme a escribir acerca de cómo he llegado a querer al “Espíritu Santo”. Aquí encontré gente que supo aceptarme como soy hasta ahora (leal, honrado, respetuoso, sincero), es decir, una familia muy unida que supo brindarme amistad, enseñanzas, cariño, respeto, tolerancia y hasta un poco de camaradería. Aprendí a querer al colegio poco a poco, por su infraestructura, su filosofía, la confianza de los directivos y por todos esos detalles que han ido llenando mi pensamiento y mi corazón.

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Quiero al Espíritu Santo por esto: 1.- Porque es mi segundo hogar, donde aprendí a querer a los niños y jóvenes, y a tratarlos como si fueran mis hijos. Eso me hizo comprender que los hijos son los mejores amigos 2.- Porque aprendí a respetar normas, reglamentos y a hacerlos cumplir al pie de la letra a los estudiantes. Eso llevó a que mis hijos respeten las normas de la casa. 3.- Por que me dieron autoridad suficiente para que mis enseñanzas sean respetadas por los alumnos. Eso llevó a formar a mis hijos con autoestima. 4.- Por todos los seminarios que he recibido y recibo aún, donde supe aprovechar y acrecentar mis conocimientos en pro de los niños y jóvenes. 5.- Por la confianza que depositaron en mí y la creencia de mi capacidad para mejorar los conocimientos de los alumnos. Eso me llevó a creer y confiar en mis hijos. 6.- Por la organización y la puntualidad en sus actos que se llevan a cabo en el colegio. Eso me llevó a ser puntual y organizado en mi vida privada. 7.- Por recibir con puntualidad las remuneraciones asignadas como retribución a mi trabajo. Eso llevó a que mi familia se sienta segura. 10

8.- Por los reconocimientos que nos hacen los directivos a nuestras labores cotidianas mediante comunicados. Eso me llevó a felicitar a mis hijos por sus méritos obtenidos. 9.- Se me dio la oportunidad de conocer las individualidades de cada uno de los estudiantes y las necesidades que tienen. Eso me llevó a respetar a cada uno de ellos. 10.- Por hacernos sentir en unión familiar cuando nos brindan un agasajo en las navidades, cumpleaños, día del maestro. Eso hace que hagamos en casa resaltar los pequeños detalles. 11.- Por las retroalimentaciones que recibimos de los directivos en el transcurso de los días, que son necesarias para mejorar. Eso hace que a mis hijos les de consejos adecuados y a tiempo. 12.- Por aquellos padres o representantes que a cada momento nos felicitan y reconocen el trabajo que realizamos día a día con sus hijos. Para la comunidad espiritense espero que estas letras les haga reflexionar y tomen consciencia de sus responsabilidades con la institución que nos ampara y cobija en su techo, que nos da la confianza y cree en nosotros como formadores de niños y jóvenes, y nos

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llama a ser constantes. Las cosas de las ciencias son cosas explicables, en ellas no hay misterios, el esfuerzo diario nos pondrá en disposición de comprender cosas maravillosas. “En un pueblo había una mujer notable por su fuerza, con mucha facilidad cargaba una vaca y subía la escalera que conducía a un cuarto donde llevaba a la vaca para guarecerla. En cierta ocasión un hombre, maravillado de su fuerza, le preguntó si le costaba mucho esfuerzo este trabajo y ella respondió con sencillez, que aquello lo hacía sin ningún esfuerzo, porque desde que aquel animal era muy chico acostumbraba hacerlo todos los días, desde que la vaca era muy pequeña la subía por la escalera y no había sentido cómo el animal subía de peso”. Reflexión: En todas las cosas de la vida, si nosotros comenzamos por un pequeño esfuerzo llegaremos a hacer cosas extraordinarias. El secreto de alcanzar lo más difícil es tratar de alcanzarlo poco a poco, todos los días con interés. No esperes que pasen muchos años para querer al “Espíritu Santo” empieza hoy mismo con un pequeño esfuerzo, poco a poco y llegarás a quererlo aún más que yo.

J.S. 12