CARLOS GERMAN BELLI Y EL RETO ESTILISTICO DE LA POESIA

CARLOS GERMAN BELLI Y EL RETO ESTILISTICO DE LA POESIA En la prehistoria d e l o s sonidos Miguel Angel Zapata: ¿Cómo fueron esos primeros encuentr...
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CARLOS GERMAN BELLI Y EL RETO ESTILISTICO DE LA POESIA

En la prehistoria d e l o s

sonidos

Miguel Angel Zapata: ¿Cómo fueron esos primeros encuentros con las palabras, su unión total en los poemas, y esa posterior evolución hacia un lenguaje más barroco y apegado a las formas del siglo XVII, con un toque coloquial limeño? Carlos Germán Belli: Voy e n t o n c e s a remontarme a la prehistoria mía, a los comienzos, o sea, al momento liminar, que me aventuro a llamar quehacer literario. En realidad, me parece que las c o s a s que hago, que he hecho a lo largo de mi vida, son resultado, secuela, consecuencia, de una limitación, de una precariedad, de un e s t a d o de inseguridad. Esta situación de inseguridad s e presentó en mi adolescencia, en el momento en que yo trato de registrar mis primeras experiencias a m o r o s a s por ejemplo, y luego c o m i e n z o e n t o n c e s a escribir. Ahora bien, la i n s e g u r i d a d evidentemente s e me presenta según recuerdo, en la indecisión de escribir o no en e s e momento, te hablo de cuando yo tenía 18 o 20 años. La otra situación negativa e s la limitación, la limitación como usuario del idioma que hablo, que e s el español. P u e s bien, por un lado la inseguridad existencial, y por otro lado la limitación idiomática como hablante; todo ello converge que yo monte una suerte de estrategia, vital, literaria: al final de cuentas esta estrategia consistió en una suerte de lecturas sistemáticas d e autores del pasado, particularmente de los siglos de oro de España (XVI-XVII) en primer término, luego voy ampliando las lecturas hacia otras literaturas, como

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Arnaut Daniel, poeta provenzal, creador d e la sextina, para finalmente sumergirme en el cancionero d e Petrarca. Este sistema de lectura está acompañado de la praxis, o sea, de la exploración estilística. Yo creo que e s o e s en s u m a la motivación, los primeros encuentros, más o menos de todo esto. MAZ: Y a la hora de sentarse mano?, las ideas.

a escribir, ¿pluma en mano, o máquina

en

CGB: Esta pregunta va al grano ya. En realidad siempre en la máquina de escribir, e s decir, una escritura dactilografiada. Con respecto a las ideas, creo que todos los caminos conducen a Roma, puede ser que a partir del diccionario, o a partir de una palabra que escucho o de una frase que voy hilvanando. MAZ: Explícanos cómo escribiste el poema "Esto que me dicto", específicamente en el uso de la letra "J", ¿uso proverbial o mera exploración ? CGB: Ah, e s e poema, lo leo ahora, la primera estrofa: Esto que me dicto, aquello que vivo / unas letras lindas, unos hechos lindos / por una vez fueran y no feas cosas / aunque solamente / átomos de J, mínimos instantes / un poco de lo uno o de lo otro. Amen. Este p o e m a e s motivado ante todo según recuerdo por la exploración a nivel de las estrofas, de un lado, y a nivel del metro, la é p o c a en q u e yo trataba de cultivar otros metros. Los metros que siempre yo he incidido son los heptasílabos, pero acá en e s t a composición p e q u e ñ a empleo dodecasílabos, o s e a , con dos hemistiquios de seis sílabas c a d a uno. Entonces, el motivo esencial que impulsa al poema es de carácter de exploración estilística. Además, veo que la estrofa e s de seis versos, con el cuarto verso d e seis sílabas; esta estrofa según recuerdo, me parece (ya que e s un p o e m a antiguo), creo que la aprendí de p o e m a s de Malert, poeta f r a n c é s clásico. Creo q u e e s en c o n s e c u e n c i a una experimentación con metros. En cuanto a la letra jota: átomos de "j", ni una jota vale, no vale una jota, e s en tal sentido. MAZ: Y los títulos de tus poemas, ¿primero el poema viceversa? Y no piensas tampoco en el lector, ¿no?

luego el título o

CGB: En realidad no pienso en el lector, pero probablemente de modo tácito. Yo quiero que el poema s e a claro pero en realidad no pienso en el lector. Me explico: el poema sale, s e cuaja en el blanco de la página, luego viene el título, yo quisiera, quiero que el nombre del poema s e a una especie de guía para el lector, que aclare.

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M A Z : Hay escritores que piensan que las entrevistas no son necesarias, porque dicen que todo está ya escrito en el papel, en el poema, y para qué más preguntas, ¿ Qué piensas ? C G B : En realidad las entrevistas, las críticas, al final de c u e n t a s , aportan una ayuda, una luz al autor, porque son momentos d e reflexión que hace uno en voz alta, o bien leyendo una crítica sobre el trabajo de uno, y de p a s o te digo que una crítica negativa, en mi caso, trato de no leerla porque me afecta. MAZ: Háblanos

de esas críticas

negativas.

CGB: Las críticas negativas que he recibido han sido hechas por escrito por escritores o periodistas idóneos que expresan una opinión auténtica, sincera. En mis comienzos cuando publiqué un librito de vanguardia, y en mi e t a p a experimental otro bajo el signo de la modernidad; en e s a é p o c a hablaron mal de los dos libros. Esa crítica negativa de los textos modernos que yo hacía, experimentales, me llevó a releer a los poetas de los siglos de oro, diría q u e en s u m a f u e favorable p a r a mí. E s t a s críticas, en consecuencia fueron para mí positivas, porque leí con rabia, con furia, con d e n u e d o a los poetas de la gran tradición hispánica. Posteriormente las otras críticas negativas que he ¡do c o s e c h a n d o a lo largo del tiempo ya no las leo, pues como dije, me afectan demasiado. MAZ: Tu poesía ha recibido, recibió mejores comentarios extranjero, y hasta eras más conocido que en el Perú.

desde

el

CGB: Es que tengo más amigos afuera (sonrisas); a p e s a r de que mis buenos amigos están acá también, pero tengo amigos del alma que están afuera, amigos cordiales, afectuosos que me ayudan, r e c o m e n d á n d o m e a congresos, o haciendo notas g e n e r o s a s como Roberto Paoli, profesor de Florencia, Enrique Lihn, de mi generación con quien cultivo una amistad fraterna a pesar de que nos hemos visto muy pocas veces; J o s é Kozer en Nueva York (Forest Hills), en cuya c a s a c a d a vez que voy me siento muy complacido, en e s e orden estricto del ambiente familiar que para mí e s un paradigma; o el afecto de Pedro Lastra con quien profeso una amistad antigua, y que cada vez que nos vemos, en realidad para mí son hitos, hitos en el afecto, en mi ampliación personal de conocimientos literarios. MAZ: ¿Qué opinas de los comentarios exploran el aspecto social entre comillas?

sobre

tu poética

que

sólo

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CGB: En realidad, si en este momento me topo con una critica, con una exploración en tal sentido, a mí me c a e como un baldazo de agua fría. Reconozco evidentemente que en algunos textos míos hay la resonancia social, producto de una experiencia vital muy específica, pero creo yo que é s a no e s toda la visión de mi itinerario vital literario, e s o no e s todo por supuesto. Me agradan c u a n d o las aproximaciones críticas son globales, totales, que ponen énfasis en el trabajo a nivel de la palabra, o bien en las inquietudes de los signos de vanguardia, o hacia poetas de la antigüedad, y cuando se mencionan todas las constantes temáticas, no solamente lo social, en e s e sentido creo yo que e s una visión unilateral. MAZ: ¿Eso tal vez podría poética en nuestro idioma?

ser una de las deficiencias

de la crítica

CGB: En las últimas direcciones de la crítica podemos ver un rigor, un mayor rigor cuando s e a s u m e técnicas c a d a vez más sofisticadas, más complejas, pero que llevan a veces a situaciones de difícil comprensión para el lector o p a r a el e s t u d i a n t e o p a r a el mismo autor e s t u d i a d o . Consecuentemente, creo que s e va a un callejón sin salida. Pero tampoco podemos mirar todo de una forma tan pesimista, las n u e v a s direcciones tienen que enriquecer de alguna manera el enfoque crítico. No podríamos prever lo que pudiera ocurrir en el campo crítico en diez o quince años. No creo que s e vaya a aumentar la oscuridad del enfoque, tiene que buscarse nuevos horizontes. MAZ: Tu generación,

¿los poetas

puros, los

impuros?

CGB: Como bien sabes, yo pertenezco a la hornada del 50, del medio del siglo. Esta hornada fue dividida inicialmente en 2 corrientes: la corriente de los p o e t a s puros, y los bajo el compromiso social, una dicotomía que s u e n a ya como de museo, pero en e s a época era muy notoria, e s t a b a allí en medio de nosotros. Precisamente h a c e algunos d í a s me preguntaron que dónde yo me sentía más próximo; me siento más próximo, respondí, a los p o e t a s puros, p e s e a toda e s a carga social q u e quieren algunos críticos rastrear siempre. Me siento m á s a gusto con ellos, a nivel también inclusive personal. Soy muy amigo como bien s a b e s d e Javier Sologuren, en cuanto a aficiones y preocupaciones. MAZ: Entonces, indivisible ?

¿qué

es

un poeta

puro?

La poesía,

¿no

es

una,

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CGB: Una buena pregunta. ¿ Q u é e s un poeta puro? Creo que están d e m á s e s t o s adjetivos de puro y social. La adjetivización d e b e s e r por a f a n e s didácticos, creo a d e m á s q u e e s una excrecencia verbal aplicar en e s t e caso preciso, de poeta puro y social. Para mí en el c a s o d e la poesía peruana el poeta e s Eguren, y lo siento como un paradigma, como un modelo imposible de seguir, al final de cuentas el poeta e s Eguren para mí.

Los p o e m a s ,

las t r o q u e l a c i o n e s :

el aliento del

pasado

MAZ: Algunos poetas contemporáneos, en algunos de sus trabajos, sus poemas aún conservan el cuerpo clásico, pero los estilos han cambiado, la temática, la voz poética se refunde entre chilenismos por ejemplo (Enrique Lihn, Oscar Hahn), entonces los americanos estamos enriqueciendo el idioma, hasta con trabajos tan viejos pero efectivos como las troquelaciones. ¿Qué me dices al respecto? CGB: Siempre hay troquelaciones, refundiciones, y e s t a s refundiciones tienen el signo del momento en que s e hacen. Recuerdo las refundiciones que h a c í a Garcilaso con r e s p e c t o a las c a n c i o n e s d e P e t r a r c a o las troquelaciones de Medrano con respecto a Horacio, o las de Darío con relación al parnasismo y simbolismo f r a n c e s e s ; e s t e afán de refundir, de troquelar estilos del p a s a d o con e x p e r i e n c i a s del momento, e s u n a constante, y el resultado e s el aporte nuestro. MAZ: Lecturas

enriquecedoras...

CGB: Años atrás leí a poetas como Michaux, Breton, y luego descubrí un poco tarde a Jorge Guillén, y aunque ya lo admiraba antes, dupliqué mi admiración por él. El blanco de mis lecturas e s siempre hacia el pasado, siento que hay una constante. Desde hace algunos a ñ o s estoy leyendo El Cancionero de Petrarca, el cual me sirve como punto d e partida para experimentaciones a nivel de la forma del poema, tan e s así que el último libro Canciones y otros poemas e s una suerte de homenaje a Petrarca. Yo elijo en e s t e c a s o una determinada canción del poeta italiano, y a partir de la silueta del poema, de la superficie, hago un calco, entre comillas, de la canción y trato q u e mi p o e m a tenga igual número de e s t a n c i a s d e e s a canción de Petrarca, exactamente igual, y el desarrollo de la estrofa, o s e a esta secuencia de heptasílabos y endecasílabos tiene que ser igual a la del p o e m a q u e yo he optado como modelo. Estoy en e s o , en e s e terreno

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experimental. O bien las sextinas q u e las descubrí a través de Pound, la sextina Altaforte si no me falla la memoria, y trato de ver qué e s la sextina, y descubro que e s un poema provenzal acuñado por Arnaut Daniel, entonces hago también sextinas. Posteriormente leo un poema de Theodor Rotki, poeta norteamericano que admiro tanto, el poemita fue escrito de acuerdo a las villanelas f r a n c e s a s , que son composiciones pastoriles del siglo XVI, entonces, trato de imitar e s t e tipo de escritura que e s para mí un desafío por lo complicado del lenguaje, de la escritura, s e a el c a s o de la sextina o villanela, sistemas cerrados que me sirven de reto estilístico, al final de cuentas, e s el eterno retorno a mis preocupaciones iniciales, son retos estilísticos que los asumo con paciencia y con miras a superar mis carencias, mis debilidades, las que he mencionado antes, y creo que é s e es un afán permanente mío, entrar a terrenos muy complejos.

Mudanza d e p o e s í a : l o s encontrar más i m á g e n e s ?

viajes,

¿suerte

necesaria

MAZ: El poeta tiene que viajar, ¿crees?, considerando que poetas — no todos (ojo que no generalizo) — escribieron sus obras fuera de sus países.

para

algunos maestras

CGB: El poeta puede ser nómade o un viajero imaginario, pongo como ejemplo a Eguren, quien como s a b e s , j a m á s salió de Lima, y en el mundo poético de Eguren hay múltiples mundos, referencias a otras poéticas, el viajero imaginario e s t á centrado en su torre de marfil: fíjate que me hubiera gustado ser un viajero imaginario, y lo soy lógicamente durante los períodos largos de mi vida que estoy afincado aquí en Lima, siempre estoy p e n s a n d o en otras latitudes. Yo creo que observando el itinerario de mí vida, veo que e s una mezcla d e s e d e n t a r i s m o y de nomadismo: soy sedentario y nómade a la vez. Ahora bien, creo que el signo de los viajes está en mí d e s d e el comienzo, en los umbrales de mi existencia, recuerdo que he estado dos años en Holanda cuando tenía cuatro años hasta los seis, t a m b i é n allí c o m e n c é mis e s t u d i o s en el jardín d e la infancia, posteriormente ya en mi edad madura he viajado evidentemente, de joven estuve en Europa como todos los de mi generación, y ya andando el tiempo he tenido la suerte de viajar en múltiples direcciones. Durante e s t o s viajes que he hecho, en realidad casi no escribo poemas, sólo frases, palabras que las voy registrando y q u e d e s p u é s me sirven d e punto de partida, a diferencia d e otros poetas que escriben mucho durante los viajes. Ahora

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d e b o manifestar para r e d o n d e a r otras inquisiciones tuyas, que suelo escribir con mucha lentitud; corrijo mucho en la mayoría de los c a s o s , tengo uno que otro poema, un puñado que no los he corregido, pero gran parte de los poemas, un noventa por ciento han sido materia de muchas correcciones. Me he convertido en una suerte de cronista, trabajo en un periódico, y c a d a vez que salgo vuelco e s t a s impresiones en artículos breves para el diario en que trabajo, y estoy muy contento con e s t a s crónicas de viaje en que mezclo lo que veo realmente y lo que cree ver mi f a n t a s í a e imaginación: una mezcla de realidad y de quimera. O bien remembranzas de lugares donde he estado. Estoy alegre porque despertó la complacencia de los amigos donde trabajo. Por ejemplo en un artículo sobre Amsterdam donde estuve en el mes de octubre del 85, con motivo de visitar a mi hija que estaba allí en e s o s momentos y regreso al punto de partida, el eterno retorno: a la c a s a donde viví con mis padres en una época feliz de los míos, la c a s a estaba intacta, el parque donde solía ir, y todo e s o motivó una crónica que me agrada mucho y que s e g u r a m e n t e voy a incorporar a mi próximo libro. MAZ: Publicaciones pendientes, la de Premiá, y de paso le a Fernando Tola (que tanto ha hecho por nuestra poesía en lengua que se apure, ¿sí?

recordamos castellana)

CGB: Sí, el buen amigo de Fernando, con él tengo un poemario ya hace dos o tres años ya a nivel de composición, y e s t e libro va a salir ahora en Lima Más que señora humana. Estoy trabajando ahora con miras a otra colección que quisiera que incluya versos y prosas, un poco a la manera de Darío en Azul. Las prosas son algunos artículos periodísticos y los p o e m a s son en realidad la continuación, y siempre en e s a onda experimental, en e s e afán por la forma, por cultivar otros metros, otras composiciones. MAZ: Nunca terminamos

de estar satisfechos,

¿no?

CBG: Es una buena actitud la insatisfacción, lo impulsa a uno a seguir adelante.

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Asir la forma q u e s e

va

Hay q u i e n e s creen en la Divinidad, únicamente por el pavor ante la posible nada. Igualmente hay quienes adoran la forma artística ante el temor d e q u e termine por d e s i n t e g r a r s e p a r a siempre. Pero en e s t e c a s o la angustia no e s la única c a u s a , sino que a la vez hay una tácita devoción sensorial, tan antigua como los propios objetos estéticos. Es la fe en la forma, no por el riesgo del vacío, sino por el puro placer d e disfrutarla. Igualmente como cuando s e adora a la Divinidad por sí misma, y aun si no existiera. En realidad, ni espuria, ni imputable a barrocos o p a r n a s i a n o s d e c a d e n t e s . No hay que a v e r g o n z a r s e de ella. No hay q u e reducirla a la postración. Obrar así no e s otra c o s a que renegar d e nuestro continente. Porque los c u e r p o s en que moramos también p o s e e n un contorno, también una e s t r u c t u r a d o n d e s e e n c u e n t r a n en perfecto orden y concierto los s e c r e t o s ó r g a n o s vitales. A f e r r é m o n o s a ella, c o m o n o s a f e r r a m o s a nuestra forma corporal, ante el e m b a t e del tiempo, ante la aproximación d e la ineludible muerte.

Poema

Nuestro amor no e s t á en nuestros respectivos y c a s t o s genitales, nuestro amor tampoco en nuestra boca, ni en las manos: todo nuestro amor g u á r d a s e con palpito bajo la s a n g r e pura de los ojos. Mi amor, tu amor e s p e r a n que la muerte s e robe los huesos, el diente y la uña, e s p e r a n que en el valle solamente tus ojos y mis ojos q u e d e n juntos, mirándose ya fuera d e s u s órbitas, m á s bien como dos astros, como uno.

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S e g r e g a c i ó n no 1 (a modo de un pintor primitivo

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culto)

Yo, mamá, mis dos hermanos y muchos peruanitos abrimos un hueco hondo, hondo donde nos guarecemos, porque arriba todo tiene dueño, todo está cerrado con llave, sellado firmemente, porque arriba todo tiene reserva: la sombra del árbol, las flores, los frutos, el techo, las ruedas, el agua, los lápices, y optamos por hundirnos en el fondo de la tierra, más abajo que nunca, lejos, muy lejos de los jefes, hoy domingo, lejos, muy lejos de los dueños, entre las patas de los animalitos, porque arriba hay algunos que manejan todo, que escriben, que cantan, que bailan, que hablan hermosamente, y nosotros, rojos de vergüenza, tan sólo d e s e a m o s desaparecer en pedacitos.

Las

fórmulas

mágicas

Tienen el fino peso de la arena las fórmulas mágicas que nos vienen a través de los sueños: transforman al amor y me entregan una mujer fantasma, la que cruza el puente y no llega a Lima.

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Algún día el

amor

Algún día el amor, yo al fin alcanzaré, tal como e s entre mis mayores muertos: no dentro de los ojos, sino fuera, invisible, m a s p e r e n n e , si d e fuego no, de aire.

¡Oh

alma

mía

empedrada...!

¡Oh alma mía empedrada de millares d e carlos resentidos por no haber conocido el albedrío de disponer s u s días durante todo el tiempo de la vida; y ni una sola vez siquiera poder decirse a sí mismo: "abre la puerta del orbe y camina como tú quieras, por el sur o por el norte, tras tu austro o tras tu cierzo...!"

Papá,

mamá

Papá, mamá, para que yo, Pocho y Mario sigamos todo el tiempo en el linaje humano, cuánto luchásteis vosotros a pesar de los bajos salarios del Perú, y tras de tanto tan sólo me digo: "venid, muerte, para que yo a b a n d o n e e s t e linaje humano,

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y nunca vuelva a él, y de entre otros linajes escoja al fin una faz d e risco, una faz dé olmo, una faz de búho".

¡Oh

padres,

sabedlo

bien...!

¡Oh padres, sabedlo bien: el insecto e s intransmutable en hombre, m a s el hombre e s transmutable en insecto!; ¿ a c a s o no pensábais, padres míos, cuando a c á en el orbe sin querer matábais un insecto cualquiera, que hallábase posado, oscuramente del b o s q u e en el rincón más manso y lejos, para no ser visto por los humanos ni en el día ni en la noche, no pensábais, pues, que p a s a n d o el tiempo algunos de vuestros hijos volviéranse en inermes insectos, aun a p e s a r de vuestros mil e s f u e r z o s para q u e todo el tiempo p e s e n y midan como los humanos?

Ha l l e g a d o el

domingo

Ha llegado el domingo y procedo a desollarme como a un oso: me desenfundo y exprimo el sucio overol q u e cubre mi s a n g r e Caen entonces al fondo de la tina goterones d e sudor frío pelos erizados

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poros entreabiertos por el miedo

Y de inmediato un verde c é s p e d reemplaza mi antigua piel.

¡Cuánta e x i s t e n c i a menos...! ¡Cuánta existencia menos c a d a vez, tanto en la alondra, en el risco o en la ova, cual en mi ojo, en mi vientre o en mis pies!, pues en cada linaje el deterioro ejerce su dominio por culpa de la propiedad privada, que miro y aborrezco; m a s ¿por qué decidido yo no busco de la alondra la dulce compañía, y juntamente con las v e r d e s ovas y el solitario risco, unirnos todos contra quien nos daña, al fin en un linaje solamente?

¡Oh

Hada

Cibernética...!

¡Oh Hada Cibernética!, ya líbranos con tu eléctrico s e s o y casto antídoto, de los oficios hórridos humanos, que son como tizones infernales encendidos d e tiempo inmemorial por el crudo s e c u a z de las hogueras; amortigua, ¡oh señora!, la presteza con que el cierzo s a ñ u d o y tan frío bate las nuevas aras, en el humo enhiestas, de nuestro cuerpo ayer, cenizas hoy, que ni siquiera pizca gozó alguna, de los a m o s no ingas privativo el ocio del amor y la sapiencia.

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Amanuense

Ya descuajaringándome, ya hipando hasta las c a c h a s de cansado ya, inmensos montes todo el día alzando de a c á para acullá de bofes voy, fuera cien mil palmos con mi lengua, c a y é n d o m e a p e d a z o s tal mis padres, aunque en verdad yo por mi s e s o raso, y aun por lonjas y levas y mandones, que a la zaga me van dejando estable, ya a m á s hasta el gollete no poder, al pie d e mis hijuelas avergonzado, cual un pobre a m a n u e n s e del Perú.

Cepo d e Lima

Como cresta d e gallo acuchillado, un largo granulado pellejuelo, de la garganta pende con exceso; y por debajo de las a m b a s patas, c a s c o t e s no d e yeso, m a s de carne, como mustios escombros de una c a s a , ¿Por qué e s t o s de cascote fieros montes y tal feo pellejo mal mi grado, si flaco hoy ni corvado viejo s o y ? Por tu cepo es, ¡ay Lima!, bien lo sé, que tanto cuna cuanto tumba e s siempre para quien a c á nace, vive y muere.

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Fisco

En tus d o r a d a s aras, padre Fisco, a tutiplén los bofes brindo siempre, aunque mi ofrenda con d e s d é n recibes, y sordo y a c e s . Tal cual un can fiel a su dueño sólo, así a tus plantas por la vil pitanza que dan tus arcas, cuán cosido vivo, año tras año. P u e s por el monto destos bofes míos, migas me lanzas como si no humanos f u é r a m o s yo, mi d a m a y mis hijuelas, mas sólo hormigas. Pero no obstante te agradezco cuánto, porque a n t e s no en tu reino fui postrero, sino en el claustro de la humana ciencia, a mí vedada. Truécame p u e s en polvo, padre Fisco, que de la tumba veré con gran pasmo, cómo dejar pude a mis buenos deudos un montepío.

Mis

ajos

Esta q u e en huerto de ajos tal s e torna, y no en jardín de blancos lirios lleno, ni de espinosos cardos ya siquiera, ¡ay lengua mía!; que sólo d e ajos, ajos cuán sembrada,

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si d e la tierra el fisco s e me cierra, o de los cielos los benignos hados de mí s e olvidan. Como labriego soy del pródigo huerto, p u e s ni sembrar ni regar dejo nunca e s t a s mis plantas por la culpa sola del fisco o hado. Pero mal padre soy, varón tan loco, porque el jardín cercano d e mis hijas, con malo olor de feos bulbos siempre infesto todo. ¡Ay! d e tu tumba torna a c a s a pronto, y a hablar e n s é ñ a m e , mamá, d e nuevo, que yo con lirios o con cardos hable, m a s no con ajos.

El

atarantado

Atarantado, atortolado siempre, en un tal tamañito apachurrado, a ras de las alturas yazgo de mi talón. Me chupo, me atarugo mal mi grado y en vez d e las luciérnagas cerúleas, grillos vuelan, revuelan en la olla de mi cráneo, mientras que a este umbroso paladar, sin gota d e saliva entrecogido, lo azoran y lo riñen las s o s a s y magnesias. En tal manera me emborrico apriesa, como cualquier acémila d e carga, y grave e s la ocasión

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porque prole yo tengo. Tarumba vuelto, en fin, y ya sin f u e g o s por yerros de la cuna hasta la tumba, y en tanto despabílome no m á s con estos versos.

Sextina

de

los

desiguales

Un a s n o soy ahora, y miro a yegua, bocado del caballo y no del asno, y d e s p u é s rozo un pétalo de rosa, con e s t a s ramas cuando mudo en olmo, en tanto que mi lumbre de gran día, el pubis ilumina d e la noche. Desde siempre a m é a la secreta noche, exactamente igual como a la yegua, una esquiva por ser yo siempre día, y la otra por mirarme no m á s asno, que ni cuando me cambio en ufano olmo, conquistar puedo a la exquisita rosa. Cuánto he s o ñ a d o por ceñir la rosa, o adentrarme en el alma de la noche, m a s solitario como día u olmo he quedado y aun ante rauda yegua, inalcanzable en mis momentos de asno, tan desvalido como el propio día. Si noche huye mi ardiente luz d e día, y por pobre olmo olvídame la rosa, ¿cómo me las veré luciendo en a s n o ? Q u e s e a como fuere, ajena noche, no huyáis del día; ni del asno, ¡oh yegua!; ni vos, flor, del eterno inmóvil olmo. Mas s é bien que la rosa nunca a olmo pertenecerá ni la noche al día,

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ni un híbrido d e mí querrá la yegua; y sólo alcanzo espinas de la rosa, en tanto que la impenetrable noche, me esquiva por ser día y olmo y asno. Aunque mil atributos tengo de asno, en mi destino pienso siendo olmo, ante la orilla misma de la noche; p u e s si fugaz mi p a s o cuando día, o inmóvil punto al lado de la rosa, que vivo y muero por la fina yegua. ¡Ay! ni olmo a la medida d e la rosa, y aun menos asno de la esquiva yegua, m a s yo día ando siempre tras la noche.

La cara d e mis

hijas

Este cielo del mundo siempre alto, antes j a m á s mirado de tan cerca, que d e repente veo en el redor, en una y otra de mis a m b a s hijas, cuando perdidas ya las e s p e r a n z a s que alguna vez al fin brillara a c á una mínima luz del firmamento, lo oscuro en mil centellas d e s a t a n d o ; que en cambio veo ahora por doquier, a diario a tutiplén encegueciéndome todo aquello que ajeno yo creía, y en paz quedo conmigo y con el mundo por mirar e s e lustre inalcanzable, aunque s e a en la cara de mis hijas.

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Boda d e la pluma y la letra

En el gabinete del gran m á s allá, a p e n a s llegado trazar de inmediato la elegante áurea letra codiciada, aunque como acá nuevamente en vano, o bien al contrario, que por ser allá nunca m á s esquiva. En cielo o infierno s e a escrita aquélla que d e s d e ñ a r suele a la pluma negra, quien en vida acá por más que s e e m p e ñ e ni una vez siquiera escribirla puede, como blanca pluma, por entre las aguas, los aires y el fuego. Esa pluma y letra, antípodas a m b a s en el horizonte del mundo terreno, que sumo calígrafo a la áurea guarda para el venturoso no de búho vástago, m a s de cisne sí, que con ella ayunte del alba a la noche. Aunque en m á s allá y con otra mano, trazar en los cuatro puntos cardinales letrica montés, a é r e a y acuática, conquistando el mundo d e un plumazo solo, y así poderoso m á s que hijo de cisne de la prenda dueño. Aquella que nunca escribir s e pudo por los crudos duelos d e terrena vida, feliz estamparla en el m á s allá con un trazo dulce, s u a v e y aromático, por siglos y siglos, y en medio de ocio acá inalcanzable. Allá en el arcano trazar una letra, y tal olmo y hiedra con ella enlazarse, dos e s p o s o s nuevos muy frenéticamente, en la nupcial c á m a r a ya no frigorífica, y la á u r e a letra

C A R L O S G E R M A N BELLI

escribirla al fin con la pluma negra.

Villanela

Aunque a p e n a s te he visto y ya te extraño, en ti fijando todo el pensamiento, y hoy tras tus huellas la corteza araño. Más que un milenio fueron estos a ñ o s en tu e s p e r a mirando el firmamento, aunque a p e n a s te he visto y ya te extraño. Pero aguardarte no fue un d e s e n g a ñ o , no me importa si a c á aún no te siento, y hoy tras tus huellas la corteza araño, del reino del bien y no de los daños, donde te sigo día y noche a tiento, a u n q u e a p e n a s te he visto ya te extraño. Cómo ha valido ansiarte tanto antaño, ayer palpando igual que un ciego el viento, y hoy tras tus huellas la corteza araño. Por fin tengo del monte el gran tamaño, y del s e s o el divino entendimiento, a u n q u e a p e n a s te he visto y ya te extraño, y hoy tras tus huellas la corteza araño.

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