CAPITULO XI TALENTO HUMANO Y CAPITAL SOCIAL

CAPITULO XI TALENTO HUMANO Y CAPITAL SOCIAL En los capítulos anteriores se han analizado las variables del desarrollo en sus principales acepciones ...
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CAPITULO XI

TALENTO HUMANO Y CAPITAL SOCIAL

En los capítulos anteriores se han analizado las variables del desarrollo en sus principales acepciones y cómo ha ocurrido éste en Ciudad Guayana. Cuando se ha escrito del recurso humano o de educación ha sido de forma tangencial, sin profundizar en el tema entendiendo sin embargo, la esencia del desarrollo está en el hombre y en su afán de vivir de una manera digna y satisfactoria. La educación como valor humano fundamental y como derecho inalienable de todas las personas no está en discusión en los capítulos que siguen. Alcanzar el conocimiento es un anhelo supremo de la humanidad y la finalidad de la educación es hacer partícipes a las personas de este bien. Pero metodológicamente, y en aras de establecer mejor las interacciones entre desarrollo y educación, se ha preferido estudiar separadamente las dos variables objeto de esta tesis, para examinar las diferentes denominaciones de cada una, sus variaciones cognitivas en el tiempo, sus elementos fundamentales y cómo inciden las unas con las otras. Nunca hay que perder de vista el carácter complejo, sistémico e interdisciplinario de los temas que se están tratando. Hasta ahora se han detallado las diferentes teorías de desarrollo, entendido éste como crecimiento económico, desarrollo humano, desarrollo sustentable, desarrollo endógeno y desarrollo local, según las concepciones de los más connotados autores en la materia. Asimismo se ha presentado una visión bastante completa de los antecedentes históricos desde el punto de vista socioeconómico de la Región Guayana, así como del proceso de planificación, construcción y evolución

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de las variables económicas de Ciudad Guayana, para presentar al fin una visión actual de la ciudad desde el punto de vista de sus potencialidades físicas, tanto naturales como creadas.

La Educación, Medio y Fin del Desarrollo Corresponde ahora investigar todo lo referente a la segunda variable del objeto de la tesis: La Educación fundamentalmente estudiada desde su interacción con el desarrollo y no desde la perspectiva pedagógica. Anteriormente se ha expuesto que la educación tiene un fin en sí mismo, que es la consecución del mayor cúmulo de conocimientos posibles por parte de todos los humanos. Pero también cumple otra función esencial y es la relación que existe entre educación y desarrollo entendiendo que este concepto es más amplio que el primero. Amartya Sen (2004), en un reciente artículo, hace una distinción entre la acumulación de capital humano y la expansión de la capacidad humana. El primero se concentra en el carácter de agentes de los seres humanos que por medio de sus conocimientos, habilidades y esfuerzos aumentan las posibilidades de producción mientras el segundo se centra en su habilidad para llevar el tipo de vida que consideran valiosa e incrementar sus posibilidades reales de elección. Las personas tienen la destreza para hacer cosas que juzgan valiosas. La razón de esta valoración puede ser directa como el de proveerse de una vida sana y culta, pero también puede tener una razón indirecta como el disponer de sus conocimientos y esfuerzo para producir bienes, obteniendo una remuneración que le permitirán conseguir las cosas que juzga valiosas. La perspectiva del capital humano cubre sólo esta valoración indirecta. “La concepción del capital humano más restringida cabe dentro de la perspectiva más amplia de la capacidad humana que puede incluir las consecuencias directas e indirectas de las habilidades humanas” (Sen, 2004, Capital humano y capacidad humana). Una persona utiliza su educación para producir bienes pero también con la misma instrucción es más culta, puede relacionarse mejor, transferir sus conocimientos en su vida diaria y en sus intereses particulares. De

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forma que los bienes de la educación son más que los obtenidos como capital Humano. Para Sen (2004) hay una diferencia profunda entre la perspectiva del capital humano y el de las capacidades, que tiene que ver con los medios y los fines. En la teoría del capital humano pareciera que lo importante es el crecimiento económico mientras que desde la perspectiva de expandir las capacidades para escoger la vida que juzguen valiosa, la producción de bienes es un medio para un desarrollo humano. Adicionalmente la expansión de capacidades contribuye a un mejor desarrollo social. Con aumento de la educación puede mejorar la participación ciudadana, la tolerancia, la autonomía y solidaridad de las personas. Para concluir esta distinción, Sen (2004) afirma: En la búsqueda de una mejor comprensión de las capacidades humanas, debemos tener en cuenta: su relación directa con el bienestar y la libertad de las personas, su función indirecta a través de su influencia en la producción económica y su función indirecta a través de su influencia en el cambio social. (Capital Humano y Capacidad Humana).

Educación y Producción Cabe preguntarse ¿Cómo interactúan la formación y la producción de bienes?. Normalmente las ciencias sociales tienen un propósito bien definido pero muchas veces pierden de vista la finalidad para las cuales fueron diseñadas. La Educación se ocupa fundamentalmente de qué y cómo desarrollar conocimientos en las personas, niños, jóvenes o adultos de una sociedad y muy pocas veces analizan el para qué de los resultados educativos esperados. La Educación ha sido una ciencia humana vinculada más bien a la psicología, la filosofía, la literatura, el arte, a la sociología pero históricamente ha estado alejada de la economía. Ha funcionado un paradigma tradicional de que la educación es para alimentar el espíritu mientras que la economía ayuda a comprender las necesidades materiales del hombre y cómo satisfacerlas.

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Han sido los economistas y los administradores los que entendieron primero la importancia fundamental que tiene el conocimiento en cualquier teoría del desarrollo o de la productividad. En efecto, la administración de empresas como área de estudio surge cuando Taylor introduce el método científico en la evaluación del rendimiento del componente humano en las industrias con el objeto de aumentar su producción. Hubo luego una corriente de la administración científica que a través de muestras de ensayo y error, de mediciones y de usos estadísticos logró establecer métodos y técnicas para incrementar la productividad de los trabajadores. La teoría de la administración científica era muy mecanicista, ya que consideraba a los empleados como un elemento más integrado a los mecanismos industriales. En uno de estos estudios que pretendía determinar la intensidad óptima de luz para la producción en una hilandería se llegó a la conclusión de que el aumento de la productividad no dependía de la variación en la intensidad de la luz sino de la atención especial puesta en los trabajadores. Es así como nace la administración humanista que toma en cuenta las motivaciones de los trabajadores, surgiendo así las teorías de la motivación de Mc Gregor, Maslow, Mc. Cllelland y toda una pléyade de especialistas en gerencia. A partir de entonces las teorías administrativas señalan que el factor fundamental en la productividad es el elemento humano al que hay que capacitar y motivar permanentemente. Por ello la gestión del talento humano en las organizaciones ha cobrado hoy tanta importancia. En el área de la Economía a finales del siglo XIX, Marshall había afirmado que “aunque la Naturaleza está sujeta a rendimientos decrecientes, el hombre está sujeto a rendimientos crecientes…El conocimiento es el combustible más poderoso de la producción; este nos permite dominar la naturaleza y satisfacer nuestros deseos” (c.p. Meier, Gerald y otros, Fronteras de la Economía del Desarrollo, 2002, p. 56). Esta idea de un economista del siglo XIX será ampliamente desarrollada y discutida durante toda la segunda mitad del siglo XX, tendrá grandes repercusiones en las orientaciones de los organismos internacionales y en las políticas de la mayoría de los

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países y organizaciones empresariales. En toda esta corriente, el conocimiento humano se convierte en capital que produce rentabilidad y crecimiento. Pero antes de entrar en el análisis del contenido se anunciarán los temas a tratar en este capítulo. En primer lugar se explicarán las diferentes teorías o posiciones sobre capital humano, capital intelectual, talento humano, sociedad del conocimiento, economía del conocimiento y las implicaciones que estos conceptos tienen tanto en la educación como en el desarrollo. Por último se añadirá un tema surgido en los últimos años y de mucha actualidad como es el capital social. Las ciencias sociales son empíricas, abstraen conceptos y teorías cuando los procesos de los que tratan ya son evidentes en la realidad. Las denominaciones antes señaladas son variaciones sobre la misma teoría del Capital Humano, sólo que situadas en contextos diferentes y responden a la evolución de los procesos socioeconómicos y gerenciales de los últimos 50 años. Más bien la teoría se reformula e interactúa con los acontecimientos cada vez que aparece un elemento nuevo. En este terreno, las ciencias administrativas han ido por delante de la teoría del capital humano

Teorías del Capital Humano La teoría del Crecimiento Económico considera el desarrollo como aumento del producto per cápita en un país. La preocupación de los economistas en la década de los años 50 era definir el crecimiento óptimo de una nación para los efectos de la planificación, determinando la participación de los factores en el crecimiento en las economías de mercado. El economista más representativo de esta teoría fue Solow (1956). Estudió el problema del crecimiento desde el punto de vista teórico y lo aplicó al proceso económico de los EEUU en un lapso 40 años. Según él, la productividad no se puede explicar si no se añaden a las variables del capital y el trabajo un nuevo factor exógeno que él llama “progreso técnico” y que es el que aporta el mayor porcentaje de crecimiento a la producción. Solow (1956) no especifica claramente qué significa este progreso técnico.

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Esta teoría tuvo sus seguidores y sus detractores. Entre estos se encuentra Schultz quien advierte que en la fórmula de Solow, el factor trabajo es contabilizado únicamente por horas hombre y no por la mejora de la calidad del trabajo producto de la formación del empleado. Denison es quien descompone los elementos involucrados en el factor residual “progreso técnico” y anota entre ellos la prolongación de la escolaridad de los trabajadores y el progreso de los conocimientos. Según Moreno Becerra (1998): La conferencia de Theodore W. Schultz sobre Inversión en Capital Humano, ante la reunión anual de la American Economic Association en 1960 constituye para muchos el acta de nacimiento de esta corriente y por extensión, de la Economía de la Educación. (p.33). En dicha conferencia la idea principal esbozada por Schultz fue la siguiente: el proceso de adquisición de habilidades y conocimientos por medio de la educación no debería verse como un consumo, sino más bien como una forma de inversión. De esta forma la inversión en capital humano no sólo incrementa la productividad individual sino que al hacerlo sienta la base técnica del tipo de fuerza necesaria para un rápido crecimiento económico. La expansión del sistema educativo es de indiscutible utilidad para crear los valores y capacidades indispensables para las funciones modernas. No sólo es necesaria la expansión, sino que además debe ampliarse el contenido de la educación. Becker (cp. Rafael Alhama, 2006, Capital Humano, Concepto e Instrumentación) definió así Capital Humano: “El conocimiento y las habilidades que forman parte de las personas, su salud y la calidad de hábitos de las personas” Dornbusch

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Instrumentación) por otra parte lo define así: “Es el valor del potencial de obtención de renta que poseen los individuos. Incluyen la capacidad y el talento innatos así como la educación y las calificaciones adquiridas”.

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Moreno Becerra (1998) resume así la teoría del capital humano desarrollada por Gary Becker en 1964: 1. Los individuos emplean parte de su renta pensando en satisfacciones pecuniarias y no pecuniarias futuras; eligen cuidados médicos, educación adicional, se informan de nuevos puestos de trabajo. Tales fenómenos pueden considerarse mejor como inversión que como consumo. En lo que se refiere a Educación, la demanda de formación adicional a la obligatoria supone unos costes individuales directos e indirectos esperando que estos causen un incremento en las oportunidades de conseguir empleos mejor remunerados. La Educación no es un costo pues, los individuos invierten en sí mismos considerando que esas inversiones son importantes. Se considera que cada persona toma decisiones racionales basadas en el análisis costo beneficio para optimizar su ganancia. 2. La Educación es una inversión, no un consumo. La prueba está comparando una persona que después de lograr su educación obligatoria se incorpora al mercado de trabajo y otra que además de los estudios obligatorios toma la decisión de seguir estudiando hasta alcanzar una profesión de más alto nivel. El primero tendrá una expectativa de rendimiento económico durante toda su vida acorde con su cualificación, manteniendo un tope del cual seguramente no pasará. El segundo invierte en costos directos para pagar su educación y en indirectos por los costos de oportunidad ocasionados durante el tiempo que no trabajó por estar estudiando. Pero cuando ingrese al mercado laboral partirá con una remuneración superior y durante su vida laboral tendrá más oportunidad de aumentar sus ingresos. 3. La aportación central de esta teoría consiste en relacionar el número de años de escolaridad a los que se suma la experiencia en el trabajo, el coeficiente intelectual de la persona con la posibilidad de conseguir los empleos y remuneraciones en correspondencia con la cantidad y calidad de los factores antes mencionados. A mayor nivel de estudios, con experiencia y con buen

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nivel intelectual mayores posibilidades de conseguir los empleos mejor remunerados. Moreno Becerra (1998) concluye: Si esta correlación educación-ingresos la extendemos ahora macroeconómicamente, o sea, al conjunto de la Economía podríamos obtener las siguientes conclusiones: 1)los más escolarizados tienen más oportunidades de empleo y ganan más; 2) si sus ingresos reflejan la capacidad productiva es que la escolarización aumenta su productividad, y 3) si el desarrollo de una sociedad es en gran parte una función del crecimiento de la capacidad productiva de sus miembros, entonces una mayor escolarización contribuirá a un mayor desarrollo económico. (p. 38). En la década de los 90, dos economistas enriquecen la teoría del capital humano: Lucas(1988) y Romer(1989). Según el primero la acumulación de capital humano refuerza la productividad del capital físico y conduce la economía a un crecimiento sostenido. El capital humano se puede acumular por la vía de la e ducación formal y por la forma de aprender haciendo. Estas externalidades funcionan como un mecanismo endógeno que acelera el proceso de crecimiento al impedir la caída de la rentabilidad marginal. Además el conocimiento es un capital que se derrama a lo interno y externo de las organizaciones por lo que potencia la acumulación de capital y la producción. Romer por su parte sostiene que el crecimiento no sólo depende de la tecnología que ahora es endógena, sino de las preferencias del consumidor. Esto hace que se asigne capital humano a la investigación y desarrollo. Un incremento permanente en las existencias del capital humano en la población conduce a la creación de nuevos diseños y a un aumento en I+D, por lo que vuelve a generar un círculo virtuoso que impulsa la tasa de innovación. Antes de que se formulara la teoría del Capital Humano, ya las industrias Norteamericanas estaban invirtiendo en adiestramiento y capacitación de los trabajadores. Durante la II Guerra mundial tuvieron que suplir mucho personal y tenían que entrenar permanentemente para lograr las metas de producción exitosamente. Las industrias entendieron que los gastos en capacitación del personal

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mejoraban la productividad e introdujeron tal actividad como una función específica de la Gerencia. La gran industria de la posguerra tenía una estructura organizativa vertical y estaba sustentada en la departamentalización, especialización y división del trabajo. Cada cargo se definía por una descripción de funciones, una línea de mando, así como por una serie de conocimientos, habilidades, destrezas y actitudes que debía tener el que ocupara el puesto. La dirección de Personal se convirtió en una función fundamental de la organización: Debía garantizar el ingreso de las personas adecuadas para el cargo, mantenerlas en condiciones de aumentar sus resultados de logro, remunerarlas de acuerdo con la responsabilidad del cargo y promover los ascensos, sustituciones, retiros de los empleados. El ingreso del personal estaba determinado por unos niveles específicos de educación formal, evaluación de la salud y del coeficiente intelectual del candidato. De todos los demandantes se seleccionaba el que superaba las pruebas escritas. Por ello tienen parte de razón los credencialistas que vinculan las remuneraciones del trabajador no con sus conocimientos sino con el título que ha obtenido pues, había una correlación entre el cargo, su remuneración y su titulación académica. Asimismo tanto en el ingreso como en la remuneración de los trabajadores han influido los prejuicios culturales en cada país con respecto a la valoración de otros factores exógenos que no tienen que ver con la formación del individuo como son el origen socioeconómico, el sexo, la raza, la religión, las relaciones de parentesco familiar. El hecho es que en la segunda mitad del siglo XX, los organismos internacionales, los países, las empresas y los individuos asumen la Educación como una inversión redituable que generará bienestar, riqueza, poder competitivo. La Organización de las Naciones Unidas (ONU) decreta en 1948 la Educación primaria de todos los ciudadanos como un derecho humano fundamental y un deber de los Estados, garantizarlo. Luego a través del organismo de la UNESCO como se verá más adelante monitoreará los avances en materia educativa de los países, generará políticas para ampliar la cobertura y los años de escolaridad en todas las naciones.

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Las naciones tanto del bloque capitalista como del comunista entendieron que para ser competitivos en el concierto mundial tenían que invertir en Educación. Es así como aumenta la asignación de recursos en los sistemas educativos de los países, aumentan los años de escolaridad obligatorios y gratuitos para todos los ciudadanos, disminuyen las diferencias en los indicadores educativos de los países desarrollados, de los países socialistas y de los países del Sudeste asiático. No así de Latinoamérica, África y el sur de Asia. Se ha de hacer notar que en los países socialistas sobretodo la educación no sólo estaba condicionada por la producción sino que tenía un fin humano por el esfuerzo que realizaban en las artes y deportes. Se asume que hay una correlación entre mejora de los índices educativos de un país y su crecimiento económico, tesis que es corroborada con numerosos ejemplos empíricos como el desarrollo de Corea, o actualmente de China. En el último cuarto de siglo se hicieron cantidad de estudios que tenían por objetivo determinar el efecto de la Educación formal en el crecimiento Económico. Razin (1976) en un estudio en 11 países encontró que la Educación Secundaria había tenido un efecto positivo en el crecimiento. André Destinobles (2004) cita 23 estudios de economistas que relacionando el aumento del PIB per cápita de un país con los programas de alfabetización, educación primaria o secundaria encuentran un efecto positivo de la variable educación con crecimiento económico. También hay estudios que señalan una correlación entre crecimiento y aumento de la educación. A pesar de que había cierto optimismo en los teóricos del Desarrollo sobre la influencia del capital humano en el crecimiento económico sin embargo, aumentó más la diferencia entre los países desarrollados y no desarrollados. Bruton (1998) hace una evaluación de la mayoría de las doctrinas que se han aplicado después de la Guerra Mundial y concluye que el fallo principal de los paquetes de medidas ha sido que no han logrado que los países en desarrollo creen una capacidad de aprendizaje endógena. (c.p Pedro Conceicao en Universidad, Sector Productivo y Sustentabilidad, 2003, p.165). Por ello el problema fundamental consistirá en cómo una nación desarrolla su capacidad de aprender. Oswaldo Sunkel (1991) señala que los países del sudeste asiático supieron aprender del proceso de sustitución de importaciones,

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apropiándose de las tecnologías y abriéndose a la exportación, no así los países latinoamericanos. Esto se pudo deber a que los países dominantes seleccionaron a qué países transferir tecnología y a cuáles no.

Inversión en Capacitación del Sector Empresarial Las empresas se responsabilizan del entrenamiento del personal para alcanzar mayor productividad. Se determinaba el perfil de los conocimientos, habilidades, destrezas y actitudes requeridas para el cargo, se detectaban las que tenía el empleado. De la comparación entre el perfil del cargo y del trabajador se determinaba una brecha que debía ser cubierta con labores de entrenamiento. Dos preocupaciones tenían en mente los gerentes de personal: Cómo optimizar la capacitación del trabajador para obtener mayor productividad y cómo medir el retorno de la inversión de los costos de entrenamiento. Surgieron así muchas formas de capacitación y de evaluación: formación en los puestos de trabajo, cursos de entrenamiento ad hoc, seminarios de sensibilidad, enriquecimiento en el trabajo, Desarrollo Organizacional. Con respecto a la medición del impacto del entrenamiento en la productividad se hicieron algunos estudios, pero estos eran más costosos que la capacitación y no garantizaban la confiabilidad de los resultados. En lo que sí estuvieron de acuerdo los expertos en Gerencia era en la necesidad de invertir en capacitación permanente de los trabajadores, lo que en líneas generales mejoraba la productividad de la Empresa. El crecimiento económico ocurrido en los países desarrollados bajo este modelo llamado fordista hace crisis en la década de los 80. Aparecen fenómenos nuevos como la incursión de la electrónica, informática o lo que Alvin Toffler llamó “La Tercera Ola” que rebasa la revolución industrial. Es la era del conocimiento. Las grandes industrias de las compañías transnacionales tienen una estructura muy pesada y vertical para responder a las demandas de la población. Aparecen nuevas industrias sin chimeneas ni grandes infraestructuras, con una organización flexible, muy horizontal pero capaz de responder oportunamente al

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cliente globalizado. Pronto estas empresas tendrán más valor en la bolsa que los tradicionales conglomerados industriales. Estas nuevas empresas tienen un denominador común: son intensivas en conocimiento. Todo su capital son los cerebros de los trabajadores. Se ha llegado a la Sociedad del Conocimiento. Así como las industrias tradicionales tienen que adelgazar su estructura, descentralizar en otras compañías las funciones que no son su razón de ser, despedir trabajadores, las nuevas sociedades requieren personal emprendedor, creativo, autónomo, con capacidad para aprender y adaptarse a los cambios.

Sociedad del Conocimiento En una conferencia dictada en 1994, Peter Drucker esboza lo que él entiende por una nueva etapa de la historia que denomina “Sociedad del Conocimiento”. Comienza enumerando los grandes cambios ocurridos en el empleo en los últimos 100 años en los países desarrollados. Como a principios del siglo XX, la mayor población empleada en EEUU era el trabajador del campo, seguido por los sirvientes y sin embargo, los empleados en las minas, industria y transporte constituían sólo un sexto de la fuerza activa. Hoy día, apenas el 3% de la población activa trabaja en el campo. En la primera mitad del siglo XX los obreros de la industria, minas y transporte constituyeron la mitad de la fuerza laboral de los países desarrollados. En la segunda mitad esta fuerza va disminuyendo proporcionalmente aunque la producción de bienes sigue en aumento. Asimismo Drucker (2003) afirma: Estos hechos sin precedentes están afectando de manera profunda la estructura social, la comunidad, el gobierno, la economía y la política. Algo que es aún más impactante y que carece de toda experiencia previa es el surgimiento de un grupo que está reemplazando rápidamente los grupos históricamente tradicionales y los de la sociedad industrial; este grupo se está convirtiendo en el centro de gravedad de la población trabajadora; de manera incidental, está convirtiéndose velozmente en un grupo grandes proporciones -a pesar de que no es una mayoría-, en la fuerza laboral y la población de la sociedad postindustrial de los países desarrollados. Este no es otro, sino el conformado por

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los trabajadores del conocimiento. (Universidad, Sector Productivo y Sustentabilidad, p. 98). Estos trabajadores le han impreso a la emergente sociedad del conocimiento, su carácter y liderazgo. Se han convertido en la fuerza viva de esta sociedad. Los trabajadores obtienen empleos y remuneraciones, gracias a su educación formal. Se requerirán destrezas manuales dependiendo del cargo, pero serán imprescindibles conocimientos específicos para las funciones que tenga que desempeñar el trabajador. “La primera implicación de lo anterior es que la Educación se convertirá en el centro de la sociedad del conocimiento y la instrucción en su pieza clave. Entonces ¿Cuál es el cóctel de conocimientos necesario para todos los individuos? ¿Qué se entiende por calidad del aprendizaje y la enseñanza?” (Drucker, Universidad, Sector Productivo y Sustentabilidad, 2003, p.99). Drucker augura que la Educación será la principal preocupación de la sociedad del conocimiento y habrá que reformular todo el sistema educativo. Un cambio que ya está ocurriendo es que los conocimientos más especializados se adquirirán una vez concluida la escolaridad y en los puestos de trabajo. Los valores que debe brindar la escuela se convertirán en preocupación de toda la sociedad. Ya no se trata de que adquieran una cultura general. “En el futuro una persona educada será quien aprenda a aprender y continúe aprendiendo a lo largo de toda la vida, bien sea dentro o fuera del sistema formal.” (Drucker, Universidad, Sector Productivo y Sustentabilidad, 2003, p.100). El verdadero conflicto estará entre la gran minoría de trabajadores del conocimiento y los que se ganan la vida de forma tradicional en trabajos manuales o no, calificados o no, prestando servicios adecuados o inadecuados. La educación será un bien accesible para todos, para cualquier edad y se convertirá en el factor competitivo para obtener mejores empleos y más remunerados. “La sociedad del conocimiento será más competitiva que cualquier otra sociedad que hayamos conocido, por la sencilla razón de que si el conocimiento está al alcance de

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todos no hay excusas para la improductividad.” (Drucker, Universidad, Sector Productivo y Sustentabilidad, 2003, p.101) El problema que se plantea entonces es el de accesibilidad a todas las formas de conocimiento. Mientras no se garantice la posibilidad de que todas las personas puedan adquirir los conocimientos que deseen con absoluta libertad no se podrá hablar de una equidad y justicia del derecho a la educación. Esto incluye el hecho de que el conocimiento actual no es propiedad individual sino de toda la sociedad ya que ha sido producido por la evolución de los conocimientos adquiridos por toda la humanidad a lo largo de los siglos. En la sociedad del conocimiento, el saber será básicamente aplicado y específico. Para que este conocimiento sea productivo necesita dos requerimientos: que los trabajadores del conocimiento produzcan en equipo y que tengan acceso a una organización. Todo trabajador lo hará para una organización pero él será el dueño de las herramientas de producción. Su cerebro, sus conocimientos serán los que generen la productividad en las organizaciones. En los años 80 se plantea la teoría de la competitividad empresarial y surge la teoría del enfoque basado en los recursos, considerando que la eficiencia adquirida por una empresa es función de los recursos y capacidades que la misma controla. Tradicionalmente, cuatro han sido los recursos que han generado riqueza: Tierra, Capital, Trabajo, Conocimiento. En la etapa agrícola los factores más importantes eran la Tierra y el Trabajo. En la era industrial, el Capital y el Trabajo, mientras en la era del Conocimiento, el Conocimiento. Pero el conocimiento no debe ser privatizado ya que es un producto social.

Gestión del Conocimiento Desde los años 90 se precisa más el concepto de Capital Humano y se sustituye por Conocimiento, Capital Intelectual, Talento Humano, Capital Intangible, Economía del Conocimiento. Dos interrogantes marcan esta etapa: Qué tipos de conocimiento se requieren para un crecimiento sostenido y cómo se acumulan. Las

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respuestas son muchas en ambos sentidos y cada una añade alguna especificidad al cuerpo de conocimientos. La fuente principal de creación de ventajas competitivas reside concretamente en lo que sabe, en cómo usa lo que sabe y en su capacidad de aprender cosas nuevas. Por ello pasa a ser de vital importancia la gestión del Conocimiento, que consiste en desarrollar la capacidad para adquirir, crear, acumular y explotar el conocimiento. Entre las teorías de Gestión del Conocimiento pueden citarse: Aquellas que consideran importante la acumulación de conocimientos no sólo por la adquisición de los mismos en sí, sino por la capacidad de aprender a aprender. Consiste ésta en la habilidad para decidir qué aprender, cómo, en qué situaciones y para qué. El aprendizaje entendido como creación de conocimiento. En este sentido han sido importantes los aportes de Nonaka y Takeuchi (2002), con su distinción entre conocimiento tácito y explícito, además de cómo se puede procesar el uno y el otro. El capital intelectual representa la estrategia de su medición y de su valor como intangible empresarial. Entre las teorías que centran su atención en la acumulación de aprendizajes está Arrow. Para éste la experiencia en el uso del capital llevaría a un aumento del conocimiento utilizado en la producción lo que redundaba en un incremento en la productividad. Esta forma de incrementar el conocimiento por la educación no formal también es valorada por Romer (1989). Lucas (1988) en cambio analizó la acumulación de destrezas por medio de un aprendizaje formal. Otros autores distinguen dos aspectos del conocimiento como son: las ideas y las destrezas o las ideas y las competencias. Unas y otras no son más que las dos caras de la misma moneda, se retroalimentan la una con la otra. De nada servirían las ideas si no se tiene la habilidad de aplicarlas. Heitor y Conceicao (2003) hablan del sofwarwe (las ideas) y wetware (las destrezas) Se da un proceso de retroalimentación entre las ideas y las competencias: Una idea nueva impulsa nuevas formas de utilización y a la vez, éstas crean nuevas ideas generándose un ciclo permanente de acumulación del conocimiento

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“Esta acumulación de conocimiento es el resultado de la producción, utilización y difusión de sofware y wetware”. (Heitor y Conceicao, Universidad, Sector Productivo y Sustentabilidad, 2003, p.174). Según estas teorías se dan dos procesos de producción de aprendizajes: el de acumulación de ideas a través de la codificación del conocimiento. Comprenden actividades de I+D así como también ideas artísticas, de democracia e igualdad. El aprendizaje a través de la interpretación: Comprende la producción de aplicaciones y uso de las ideas en el que se utiliza mayoritariamente la experiencia. Otro aporte importante a las teorías del Conocimiento como elemento competitivo es el de Nonaka y Kateuchi (2002): “En una economía donde la única certeza es la incertidumbre, las única fuente segura de ventaja competitiva es el conocimiento” (UOC, 2002, La economía del conocimiento: paradigma tecnológico y cambio estructural). De esta forma surge la imperiosa necesidad de capturar, administrar, almacenar, transferir y difundir el conocimiento de nuestra organización y el entorno que la rodea, para que la organización sea capaz de integrar eficazmente la percepción, la creación del conocimiento y la toma de decisiones. Distinguen dos tipos de conocimientos: el explícito y el tácito. El conocimiento explícito puede ser transferido de un individuo a otro usando algún tipo de comunicación formal ya que es codificable. El conocimiento tácito es poco codificado y está profundamente arraigado en la experiencia y los modelos mentales. De acuerdo con esta teoría, existen cuatro formas de creación y conversión de conocimientos que surgen cuando el explícito y tácito interactúan. Este proceso activo de creación del conocimiento hace que éste se desarrolle a través de un ciclo continuo y acumulativo de generación, codificación y transferencia (la llamada espiral de creación del conocimiento). Se parte de un compartir de experiencias o reflexiones hasta alcanzar un nivel de verbalización, pasar a otro proceso de sistematización de conceptos, para por último aplicar ese nuevo conocimiento. De esta manera se genera una cadena de valor del conocimiento que consta de cinco fases: compartir el conocimiento tácito, crear conceptos, justificar conceptos, construir un arquetipo y nivelación transversal del conocimiento.

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Tan ventaja competitiva es el conocimiento en las organizaciones que la gestión del mismo se convierte en la primera necesidad para crearlo, difundirlo entre los empleados, controlarlo y protegerlo como un activo intangible.

Capital Intelectual El término Capital Intelectual fue introducido por Galbraith en 1969 y desde entonces se ha extendido en las Economías entendiendo el mismo como el conjunto de activos intangibles de la empresa de naturaleza social, relacional y estructural. El hecho es que muchas empresas se cotizan en bolsa con un diferencial con respecto a sus activos físicos, por lo que ese diferencial puede considerarse un activo (o pasivo) intangible. Aunque hay poca investigación respecto al capital intangible, sin embargo muchas empresas declaran en bolsa sus intangibles en Capital Humano. Según la revista electrónica Intangible Capital (2005): El volumen de inversiones no tangibles realizadas por las empresas en todo el mundo ha crecido extraordinariamente en la segunda mitad del siglo pasado y continúa creciendo en este siglo, por lo que el conocimiento de la naturaleza económica de los intangibles, su identificación y medición se han convertido recientemente en preocupaciones prioritarias para gerentes, inversores, analistas financieros, analistas de riesgos, y en general, para quienes tienen intereses comprometidos en la marcha de las empresas. (p. 277). De todos los modelos que estudian el capital intangible se deduce que los tipos de este capital son: perspectiva financiera, perspectiva de procesos internos, activos de propiedad intelectual, capital humano, capital cliente, enfoque de renovación y desarrollo, modelo de competencias esenciales, capital de innovación y de aprendizaje. Como han aparecido tantos modelos de medición de intangibles se ha establecido una norma internacional que define el activo intangible como “aquel activo identificable, de carácter no monetario y sin apariencias física, que se posee para ser utilizado en la producción y suministro de bienes y servicios, para ser arrendado a

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terceros o para funciones con la administración de la entidad.” (García-Parra, Simo y Sallán, 2005, p.286). El activo ha de cumplir tres características: la identificabilidad, el control por parte de la empresa, y la generación de beneficios económicos futuros. Como indicó Lev: “La riqueza y el crecimiento en la economía de hoy en día vienen determinados principalmente por los activos intangibles. Los activos materiales y financieros se están convirtiendo en commodities, ofreciendo en el mejor de los casos una mediana rentabilidad”. (c.p. García-Parra, Simo y Sallán, 2005, p.286). El problema de valorar el conocimiento como un capital intangible consiste en que bajo este concepto se pueden incluir prácticas no éticas de especulación, burbujas económicas, ocultamiento de cifras, corrupción lo cual convierte a este capital en peligroso. Pero también existen pasivos intangibles como un clima laboral enrarecido, o impacto ambiental negativo o mala organización. Una mala idea puede ser un pasivo intangible que puede poner en riesgo una empresa. También en el capital humano se puede hablar de pasivos intangibles. Simo y García-Parra definen los pasivos humanos como “el conjunto de incompetencias individuales y culturas autodestructivas de carácter colectivo, capaces de mermar beneficios o generar pérdidas presentes y futuras.” (Simo y García-Parra, 2005, p. 293).

Economía del Conocimiento Hace apenas 50 años las áreas de pensamiento de la Economía y el Conocimiento aparecían como en dos mundos distintos y distantes. Más bien eran considerados como dos polos opuestos: el primero se ocupaba del mundo material, del dinero, del capital, de los bienes, el otro de las cosas del espíritu. En los inicios del siglo XXI irrumpe con fuerza en el campo de la economía, la política y la educación un nuevo paradigma: Economía del conocimiento. Tan es así que la vieja Europa temerosa por perder el ritmo de crecimiento de los Estados Unidos y los países de Asia lanza el reto de “convertirse en la economía del conocimiento más competitiva y más

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dinámica capaz de un crecimiento sostenido acompañada de una mejora cuantitativa y cualitativa del empleo y de una mayor cohesión social” (Acuerdo de Lisboa 2000). ¿Qué significa este nuevo sintagma? ¿Cómo interactúan Economía y Conocimiento? ¿Qué implicaciones acarrea el nuevo paradigma? ¿Cómo surgió el nuevo concepto? En la década de los 90 irrumpen con fuerza en todos los ámbitos de la Economía (producción, distribución y consumo) las tecnologías de la Información y Comunicación. Las mismas Tecnologías de la Información tanto en su aspecto electrónico como de programación se convierten en un nuevo sector económico emergente, más fuerte que el industrial. En todo desarrollo de las fuerzas productivas en la historia de la humanidad se ha incorporado el conocimiento, pero la utilización intensiva del mismo en la producción, se ha acrecentado en los últimos años. . Tanto la Electrónica como la Información están incorporadas fuertemente a la industria de producción de materiales primarios como petróleo, electricidad, acero, aluminio, producción de bienes en el sector del automóvil, de la química, farmacia, nuevas formas de comercialización y consumo. La Economía del Conocimiento no está conformada son solamente las Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC), sino por todas las organizaciones que han incorporado insumos elevados de conocimiento que generan cambios en la producción el consumo. Como afirma Parker Rosell (2003): Las TIC sientan las bases para un nuevo paradigma tecnoeconómico, ya que estas tecnologías que por definición son conocimiento, utilizan este recurso en la generación del propio conocimiento… Estamos ante unas tecnologías que utilizan el conocimiento como input y que contribuyen directamente a la generación de conocimiento como output” (p.5). El conocimiento tiene unas características diferentes a otros bienes. El uso del conocimiento implica que se consuma. Pero es un bien absolutamente renovable y puede ser utilizado hasta el infinito.

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El conocimiento explícito se puede transferir indefinidamente sin por ello perder sus cualidades, lo cual hace que se pueda multiplicar su uso. El conocimiento es abundante pero la habilidad para usarlo es escasa. Para incorporar conocimiento se requieren años de formación y dedicación. La recepción de conocimiento no depende del bien en sí, sino de la capacidad de la persona para asimilarlo. Es costoso crear un nuevo conocimiento, pero una vez alcanzado es fácilmente transferible y difundible. El conocimiento es un capital propiedad de las personas que lo llevan consigo a cualquier trabajo u organización. Por ello es un capital humano que el individuo puede invertir donde más le reditúe. Tomás Davenport (2006) explica bien esta idea en su libro Capital Humano: Creando ventajas competitivas a través de las personas. La creación y difusión del conocimiento es un factor que crea ventajas competitivas y que desde el punto de vista económico se manifiesta como: Un bien: Por ejemplo, los derechos de propiedad, las patentes, las fórmulas de fármacos, las semillas híbridas y transgénicas. Un servicio: Cuando el conocimiento se aplica en sistemas de alta tecnología, de producción, de comercialización o de finanzas. Una mercancía: Cada día las Organizaciones buscan no un trabajador o un profesional, sino la persona que tenga determinadas competencias, o conocimientos específicos. Se ha de distinguir el conocimiento de la información: ésta es un insumo para producir conocimiento. La producción del conocimiento supone un proceso laborioso en el que la persona es capaz de decodificar la información, seleccionarla, validarla, relacionarla con otras informaciones para producir nuevos conocimientos y nueva información. En este proceso intervienen conocimientos explícitos, pero también conocimientos tácitos, o competencias determinadas. Se da un circulo virtuoso entre uso de información, creación de conocimiento, uso de conocimiento y creación de información.

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Haciendo una síntesis de los cambios ocurridos en los últimos 60 años tanto en la evolución del crecimiento económico como de las explicaciones teóricas del mismo, se puede afirmar lo siguiente: El Desarrollo de los pueblos se da cuando hay crecimiento económico y este sólo se logra cuando hay producción, productividad y competitividad. La competitividad entendida como la capacidad para lograr posicionarse en un mercado con ventajas sobre otros competidores. Después de la II Guerra Mundial el sector emergente de la Economía era el industrial, cuya característica fundamental era la instalación de grandes plantas, muchas de ellas contaminantes (las industrias del carbón, del acero, químicas, automovilísticas) que competían por economías de escala, empleando a la mayor cantidad de trabajadores. A principios del siglo XXI el sector emergente en la Economía es el de las Tecnologías de la Información y Comunicación tanto en las productoras de hardware como las de software, las de la genética y de las ciencias médicas, las que crean y diseñan nuevos materiales. Son las industrias sin chimeneas, sin apenas capital físico, fijado, que no sólo se especializan en su sector sino que son invasoras de todas las actividades económicas. Las empresas del pasado tienen que adaptarse a los cambios organizacionales, reducir su tamaño, contratar los servicios que no son esenciales, hacerse más flexibles. En pleno apogeo de la era industrial se expresa la teoría de que la Educación y formación son un factor determinante en el aumento de la productividad.

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promueven dos políticas fundamentales: una, ampliar la cantidad de años de estudio de las personas y masificar hasta alcanzar la cobertura total de una educación obligatoria. Dos, invertir recursos y dinero dentro de las organizaciones para entrenar así como capacitar a los empleados hasta lograr que sean lo más productivos posible en sus puestos de trabajo. A partir de los años 90, en que el modelo fordista de empresas hace aguas, ya no es el capital humano, entendido éste como años de estudio o titulaciones, el que aumenta la productividad, sino determinado conocimiento y competencias que tienen las personas. Este es un factor endógeno que acelera la productividad con la creación

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de nuevos conocimientos, el derrame de los mismos a otras personas y organizaciones. A partir de esta década lo competitivo es el conocimiento en sí en sus dos variantes de conocimiento explícito y tácito. Como se deduce de lo anterior, la competitividad de las organizaciones, regiones y naciones está en la incorporación del alto contenido de conocimiento a todas las actividades económicas para lo que es imprescindible crearlo, y utilizarlo para producir servicios que demanda la sociedad. Por ello, la atención actual de los países desarrollados está en invertir en actividades de Investigación, Desarrollo e Innovación. ¿Qué les corresponde hacer a los países en vías de desarrollo?. Los países desarrollados han alcanzado altos niveles de escolaridad y han aumentado el porcentaje de población que tiene estudios terciarios y de postgrado. Su crecimiento es debido a su capital humano o ¿hay otra causa añadida?.

Teorías del Capital Social En los años 90 surgió otra teoría sobre un nuevo factor de crecimiento, esta vez desde la perspectiva de la Cooperación: El Capital Social. Según Bernardo Klinsberg (2001) esta teoría se ha ido imponiendo muy a pesar de muchos economistas debido a los contundentes argumentos esgrimidos por sus descubridores. Este nuevo concepto está en pleno desarrollo, no totalmente definido en cuanto a sus elementos, mediciones y consecuencias. Incluso tiene sus detractores con argumentos convincentes. Según la página del Banco Mundial, “Capital Social se refiere a las instituciones, y normas que conforman la cantidad y calidad de las interacciones sociales de una sociedad. Numerosos estudios demuestran que la cohesión social es un factor crítico para que las sociedades prosperen”. (www.worldbank.org). Otras definiciones de Capital Social son: “Cierto recurso intangible que posibilita o capacita a las personas en determinados beneficios” (Arriagada, 2003, p. 560).

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Coleman (1990): “Los recursos socioestructurales que constituyen un activo de capital para el individuo y facilitan ciertas acciones de individuos que están dentro de esa estructura.” (Coleman 1990 c.p Arriagada, 2003, p. 564) Putnam (1993) “Son los aspectos de las organizaciones sociales, tales como las redes, las normas y la confianza que facilitan la acción y cooperación para beneficio mutuo”. (Putnam 1993 c.p Arriagada, 2003, p. 564) Durston (2002) establece que el “capital social es el contenido de ciertas relaciones sociales: las que combinan actitudes de confianza con conductas de reciprocidad y cooperación, que proporciona mayores beneficios para aquellos que lo poseen, que lo que no podría lograrse sin ese activo” (Durston, 2002, p. 15). Este autor prefiere dejar los conceptos más abstractos como normas, cultura e identidad para procesar conceptos más conductuales y medibles como confianza, reciprocidad y cooperación. Para Klinsberg (2001) el Capital Social cubre cuatro áreas: La primera es el clima de confianza existente en una sociedad. Son las expectativas de confiabilidad de unas personas con respecto a otras. Es la cultura de la confianza en la palabra dada. Si no hay confianza la gente toma previsiones, se hacen más onerosas las negociaciones, se elaboran contratos y reglamentos más exigentes. Si la desconfianza es tal que se duda del respeto a la propiedad de cada uno, a su seguridad personal se realizarán gastos adicionales para proteger los bienes personales. También se refiere a la confianza en las instituciones públicas, en las normas y las leyes. Si estas son cambiadas permanentemente o interpretadas de forma caprichosa ahuyentarán nuevas inversiones o negocios. Para los economistas es muy importante el clima de confianza a la hora de elegir hacer inversiones, de tal forma que existen mediciones de riesgo país y uno de los indicadores es la confianza en las instituciones y las leyes. El clima de confianza es tan importante en las economías que esperan grandes acuerdos nacionales permanentes y duraderos entre todas las fuerzas sociales, el gobierno, los empresarios, los trabajadores que orienten a esa sociedad hacia una visión de desarrollo y equidad. Un ejemplo se estos acuerdos de la sociedad lo

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conforman los países escandinavos que gozan del mayor índice de desarrollo en el mundo. La segunda área de capital social es la asociatividad, entendida como la capacidad de las organizaciones para cooperar en proyectos comunes y fortalecer las sinergias entre ellas. Esta asociatividad puede manifestarse tanto a nivel de vecinos como de pequeñas comunidades, comarcas, regiones, proyectos comunes entre empresas, alianzas entre clientes y proveedores. El grado de asociatividad se expresa en una sociedad por la intensidad del tejido social que se crea entre sus miembros. Cuantos más miembros participan en asociaciones, la cantidad de organizaciones civiles, las actividades sociales, religiosas, deportivas, la identidad con un lugar, hacen que una ciudad, una comarca o región sea más exitosa que otra. Se menciona a menudo como ejemplo de esta red de relaciones e intercambios económicos y sociales a la exitosa Vía Emilia, pero hay muchos ejemplos en el mundo como las comarcas o ciudades que sobresalen por su éxito económico como el Valle del Silicón, la Ruta de Boston, o la ciudad de San Francisco. El tercer aspecto del capital social es la conciencia cívica. Este aspecto representa la responsabilidad del individuo con la sociedad en que vive por preservar y mantener lo comunitario: preocupación por los aspectos ambientales de su entorno, cumplimiento de las normas ciudadanas, pago de todo tipo de servicios públicos e impuestos, respeto a los derechos del otro. El cuarto aspecto tiene que ver con la ética: La ética tiene que ver con valores. Estos son un activo fundamental en las sociedades porque en los momentos de crisis los principios son los que impulsan las decisiones importantes en función del desarrollo nacional, el crecimiento compartido, la justicia social, el juego limpio, la transparencia en el manejo de las cuentas públicas y privadas. Se dan demasiadas demostraciones en el mundo de falta de transparencia, no juego limpio de iguales, o de corrupción, lo cual incide en los niveles de desarrollo y equidad entre los pueblos y los ciudadanos. Quizás por eso en naciones desarrolladas están apareciendo círculos de pobreza y problemas de índole social, como violencia, segregación, racismo.

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Flores y Rello (2001 c.p. Durston 2002) sostienen que pueden distinguirse tres elementos fundamentales en la mayoría de las definiciones: 1. Las fuentes de infraestructura y capital social: es decir lo que hace posible su nacimiento y consolidación como las normas, la cultura y las instituciones. 2. Las acciones de confianza, reciprocidad, cooperación individuales y colectivas. 3. Las consecuencias y resultados de estas acciones que pueden ser positivas o negativas. Muchos autores advierten que el capital social puede causar efectos negativos. La mafia, el crimen organizado, los extremismos fundamentalistas políticos y religiosos, los sistemas que conducen a la exclusión de otros, los populismos y clientelismos tienen muchos de los componentes del capital social. Por ello, las cuatro características dadas por Klinsberg (2001) deben verse como cuatro características que conforman una totalidad y crean capital social que produce desarrollo. Las normas y redes que facilitan la acción colectiva, el beneficio común, o recursos morales y culturales que refuerzan los grupos sociales o instituciones, actitudes y valores que gobiernan la interacción de personas para facilitar el desarrollo económico y la democracia, deben estar en la base de cualquier teoría del capital social. Según Klinsberg (2001), una condición es necesaria para hablar de capital social: “es la potencialidad que les confiere y de la que carece el individuo aislado. Lo esencial del capital social es que es una capacidad. Representa la capacidad de obtener beneficios a partir del aprovechamiento de las redes sociales” (Klinsberg, 2001, p.22). Klinsberg (2001) expone algunos estudios que correlacionan de manera positiva las variables de confianza y cooperación con crecimiento económico a mediano y largo plazo; o el grado de asociatividad y rendimiento económico en hogares pobres se percibe que tienen mayor progreso que los no asociados; correlaciones

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significativas entre asociatividad y eficiencia judicial, ausencia de corrupción; o la influencia del capital social en el rendimiento educativo de los niños. El concepto de Capital Social ha estado más vinculado al desarrollo local ya que por las características territoriales de este, las relaciones de confianza, las normas, cultura, la identidad con la región, se hacen más densas y compartidas por todos. Fukuyama (2003 c.p Atria y otros 2003) (autor del “Fin de la Historia” en el que preconiza el pensamiento único neoliberal) plantea una serie de reflexiones sobre el Capital Social. En primer lugar advierte que es una teoría inconclusa con más interrogantes que tesis ciertas, pero hay realidades que no se explican sin el capital social. En la década de los años 90 se ha hecho un replanteo sobre el problema del Desarrollo que solo se puede entender si se incluyen en su explicación los factores culturales y sociales existentes en las sociedades. “El capital social no es otra cosa que el medio para reconceptualizar el papel que desempeñan los valores y las normas en la vida económica.” (Fukuyama, 2003, 34). Explica que el Consenso de Washington (2003) no es que fuera mal encauzado sino que fue mal aplicado, entre otras razones porque no tomó en cuenta el capital social de las naciones, sus elementos culturales, sus instituciones y su funcionamiento. Aunque en tiempos pasados se pudo pensar que para promover el crecimiento económico eran necesarias políticas totalitarias, hoy existe el consenso que el desarrollo sólo es sostenible en el largo plazo con participación democrática de la población, con la inclusión mayoritaria en el quehacer político, con tolerancia y respeto de las minorías, funcionamiento autónomo de las instituciones, con acuerdos en función de los objetivos de un país. “El capital social es decisivo para el éxito de la democracia. El sociólogo Ernest Gellner (1994) lo planteó sin rodeos: sin sociedad civil no hay democracia.” (Pedraza Dallanegra, 2003, El Consenso de Washington de 1989) Define Capital Social como “las normas o valores compartidos que promueven la cooperación social” (Pedraza Dallanegra, 2003, El Consenso de Washington de

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1989). Dentro de esta perspectiva, el Capital Social es una manera utilitaria de mirar la cultura. La cultura tiende a considerarse como un fin en sí misma, lo que es innegable, pero también es un medio para aumentar el desarrollo. El Capital Social se puede acumular y expandir así como el Capital Humano por medio de la Educación. Pero no es tan fácil promover los valores de confianza, reciprocidad, cooperación en ambientes donde las violaciones a las normas quedan impunes, donde no funcionan las instituciones, donde existe anomia social. Además un conjunto de contravalores sociales conspiran contra la confianza y la cooperación como el buscar acomodo para sí y la familia antes que para la sociedad cuando se está en una función pública, el aprovecharse de situaciones porque se percibe que la ley no se va aplicar, el no pagar impuestos, falsear los medidores eléctricos, apropiarse de bienes públicos o privados si no están protegidos. A diferencia del Capital Humano convencional, que entraña la transmisión de ciertas aptitudes y conocimientos específicos, el Capital Social exige inculcar normas y valores compartidos, esto suele conseguirse mediante el hábito, la experiencia compartida y el ejemplo de liderazgo. Por lo tanto, tenemos que estudiar detenidamente una agenda más amplia de cambio cultural, que debe abordarse mediante la educación, la capacitación y el refuerzo de las normas. Es tal el abanico de características que se atribuyen al Capital Social que es necesaria alguna clasificación. Flores y Rello (2001 c.p. Durston 2002) distinguen cuatro tipos: 1. Capital Social Individual: Es visto como la capacidad de obtener ventajas y beneficios a partir de una red de relaciones. 2. Capital Social Empresarial: El conjunto de recursos movilizados mediante una red de relaciones, asociaciones que hacen a la empresa competitiva. 3. Capital Social Comunitario: Capacidad de actuar como colectivo en función de metas beneficiosas para la comunidad. 4. Capital Social Público: Aquel conformado por las redes de relaciones con agentes económicos y sociales para hacer más eficaz su tarea.

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Atria (2003) por su parte distingue dos dimensiones básicas del capital social: 1. La capacidad específica de movilización de determinados recursos por parte de un grupo. Esta dimensión se relaciona con el liderazgo y el empoderamiento entendido éste, como el proceso de transformación de los sectores excluidos en actores y la nivelación hacia arriba de los actores débiles. 2. Disponibilidad de redes de relaciones sociales. Esto involucra niveles de asociatividad y de formación de redes con capacidad para movilizar productivamente y en beneficio del conjunto los recursos existentes. La complejidad de la teoría del Capital Social sugiere que su formación es mucho más compleja todavía. Por una parte se ha establecido que el Capital Social puede ser positivo pero también negativo para el desarrollo. Hay demasiadas evidencias de factores culturales, valores, paradigmas que conspiran contra políticas correctamente establecidas. Una política estratégicamente tomada no sólo debe considerar los fines que quiere lograr, sino cómo los sujetos receptores de tal política van a reaccionar. Asimismo deben considerarse otros objetivos ocultos que subyacen a programas que pueden pensarse progresistas. Aumentar el clima de confianza en una comunidad, establecer nexos de asociatividad y redes, aumentar las conductas cooperativistas supone cambiar paradigmas; eso sólo lo pueden lograr las propias comunidades por sí mismas cuando sientan que tienen que participar y colaborar para resolver los problemas comunes. Los Organismos del Estado deben generar confianza en sus instituciones de forma que los ciudadanos sientan que no existe manipulación en sus intenciones, que se trata a todos por igual, que se premia el esfuerzo, la cooperación y no el interés particular de algunos, que se actúa con transparencia y honestidad.

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Capital Social Vs. Populismo El enemigo número uno de los programas de formación de Capital Social es el Populismo y el Clientelismo. Muchos programas del Estado de ayuda a los pobres, incluso planes de formación de capital social como formación de cooperativas, de núcleos de desarrollo endógeno generan más dependencia de la que existía. El populismo no es exclusivo de las naciones latinoamericanas. Se expandió con fuerza en los regímenes fascistas europeos y aparecen muchas prácticas populistas en los países democráticos norteamericano y europeo. En América Latina existe una cultura clientelar alimentada por agentes políticos que controlan la información y el acceso a beneficios del estado, lo cual conduce a una dependencia de afiliación del ciudadano a una red de corrupción e impunidad de quienes son cadena de distribución de los bienes del Estado. Como dice Atria (2003), el clientelismo y el populismo son el aliciente más fuerte para la perpetuación de la pobreza. Asimismo Atria (2003) distingue cinco tipos de Capital Social en la relación entre el Estado y las Comunidades: 1. Clientelismo Autoritario Represivo: Reprime con violencia toda forma de organización popular que no esté supeditada a los intereses del poder. 2. Clientelismo Pasivo: Paternalista, tecnocrático, burocrático y partidista. Transforma el capital social en receptividad pasiva y en más dependencia. Las ayudas otorgadas a la población más necesitada como una especie de dádiva generan una pasividad y dependencia total del pueblo que espera que el Gobierno que le ha prometido los bienes que le faltan, le cumpla, lo cual le inhabilita para hacer esfuerzos personales para lograr las cosas por su empeño y trabajo. Para Augusto Franco (2006), el clientelismo no sólo no crea capital social sino que lo aniquila. Con una política paternalista el Estado privatiza para sí los espacios públicos propios de las comunidades. 3. Semiclientelismo:

Organismo

incubador

y

capacitador:

Fomenta

la

organización autónoma. Protege la organización en el plano político, social y

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económico. En Venezuela el Gobierno está invirtiendo recursos económicos y humanos para crear Cooperativas, Núcleos de Desarrollo Endógeno, Fundos Zamoranos, Empresas de Producción Social pero dicha consolidación está condicionada a la asignación de recursos por parte del gobierno y se requiere un proceso largo de formación de los participantes para en un tiempo asumir autónomamente las riendas de su organización, de lo contrario terminarán en un fracaso seguro. Heinz Dieterich (2006), ideólogo del Socialismo del Siglo XXI del Gobierno ha anunciado su futuro fracaso. Afirma: Las viejas ideas de la autogestión obrera, de las empresas recuperadas, de las cooperativas y de los núcleos de desarrollo endógeno, están teniendo resultados poco alentadores en Argentina y Venezuela y pronto será evidente que no constituyen vehículos capaces de llevar a los pueblos y Estados progresistas latinoamericanos hacia el nuevo Socialismo (Rebelión, 21 de Julio de 2006). 4. Organismo Empoderador y Apoyador: Sigue desarrollando sistemas autogestión de organizaciónes ya constituidas, que funcionan con cierta autonomía pero a las que hay que ayudar para fortalecerlas y extender su radio de acción. En todos los países existen múltiples organizaciones que cumplen labores de subsidiariedad en la prestación de servicios que el Estado no cubre. Los Gobiernos si quieren aumentar el capital social de las comunidades pueden hacerlo a través de las organizaciones autogestionarias con reconocimiento, apoyos institucionales y financieros. 5. Sinergia: Coproducción entre el Estado y las Organizaciones civiles, gremiales: Las Organizaciones tienen sus propias estrategias, y acuerdan beneficios mutuos con el Estado que vayan en función del bienestar del grupo de influencia y de la comunidad. En esta tipología aparecen las formas más negativas de producción de Capital Social hasta las más positivas. Se trata entonces de promover las formas de acumulación de capital social que se enmarquen dentro de por lo menos la tipología

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tres hasta la cinco. Se puede comenzar en los lugares con más deficiencias humanas fomentando organizaciones comunitarias en las que se siga un proceso lento, progresivo y acumulativo a través de acciones concretas de formación de recursos y capacidades para, a medida que crecen las herramientas sociales del grupo, darles autonomía, hasta que logre conformarse una comunidad autogestionaria y no dependiente de su gestión Dos estrategias son fundamentales para la producción de Capital Social: El Empoderamiento y la Asociatividad.

El Empoderamiento y la Asociatividad El Empoderamiento es obtener la capacidad de participar así como de decidir en los asuntos de la Comunidad y en procesos de producción. Para ello se requiere crear condiciones para que el ciudadano obtenga las herramientas básicas de obtención y utilización de información, de aprendizajes prácticos en alguna profesión u oficio. Supone también crear espacios institucionales para que puedan participar activamente en las actividades sociales, políticas de la sociedad y el reconocimiento legal de su organización. Además indica la apropiación de conocimientos o competencias para proponer negociar, ejecutar así como la posibilidad de vías de acceso para obtener recursos del Estado, interactuar con otras instituciones, y conectarse en red con sus similares. El énfasis del empoderamiento es que el grupo se apropia del poder de decidir, de ejecutar lo que quiere y que tiene las herramientas adecuadas para ello. Es la antítesis del paternalismo. El autor de este trabajo tiene la percepción de que cuando los ingresos por concepto de la venta petrolera disminuyeron a una situación límite para Venezuela y el Estado a duras penas mantenía los Ministerios con los mínimos gastos de funcionamiento, surgieron dentro de las comunidades muchas organizaciones que gestionaban recursos para escuelas y hospitales sin que se hubiera establecido una política del gobierno al respecto. Los tiempos en que existe una percepción de país

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con muchos ingresos, producto de la renta petrolera no son los más propicios para acumular el capital social autónomo y autogestionado. La otra estrategia es la de la promoción de la asociatividad y la creación de redes. Esta se expresa en tres ámbitos diferentes. 1. Ámbito de Producción Social: El tema de la agrupación con fines económicos es de tremenda actualidad, más en Venezuela donde el Gobierno está impulsando y creando formas de producción no capitalistas: cooperativas, empresas de producción social, cogestión obrera, colectivos agrarios. El objetivo del Gobierno es establecer formas de producción socialistas: los trabajadores deben ser dueños de los medios de producción, pero el Estado es el que coloca los recursos, la tecnología y el control de las empresas. Las empresas del Estado, (PDVSA, las del aluminio, las instituciones del Estado deben formar cooperativas, empresas de producción social y asignarles los contratos de mantenimiento y compras. La tercerización se hace no con empresas particulares sino con asociaciones cooperativas. La empresa matriz es la que asigna los contratos a las cooperativas estableciendo las reglas del juego, por lo que la autonomía de éstas queda condicionada. Su existencia depende de los contratos que reciba del Estado. En Venezuela existe un movimiento cooperativo autónomo bastante débil que ha logrado sobrevivir en los cuarenta años de democracia. Tiene algunas experiencias exitosas como “La Feria de las Hortalizas en Lara” que abastece de productos agrícolas a buena parte de la población en la región. El autor de este informe tiene la percepción de que el movimiento cooperativo venezolano, tiene un carácter voluntarista, de solidaridad social, de ayuda a los pobres, de resolver informalmente el problema del empleo y no da a estas organizaciones el verdadero carácter de empresas productivas y competitivas. Las cooperativas creadas por el gobierno (como se ha visto en otra parte más de 100.000) tienen la misma carga ideológica. Son para producir bienes y servicios más baratos para los pobres, resuelven de manera informal el desempleo (Los miembros de las cooperativas no están asegurados en su gran mayoría, y muchas veces no

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reciben los beneficios a los que están obligadas las empresas privadas.). No se persigue en dichas empresas cooperativas que la competitividad y el generar ganancias sea una meta importante toda vez que reciben ayuda financiera del gobierno, con años de gracia, sin intereses y sin una obligación que acarree penas de devolver el dinero. Esta Economía social no se parece en nada a la europea por ejemplo. Delors (1996 c.p Luis M. Álvarez 2006) la define así: La Economía social es la actividad económica ejercida por un conjunto de entidades privadas, las cuales mediante una gestión democrática, aúnan los valores de participación, responsabilidad y solidaridad con los de rentabilidad y eficacia para desarrollar un régimen de propiedad y de distribución de ganancias que favorecen el crecimiento de la empresa, aumenta la producción de bienes y servicios y mejora las prestaciones a los socios y a las sociedades. Estas sociedades surgen en el mercado con el objetivo de generar riqueza, generar puestos de trabajo, o resolver problemas sociales. En esta definición se conjugan dos variables que para algunos lucen contradictorias: Competitividad y Cooperación. La búsqueda de la riqueza y de la productividad no está reñida con la cooperación o con la solidaridad ellas se complementan mutuamente. La cooperación es un insumo para mayor productividad que genera solidaridad entre los trabajadores y la sociedad. Una asociación cooperativa si no es competitiva en el mercado y no funciona como una empresa, no es sustentable en el tiempo y si no genera beneficios e incentivos para sus socios tampoco. Por ello, frente a las Economías que sólo buscan la competitividad o aquellas cuyo objetivo es la equidad sin productividad, emerge el nuevo paradigma de Economías con productividad y cooperación, sean éstas públicas, privadas o asociativas. Una característica sobresale de las empresas asociativas. Ellas surgen desde la más profunda convicción de quienes la integran. En esta sociedad compleja en la cual las Organizaciones productivas son del Estado o son de unos empresarios o accionistas, el socio cooperativo no renuncia a que su esfuerzo y su capital sea de él mismo, lo cual le da derecho a participar en la toma de decisiones en la organización donde

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trabaja. Por ello las cooperativas tienen ese carácter autónomo, independiente, de gerencia y administración interna que incorpora la educación como elemento importante para el crecimiento de su empresa. Ellas son alérgicas a la dependencia y si nacen con ese estigma están condenadas al fracaso. En el Movimiento Cooperativo rigen tres principios, quizás no escritos pero que sintetizan la filosofía de su existir: 1- Si puedes hacer algo sólo, no busques a otro. 2- Si algo no lo puedes conseguir por tus propios medios asóciate con otros. 3.- Si asociado con otros no puedes conseguir algo exígelo al Estado. 2. Asociatividad en Pequeñas y Medianas Empresas. También la asociatividad es tema de moda como política estratégica entre pequeñas y medianas empresas como una forma de hacer frente a un mundo más competitivo y globalizado, promoviendo la integración horizontal y vertical entre productores de una misma rama, creando asociaciones estratégicas, integrándose en una cadena de valor, fortaleciendo clusters industriales. En efecto, la nueva Economía globalizada, demanda de las empresas bienes y servicios de calidad, competitivos en los precios, mercadeo eficaz a nivel nacional e internacional, gestión flexible e innovación constante. Las grandes Corporaciones pueden establecer estrategias individuales, no así las pequeñas y medianas empresas que tienen la necesidad de asociar sus esfuerzos si no quieren perecer. Para enfrentar exitosamente esta nueva dinámica competitiva un número creciente de firmas ha adoptado un nuevo enfoque de gestión basado en la articulación y en la integración con empresas complementarias. De esta manera las Compañías han acelerado su proceso de aprendizaje,

alcanzando nuevas

economías de escala concentrando sus capacidades allí donde tienen más ventajas competitivas. Se han estructurado diversos tipos de asociatividad interempresarial como clusters, distritos industriales, redes de empresas, alianzas entre clientes y proveedores. En los últimos años se ha evidenciado que las ventajas competitivas de las pequeñas compañías no están al interior de ella, sino en las sinergias que producen mediante

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vínculos con otras empresas y con el entorno institucional. Estas agrupaciones pueden actuar como ampliación de sus economías de escala, como procesos innovativos de aprendizaje y también como elemento de negociación con clientes y proveedores. “Una red de empresas es un mecanismo de cooperación entre productores donde cada participante mantiene su independencia jurídica y su autonomía gerencial con afiliación voluntaria para obtener beneficios individuales mediante una acción conjunta” (López Cerdán y Maeso, 1999). Las redes pueden ser horizontales cuando venden los mismos productos y son competidores entre sí, pero se asocian para comprar conjuntamente insumos al por mayor o para satisfacer la demanda de clientes que individualmente no pueden satisfacer. Son redes verticales cuando se asocian empresas de distinto nivel en la cadena de valor que unidas pueden obtener ventajas competitivas. Por cadena productiva se entiende un sistema conformado por la interacción en armonía entre diversos participantes en la producción de bienes o servicios desde el insumo primario hasta su comercio final. En otro capítulo se citarán ejemplos de asociatividad industrial en Ciudad Guayana. 3. Asociatividad y desarrollo local. Se puede hablar de otro tipo de unión a nivel social y político de una comunidad, región o comarca cuando los ciudadanos agrupados en asociaciones de diferentes tipos, unen esfuerzos y crean sinergias para asumir conjuntamente con las autoridades locales las líneas de acción fundamentales para el desarrollo de su entorno. Sergio Boisier (1999) afirma: “La asociatividad parece mostrarse como una clave para el desarrollo territorial exitoso tanto en Europa como en América Latina.” (Actores. Asociatividad y desarrollo territorial en la sociedad del conocimiento. Enero 2002). O como escribe Augusto de Franco (2000) todo desarrollo es desarrollo social. El capital social, es propio de cada región, comarca o localidad. Los patrones de organización y los modos de control están asociados a la capacidad de los grupos humanos de cooperar, formar redes, regular sus conflictos, y, en fin constituir una comunidad con una identidad propia producto de su historia, de sus condiciones internas y de su contexto externo. Se crean lazos fuertes en base a valores compartidos, objetivos comunes que

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se refieren a la manera como las personas conviven, sus razones, sus emociones para permanecer juntos y se conducen colectivamente. El capital social es esencial al desarrollo. Países con alto capital humano pero poco capital social no han alcanzado los niveles de desarrollo de otros con más lazos sociales. A nivel de comarca, la localidad debe romper el cordón umbilical con las pautas y culturas centralistas que han sido tradicionalmente quienes han decidido cómo, quiénes y hacia dónde dirigir la comunidad local ante la postura pasiva de los ciudadanos involucrados. La comunidad debe transformarse en agente endógeno del cambio, en sujeto activo de su destino y su futuro. Para lograr tal cometido no es suficiente el acervo asociativo de la localidad sino que se requieren, en esta era del conocimiento, actores importantes que impulsen un proceso de reflexión y comunicación que impregne la sociedad ¿Quiénes deben asociarse a nivel local? Los factores de la sociedad civil y del poder político, es decir, sus actores e instituciones que impulsarán “procesos de conversaciones sociales profesionalmente estructuradas que permitan el surgimiento de una sinergia cognitiva, del consenso y sobre todo, del poder, sin cuya acumulación toda propuesta de cambio no pasa de ser una propuesta de gabinete.” (Boisier 2004). Para que exista un proceso de impulso de capital social debe conjugarse una sinergia entre la gobernabilidad y la gobernanza (entendida ésta como la capacidad de la sociedad civil de regular el poder del gobierno) que alcance niveles adecuados de velocidad, eficacia y eficiencia. Es muy fácil hablar de participación en teoría pero, ¿Cómo se implementa en la práctica?. En América Latina se ha intentado en momentos históricos promover la democracia popular o participativa, pero siempre que ha sido alentada verticalmente ha estado condenada al fracaso. Como se dijo en otro capítulo la participación no es lo opuesto a la representatividad, aunque sí puede existir ésta sin la primera. Según Boisier (2004) hay que reconocer en aras de la eficacia y eficiencia: 1.- La imposibilidad práctica de involucrar a poblaciones de gran tamaño en decisiones de

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problemas complejos. 2.- La necesidad de crear en muchos casos la sociedad civil. 3.La necesidad de elevar el nivel de conocimientos de la población en temas complejos. Teniendo presentes estas premisas habría que convocar a las personas o instituciones que tienen poder “el bien de capital social más escaso”.(Boisier, 2004). Una de las tareas de esta asociación según Boisier, (2004) es socializar un conocimiento pertinente que tiene el propósito de: Generar en el grupo o en la propia comunidad una capacidad colectiva para intervenir sobre el proceso de desarrollo de la región, capacidad basada en la voluntad, pero sobre todo en el conocimiento científico compartido sobre la estructura y dinámica del proceso mismo que convoca. Pero la asociatividad de cualquier tipo no puede ser decretada, ni impuesta ni condicionada o inducida por algún organismo externo. Toda forma de cooperación debe surgir de los mismos ciudadanos o agrupaciones que quieren integrar objetivos, recursos y esfuerzos. La cooperación es una característica esencial del ser humano y éste la activa cuando siente una necesidad de integrarse con otros porque espera mayores beneficios que actuando sólo. La asociatividad tiene que partir fundamentalmente de una motivación interna de los individuos o de las organizaciones involucradas. Los gobiernos, las instituciones locales pueden crear las condiciones, formar y aun apoyar económicamente a quienes deseen asociarse pero dejando de lado algún sesgo ideológico o de dominación. No se pueden crear cooperativas por decreto. O dar la instrucción a los desempleados, que formen cooperativas de producción luego de que han recibido algún curso en un oficio determinado.

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