Capital humano y medio ambiente BENJAMÍN GARCÍA PÁEZ*

Ante la imposibilidad de abordar la agenda completa, este ensayo se orienta a la segunda parte de ella. Es decir, el problema de educar y alimentar una población mundial creciente y que, en condiciones aceptables de salud, su tasa de acumulación permita mayores índices de un nuevo tipo de crecimiento económico que al asegurar desde la propia expansión del producto el cuidado del medio ambiente se constituya en componente importante de desarrollo sustentable.

En 2002 se celebró la conferencia internacional más grande de la historia en Johannesburgo, Sudáfrica, donde 60 mil delegados de casi todas las naciones, no sólo documentaron la situación actual del medio ambiente1 sino debatieron también algunos factores cruciales en el agravamiento del problema ambiental y que, a la vez, constituyen determinantes fundamentales para el crecimiento económico —salud, educación y capacitación, es decir, el capital humano—, el cual, a su vez, se considera como la variable más importante que permitiría la minimización de las externalidades negativas de las actividades económicas sobre la naturaleza. En relación con el reporte sobre el estado que prevalece en la Tierra desde la reunión de Río de Janeiro, de 1992, a la fecha, los hechos son realmente alarmantes y cada uno de ellos merecería ser tratado con detenimiento:

1. Educación Si hubiera un sólo indicador que capturara la explicación de casi la totalidad de por qué África se encuentra al fondo del salón de clases en la sociedad del conocimiento actual, ese sería el tópico educativo. El promedio de escolaridad de un niño en Malí es de tres años. Este mismo indicador en las economías avanzadas se ubica en un rango de 15 a 17 años. En el ámbito mundial 125 millones de niños no asisten a la escuela; dos tercios de esta cifra son niñas; todo ello después de una década de promesas de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en el sentido de que su esfuerzo se encaminaba a que todos los niños accedieran a un salón de clases. Se esperaba que esta meta se cumpliera con el cierre del milenio anterior, pero los líderes mundiales se dieron una extensión hasta 2015. Las tendencias mundiales hoy, sin embargo, son de que al menos 75 millones de niños no irán a la escuela cuando este nuevo plazo se cumpla, y que la mayoría de ellos serán africanos. La mitad de los niños en África o no accedieron o desertaron en sus escuelas antes de cubrir el ciclo.

· A la tasa de consumo actual de agua, la mayor parte del planeta no tendrá suficiente suministro del denominado “oro azul” dentro de 30 años.2 · La provisión de electricidad para la población marginada sin que ello añada a la contaminación global, es el desafío del siglo XXI; · La asignación de masivos subsidios a agricultores en los países desarrollados está teniendo un efecto desastroso sobre las economías en vías de desarrollo al condenar a que millones de campesinos la extrema pobreza aun cuando planetariamente vivan rodeados de alimentos; · Extinción de numerosas especies animales y vegetales que está minando lenta pero inexorablemente nuestro propio sistema ecológico.

*Profesor y tutor del prgrama de Posgrado en Economía, UNAM 1 La reducción drástica del suministro de agua potable y la diseminación de enfermedades rampantes, por ejemplo. 2 Aproximadamente 1 200 millones de personas no tienen acceso al servicio de agua potable y el doble de ellas carece de servicios sanitarios

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Si no se reduce abruptamente la brecha educativa entre un niño maliano y un niño estadounidense, por citar un caso, el mundo se volverá más desigual e inestable. 2. Salud Es raro que enfermedades infecciosas maten a alguien en los países industrializados. La medicina moderna erradicó el terror de la tuberculosis, en tanto que la buena alimentación y sanidad nos hace capaces de resistir bichos potencialmente peligrosos. Pero si ellos traspasaran nuestras defensas entonces nos remitimos a los antibióticos para eliminarlos. Gérmenes que antes mermaban la población infantil ahora no representan riesgo alguno ante las campañas de vacunación. Sin embargo, los estándares de salud de países ricos se encuentran extremadamente distanciados de aquellos que prevalecen en los países pobres. Los tres jinetes del apocalipsis cabalgando en África y Asia son el SIDA, la tuberculosis y la malaria, causantes de más de 300 millones de enfermos y más de 5 millones de muertes al año. El SIDA esta socavando los modestos avances económicos y sociales que se había logrado penosamente en los países al Sur del Sahara en África, diezmando a generaciones de seres humanos entre los 20 y 30 años quienes eran trabajadores, profesores o padres de familia.5 Visto de una manera realista esas enfermedades son de pobres exclusivamente. La malaria y la tuberculosis son endémicas sólo en los países atrasados, pero el SIDA es una enfermedad incurable que gravita en el sistema inmune de 900 000 personas en Estados Unidos y 34 000 en Gran Bretaña. La diferencia es que mientras en los países ricos las personas viven con SIDA, en los países atrasados mueren por su portación. Ausencia de una buena nutrición y tratamiento de infecciones menores que portadores de SIDA no pueden resistir contribuye a una muerte prematura. Las medicinas que suprimen el virus y que ayudan a que las personas permanezcan con vida en las sociedades

3 El levantamiento de los talibanes en Afganistán fue facilitado por el analfabetismo de acuerdo con el informe de Oxfam 2001 sobre la crisis mundial de la educación. 4 En 2001, la ONU estimó que cerca de dos terceras partes de la población Afgana no sabía leer ni escribir. 5 En Botswana donde esta infección está presente en 39% de la población, la esperanza de vida ha descendido a 37% del índice más alto de los ochenta en que se situó en 62%. La esperanza de vida promedio en los países localizados al Sur del Sahara es hoy de 47 años.

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Por su parte, de aquellos que ingresaron y permanecieron en un sistema escolar pauperizado, sólo un tercera parte continuó su educación.3 “El costo de la exclusión de tantos de las oportunidades de carácter económico, asociadas a la educación se están incrementando y generan inestabilidad tanto en el Norte como en el Sur del planeta”, acotó Oxfam en 2002.4 En muchos países donde los niños tienen la fortuna de asistir a la escuela reciben, sin embargo, una enseñanza precaria: instalaciones deficientes, sin bibliotecas, una planta docente desempeñando otros empleos debido a lo exiguo de sus remuneraciones, proceso de enseñanza por memoria y algunas veces no en la lengua materna correspondiente, y escuelas que se vuelven cada vez más guarderías infantiles que centros de enseñanza. La crisis en las finanzas públicas ha reducido los presupuestos educativos, obligando a las escuelas a cobrar cuotas que aun cuando son simbólicas están fuera de las posibilidades de las familias más pobres obligándolas a retirar a sus hijos de los establecimientos escolares. En África el SIDA ha infligido un golpe devastador a un sistema educativo de suyo débil. Esta enfermedad ha matado probablemente un número de profesores semejante a la cantidad de los que se capacitan año tras año para estos puestos. Es más probable que las niñas sean quienes ponen su educación de lado para sustentar el trabajo doméstico en familias donde los adultos hayan fallecido. Lo cierto es que ningún país ha sido exitoso en sacar a su población de la miseria sin mejorar su sistema educativo. Ello explica por qué la educación primaria universal constituye uno de los ocho objetivos centrales contra la pobreza que ha delineado la ONU. El costo de lograr abatir el analfabetismo mundial asegurando el acceso escolar a todos los niños se ubica en un rango de 7 000 a 8 000 millones de dólares americanos adicionales al gasto actual programado, equivalente a cuatro días de gasto militar en el mundo.

del Primer Mundo, son todavía muy caras para la mayoría de los infectados. La tuberculosis y el SIDA han formado una alianza letal. La tuberculosis se lleva a quienes poseen un sistema debilitado por el SIDA y constituye la causa inmediata de muerte en 15% de los casos. La tuberculosis cobra una cuota de 2 millones de vidas al año. Esta enfermedad había sido fácilmente tratada con antibióticos en el pasado, pero ahora se ha vuelto resistente a las drogas comunes a un grado tal que está esparciéndose y amenazando en convertirse un problema europeo, pues ya se ha incubado en las prisiones rusas y se desplaza a todos los rincones del mundo. La malaria es una enfermedad trasmitida por parásitos que se inoculan a través del piquete del mosquito anófeles y fue el padecimiento más popular en Inglaterra, por ejemplo, en el pasado, pero hoy explica 90% de los muertos en los países al Sur del Sahara en África. Esta enfermedad provoca anualmente 300 millones de fallecimientos, principalmente de niños, y los que sobreviven sufren como secuela daño cerebral y problemas de aprendizaje.6 Muchas acciones pudieran instrumentarse contra estas tres enfermedades mortales, pero requiere dinero y voluntad política de los países en vías de desarrollo. Algunas de las medidas son económicas como en el caso de la provisión de mosquitos impregnados de insecticida, los cuales impiden que los niños sean picados durante la noche, modus operandi que hoy explica 20% de las muertes por malaria. El costo de las medicinas contra el SIDA que no pueden financiar aquellos infectados al Sur del Sahara africano no implicaría para los países industrializados más que una fracción pequeña de sus asignaciones presupuestales en defensa. La ONU considera que actualmente sí existe la voluntad de parte de los países ricos de hacer algo en contra de la cuota de vidas y el daño económico por concepto de enfermedades, pero la historia aún está por validar tal preocupación. Hace dos años la ONU estimó que se requería reunir montos anuales de 7 000 a 10 000 millones de dólares estadounidenses mediante donativos, pero después de un año sólo había recibido 2 800 millones.

El Dr. Morten Rostrup, de Médicos sin fronteras, recientemente expresó: “Médicos en países en vías de desarrollo se ven forzados a utilizar tratamientos obsoletos e infectivos en pacientes, los cuales están muriendo por enfermedades curables debido a que es el criterio de maximización de beneficios, no la necesidad, lo que está determinando el desarrollo de nuevas medicinas. Tenemos el know-how científico para atacar ese flagelo, pero falta compromiso político y financiero para hacerlo. Lo cierto es que el mercado continuará fallando ante las necesidades de salud de los países atrasados, mismos que tendrán que buscar los mecanismos para investigar, desarrollar y financiar los medicamentos que requieren con urgencia. Actualmente se han entablado pláticas entre la Organización Internacional de la Salud y la ONU para generar los incentivos necesarios para que las compañías farmacéuticas se involucren en la oferta-producción de ese tipo de medicamentos. Los países de ingreso medio como México deberían construir su propia industria farmecéutica, con transferencia de tecnología de otros países de tamaño medio como el de Brasil, país que ha sido exitoso en este renglón. Los prospectos hoy se ven más optimistas de que lo fueron no hace mucho, pero es apenas una luz incipiente en el túnel y en medio de enfermedades tan rapaces como el SIDA, la tuberculosis y la Malaria. 3. Pobreza Para la mitad de la población mundial la brutal realidad se puede exponer en los siguientes términos: aspirarían a estar en mejores condiciones que una vaca europea. En promedio, las vacas en Europa reciben 2.20 dólares USD diarios por concepto de subsidio y ayuda gubernamental, mientras que 2 800 millones de personas viven con menos de 2 dólares diarios en los países subdesarrollados. La numeralia de la inequidad mundial resulta estremecedora El estrato de los 25 millones de estadounidenses más ricos poseen un ingreso igual al que perciben 2 000 millones de seres humanos, mientras que los activos de los tres empresarios más grandes

6 Hay antídoto para la mMalaria, pero el parásito ha desarrollado resistencia. Cloroquina, la droga más popular contra la malaria, es hoy casi inútil en el Este de África, y el Fansidar está siguiendo el mismo camino de inefectividad.

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de ellos de África, representando un cuarto de la población mundial es probable que fracasen en la mitad de los objetivos propuestos. Si los estándares de vida comienzan a mejorar a los ritmos actuales, la ONU estima que tomará 130 años que el mundo se libere del hambre en forma definitiva. Esfuerzos extraordinarios se requerirán para sustraer a África de la miseria. Las estimaciones son que para lograr reducir a la mitad el nivel de promesa se requeriría un crecimiento de cerca de 4% del ingreso per cápita en los próximos 15 años, una tarea realmente heroica para la mayoría de los países al Sur del Sahara, en ese continente donde las condiciones de vida son ahora más bajas que hace 30 años. Aunque difícil tal objetivo no es imposible. La proporción de ciudadanos que vive en pobreza absoluta en el ámbito mundial ha descendido de 24% en 1990 a 20% en 2001, debido al rápido crecimiento económico del Sudeste Asiático. En 1960 Senegal y Corea del Sur tuvieron un PIB per cápita de $230 dólares. Para el año 2000, Corea del Sur registró un PIB per cápita de 8 910 dólares, aun después de la etapa recesiva en las economías asiáticas, en tanto que los niveles de vida en Senegal, difícilmente mejoraron: 260 dólares. Hace 50 años la principal exportación de Corea del Sur era pelo humano, ahora es un exportador líder de componentes de alta tecnología para la industria electrónica de Estados Unidos. El apoyo estatal masivo que se otorgó a la industria de silicón chip en los setenta le dio al país una ventaja competitiva que arrojó dividendos en los ochenta y los noventa, cuando esos componentes se volvieron la piedra angular de la revolución de alta tecnología. Ante el impresionante éxito económico de países como Corea del Sur, África encara una difícil tarea. El fardo de la deuda, conflictos internos, y una difícil geografía, hacen que África libre una lucha desigual en el sistema mundial contemporáneo. Mas aún, mientras que a Corea del Sur se le permitió proteger su industria infante para no ser avasallada por competidores maduros establecidos, a África el Fondo

7 El ingreso per cápita promedio es de aproximadamente 130 dólares anuales, menos de 1 dólar diario que el Banco Mundial considera como un nivel de subsistencia. 8 Una sexta parte del gasto actual de los países de la OECD en materia de subsidios a sus agricultores. O, si se compara con el costo militar directo del actual conflicto Iraq-Estados Unidos estimado en 50 000 millones de dólares, podríamos fácilmente colegir el absurdo de la guerra al margen de sus motivaciones.

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del mundo son más grandes que el ingreso combinado de todos los países más atrasados del mundo. O, tómese en consideración lo siguiente: el nivel de vida en Sierra Leona que clasifica en el mero fondo de la tabla del índice de desarrollo humano (HDI) de la ONU, es equivalente al nivel de vida que disfrutaron los países desarrollados hace 600 años.7 El impacto de tal extrema pobreza es devastador. La esperanza de vida de los sierraleoneses es de 37 años, un índice que detentaban los países desarrollados y que conocieron durante la Revolución Industrial. Tres de cada diez niños mueren antes de cumplir cinco cinco años en Sierra Leona, mientras que las tasas de mortalidad infantil son más altas que en la Inglaterra de 1820. Hoy, el país más rico del mundo, Suiza, disfruta de un ingreso per cápita 80 veces más alto que la región más pobre del plantea: Asia del Sur. Un economista del Banco Mundial (Charlotte Denny, 2001) advierte que conforme la televisión y el cine llevan a casa de los desposeídos la brecha existente entre sus vidas y las del mundo desarrollado, los ricos eventualmente tendrían que amurallarse en sus enclaves para aislarse de las masas depauperadas. La pobreza está precipitando la migración y motivando que los activos humanos más brillantes emigren de los países atrasados en búsqueda de mejores oportunidades en el extranjero. Las fronteras en los países industrializados se han sellado a los emigrantes económicos, con el resultado de que el tráfico de personas se ha vuelto una actividad más lucrativa que el de drogas. Hace dos años en la conferencia del milenio de la ONU, los líderes mundiales se impusieron la meta de reducir la pobreza a la mitad en los próximos 15 años. Prometieron erradicar el hambre, abatir en dos tercios la mortalidad por abajo de cinco años, y enrolar a todos los niños en edad escolar elemental a un salón de clases. El costo de cumplir con esos magnos objetivos se estima entre 40 000 y 60 000 millones de dólares adicionales al monto del gasto de ayuda.8 En la evaluación más reciente de la anterior iniciativa, la ONU ha acotado que 33 países, la mayoría

Monetario Internacional y el Banco Mundial, le demandan abrir sus mercados. Las oportunidades de que Senegal siga los pasos a Corea del Sur parece ser muy difícil en la medida en que los países avanzados continúan elevando la escala del desarrollo mediante su crecimiento posmoderno. Pero en la medida en que la población se conduce a una mayor interdependencia, la eliminación de la pobreza debería volverse tanto un imperativo político como de carácter moral.

tabú en Johannesburgo en 2002. Una nueva coalición entre el Vaticano, naciones islámicas y fundamentalistas cristianos estadounidenses influyen demasiado en los gobernantes de las economías más desarrolladas del planeta y logran borrar de las agendas el tema de los controles artificiales a la expansión demográfica. No es que la dinámica demográfica se haya vuelto un problema espeluznante como se predijo más de una vez en el pasado. El mundo no se ha muerto de hambre porque estemos muchos habitantes sobre su faz. En muchos países avanzados existe temor por la drástica reducción de sus poblaciones. El problema es que la mayor proporción del crecimiento estimado de la población tendrá lugar, como se mencionó, en los países más pobres. Es conveniente, por tanto, realizar esfuerzos concretos para impedir (o diferir, si el problema se observa intergeneracionalmente) que más niños nazcan en condiciones de pobreza, de donde parece muy lejana las posibilidades de escapar.

4. Población Hace una década el tema inmencionable en la Reunión de Río lo constituyó el de la población. Las objeciones del Vaticano al control natal implicaron que una disminución de 80 millones de seres humanos anualmente no apareciera en los censos demográficos del mundo. En 1992 el tamaño de la población mundial era de 5 450 millones y en 2001 esa cifra superó los 6 000 millones. Para “acomodar” los 8 000 millones que se estiman para 2025, y mejorar sus dietas alimenticias, el mundo tiene que duplicar la oferta de alimentos y mejorar su distribución. Para 2050 se estima que la población girará en torno a 9 300 millones de personas, la mayoría de la cual nacerá en las naciones subdesarrolladas, en áreas rurales y urbanas principalmente de África y Asia que hoy exhiben escasez de alimentos, agua, sanidad, educación y electricidad. La clave para el control de la población ha sido visualizada por mucho tiempo en la educación de la mujer, de manera que ella esté bien informada para tomar decisiones tales como el tamaño de la familia y el mejoramiento de los cuidados de salud. Pero el problema hoy no es de número solamente. Los países ricos participan actualmente con 20% de la población mundial y gastan 86% del consumo privado, en tanto que 20% de los más marginados contabilizan sólo 1.3% de este último concepto. Un niño nacido en el hábitat industrializado impacta más sobre el consumo y la contaminación en su vida entera que 50 niños nacidos en un medio paupérrimo. Pero aunque la población permanece como un punto candente, el debate sobre la necesidad de controlar el crecimiento demográfico continuó siendo un

5. Alimentos y comercio En general, no existe escasez de alimentos en el mundo, pues nunca antes se había producido un volumen tan grande. Lo que se está atestiguando, por tanto, es una hambre creciente en medio de la abundancia. Conforme la globalización económica se intensifica, la agricultura entra a una fuerte encrucijada. La vieja sabiduría de que los países, particularmente los de escaso desarrollo, deberían ser autosuficientes en alimentos ha sido virtualmente descartada por el FMI por “obsoleta”. Libre comercio y liberalización de los mercados —sostiene esa institución financiera—, elevará la riqueza de las naciones y les habilitará para la compra de alimentos. Sin embargo, el Banco Mundial ha comenzado a reconocer que la globalizacion de la agricultura ha empeorado las condiciones de los campesinos. Con nada más de tierra para incorporar al cultivo y la mayoría de los mares sobrexplotados, en los próximos 50 años el reto será la expansión de productos agrícolas comerciables para alimentar la creciente población mundial. Existen tres vías para ello, y cada una de ellas está sujeta a inconveniencias: 20

En última instancia, sin embargo, las restricciones climáticas y la disponibilidad de agua determinarán la productividad agrícola. Para la agricultura en los países atrasados se han propuesto dos enfoques: 1. La nueva doubly green –en remembranza de la revolución verde de hace medio siglo–, es decir, una revolución científica para sacar a la inmensa mayoría de los productores del campo de la pobreza secular. Para lograr el éxito en los mercados globales, afirman sus exponentes, los agricultores requieren cultivos de alto rendimiento, acceso a maquinaria, más inversión, mayor protección de la cosecha, y juzgan a los grupos ambientalistas y desarrollistas de querer mantener en forma deliberada a los agricultores en el atraso e invocan una nostalgia rural atávica. 2. La modernización de la agricultura mediante la abolición de los subsidios agrícolas y el aliento a la competencia y la protección de parcelas y granjas.10 La respuesta, acotan sus voceros, no es el desplazamiento de personas del campo a ciudades sobrepobladas, o proponerles ciertas tecnologías GM las cuales pudieran elevar el tamaño y costo de la deuda. Reforma agraria, más inversión e investigación en cultivos tradicionales, además de educación sobre abonos naturales, ahorro de agua y técnicas de labranza, podrían elevar el nivel de ingresos

significativamente, sin conducir a crisis social en el agro. Ambas modelos anticipan el éxito y ambos reclaman se les denomine “desarrollo sustentable”.11 Al margen de la controversia, sin embargo, la era de expansión de la agricultura mediante irrigación pudo haber llegado ya a su ocaso conforme el agotamiento de los acuíferos y las ciudades y la industria demanden mayor volumen de agua. Conclusión El desarrollo sustentable sería un concepto vacío si se confina a los países desarrollados y se olvida a las naciones atrasadas, o si se atiende al futuro olvidando al presente. La conferencia de Johannesburgo replanteó la obligación de satisfacer las necesidades de todos aquellos pertenecientes a la generación actual, como a todos aquellos de la generación futura tal como fue plateado el Reporte Brundtland de 1987. Al parecer, sin embargo, los países desarrollados se han vuelto más interesados en torno a pequeños problemas de las futuras generaciones en los países avanzados que las necesidades más grandes que enfrentan los países atrasados. Las señales emitidas son confusas y tímidas ocasionalmente, dadas las condiciones recesivas que vive la economía mundial a principios del presente siglo. Como se observó líneas arriba, las bases para un nuevo tipo de crecimiento, aun de viejo estilo, están deteriorados. El problema más agudo parece ser el de la pobreza cuyo determinante más incisivo es la desigual distribución de la riqueza en el ámbito mundial. La industrialización, urbanización y el crecimiento demográfico son factores que explican en gran medida los crecientes problemas ambientales en los países en vías de desarrollo, pero no son las únicas razones. El error más grande de todos es el fracaso del gobierno y de las instituciones para diseñar e instrumentar políticas efectivas en la administración del problema ambiental

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Los rendimientos en la producción de arroz y trigo por hectárea, han experimentado un escaso aumento en las dos últimas décadas y sólo pudiera ser expandida, hasta cierto punto, con ingeniería genética. 10 La agricultura intensiva y a pequeña escala es ejecutada por mas de 2 000 millones de productores en el mundo y pudiera ser más eficiente que el modelo aconsejado por las economías industrializadas. 11 La industria de la biotecnología habla de elevar los rendimientos en 10% o más añadiendo vitaminas a los cultivos, mientras que los breeders de planta tradicionales esperan realizar avances formidables en la próxima década.

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· Elevar los rendimientos por hectárea cultivada. Los fertilizantes y herbicidas, sin embargo, se han cuadruplicado en los últimos 50 años, por lo que esta alternativa milita contra los límites naturales y ha conducido a enormes costos ambientales y sociales.9 · Diversificar la variedad de cultivos por hectárea. · Aprovechar de mejor manera las cosechas actuales utilizando la paja para alimentar el ganado.