Bibliotecas Escolares. Un lugar privilegiado

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Bibliotecas  Escolares.  Un lugar privilegiado. 

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Este capítulo introductorio pretende dar a conocer el papel que la biblioteca escolar desarrolla en los centros educativos como impulsora y coordinadora de proyectos y actividades relacionadas con la lectura. Así mismo, se intentará aquí clarificar el significado de ciertos términos como lectura, lector, literatura y animación a la lectura. La lectura en la escuela no tiene por qué presentar como un dilema sin resolver, la problemática de su función utilitaria relacionada con los aprendizajes, y su función de goce, relacionada con el tiempo libre. La biblioteca escolar integra en la escuela otros libros que no son los manuales escolares y que permiten desarrollar actividades que enseñan a gozar con la lectura.

¿Por qué la biblioteca escolar es un lugar privilegiado para leer? La biblioteca escolar debe ser algo más que un espacio del centro educativo donde se reúnen libros y otros soportes informativos destinados al uso escolar. Además de ser un lugar necesariamente bien organizado donde la documentación está al servicio de profesores y alumnos y cuya utilización adecuada permite la construcción de un saber autónomo, puede ser también el ámbito ideal para poner en práctica procesos que permitan a los alumnos un acercamiento a los distintos tipos de textos narrativos, poéticos, y dramáticos para la adquisición de una cultura literaria. Consideramos que la biblioteca escolar es un lugar privilegiado para desarrollar el gusto por la lectura porque: La biblioteca escolar reúne una gran variedad de textos (revistas, informes, dossiers, ficción, poesía, teatro, cómics) en soportes muy diversos (libros, vídeos, CD-ROM) que garantizan una amplia posibilidad de elección por parte de los potenciales lectores. Éstos pueden elegir el documento que les interese en cada momento para responder a sus necesidades de información y estudio o bien a sus gustos personales. El funcionamiento de la biblioteca permite numerosos intercambios entre el adulto y los niños o jóvenes a propósito de la lectura y posibilita ocasiones de contacto afectivo con los textos. Aquí la necesidad de información surge del alumno, por lo que el responsable de la biblioteca puede mediar, intervenir, orientar o redefinir los intereses en una relación interpersonal diferente a la que se tiene en el aula. Este intercambio sobre la lectura es necesario en cualquier tarea de fomento de una afición, con el fin de asociar esta actividad con el ocio y el tiempo libre. Animar la práctica de la lectura en los niños y en los jóvenes se vuelve imprescindible en una época en la que el libro ha dejado de ser el centro del universo cultural. Garantizar su pervivencia requiere espacios de seducción y de intercambio de experiencias. Reproducimos aquí algunos párrafos significativos en los que algunos niños se refieren a la labor de comunicación de la bibliotecaria y a su intervención en relación con los hábitos lectores. Se trata de testimonios recogidos en un estudio de la Universidad de París realizado por la socióloga Michèle Petit, los cuáles se recogen en las actividades de lectura de más abajo.

Actividad de lectura "Lo que necesito es que alguien me aconseje. Por ejemplo a veces saco algún libro de un autor extranjero poco conocido. Me gustaría que al devolver el libro, la bibliotecaria me preguntara si me gustó. Entonces yo diría que sí, y ella me diría "Pues mira, hay tal autor, te lo recomiendo, te gustará". Para mí una biblioteca no es un depósito de libros, es mucho más que eso. ...Abdallah, que supo aprovechar los consejos de la bibliotecaria: Ella conocía mis gustos. Al principio me cerré en un

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tema, ella se dio cuenta de que ese no era realmente mi centro de interés, pero yo todavía no lo sabía. Luego me fue recomendando otros libros, yo me decía "Vaya, esto no tiene nada que ver con lo que yo quería", pero igual me gustaba". Petit, Michéle. Conferencia presentada en las V Jornadas de Bibliotecas Infantiles y Escolares. Salamanca, Fundación Germán Sánchez Ruipérez, julio 1997.

El hábito de la lectura se favorece con la asignación de un tiempo dentro del horario escolar para realizar esta práctica de lectura. Concebir tiempos dentro del desarrollo de los programas para ir a leer a la biblioteca posibilita que el profesor pueda aprovechar esta actividad para conocer y observar el tipo de lectura que sus alumnos escogen libremente. Reproducimos un texto del mismo trabajo antes mencionado:

Actividad de lectura "Quisiera insistir en la importancia del tiempo en cuanto a la creación de libertad personal: un tiempo abierto, disponible, libre. Tomarse tiempo para pasear, para reflexionar. Darle tiempo al tiempo, evitando la precipitación. La biblioteca es un sitio donde uno puede detenerse, disfrutar a su propio ritmo sin conformarse al tiempo de los demás, al ritmo de la publicidad, de los vídeoclips, de las tertulias de la televisión, ni a la cadencia escolar, la agitación del patio o, incluso, las visitas expeditivas de la biblioteca tras los pasos acelerados del profesor. Esta joven nos describió así esas visitas: No me gustaba cuando veníamos todos los de la clase, porque no me daba tiempo de escoger yo misma mis libros, nunca había tiempo: "Rápido, apúrense, escojan su libro y salgan...". A mí me gusta tomarme mi tiempo, pero con la clase... Me gusta más venir sola o con mi hermano". Petit, Michéle. Conferencia presentada en las V Jornadas de Bibliotecas Infantiles y Escolares. Salamanca, Fundación Germán Sánchez Ruipérez, julio 1997.

Las teorías pedagógicas que abogaban por la desescolarización de la lectura, intentando sustituir el proyecto de alfabetización (que todos sepan dominar los códigos de la lecto-escritura) por el de lecturización (convertir en lectores activos a la población), es decir, queriendo hacer de la relación de cada individuo con lo escrito el fruto de un aprendizaje social, no sólo el resultado de una enseñanza escolar, concedían la tarea de promocionar de la lectura a instituciones ajenas a la escuela (biblioteca pública, grupos de ocio). Frente a estas posturas se podría afirmar que la biblioteca escolar es el espacio idóneo para desescolarizar la lectura en el seno de la escuela. Por desescolarizar la lectura se entiende que: saber leer quiere decir : Ejercer como lector fuera del programa establecido. Que se puede leer sin ser evaluado. Que la lectura es una cuestión y un compromiso de toda la sociedad y de las instituciones que la integran. La biblioteca escolar permite ejercer este tipo de lectura de libre elección, fuera y dentro del horario escolar, en vinculación con la familia y otras instituciones como la biblioteca pública y, y esto es lo más importante, se encuentra ubicada en el seno de la propia escuela. Habría que tener más en cuenta este aspecto para defender cualquier proyecto de animación a la lectura en la biblioteca escolar. La transmisión de los conocimientos adquiridos por una generación a la siguiente y la efectiva socialización de ésta última, cobra en la escuela una dimensión especial.

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Sin embargo, pese a que en las sociedades modernas la escuela no es el único instrumento de transmisión cultural, sí es, en cambio, la única institución que garantiza la transparencia de su cometido: la selección de los contenidos, la metodología y la evaluación están sometidos a controles públicos (políticos, científicos y técnicos) debidamente explicitados. Así, la escuela es no sólo la única institución diseñada para hacer efectiva y segura la transmisión cultural entre generaciones sino que también es la única que somete sus prácticas a un control público (al que son ajenas o menos formales otras instituciones o instrumentos como la familia o la TV). De ahí que sólo la escuela pueda asumir la misión de la lecturización con garantías de universalidad, objetividad y justicia. Y en esta misión la biblioteca escolar se revela como el instrumento básico y central. No podemos olvidar que la lectura es una actividad social cuyo ejercicio incluye o excluye a los individuos en determinados grupos sociales y la escuela debe vigilar la democratización de esta actividad. La presencia de la biblioteca escolar en el centro educativo garantiza a los alumnos un lugar de estímulo para la lectura y un espacio en donde desarrollar otras prácticas de lectura y escritura, además de las ya existentes en las clases. Es un verdadero lugar de comunicación, de encuentro e intercambio, de exposición y participación, de producción y de gestión. El encargado de la biblioteca puede diseñar estrategias para todos, suscita y coordina proyectos, lo que hace que se trascienda la lectura individual confiriendo así sentido de actividad social al acto de leer.

Para saber más ... Martín Barbero, Jesús. Nuevos modos de leer. En: Hojas de Lectura, Bogotá, Fundalectura, nº 44, febrero, 1997. Petit, Michéle. Conferencia presentada en las V Jornadas de Bibliotecas Infantiles y Escolares. Salamanca, Fundación Germán Sánchez Ruipérez, julio 1997.

La lectura y las personas lectoras en el centro educativo Vamos a clarificar en este apartado el sentido de los términos lectura y lector con el fin de que se comprendan las propuestas de dinamización de la biblioteca escolar y de animación a la lectura que se desarrollarán posteriormente.

¿De qué lectura estamos hablando? La multitud de investigaciones para explicar estos términos y la complejidad de los estudios y análisis realizados desde las diversas disciplinas que han abordado el tema, nos llevan necesariamente a simplificar al máximo en la búsqueda de la definición y a optar por un modelo de lectura que es síntesis de otros enfoques: el modelo interactivo. Remitiéndonos al libro de Isabel Solè, Estrategias de lectura, vamos a exponer aquí brevemente la definición de lectura desde este punto de vista, para señalar, a continuación, cómo las propuestas que vamos a mostrar tratan de ser coherentes con esta idea de lectura. Leer es un proceso de interacción entre el lector y el texto, proceso mediante el cual el primero intenta satisfacer (obtener una información pertinente para) los objetivos que guían su lectura. Esta afirmación tiene varias consecuencias o implicaciones: La presencia de un lector activo que procesa y examina el texto. Debe de existir siempre un objetivo que guíe la lectura. Los objetivos pueden ser diversos: evadirse, llenar el tiempo de ocio y disfrutar, buscar una información concreta, seguir unas instrucciones para realizar determinada actividad, informarse, aplicar la información proporcionada por la lectura de un texto para realizar un trabajo, etc. ... La interpretación de los textos depende en gran medida del objetivo que preside la lectura. El significado del texto lo construye el lector. El significado que un escrito tiene para el lector no es una traducción del significado que el autor quiso imprimirle, sino una construcción que implica al texto, a los conocimientos previos del lector y a los objetivos.

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Leer implica comprender el texto.

Para saber más ... Solé, Isabel. Estrategias de lectura. Barcelona, ICE de la Universidad de Barcelona, 1992.

¿A qué modelo de persona lectora nos referimos? En la sociedad de la información y la comunicación se han producido profundos cambios que no sólo afectan a los nuevos soportes y formatos, sino sobre todo a las nuevas formas de construir y de estructurar los saberes. Estos cambios, forzosamente, han provocado una nueva configuración de la idea de lector. Aquí también nos vemos obligados a sintetizar numerosos estudios y trabajos que se han realizado sobre el tema y, aún a riesgo de simplificar excesivamente, podemos determinar que el lector al que nos referimos es el que Max Butlen define -en un artículo publicado en la revista Argos- como un lector polivalente y cuya polivalencia se manifiesta en una serie de competencias: Posee aptitudes para utilizar diferentes formas de lectura: lectura silenciosa, lectura en voz alta, rápida, selectiva, lenta. (Un lector, como dijimos cuando hablamos de la lectura, que es activo y es capaz de adaptar su modo de lectura a su proyecto). Posee aptitudes para apropiarse de diferentes tipos de textos y escritos. (Textos literarios, científicos, técnicos, descriptivos, argumentativos, etc.). Es capaz de leer en diferentes soportes: periódicos, enciclopedias, pantalla de ordenador, diapositivas, cine. Construye proyectos de lectura con motivaciones variadas: leer por placer, por deber, por interés o por necesidad. Domina o sabe apropiarse de diversos espacios de lectura: biblioteca escolar, pública, hemeroteca. y de diferentes materiales de lectura y realiza una práctica reflexiva que le permite regular sus comportamientos y estrategias respecto a la lectura. Asumir estos modelos de lectura y lector significa tomar conciencia de que la lectura es un proceso que se inicia en la escuela infantil y se prolonga hasta los centros de Educación Secundaria. Hay que tener presente que aunque la descodificación es imprescindible y decisiva, la lectura está relacionada con la construcción del sentido. Es ser consciente de que puede enseñarse a los niños y jóvenes a encontrar sentido a los textos, y que en ello consiste el placer por la lectura. Y, por último, de que este proceso de formación lectora y promoción de la lectura no puede ser asumido exclusivamente por los profesores de lengua y literatura, sino que incumbe a todo el equipo docente y que el lugar óptimo donde desarrollarlo dentro de la escuela es la biblioteca escolar. Siguiendo estos conceptos podemos tender a la búsqueda de un lector que no sólo comprenda sino que disfrute con la lectura, que la incorpore a su tiempo de ocio como productora de goce estético.

Para saber más ... Butlen, Max. ¿Quel type de lecteur formera-t-on?. En: Argos. Academie de Créteil, 1991, nº 7, p. 48-49.

Consecuencias: líneas generales de actuación para la promoción de la lectura en la biblioteca escolar Las actividades de animación a la lectura que se sugieren tendrán unas líneas comunes orientadas a conseguir los objetivos antes explicitados. Se parte de la idea de que para conseguir un lector activo la tarea tiene que resultar motivadora y, para ello, las actividades

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deben ser presentadas de forma interesante, con sentido, conectadas con las motivaciones del lector y explicando los objetivos que en cada caso se pretende conseguir: Mediante esta actividad conoceremos las claves de un género (por ejemplo, la ciencia ficción o el humor). A través de esta actividad podremos comprobar que también nosotros podemos escribir poesía. Mediante esta actividad aprenderemos cómo se escribe una noticia... Se ofrecen distintos y variados materiales de lectura: ficción, poesía, prensa, guías, etc. con el fin de que los alumnos puedan desarrollar variadas estrategias de comprensión. Las animaciones se realizan no sólo con textos narrativos sino con otro tipo de textos: recetarios de cocina, informativos, cartas, noticias, etc. Así mismo, no se obliga a que todos lean el mismo texto sino que, dentro del proyecto común, se propone una diversidad de materiales. La biblioteca basa sus propuestas en la libertad de elección y en la diversidad de la oferta. Se elegirán textos cuyo contenido pueda ser comprendido. (Adecuación a la edad y al nivel lector). Los textos deben ser novedosos, para fomentar en los lectores actitudes de interés por conocer el contenido que transmiten. Para que cada lector realice su propia interpretación de un texto, debemos respetar su ritmo. Las actividades que se propongan nunca deben ser competitivas. No hay ganadores ni premios. El bibliotecario escolar y el educador en general constituyen un modelo de lector que, además de coordinar la animación, deben orientar a los alumnos en la elección de títulos y hablar con ellos de libros y del placer y el gusto por la lectura, intercambiando impresiones sobre las lecturas. Esta es la base de las actividades que aquí se proponen para conseguir que el alumno lea.

¿Qué significa animar a leer en la biblioteca escolar? La biblioteca escolar debe diseñar programas que inviten a acudir a la biblioteca y promocionen el gusto por leer. Pero, ¿qué significa animar a leer?

Dinamizar antes que animar La puesta en marcha de una estructura como la biblioteca escolar, con ser un paso imprescindible para cualquier proyecto de lectura que se desarrolle en el centro, no es suficiente por sí misma para formar lectores. No basta con dejar los libros a disposición de los niños para que éstos sean espontáneamente seducidos por la lectura. Una buena selección de materiales y una excelente organización de los mismos no resuelven las dificultades que se plantean para los niños alejados de la lectura.

Actividad de lectura "No basta con tener un excelente fondo, óptimas condiciones de espacios y recursos para realizar las más animadas promociones culturales. Si el objetivo no está claro, y si no se cuenta con la capacidad técnica para ello, crear situaciones que estimulen la imaginación del usuario, la biblioteca seguirá siendo, de hecho, una colección de libros con más añadiduras que modifican poco la situación. El bibliotecario escolar no es un técnico neutro (...) La forma en la que se relaciona con sus usuarios, las prioridades que establece en las realizaciones, el estímulo que ofrece a grupos de interés, la asistencia que brinda a determinados movimientos de la escuela, dan el perfil de actuación del profesional". Milanesi, Luis. Ordenar para desordenar. Sao Paulo, Editora Brasiliense, 1986

La biblioteca escolar debe diseñar programas que inviten al alumno a acudir a la biblioteca y estos programas tienen que proporcionar razones para la lectura:

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La biblioteca dentro de la escuela tiene que darse a conocer como un espacio distinto que dispone de amplia oferta de materiales y recursos donde se puede leer libremente. La biblioteca debe dar a conocer sus escritos y sus recursos. La biblioteca tiene que enseñar estrategias para aprender a encontrar y utilizar la información, en función de sus objetivos de lectura. La biblioteca debe enseñar al alumno a disfrutar con la lectura proponiéndole actividades que le muestren que los textos literarios tienen significado para él. En definitiva, se persigue hacerla eficaz, en función de un programa de lectura establecido con el equipo de docentes. Ahora bien, junto a esta dinamización de la biblioteca en la escuela que pretende convertirla en un instrumento útil , al servicio de la comunidad escolar, también hay que diseñar actividades orientadas a promocionar el gusto por leer, es decir, actividades que tradicionalmente se llaman de animación a la lectura.

El término animación Para los docentes, y especialmente para los de Educación Secundaria, la palabra animación a la lectura tiene un cierto sentido peyorativo. Por una parte, se impone en ellos el sentido de la palabra animación y, por otra, se cuestionan sobre la orientación de la misma. ¿Qué tipo de literatura se anima a leer? La animación aparece así vinculada a la idea de actividades (muchas actividades) realizadas para niños pequeños, ligadas inicialmente a la biblioteca pública o al campo de la animación sociocultural. Actividades poco programadas, alejadas de los objetivos curriculares y destinadas a pasar el rato. Y esta opinión se ha reforzado por acumulación de experiencias negativas en las que las animaciones a la lectura no se han integrado en las intervenciones programadas de los docentes y por tanto han carecido de implantación en los modos habituales de enseñar. Estas actividades no dejan huella cuando no se inscriben en programas con objetivos y evaluación. La relación que se establece entre los términos animación a la lectura, placer lector y libertad de elección, puede llevarles a concluir que la animación a la lectura tiene demasiado de animación y poco de lectura. Por otro lado, el objeto tradicional de la animación, la literatura infantil y juvenil, no suele estar incorporada de manera significativa en las clases. Aunque esta literatura circule de manera informal en los institutos, queda relegada a lo sumo a la biblioteca escolar. Para los docentes de Educación Primaria y de Educación Infantil, el término plantea menos problemas. La enseñanza formal puede permitirse todavía cierto vínculo con el juego, y la literatura infantil es un claro recurso, incorporado definitivamente en las escuelas, para fomentar la lectura. Aún sin que exista la biblioteca escolar los maestros preparan actividades de este tipo en las aulas. Podemos definir la animación a la lectura como los recursos puestos en marcha para: Estimular el interés, afinar la sensibilidad, abrir la inteligencia. Todo esto prepara el camino hacia la lectura. A su vez, el libro enriquece la expresión. El niño se apropia más íntimamente de un descubrimiento si puede interpretarlo a su manera, decirlo a su modo, vivirlo según la manera que le convenga: acción, palabra, colores, sonido, movimientos. Hacer vivir y existir lo escrito y hacer comprender cómo funciona. Ayudar al lector a comprender mejor. Poner en marcha un conjunto de acciones sucesivas y sistemáticas, de diversa naturaleza, encaminadas a despertar o fortalecer el interés por los materiales de lectura y su utilización cotidiana, no sólo como instrumentos informativos o educacionales, sino como fuentes de entretenimiento y placer. Propiciar un mayor acercamiento de los niños y jóvenes a los fondos bibliográficos existentes en las bibliotecas. Explorar las posibilidades que los medios de comunicación social tienen de actuar como aliados para fomentar la lectura. Estimular el intercambio de información y discusión sobre los libros. Estos recursos ¿podrían aplicarse tanto a la literatura oficial como a la extraescolar? Hay que plantearse si se pueden establecer relaciones comunes entre la literatura oficial que ofrecen los programas escolares de Educación Secundaria centrados en el patrimonio literario nacional y los fondos de la biblioteca escolar, muy diversificados en cuanto a géneros y horizontes culturales (literatura extranjera) contemporáneos, adaptados a los gustos, a

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las preocupaciones y a las dificultades de los lectores a los que se dirige. Como se verá más adelante, algunas de las propuestas de animación que se van a desarrollar pueden relacionarse con los objetivos del currículo del Área de Lengua y Literatura y su realización en la biblioteca escolar responde a la gran variedad de materiales que contiene y a su propia estructura organizativa. El cuadro siguiente ilustra esta idea para algunos objetivos de dicha área en Educación Secundaria. OBJETIVOS

ACTIVIDADES DE ANIMACIÓN

Utilizar de forma armónica sus recursos expresivos, tanto lingüísticos como no lingüísticos, en los intercambios comunicativos propios de la relación directa con otras personas (diálogo, discusión, argumentación, debate...).

Encuentros con autores Presentación de libros

Analizar, comentar y producir textos literarios orales y escritos desde posturas personales críticas y creativas.

Actividades de escritura

Reconocer y analizar los elementos y características de los medios de comunicación (prensa escrita, radio, tv.) desarrollando actitudes críticas ante sus mensajes y valorando la importancia de sus manifestaciones en la cultura contemporánea.

Animaciones a partir de los medios de comunicación

Para saber más ... Patte, Geneviève. Dejadles leer. Barcelona, Pirene, 1988 Andricain, Sergio. Puertas a la lectura. San José de Costa Rica, 1993. Desailly, Lucie y Lorant-Jolly, Annick. La littèrature de Jeunesse en BCD, au CDI et en classe: sa place et son statut. En: Actes du Colloque La scolarisation de la litterature de jeunesse. Université de Metz, 1996.

Síntesis del capítulo La biblioteca escolar es lugar privilegiado para el desarrollo de diversas actividades de lectura que contribuye a formar a un lector polivalente. Su riqueza en los tipos de material textual le permiten cubrir diferentes objetivos de lectura: Leer para informarse. Leer para comunicarse. Leer para entretenerse. Atender a diferentes demandas: Literatura infantil y juvenil. Literatura clásica y moderna. Cómics y álbumes. Libros informativos. Prensa y previstas. Vídeos. Música. Programas de ordenador. La lectura es un aprendizaje en permanente evolución. El aprendizaje continuo de la lectura encuentra en la biblioteca escolar el lugar ideal para desarrollarse. El equipo educativo comprometido con las prácticas de lectura y escritura, incluidos los bibliotecarios, debe encontrar, en función de los proyectos pedagógicos, las formas más adecuadas para promover la lectura, tanto la llamada utilitaria como la

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lectura de placer, que proporciona disfrute y goce al lector.

Actividades Actividad 1: Analizar los problemas de lectura existentes en el centro educativo Para la definición de un proyecto de biblioteca hay que detectar previamente las necesidades que se manifiestan en el centro. Crear con el procesador de texto una tabla con las siguientes columnas e imprimirla: Problemas de lectura más frecuentes Posibles explicaciones Quiénes podrían solucionarlo

Recoger la opinión de los compañeros del centro sobre los problemas de lectura más frecuentes y sus posibles explicaciones. Rellenar las dos primeras columnas del cuadro. Reflexionar sobre la última columna y rellenarla. Tener en cuenta que algunas de las soluciones deben darse en colaboración con otros agentes educativos: familia, biblioteca pública, etc

Actividad 2: Definir los objetivos de la biblioteca escolar en relación con la formación lectora de los alumnos Explicitar cinco objetivos propios de la biblioteca escolar con vistas a poner en marcha un proyecto de animación a la lectura en el centro, recordando que los objetivos de la biblioteca escolar no deben entrar en contradicción con el Proyecto educativo.

Actividad 3: El concepto de lectura A partir de las ideas que se han expuesto relacionadas con la lectura, destacar qué ítems de los que aquí se mencionan están más próximos y cuáles más alejados de la propuesta que se ha formulado. Leer mucho Disfrutar leyendo Leer rápidamente Hablar de libros con otros Leer los clásicos Leer cualquier cosa Descodificar el texto Comprender el texto Identificarse con el texto

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Actividad 4: La relación entre el soporte y la lectura Reflexionar sobre las siguientes preguntas. ¿El soporte condiciona la lectura? ¿Es preferible leer en pantalla o en papel? ¿Hay soportes que permiten una mayor polivalencia de lectura que otros? Realizar una valoración entre dos tipos de lector: un lector polivalente (lecturas distintas: cómic, CD-Rom, novela, periódico...) frente a un lector exclusivo (en un soporte y un sólo tipo de literatura).

Recomendación Todos estos datos son muy importantes porque se utilizarán en el proyecto final.

Bibliografía Abril, Paco. La guerra santa de la animación. En: CLIJ. Cuadernos de Literatura Infantil y Juvenil. Barcelona: Fontalba, 1990. N.17. p. 8-11. 1249 DOC. Agudo, Álvaro. La promoción de la lectura como animación cultural. En: Parapara. Caracas, junio 1984. N 9. P. 25-37. 245 DOC. Alonso, Fernando. El lector se hace en la infancia. En: Vela Mayor. Madrid, 1994. N 1. P. 21-24. Basanta Reyes, Antonio. Una actitud permanente. En: CLIJ. Cuadernos de Literatura Infantil y Juvenil. Barcelona: Fontalba, 1990. N. 17. P. 12-15. 1250 DOC. Casa Tirao, Beatriz. La motivación para la lectura en el niño de edad escolar. 12 p. Primer Seminario Internacional en torno al Fomento de la Lectura. México, 1990. 1270 DOC. Castillo Cano, José. El fomento institucional de la lectura en España. En: Almería lee. Almería: Delegación Provincial de Cultura de la Junta de Andalucía, Centro Coordinador de Bibliotecas, 1988. N. 7. P. 3-5. Centro de profesores de albacete. La animación a la lectura. CEP de Albacete: Comecuentos 5 p. 784 DOC. Durán, Pep. ¿Fórmulas o formas? En: CLIJ. Cuadernos de Literatura Infantil y Juvenil. Barcelona. Fontalba, 1990. N. 17. P. 20-22. 1251 DOC. El fomento de la lectura a debate. En: Vela Mayor. Madrid, 1994. N. 1, P. 45-60. 2766 DOC. Martín Rogero, Nieves. Animación a la lectura y dinamización cultural. En: Punto de encuentro. Madrid, 1994. N. 4. P. 28-30. 3381 DOC. Pennac, Daniel. Como una novela. Barcelona: Anagrama, 1993. 169 p. Quintanal Díaz, José. Problemática de la motivación lectora. En: Lectura y Vida. Buenos Aires, 1993. P. 21-27. 2463 DOC. Rodríguez Almodóvar, Antonio. La educación literaria en la pubertad. En: CLIJ. Cuadernos de Literatura Infantil y Juvenil. Barcelona, 1995. N. 72. P. 16-22. 3374 DOC. Spink, John. Niños lectores: un estudio. Madrid: Fundación Germán Sánchez Ruipérez: Pirámide, 1990. 168 p. Zuluaga, Conrado. En favor de la lectura. En: CLIJ. Cuadernos de Literatura Infantil y Juvenil. Barcelona: Fontalba, N. 5, abril 1989. P. 88-93. 870 DOC. Obra colocada bajo licencia Creative Commons Attribution Share Alike 3.0 License

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