La Catarsis de Quirón 2006, Vol. 4 – Núm. 1, 51-82

Tacto Corporal

El Tacto Corporal en la Psicoterapia: Experiencias y Actitudes en una Muestra de Psicólogos/as Clínicos/as en Puerto Rico Javier I. Toro Torres, Ph.D. Alfonso Martínez-Taboas, Ph.D. Aída L. García, Ph.D. Universidad Carlos Albizu

51

La Catarsis de Quirón 2006, Vol. 4 – Núm. 1, 51-82

Tacto Corporal

52

Resumen El presente trabajo presenta una descripción sobre el fenómeno del tacto corporal en la psicoterapia en Puerto Rico. Se encuestó a un grupo de 111 psicólogos/as clínicos/as que ofrecían servicios psicoterapéuticos al momento del estudio. Los resultados sugieren que el tacto corporal en la psicoterapia es una práctica común en el quehacer psicoterapéutico de Puerto Rico siendo las terapeutas mujeres las que más frecuentan su uso. No se encontró relación entre el tacto corporal y las variables edad, años de experiencias y modelos terapéuticos predilectos. Los resultados apoyan la necesidad de mayor investigación, de desarrollar adiestramientos y de colocar el tema a discusión en los currículos de enseñaza profesional. Por último, se exhorta al clínico a utilizar las guías expuestas en la literatura sobre el uso del tacto corporal (Hunter y Struve, 1998), hasta que la investigación científica ofrezca parámetros sólidos y empíricamente apoyados.

La Catarsis de Quirón 2006, Vol. 4 – Núm. 1, 51-82

Tacto Corporal

53

Abstract This study presents a description of the use of touch in psychotherapy in Puerto Rico. One hundred eleven psychotherapists voluntarily and anonymously participated in the study. The results indicate that the use of a wide variety of touch is fairly common in the psychotherapy session, specially the shaking of hands and occasional non-erotic hugging. Only one participant was involved in sexual conduct with his clients, and only 4.7% endorsed sexual behavior between therapist-client as a positive experience. Female psychotherapists practiced more touch than males one. In this study there was no relationship between touch and such variables as age, years of experience and theoretical orientation. Because the subject of touch in psychotherapy is rarely discussed in the professional literature, we advocate that the subject must be discussed in the professional curriculum of professional schools of psychology and derive practical guidelines identifying when the use of touch in psychotherapy is for the better or for the worse.

La Catarsis de Quirón 2006, Vol. 4 – Núm. 1, 51-82

Tacto Corporal

54

El tacto corporal en la psicoterapia: Experiencias y actitudes en una muestra de psicólogos/as clínicos/as en Puerto Rico

El tacto corporal ha sido parte de la psicoterapia desde sus comienzos hasta el presente (Smith, 1998). Más aún, en muchas terapias alternativas, como la aromaterapia, reflexología, la quiropráctica, osteopatía, las terapias bioenergéticas y terapias de masajes, el uso del tacto es rutinario. Sin embargo, aún permanece en silencio por gran parte de la comunidad clínica y la literatura aún sugiere que la investigación sobre el particular es considerablemente limitada (Engebretson y Wardell, 2002). En la actualidad no existe un consenso claro entre los/as psicólogos/as sobre los posibles beneficios o daños del tacto corporal en la psicoterapia. Algunos autores sostienen una fuerte oposición al uso del tacto corporal (Gutheil y Gabbard, 1993; Alyn, 1988), mientras otros argumentan la utilidad terapéutica del mismo (LaTorre, 2000; Milakovich, 1998; Caldwell, 1997; Horton, Clance, Sterk-Elifson y Emshoff, 1995; Older, 1982; Mintz, 1969). Ante esta disyuntiva se mantiene un aura de desconocimiento sobre cuándo puede ser terapéutico o perjudicial utilizar el tacto corporal, sobre cuándo es ético y cuándo puede dejar de serlo, y sobre cómo utilizarlo y con qué tipo de clientes. Milakovich (1998) afirma que las investigaciones previas durante los años sesenta, setenta y ochenta sobre el tema, están plagadas de fallas metodológicas por lo que presentan una visión limitada de cómo y por qué ocurre el tacto corporal en escenarios psicoterapéuticos reales. Mientras que el temor y la falta de información acerca del tacto corporal en la psicoterapia promueven que el tópico sea uno controversial en la psicología actual (Smith, 1998).

La Catarsis de Quirón 2006, Vol. 4 – Núm. 1, 51-82

Tacto Corporal

55

Según Willison y Masson (1986), en la literatura psicológica se encuentran varias definiciones del tacto. Estas definiciones van desde el simple saludo de mano hasta el abrazo completo. Consistente en todas las definiciones es la posición de que el tacto terapéutico responsable es uno de naturaleza no erótica. Por ejemplo Bacorn y Dixon (1984) y Wheaton y Borgen (1981), definen el tacto como aquel contacto físico entre las manos del terapeuta y las manos, brazos, hombros, piernas o la parte alta de la espalda del cliente. Varias encuestas indican que el tacto corporal en la psicoterapia es algo común. En estas se reportan el uso de besos en la mejilla, abrazos, tocar el hombro y sostener la mano como actos que ocurren ocasionalmente entre lo terapeutas y clientes. Incluso los contactos eróticos y las relaciones sexuales entre terapeutas y clientes han sido reportados en una minoría de casos (Stenzel y Rupert 2004; Strozier, Krizek y Sale, 2003; Tirnauer, Smith y Foster, 1996; Holroyd y Brodsky 1977 y 1980). Debe quedar claro que hay un consenso unánime de que el tacto sexual es uno considerado como no ético y uno que raya en conducta de explotación hacia un cliente. En un estudio de carácter exploratorio, Pinson (2002), entrevistó a cuatro terapeutas de orientación psicoanalítica quienes utilizan el tacto corporal con sus clientes. Este investigador examinó cómo el terapeuta y el cliente conceptualizaban su experiencia. En cinco casos presentados, estos terapeutas reportaron que la decisión de tocar estaba guiada por necesidades y circunstancias específicas de sus clientes más que por su orientación terapéutica o su actitud general hacia el tacto. Austin (1999) plantea que el tacto es una forma de comunicación no-verbal que puede ser de gran impacto positivo para un cliente. Sin embargo, está supeditado a la interpretación que pueda hacer el cliente. Mientras el tacto corporal para algunos puede significar calidez y comprensión, para otros puede ser interpretado como una invasión de su espacio personal. Es por

La Catarsis de Quirón 2006, Vol. 4 – Núm. 1, 51-82

Tacto Corporal

56

esto, que varios autores han desarrollado unas guías básicas que pueden ayudar al clínico a deslindar el tacto “bueno”del tacto “malo” (véase el libro de Smith, Clance & Imes, 1998). El tacto bueno debe darse siempre de una manera no-erótica, el terapeuta debe preguntar antes de iniciar el contacto si el cliente desea el tacto (ej: un abrazo), y se debe discutir con el cliente cómo se sintió con dicho tacto. Las investigaciones indican que algunos clientes tienden a ver a su terapeuta como uno frío y distante si en ciertos momentos de mucho dolor y llanto no inician algún tipo de tacto, o peor aún, si el cliente pide algún tipo de tacto y el terapeuta tajantemente lo rechaza (Hunter & Struve, 1998). Claro está, cada caso debe ser analizado por su dinámica particular y tomando en cuenta la patología que presenta la persona. Una oposición hacia el uso del tacto corporal se fundamenta en la relación del tacto y el abuso de poder. Muchos clientes han sido victimizados por el mal uso del tacto y muchos psicoterapeutas han abusado de su poder mediante el empleo equivocado del tacto corporal (Hunter y Struve, 1998). Un número de argumentos han sido elaborados en oposición al uso del tacto corporal en la psicoterapia. La mayor objeción para el uso del tacto corporal en la psicoterapia es el temor de que cualquier forma de tacto eventualmente produzca o promueva un contacto sexual entre el terapeuta y el cliente (Kertay y Reviere, 1998). Otra objeción es que hay clientes que podrían comenzar a exigir diversos tactos corporales como parte rutinaria del proceso psicoterapéutico, para así gratificar necesidades afectivas que no tuvieron en su niñez. En relación con este particular Holroyd y Brodsky (1977), realizaron una encuesta nacional entre psicólogos/as licenciados sobre las actitudes y prácticas de éstos/as acerca del contacto físico erótico y no erótico con sus clientes. Estos encontraron que un 12.8 % de los psicólogos/as (10.9% hombres y un 1.9 % mujeres) reportaron haber tenido algún tipo de

La Catarsis de Quirón 2006, Vol. 4 – Núm. 1, 51-82

Tacto Corporal

57

contacto erótico con sus clientes. En el mismo estudio se encontró que un 5.5 % (19 varones) y un 0.6 % (2 mujeres) de los terapeutas admitieron haber tenido relaciones sexuales con clientes durante el tratamiento. Un 80 % de estos terapeutas afirmaron haber repetido los encuentros sexuales con sus clientes. Hetherington (1998) afirma que el tacto corporal es considerado un elemento esencial en la explotación sexual de los clientes. Según este autor, los terapeutas que explotan sexualmente sus clientes tienden a favorecer abiertamente el uso del tacto corporal no erótico como herramienta terapéutica. En el caso del abuso o explotación sexual, el contacto físico como el tocar, abrazar y besar está presente desde el comienzo de la terapia y puede constituir explotación del cliente. Entonces la explotación sexual es vista como una violación del las fronteras terapéuticas o del espacio personal del cliente que comienza con el contacto físico y culmina en el contacto sexual. Según Hunter y Struve (1998), el crecimiento de la evidencia empírica sobre los beneficios del uso del tacto corporal ha ido cambiando lentamente las actitudes de los terapeutas acerca del mismo. Mientras otros siguen evitando su uso para protegerse o evitar conflictos éticos y legales (Austin, 1999). Hetherington (1998) por su parte concluye que en última instancia es el terapeuta el responsable de tocar a un cliente y de sus consecuencias. Es el terapeuta en su capacidad profesional quien debe cuidar y mantener los códigos clínicos/as, éticos y morales adyacentes a su rol y no el cliente. Según la literatura, el tacto corporal en la psicoterapia y sus controversias varían según los distintos acercamientos terapéuticos (Stenzel y Rupert, 2004; Durana, 1998; Milakovich, 1998; Pope, Tabachnick y Keith-Spiegel, 1987). En escenarios psicoanalíticos el tacto corporal entre el cliente y terapeuta es visto como una respuesta que sólo gratifica los deseos del cliente,

La Catarsis de Quirón 2006, Vol. 4 – Núm. 1, 51-82

Tacto Corporal

58

interfiriendo negativamente en el proceso transferencial (Kertay y Reviere, 1998). En cambio los terapeutas de acercamientos humanistas ven el tacto corporal como una expresión neutral y espontánea dentro de la relación terapéutica (Smith, 1998). Los estudios empíricos sobre este tema indican que los terapeutas de tendencia humanista tienden a tocar mucho más a sus clientes que los psicodinámicos, quienes en muchas ocasiones incluso no le dan la mano como un saludo a sus clientes pensando que así no gratifican sus deseos de gratificaciones infantiles (Syme, 2003). En la corriente conductista los aspectos transferenciales no juegan un rol importante en el tratamiento de problemas psicológicos. Es por esto que este acercamiento no presta atención a los posibles efectos positivos o negativos que pudiera tener el tacto sobre la relación terapéutica. Tampoco los terapeutas cognoscitivo-conductuales han desarrollado escritos específicos sobre cuándo debe ser evitado o utilizado el tacto corporal en el tratamiento de problemas emocionales o conductuales (Stenzel y Rupert, 2004; Hunter y Struve, 1998).

Objetivo e hipótesis El objetivo principal de esta investigación es presentar un panorama actualmente inexistente sobre el fenómeno del tacto corporal en la psicoterapia en Puerto Rico. Pretende auscultar las experiencias y actitudes de los/as psicólogos/as sobre el uso del mismo, así como ofrecer una descripción precisa sobre los aspectos importantes del empleo del tacto en el quehacer del clínico en Puerto Rico. Este trabajo aspira a establecer prioridades para investigaciones y adiestramientos posteriores sobre el fenómeno. Como hipótesis general en el presente trabajo se espera obtener diferencias en experiencias y actitudes hacia el tacto corporal en la psicoterapia en función del género y edad

La Catarsis de Quirón 2006, Vol. 4 – Núm. 1, 51-82

Tacto Corporal

59

del terapeuta, años de experiencia, y modelo terapéutico predilecto.

METODO Participantes En este estudio participaron un grupo de 111 psicólogos/as clínicos/as con licencia para ejercer la profesión en Puerto Rico. De este grupo, 77 (69.4 %) son mujeres y 34 (30.6 %) son hombres. La edad de los participantes fluctuó entre 28 años y 76 años. El promedio de edad fue de 42.85 años con una desviación estándar de 11.30. Los participantes poseen un promedio de 11.81 años de experiencia en la práctica de la psicología. En términos de preparación académica, la mayoría de los participantes de la muestra (82.8%, n=92) posee un grado doctoral. El restante 17.1% (n=19) de los participantes posee un grado de maestría u otro grado profesional. La práctica privada es el escenario de trabajo más frecuente de la muestra de estudio. Un 31.5 % (n=35) identifica la práctica privada como su único escenario de trabajo. Le sigue en frecuencia la combinación de práctica privada y otro escenario de trabajo con un 23.4% (n=26). El tercer lugar lo ocupa la opción de múltiples escenarios de trabajo con un 19.8 % (n=22). Con menor frecuencia los psicólogos/as de la muestra identificaron los hospitales, las empresas privadas, la escuela y los servicios comunitarios como escenario de trabajo. Los/as psicólogos/as de la muestra dedican un promedio de 29.2 horas a la semana para brindar servicios psicoterapéuticos (dt=11.80). En términos de modelos terapéuticos, casi la mitad de los/as psicólogos/as de la muestra (45.9%, n=51) utilizan el modelo cognitivo-conductal como paradigma terapéutico. Le sigue en frecuencia el modelo ecléctico con un 19.8% (n=22) y el modelo intregativo con un 12.6% (n=14). Las corrientes psicodinámicas y existenciales son las

La Catarsis de Quirón 2006, Vol. 4 – Núm. 1, 51-82

Tacto Corporal

60

menos endosadas por la muestra como modelos terapéuticos.

Selección de la muestra Los/as participantes fueron seleccionados mediante el uso de directorios de proveedores de servicios de salud mental. Se identificaron dichos proveedores y se desarrolló un listado de posibles participantes con sus números telefónicos. Se estableció un contacto inicial telefónico para obtener la dirección postal correcta del psicólogo/a. Se envió un sobre con los documentos necesarios para la participación, estos son: carta de presentación, hoja de consentimiento e instrumento o cuestionario a completar. Se enviaron un total de 220 cuestionarios de los cuales se recibieron de vuelta un total de 116 para un índice de respuesta de 52.72%. Se descartaron cinco cuestionarios por no cumplir con el requisito de estar brindando servicios psicoterapéuticos al momento de la encuesta. De esta forma la muestra final del estudio quedó compuesta por 111 psicólogos/as clínicos/as. La participación fue completamente voluntaria anónima y confidencial. Cada participante fue debidamente informado de su derecho a rehusar participar y/o retirarse del estudio en cualquier momento que así lo deseaban sin penalidad alguna. Instrumento Para realizar el estudio se desarrolló un cuestionario basado en la literatura revisada sobre el tema de estudio. El cuestionario es uno auto-administrable, de formato Likert y toma alrededor de 20 minutos en completar. El mismo se compone de dos escalas; una sobre las experiencias de los psicólogos/as referentes al tacto corporal en la psicoterapia y otra sobre las actitudes de los mismos hacia el uso del tacto corporal en el escenario terapéutico (Véase Apéndice A). Un panel de expertos evaluó la validez de contenido utilizando el método de Lawshe

La Catarsis de Quirón 2006, Vol. 4 – Núm. 1, 51-82

Tacto Corporal

61

(1975). El análisis indica una validez de contenido adecuada para cada una de las escalas del cuestionario, así como para la escala total. Los Índices de Validez de Contenido obtenido son los siguientes: .87 para escala de experiencias, .77 para la escala de actitudes y .81 para la escala total. Una vez aplicado el cuestionario a la muestra se examinó la confiabilidad y el poder discriminatorio del mismo. Se ejecutaron los análisis de consistencia interna utilizando el índice de confiabilidad Alfa de Cronbach, así como el índice de correlación biserial (rbis) para cada reactivo. La escala de experiencia obtuvo un índice de Alfa de Cronbach de .75 lo que es un valor respetable de confiabilidad. Por otra parte la escala de actitudes del instrumento obtuvo un índice alfa de .87 lo cual es un valor muy aceptable según De Vellis (2003) y Kline (2000). Como parte del cuestionario, el mismo incluyó una sesión introductoria o planilla de información sociodemográfica donde se obtuvo los datos demográficos principales del participante, así como otros datos o variables de relevancia al estudio como por ejemplo género del participante, años de experiencia en la profesión, modelo terapéutico preferido y escenario de trabajo. Diseño de investigación y análisis estadísticos La presente investigación es considerada como una de carácter no-experimental de diseño transversal descriptivo de un solo grupo en un solo tiempo. El estudio ofrece una descripción sobre el tacto corporal en el quehacer psicoterapéutico de Puerto Rico. Se realizaron los análisis estadísticos pertinentes a la validez del instrumento. Este fue sometido a análisis de validez de contenido utilizando el método Lawshe (1975). Se obtuvo la Razón de Validez de Contenido (RVC) para cada uno de los reactivos y el Índice de Validez de

La Catarsis de Quirón 2006, Vol. 4 – Núm. 1, 51-82

Tacto Corporal

62

Contenido (IVC) del instrumento. Con el fin de establecer la confiabilidad del instrumento se realizó el análisis de consistencia interna Alfa de Cronbach. Se obtuvo el coeficiente de discriminación de correlación biserial (rbis) para cada reactivo en ambas escalas del cuestionario (escala de experiencias y escala de actitudes). Se efectuó una descripción de las distribuciones de las puntuaciones y frecuencias para cada variable con el fin de obtener una descripción precisa de la muestra. Se realizaron análisis de varianza (ANOVA) y correlación divariada producto momento de Pearson. Estas se llevaron a cabo con el fin de poner a prueba las hipótesis de estudio. Resultados Estadísticas Descriptivas Según los resultados obtenidos en la escala de experiencias, la mayoría de los/as encuestados/as mantienen cautela al utilizar cierto tipo de tacto corporal con sus clientes. La mayoría de los/as psicólogos/as ( 77.5%) del estudio estrechan la mano de sus clientes como un saludo antes de comenzar la terapia. Solamente un 22.5% indicó que nunca inician este tipo de saludo. En relación al tacto como herramienta terapéutica la mayoría de los encuestados afirma que nunca lo utilizan. Por ejemplo un 95.5% expreso nunca aplicar un ligero masaje en el cuello de un/a cliente que se muestra ansioso/a durante una terapia. De forma similar un 67.9% afirma nunca sostener la mano de un cliente mientras narra o expresa emociones intensas. Aún así existe un grupo menor de psicólogos/as que afirma utilizar varias formas de tacto como herramienta terapéutica. Por ejemplo al menos un 35.1% expresa que en ocasiones coloca su mano sobre el hombro de un/a cliente para atraer su atención sobre un aspecto importante de la terapia. Otro

La Catarsis de Quirón 2006, Vol. 4 – Núm. 1, 51-82

Tacto Corporal

63

34.5% utiliza el abrazo como consuelo a un cliente que expresa emociones intensas. En relación a los besos pasa algo similar al saludo de mano. La mayoría (65.8%) nunca besan a sus clientes como un saludo antes o después de una sesión de terapia. Sin embargo, casi la mitad (42.3%) de los psicólogos/as/as permite que el cliente los salude con un beso al iniciar o culminar una sesión. Cuando el tacto corporal es entre el terapeuta y clientes niños/as la mayoría de los terapeutas (87.4%) tienden a ser más permisivos en comparación a cuando es con clientes adultos, permitiendo o reciprocando abrazos. Respecto a la dimensión erótica del tacto corporal, la gran mayoría asegura no experimentar este tipo de tacto con sus clientes. Aún así, un 0.9% (n=1) terapeuta varón expresó haber sostenido relaciones sexuales con un/a cliente durante la terapia (Véase Tabla 1). Tabla 1 Distribución de porcentajes para las respuestas dadas a los reactivos en la escala de experiencia. Reactivo 1. Estrecho la mano a mis clientes como

Porcentaje NU

EO

FR

SI

22.5%

36.0%

28.8%

22.5%

1.8%

7.3%

13.6%

77.3%

57.7%

36.9%

4.5%

.9%

un saludo antes de comenzar la terapia. 2. Estrecho la mano de un(a) cliente si éste(a) inicia el saludo. 3. Abrazo a mis clientes al comienzo o final de una sesión de terapia como un gesto de aceptación y respeto.

La Catarsis de Quirón 2006, Vol. 4 – Núm. 1, 51-82

Tacto Corporal

Reactivo 4. Abrazo a un(a) cliente durante una

Porcentaje NU

EO

FR

SI

57.3%

34.5%

4.5%

3.6%

12.6%

38.7%

21.6%

27.0%

18.0%

38.7%

18.9%

24.3%

65.8%

28.8%

4.5%

.9%

36.0%

42.3%

6.3%

15.3%

29.8%

39.4%

19.2%

11.5%

57.7%

35.1%

4.5%

2.7%

sesión de terapia si considero que éste(a) necesita consuelo durante la expresión de emociones intensas. 5. Permito que niños/as (clientes) me abrase como un saludo antes o después de una sesión de terapia. 6. Permito que niños/as (clientes) me besen como un saludo antes o después de una sesión de terapia. 7. Saludo con un beso a mis clientes antes o después de una sesión de terapia. 8. Permito que un(a) cliente me salude con un beso antes o después de una sesión de terapia. 9. No permito el contacto físico con mis clientes. 10.

Coloco mi mano sobre el hombro

de un(a) cliente durante una sesión de terapia para atraer su atención sobre un aspecto importante del proceso de ayuda.

64

La Catarsis de Quirón 2006, Vol. 4 – Núm. 1, 51-82

Tacto Corporal

Reactivo 11. Sostengo la mano de un(a) cliente entre

65

Porcentaje NU

EO

FR

SI

67.9%

25.7%

3.7%

2.8%

95.5%

3.6%

0%

.9%

99.1%

.9%

0%

.0%

99.1%

.9%

0%

.0%

99.1%

.9%

0%

.0%

mis manos mientras narra o expresa emociones intensas. 12. De ser necesario aplico un ligero masaje en el cuello de un(a) cliente que se muestra muy ansioso durante una sesión de terapia. 13. He sostenido relaciones sexuales con un(a) cliente durante la terapia. 14. He sostenido relaciones sexuales con un(a) cliente en más de una ocasión. 15. He tocado de forma erótica a un(a) cliente durante la terapia. Nota: NU = nunca, EO = en ocasiones, FR = frecuentemente y SI = siempre. En la escala de actitudes los resultados generales indican que los participantes del estudio mostraron actitudes generalmente positivas al tacto casual de dar la mano (98.2%) y abrazos (50.4%) a su cliente. Interesantemente, el 73.8% indicaron que abrazar a un cliente en terapia no es una violación ética, lo que indica que los/as psicólogos/as de nuestra muestra cuestionan seriamente la abstinencia del tacto promulgada por ciertos autores psicoanalistas. Incluso, el 30% de los encuestados están de acuerdo que tener relaciones sexuales luego de los dos años estipulados por el Código de Etica de la APA, es algo que no es anti-ético. Sin embargo, nuestros encuestados mostraron serias reservas y hasta condena con mostrar

La Catarsis de Quirón 2006, Vol. 4 – Núm. 1, 51-82

Tacto Corporal

conductas sexualizadas dentro del escenario psicoterapéutico. En todos aquellos ítemes en los que se auscultaron actitudes sexualizadas, más del 90% mostró intolerancia y desacuerdo con dichas conductas (véase Tabla 2).

Tabla 2 Distribución de porcentajes de las respuestas dadas a los reactivos de la escala de actitudes. Reactivo 1. Los(as) terapeutas pueden estrechar la

Porcentaje TA

PA

PD

TD

85.5%

12.7%

0%

1.8%

63.1%

31.5%

1.8%

3.6%

10.8%

39.6%

25.2%

24.3%

3.6%

20.7%

28.8%

46.8%

6.3%

14.4%

34.2%

45.0%

12.6%

26.1%

37.8%

23.4%

mano de sus clientes como un saludo antes de comenzar la terapia. 2. Estrechar la mano de un(a) cliente puede ser beneficioso para la relación terapéutica. 3. Abrazar a los(as) clientes al comienzo o final de una sesión de terapia tiene un efecto terapéutico positivo. 4. Abrazar a un(a) cliente del sexo opuesto brinda un ambiente de confianza entre el terapeuta y el cliente. 5. Considero que abrazar a un(a) cliente es una violación ética. 6. Considero que abrazar a un(a) cliente es una violación a las fronteras personales del/la cliente.

66

La Catarsis de Quirón 2006, Vol. 4 – Núm. 1, 51-82

Tacto Corporal

Reactivo

Porcentaje TA

PA

PD

TD

25.5%

30.0%

25.5%

19.1%

7.2%

38.7%

28.8%

25.2%

10.8%

45.9%

23.4%

19.8%

12.6%

43.2%

21.6%

22.5%

11. Prefiero no abrazar a mis clientes.

53.2%

19.8%

9.9%

17.1%

12. Es preferible no abrazar a un(a) cliente

40.5%

28.8%

16.2%

14.4%

14.4%

44.1%

17.1%

24.3%

6.3%

29.7%

28.8%

35.1%

7. Un(a) terapeuta debe evitar los abrazos con sus clientes. 8. Se debe abrazar a un(a) cliente cuando éste(a) expresa emociones intensas. 9. Abrazar a un(a) cliente mientras llora en una sesión de terapia puede beneficiar el proceso terapéutico. 10. Abrazar a un(a) cliente que llora durante una sesión de terapia demuestra sensibilidad por parte del terapeuta.

que ha experimentado múltiples traumas psicológicos. 13. Abrazar a niños/as (clientes) durante el proceso terapéutico ayuda a desarrollar confianza hacia el/la terapeuta. 14. Besar a los(as) clientes antes o después de una sesión de terapia tiene un efecto positivo en el/la cliente.

67

La Catarsis de Quirón 2006, Vol. 4 – Núm. 1, 51-82

Tacto Corporal

Reactivo

15. Es positivo abrazar a mis clientes para

Porcentaje TA

PA

PD

TD

14.4%

46.8%

14.4%

24.3%

9.9%

36.9%

26.1%

27.0%

3.6%

1.8%

10.8%

83.8%

.9%

.9%

0%

98.2%

22.5%

14.4%

14.4%

48.6%

91.0%

4.5%

1.8%

2.7%

95.5%

1.8%

0%

2.7%

88.3%

7.2%

2.7%

1.8%

felicitarlos(as) por algún logro alcanzado. 16. Sostener la mano de un(a) cliente ayuda a que exprese emociones intensas. 17. Es normal sentirse excitado(a) sexualmente al abrazar algún cliente del sexo opuesto. 18. Tener relaciones sexuales con un(a) cliente mejora su autoestima. 19. Prefiero no hablar de sexualidad con un(a) cliente que me resulta físicamente atractivo(a). 20. Tener relaciones sexuales con un(a) cliente es un acto de explotación hacia el/la cliente. 21. Nunca se debe tener relaciones sexuales con un(a) cliente. 22. Un(a) terapeuta que sostiene relaciones sexuales con sus clientes debe buscar ayuda psicológica.

68

La Catarsis de Quirón 2006, Vol. 4 – Núm. 1, 51-82

Tacto Corporal

Reactivo

23. Es aceptable tener relaciones sexuales

69

Porcentaje TA

PA

PD

TD

14.5%

15.5%

10.9%

59.1%

94.6%

.9%

0%

4.5%

2.7%

0%

.9%

96.4%

con un(a) cliente luego de dos años de haber culminado el proceso de terapia. 24. Tener relaciones sexuales con un(a) cliente deteriora la relación terapéutica. 25. Tener relaciones sexuales con un(a) cliente fortalece la relación terapéutica. Nota: TA = totalmente de acuerdo, PA = parcialmente de acuerdo, PD = parcialmente en desacuerdo y TD = totalmente en desacuerdo. Análisis de Varianza y Correlación Con el fin poner a prueba las hipótesis de estudio, se realizaron análisis de varianza unidireccional y correlación bivariada a las variables correspondientes. En relación al género de los participantes el análisis de varianza reveló que existen diferencias significativas entre el género del terapeuta y las experiencias sobre el tacto corporal en la psicoterapia, F(1, 109) = 9.350, p=.003. Son las terapeutas féminas las que obtuvieron una puntuación mayor en la escala de experiencias del cuestionario. Por otra parte, en relación al género del terapeuta y las actitudes no se encontraron diferencias significativas, F(1,109) = .008, p =.927. Tanto los terapeutas varones como las féminas obtuvieron promedios similares en las puntuaciones de la escala de actitudes. Se realizaron análisis de varianza para la variable modelos terapéuticos. Los resultados indican que no existen diferencias significativas entre el modelo terapéutico y las experiencias de

La Catarsis de Quirón 2006, Vol. 4 – Núm. 1, 51-82

Tacto Corporal

70

tacto en la terapia F(5,105) = .907, p= .479. De igual forma no se halló diferencias significativas entre el modelo terapéutico y las actitudes hacia el tacto en la psicoterapia F(5,105) = .321, p= .899. Adicional a los análisis de varianza se realizaron análisis de correlación producto momento de Pearson para las variables edad del terapeuta, años de experiencia en la profesión y horas a la semana en que brinda servicios psicoterapéuticos. Se relacionó la puntuación total de cada una de las escalas (escala de experiencias y escalas de actitudes) con cada una de estas variables para observar si existe alguna relación entre las mismas. Para cada una de estas variables se obtuvieron correlaciones extremadamente bajas o nulas y no significativas. Discusión El estudio consistió en una encuesta por correo en la que participaron un grupo de 111 psicólogos/as clínicos/as que brindaban servicios psicoterapéuticos al momento del estudio. El índice de respuesta obtenido en este estudio (52.72%) supera los índices de respuesta de investigaciones similares de encuestas por correo realizadas en Puerto Rico y los Estados Unidos (Stenzel y Rupert, 2004; Lamb, Catanzaro y Moorman, 2004; Carrión-Guzmán 2003; MéndezNazario, 2000; González-Borgos, 1993; Kardener, Fuller y Mensh, 1973). Los análisis de validez y confiabilidad realizados al cuestionario sugieren que el mismo posee una validez de contenido y confiabilidad aceptable. De esta forma se establece que los hallazgos de la encuesta son apoyados empíricamente. En términos generales los resultados del estudio sugieren que los/as psicólogos/as encuestados/as muestran conductas y actitudes generalmente positivas a cierto tipo de tacto en psicoterapia. Entre estos están el estrechar la mano, abrazos espontáneos y abrazar a niños/as. Más controversiales, y con una opinión más dividida, se encuentra el tacto hacia clientes que han

La Catarsis de Quirón 2006, Vol. 4 – Núm. 1, 51-82

Tacto Corporal

71

sido abusadas, o aquel tacto que ocurre en un momento de catarsis emocional. Por lo tanto, nuestros hallazgos son consistentes con otros estudios, en los cuales se documenta que el tacto corporal en terapia es bastante común (Jones, 1999; Tirnauer, Smith y Foster, 1996; Holroyd y Brodsky, 1977). Sin embargo, el presente estudio coincide con otros estudios publicados en los cuales se documenta que el contacto corporal erótico y sexual es muy poco común y es a la vez condenado como altamente inapropiado por los practicantes de psicoterapia. En nuestro estudio, sólo un participante varón indicó haber sostenido relaciones sexuales/eróticas con sus clientes. Asimismo, sólo un 4.5% endosó actitudes favorables hacia este tipo de acercamiento. Según Austin (1999) muchos terapeutas evitan el uso del tacto corporal para protegerse de conflictos éticos y legales. Además del temor a que cualquier forma de tacto la terapia eventualmente produzca o promueva un contacto sexual entre el terapeuta y el cliente (Kertay y Reviere, 1998). Sin embargo, estudios como el presente indican claramente que esta abstinencia de tacto físico no es seguida por más del 50% de los psicoterapeutas, incluso mostrando actitudes muy favorables a cierto tipo de tacto corporal. Resulta interesante que no tan solo el estrechar la mano es el tipo de tacto corporal más frecuente en nuestro estudio, sino que la mayoría de los encuestados entiende que esto puede ser beneficioso para la relación terapéutica. Esto sugiere que no tan solo es un acto socialmente aceptado, sino que también podría ser una herramienta terapéutica. En relación a los abrazos y besos como un saludo, los/as psicólogos/as encuestados guardan un poco de más cautela y ocurre con menos frecuencia que el saludo de mano. Aún así, el 63.9% permite un beso de parte de su cliente y un 42.3% abrazan a sus clientes al menos en ciertas ocasiones. Cuando los clientes son niños(as) entonces los/as psicólogos/as son mucho más permisivos a saludar con besos (82%) o abrazos (87.4%) a éstos. A pesar que en el presente

La Catarsis de Quirón 2006, Vol. 4 – Núm. 1, 51-82

Tacto Corporal

72

estudio el acto de besar a un cliente está expresado como un saludo (tacto socialmente estereotipado), los autores norteamericanos definen los besos en la mejilla como uno de naturaleza erótica o sexual (Smith, 1998). Tal vez es por esta razón que Stenzel y Rupert (2004), encontraron que solo el 7% de su muestra rara vez besaba a un cliente y el 2% lo hacía en ocasiones. En contraste, la presente investigación encontró que a pesar que la mayoría de los/as psicólogos/as evitan iniciar un beso a sus clientes, un 28.8% afirma hacerlo y un 63.9% permite que un cliente lo salude con un beso. El aspecto cultural puede explicar que estos hallazgos sean tan disímiles. Por ejemplo, Hunter y Struve (1998), establecen que en la cultura norteamericana el tacto físico va adquiriendo una connotación de carácter sexual a medida que los/as niños/as van creciendo. A medida que los/as niños/as alcanzan la adolescencia y con ella la pubertad, la mayoría de los contactos físicos están plagados de connotaciones sexuales. Es natural que los tactos considerados como tabú en una cultura sean reportados con menor frecuencia por los terapeutas de la misma. Al respecto, Hyde y DeLamater (2006) hacen notar que las personas latinas tienden a expresar más cercanía física y se sienten con más armonía con el tacto corporal, sin necesariamente darle connotaciones sexuales a dichas respuestas. Por su parte, Jourard (1966) evidenció las diferencias culturales en términos de contacto físico interpersonal entre dos personas. Observó las díadas en una conversación rutinaria en una cafetería en cuatro países, uno de ellos Puerto Rico. Durante una hora en la pareja de San Juan, se observó en promedio 180 tactos entre ellos. Paris siguió con un promedio de 110 intercambios táctiles, en Estados Unidos sólo se observaron un promedio de dos y en Londres no se observó contacto físico entre la pareja durante una hora. Este y otros estudios (Argyle, 1988) sugieren que en las culturas latinoamericanas el tacto corporal es usado con gran frecuencia en comparación con otros grupos culturales. Por lo tanto, es probable que nuestros resultados estén reflejando el hecho de que

La Catarsis de Quirón 2006, Vol. 4 – Núm. 1, 51-82

Tacto Corporal

73

los/as psicólogos/as puertorriqueños/as se sientan más cómodos/as teniendo algún tipo de tacto ocasional con su cliente. Continuado con el tema de los abrazos, estos también pueden ser considerados como una forma más de saludo y considerarse como un tacto socialmente aceptado. La pregunta estriba hasta dónde es aceptado que ocurra entre el terapeuta y sus clientes como un saludo y hasta dónde puede ser utilizado con un fin terapéutico. El presente estudio reveló que los/as psicólogos/as consideran aceptable el abrazar al cliente afirmando que no hay falta ética en ello. El 57.3% de los encuestados expresó nunca abrazar a un cliente como parte de una herramienta terapéutica. A pesar de ello alrededor de la mitad de los encuestados afirma estar de acuerdo en que el abrazar a los clientes al comienzo o final de una sesión de terapia tiene un efecto terapéutico positivo, la otra mitad está en desacuerdo. Stenzel y Rupert (2004), con psicólogos/as/as norteamericanos, encontraron resultados muy disímiles en su investigación. Estos reportaron que un 68% nunca aceptan un abrazo de un cliente, mientras que en nuestra muestra esto se redujo a un 12.6%. Nuevamente, la expectativa cultural de abrazar a una persona parece ser más alta y más inocua en países latinos, en donde el afecto y el aprecio pueden ser canalizados con más cercanía corporal, sin darle necesariamente connotaciones de tipo sexual. A pesar que un 95.5% de los/as psicólogos/as afirma nunca usar el masaje con sus clientes, otras formas de tacto son utilizadas ocasionalmente como herramienta terapéutica. Un 35.1% ocasionalmente coloca su mano sobre el hombro de un cliente para atraer su atención sobre un aspecto importante de la terapia. Sobre este hallazgo, Older (1982), sugiere que el tacto puede ser utilizado a estos efectos; para llamar la atención de un cliente, para enfatizar una afirmación verbal o para energizar un cliente estancado en el proceso de terapia. Respecto a la dimensión erótica del tacto corporal la abrumadora mayoría asegura no

La Catarsis de Quirón 2006, Vol. 4 – Núm. 1, 51-82

Tacto Corporal

74

experimentar este tipo de tacto con sus clientes. El 99.1% de los encuestados afirma nunca haber tocado de forma erótica a un cliente, incluyendo tener relaciones sexuales, durante la terapia. Indudablemente las relaciones sexuales entre terapeuta y cliente representan una violación a los estándares éticos que rigen la profesión. Stenzel y Rupert (2004) afirman que no es de sorprender que los tactos considerados como tabú sean rara vez reportados en las encuestas. En su encuesta ninguno de los encuestados reportó tener relaciones sexuales con clientes. Otros tactos dentro de la dimensión erótica sí fueron reportados. Según sus hallazgos una psicóloga indicó que tocaba “rara vez” el área genital o los pechos de sus clientes féminas. Por otra parte, un psicólogo indicó “rara vez” besar en los labios a clientes féminas. Otras encuestas han reportado porcentajes más elevados de psicólogos/as que indican haber tenido algún tipo de contacto erótico con sus clientes. Una de estas es la realizada por Holroyd y Brodsky (1977). Estos encontraron que un 12.8% de los/as psicólogos/as (10.9% hombres y 1.9% mujeres) reportaron haber tenido algún tipo de contacto erótico con sus clientes. Un 5.5% (19 varones) y un 0.6% (2 mujeres) admitieron haber tenido relaciones sexuales con sus clientes durante el proceso de ayuda. Un 80% de estos terapeutas afirmaron haber repetido los encuentros sexuales con sus clientes. Por otro lado, en la presente investigación, se correlacionaron una serie de variables sociodemográficas con el tacto corporal. Por ejemplo, fueron las psicólogas las que expresaron una frecuencia mayor de experiencias sobre el tacto corporal en la psicoterapia. Quizás esto pueda deberse a que la mujer latina es socialmente enseñada a que pueda expresar sus ideas y sentimientos con demostraciones corporales. Stenzel y Rupert (2004), encontraron una interacción entre el género del terapeuta y el tacto como expresión de simpatía. Encontraron que las terapeutas féminas tocan

La Catarsis de Quirón 2006, Vol. 4 – Núm. 1, 51-82

Tacto Corporal

75

significativamente más a las clientes féminas que a los clientes varones. Una hipótesis del presente estudio plantea que existirá una actitud más favorable hacia el tacto corporal en la psicoterapia en los/as psicólogos/as del género masculino que el femenino. Los resultados del estudio no apoyan esta hipótesis debido a que no se encontró diferencias significativas entre el género y las actitudes hacia el tacto corporal en la psicoterapia. Al parecer tanto los terapeutas hombres como las mujeres tienen actitudes similares hacia el uso del tacto. Según la literatura el tacto corporal en la psicoterapia y sus controversias varían según los distintos acercamientos terapéuticos (Stenzel y Rupert, 2004; Durana, 1998; Hunter y Struve, 1998; Smith, 1998). En escenarios psicoanalíticos el tacto corporal entre el cliente y terapeuta es visto como una respuesta que sólo gratifica los deseos del cliente, interfiriendo negativamente en el proceso transferencial (Kertay y Reviere, 1998). En cambio los terapeutas de acercamientos humanistas ven el tacto corporal como una expresión neutral y espontánea dentro de la relación terapéutica (Smith, 1998). Por ende es de esperar que los psicólogos/as que practican acercamientos psicoanalíticos/psicodinámicos presenten menor número de experiencias con el tacto en la psicoterapia al igual que actitudes menos favorables hacia el mismo. En cambio en los/as psicólogos/as que simpatizan con acercamientos humanistas/existencias ocurra lo contrario. Los hallazgos de Stenzel y Rupert (2004) sugieren que las mayores diferencias sobre el uso del tacto corporal se encuentran entre estas dos corrientes. Por su parte las corrientes conductistas y cognitivas conductuales no han asumido posiciones sólidas a favor o en contra (Stenzel y Rupert, 2004; Hunter y Struve, 1998). Los resultados del presente estudio no replican los encontrados en la literatura (Stenzel y Rupert, 2004; Hunter y Struve, 1998). Por el contrario, indican que no existe diferencia significativa entre las experiencias y las actitudes hacia el tacto según la orientación o modelo

La Catarsis de Quirón 2006, Vol. 4 – Núm. 1, 51-82

Tacto Corporal

76

terapéutico del clínico. Sin embargo, debe tenerse en cuenta que en nuestra muestra menos del 10% de los participantes se identificaron como psicoanalistas o psicodinámicos, restándole así poder estadístico a nuestras comparaciones. A pesar de los hallazgos expuestos en la literatura sobre los modelos terapéuticos y el tacto, la mayoría de los expertos sugieren que las actitudes y la seguridad del terapeuta con los contactos físicos son factores importantes al momento de decidir usar el tacto en la terapia (Smith, 1998; Durana, 1998 y Kertay y Reviere, 1998). Por su parte Pinson (2002), reportó que la decisión de tocar estaba guiada por necesidades y circunstancias específicas de sus clientes más que por su orientación terapéutica o su actitud general hacia el tacto. Al parecer la decisión de los psicólogos/as encuestados en utilizar o no el tacto corporal esta guiada por sus actitudes hacia el mismo o por las necesidades y circunstancias específicas de sus clientes. Generalizaciones y conclusiones del estudio Los hallazgos de la investigación aquí descrita son generalizables a aquellos psicólogos/as clínicos/as cuyas características demográficas sean similares a las de los/as psicólogos/as encuestados en el estudio. Se debe reconocer que la muestra no necesariamente es representativa de la población total de psicólogos/as clínicos/as que ejercen la práctica de la psicoterapia en Puerto Rico, pues la muestra de estudio no fue seleccionada mediante muestreo aleatorio por limitación de tiempo y de recursos. De acuerdo a la investigación realizada, podemos establecer varias conclusiones. En primer lugar el tacto corporal en la psicoterapia es una práctica común en el quehacer psicoterapéutico de Puerto Rico. Por lo tanto, resulta apremiante que exista mayor investigación sobre el fenómeno, especialmente sobre los procesos de toma de decisiones de los clínicos al momento de usar o no el tacto corporal. De igual forma existe una necesidad de incluir el tema

La Catarsis de Quirón 2006, Vol. 4 – Núm. 1, 51-82

Tacto Corporal

77

en los currículos de enseñanza avanzada. Debe hacerse énfasis en que la construcción de tal conocimiento debe estar insertada e informada por la cultura particular en donde se analice el fenómeno del tacto. Sabemos que las expresiones afectivas y táctiles son transformadas por símbolos y construcciones sociales, por lo que rayaría en el absurdo que unas guías desarrolladas por asiáticos o por anglosajones se apliquen a los latinos (o viceversa).

La Catarsis de Quirón 2006, Vol. 4 – Núm. 1, 51-82

Tacto Corporal

78

Referencias Alyn, J. (1988). The politics of touch in therapy: A replay to Willison and Masson. Journal of Counseling and Development, 66, 432-433. Argyle, M. (1988). Bodily communication. New York: Methuen. Austin, D.R. (1999). Therapeutic recreation: Processes and techniques (4ta ed.). Illinois: Sagamore Publishing, Inc. Brodsky, A.M. (1985). Sex between therapist and patients: Ethical gray areas. Psychotherapy in the Private Practice, 3(1), 57-62. Caldwell, C. (1997). Getting in touch: The guide to new body-centered therapies. Wheaton: The Theosophical Publishing House. Carrión-Guzmán, M. (2003). Estudio exploratorio sobre la opinión de los psicólogos/as respecto al acceso a servicios y aspectos éticos de la psicoterapia bajo la Reforma de Salud de Puerto Rico. Disertación doctoral. Universidad Carlos Albizu, Recinto de San Juan, Puerto Rico. De Vellis, R.F. (2003). Scale development: Theory and applications. (2nd ed.). Applied Social Research Methods Series, 26. Sage Publications. Durana, C. (1998). The use of touch in psychotherapy: Ethical and clinical guidelines. Psychotherapy, 35, 269-280. Engebreston, J. & Wardell, D. (2002). Experience of a reiki session. Alternative Therapies in Health and Medicine, 8, 45-51. González-Borgos, L. (1993). Estudio descriptivo sobre la empatía en un grupo de psicólogos/as licenciados en Puerto Rico. Disertación doctoral. Universidad Carlos Albizu, Recinto de San Juan.

La Catarsis de Quirón 2006, Vol. 4 – Núm. 1, 51-82

Tacto Corporal

79

Gutheil, T., & Gabbard, G. (1993). The concept of boundaries in clinical practice: Theorical and risk-management dimension. American Journal of Psychiatry, 150, 188-196. Hetherintong, A. (1998). The use and abuse of touch in therapy and counseling. Counseling Psychology Quarterly, 11, 361-365. Holroyd, J.C., & Brodsky, A. (1977). Psychological attitudes and practice regarding erotic and nonerotic contact with patients. American Psychologist, 32, 843-849. Holroyd, J.C., & Brodsky, A. (1980). Does touching patients lead to sexual intercourse? Professional Psychology, 11, 807-811. Horton, J., Clance, P., Sterk-Elifson, C., & Emshoff, J. (1995). Touch in psychotherapy: A survey of patients’ experiences. Psychotherapy, 32, 443-457. Hunter, M., & Struve J. (1998). The ethical use of touch in psychotherapy. California: Sage Publications. Hyde, J. S., & DeLamater, J. D. (2006). Understanding human sexuality. Boston: McGraw-Hill. Jones, S. (1999). Therapists attitudes toward use or nonuse of touch in a psychotherapeutic setting. Obtenido el 22 de junio, 2004, http://www.il.proquest.com/umi/ Jourard, S. M. (1966). An exploratory study of the body accessibility. British Journal of Social and Clinical Psychology, 5, 221-231. Kardener, S., Fuller, M., Mehsh, I. (1973). A survey of physicians attitudes and practices regarding erotic and nonerotic contact with patients. American Journal of Psychiatry, 130, 1077-1081. Kertay L. & Reviere S. L. (1998). Touch in contex. En E.W., Smith, P.R., Clance & S. Imes (eds.). Touch in psychotherapy: Theory, research and practice. New York: Guilford Press.

La Catarsis de Quirón 2006, Vol. 4 – Núm. 1, 51-82

Tacto Corporal

80

Kline, P. (2000). Handbook of psychological testing. (2nd ed) London and New York: Routledge. La Torre M.A. (2000). Touch in psychotherapy. Perspective in Psychiatric Care. 36, 105-106. Lawshe, (1975). A quantitative approach to content validity. Personnel Psychology. 28, 563-575. Lamb, D., Catanzaro, S., Moorman, A. (2004). A preliminary look at how psychologist identify, evaluate, and proceed when faced with possible multiple relationship dilemmas. Professional Psychology: Research and Practice. 35, 248-254. Mendez-Nazarrio, M. (2000). Actitudes, creencias y experiencias de los psicólogos/as/as en Puerto Rico sobre el trastorno de identidad disociativa. Disertación doctoral. Universidad Carlos Albizu, Recinto de San Juan, Puerto Rico. Milakovich, J. (1998). Diferrence between therapist who touch and those who do not. In E.W. Smith, P.R. Clance & S. Imes (Eds.). Touch in psychotherapy: Theory, research and practice. New York: Guilford Press. Mintz. E. (1969). On the rational of touch in psychotherapy. Psychotherapy: Theory, Research and Practice, 6, 232-234. Older, J. (1982). Touching is healing. New York: Stein & day. Pinson, B. (2002). Touch in therapy: An effort to make the unknown Known. Journal of Contemporary Psychotherapy, 32, 179-184. Pope, K.S., Tabachnick, B., & Keith-Spiegel, P. (1987). The beliefs and behaviors of psychologist as therapist. American Psychologist, 42, 1003-1006. Smith, E. (1985). The body in psychotherapy. Jefferson, NC: McFarland. Smith, E. (1998). The traditions of touch in psychotherapy. In E.W., Smith, P.R., Clance & S. Imes (eds.). Touch in psychotherapy: Theory, research and practice. New York: Guilford Press.

La Catarsis de Quirón 2006, Vol. 4 – Núm. 1, 51-82

Tacto Corporal

Smith, E., Clance, R. R., & Imes, S. (1998). Touch in psychotherapy: Theory, research and practice. New York: Guilford. Stenzel, C., Rupert, P. (2004). Psychologist use of touch in individual psychotherapy. Psychotherapy: Theory, Research and practice. 41, 332-345. Strozier, A.L., Krizek, C., & Sale, K. (2003). Touch its use in psychotherapy. Journal of social work practice. 17, 49-62. Syme, G. (2003). Dual relationships in counseling & psychotherapy. London: Sage. Tirnauer, L., Smith, E., & Foster, P. (1996). The American Academy of Psychotherapist Research Committee Survey of members. Voices, 32(2), 87-94. Wheaton, J., & Borgen, F. (1981). Effects of interpersonal touch on client perceptions of the counseling relationship. Unpublished manuscript, Iowa State University. Willison, B.G., & Masson, R.L. (1986). The role of touch in therapy: An adjunt to communication. Journal of Counseling and Development, 64, 497-500.

81