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ARTE, VIGILANCIA Y CASTIGO

Foto Gimnasio Campestre

Investigación y Ciencia del Gimnasio Campestre

ARTÍCULO

oRIGINAL

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EMBOZALADOS

Daniel Segura Profesor de Arte, Gimnasio Campestre [email protected] Recibido: 30 de septiembre Aprobado: 30 de octubre

RESUMEN

SUMMARY

El perro embozalado como elemento simbólico que remite a una pluralidad de sentidos, es el foco de la mirada en este trabajo. El bozal como elemento contundente convierte al perro tanto en víctima como en victimario, dando a entender su condición paradójica tanto de compañero fiel como de elemento de disuasión.

The focus of this work is the muzzled dog as a symbolic element that refers to a plurality of meanings. The muzzle is seen as the blunt element that turns the dog into both victim and perpetrator, suggesting its paradoxical condition as a faithful companion and as an element of deterrence. This image has a latent tension, a contained threat.

Existe en esta imagen una tensión latente, una amenaza contenida. El mundo contemporáneo tras ataques terroristas, ha creado un andamiaje de seguridad que responde a una paranoia colectiva, llegando a hablar de la pérdida de la vida privada. En este trabajo se usan las imágenes de la muralla, el torreón y el panóptico, como elementos ilustrativos de la arquitectura de la vigilancia, llegando a una propuesta visual que trabaja varias voces.

Contemporary societies have responded to terrorist attacks by creating security scaffolding that responds to a collective paranoia, and which goes to the extent of considering the loss of privacy acceptable. In this work the image of the wall, the tower and the panoptic are used to illustrate the surveillance architecture, reaching a visual proposal that uses several different voices.

Palabras clave: Bozal, perro, arte, amenaza, seguridad.

Key words: Muzzle, dog, art, threat, security.

El Astrolabio

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Figura 1. Serie 2 de Dibujos Embozalados (1) Año: 2009 Dimensiones: 21.5 x 28.4 cms Técnica: Grafito sobre papel.

Figura 2. Serie 2 de Dibujos Embozalados (2) Año: 2009 Dimensiones: 21.5 x 28.4 cms Técnica: Grafito sobre papel.

INTRODUCCIÓN

El perro tiene intrínsecamente una condición paradójica: es al mismo tiempo un compañero fiel del hombre, en situaciones domésticas, pero a la vez sirve como un elemento de disuasión de aquellos ajenos a él. El perro crea un sistema de territorialidad.

Como animal, el perro es por naturaleza inocente, característica que lo diferencia del hombre. Los sentimientos de protección que en general producen la inocencia del perro son bruscamente interrumpidos cuando nos encontramos con un elemento tan contundente como el bozal. Pero también, como animal, hay en él unas pulsiones del instinto que ocultan una amenaza. Manipulado por el amo, el perro puede convertirse en victimario: dentro del plan de vigilancia oficial cumpliría con una misión, bien de disuasión, bien de castigo. Utilizado de esta manera (es decir como prolongación del poder de coacción del vigilante) el perro puede ser objeto de representación con gran riqueza visual y de significados. Por ejemplo, el perro es en este caso posible victimario pero también victima. El perro, en este trabajo, será considerado en su doble naturaleza: la que permite ser representada en su contundencia física y la que nos remite al símbolo, con su pluralidad de sentidos.

No deja de ser impactante – aunque la costumbre nos haya llevado a verlo como natural- que las condiciones agresivas del perro, que le permiten no sólo defenderse sino atacar, hayan sido puestas al servicio del hombre con grave riesgo para el animal, en operaciones difíciles como misiones antiexplosivos, antidrogas, etc. La vida laboral del perro guardián en nuestro contexto local explota de manera agresiva los límites del animal, ya que este es expuesto continuamente a la contaminación de los carros que tiene que investigar. Además, sus horarios de trabajo tiene horas extendidas, minimizándolo tanto física como emocionalmente. La raza Rottweiler, protagonista de la vigilancia, adquiere su nombre a partir de la Investigación y Ciencia del Gimnasio Campestre

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ciudad antigua de Rottweil. El “perro de carnicero de Rottweil”, era criado por ellos por su rendimiento y utilidad, ya que servían al mismo tiempo como animales de carga. Fue en 1910 cuando se institucionalizó que esta raza era muy apta para el servicio policial, ya que su fuerza y vigor, junto con su nobleza creaban una compañía ideal para el trabajo y la protección. Hasta los años treinta la raza Rottweiler era desconocida por fuera de Alemania y es sólo hasta los años setenta que se exporta a los países anglosajones dónde comienza a esparcirse la raza. Se piensa que sus ancestros son los molosos romanos, aquellos que guiaban y cuidaban el rebaño que llevaban los ejércitos, por lo que siempre ha sido un animal domesticado, pero con gran fiereza y poder.

MATERIALES

Y MÉTODO

En esta investigación se utilizaron en momentos diferentes la fotografía, el dibujo, la pintura y el video, como técnicas necesarias del proceso de creación. Encontramos que las expresiones artísticas contemporáneas involucran en su quehacer una variedad muy amplia de materiales. Hallamos en muchos artistas una continuación de técnicas tradicionales, tales como la pintura o la escultura en bronce, pero la incursión en nuevas expresiones matericas ha dominado los espacios de muestras artísticas. En el proyecto Embozalados el tema es el que ha tomado las riendas y dirigido la experimentación técnica, por lo que se encuentran una fusión de materiales que buscan sugerir y mostrar los conceptos tratados aquí.

El Astrolabio

La primera aproximación a la imagen del perro es física, donde la observación directa sugiere diferentes maneras de poder “atrapar” aquel animal cargado de amenaza contenida. Esta primera “captura”, a manera de bocetos, se trabajó a partir de la fotografía, técnica que da la posibilidad de captar instantes y congelar la acción, permitiendo ser examinada y transmitida de manera constante en el tiempo. Lo que es fracción de segundos pasa a ser un momento de reflexión. La pintura y el dibujo son procesos de tiempos distintos a la fotografía. La pintura, al óleo en este caso, tiene un proceso de secado lento, dónde la aplicación de capas, necesaria para lograr ciertos efectos, toma un tiempo largo y dispendioso, por lo que permite una reflexión tanto sobre la materia como sobre aquello que se está mostrando. Además la pintura permite una incursión sobre la realidad, una posición por parte del artista ante esta, logrando en el trabajo de Embozalados, cierto nivel de expresividad, de fiereza, que liga al tema con su representación. El dibujo, un poco más directo que la pintura, no da espacio para el error. Su línea, propuesta sensible que difícilmente esconde huella alguna, deja ver el trazo de la mano sobre el papel. El acto del dibujo se convierte en un acto de reflexión; como lo expresa el artista William Kentridge (2003): “(…) So drawing is a testing of ideas; a slow motion version of thought. It does not arrive instantly like a photograph. The uncertain and imprecise way of constructing a drawing is sometimes a model of how to construct meaning. What ends in clarity does not begin that way.” (Kentridge, 2003, p. 8)

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El video, como último recurso, se mezcla con la idea de dibujo, al ser proyectado sobre un libro y trabajar en una gama de grises que aluden a este. Su característica intrínseca de tiempo permite un dibujo en acción, que habla más cercanamente a los hábitos y movimientos del perro como figura central.

RESULTADOS

Figura 3. Embozalados 4 Año: 2008 Dimensiones: 142 x 94.5 cms Técnica: Óleo sobre lienzo

Sin Titulo A veces, me despierta su respiración jadeante. ¿O es acaso mi propia respiración? No abro los ojos, no extiendo mi mano, sé, simplemente, que es él, otra vez. Hay un olor a crudo en mis mañanas y estoy seguro de que procede de sus entrañas. Noble animal del miedo. El querido perro mío que me lame los ojos con su lengua pastosa, que me echa encima su vaho caliente. Años y años de empecinamiento me han permitido convertirlo en un aliado. A veces me mira a los ojos, y noto que su mirada es triste, solidaria. Busco palabras para darle las gracias, para decirle que es mío a pesar de sus colmillos de bestia, de sus garras que a veces me oprimen en un juego de

muerte. Pero se me dificultan las palabras. Balbuceo entonces en su oreja, lo arrullo. Logro, por días, por meses, que se duerma. A veces soy yo el que cae en un largo sueño en donde él no existe. En ese sueño, que para otros es vigilia, yo trabajo, o hago que trabajo, y camino por calles en donde yo me multiplico en miles de rostros que, por fortuna, me ignoran. Me gusta husmear, acercarme a las puertas, a las ventanas, abrir mis fosas nasales a los olores amables de las cocinas. Y cuando creo que ese andar apacible es ya definitivamente mi vida, siento un calor inmenso en el pecho, un peso tan grande como el mundo, y el latido de un corazón que duplica mis propios latidos. Sé que es él, que ha venido a dormir encima de mi cuerpo y a recordarme esa otra forma que tengo de estar vivo. Sé lo que es mirar el miedo directamente a los ojos. Son apacibles, y tan transparentes que me puedo ver en ellos. La vigilancia, lo público y lo privado. El miedo y la paranoia colectiva en relación con posibles ataques terroristas, como los del 11 de septiembre de 2001, se constituye en uno de los signos bajo los que se ha movido la cultura occidental desde la segunda mitad del siglo XX. Sin embargo algunos pensadores han demostrado que tales miedos están sostenidos tanto por amenazas reales como por estrategias políticas de algunos gobiernos con el fin de aprovechar el pánico generalizado. Chomsky, en Ambiciones Imperiales. El mundo después del 11-S opina que existe una “doctrina nueva” por medio de la cual se asusta a la gente con “una serie de fabulosas amenazas” frente a las cuales se requiere poner en uso la defensa militar como único recurso. En razón de tal paranoia, existe un blindaje del que terminamos siendo víctimas: en

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el afán de defensa un costoso aparato de vigilancia se despliega en calles, centros comerciales, bancos, entidades oficiales y aeropuertos, entre otros lugares. Pero esta vigilancia llega más lejos, hasta puntos insospechados. Cualquier ciudadano puede estar siendo investigado a través de los más diversos medios: interceptaciones telefónicas, intromisión virtual, revisión de sus cuentas bancarias. Y así, como ha dicho J.M. Coetzee, “la vida privada es, a efectos prácticos, cosa del pasado”.

En Colombia, por la situación específica de violencia que el país atraviesa desde hace décadas, y por las manifestaciones terroristas muy concretas que el Estado y los ciudadanos han debido afrontar, vivimos una situación semejante. Todos somos en potencia sospechosos. Cámaras escondidas o visibles nos vigilan mientras los guardas nos requisan a la entrada de cualquier sitio público, incluidos espacios tradicionalmente libres de tales procedimientos.

El resultado de este exceso de seguridad, es la pérdida de la confianza en el otro. “La confianza está en un aprieto desde el momento en que nos damos cuenta de que el mal puede ocultarse en cualquier parte, de que no destaca de la masa ni lleva marcas distintivas o carné de identidad y de que cualquiera puede estar actualmente trabajando a su servicio, o ejerciendo de reservista suyo en excedencia o aguardando su turno como recluta potencial para su causa” (Barman, 2007, p. 93.) Figura 5. Serie 2 de Dibujos Embozalados (4) Año: 2009 Dimensiones: 21.5 x 28.4 cms Técnica: Lápiz de color sobre papel.

Perro

Figura 4. Serie 2 de Dibujos Embozalados (3) Año: 2009 Dimensiones: 21.5 x 28.4 cms Técnica: Grafito sobre papel.

El Astrolabio

El salto es repentino, feroz. El animal se estira, elástico, de modo que su sombra también se alarga sobre el pavimento, en el que también se dibuja la silueta negra del hombre que retrocede, repentinamente asustado antes de recuperar el control. Puedo ver cómo se recogen sus músculos, debajo de los cuales imagino la roja carne casi desprovista de grasa y los huesos, cortos y poderosos, la columna vertebral. Así, roja y sangrante, sería la herida de su víctima si lograra enterrar en ella sus dientes. Pero esto no sucederá, porque la bestia ha sido embozalada. Detallo el objeto que oculta su trompa: es rústico, áspero, elemental, como su dueño. Detrás imagino la

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lengua, vibrante, los colmillos. Sobre el pelo corto del animal, de un negro profundo, los rayos del sol del mediodía crean reflejos resplandecientes, que incitan a la caricia. En parte, por la textura, suave y fuerte a la vez. Y en parte porque en la fiera, más allá de los ojos amenazantes, hay también algo domado, doméstico, familiar, algo que tiene que ver con su nombre, que lo hace único, singular y que permite que responda, ya algo sereno, al llamado del guardián que es también su protector, su cuidador. Incluso se diría que algo de humano hay en esa mirada que ahora me lanza y que yo capto con mi lente, y que desde la imagen pareciera que me habla, que me comunica algo que no sé comprender. Y en esos ruidos, tan diversos, en el rechinar de la trompa amordazada, en los que hay protesta, amenaza, lamento.

ARQUITECTURA

DE LA VIGILANCIA

La fortaleza, la muralla, el torreón Resulta interesante ver que tan pronto aparece la ciudad, con sus características de conglomerado de gentes de diversa condición, se hace necesaria la defensa y la vigilancia. Es decir, existe el presupuesto de que hay un enemigo. La muralla, la barrera por excelencia frente al peligro, existe ya en las ciudades antiguas. Más tarde, cuando en la época carolingia, antes de la decadencia del Imperio Romano, aparece la cité, -una forma inicial de la ciudad que en realidad hace referencia a “la ciudad episcopal”- también el concepto de vigilancia está ligado a ella. Se trataba de ciudades en las que residían el obispo y el clero, maestros y estudiantes de las escuelas eclesiásticas, y artesanos y servidores de esa comunidad. Lo que nos interesa aquí, sin embargo, es

que ya su arquitectura incluye, como elemento constitutivo fundamental, las murallas y el torreón que la protegen de las invasiones bárbaras o de cualquier otro peligro, como la ambición de los príncipes vecinos. Se trataba de espacios muy reducidos, casi siempre rectangulares, rodeados de murallas flanqueadas por torres. La cité da paso al burgo, la ciudad de la Alta Edad Media, muy similar a la anterior pero que incluye guarniciones de caballeros que tienen en ella su residencia fija. Aunque no quedan vestigios de tales burgos, hay fuentes que nos permiten saber que eran recintos amurallados, tan pequeños como las cités, pero de forma circular y rodeados por un foso. En la mitad de ellos se alzaba la poderosa torre, que era el último reducto en caso de ataque, su lugar menos vulnerable. Desde lo alto del torreón los vigilantes oteaban permanentemente los alrededores a la espera del enemigo. Existía también ya, desde el siglo III, la muralla china, cuyo carácter monumental y su ambición – pretendía proteger el inmenso país de las invasiones- la convirtió en un hito universal del aparato defensivo, y en una empresa de proporciones absurdas. La arquitectura defensiva de las primeras ciudades contempla, pues, la barrera (muralla, foso) como la torre desde cuya altura se tiene una vista panorámica. Las murallas, aparentemente sencillas, se llenan de sofisticaciones arquitectónicas y de ingeniería a la hora de hacerlas invulnerables. Ellas esconden, protegen, pero también permiten ver sin ser visto. Sólo el que puede ver sin que lo vean tiene condición de vigilante. El que vigila es ante todo un gran ojo, y mientras más alto esté – por eso las fortalezas están construidas en lo alto de las colinas- más garantías tiene de cumplir cabalmente con su tarea. Investigación y Ciencia del Gimnasio Campestre

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EL

PANÓPTICO “La visibilidad es una trampa” Vigilar y Castigar, nacimiento de la prisión. Michel Foucault.

Bentham, nos explica Foucault (2005), creó el panóptico como un sistema arquitectónico donde se expresa un sistema de orden y disciplina. En el centro una torre, en la periferia una construcción en forma de anillo. Basta poner a un vigilante en la torre central y encerrar en cada celda a un loco o delincuente para que estos últimos puedan ser observados constantemente.

Figura 6. Serie 2 de Dibujos Embozalados (5) Año: 2009 Dimensiones: 21.5 x 28.4 cms Técnica: Lápiz de color sobre papel.

Figura 8. Serie 2 de Dibujos Embozalados (7) Año: 2009 Dimensiones: 21.5 x 28.4 cms Técnica: Grafito sobre papel.

El Astrolabio

El sistema organizativo de este espacio de castigo no permite a los reos tener contacto entre si, y cada uno es visto pero le es imposible ver. “De ahí el efecto mayor del Panóptico: inducir en el detenido un estado consciente y permanente de visibilidad que garantiza el funcionamiento automático del poder.” (Foucault, 2005, p. 204). Para el reo él siempre va a estar siendo observado, así esta no sea la realidad, pero jamás será posible para este verificar si en realidad está siendo observado. Bentham no sólo esta creando una estructura arquitectónica, sino que junto a un sistema

Figura 7. Serie 2 de Dibujos Embozalados (6) Año: 2009 Dimensiones: 21.5 x 28.4 cms Técnica: Grafito y lápiz de color sobre papel.

Figura 9. Serie 2 de Dibujos Embozalados (8) Año: 2009 Dimensiones: 21.5 x 28.4 cms Técnica: Grafito sobre papel.

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práctico de castigo está proponiendo una organización social donde todo pueda ser visible y legible en cada una de sus partes, donde no existan zonas oscuras o de desorden. Es, entonces, la mirada la herramienta clave para la dominación y el poder. El mantener a una sociedad bajo control no necesita de grandes despliegues de fuerza, ni de violencia física. Simplemente con la mirada, con el peso de la mirada inquisidora se logra que cada individuo interiorice la vigilancia y la use en su contra.

CONCLUSIÓN El perro es la cara más brutal de la vigilancia privada y pública. Al ser el perro un arma viva, nos remite a lo más descarnado de la seguridad. El bozal del perro es amenaza contenida.

BIBLIOGRAFÍA Aristizábal Gáfaro, Jorge. (Diciembre 2003 – Abril 2004) Los otros lugares y la paranoia. Revista “Pre-til4”, Otros lugares en la Ciudad.. Universidad Piloto de Colombia. 48 – 53. Augé, Marc. (1998.) Los no lugares – Espacios del anonimato. Una antropología de la sobremodernidad. Barcelona. Editorial Gedisa. Bauman, Zygmunt. (2007) Miedo Líquido, La sociedad contemporánea y sus temores. Barcelona. Editorial Paidós. Coetzee. J.M. (2007) Diario de un mal año. Barcelona. Editorial Mondadori. Chomsky, Noam. (2006.) Ambiciones Imperiales. El mundo después del 11-S. En una serie de entrevistas inéditas con David Barsamian. México D.F. Ediciones Península. Foster, Hal. (1996.) The return of the real. Cambridge, Massachusetts. The MIT Press. Foucault, Michel. (2005) Vigilar y Castigar, nacimiento de la prisión. México D.F. siglo veintiuno editors. Kuspit, Donald. (1985.) Leon Golub, Existential/ Activist Painter. New Brunswick, New Jersey. Rutgers University Press. Thomas Y. Levin, Ursula Frohne, and Peter Weibel. (2002.) CTRL SPACE, Rhetorics of Surveillance from Bentham to Big Brother. ZKM, Center for Art and Media Karlsruhe, Germany. Various authors. (2003.) William Kentridge. New York. Phaidon.

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