ANSIEDAD ESENCIA Y PRESENCIA Ideas para su solución

Agustín Arroyo García-Cervigón

ÍNDICE

0. Contexto y Epistemología 1. Concepto de ansiedad. Vivencias de los ansiosos. 2. Presencia de la ansiedad. 3. De la prevención al pánico. 4. Algunos aspectos básicos y fundamentales de mi concepto de ansiedad. 5. Ansiedad y adolescencia. 6. Ansiedad y educación. 7. Ansiedad y medios de comunicación. 8. Ansiedad y Política. (Algo sobre el Poder, las Ideologías y las Utopías). 9. Ansiedad y pensamiento lógico. 10. Ansiedad y Trabajo. 11. Ansiedad y Medicina. 12. Ansiedad e Informática 13. Ansiedad y El Saber Popular (incluye comentario sobre el refranero). 14. El negocio de la ansiedad. 15. Tratamiento de los ataques de pánico con o sin agorafobia. 16. Conceptos para el apéndice.

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PRÓLOGO

El sentido que se puede sentir no es sentido eterno. La palabra que se puede decir no es palabra eterna. Lao Tsé (Tao te King)

Este, no es un libro de autoayuda,¡es un libro que ayuda! Tampoco es un libro científico, le faltarán muchas citas y los argumentos de autoridad. Este libro lo escribo para que pueda ayudar con su lectura a las personas ansiosas, a los no ansiosos, a las familias de los ansiosos y tal vez a los médicos no psiquiatras, que si utilizan lo que aquí se dice unido a la medicación adecuada, cuando esta sea conveniente, los resultados serán más rápidos, más eficaces, y los logros muy superiores que con la aplicación del medicamento únicamente. Si algún psiquiatra llegara a leerlo espero que aunque le parezca sencillo, y en gran parte obvio, no encuentre en él muchas contradicciones con su práctica diaria. Por dedicarme a la psiquiatría y por tener un formación básicamente “cientificista”, siempre me había negado a escribir nada que no fuera excesivamente serio, por eso este libro no nació antes; pero se han conjugado muchas cosas para que tenga que ser escrito ahora: primero y fundamentalmente los pacientes, que me han ido enseñando lo mucho que sufren y lo fácilmente que se les puede ayudar; también me han decidido las estadísticas que citan a los trastornos por ansiedad como una de las causas que más daño hace al hombre, y por fin el ordenador que tan cómodamente permite corregir. Todo ello y algunas cosas más que ahora no recuerdo, han hecho que empiece a recoger estas reflexiones sobre la ansiedad. Creo que ya en la primera página se debe desvelar el secreto, si realmente es tan importante la materia. Para mi la esencia de la ansiedad está en “la necesidad de pedir a las situaciones más seguridad de la que la situación nos puede ofrecer”. Por mi oficio me veo obligado a recoger estadísticas, cuadros clínicos, etc., todo aquello que viene en los libros, pero dado que quiero que este “tratadito” sea de divulgación, todo aquello, que por científico me vería obligado a citar, aquí lo voy a limitar, recomendando otros manuales muy conocidos por los expertos, y parte de ello irá recogido en los apéndices, que aún se pueden ampliar más con la bibliografía citada al final. Los apéndices que se refieren a la clínica y estadísticas no es necesario que los lean más que los verdaderamente estudiosos y serios. Los que únicamente estén Ansiedad. Esencia y presencia Agustín Arroyo García-Cervigón

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interesados en la esencia pueden saltárselos tranquilamente, pues creo de todo corazón que la mayoría de lo que hay escrito, más que aclarar, confunde a los verdaderos protagonistas de estas páginas y la confusión es una de las principales sensaciones que generan y mantienen la ansiedad. Los apéndices están copiados íntegramente de otros manuales, y yo únicamente soy responsable de la selección, espero que no sea muy original, evitando así las críticas desde el principio. En el resto de los capítulos por el contrario sí espero ser bastante original y si alguien se considera muy copiado, se deberá a mi ignorancia más que a mi intención, lo que por otra parte ya se que no es excusa suficiente. Todo lo que en adelante se puede leer e imaginar qué duda cabe que en gran parte es mi conclusión de miles de entrevistas y de algunas menos lecturas, el abordaje sí es personal, y los resultados de su aplicación espectaculares, aunque como más de una vez se repite a lo largo de todo el texto, no creo que sea fácil su auto aplicación, pero si se hace una aplicación frecuente de las ideas que van apareciendo espero que al menos se puedan evitar muchos de los efectos perniciosos de algunos tratamientos, de enseñanzas generalizadas y del sentido común. Me parece que todo lo que va a seguir es exageradamente sencillo y simple, por ello rogaría que no se lea para aprender sino para actuar, y pido perdón a los amigos de lo oculto por no poder saciar una vez más su necesidad de métodos complicados, sin embargo espero saciar con creces a los necesitados de complejidad y hasta aspiro que lo que sigue pueda ser fuente de inspiración a algún ingenioso para nuevas soluciones a otros trastornos. Finalmente espero que después de leído el libro al menos quede clara una idea con mayúsculas, que es un principio de mi epistemología: las leyes que rigen la biología no están sujetas a la relación causa efecto, sino a las que rigen y permiten los sistemas complejos, y para cambiar un sistema complejo no es necesario cambiar la causa que no existe, o es imposible de descubrir, pero sí se pueden cambiar si cambiamos alguno de sus componentes elementales, con frecuencia algún elemento estructural. Espero que los no iniciados no dejen aquí su aventura por este libro, todo debe quedar suficientemente claro o habré fracasado rotundamente.

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CAPITULO CERO

CONTEXTO Y EPISTEMOLOGIA ¿Cuál es tu fin en la filosofía? Mostrar a la mosca la salida del cazamoscas. Wittgenstein (Philosophie I ,309)

Durante toda esta exposición me estaré moviendo a varios niveles, y aunque ya he resaltado y resaltaré que a la biología no se le puede aplicar el paradigma mecanicista de acusa efecto y sí se le puede aplicar las ideas que existen sobre las teorías de los sistemas complejos, ahora quiero destacar que hay una coherencia cuando vemos las expresiones de un mismo sistema a distintos niveles. Bateson me enseñó que todo mensaje remite a otro mensaje de un orden superior que es el contexto. Por ello he sentido la necesidad de elaborar este primer capitulo cero, que es anterior y fundamento del desarrollo que voy a hacer sobre mi concepto de ansiedad. Jesús Ibáñez en sus trabajos sobre las perspectivas de investigación social, nos señala tres perspectivas o niveles, la epistemológica, la estructural y la distributiva y cómo cada una de ellas se corresponde con un nivel distinto de estudio de la realidad a estudiar y cómo hay una coherencia entre los distintos niveles. El distributivo se ocupa del estudio de los elementos que componen el sistema y se corresponde con el concepto de técnicas que se aplican a determinados objetos de estudio, sería lo que se hace o se puede hacer para resolver un problema, es el conjunto de tareas, conjunto de consejos que los pacientes piden o los médicos recomendamos. A este nivel no se plantean teorías explicativas sino soluciones, no nos dice casi nada del problema en sí por lo que su extrapolación a otros problemas aparentemente semejantes es sumamente arriesgado ya que no explican ninguno de los pasos previos que el experto ha tenido en cuenta para diseñar las distintas tareas y el no experto puede pasar por alto detalles fundamentales. Si en vez de un problema biológico tuviéramos un problema mecánico podríamos decir que aplicando la técnica correctamente seríamos infalibles. Las variaciones a este nivel en un sistema biológico pueden ser casi infinitas y por ello la seguridad de encontrar la solución simplemente Ansiedad. Esencia y presencia Agustín Arroyo García-Cervigón

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aplicando cada una de las soluciones al uso, es más bien escasa. En la práctica trabajar a este nivel únicamente es una buena fórmula para inutilizar una buena técnica pues pequeñas variaciones en su aplicación pueden tener grandes diferencias en sus consecuencias. Con el simple hecho de cumplir una tarea, de aplicar una técnica se suele producir pocos cambios, podíamos casi decir que el sujeto sufriente se convierte en un sujeto pasivo para resolver el problema. El nivel superior al distributivo es el nivel estructural, es el nivel que nos habla de las relaciones entre los distintos elementos del sistema y se corresponde con la teoría, que no es más que una explicación de como funciona el sistema, sabemos que puede haber distintas teorías para explicar un mismo problema y según la teoría que utilicemos en su explicación tendremos que utilizar alguna de las técnicas coherentes con dicha teoría. Es importante destacar que para una misma teoría puede haber múltiples técnicas y esto en los problemas mentales es fundamental tenerlo en cuenta ya que su desconocimiento es la razón por la que se piensa que algún profesional debe estar equivocado cuando distintos expertos aplican distintas técnicas (consejos, medicamentos, tareas, etc.). Si ambos profesionales pudieran comentar este hecho entre sí, si ambos compartieran la misma teoría, estarían de acuerdo. Un ejemplo de este nivel es como funciona la retórica del ansioso que veremos más adelante. El último nivel es el corresponde a la perspectiva epistemológica, se refiere a como funciona el sistema en su conjunto, y en relación con otros sistemas relacionados, engloba las distintas dialécticas que se pueden dar en los distintos niveles del sistema. Todo sistema, célula, organismo, comunidad, etc., puede ser estudiado desde cada una de estas perspectivas, por tanto se pueden obtener distintos resultados al estudiar distintos sistemas, pero también al estudiar un mismo sistema desde distintos niveles. Entiendo por epistemología la forma en uno se acerca a la vida, es decir como conoce lo que conoce, y además cómo se cuenta lo que conoce, con ello elabora sus teorías y las va defendiendo, y como consecuencia de lo anterior actúa y al actuar conoce y vuelta a empezar nuestro estar y vivir en el mundo, teniendo en cuenta que en general la epistemología es autovalidante. Bateson nos recuerda frecuentemente que todos tenemos nuestra propia epistemología, aunque comúnmente, la ignoramos e incluso ignoramos que la tenemos. Por creer que esta idea es fundamental es por lo que he buscado en mí y en mis pacientes ansiosos cual es nuestra epistemología existente aunque habitualmente ignorada, y desde esta premisa ha ido saliendo todo lo que sigue. Quiero con un ejemplo sencillo y aplicándolo a la ansiedad reforzar todo lo que he querido decir hasta ahora.

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Si consideramos los síntomas como los elementos del nivel distributivo, bastaría con aplicar una técnica concreta para disminuir o quitar la ansiedad, podemos administrar una pastilla como cuando se hace un tratamiento sintomático o prescribir una tarea en un tratamiento conductista por ejemplo. ¿Con ambos remedios pueden llegar a desaparecer los síntomas y por tanto la enfermedad? Sí, o al menos el padecimiento. A nivel estructural podríamos considerar cómo usa la retórica el ansioso. Sabemos que la retórica es la ciencia de convencer, de persuadir. Veamos, el ansioso se convence usando la retórica para buscar una explicación que por ello no suele encontrar. Busca donde no está el problema. El ansioso intenta demostrarse que su sensación es adecuada: si tiene síntomas tiene que ser por algo, ya que todo tiene un por qué; si queremos intervenir a este nivel hagámosle ver que está utilizando la retórica y cómo la está utilizando y aunque con frecuencia no desaparezcan en seguida los síntomas -expresión de la ansiedad- al menos podemos conseguir que no vea la clínica como una consecuencia adecuada y tal vez con el tiempo le sea difícil estar ansioso y no le sea fácil hacer y buscar aquello que lo fija en la ansiedad. Todo esto lo explicaré más adelante. Sobre el nivel epistemológico es sobre el que versa gran parte del libro por tanto tenga paciencia y léase al menos parte de los capítulos que vienen a continuación. Mi epistemología, que a mi me gusta suponer que se encuadra dentro de un constructivismo más o menos práctico, me ha valido para no aceptar todos los descubrimientos como verdades eternas y por eso desde muy pronto en mi práctica diaria empecé a sentir desdén por las técnicas y un gran atractivo por el escuchar e imaginar y aprendí qué es la empatía, y cómo ser empático y sentirme libre para no creer y por tanto no hacer aquello que algunos llaman ser ortodoxo. También me llevó a leer epistemología, filosofía, sociología, a no aceptar las explicaciones pseudológicas, y con ello descubrí la Retórica y como muchas teorías no eran más que lo que Bateson llama principios dormitivos, que para entendernos serían explicaciones que cuentan pero no explican , y que posiblemente no explican porque el objeto a explicar no es explicable al nivel que se quiere explicar, pero como por arte de magia a pesar de no explicar sí que tranquilizan mucho, y cosa curiosa tranquilizan más al que lo dice que al que lo escucha, y como consecuencia lógica de todo principio dormitivo si al que se lo cuentan no lo tranquiliza será porque no lo ha entendido. El remedio es sencillo, repetirlo o relatarle un nuevo principio dormitivo, y así mientras uno tenga imaginación. Con el tiempo si no satisface por lo menos aburre y ya sabemos lo incompatible que es el aburrimiento con el deseo de saber y con la ansiedad. (Bateson copia el concepto de principio dormitivo de una obra de Molière en la que un médico que está siendo examinado refiere en un latín abigarrado que la adormidera produce sueño por tener un principio dormitivo, todos se quedan tan satisfechos con la explicación). Hace tiempo descubrí el efecto tan rotundo de los refranes, que como sabemos y tendré oportunidad de explicar más adelante, son elementos básicos en la retórica al ser elementos de autoridad. Y con los refranes descubrí los contrarios y los complementarios, aquellos que contradicen lo que dice el anterior (por ejemplo " de más vale prevenir..... etc." " cada cosa a su tiempo") y con esto hallé que para que Ansiedad. Esencia y presencia Agustín Arroyo García-Cervigón

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una intervención sea efectiva sería conveniente que se produzca al mismo nivel y de ser posible utilizar un argumento que sin contradecir al que básicamente empleamos, lo amplíe y modifique. De los contructivistas en general y de Maturana en particular aprendí el concepto de estructura biológica y autopoiesis entre otros. Por la estructura (aquí el término no tiene el mismo significado que le atribuye J. Ibáñez) entiendo aquella parte del sistema que permite, pero no obliga. La estructura es aquello que puede cambiar manteniéndose el sistema, es decir si cambiamos la estructura cambiaremos las posibilidades del sistema. Si cambiamos estructura por “estructura mental” también podríamos decir que a una persona con una estructura determinada (por ejemplo ansiosa) le va a estar permitido tener relaciones ansiosas, aunque no le obliga a ser ansiosa, y por ello no siempre es ansiosa. De este concepto intuyo que si alguien hace un cambio conveniente en su epistemología, las conductas ansiosas van a estar dificultadas, e incluso podrían no estar permitidas. Creo que ésta es una de las partes más importantes de mi epistemología, supone el cambio de una epistemología causal a una epistemología cibernética. Se usa el término de cibernética no por referirnos a algo relacionado con la informática, se refiere a sistemas regulados, autorregulados, en general aplicados a sistemas complejos, en general no mecánicos. De las cualidades de los sistemas complejos, y las personas somos sistemas complejos, se deriva el concepto antes señalado: “la biología permite, pero no obliga”, sin embargo las personas ansiosas buscan relaciones de necesidad, relaciones causales, y ambas cualidades sólo se dan en los sistemas mecánicos que se rigen por las reglas de la física. Cuando alguien al estudiar o relacionarse con un sistema complejo le pide las anteriores cualidades, toma conciencia de esa ausencia de necesidad-seguridad y como ignora que esa ausencia no es por ser una cualidad de ese sistema concreto, sino de todos los sistemas complejos en general, fantasea, exige esa necesidad-seguridad, surgiendo en él la ansiedad por esa creencia y exigencia. No se resigna a aceptar las cualidades del mundo biológico que es y en el que está inmerso. Cuando un paciente, más si es un ansioso, va al médico lo que pide (exige) es que lo provea de un cambio que impida la ansiedad, o lo que es lo mismo que de allí en adelante una determinada alternativa (la ansiosa) sea imposible; lo que está pidiendo es que lo dote de una determinada estructura que obligue a no tener una determinada conducta o sentimiento que a pesar de ser humana, en él sea imposible. Creo que esto significa proveer a un hombre de una estructura no humana, lo cual parece que resulta imposible, y por tanto no creo que haya ningún tratamiento que haga imposible la ansiedad, sin embargo si creo factible y deseable un cambio que haga determinada alternativa menos frecuente, casi inusual, aunque posible si la estructura del ser humano la permite, y es la estructura del paciente tratado, la que hace más difícil, más rara la alternativa ansiedad. Al ser el hombre un sistema que está en un medio, solamente son posibles los cambios que son compatibles y coherentes en la estructura de ambos sistemas, Ansiedad. Esencia y presencia Agustín Arroyo García-Cervigón

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hombre y medio, y por ello doy tanta importancia a nuestro medio, que abarcaría desde la cultura, medio del pasado que nos llega a través de las enseñanzas, los refranes, etc. como a nuestro medio en el presente, y desde esta concepción he desarrollado la idea de presencia de la ansiedad, mucho más que la "presencia" desde el punto de vista médico,(parecida sin ser equivalente a prevalencia) aunque, como no podía ser menos, también la he mencionado. En general hasta ahora, siempre que he leído sobre la ansiedad, ha sido en referencia a temas médicos, sin embargo creo que la ansiedad está presente en nuestra vida cotidiana con más frecuencia de la que la reconocemos, por ello hablo de presencia de la ansiedad refiriéndome a todas aquellas situaciones en las que la ansiedad esta presente, es activa y produce consecuencias. De los teóricos de la comunicación he aprendido gran parte de lo que empleo en toda la obra, destacando fundamentalmente a Watzlawick, del que utilizo tres conceptos básicos que por ser a la vez títulos de sus obras me limito aquí a enumerar, "la realidad inventada", , " el arte de amargarse la vida" y "lo malo de lo bueno". Creo que no debo explicar más estos conceptos para poder leer todo lo que sigue con todas sus posibilidades, ya que mis explicaciones quitarían aquellas posibilidades que el lector pueda tener y a mi no se me han ocurrido, o como suele suceder por la síntesis que supone todo lo escrito se dejan sin sugerir suficientemente. También de la escuela de Palo Alto aprendí que con mucha frecuencia en la solución está el problema y esto se da con especial frecuencia y relevancia en los problemas por ansiedad, y en esta trampa no solamente está el ansioso y su familia, sino además casi todos los expertos en salud mental y muchas de las teorías psicológicas al uso. Por experiencia he visto que casi siempre la solución intentada tanto en las terapias como por el propio paciente no podían ser útiles y por tanto conseguían lo que se proponían y todo eso me llevó a buscar otras y nuevas soluciones. También a través de Wazlawick pero de Stolzenberg he aprendido el concepto de trampa. Seria una trampa el conjunto de razonamientos, actitudes, conceptos etc., que cumplen dos requisitos, en primer lugar, alguno de ellos es demostrablemente falso, y en segundo, algunos de estos razonamientos y actitudes impiden que sea reconocida la falsedad de los mismos. De Von Foerster he aprendido muchas ideas que utilizo empleo habitualmente en la consulta, pero quiero destacar los conceptos de máquina trivial, que aquí lo empleo como aquella máquina que implica la predecibilidad, y el de máquina no trivial que aquí sería como no predecible. (Máquina trivial sería aquella que tendría las mismas respuestas a iguales preguntas, mientras que la no trivial sería la máquina que al cambiar ella misma con la experiencia podría dar respuestas distintas a las mismas preguntas pero sin poder predecir de antemano el cambio efectuado). Por su propia naturaleza los seres vivos y el hombre más que ningún otro, dada su complejidad cerebral, tendría que comportarse con frecuencia como una máquina no trivial, aunque normalmente nos comportemos como máquinas triviales, es decir predecibles. Y es por ser predecibles en esas ocasiones por lo que la comunicación resulta relativamente sencilla y rápida, pues de lo contrario si cada respuesta fuera Ansiedad. Esencia y presencia Agustín Arroyo García-Cervigón

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imprevisible la comunicación sería casi imposible. Por otra parte si nos comportáramos necesariamente siempre como máquinas triviales nuestras respuestas estarían determinadas por las preguntas que se nos hiciesen y por tanto careceríamos de libertad. Nuestra estructura es de máquina no trivial. También debo a Von Foerster las ideas, casi mandatos que él llama principio estético y principio ético, el primero dice " para ver actúa" y el segundo " actúa de manera que aumentes tus alternativas". Además de lo mucho que me identifico con ellos, en su esencia son básicamente antiansiosos, los dos nos animan a actuar, algo que el ansioso tiene mermado en gran parte, bien por miedo al riesgo de actuar, bien por temor a equivocarse, y sin equivocarme mucho en estos dos modos de no actuar incluyo, creo a casi todos los ansiosos, por supuesto también a los que no paran de actuar sin hacer nada, siendo los maestros de este arte por excelencia: los obsesivos. De Manfrida aprendí el uso y el abuso de la retórica y creo que aunque todavía está por descubrir este gran arte del convencer, a mi me es útil como un modo sencillo y práctico de acercarme al discurrir del ansioso. Morín nos enseña cómo la lógica deductivo-identaria corresponde a la mecánica y lo atómico, pero no sirve para la comprensión de lo complejo, sin embargo esta lógica es útil en la práctica y sirve para superar lo incierto y lo ambiguo. Pero separar lo cierto de lo falso y rechazar la confusión y el caos, se hace desgraciadamente a costa de no poder comprender lo complejo y lo biológico, no nos sirve para comprender aunque sirve para nuestras necesidades manipuladoras e instrumentales, con frecuencia de una manera inconsciente. Por fin de los pacientes y de la práctica aprendí casi todo lo que sé y lo que sigue, y aunque ellos no tenían la intención de enseñármelo no tuvieron más remedio que hacerlo, ya que son sumamente machacones en sus razonamientos, y aunque al principio no los entendía bien, al cabo de los años me es imposible no comprenderlos.

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CAPITULO UNO

CONCEPTO DE ANSIEDAD. VIVENCIA DE LOS ANSIOSOS. Es propio de mentes educadas conformarse con el grado de precisión que admite la naturaleza del asunto, y no pedir exactitud donde sólo es posible aproximación. (Ética a Nicómaco, Aristóteles)

Este libro lo he ido redactando siguiendo, como hilo conductor, las experiencias que se suelen dar en la relación real con el ansioso, todo el material que se presenta ha surgido de las entrevistas con pacientes, de mis relaciones con personas ansiosas no pacientes, de mis sensaciones ante situaciones ansiógenas y de como los demás y yo hemos ido resolviendo esta situaciones. Durante todo este relato hay un bamboleo de lo ansioso a lo no ansioso, de las situaciones ansiógenas a las tranquilizantes, es como una conversación entre la parte ansiosa y la tranquilizadora, pudiendo representar cada papel una misma persona, distintas personas ( por ejemplo el paciente y el psiquiatra) o distintas opiniones o situaciones, por lo que como en todo diálogo en unas partes hablará más lo ansioso, es lo que pasa en este primer capítulo, en otras hablará más lo no ansioso, pero como suele suceder en una conversación real, en todos los capítulos habrá algo de cada parte. En principio quiero ponerme en el lugar del ansioso y transmitir sus experiencias, vivencias y sensaciones, que como ya pueden imaginar no es más que aquello que escucho a través de sus palabras y sus gestos cuando cuentan lo que sienten. Quiero resaltar en primer lugar que la ansiedad es una situación de urgencia, urgencia porque se vive como dramática, porque una vez pasado el momento ya no se vive igual, ya no significa lo mismo, no porque el paciente no guarde recuerdo o no le genere malestar el recuerdo sino porque una vez pasado el periodo de máxima intensidad empieza a actuar la razón con más lucidez y ya no saben buscar ayuda como la hubieran buscado antes, y hasta creo que cuando acuden a consulta no es cuando peor están.

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Acuden cuando coincide su petición de ayuda, con el ofrecimiento de ayuda y de esto podemos sacar una primera conclusión. Si pensamos que el trastorno ansioso es susceptible de tratamiento, éste se debe ofrecer como una urgencia cuando el paciente lo demanda, por ello aquí no son útiles las lista de espera, al contrario debía haber ayuda especializada en las urgencias de los hospitales para este tipo de problemas con más razón que para otros problemas psiquiátricos más graves. Los más graves pueden esperar ya que mantienen su calidad, los ansiosos se trasforman y pasada la urgencia es más difícil que sean tratados adecuadamente, tanto por parte del experto que no lo ve claramente, como por parte del paciente que lo confunde, pierde parte de su componente mental y se hace más físico y de ahí que la demanda y el tratamiento se medicalice, pase a ser un problema médico orgánico lo que antes era un problema mental. Hay una segunda conclusión implícita: el hecho de que pasado el primer momento ya no se sienta la necesidad de ayuda no significa que en un principio no la necesitara, no significa que igual se "cura" el paciente en la lista de espera que con tratamiento, significa que se trata de un trastorno autolimitado y recidivante como ocurre con otras muchas enfermedades (piénsese en las alergias por contacto). Durante esta urgencia tanto el paciente como la familia piden soluciones urgentes, pero como suele suceder, las soluciones para una urgencia difieren o son contradictorias con las soluciones a largo plazo. Nosotros sabemos esto, el ansioso no. Por esto en este primer momento se debe aplicar a la vez que tratamiento de urgencia, por ejemplos tranquilizantes, explicar y hablar enseguida de cual es su pensamiento "normal" para poder trabajar después sobre esto. Esto lo explicare con detalle en el capitulo dedicado al tratamiento. En las entrevistas con los pacientes (seguimos en el momento de urgencia) lo que destaca es la vivencia tan intolerable que supone la angustia. Aquí se debe señalar al paciente que esa situación es limitada, no dura mucho, generalmente minutos. Como casi todos los pacientes ya lo han pasado antes, es casi imposible ver en consulta una primera crisis de angustia, los pacientes saben que siempre las crisis han acabado bien, aunque la vivencia de cada nueva crisis es terrible porque siempre creen que esa nueva crisis acabará en catástrofe. Hay que explicar que esta enfermedad nunca acaba mal porque es autolimitada, no porque el paciente, el azar, o el médico hayan hecho algo para que acabe bien y aunque esto no es fácil aceptar de entrada, el paciente suele admitirlo. Según la facilidad que demuestre para creérselo nos dará una idea de la evolución en el futuro. Cuanto más acepte nuestros conocimientos, más fácil será que cambie su epistemología. El paciente que acepta que lo que le está pasando es un trastorno autolimitado tan sólo por creérselo mejora, pero además se trata de una persona que acepta ideas distintas de las suyas, básicamente acepta la idea de que las cosas puedan cambiar sin tener que hacer nada personalmente, ya que está en el cuadro evolucionar hacía la disminución o remisión de los síntomas y además si que puede haber ideas distintas de las suyas, permite el diálogo entre ideas y como consecuencia de este diálogo

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pueden cambiarse las ideas iniciales, y este cambio es imprescindible para que algo cambie en el futuro. Al contrario, si el paciente cree que si la crisis de angustia o la ansiedad de sus obsesiones no acaban mal es por aquello que él u otros hacen antes, durante o después de la crisis, esos pacientes están impulsados a actuar o lo que es lo mismo a evitar, presentándose por esto al menos dos consecuencias: la primera es que no están dispuestos a escuchar y por tanto a cambiar , la segunda, que sufrirán las consecuencias de este actuar o evitar, lo que podríamos llamar las consecuencias secundarias de la ansiedad, a saber, la falta de productividad, aislamiento social, pérdida de oportunidades afectivas y profesionales, etc. Si estas limitaciones son intolerables serán éstas, más que la vivencia desagradable de la angustia, las que harán que el paciente o la familia busquen ayuda profesional. Pasado el primer momento de la aparición de angustia, o pasadas las sucesivas crisis, el paciente, según creo y ellos admiten y manifiestan, no funciona como otras personas. Las características del funcionamiento (percepción, pensamiento y acción) de los pacientes fuera de las crisis, de los sujetos ansiosos que nunca han tenido crisis e incluso de la parte ansiosa que todos tenemos, serían las siguientes: -

Hacen una montaña de un grano de arena.

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Siempre tienen prisas.

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No disfrutan del presente pues siempre están pensando en el futuro.

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Por no saber estar en el presente pueden sentirse o ser vistos como egoístas.

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Tienen un afán desmedido de tener todo planificado y sufren cuando no se cumplen sus planes aunque el cumplimiento no dependa de ellos.

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Utilizan con frecuencia las palabras controlar y superar en contextos en los que ambas palabras son inadecuadas pues no se refieren a sus propios hechos y las aplican para sus pensamientos, sentimientos, deseos, etc., o a los hechos ajenos que dependen totalmente de ellos, de su voluntad o actos y por tanto no se les puede aplicar esa expresiones.

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Utilizan con frecuencia perífrasis de necesidad. (Tengo que…, debo de….).

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Viven en un mundo muy limitado, pues todo aquello que no abarcan con sus manos (poder controlar) aunque puedan llegar con su vista o imaginación, lo ven como peligroso e inseguro.

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Pueden parecer, ellos no suelen creerlo, desconfiados, no tanto por su falta de fe en los demás, como por su necesidad de tener ellos mismos que controlar y "controlar" todo.

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Está muy presente la vivencia de miedo que no es más que otra cara de la angustia.

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Buscan seguridad en situaciones o fenómenos que no son exactos en si mismos, por ejemplo en sus relaciones con los demás, en si sufren o no una enfermedad, si van a acertar o no en la elección de esposo, trabajo, etc. y con frecuencia eso lo viven como duda, ya que no tienen seguridad de las consecuencias de su elección, como no podía ser de otra forma.

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Con frecuencia no soportan la crítica o las correcciones, pues cuando se les intenta matizar o se expresa desacuerdo con sus ideas, ellos lo entienden como si les regañaran, como un ataque personal y en el peor de los casos como una anulación.

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Tienen dificultad para pedir o buscar ayuda, quieren ser autosuficientes, tienen miedo a que se sepa o los vean como poco capaces, etc.

De la característica de “hacer una montaña de un grano de arena” suelen derivarse al menos dos consecuencias: el sujeto sufre, piensa e invierte mucho esfuerzo en cualquier acontecimiento que para otro es banal y por ello también agobia a las personas más próximas y secundariamente su familia para evitarlo y evitarse sufrimiento tienden a ocultarle muchos detalles de su alrededor, dándose un doble aislamiento por evitación y por ocultamiento. Siempre tienen prisas, hacen todo como si el mundo o la vida fuera a acabarse enseguida, en parte creo que para acabarlo y así poder descansar, pero ignoran que cada vez que acaban una tarea surge una nueva como por encanto, no suelen poder estar quietos. Además estas prisas hacen que su vivencia del tiempo sea distinta que la de otras personas allegadas, originando discusiones fácilmente evitables. En los casos más graves esa necesidad de hacer todo enseguida puede originar lo contrario, si no ven que pueden acabar rápido no se atreven ni a iniciar la tarea. Por vivir siempre en el futuro no son capaces de saborear el presente perdiendo con ello gran parte de las satisfacciones que tenemos el resto de las personas. Además las emociones por desarrollarse y expresarse en lo analógico, sólo pueden sentirse viviéndolas en el presente y sólo en el presente se puede sentir en toda su intensidad la acción real o imaginada. Si una meta o un deseo se cumple (con frecuencia los deseos pasan a ser metas) no pueden disfrutarlo pues ya tienen preparada una segunda meta que no saben si van a poder conseguir y empieza de nuevo el desasosiego. Por no vivir en el presente" no están donde deben estar", se les puede considerar despistados, poco atentos, poco amables, despegados, etc., calificativos que odian y temen. Lo odian porque no es lo que son, y lo temen porque piensan que si se despistan pueden cometer algún error (para ellos todos los errores son graves e imperdonables) y para evitar estos despistes aumentan la atención con lo que están más ansiosos y a más ansiedad menos posibilidad de atención. Ansiedad. Esencia y presencia Agustín Arroyo García-Cervigón

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También el vivir en el futuro, que es lo que se llama anticipar, los lleva a intentar prevenir, y para prevenir no se piensa en lo que hay, ni en lo que probablemente pueda haber, se piensa en todo lo posible, pues generalmente cuanto más improbable (por ejemplo si se trata de una enfermedad sería un cáncer) más peligroso si no se evita. Este aspecto es fundamental en el concepto de riesgo, que cada vez esta impregnando más nuestras actividades más cotidianas, y que nos llevan a no calcular el costo de evitar ese riesgo, siendo con frecuencia “peor el remedio que la enfermedad”. Este libro tuvo como antecedente un articulo que titule “de la prevención al pánico” y que recojo integro en el capítulo tres, aunque en algunos aspectos esté desfasado. A este problema de confundir lo posible con lo probable se añaden dos nuevos problemas: el primero es que se intenta evitar lo posible del futuro con los medios del presente, hay una incoherencia entre medios y necesidades y el segundo es que se genera una total inseguridad en la situación pues como todos sabemos hay pocos profetas auténticos y menos futurólogos. También es consecuencia de anticipar la necesidad de planificar y aquí hay grandes diferencias con otras personas no ansiosas, no se planifica sobre lo probable sino sobre lo posible, no sobre el deseo sino sobre el temor, no para conseguir lo deseable, sino para evitar lo indeseable. Cuando alguien planifica a corto plazo puede emplear programas, es decir un conjunto sucesivo de tareas para conseguir un fin. Si se planifica a largo plazo es más útil la estrategia es decir conjunto de actitudes que orientan en un sentido. Es necesaria esta diferencia porque en la planificación a largo plazo suelen ocurrir dos circunstancias que invalidan el programa, pueden aparecer imprevistos y por tanto no incluibles en la tareas o bien al actuar cambiamos la situación inicial y por tanto hay que aplicar distintas soluciones y salvo que la situación a planificar sea muy concreta y totalmente controlable, a largo plazo y sobre circunstancias no controlables hay que dejar margen a la improvisación, algo que el ansioso teme y con frecuencia no sólo es necesario sino conveniente. El ansioso en su afán del control absoluto no se conforma con la estrategia que en sí es ambivalente; al precisar lo seguro se decanta por el programa en el que las tareas son descritas con detalle, pero si el asunto a tratar no es previsible irán apareciendo imprevistos que con la rigidez del programa no es posible cubrir y con ello el desencanto de no haber podido cumplir lo planificado y por tanto frustración y ansiedad. Las palabras controlar y superar son frecuentes en sus conversaciones, pero en una conversación fuera de la consulta las palabras solo tienen un significado relativo. En una conversación normal se suele referir o discutir sobre el contenido teniendo poco cuidado en la forma salvo que haya un error léxico grave. En la consulta la actitud del psicoterapeuta es de escucha e indagación, se intenta entender lo explícito y lo implícito y se debe tener mucho cuidado con determinadas palabras. Aquí debo destacar el concepto “palabras performativas” que según Austin son las palabras que hacen cosas. Como vemos controlar, superar, son palabras para hacer, llevan implícito el dominio absoluto (controlar) o vencer en la confrontación (superar) y estos dos Ansiedad. Esencia y presencia Agustín Arroyo García-Cervigón

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actos, dominar y vencer están implícitos en el ansioso como una necesidad casi biológica hasta el punto de que en gran parte dirigen su vida y sus actos. Los no ansiosos nos solemos conformar con inducir, influir, etc. Cuando estas palabras se aplican en contextos que no están relacionados con actos voluntarios y los utilizamos en contextos que tratan de sentimientos, sensaciones, temores o deseos son absolutamente inadecuadas; controlar, superar implican poder y querer algo, es decir capacidad y voluntad y estas dos cualidades no se pueden aplicar salvo a aquellos aspectos de nuestra actividad que se relacionan con nuestros actos más elementales; no podremos controlar un deseo, una taquicardia, lo que piensan los demás de nosotros, una sensación como el miedo, etc., etc. Si no queda claro todo lo anterior escuchen a cualquier persona ansiosa y acabarán entendiendo a qué me refiero. Por el uso de perífrasis de necesidad su mundo esta dominado por situaciones que al plantearlas como necesarias están exentas de libertad y posibilidades; pero como las situaciones en sí están dotadas de posibilidades, o tenemos que mutilar las situaciones para hacer imposible alguna de sus opciones o al tomar conciencia de la imposibilidad de hacer todo lo necesario para que esas situaciones obliguen a determinadas opciones, se crea una angustia doble: o nos quedamos sólo con las situaciones donde todo es necesidad, y tenemos que vivir en un mundo estrecho e imposible o percibir y asumir el riesgo cuando se dan posibilidades que no son inevitablemente necesarias. Los conceptos de seguridad y posibilidad están inversamente relacionados, cuanto más posibilidades se pueden dar en una situación, menos seguridad hay que se de una en concreto. Sabemos que el ansioso precisa seguridad por ello tiene que renunciar a aquellas situaciones que ofrezcan muchas posibilidades. Cuanto más amplia sea en espacio o en tiempo una situación más posibilidades permitirá, por tanto las personas ansiosas huirán de aquellas situaciones que se escapen del alcance de su mano. Casi podría decirse que no quieren ver más allá de la punta de su nariz, porque cuando miran lejos, lo que suele ser muy a menudo, toman conciencia del aumento de posibilidades, es decir de la disminución de seguridad, y eso les da pavor. Al mirar lejos en tiempo y espacio, por la necesidad de anticipar, sienten terror, siente miedo constantemente, y la única forma de no ser consciente de la inmensidad que nos rodea sería meterse entre cuatro paredes, siendo el ejemplo más frecuente y evidente el cuadro de agorafobia. Están en un espacio pequeño cuando están en casa o actúan como ciegos cuando precisan compañía (un lazarillo), cuando salen a la calle. La confusión más dramática que sufre la persona ansiosa es que al ser consciente de su necesidad de seguridad, creen que lo que les falta, su defecto, es una falta de "seguridad en sí mismo". Digo que es la confusión más dramática porque muchos pacientes por tener ese error se someten a múltiples terapias para aumentar su confianza en sí mismos, leen libros y tras sus constantes fracasos se sienten culpables o incompetentes por no ser capaces, por no saber ser más seguros, culpables porque sus familiares y terapeutas piensen o puedan pensar que existe alguna intención perversa que los guía para Ansiedad. Esencia y presencia Agustín Arroyo García-Cervigón

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seguir ansiosos después del gran esfuerzo de todos para aumentar su confianza “en si mismo”. Es la confusión más dramática porque no sé, ni saben, que quiere decir "seguridad en sí mismo", y al no saber su significado difícilmente se puede cambiar, no sabe que tiene qué cambiar. En un intento de definir que significa “seguridad en si mismo”, alguna psicología ha optado por influir en el individuo, y según que tipo de ansiedad presente, se ha intentado corregir con terapias del tipo de entrenamiento en habilidades sociales o trabajar sobre la asertividad. Ambos tipos de actuaciones suelen hacer al paciente “más seguro” y a la vez o menos ansioso. Con el entrenamiento en habilidades sociales pueden disminuir los problemas de fobia social, pero el resto de las ansiedades que el paciente presente. Con la asertividad suelen conseguir que el individuo se sienta más seguro para protestar, para decir “no”, pero en general no disminuye su ansiedad e incluso pueden hacerle la vida más desagradable si tiene la mala suerte de cruzarse con otro asertivo en su camino. El problema del ansioso no es una necesidad de seguridad por falta de seguridad en sí mismo, sino que lo que el ansioso precisa, necesita, es seguridad en la situación. La confusión surge en el lenguaje y se debe al hecho de considerar la seguridad como una cosa y no como una sensación, al considerarla cosa, algo material, cuando alguien necesita más cantidad de una cosa es porque no tiene suficiente de ello. Pero la seguridad no es una cosa, es una sensación y por tanto para que uno sienta algo se tiene que dar en una situación, en una relación, y en este caso es la situación la que no ofrece, no permite, la cantidad de seguridad que la persona pide, la seguridad que la situación permite depende de sus posibilidades y no de la persona que en esa situación se encuentra. El costo que el ansioso paga por su ansiedad suele pagarlo con frecuencia en aumentar la seguridad de la situación concreta cuya cantidad de seguridad no esté dispuesto a admitir y por tanto quiera cambiar, pero desgraciadamente con frecuencia es mayor la seguridad que el sujeto pide que la que la situación aun modificada puede ofrecer. Con frecuencia por tanto el medio más lógico, congruente y eficaz consiste en enseñar a la persona cómo conocer la cantidad de seguridad que cada situación puede ofrecer, y una vez conocida la acepte o evite la situación si puede. Podemos aumentar el grado de precisión de una determinada situación añadiendo límites, informaciones, etc., pero la necesidad de seguridad, de más seguridad, seguirá existiendo mientras que la persona no se conforme con dicha cantidad y siga pidiendo más. Como consecuencia de este intento por aumentar la seguridad en la situación, o el no aceptar la precisión que la situación ofrece, lleva a mucha gente a ver al ansioso como desconfiado. La mayoría de las personas acepta la situación sin más, los Ansiedad. Esencia y presencia Agustín Arroyo García-Cervigón

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ansiosos le dan vueltas para disminuir las posibilidades no deseables, es lo que los demás entienden por desconfianza, no aceptan simplemente la situación normal sin modificar. Para los demás y para el ansioso esa necesidad de seguridad se ve , se vive como miedo; no es más que una vivencia de peligro y toda aquella situación que entraña inseguridad ( no suficiente seguridad) se vive como peligrosa y por tanto susceptible de generar miedo. Veremos a lo largo del libro como se juega con este concepto cuando se habla de seguridad en el trabajo, seguridad en el diagnostico, seguridad vial, etc., etc., siempre se trata de una seguridad relativa, nunca total, e intentaré que tomen conciencia de lo mucho que cuesta aumentar estas seguridades e incluso de la imposibilidad de aumentarla en muchas ocasiones por haber sido ya aumentada hasta el máximo posible anteriormente. Cuanto más peligro, más riesgo entraña una situación, más seguridad suele ofrecer por haberse intentado ya disminuir al máximo el riesgo. Hay situaciones en las que los sujetos somos más bien objetos, o mejor sujetos pasivos, en ellas la falta de certeza no depende de nosotros y son estas situaciones las que suelen generar en determinadas personas inseguridad y por tanto miedo. Piensen en lo que pasa en la consulta del médico, del psiquiatra, al realizar un examen o si queremos pedirle relaciones a una chica/o. Sin embargo hay otras situaciones en las que somos verdaderos sujetos, son aquellas situaciones en las que además de no tener seguridad absoluta con ninguna de las opciones posibles tenemos que elegir, y nuestra elección favorecerá que se produzcan unas u otras consecuencias, que por supuesto no podemos conocer con certeza de antemano. Aquí antes del miedo, la incertidumbre genera duda, la duda inmovilidad, y como sin embargo es imposible no elegir; la no elección es una elección que con frecuencia lo único que consigue es posponer la elección. Es esta necesidad de elección la que genera ansiedad. Como ejemplos de estas situaciones podemos poner todas aquellas que tendrán distintos resultados en el futuro según elijamos en el presente, es decir todas aquellas situaciones que al no ser absolutamente mecánicas incluyen al tiempo como factor básico, aquellas situaciones que precisan la futurología para conseguir certeza, suponiendo que la futurología fuera una ciencia exacta aunque, caprichos humanos, con frecuencia los ansiosos recurren a los futurólogos, adivinos, etc., para que los guíen en sus decisiones que si no aumentan la seguridad del futuro al menos parece que quitan algo de responsabilidad. Desde hace años y desde la meteorología (actividad en la que las predicciones fallan muy a menudo) conocemos la existencia del fenómeno conocido como “efecto mariposa”. Este efecto consiste en pequeños cambios puede producir grandes cambios a distancia (una mariposa volando en Pekín puede inducir un huracán en California). Si aplicamos este efecto a nuestras vidas tomamos conciencia del gran efecto de actos que en su momento consideramos nimios, por ejemplo: llegas tarde al autobús, y haces auto-stop y por ello conoces a una novia con la que te casas (el ejemplo es real).

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Paradoja de las reacciones humanas, el conocimiento de este efecto en lugar de generar ansiedad tranquiliza generalmente. El paciente toma conciencia de la imposibilidad de controlar los efectos a largo plazo de nuestras acciones, acepta las limitaciones del control de nuestros actos, asume la imposibilidad del control total y como consecuencia se genera mucha tranquilidad. Todos en algún momento hemos sufrido o disfrutado del “efecto mariposa”. Tienen dificultad para aceptar las críticas por una doble vía, en principio porque al poner tanta intención, demasiada intención en todo, ellos no pueden fallar, es más el que señala los fallos no solo estará equivocado sino lo más probable es que lo haga con mala intención o incluso para desvalorizarlo, y aquí entra la segunda opción, si lo que tiene el ansioso es falta de confianza, la critica aumentaría esa falta y por tanto el peligro de ponerse peor de su ansiedad, es decir ve la corrección como un peligro, y por ello la mala aceptación de la misma. Otro tanto puede ocurrir con los que tienen distintas opiniones, ignoran que una opinión es solo eso, que no dice nada de la verdad o del acierto del que opina, aunque si nos dice mucho cómo piensa (epistemología) el que opina. Relacionado con lo anterior está la dificultad que tienen para pedir ayuda, y como siempre, hay muchas explicaciones para ello, desde el miedo a no saber pedir ayuda y que se les pueda tomar por unos ignorantes, incompetentes, etc., hasta el miedo a que su petición no sea bien recibida y entonces se sentirían rechazados, tratados injustamente, lo que sería una catástrofe, pues constantemente se están midiendo, teniendo en cuenta conceptos de justicia, de lo que se merecen o no, que no es más que otra forma de no atreverse a reconocer que con mucha frecuencia la ayuda no se recibe por necesidad del otro, ni porque así debe o tiene que ser, sino por la voluntad del otro. Todas estas situaciones les producen inseguridad ya que por ser voluntarias no se incluyen entre la situaciones de necesidad, el ansioso cree que o lo puede exigir o no lo pide y se conforma con sus únicos recursos, perdiendo por ello muchas oportunidades. Durante el proceso que ocurre entre la conciencia de la necesidad de ayuda y la no petición se siguen unas serie de pasos magistralmente descritos por Watzlawick con la historia del martillo en su libro el arte de amargarse la vida, y a él los remito por tratarse de un libro de obligada lectura para cualquier ansioso.

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CAPITULO DOS

PRESENCIA DE LA ANSIEDAD Como cualquier ansioso, intento acabar cuanto antes mi tarea, si he dedicado el primer capítulo a la primera parte del título, la esencia de la ansiedad, dedicaré el segundo a la segunda, la presencia y ya me puedo quedar tranquilo, he cumplido. Grave error, también como le pasaría a cualquier ansioso, al ir escribiendo estos dos primeros capítulos han ido apareciendo muchas ideas y como consecuencia otros capítulos, me temo que tendré que seguir escribiendo y ustedes leyendo si lo anterior les ha interesado, he aquí una de las paradojas de la vida, seguirán leyendo no por lo interesante de lo que les espera, si no por lo interesante o útil, que no es lo mismo de lo que llevan leído. Aunque epidemiología y presencia no son sinónimos ni mucho menos, en medicina siempre hay un apartado sobre la epidemiología de la enfermedad, que para los no técnicos casi es lo mismo. Ya que la epidemiología se puede leer en cualquier libro, para no repetirme y más aún para no generar polémica si la fuente que utilizo no es la que utilizan ustedes, esta parte cuantitativa de la presencia que es la epidemiología la he encerrado en un apéndice y en este y en los próximos capítulos hablaré de la presencia como calidad. La ansiedad es uno de los sentimientos más ubicuos de la humanidad, para ello nos basta con repasar la historia, las estadísticas de enfermos y gastos dedicados a tratar este trastorno y todas aquellas situaciones en las que hemos o alguien ha sentido ansiedad. Es imposible descubrir y describir todas aquellas situaciones en las que puede estar presente la ansiedad, y mucho menos suponer que en todas aquellas situaciones que describiré sea la ansiedad el ingrediente fundamental, sin embargo creo que aquellas que señalo son las que en la clínica más demanda producen y más conflictos generan en la vida diaria por no tener en cuenta y resolver este componente. Es necesario hacer la distinción entre ansiedad normal y patológica. La ansiedad normal es la emoción lógica y normal en todas aquellas situaciones que supongan un cambio, conlleven un crecimiento, y en general de todas aquellas situaciones o momentos de la vida en los que nos encontramos sin la Ansiedad. Esencia y presencia Agustín Arroyo García-Cervigón

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experiencia suficiente como para saber qué resultados va tener una decisión. Está presente en las tomas de decisiones importantes. Esta ansiedad es tan frecuente que nuestro organismo la tiene automatizada hasta el punto de que cuando nos encontramos en una situación de las ya comentadas nuestras glándulas suprarrenales segregan espontáneamente una cantidad de catecolaminas mayor de las que habitualmente producen, para preparar nuestro organismo para la lucha o la huida. Los efectos de estas catecolaminas corresponden en gran parte con los síntomas de lo que en adelante llamaremos clínica de la ansiedad. Esta ansiedad “normal” el sujeto no la suele vivir como peligro, aunque sí como cierto disestar, pero como suele ser inconsciente tanto del motivo como del efecto de este exceso de catecolaminas la persona no se queja en general de este cuadro, y únicamente al tomar conciencia de ello es cuando lo puede vivir como enfermizo, fundamentalmente si no encuentra una causa inmediata a la que achacar esa sensación. Creo que en parte el tratamiento y los fallos en los tratamientos de la ansiedad están en la confusión de la calidad y la formación de ambos tipos de ansiedad, es decir cuando estamos ante un cuadro de ansiedad patológica , pero les queremos aplicar las mismas explicaciones y los mismos remedios que aplicamos a la ansiedad normal, lo que en la ansiedad normal resulta tranquilizador y a la larga hace que desaparezca ese cuadro de malestar, en el caso de la ansiedad patológica nos introduce más en la ansiedad y consigue que el cuadro se cronifique y adopte cada vez las características de la enfermedad por ansiedad, incluso suponiendo que en algún momento hubiera tenido un origen saludable y defensivo. Como iremos viendo a lo largo del libro, posiblemente gran parte de culpa de este problema lo tiene la lengua que no nos ha dotado de distintas palabras para distintos fenómenos y es esta confusión de dos conceptos diferentes para una misma palabra la que en general nos está jugando esta mala pasada. La ansiedad es un signo de alerta, que nos avisa de un peligro real o imaginario y permite al organismo automáticamente, y a la persona conscientemente, tomar las medidas adecuadas para que peligro no nos cause más daño del imprescindible. La amenaza que da lugar a la ansiedad es una amenaza inespecífica, vaga, y con frecuencia inexistente, originándose únicamente en nuestra imaginación. El miedo, por el contrario, es un sentimiento similar, que surge a raíz de una amenaza concreta, independientemente de que el valor que le demos a dicha amenaza sea el adecuado o no, pero el peligro existe. Como vemos desde este punto de vista, tanto la ansiedad como el miedo son en gran parte defensivos. El miedo nos hace reaccionar ante el estimulo concreto, la ansiedad nos prepara para un posible peligro, evita la sorpresa a costa de un estado de alerta duradero. La ansiedad tiene dos componentes importantes, la conciencia de las sensaciones fisiológicas, y la conciencia del estado mental, de estar nervioso y asustado. Además de los efectos motores, y viscerales, la ansiedad afecta a los procesos del pensamiento, a la percepción y al aprendizaje. Tiende a producir confusión y distorsiones de la percepción, no solo en cuanto al tiempo y al espacio, sino respecto a la gente y al sentido de los diferentes sucesos. Estas distorsiones pueden interferir con Ansiedad. Esencia y presencia Agustín Arroyo García-Cervigón

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el aprendizaje dificultando la concentración, la memoria, y alterando la capacidad de relacionar unas cosas con otras, es decir de hacer asociaciones. También, como toda emoción, influye en la atención selectiva, en el sentido de seleccionar ciertas cosas y descuidar otras con lo que se suele justificar la valoración que se hace de los hechos, pudiendo producirse la distorsión en ambos sentidos, bien aumentando la sensación de peligro y por tanto la ansiedad, bien al contrario ignorando verdaderos peligros y por tanto no evitando sus consecuencias. Con respecto a los diagnósticos tengo que decir que son imprescindibles para ejercer la profesión de psiquiatra o psicólogo, pero una vez aplicado un nombre dejan de ser útiles e incluso empiezan a ser peligrosos. No alcanzo a ver la necesidad de diferenciar los distintos cuadros relacionados con la ansiedad, como se hace en las clasificaciones actuales, salvo por un afán descriptivo y a la hora de recetar determinada medicina. Si como yo creo que la clave del problema es la ansiedad, su esencia está presente en todos los cuadros y bastaría con que cambien las ideas, actitudes y actos esencialmente ansiosos,( en adelante a esto lo llamaré la epistemología del ansioso) para que todos y cada uno de los cuadros cambien su evolución y fisonomía. En medicina se suele distinguir en primario (cuando el objeto de estudio es lo fundamental y primero) y secundario (cuando el objeto de estudio es consecuencia, síntoma o epifenómeno de otro trastorno). Para opinar sobre las distintas clasificaciones de los trastornos por ansiedad en las que la ansiedad es lo primario, qué duda cabe que las diferencias que se han utilizado para hacerlas están muy contestadas, (toda clasificación es ordenar por grupos teniendo en cuenta unas semejanzas y unas diferencias) y hay muchos autores que no están de acuerdo con esas diferencias, es decir no sabemos si estamos diferenciando por características básicas o simplemente accidentales, y aunque hay estudios que apoyan las distintas posturas. También es verdad que hay muchos pacientes con diagnósticos múltiples, es decir que unas veces se le diagnostica de una manera y otras de otra, y esto es fundamental pues como ya he comentado lo que todos estos diagnósticos comparten, es la ansiedad, y en verdad la mayor diferencia que se hace entre uno y otro cuadro es el que se conoce el desencadenante en las fobias simples y en la fobia social, o en que cursa como crisis en los trastorno de pánico, y dado que aquí estoy hablando de la Ansiedad, se puede decir que todos los cuadros la tienen, y como veremos al final es esta ansiedad la que yo quiero tratar, y de paso se tratan también todos los cuadros, aunque haya matices en los tratamientos. Con el fin de aligerar este capitulo he colocado la clasificación en un apéndice. La clasificación que he copiado es la que ha hecho la OMS y la Asociación Americana de Psiquiatría y que se conoce como CIE-10 y DSM IV-RT. En el apéndice haré comentarios a la clasificación y alguna ampliación. Como todos los apéndices no es imprescindible que lean, y recomiendo que de entrada sólo los lean los profesionales y aquellos que suelen leer las contraindicaciones de los prospectos de los medicamentos. Con su lectura ya podrán empezar a diagnosticarse seriamente y acudir de paso a la consulta de un psiquiatra si el diagnóstico es positivo.

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A la hora de hacer una clasificación diagnostica se establecen una serie de apartados en los que los distintos subconjuntos se parecen en algo y se diferencia en otro algo, y el problema de las clasificaciones es que no escojamos un "algo" lo suficientemente práctico como para que esa división sea relevante, aunque en ese escoger siempre hay un componente claro, el elemento que escogemos para hacer la distinción ( por ejemplo el color de la piel), siempre nos remite a una forma de pensar personal del que clasifica, sin embargo el que cree y maneja la clasificación, ignora este primer paso y solamente supone que la clasificación nos aclara algo del objeto clasificado. He intentado resumir la diferencia que hay entre los que creemos que nuestro concepto de las cosas lo hacemos nosotros, y entre los que creen que todo está ya determinado y únicamente lo que hay que hacer es descubrir las reglas que lo rigen. En las clasificaciones actuales se distinguen distintos tipos de trastornos de ansiedad, como si se tratara de distintas ansiedades; para mi se trata de la misma ansiedad y la misma epistemología, por lo que veo en general las clasificaciones no sólo innecesarias, sino también un inconveniente ya que con frecuencia nos crean más problemas que soluciones. La ansiedad es el síntoma fundamental (primario) en los trastornos por ansiedad. También la ansiedad puede ser secundaria a otros trastornos médicos, pero al igual que la clasificación anterior también irá encerrado en otro apéndice. A partir de aquí deben saber que todo lo que se dice es desde mi punto de vista, que además creo que es útil, por lo que supongo que revelo alguna idea esencial, o tal vez es mi forma de ver este problema de la Ansiedad el que hace obtener unos buenos resultados cuando lo aplico. Comparto con Stolzemberg que la principal causa de las trampas epistemológicas suele ser confundir suposiciones con premisas, y aunque esto lo veremos más claro y con más detalle en las distintas teorías de tratamiento, qué duda cabe que también es importante en este momento de buscar la presencia de la ansiedad, y podemos caer en el error de hacer distinciones que en realidad no lo son, y lo que es aún peor apoyar esta confusión con estadísticas contradictorias, que fundamentalmente se elaboraron desde este error, auto perpetuándose el problema. Ya sabemos que la encuesta, base del método estadístico, en su capacidad para sacar conclusiones a pesar de limitar las respuestas permitidas, suele generar más sesgos que demostraciones (la encuesta es un instrumento para la cuantificación, por tanto evitemos los recuentos e insistamos en lo cualitativo). Para lo que aquí nos interesa no solo no es conveniente, sino contraproducente distinguir entre distintos tipos de ansiedad. Como creo que ya habrán deducido quiero destacar la presencia de la ansiedad en todas aquellas situaciones que van dándole nombre a los distintos capítulos del libro y a otras muchas situaciones que a ustedes se les vayan ocurriendo.

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Observen distintos episodios de su vida, contextualícenlos con la situaciones en las que se dieron, y si sintieron ansiedad ya tendrán idea clara de su presencia. Si les parece poco frecuente, observen a su familia y amigos y hagan la misma operación, vean las situaciones en las que se sintieron ansiosos y ya tendrán una idea más aproximada. Si son ansiosos o están en intimo contacto con alguno ya saben donde esta presente la ansiedad; si pertenecen a esos pocos privilegiados que no han sentido casi nunca ansiedad, ni han convivido con ningún ansioso, no van a tener más remedio que seguir leyendo para saber dónde está presente la ansiedad. Finalmente y por dar alguna cifra que en realidad creo que no aportan mucho pero convencen a los escépticos y sin contradecir lo anterior son un regalillo para los cuantitativos recalcitrantes, mencionaré cifras periodísticas que todo el mundo conoce y yo relaciono con la ansiedad , por ejemplo cuando aparecieron en España el caso de las vacas locas, de las que por cierto no se ha vuelto a hablar, el 60% de los españoles dejaron de comer carne de vaca, el 50% de los malagueños sufren estrés en el trabajo, y finalmente por no aburrirles con cifras que creo inútiles quédense con una idea, ¿ por qué los políticos utilizan tanto las palabras seguridad y limpieza?, dos palabras, que los ansiosos por otra parte siempre tienen en la boca.

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CAPITULO TRES

DE LA PREVENCIÓN AL PÁNICO

Este capítulo es un artículo que escribí hace unos doce años para una revista local, y lo he mantenido exactamente igual, a pesar de haber cambiado las cifras y algún otro detalle; creo que lo mantengo intacto por un homenaje al mismo, fue el principio del resto del libro, además que así se lo he ido dando a muchos cientos de pacientes durante estos años. También es un recuerdo a estos pacientes a los que creo que este simple escrito les pudo ayudar en el camino a su curación, muchos pacientes han reconocido después de años que les ayudó y que de vez en cuando lo leen. Gracias a ellos por confirmar y ampliar mis ideas y que puedan ayudar a muchos otros. De todos es sabido que los psiquiatras nos valemos de la palabra como principal herramienta de nuestro trabajo, y gracias a ella trasmitimos conocimientos, cambiamos conductas y actitudes y fundamentalmente construimos realidades y alternativas que son más saludables que las realidades que nos traen los pacientes a la consulta. Aprovechando el poder de las palabras y la oportunidad que me presta la “Voz de Marbella” de llegar directamente a todos mis paisanos, a través de estos artículos intento que la gente de Marbella, gracias a un mayor conocimiento y sobre todo a un cambio de actitudes pueda ayudarse o ayudar a aquel que presente alguno de los cuadros de los que vengo hablando estos meses. Como ya he expresado claramente en otro número es obligación de los médicos el tratar, pero con frecuencia en los problemas que tienen que ver con la enfermedad mental, los médicos no tienen oportunidad de intervenir, ya que la enfermedad a veces es negada o no aceptada y lo que es más frecuente y dramático, no se reconoce el cuadro como enfermedad y esto hace que tanto el paciente como su familia no acudan a pedir ayuda.

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Hoy me voy a referir a dos trastornos, los trastornos por angustia (crisis de pánico) y la agorafobia, ambos se incluyen entre los trastornos de ansiedad; su frecuencia y fácil tratamiento hace de ellos problemas ideales para comentarlos aquí, son muchos los que los padecen y pocos se tratan, de fácil solución con pequeños cambios, pueden bastar dos folios para evitar muchísimo sufrimiento, gasto e incomprensión. Los trastornos por angustia coexisten con frecuencia con la agorafobia, siendo esta menos frecuente que aquel, pero para situarnos en las dimensiones reales del problema podemos estimar que en la población de Marbella hay más de 2000 adultos con trastornos por angustia y más de 1500 con agorafobia, en más de mil coincidirían ambos cuadros y seguramente estas personas generan más de la cuarta parte de consultas del médico general y de las urgencias y gran parte de las consultas de muchos especialistas como son los otorrinolaringólogos, cardiólogos, neurólogos, gastroenterólogos, incluso cirujanos y por supuesto de los psiquiatras. Mucho más de los psiquiatras privados y psicólogos que de los de la seguridad social, pues a aquellos van más los enfermos de los nervios, mientras que al seguro van los enfermos mentales. Los trastornos de la ansiedad para los pacientes o son problemas orgánicos, es decir producto de una lesión en algún órgano o es un problema de "nervios", pero no un problema mental. Los trastornos por angustia cursan en forma de crisis, aunque también existe ansiedad constante, siempre presentan varios síntomas físicos, que hacen pensar en enfermedades corporales, y suele acompañarse de uno o de los dos síntomas siguientes, "miedo a morirse o miedo a volverse loco y hacer cualquier cosa descontrolada". Es de destacar la palabra miedo y que esta enfermedad ni mata, ni hace perder el control, ya que el hombre es dueño de sus actos siempre que exista lucidez de conciencia y no presente trastorno del juicio; en esta enfermedad el paciente no está "loco", ni confuso. La agorafobia consiste en tener miedo a estar en lugares donde sería difícil recibir ayuda en caso de tener una crisis; se evita en general la calle, las aglomeraciones y las colas, los coches, autobuses, y con frecuencia el paciente llega a no salir de casa, aunque tiene una habilidad especial para arreglarse con esta limitación, llegando incluso a desconocerlo sus familiares más allegados ya que si es acompañado el paciente puede salir y hacer una vida bastante normal en el mejor de los casos. Estos dos trastornos son dos enfermedades, fáciles de diagnosticar, fáciles de tratar, pero difíciles de aceptar. El paciente se niega a que no haya una enfermedad orgánica de base, o al menos una explicación. La familia, que conoce su problema y sobre todo si ha habido algún médico que le ha dicho ya que "no tiene nada" va a reprochar con frecuencia su falta de voluntad por estar así, entrando el paciente y la familia en una lucha abierta sobre la falta de voluntad y los beneficios de la enfermedad en algunos casos o en una búsqueda codo con codo sobre la explicación del problema en otros. Ambas actitudes son perjudiciales, ambas ignoran al médico, elemento ajeno, que puede sacarlos del callejón sin salida en que se encuentran. Antes de buscar a alguien que pueda ayudarlos necesitan saberse libres de culpa, para ello necesitan una causa, y si encuentran una causa ya tienen otro problema más, si no encuentran causa no piden ayuda, tenemos un callejón sin salida y un circulo vicioso.

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Aunque esta enfermedad se conoce desde siempre, se diagnostica mucho más en los últimos años, por una parte debido a que existen tratamientos más eficaces, y cuando una situación tiene una solución desde un punto de vista concreto, este punto de vista tiende a usarse para todo. Hay que añadir el auge de algunos valores sociales que en adelante detallaré y que mantienen la tórpida evolución de esta enfermedad cuando no se trata. Quiero separar netamente lo que es la ansiedad o la angustia normal, que todos hemos sentido, de la patológica; los pacientes que han sentido ambas saben distinguirla. Acepto totalmente que en algún momento de la cadena de causas de la angustia patológica hay un eslabón bioquímico, y por ello la eficacia de determinados fármacos, pero también creo que influyen las creencias personales y sociales sobre estas sensaciones así como la forma particular de ver la vida en general de cada persona, por ello no suele bastar con un tratamiento farmacológico y hay que apoyarse con un tratamiento psicoterapéutico. Vayan por delante dos aspectos básicos a tener en cuenta por estos pacientes, según mi experiencia, todos los pacientes se "curan", posiblemente porque la evolución de la enfermedad sea hacia la curación y los que no se ponen bien espontáneamente, que son la mayoría, no se debe a la evolución de la enfermedad, sino a los remedios que ponen para evitar esa sensación tan terrible. Segundo consejo categórico, si lo que está haciendo no funciona, haga otra cosa, en este problema siempre hay solución. Entre las razones que pienso que están provocando, manteniendo, o impidiendo una buena evolución de esta enfermedad yo destacaría los siguientes valores personales o sociales: -

La búsqueda de la explicación lógica a todo sentimiento, comportamiento o acto, da igual que la explicación tenga en cuenta al inconsciente o no, olvidando la clásica y fundamental frase de Pascal " el corazón tiene sus razones que la razón desconoce". Cada explicación que encontramos en vez de acercarnos a la solución nos crea un nuevo problema.

-

La exigencia social de la seguridad, seguridad en todo, con dos presupuestos negados pero implícitos, la seguridad absoluta no existe en todo aquello que no son nuestros actos mínimos, no podemos estar seguros ni de nuestros sentimientos ni de nuestros pensamientos, y mucho menos de lo que depende de los otros, consecuentemente la exigencia de seguridad produce inseguridad. Esta seguridad obligada desde lo social también presupone poca capacidad de solución cuando se presenta lo imprevisto, intenta anular toda duda, como si se desconociese que la duda procede de la posibilidad de elegir, de la existencia de libertad, originándose la ansiedad en esta capacidad de elegir. La pretensión de seguridad absoluta acarrea la ignorancia de nuestros limites, cuando algo no se consigue es porque "no se ha puesto lo suficiente de nuestra parte", trampa por la que se penetra en el circulo vicioso de la ansiedad e impide la salida, ya que el que no encuentra la solución es porque no ha buscado lo suficiente, o no ha buscado en el sitio adecuado, como aquel que buscaba la rosa azul, y se pasó la vida buscando sin plantearse que la rosa azul tal vez no existiese. La creencia de no haber hecho

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lo suficiente nos hace no buscar ayuda fuera, nos hace caer en la trampa de "la coleta del Varón de Munchaünsen" que conseguía elevarse del suelo tirando de su propia coleta. -

La creencia del "más vale prevenir...", unida a la fe en las máquinas y la poca fe en las personas, hace que estos pacientes vayan de peregrinación de máquina en máquina en busca de una prueba material que justifique sus síntomas, si no aparece ninguna alteración es porque no se ha buscado lo suficiente o el médico se ha equivocado, "nada" no puede causar un cuadro tan aparatoso, y sólo acabará la búsqueda no cuando la evidencia se imponga, sino cuando se pierda la esperanza de encontrar la prueba que falta.

Como colofón de este artículo quiero hacer una caricatura de este cuadro y para ello me voy a valer de retazos de consultas reales, pudiendo escribirse la siguiente historia: mujer de 27 años, casada y con hijos, que desde hace 5 años casi no sale a la calle salvo que sea acompañada, que antes de acudir a la consulta del psiquiatra ha visitado 6 u 8 especialistas, fundamentalmente cardiólogos, gastroenterólogos, otorrinolaringólogos, neurólogos, y como ninguno le ha encontrado nada, al igual que las muchas veces que ha acudido a urgencias, desesperada ha entrado en una depresión y pena de sí misma. Recuerda exactamente el día, mes y año de la primera crisis así como las circunstancias que la rodearon. Al principio tenía miedo a morirse, después desapareció ese miedo, y apreció el miedo a hacer daño a alguien sin querer. Su marido y familia, no todos conocen el problema, la apoyan aunque no la comprenden. Hoy acude a consulta después de muchos años sin esperanzas al leer en la revistas Selecciones un caso similar al suyo y que se había curado. Acude sin fe. No tenía esperanzas a pesar de no haber hecho nada, únicamente le faltaba para salir de su problema una explicación que no existe.

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CAPITULO CUATRO

ALGUNOS ASPECTOS BASICOS Y FUNDAMENTALES DE MI CONCEPTO DE ANSIEDAD

No debemos ignorar que todo mensaje nos remite a un mensaje de orden superior que es el contexto, según nos señala Bateson. Casi siempre ignoramos o desconocemos ese mensaje superior, y lo que es más grave, casi siempre ignoramos que ese mensaje existe, y por no ignorar este hecho siempre me muevo recursivamente en varios niveles. Generalmente en la vida cuando actuamos, hacemos las cosas sin plantearnos los fundamentos básicos (prefiero llamarlos epistemológicos) que nos hacen seleccionar unos actos o unas informaciones y no otros, así como también tenemos una coherencia cuando nos contamos lo que pasa a nuestro alrededor, esa coherencia nos la da nuestra epistemología, pero en general la ignoramos ( es el nivel superior ya mencionado), a pesar de que cada uno tenemos nuestra propia forma de estar en la vida. No hay que olvidar que la decisión epistemológica más fundamental que hacemos y en general ignoramos es la elección de la unidad de estudio, en este caso el paciente, la familia, el paciente en sus relaciones, en una situación concreta, etc. Y de esta elección se seguirán muchas consecuencias resultado de esta elección y no de lo estudiado. Expresándolo de otra manera podría decir que más que el problema, es la forma de plantearlo lo que nos da las soluciones posibles. Con esta observación quiero resaltar que con frecuencia pensamos que nuestras percepciones, explicaciones y decisiones son consecuencia del objeto de estudio, cuando en realidad vienen determinadas por una decisión inconsciente, que proviene de nuestra epistemología, pero que al ignorarla no la tenemos en cuenta Ansiedad. Esencia y presencia Agustín Arroyo García-Cervigón

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para hacer las correcciones necesarias. Podríamos decir que es una subjetividad, que por ignorada parece objetividad. Cuando un paciente llega a la consulta, nos suele y puede contar con bastante precisión sus sentimientos, sus actos, y los hechos externos, pero suele ignorar aquello que los une, su epistemología. Se dice que a los datos hay que hacerlos hablar, con ello quiero decir que los datos sin una computación no son más que un trazo según nos explica Morin, no tienen ningún significado, e incluso puede que ni los detectemos; también nos enseñó Bateson y Mc Culog que conocemos al hacer una diferencia, pero la diferencia la hacemos nosotros, por ello es básico saber cual es la diferencia que yo hago cuando estoy en la consulta o cuando hablo con alguien, o conmigo mismo sobre cualquier tema. Este capitulo se refiere en gran `parte a las diferencias que yo hago con el ansioso, y en que difieren de las diferencias que hacen otros colegas cuando trabajan con pacientes semejantes. Como ejemplo y explicación de lo anterior podríamos pensar en que operaciones hacemos cuando escribimos y leemos un texto. El que escribe cuenta algo según su estilo, pero con este simple hecho nada se hace si no hay algún otro que como primera condición sepa leer, y después al leerlo lo integra en sus conocimientos, experiencias y prejuicios anteriores y a partir de al menos estas operaciones empieza a cobrar un sentido lo que el primero escribió, aunque no necesariamente el mismo sentido que el escritor quiso darle. Por ello es conveniente conocer algo de los planteamientos del escritor si intentamos que haya una comunicación no muy distorsionada entre el escritor y el lector, creo que es preciso que el lector (profesional o pariente) tenga una idea cuanto más completa mejor del sentido de las ideas que el escritor (paciente) tiene cuando escribe (no cuenta) sus sentimientos y experiencias si queremos que haya una autentica comunicación entre el paciente y el psiquiatra. Esta claro que la relación no acaba cuando el escritor escribe y el lector lee, aquí para que al paciente le suponga alguna utilidad lo que cuenta, tiene que haber una devolución del profesional al paciente, pero según unas claves, y en la transmisión de ese pretexto que son los sentimientos y experiencias del paciente y la devolución de lo entendido suele si la comunicación es exitosa una comunión y ampliación de las claves y prejuicios previos de ambos. Cuando algún clínico cuenta una historia clínica, puede adoptar distintas posiciones, o bien refiere los datos que el paciente le ha contado y aquello que él ha podido observar, o bien los refiere con una coherencia ajena al paciente que con frecuencia suele ser la coherencia que le dan sus conocimientos, y en general responden a una teoría que previamente ha aprendido; también puede interpretar los datos, que no es más que convertirlos en significativos al aplicarle la hipótesis que el estudioso tiene del fenómeno. En psiquiatría se emplea este término casi siempre cuando hablamos de un enfoque psicoanalítico, es decir cuando el profesional se convierte en experto de lo Ansiedad. Esencia y presencia Agustín Arroyo García-Cervigón

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que el inconsciente del paciente quiere expresar o resolver a través de sus síntomas, sueños, etc., y en este caso usa de toda su sagacidad, pero también siempre en referencia a unos presupuestos que él tiene y que suele aplicar a sus entrevistas, resaltando, con frecuencia sin intención, aquellos datos que apoyan sus ideas y no insistiendo en aquellas que no sabe como encuadrar en el conjunto del relato. Otros, los amigos de lo simple, suelen dar una explicación que si es causal, remata y cierra el relato, y si es más bien descriptiva, nada explica, pero suele dejar satisfecho a la mayoría, es lo que Bateson llama principio dormitivo, como ya he comentado. Este concepto lo toma Bateson de Molière y consiste en una explicación que deja satisfecho al interlocutor a pesar de no explicar nada, por ejemplo cuando se culpa al estrés de la ansiedad, lo que denota la ignorancia de lo que estamos hablando pero que es la expresión más frecuente incluso por sesudos expertos (no olvidar que el estrés es la reacción del organismo a una presión externa...) es decir es una consecuencia y no una causa, aunque a la vez se pueda convertir en una nueva causa. Yo en mis entrevistas no utilizo ninguna de estas estrategias, suelo hacer una entrevista muy activa, que casi parece una conversación y en ella voy haciendo fundamentalmente dos cosas, por un lado intento adivinar cual es la epistemología del paciente, como funciona, a veces siendo ingenuo e ignorante, otras veces dirigiendo la entrevista hacia una confirmación de determinada epistemología, y otras rebatiéndolas si la incoherencia es muy evidente, señalando la incoherencia como parte de la epistemología, es decir no creo que su relato sea incoherente, sino que la incoherencia está en sus ideas. Estas mismas actitudes las he seguido en las entrevistas que poco a poco me han ido aportando mis ideas sobre la ansiedad y desde hace algunos años con frecuencia me salto la parte indagatoria y pregunto casi directamente por la epistemología que yo llamo “la personalidad del ansioso” y que de confirmarse, intento directamente ampliarla y cambiarla, iniciando desde el primer momento el tratamiento del paciente. A partir de ahora y en este capítulo mi descripción será recursiva, por una parte iré describiendo qué dice el paciente y qué epistemología tiene para ser , sentir y hacer así, y por otro lado iré explicando mi epistemología y resaltaré aquella parte que pongo en la relación terapéutica con el ansioso. Para facilitar la comprensión ya en el primer capitulo he descrito extensamente el concepto de la ansiedad que tiene el ansioso, pudiendo entenderse este capitulo como complementario del anterior, y si en aquella ocasión el peso del dialogo lo llevaba el personaje ansioso, en este lo lleva aquel que esclarece como funciona. Empezaré diciendo que mi forma de ver el mundo en general y la clínica en particular es desde una perspectiva de la complejidad en el sentido de Morín, que es, creo la única forma de poder acercarse con cierto rigor a todas las ciencias biológicas. Llamo ciencias biológicas a todas aquellas ciencias que tienen que ver algo con la vida y por tanto con los sentimientos, actos o relaciones del hombre.

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Pienso que desde una perspectiva de la complejidad, cualquier descripción o estudio tiene que hacerse en varios niveles, pensamiento/ sentimiento/ actos, epistemología/ teorías/ técnicas, y esto se irá viendo a lo largo de todo el libro. También opino con muchos autores que el idioma está poco dotado para este tipo de descripciones, por ello recurro con frecuencia a la metáfora como la forma más cómoda de poder pensar y hablar en varios planos, y he descartado y prohibido toda descripción lineal, es decir no permito que se diga y mucho menos se averigüe las causas en biología, pues toda descripción causal en el mejor de los casos es un principio dormitivo, en general una trampa tautológica que no permite averiguar más que aquello que ya se sabía o suponía y siempre en una concepción plana. Al no aceptar una causa no puedo tratar nunca una enfermedad tratando su causa, y ya desde aquí tengo que decir que desconfío de los conocimientos, rigor e intención de aquellos que van a la causa y la intentan tratar,(el nivel bioquímico no puede ser causal sino de mecanismo de funcionamiento, nos explica como máquinas pero no explica el resto de nuestras dimensiones). La forma más perjudicial y con frecuencia involuntaria es la de aquellos que dicen tener que buscar la causa pues sin su conocimiento nada definitivo se puede conseguir, y a eso definitivo es lo que los mismos llaman “curar”, y para redondear la idea garantizan con la “curación” la ausencia de recaídas, es decir que el sujeto no volverá a sentir nunca más de la forma que sentía. Ya en las primeras páginas podemos ver el despropósito de semejante actitud, el curar sería un bloqueo definitivo de determinado sentir o lo que sería igual a garantizar que no se podrá tener en el futuro una conducta, un sentimiento aunque se quisiera, supondría una pérdida de libertad y de posibilidades. Al no creer en las causas, mi premisa básica es que para que se de cualquier cosa, no importa si es acto, pensamiento o sentimiento, se debe dar todo un conjunto de circunstancias, unas más fundamentales, otras más accesorias, y entonces mantengo que si somos capaces de cambiar algunas de esas circunstancias, y mejor si son de las más fundamentales ( en biología es difícil distinguirlas si es que se puede) el resultado no puede ser el mismo; al principio recurría al ejemplo de la suma algebraica, así A+B+C-D=E, y sería suficiente con cambiar algún signo o algún componente para que el resultado no fuera el mismo, ya no me extiendo demasiado en este concepto por considerarlo bastante obvio. Es evidente que el resultado en clínica podría ser peor de lo que tenemos si únicamente cambiamos por cambiar. Descartadas las causas, su búsqueda y solución, el problema hay que plantearlo en términos de forma de pensar o actuar, o circunstancias o lo que sea que se nos ocurra, e identificadas algunas que nos parezcan necesarias para que se de el resultado que tenemos, me limito creer que es suficiente con cambiar aquellas que me parezcan más fáciles o aquellas que el paciente esté dispuesto a cambiar con más facilidad, o que yo a él pueda presentarle como más evidentes para conseguir un cambio de epistemología. Tengo siempre presente el concepto de la coexistencia de los complementarios, y cuando no lo encuentro lo busco. Entiendo por complementario aspectos de lo más diversos, pero que magistralmente engloba el verso de Machado: “Busca tu complementario que marcha siempre contigo y suele ser tu contrario”, y nos podrían servir como ejemplo la coexistencia de poder y dependencia, amo y esclavo, y los Ansiedad. Esencia y presencia Agustín Arroyo García-Cervigón

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pares posibilidad/ seguridad machaconamente.

y conocer/ control que

en este libro aparecen

Comparto las ideas del Tao de Lao Tsé y su consecuencia más inmediata, la enantiodromia: con frecuencia al buscar algo con mucho ahínco acaba encontrándose lo contrario, o lo que es más frecuente, aquello que intentábamos evitar. Rechazo los planteamientos con explicaciones, interpretaciones que se basan en lo desconocido, lo inconsciente, lo estúpido o mal intencionado; que los resultados sean horrendos no implica una mala intención o una estupidez fuera de lo común. Siempre busco una explicación alternativa, que tiene que ser coherente, fácilmente evidenciable y útil en la medida en que nos valga para cambiar aquello que deseamos cambiar. Tampoco creo en los superhombres, ni entiendo qué quiere decir madurez, salvo cuando se le aplica a la fruta, ni culpa salvo cuando se le aplica la responsabilidad de las consecuencias inmediatas de un acto voluntario, ni la ausencia de libertad, ni los profetas, y adivinos que conocen y por tanto dominan el porvenir. Creo que soy una persona razonable y bien intencionada y otro tanto le supongo a los enfermos, sobre todo cuando las consecuencias de su intención las pagan ellos. También utilizo con frecuencia la explicación de que el hombre tiene al menos tres dimensiones que coexisten y están presentes en todo, la biológica, que nos marca nuestro cuerpo, la psicológica que nos viene dada por nuestras ideas, y la sociológica que viene determinada por nuestras relaciones. En el momento de la terapia, y aplicando esto último propongo la metáfora de aquellas radios antiguas que tenían dos diales para sintonizarlas, uno más grueso que permitía una aproximación a la emisora y otro que se llamaba sintonía fina que permitía un ajuste perfecto. Si la sintonía grosera es lo biológico, la fina puede ser lo psicológico o lo sociológico, o viceversa. No sabría decir con claridad cual dial representa a una u otra dimensión, lo que si puedo asegurar es que es más fácil la sintonía utilizando varios diales, así se puede y debe aplicar simultáneamente intervenciones en las distintas dimensiones, siempre que dichas actuaciones no sean incoherentes, o contrarresten unas intervenciones a las otras. Como se ve claramente intento evitar la conjunción disyuntiva “o” y suelo aplicar la copulativa “y”, así en vez psicológico o biológico, destaco psicológico y biológico. En general ninguna de las opciones son demostrables, pero mi planteamiento da muchas más opciones que los planteamientos excluyentes. Quiero destacar como este planteamiento disyuntivo, “ ¿mi enfermedad es somática o mental?”, que con frecuencia plantean los pacientes, o el más frecuente de los médicos, de hacer pruebas para descartar que sea orgánico como si con ello se pudiera asegurar la “etiología” orgánica o psicológica, pues la ausencia de pruebas patológicas no implica nada más que no se ha encontrado nada en esa prueba, o de encontrar alguna anomalía fuera ya suficiente para descartar las implicaciones psicológicas, que paradójicamente parecen tranquilizar a los médicos, pero que en nada tranquilizan a los pacientes ansiosos, por ello van de uno a otro médico como si de una peregrinación se tratara.

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En estos casos propongo ver la epistemología del ansioso y en caso de confirmarse un funcionamiento ansioso, enseguida hago el diagnostico de ansiedad y además no intento convencerlos para que no sigan su peregrinación por distintos médicos pero les explico que la ausencia o presencia de alteraciones en alguna de las pruebas que se puede hacer no significan más que eso, ausencia de anomalías en esa prueba, pero no ausencia de alteraciones en otras pruebas que pudieran hacerse y tal vez ahora no tenga nada pero si mañana, y recomiendo muy seriamente hacerse pruebas diarias y cuanto más concluyentes mejor, por ejemplo cirugía exploratoria. Si aparece alguna prueba con alteraciones, en general no hacen más que confirmar la presunción que el clínico ya tenía cuando recomendó esa prueba; esto tampoco evita la conveniencia de una ayuda psicológica, pues desaparecida la enfermedad orgánica diagnosticada, con frecuencia aparecerá la clínica típica de la ansiedad. En resumen estoy diciendo que hay que hacer un diagnostico positivo de la ansiedad, y no un diagnóstico negativo. No diagnosticar lo psicológico por la ausencia de alteraciones en las pruebas que nos detectan problemas orgánicos. Honradamente creo que este punto de vista no solamente tiene mucho más rigor intelectual sino que ahorra infinidad de costos económicos y de sufrimiento humano. Hablando ahora del paciente o mejor en un principio del cuadro clínico, es de destacar la frecuencia con que acuden como “una urgencia” a pesar de ser un cuadro que el paciente lleva ya mucho tiempo, casi siempre años, padeciendo. El paciente y la familia más próxima están profundamente ansiosos y afectados, y suelen presentar una actitud de intensa necesidad de ayuda. Yo siempre veo al ansioso con su familia, en general el cónyuge, pues con frecuencia ambos tienen idénticas ideas, o ideas complementarias como más adelante veremos. El familiar más que ayudar con frecuencia reafirma el cuadro clínico. Una vez que el paciente expone sucintamente su cuadro, a veces ayuda el cónyuge, enseguida, simultáneamente y con frecuencia antes de acabarlo refieren lo que ellos consideran causas. Las causas pueden ser muy ingenuas y simplemente entenderse como causa porque se dio en los momentos previos a la crisis, otras veces las causas se remontan a muchos años o a la infancia, siendo esto más frecuente en los más sofisticados o en los que han sido ya tratados y han tenido un colaborador profesional que se ha preocupado por buscar las causas por ellos y presentárselas de una forma irrebatible. Como imagino que ya habrán adivinado, al no creer en las causas, tengo que explicar mi postura. En general lo aceptan bastante fácilmente, a pesar de ser un cambio epistemológico enorme. Este concepto creo que es de la mayor importancia. Por un lado tenemos la lógica y la tradición occidental que nos dice que todo tiene una causa, aunque nadie se ha entretenido en explicarnos que cuando hacemos esa afirmación nos estamos refiriendo al mundo de la Física, y no al mundo de lo biológico y por otra parte la creencia de que “el saber es poder”, y si sé la causa Ansiedad. Esencia y presencia Agustín Arroyo García-Cervigón

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puedo evitarla, y por tanto sus consecuencias, hecho que solo tendría sentido si estuviéramos hablando de un mundo reversible (el cristal se arreglaría si descubro la piedra que lo rompió), un mundo sin sentido del tiempo, mundo que no es tal sino una entelequia aplicable al mundo de los sólidos como ya nos enseño Prygogine. Como vemos, el universo de la causalidad en nada se parece a nuestro mundo de seres humanos. Quiero insistir en este punto por la trascendencia tan enorme que esta teniendo en nuestro mundo, y por la importancia que tiene tener este concepto claro para que este libro y la utilidad que le supongo sean autenticas. Podríamos dividir nuestro mundo en dos tipos de contextos, de situaciones, de sistemas o como se nos ocurra, aunque ya saben ustedes que estas palabras tienen poco de sinónimas. Habría un mundo que soporta las explicaciones causales, que habitualmente es positiva, sería el mundo de los objetos, de la física, y al que se le podría aplicar la pregunta por qué, que además de sernos útil no nos metería en problemas ni en trampas. Y habría sistemas, contextos que no soportan la pregunta por qué, no aceptan las explicaciones causalistas, serían aquellos contextos más mentales, y a este mundo si se le aplica la pregunta por qué nos genera muchos problemas y casi siempre trampas ya que no vemos nuestro error. En este mundo se encuentra el mundo de lo biológico, el que tiene que ver con la vida, y aquí la explicación tiene que ser sistémica, ya no es una explicación positiva, no es una causa, al contrario aquí la respuesta es negativo y nos habla de restricciones, es decir, qué podemos hacer, qué podría haber pasado para una posibilidad que existe dentro de este contexto se de con más o menos probabilidad que si no lo hubiéramos hecho. Sabemos que este conocimiento tradicional causalista de nada le ha valido antes al paciente, ni a la familia, y sólo necesitan una visión alternativa, y esa es la visión que yo propongo. En principio creo que este planteamiento de la causa causal es con frecuencia verdad en física, pero no es útil en la biología, pues nunca una conducta o un sentimiento tiene una única causa, y un simple ejemplo lo aclara todo; por ejemplo si damos un susto a un gato, toda la conducta que después tenga el gato no se puede explicar por el susto, aunque si la podemos comprender a posteriori, pero es evidente que aquí no se puede hablar de causa, además si la reacción que tuviera estuviera determinada por un hecho, o un sentimiento o un pensamiento, habríamos eliminado de golpe conceptos tan queridos como libertad, responsabilidad, indeterminación, imposibilidad de profetizar o predecir con total seguridad, etc., ignorando que la reacción surge de la fuerza del gato y no del impulso, eliminando a la vez todo aquello que es lo más genuinamente humano, la responsabilidad de todas nuestras acciones, incluso de aquellas que son reacciones. La existencia de una única causa nos remite al concepto de máquinas triviales que tan bien explicó von Foerster, y es evidente que en

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general el hombre no se comporta como una máquina trivial, y aunque se comportara, nunca podría llegar a serlo. Hablamos de una maquina trivial como aquella cuyas respuestas son siempre las mismas si le hacemos las mismas preguntas, es aquella máquina en la que todas las respuestas ya están previamente previstas, no nos pueden sorprender y si no responden como esperamos decimos que están rotas. Sería una máquina no trivial aquella cuya respuesta no es obligada aunque se le haga la misma pregunta que antes, serían máquinas que pueden aprender o modificarse con la experiencia y que no reaccionan unívocamente a nuestras propuestas, pudiendo dar muchas respuestas a la misma pregunta y sin que previamente podamos saber la respuesta con seguridad. También se puede añadir que esa explicación causal no por lógica es más saludable, aunque sea comprensible en la mayoría de los casos, en el paciente influye más otro elemento de los síntomas como es la espontaneidad, se acepta mejor la frase de Pascal: “el corazón tiene sus razones, que la razón desconoce”, y así se entiende perfectamente que no es lógico buscar con la razón, razones para el corazón. Este simple comentario es suficiente para que el paciente y la familia puedan dejar de buscar y acepte todo lo que sigue. Por parte de la familia es frecuente que la ausencia de causa identificable sea suficiente para negar la realidad de los síntomas y atribuyan a estos las características de lo imaginado, encerrándose en este hecho la sensación de incomprendido que casi siempre tienen los pacientes. Al plantear la alternativa entre la imposibilidad de elección que implican las ciencias físicas y renunciar a la libertad, a la responsabilidad, a obtener resultados o escoger las razones desconocidas del corazón, evidentes aunque desconocidas, que respetan la libertad de acción, y que presentan una esperanza, el paciente escoge la segunda posibilidad. No debemos olvidar que el afán de buscar explicaciones tiene mucho que ver con la necesidad la búsqueda de seguridad, pero un planteamiento que no dé soluciones no da seguridad, y sin embargo la esperanza de una solución ajena a lo inmutable, a lo determinado, genera seguridad, o al menos más seguridad. En homeopatía hay un concepto que nos puede ser muy útil aquí, es el concepto de terreno. Para un homeópata sólo se dará una determinada enfermedad si en el paciente existe un terreno que lo permite; el ejemplo más gráfico es el de la alergia, un alergeno sin un terreno receptivo no tendrá ningún efecto ya que la mayoría de los alergenos están diseminados por la naturaleza. Con estos vemos que el concepto de terreno es básicamente biológico. También creo y así lo digo, y así lo dicen las teorías biológicas y algunas psicológicas, que existe una predisposición biológica para padecer ansiedad, no todo el mundo puede ser un ansioso a pesar de las circunstancias. Son ejemplos la teoría biológica del incremento de catecolaminas en el locus cerúleo, o la teoría psicológica de la ansiedad endógena; ambas proponen un antecedente somático a la existencia de la sensación de ansiedad, rematada en la actualidad con la búsqueda y existencia de genes para todo, que nadie niega y ya suponíamos su existencia.

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Espero que quede claro que la genética permite, pero no obliga. Una vez aceptada la existencia de un factor biológico que se puede tratar con psicofármacos, y aceptada que no existen causas concretas podemos intentar indagar y con ello cambiar el funcionamiento del ansioso. Hay una forma de reaccionar en todo ansioso, al menos yo lo he visto en prácticamente todos los pacientes que he tratado, es la huida, que yo considero casi biológica, digo casi porque creo que pueden tener un componente de aprendizaje, pero también es un funcionamiento que tienen los animales herbívoros en general, y que yo considero un mecanismo de defensa natural del reino animal. Como todos sabemos la primera reacción de un conejo es la huida ante el más mínimo ruido aunque el que lo produzca no sea un peligro. Basándome en este hecho y respetándolo, no recomiendo al paciente que tome una actitud de lucha, conductas por lo demás típica de los carnívoros, y recomiendo a la familia que tampoco ellos intenten que el paciente se enfrente a las situaciones que les producen ansiedad, pero como haríamos con cualquier conejo si debemos enseñarle que sepa distinguir si existe peligro en la situación, de creerlo acepto la huida, de no creerlo, animo que sigan pensando hasta ver todas las consecuencias, es lo que Víctor Frankl llama la deflexión. El ansioso una vez ha pensado en el objeto o situación que le produce miedo ya es incapaz de pensar racionalmente, por tanto pienso que hay que animarlos a que voluntariamente se atrevan a pensar, que eso no entraña ningún peligro, es una forma de eliminar las ideas que alimentan sus temores y poco a poco ir incorporando otras defensas además de la huida, en sus reacciones. Quiero destacar aquí la diferencia que existe con los tratamientos conductistas de la confrontación y la desensibilización; en los tratamientos conductistas se intenta eliminar la sensación y secundariamente se atreverán a enfrentarse, en ellos se lucha contra un estimulo concreto, o contra varios; lo que yo propongo es la aceptación de que existen otras alternativas de funcionamiento en general, y que muchas veces esa reacción alternativa es más funcional; en mi idea va implícito, y se puede explicitar cuando se desee, que es una creencia sin fundamento la de pensar que gracias a la huida se ha evitado el peligro, ya que no había peligro. Los conductistas intentan evitar una sensación, yo quiero cambiar una creencia, la consecuencia de los primeros es conseguir un cambio de conducta, lo que yo propongo es un cambio de actitud básica, y la diferencia no es trivial, las conductas se pueden cambiar de una en una o por grupos como mucho, si embargo al cambio de actitud se siguen siempre consecuencias más amplias, y valga como ejemplo, que el no tener en cuenta estos distintos niveles es la causa de que las condenas penitenciarias tengan tan pocos resultados en cuanto a lo que se llama reinserción, se castiga una conducta que tal vez se evite en lo sucesivo, generalmente teniendo más habilidad en la comisión del delito, se ha cambiado la conducta, pero al no cambiar la actitud no se producen cambios suficiente para que el delincuente no vuelva a delinquir. Otro hito básico es mi creencia de que los actos son siempre voluntarios, pues como sabemos cualquier clínico, las únicas circunstancias en la que un sujeto no es responsable de sus actos son aquellas que conllevan un trastorno de conciencia del sujeto y en escasísimos pacientes psicóticos, en los que aunque no hay trastorno de conciencia existe una confusión por la irrupción violenta de alucinaciones o delirios, Ansiedad. Esencia y presencia Agustín Arroyo García-Cervigón

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este cuadro únicamente se da en los delirios agudos o primero brotes esquizofrénicos. Ninguno de los pacientes ansiosos está en esta circunstancia. Además la existencia de la voluntariedad en los actos es lo que permite que pueda existir un sistema legal y judicial que penaliza distintos hechos, pues si no fueran siempre voluntarios, lo que no quiere decir intencionados, los delitos y las condenas serían más producto del azar que de cualquier otra cosa. A la vez, al contrario de los actos que siempre son voluntarios, los pensamientos, sentimientos, deseos, sensaciones, miedos y reacciones del sistema nervioso autónomo (sudor, rubor, palpitaciones, etc.) son parcialmente involuntarias, es decir, muchos son involuntarias, y otras voluntarias, pero aquellas que son involuntarias no pueden ser a la vez voluntarias. Así cuando una sensación o un pensamiento nos surge espontáneamente de forma involuntaria, o nos acordamos después de un intento por recordar, no podemos quitárnosla de una forma voluntaria; ¿a quien no se le mete una tonadilla y no se la puede quitar en todo el día?, pues sobre todo eso que es involuntario creo que es inútil intentar dominarlo por la voluntad; aquí me separo radicalmente de todas las técnicas de control de pensamiento, e incluso todas aquellas basadas en técnicas de biofeedback. Es evidente que sí podemos hacer mucho, no quitarnos esa sensación o pensamiento indeseable, pero si podemos añadir otros pensamientos voluntarios que de alguna manera neutralicen o compensen el sentimiento, pensamiento o sensación desagradable, e incluso podemos hacer muchas cosas, entre ellas incluso tomarnos un tranquilizante. Con ello considero a los síntomas de la ansiedad como cualquier otro síntoma, creo que tienen una dimensión involuntaria, y en general no creo que los dolores, fiebre, etc. sean en modo alguno voluntarios y por tanto puedan ser dominados por la voluntad. La palabra clave que subyace en el párrafo anterior es la palabra controlar o superar, la primera muy querida por cualquier ansioso, todo control implica dominio y éste seguridad, que como veremos es el concepto clave de la ansiedad. Aquí hay una trampa de las más eficaces que se tiende el ansioso: si él cree que los pensamientos, sentimientos o deseos son controlables, y si él no los controla es porque no ha hecho lo correcto o no ha hecho lo suficiente, y al no plantarse que esta persiguiendo un imposible, sigue por el mismo camino cayendo más y más en su trampa. También el ansioso usa con frecuencia la palabra superar, que yo no se si se menciona como un factor de crecimiento, o como dependiente de la voluntad. Si al superar nos referimos a crecer, estamos en un concepto evolutivo y normativo, siendo la enfermedad el producto de un crecimiento insuficiente o anómalo, y su solución el desarrollo y el aprendizaje. Si la acepción de la palabra superar tiene que ver con voluntad suponemos que el hecho de sufrir una enfermedad se puede evitar con la voluntad. Ambas opciones me parecen improcedentes, torpes e injustas y lo que es peor absolutamente ineficaces. Son opciones teóricas que nos dejan sin opciones prácticas. Mi propuesta es que al tratarse de síntomas, y por tanto con un gran componente de involuntarios no pueden ser dominados con la voluntad, aunque si podemos hacer mucho por evitarlos y si ya los sufrimos porque desaparezcan. Este punto de vista es rico en alternativas, aunque como vemos no es causal, únicamente nos remite a aceptar una “patogenesia” (la causa de una enfermedad) enfermiza o natural, y nunca voluntaria o deficitaria. En el capitulo dedicado al tratamiento trataré de ser más explícito.

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Y por último el que es para mi el concepto más fructífero, posiblemente el fundamental y con frecuencia el que cuesta más trabajo de asumir y además el que es necesario modificar para que el tratamiento sea exitoso. Este concepto se puede expresar totalmente con la palabra seguridad. La clínica hasta aquí comentada puede ser tratada con medicación, y en general con bastantes buenos resultados, pero si no se aborda mediante psicoterapia el concepto “seguridad”, para mi el tratamiento estará inacabado y como consecuencia las recaídas serán frecuentes, no habremos cambiado la base epistemológica que si no genera por si misma la ansiedad al menos ayuda a mantenerla en el momento en que aparece. Todos los ansiosos que he visto son unas personas voraces de seguridad, precisan seguridad en más cantidad que las demás personas, con frecuencia piden una seguridad absoluta y hasta creo que es una seguridad de distinta calidad que la que pide aquel que no es ansioso, es una seguridad con mayúsculas, es la seguridad absoluta y para todas las situaciones. Cuando un ansioso busca esa seguridad, suele tomar conciencia de que no se puede obtener ese tipo de seguridad, pero en vez de plantearse que esa seguridad es imposible, lo que suele plantearse es que él o alguien no ha hecho lo suficiente y sigue haciendo lo que se le va ocurriendo, con frecuencia sin un planteamiento claro y concreto; aunque sea consciente de sus actos, de lo que nunca toma conciencia es de que está pidiendo algo (una cantidad de seguridad) que la situación en la que lo pide no se la puede dar. Al ser la seguridad la pieza clave de este rompecabezas, tengo que insistir, y si vemos como se desarrolla la vida del paciente entenderemos mejor donde está el error, pero si además repasamos lo que le dicen la familia y los amigos, y lo que le hacen médicos y terapeutas, tendremos una visión clara de lo que estoy refiriendo. Creo si tuviéramos prisa y no pudiéramos leer nada más que un párrafo de este libro, con el siguiente nos haríamos una idea muy aproximada de todo lo que he dicho hasta ahora, y de casi todo lo que voy a decir. Cuando uno busca más seguridad de la que le ofrece la situación en que la está o en la que piensa, hace lo que es lógico hacer, intenta aumentar sus conocimientos, pues como ya he señalado una de las ideas que tiene es que “saber es poder”. ¿Cómo puede uno aumentar sus conocimientos sobre por ejemplo la posibilidad de tener una enfermedad maligna? Evidentemente viendo muchos médicos, pues todos no se van a equivocar, aunque ya se sabe que los médicos son un poco despistados y la medicina no es infalible, pero por un simple planteamiento matemático a más opiniones iguales, menos posibilidades de que los anteriores estén equivocados, aunque también sabemos , sabe el paciente y la televisión que los errores médicos son muy frecuentes, y que si consultas varios médicos no suelen tener la misma opinión con lo que más se lía el paciente y más crece su inseguridad , consiguiendo por la enantidromia lo contrario de lo que perseguía. Todo el mundo sabe que no todos los ansiosos piensan que tienen una enfermedad, también los hay que tienen miedo a perder el control y volverse locos, pero si hay suerte y a uno le descubriesen una causa de su temor tendría una Ansiedad. Esencia y presencia Agustín Arroyo García-Cervigón

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explicación que lo dejaría más tranquilo; y qué mejor para descubrir realmente la causa que las máquinas, antes era el escáner, ahora la resonancia magnética, y por supuesto muchos análisis y si por mala suerte del destino todo sale negativo, es decir no se descubre el culpable, busquemos un antecedente histórico, un acontecimiento vital, si lo descubrimos ya tenemos la seguridad de que no estamos locos. El problema es cuando pasa un tiempo prudencial y el malestar no desaparece a pesar de haber identificado “la causa”. En ese caso siga leyendo. Todos aquellos que no encontraron solución en el párrafo anterior, o aquellos que tienen miedo a que le secuestren los niños por ejemplo o a que éstos tengan una enfermedad grave, para estos todavía queda una solución, un poco más lenta pero a la postre igual de ineficaz, tiene que analizarse bien, y tienen como siempre varias posibilidades, la primera y más desesperante es que el mundo es malo, existen secuestros y profesionales que no se preocupan como deben, son los ansiosos que más parecen paranoicos que simples ansiosos, aunque se ponen bien con el tratamiento adecuado para ansiosos. La otra opción es más fértil en alternativas, pero todas ellas iguales de ineficaces: la solución está en su inconsciente, aunque con frecuencia tan escondida debida a sus ganancias secundarias que no son suficientes unas cuantas charlas y una indagación superficial, precisan un tratamiento en “profundidad”. Tenemos por delante años de búsquedas y aquí únicamente posponemos parte de la ansiedad hasta que descubren que después de mucho tiempo y dinero no es mucho lo que mejoran, pero sí mucho lo que se culpabilizan pudiendo añadir un poquito de tristeza a su primitiva ansiedad. Como vemos con el tiempo no aumenta la seguridad, pues desde un principio la situación no les podía dar más seguridad. Por fin hay una opción para los ansiosos más refinados: uno no debe limitarse al presente, debe conseguir seguridad en todo y para siempre, pues como bien sabemos el futuro es incierto y esa incertidumbre insoportable, y además con lo “mal que está la vida”, hoy hay más riesgos, más inseguridad ciudadana, enfermedades nuevas a pesar de los adelantos médicos, pensemos en el SIDA, en las vacas locas, en los alimentos transgénicos, los secuestros , violaciones y todo aquello a lo que nos tienen acostumbrados los telediarios y programas televisivos de más audiencia. Hay un matiz que a los lectores atentos no se les habrá escapado, siempre repito que “los ansiosos piden a la situación más seguridad de la que la situación les puede dar”. El saber popular y muchísimos terapeutas se preguntaran que cómo hablo de seguridad en la situación si el inseguro es el individuo. Aquí tenemos otros de los puntos claves del mantenimiento de la ansiedad y la causa del fracaso de muchos tratamientos, el individuo no es inseguro, el individuo es un voraz de seguridad, pero no es él mismo un inseguro. Es frecuente que el paciente se llame a si mismo inseguro, es cierto que los allegados lo llaman inseguro y es fácil que entre las soluciones que le brinden los profesionales estén técnicas para aumentar su seguridad ya que todos ellos asumen que es un inseguro. Como medidas tenemos las mayoría de las psicoterapias al uso, y es que los terapeutas por un error semántico y lógico piensan honradamente que si uno precisa mucha seguridad es porque es un inseguro, utilizando una analogía con el sediento, el hambriento, etc., pues precisan más bebida o más comida cuanto más sedientos o más hambrientos estén. El ansioso no es un inseguro él, pide seguridad a la situación, y aquí está la clave. Lo que uno debe de aprender es a valorar la cantidad y calidad de seguridad que la situación Ansiedad. Esencia y presencia Agustín Arroyo García-Cervigón

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ofrece y cuantificar el costo y los riesgos de intentar obtener más seguridad, que no se puede conseguir más que cambiando la situación misma. Si el paciente tiene miedo a tener una enfermedad somática por la cual se pudiera morir, la única forma de conseguir una seguridad total de que no se va a morir de una determinada enfermedad es que se muera de otra, y cuanto antes se muera, menos posibilidades tendrá de morirse de la enfermedad temida. Nunca las pruebas serán concluyentes salvo que sean positivas y afortunadamente para su vida, no para su ansiedad, las pruebas no suelen ser positivas. Si el paciente tiene miedo de volverse loco, como este temor incluye también al futuro la única solución segura será también la muerte. Para los que temen el secuestro, lo que piensan los demás de ellos o tener un accidente la solución ideal sería el auto secuestro, cuya versión enfermiza sería la agorafobia o cualquier solución similar. Como vemos es peor el remedio que la enfermedad, pero en general éste es el precio de la seguridad absoluta, y si el sujeto puede soportar una cantidad relativa de seguridad, por qué no hacer que la cantidad necesaria sea próxima o similar a aquella que la situación nos ofrece más o menos gratuitamente. Es de todos sabido, pero de pocos tenido en cuenta, que el complementario de la seguridad es la posibilidad, o lo que es lo mismo a más seguridad, menos posibilidad y viceversa, y es esta ignorancia de pares complementarios lo que hace que algunas personas quieran a la vez seguridad y posibilidad. Llamo complementarios, siguiendo a Machado, aquellos conceptos que van inevitablemente unidos, aunque con frecuencia no percibamos más que unos de los términos. Dice Machado “busca tu complementario, que marcha siempre contigo y suele ser tu contrario”. Resumiendo creo que si los ansiosos aprenden a desterrar de su vocabulario las palabras por qué cuando se trata de situaciones biológicas, no pronuncian las palabras superar y controlar nada más que para hablar de sus propios actos, y no piden a las situaciones más seguridad que las que la situación buenamente puede ofrecer, yo estaría casi dispuesto a afirmar con una “seguridad relativa”, que el ansioso está curado. Hay otras características que muchos ansiosos comparten, aunque no creo que sean fundamentales para su enfermar, pero qué duda cabe que como características especificas que son también con frecuencia, si se cambian, conseguiremos más serenidad. Son de destacar su vivencia del tiempo, el aturdimiento que sienten muchos ansiosos cuando aumentan en exceso los estímulos externos, y la vivencia de la insignificancia. En cuanto al tiempo, el ansioso se podría decir que no vive el presente e ignora bastante el pasado, estando casi permanentemente en el futuro. Viven en el futuro cuando planifican con sumo cuidado para no tener sorpresas (es otro nombre de la necesidad de seguridad total). Para no tener sorpresas, pues saben como se encuentran cuando las cosas no salen como las tienen planificadas, aunque más que el fracaso de los planes, es la posibilidad lo que los pone ansiosos, y digo que para no Ansiedad. Esencia y presencia Agustín Arroyo García-Cervigón

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tener sorpresas piensan en todas las posibilidades por raras que sean , y por este acumulo de posibilidades e incluso la toma de conciencia de que no todo es posible controlarlo, y reconocer lo costoso de cubrir todas las posibilidades los pone más ansioso, además de que en ese inventar posibilidades adversas se les ocurre lo posible y casi lo imposible y hasta creo que a cualquiera nos pondría nervioso ese cúmulo de posibles desgracias. También utilizan un truco para evitar los contratiempos, intentan acabar cuanto antes; a menos tiempo menos contratiempos, ignoran que el tiempo lo da la vida, y no las metas que se tracen, pues culminada una tarea aparece otra como por encanto, ignoran que las metas surgen de la vida y no vienen impuestas externamente, las tareas duran tanto como la vida, y como siempre la única solución para descansar realmente es la muerte y como es lo que más temen viven en un constante temor. Hay un grupo muy numeroso de ansiosos que lo que los pone ansiosos es el tumulto, parece como que tuvieran que enterarse de todo, tener todo controlado y ese exceso de estímulos, o mejor de necesidad de control de estímulos es lo que los pone ansiosos. Todavía existe otro grupo, éste menos numeroso, que tiene una cualidad añadida que los pone ansiosos, son los que toman conciencia de su pequeñez en comparación con lo infinito que es el universo, no saben tomar como referencia lo inmediato, su mundo es el mundo de su imaginación, y en estas personas no se trata del conjunto de ideas posibles, aquí se trata del conjunto de universo posible y es la conciencia de esa pequeñez la que no pueden soportar. Si no tienen suficiente con la infinitud en cuanto al espacio le añaden sin ningún trabajo lo infinito en el tiempo, con ello no es necesario que se pongan ansiosos con su pequeñez sino que si ahora no se sienten pequeños, ¿ podrían sentirse en un futuro?. Esto último, que creo que es muy importante, podría explicarse generalizando de otra manera, una forma de conseguir cantidades enormes de ansiedad es sacando las situaciones de contexto. Sabemos que la forma más frecuente de contextualizar es acotando la situación en el tiempo y en el espacio. El ansioso descontextualiza las situaciones no percibiendo estos límites, y es la falta de contextualización el origen de muchas de las emociones, en este caso de la ansiosa. Cualquier ansioso encontrara muchos ejemplos en su vida, y a lo largo del libro se podrá ver muchos más simplemente aplicando este esquema.

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CAPITULO CINCO

ANSIEDAD Y ADOLESCENCIA

Este como todos los demás capítulos surge en un momento concreto en que empiezo a ver adolescentes con problemas y a sus padres con ansiedad o padres con ansiedad que dicen tienen problemas con sus hijos adolescentes. Después de intentar estudiar las vivencias de unos y otros creo que están entrelazados. No creo que haya o tenga que haber una relación problemática, incluso al intentar buscar un verdadero problema éste no aparece, y con frecuencia el problema surge en el “prevenir”, surge en y al anticipar y como esquema esta es una de las características más típicas y constantes de la epistemología de ansioso. Cuando descubro que no hay problema sino posible problema, me pregunto: ¿quién imagina?, ¿quién actúa?, ¿qué hacen? y fundamentalmente ¿quién da pistas a quien para que empiece a imaginar? Aunque mi descripción intenta ser recursiva, quiero decir conversacional y no a base de monólogos, desafortunadamente no soy capaz de conseguirlo siempre y por eso empiezo de una forma bastante lineal describiendo a los personajes para después desarrollar la trama, fondo y forma. Voy a intentar describir aquello que es cotidiano y normal porque me dirijo a gente normal y quiero resaltar como lo normal se relaciona con la adolescencia y la ansiedad.

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Para hablar de la adolescencia tengo que recurrir a él y ella, a ellos, el grupo, a los otros, al padre y a la madre, otros padres y otras madres, los maestros y los abuelos. Empezaré por el adolescente porque le da el nombre al capitulo, con frecuencia el menos ansioso de todo el elenco y de él iré derivando todo lo demás. El adolescente es por definición un sujeto lleno de posibilidades, por tanto de incertidumbres; de deficiencias por tanto de deseos; de carencias por tanto de necesidades; de fuerza por tanto de debilidad; de ignorancia por tanto de capacidad de aprender; de inexperiencia por tanto de necesidad de experiencias; de belleza por tanto de posibilidad de conservarla y aumentarla; de amor y libertad por tanto de dependencia e independencia; de inseguridad por tanto necesitado de apoyo y confirmación; de vida por tanto de riesgo para la vida. Como vemos es un sujeto en quien la existencia de los complementarios se hace más evidente y coexisten con más tensión. En todos estos complementarios la tensión puede hacer que la balanza se desnivele hacia uno u otro, pero también está lleno de tiempo y por tanto en el tiempo pueda cambiar más uno u otro complementario, no quiero decir que la tensión haga el par de complementarios inestable y en un momento predomine uno y al instante siguiente otro, quiero decir que igual domina uno, algo se apoya en un platillo de la balanza y en otro tiempo domina el complementario. Como ejemplo de aquello que puede desviar el equilibrio hacia uno u otro complementario podemos poner la opinión de los otros, de las personas significativas del adolescente, amigos, padres y maestros, aunque no necesariamente por este orden y entre los complementarios influidos pensemos en el aspecto físico (desde la nariz o los granos a la talla, o la inteligencia, etc.) . También sabemos que tan importante como el bamboleo de la balanza es el punto desde el que percibimos el desequilibrio; a la abundancia de posibilidades y de momentos hay que añadir los múltiples puntos de vistas, no estoy descubriendo nada más que a un ser vivo en su plenitud potencial, su poca historia nos hace poder predecir un mínimo de redundancia del sistema y sabemos que a menos redundancia, más incertidumbre más inseguridad y por tanto más ansiedad. Si lo anterior fuera cierto el adolescente seria ansioso por necesidad y en realidad no lo es y ello se debe a que he hecho una relación directa entre ansiedad y seguridad, pero ya sabemos que no es esta la ecuación de la ansiedad; la ansiedad surge cuando se exige mas seguridad a la situación de la que esta puede ofrecer, la clave esta en exigir más de lo que pueda y el adolescente no exige más seguridad , cuenta, lo sepa o no, con el tiempo, mucho tiempo, muchas posibilidades de cambiar y con la inconsciencia; no ve el peligro, no precisa grandes dosis de seguridad. Inconsciencia, (¿inexperiencia?) y poderes, (¿posibilidades?),son sus armas y sus claves. La diferencia entre él o ella no la veo clara desde el punto de vista del sujeto adolescente salvo en sus formas de ver y hacer, aunque es una diferencia fundamental desde el punto de vista de los otros, y aquí se incluiría a cualquier otro, otros miembros del grupo, maestros y cultura unido esto al paso de la historia y el proyecto del futuro. Es evidente que cada vez más frecuentemente el comportamiento del adolescente no esta obligado por el género que tenga, sin embargo sí creo que el sexo influye mucho Ansiedad. Esencia y presencia Agustín Arroyo García-Cervigón

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en el contexto social, desde los padres a los pares, sean del mismo o distinto sexo. Hablemos pues de sexo y no de género. La palabra género para mi esta estigmatizada ya que se ha sido empleada fundamentalmente para destacar los aspectos de lucha u oposición y yo lo quiero aquí es destacar las semejanzas. Los distintos sexos tienen distintos problemas cuando los tienen, los chicos más problemas por trastornos de comportamiento antisocial, y las chicas de relaciones sexuales, por destacar los mas frecuentes, pero en resumidas cuentas la razón es una mala integración con los valores familiares mezclada con un gran atrevimiento por no conocer, o asumir los límites que la sociedad después de muchos años ha ido imponiendo. Si no hay problemas, en nuestra cultura los papeles de ambos sexos cada vez están más igualados y sería demasiado engorroso detenerse en los detalles. El grupo no es algo concreto sino una exigencia de la existencia adolescente, no existen anacoretas adolescente, el adolescente precisa del grupo, es la etapa más sociable del ser humano, precisa del grupo para aprender experiencias, sentimientos, precisa del grupo para expresarse y reconocerse y desarrollarse de ahí la constancia e influencias del grupo. A través del grupo de iguales, de otros adolescentes, participa en la creación de la nueva cultura, es la bisagra del pasado al futuro y como toda bisagra permite que lo que articula adopte distintas posiciones, posibilidades, desacuerdos e incertidumbres. Si un adolescente concreto se erige él mismo en el representante de la bisagra necesita mucho lubricante para soportar tanto cambio y a la vez mucho apoyo para no ser sólo eso bisagra. La bisagra no existe, salvo en la medida que articula; sería el punto más débil del conjunto y tendría que ser muy fuerte para que no se rompiera. Cuando el grupo no lo componen otros adolescentes, sino otros adultos, la posición del adolescente puede ser de integración, exclusión, de ir y venir, etc. Si el adolescente se incluye en el grupo adulto totalmente, será un buen chico, comprendido y apoyado por la cultura, con pocas dudas y mucha firmeza y solo encontrará dificultades al relacionarse con los grupos de adolescentes que se encargan de ir cuestionando lo anterior y proponiendo otras ideas, progresará en lo establecido y se sentirá incomodo con los cambios. Podríamos decir que es un adolescente conservador: casi diríamos que esto es una incoherencia, debe ser por eso por lo que son escasos, no conozco las estadísticas. Otros adolescentes se enfrentan al grupo cultural integrándose totalmente en la nueva cultura, es el adolescente progresista, creo que el más frecuente, pero su progreso está en la dirección que impone el grupo de iguales, también este adolescente esta integrado y es previsible al pertenecer a un grupo. Todos sabemos que cuanto más grande es un grupo, mayor es su inercia y ésta es sinónimo de persistencia, pocos cambios, por tanto predicibilidad, es decir seguridad.

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También hay adolescentes que en su afán de libertad nunca parecen estar mucho tiempo en el mismo sitio, con un grupo y otro, con una idea y su complementaria, o su contraria, podrían parecer los más adecuados, están en un sitio u otro según las circunstancias, pero según ¿qué circunstancias?. Creo que estos adolescentes son los “más problemáticos” es decir los más impredecibles aunque tal vez no sean muchos, posiblemente sean los más genuinamente adolescentes, aunque haciendo un comentario inadecuado puedo pensar y debo que son estos adolescentes los que le exigen a sus padres mayor capacidad de adaptación, casi podía decir “pobres padres”. Hacer la separación padre y madre solo tiene sentido en aquellos casos en que ambos no comparten una visión unánime del adolescente y por tanto desempeñan distintos papeles, lo que por otra parte creo que es lo más frecuente, afortunadamente. En nuestra cultura el padre se encarga de los aspectos socializantes de la prole, describamos por tanto un padre normal. Entiendo por aspectos socializantes aquellos aspectos educativos, es decir se encargan de enseñar, mostrar, dirigir, interiorizar, reprimir, delimitar aquello que la cultura impone o intenta imponer a sus miembros adultos, responsables. Para ser un buen padre habría que ser un buen profesor que conozca bien tanto el arte de enseñar como la materia a enseñar, en este caso las normas y posibilidades sociales. Habría que enseñarlos tan bien como se les enseña a hablar. Sabemos de la existencia de libros de gramática (reglas del lenguaje) pero no hay muchos libros, ni clases, de reglas sociales, y de lo que creo que no hay libros es de las posibilidades sociales. Por tanto el padre tiene muchos problemas para ejercer su oficio con elegancia y eficacia. Si el padre esta empollado en reglas tal vez no lo está en posibilidades, si en posibilidades, tal vez desconozca las reglas, si conoce ambas bien porque alguien se las enseño tal vez no este al día y sepa que ambas cambian mucho, y surge otro problema, ¿cómo enseñar algo muy bien si a lo mejor al poco tiempo hay que enseñar otra cosa? Sólo veo una solución: tendrían los padres que enseñar a los hijos a aprender a aprender y de donde, y aquello que ellos aprenden para enseñar. No parece tan complicado visto así. Tal vez esto es lo que hacen casi todos los padres, somos muchos y parece que a una mayoría le va bien. De todo esto se deducen las reglas más frecuentes en dos tendencias extremas. Si el padre enseña demasiado bien las reglas, y limites, puede tener hijos rígidos y constreñidos y cuya exageración sería el obsesivo. Si el padre no enseña bien las reglas puede que el hijo tenga sobresaltos cuando las trasgreda, incluso enfrentamientos con la sociedad, y su limite en patología sería el psicópata. Si el padre enseña demasiado bien, y no enseña que las reglas y posibilidades pueden cambiar con el tiempo el hijo será un inadaptado al paso del tiempo y tal vez sufra los problemas más con sus hijos en los que el paso del tiempo será más evidente que con sus coetáneos, y su patología será la ansiedad o la víctima. Según vamos viendo tal vez el problema surge con la radicalidad más que con el qué y cómo se enseña.

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A la madre, ¿culturalmente? se le ha asignado el papel de la nutrición afectiva, nos proveería de recursos emocionales para poder entender y entenderse con los demás y recursos para soportar la incomprensión de los otros. Aquello que nos permite entender nos ayuda cuando no nos entienden, siendo muy restrictivos, demasiado restrictivos, sería la madre la encargada de generar y formar gran parte de lo que se ha dado en llamar “la autoestima”, concepto que considero una trampa, aunque este tema será desarrollado en profundidad en otro lugar. Sin embargo creo que la madre es la pieza clave para enseñarnos qué es el amor y el confiar. Simplificando excesivamente y siguiendo las ideas de H. Maturana en su obra la biología del amor, la madre nos daría las claves para desenvolvernos en los contextos sociales, en los que la emoción dominante es el amor y el padre sería el que nos formaría para desenvolvernos en los contextos políticos en los que la emoción sería el poder, insisto esto es una simplificación didáctica que seguramente refleja poco los hechos y la observaciones de la mayoría, pero puede ser útil a nivel práctico. Si es la madre la que nos enseña a amar,- entiendo por amor al conjunto de conductas que no llevan a aceptar al otro (y a nosotros mismos) como seres legítimos (Maturana)- la madre sería la responsable de gran parte de nuestra capacidad de confiar- entendiendo como tal el no ver en los demás, y en nosotros mismos, mala intención en nuestros actos-, sería esta educación, formación, aquella parte de nuestro conocer que más tranquilidad nos generaría, tranquilidad que no surgiría de la seguridad, sino de una actitud confiada que conllevaría la no necesidad de búsqueda de seguridad, creo que es el elemento fundamental de aquellas personas que viven y dejan vivir sin preguntarse constantemente el por qué, que en un principio puede parecer una pregunta puramente intelectual, pero que suele encerrar una petición sobre la intención, y si queremos ignorar ésta, sobre una causalidad. Son ambos conceptos tan problemáticos que prefiero no aceptarlos como herramienta para su comprensión en biología. Resumiendo, una madre confiada y amorosa tal vez ignore en parte y por tanto no sepa transmitir desconfianza, temor, peligro intencional, criando con ello una prole amorosa y tranquila. Una madre temerosa, ansiosa de seguridad, inquieta y desasosegada transmitirá el amor envuelto en precaución, un amor bastante condicionado, enseña a diferenciar lo bueno de lo malo y por supuesto a detectar mejor la maldad (riesgo) que la bondad (neutro) criando una prole desconfiada y temerosa. Recopilando sobre la educación de los padres tal vez lo saludable sería que la madre enseñe a amar y el padre a conocer lo externo, reglas y posibilidades y de un adecuado equilibrio de ambas formaciones surgiría unos hijos amables, confiados y adaptados al medio social en el que podrán desarrollarse en toda su plenitud. Ya que el ser humano no ha existido, ni puede existir aislado, incluyo a otros padres y otras madres ya que participan en el desarrollo del adolescente de múltiples formas. Principalmente influyen a través de alguno de los personajes ya comentados: a través de nuestros padres conformando la cultura en la que nos criamos, a través del Ansiedad. Esencia y presencia Agustín Arroyo García-Cervigón

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grupo de iguales por la educación, crianza que llevan sus propios hijos y que influyen en otros adolescentes de su edad. Sin embargo también los otros padres y madres influyen en la formacióneducación de los adolescentes de una forma bastante pasiva, pueden servir de espejo al adolescente de como cree que deberían ser sus propios padres y según el balance de esta comparación podrá haber hijos rebeldes, hijos satisfechos, etc. etc. No olvidemos que esta imagen esta más en la ideas del adolescente que en los hechos o intención de aquellos padres. Los maestros aunque son un personaje fundamental en la formación del adolescente, de entrada ocupan un papel secundario que solo pasa a ser muy importante cuando existe una gran contradicción entre la educación familiar y la de la escuela. Los maestros, excepto aquellos que sean muy significativos, aportan un material disperso y fraccionado, por tanto sus prédicas solo serán asimiladas si pueden encajar en la estructura que previamente han tejido los padres. Los maestros como el padre enseñan reglas y posibilidades e incluso al nivel de posibilidades son los encargados de proporcionar gran parte de los medios que hacen real lo posible, la escuela es el primer contacto político en el que el niño puede practicar unos conocimientos y teoría aprendidas en casa. Sin la intención de ser exhaustivo quiero aquí mencionar uno de los conceptos que me son más queridos, por lo práctico y por el rigor intelectual que tiene y son las ideas de Humberto Maturana, ya comentadas más ampliamente, que él desarrolla de una manera sublime en su libro “la biología del amor”. Su tesis se centra en la idea de que el hombre es un ser amoroso y sólo ha sido posible por medio del amor el desarrollo del hombre y gracias al amor el hombre ha sido viable a pesar de la lentitud en su maduración, que él llama larga neotenia. Según Maturana cada contexto tendría su emoción fundamental, y estas se expresarían como conductas, pudiendo conocerse la emoción por aquellas, es decir la emoción dejaría de ser algo íntimo y por tanto podría ser cognoscible. El contexto laboral tendría como emoción básica la obligación, el contexto político (como ejemplo valdría como se gestiona una tribu de grandes monos) tendría como emoción el poder, expresado como manipulación, control, etc. Y en el contexto social la emoción sería el amor, ya definido en otro lugar, y que se expresaría como respeto, aceptación, solidaridad, etc. Es evidente que en cada contexto la emoción básica no es la única, y con frecuencia no es la predominante, e incluso un radicalismo en el ejercicio de la emoción fundamental puede hacer que el contexto se haga añicos al no cumplir su función. El tema que nos ocupa nos trae dos elementos fundamentales, el niño tiene que conocer las emociones para poder practicarlas, tienen que aprenderlas y son sus educadores, padres y maestros los encargados de enseñarle la adecuación de la Ansiedad. Esencia y presencia Agustín Arroyo García-Cervigón

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emoción al contexto. Los maestros son el instrumento básico para desarrollar y adecuar las emociones poder y obligación, como lo es la madre con respecto al amor. Pues bien, la escuela sería el laboratorio fundamental en el que el adolescente aprendería a manejar la emoción poder, y también la emoción amor fuera de la familia, aunque ya antes de la adolescencia habría tenido la oportunidad de manejarlas, pero es en esta etapa en la por tratarse de un momento de crisis se establecerían las bases para el futuro adulto. En el mundo actual creo que han aumentado las relaciones de poder, aquellas en las que predomina la manipulación y control como conductas y qué duda cabe que un conocimiento de estas relaciones, evitando el abuso de ellas, además de su aceptación si es la relación funcional, es fundamentalmente tarea de la escuela. Los maestros como las madres tienen influencias en generar la emoción confianza/ desconfianza. Si el maestro enseña trampas y problemas incide en la desconfianza, si enseña a desarrollarnos, como hacer lo necesario, genera confianza; la vida surge, se desenvuelve en un equilibrio inestable. Y solo las desviaciones mantenidas producirán emociones perturbadoras. Sobre la ansiedad aplicare lo dicho a propósito de la educación familiar, aunque no debemos olvidar que confianza se asocia a amor, contexto social, y desconfianza a poder, contexto político, y por ello es tan necesario el control del poder por otro poder, de ahí surgen las necesidades de normas, y se produce tanta ansiedad cuando no funcionan los controles del poder, y a la vez tanto perturba un control del poder sobre el poder demasiado estrecho, es la base del equilibrio libertad/ abuso. Los abuelos son unos personajes aparentemente ausentes con mucha frecuencia en nuestra sociedad, digo aparentemente porque con más frecuencia de lo que se cree están presentes. Aquellos que no están físicamente presentes pueden influir, e influyen a través de la educación, en la forma y en el fondo, que dieron a los padres, y a través de las diferencias entre las educaciones que cada progenitor recibió. Para percibir esta diferencia, hagamos la metáfora de que a cada ojo corresponde la educación recibida de un progenitor, padre y madre, sería necesario hacer como hacen los oculistas en la graduación de la vista, primera taparse un ojo y después el otro y ver la diferencia; trasladando esto a la educación sería necesario que ambos padres hablasen entre si y con sus hijos de las distintas educaciones por separado. Habría dos enfoques y tiempos distintos, la pareja relacionándose entre si, buscando el punto en común para obtener una epistemología familiar, y buscando la diferencia para obtener recursos que transmitir a su prole, incluyendo en la conversación de la pareja entre sí y con sus hijos los puntos en común y las diferencias de sus respectivas educaciones. En el caso de los abuelos presentes físicamente además de la influencias ya señaladas, influencias a través de la memoria podríamos llamar, los padres pueden ver los cambios que los abuelos expresan en cuanto a lo que les aconsejaron a ellos y lo que aconsejan para las nietos transmitiendo en ese acto tanto la idea del cambio en el tiempo como el cambio en la posición. Toda complejidad, además de información puede generar ruido y de este ruido obtener más información, o más que ruidos, rugidos y estos suelen generar confrontación y malestar. Ansiedad. Esencia y presencia Agustín Arroyo García-Cervigón

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Hasta aquí he descrito todos los personajes que tienen la ineludible tara de educar al niño para hacerlo adolescente, hago al niño pasivo en aras de la simplicidad, aunque todos sabemos cuanto mandan los niños, cuanto limitan, perturban, proponen e incluso determinan (la madre limpia el polvo porque el niño tiene alergia, etc., etc.). Si el niño es pasivo no es responsable, aunque si la primera premisa fuera falsa también lo sería la conclusión. Para cubrir más posibilidades, en adelante pensemos al adolescente como un sujeto, es decir activo o al menos, menos pasivo de lo que lo he ido dibujando hasta ahora, y veamos como va cambiando el panorama. Creo que este cambio de la pasividad relativa a una actividad más evidente sería exactamente la adolescencia, el paso de la infancia a la juventud. Si el adolescente deviene, surge del niño y este de su educación, ¿qué educación generará más problemas, aquella en la que todos los educadores estén de acuerdo o en la que haya desacuerdos?, ¿cual será más sana? No sé la respuesta. Sé que si hay unanimidad en los criterios de los educadores será más difícil al educado cuestionar o desviarse de lo establecido-trasmitido, y puede estar seguro, pero si hay cambios habrá mayor conflicto cuando se encuentra con otros actores que defiendan otras ideas. Si ambos padres, educadores, etc. comparten, planifican similares hipótesis con distintas conclusiones podrán discutir aunque puede parecer que no se entienden y haya confrontación; si no comparten ni la hipótesis, tal vez no puedan ni comunicarse. Para aclarar podríamos decir que entre los educadores se puede compartir una epistemología sin compartir las mismas teorías, entonces habrá entendimiento y desacuerdo, si distintas epistemologías no habrá seguramente ni entendimiento. A pesar de la infinidad de ejemplos, prefiero que cada cual ponga los suyos y valga de pista la diferencia entre los educados en colegios con una base confesional, no importa la confesión, y los educados en colegios aconfesionales. En cuanto a los padres generalmente se da el caso de compartir la misma hipótesis, si no sería difícil que formen una pareja. Otro tanto ocurre con la escuela, padres y escuela están de acuerdo en lo básico y si así no es, será por la obligatoriedad de la enseñanza, y no poder los padres escoger, aunque en general el azar lima las grandes diferencias. Podemos sacar de esto último dos conclusiones fundamentales: Si el adolescente ha tenido la suerte de recibir hipótesis, conclusiones, epistemologías distintas, por distintas vías, tal vez tenga más problemas a la hora de inventar su propio punto de vista, pero a la vez tendrá más facilidad para adaptarse y entenderse con los otros, siendo raro que no contacte con los demás.

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Si existen desacuerdos en las conclusiones, pueden aparecer más conflictos con sus educadores, será frecuente que no compartan las conclusiones pero pueden compartir las hipótesis. Descritos los personajes inventemos distintas tramas. Nuestra educación y nuestro lenguaje nos hacen concebir, ver, la ansiedad como algo interno o como la expresión directa de la acción de otro. Si colocamos el problema internamente hablamos de enfermo, si como la expresión de una conducta del otro la encontraremos lógica, pero en ambos casos el ansioso, sufridor, no puede hacer nada o casi nada para evitar la sensación de ansiedad y a lo sumo le recomendarán, se recomendará superarla o controlarla. Ya sabemos de otros capítulos que esto es imposible al pertenecer la ansiedad al dominio de lo involuntario. Con este planteamiento vemos que no surgen alternativas, intentaré otra visión Una parte de la ansiedad podría surgir de nuestra biología, comparémosla con un dolor y tratémosla como a este, el dolor se soporta pero no se controla ni se supera. También hay ansiedad derivada del ambiente, como un sentimiento, sensación que responde a estímulos internos o externos teniendo aquí dos opciones: -

Cambiar los estímulos.

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Cambiar nuestra forma de experimentar los estímulos.

En cuanto a nuestra forma de experimentar sabemos que depende de nuestra forma de percibir, fenómeno activo y no pasivo que depende de nuestros conocimientos para detectar distintas diferencias, estímulos y de enfocar nuestros sentimientos, atención a uno u otro lugar. Nuestra respuesta que podríamos simplificarla en huida, acercamiento, inmovilidad o lucha depende del valor que le demos a lo percibido, volviendo de muevo a ser nuestra forma de conocer la clave de las computaciones, conclusiones, hipótesis que obtengamos, si cambiamos la operación (por ej. suma en vez de resta) que se la aplica a unos datos el resultado varía. Hasta aquí sigo haciendo una descripción lineal, clásica. Una fórmula para empezar a practicar en la forma de experimentar los cambios de estímulos es hablar de los tipos de causa según Aristóteles, sin querer con ello agotar las posibilidades. Aristóteles habla de causa material, formal, eficiente y final, y quedémonos con las dos últimas. Se entiende por causa eficiente al estimulo que genera la consiguiente respuesta, es la causa que se busca cuando se habla de la relación causa efecto, es la causa que se busca cuando se pregunta ¿por qué?, suele ser la causa que se busca Ansiedad. Esencia y presencia Agustín Arroyo García-Cervigón

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y se da en las explicaciones, explicaciones genéticas, esta se produce por, se puede evitar si... y se curaría deshaciendo la teórica causa y sus consecuencias, aunque en muchas ocasiones necesitaríamos cambiar al revés el reloj del tiempo y hay quien lo consigue o al menos lo intenta con un cambio de la vivencia y /o la descripción de la causa pasada, dejando implícita con esta maniobra que nos movemos total o fundamental en el ámbito de las ideas, ya que si las causas y los efectos ocurrieran en el ámbito de lo material no se podría deshacer los efectos aunque descubriéramos la causa, como no se arregla un cristal aunque descubramos la piedra que lo rompió. Observemos, intentamos remedios materiales, buscando causa materiales en situaciones que no son materiales ya que si lo fueran no valdría para nada nuestro engaño ni nuestro método. Definitivamente la lógica causa-efecto no es aplicable a este tipo de problemas mentales, ¿o si? Estamos aplicando la lógica de los sistemas causales a los sistemas mentales o complejos. Si aplicamos los métodos de la causa final, en vez de los de la causa causal, es decir hay un para qué, una intención, (en lugar de un por qué) y aplicamos esto al concepto de ansiedad, nos ponemos, se ponen ansiosos para conseguir algo, escondiendo o suprimiendo en esta forma de búsqueda dos incoherencias evidentes al menos. En primer lugar aquel que con su ansiedad provoca o aquel que reaccione ante la ansiedad de otro es un tonto perverso, tonto por no encontrar una alternativa mas estética, perverso por no encontrar una alternativa mas ética. Como segunda hipótesis del que así actúa destacaría, que niega la libertad del otro al suponer que una conducta (ansiedad o generadora de ansiedad) obliga al otro a actuar como el desea,(es lo que lleva implícito el concepto de causa eficiente) ignora que somos libres y responsables de nuestros actos y por ello no podemos aplicar el concepto de causas eficientes en la relación humana y en biología. Si como creo que he descrito y casi demostrado, no es posible aplicar la lógica aristotélica a las situaciones, relaciones y sentimientos humanos, ¿como es que la aplicamos con tanto énfasis en las relaciones del adolescente con el resto de los personajes antes descritos? Creo que es un problema del idioma, no existen demasiados palabras para explicar tendencias y las que existan tratan las tendencias como necesidades, tengo que, debo de...., no queda más remedio que…., que vuelven a entrar en contradicción con la voluntad y que sin embargo tanto se usan y más los ansiosos como si con ello buscaran su propia incompetencia. Cuando nos acostumbramos a ver tendencias, redundancias en las relaciones y no necesidades, automáticamente desaparecen la explicaciones causales, genéticas y surgen explicaciones fenomenológicas, razonables, comprendemos al otro y la relación y asumimos la incompetencia de la palabra control fuera de aquellos contextos que no exigen necesidad, apelamos a la voluntad del otro y no a la obligación, aceptamos la incertidumbre y no pedimos necesidad y aumenta nuestra fe en la buena voluntad, en la ética, y el sentido común, estética de los otros, incluso aunque estos sean adolescentes. Al empezar el capitulo intentaba descubrir los personajes y después su relación. Siento que he fallado, he descrito a los personajes en relación con... Siento haber Ansiedad. Esencia y presencia Agustín Arroyo García-Cervigón

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fallado, me disculpo y me alegro, he descubierto el truco, no se puede describir al personaje sin describir la relación cuando en vez de llamar a los personajes por su nombre los llamamos por su función, la función no obliga a la relación pero la preforma, la presupone, eliminando la posibilidades incompatibles con la función. A modo de síntesis de este capítulo, y tal vez como idea que en el futuro nos permita comprender todo lo anterior, y desde la comprensión buscar soluciones, quiero introducir algunos de los conceptos que Margaret Mead nos enseña en su obra “generación y compromiso”. Margaret Mead divide las distintas culturas en posfigurativas, coofigurativas y prefigurativas. La posfigurativa sería aquella cultura en la que los abuelos están presentes, se produce y se mantiene la tradición y los jóvenes no cuestionan abiertamente las ideas y normas culturales; suele ser la cultura de antaño. La coofigurativa surge, se da cuando las normas antiguas dejan de ser funcionales, con frecuencia por un cambio de lugar como se da en la emigración y los jóvenes y no tan jóvenes aprenden y enseñan a sus coetáneos, intentando formar y crear una nueva cultura más adecuada a las situaciones y que con frecuencia podrían dar lugar a una nueva cultura posfigurativa al intentar que se mantengan a través de la transmisión los nuevos valores. La cultura prefigurativa sería aquella en la que los abuelos están ausentes, las normas anteriores se han vuelto inoperantes y son los jóvenes los que tienen que ir inventando la cultura, compartiendo y enseñando a sus iguales y mayores; la experiencia de los viejos ya no es funcional, al igual que las antiguas normas y valores. Creo que en la actualidad estamos en este último tipo de cultura, por ello se habla tanto de pérdida de valores, y da la sensación de una sociedad anómica al no ver la presencia de las normas antiguas. Sin embargo no hay una sociedad anómica, la realidad es que no están presentes las antiguas normas, pero los jóvenes van inventando, aceptando y cuestionando nuevas normas, y de este desconocimiento de la existencia de nuevas normas surge la creencia de un caos, de incertidumbre y la sensación de inadaptación que mucha gente tiene, fundamentalmente aquellos que precisan seguridad y control, aquellos que hasta aquí he venido llamando ansiosos. No sólo las personas pueden se ansiosas, también las familias, los pueblos y las sociedades. El vivir en esta cultura prefigurativa hace que con frecuencia veamos al adolescente como perdido, sin rumbo y es la falta de elasticidad y confianza de la generación anterior la que hace que parezca caos, y ruptura y problemas lo que no es más que una consecuencia de la cultura en la que vivimos y adecuación funcional a los nuevos tiempos. Yo lo ve claro, tal vez fuera preciso otro capitulo u otro libro para ver las posibilidades que porta estas ideas.

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CAPITULO SEIS

ANSIEDAD Y EDUCACION

Como ya vengo repitiendo en esta serie de capítulos, sólo me siento experto en ansiedad, pero no en educación, por tanto es fácil que no sea exhaustivo en cuanto a la educación se refiere, pero sí creo que será ilustrativa esta relación. Me voy a referir básicamente a la educación reglada, a la que se enseña en la escuela, aunque de pasada me refiera también a la que se recibe en la familia. Es de todos conocido que la ansiedad es más frecuente en determinadas familias, y los diversos estudios que intentan separar la herencia de la influencia ambiental parecen demostrar que hay un importante componente genético en los trastorno por ansiedad, en algunos como los trastornos por angustia la evidencia es muy fuerte, e incluso se utiliza esta diferencia para apoyar la distinción diagnóstica. Creo que la educación influye mucho, preforma nuestra epistemología, tal vez sobre una predisposición genética, pero para lo que aquí nos ocupa quiero hacer unas reflexiones sin hacer distinciones. Parece evidente que cuando a un niño se le educa básicamente en la competencia (paradigma de poder) en vez de en la colaboración, y más aún no teniendo en cuenta el componente de colaboración que tiene toda actitud vital, es lógico pensar que se genere más ansiedad si predomina el paradigma de la competencia que el de la solidaridad. Detrás de una educación basada en la competencia subyace la idea de Hobbes de “el hombre es un lobo para el hombre”, Ansiedad. Esencia y presencia Agustín Arroyo García-Cervigón

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todo hombre es un competidor natural para otro hombre, y creo que esta actitud no genera ninguna seguridad en las relaciones con los otros y como ya sabemos sobradamente es la inseguridad lo que produce ansiedad. Además debo añadir que una persona educada en la competencia también tiene entre sus premisas básicas: que todo lo podrá conseguir gracias a su esfuerzo, o mejor aún que solamente si es capaz de sobresalir sobre los otros, y sobre todo si no es gracias al componente natural e individual de cada uno, también se le podría aplicar otra máxima, “tanto tienes tanto vales”, y si ese tener sólo se puede conseguir gracias a lo que uno hace por tener, queda entonces en manos de la voluntad del sujeto el tener que conseguir más que lo que tenga el otro, que no solo implica un esfuerzo saludable sino el afán por tener más, teniendo que el sujeto a base de esfuerzo o lo que sea superar al otro. Con esa educación nos sentimos responsables de algo que no depende enteramente de nosotros, pues no basta con hacer, que sí depende de uno, sino de conseguir más que el otro, y aquí ya entran demasiadas variables no controlados por la persona, y sabemos que cuando uno se empeña en querer controlar algo sobre lo que no tiene todo el control, esta actitud genera ansiedad, pero además se añade la ansiedad que se genera ante la necesidad de conseguir el fin propuesto, es decir cuanto más vital se considere lo que se tiene que conseguir más temor de no poderlo conseguirlo, y este temor traerá más ansiedad. Hasta aquí lo que podríamos considerar los aspectos genéricos de este tipo de educación, pero pasemos a los aspectos concretos.

Cuando el niño es pequeño es de suponer que se sienta comparado (aunque en realidad no lo sea) con frecuencia con otros niños, según sus logros, y creo que en este primer paso el niño empieza ya a no escucharse y a medirse en relación a los otros, lo que en cierta medida es necesario, pero en exceso genera un extrañamiento de sí, que sería el núcleo de lo que algunos llaman inseguridad en sí mismo, y que como ya he repetido y repetiré, no creo que sea la esencia de la ansiedad, aunque esa inseguridad que sigue a la comparación sí que es un mal comienzo para conseguir una epistemología de la colaboración, y no creo que esta forma de pensar sea muy tranquilizadora, ya que el saber que no estamos solos y que además podemos contar con los otros sería un concepto necesario para confiar en las situaciones que no dependen totalmente de nosotros, siempre que los otros pudieran colaborar, fueran amigos, pero difícilmente podemos utilizar esa colaboración si aprendemos a verlos como enemigos. Sería interesante pensar en el concepto de celos entre hermanos y de pequeños, que nos es más que una forma de expresar que hay un predominio del paradigma de la competencia en vez del de la colaboración. Al ir creciendo los chavales imagino que el afán por conseguir y las metas se irán acentuando, se exagera lo ya comentado y se va experimentando la ansiedad real, tanto por lo que no se consigue, como por defraudar a los que esperan de uno que consiga, son las primeras experiencias de ansiedad y la forma de empezar el circulo vicioso de la ansiedad. El defraudar a los seres modélicos, padres y maestros genera también además inseguridad, pues qué se merece aquel que no cumple con Ansiedad. Esencia y presencia Agustín Arroyo García-Cervigón

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su obligación, en el mejor de los casos nada, en el peor un castigo, siendo el castigo la relación con lo seres queridos. Creo que estoy exagerando, también creo que una educación variada, como las comidas, que tenga recompensas y castigos es necesaria, pues como enseguida comentaré, peor aún que una educación competitiva y exigente creo que es una educación sin limites y sin más objetivos que no generar frustración, y creo que algo de frustración aumenta la tolerancia ante las dificultades y a la vez defiende de la ansiedad e inseguridad que conlleva el desengaño. La solución sería como una buena dieta, un poco de todo, sirva de ejemplo la dieta mediterránea. Desgraciadamente vivimos en un mundo demasiado grande, ya no puede ser el mundo doméstico de nuestros abuelos en el que todos se conocían, y por tanto hay que hacer normas para todos, y es por fuerza necesario que algunos no se puedan adaptar; me estoy refiriendo a los programas, las selectividades, etc., en que por mucho que los profesores en concreto quieran adaptarse al alumno, no se pueden hacer excepciones. Aquí ni la mayor comprensión puede evitar que la norma se imponga y por tanto ansiedades que no hay forma de evitar salvo adaptándose o saliendo del circuito. Reflexionando bien, creo que estas circunstancias como muchas de las que he comentado hasta ahora no hay más remedio que sufrirlas si se quiere permanecer en el juego, y no se me ocurre nada más que un remedio, relativicemos los logros y las pérdidas, tal vez esto sea lo poco aprovechable de una buena educación. En cursos avanzados, me han contado que los compañeros se esconden los apuntes, en mí tiempo de estudiante esto no pasaba, o no pasaba mucho, y cuando un compañero esconde apuntes, difícil va a poder ser confiar en él, pero si no confío en el que tengo al lado, ¿en quién confío? Estoy hablando de la educación reglada, académica, pero también pasa con la otra educación. A lo largo de estos capítulos creo que estamos viendo aparecer con mucha frecuencia paradojas que están inherentes en la vida diaria y que no tenemos conciencia de ellas hasta que pensamos el mundo. Lo reglado, lo normativizado no puede llegar más que a lo objetivo: materias, programas, conocimientos, etc., es decir todo lo objetivable, ¿pero cómo anda la educación en cuanto a actitudes y valores se refiere? Esto no es fácil de evaluar, y mucho menos imponer. En este dominio lo que cuenta es lo analógico, el ejemplo, y aquí me parece que al contrario de lo que ocurre en lo académico hay una falta de normas, una anomia que llamara Durkeim, y volvemos a encontrarnos con un nuevo factor que genera ansiedad, pues no hay nada que mas inseguridad produzca que una relación, una situación en la que el otro, los otros no sean previsibles, incluso diría mas si no estamos seguros de cual va a ser la próxima acción del otro, cómo vamos a poder prever o suponer la actitud del otro si no sabemos cual de las normas al uso va servirle de patrón de comportamiento. Como siempre cuanto más posibilidades, más inseguridad, aunque aquí con frecuencia la existencia de más posibilidades no implica un aspecto positivo sino que a la larga disminuye las posibilidades pues los miembros de la relación inhibirán su expresión al no saber como responder ni como serán respondidos por faltas de normas. Para aclarar un poco más el concepto quiero resaltar que aquellas situaciones en las es necesario, imprescindible, prever las Ansiedad. Esencia y presencia Agustín Arroyo García-Cervigón

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respuestas de las partes, estas van provistas de protocolos que de antemano nos dicen cual van a ser las distintas conductas, situación que no da juego pero si mucha seguridad, el protocolo marca el contexto y este las posibilidades de la relación.

Hasta aquí podríamos distinguir a groso modo la educación reglada del sistema de enseñanza, que hace hincapié en los conocimientos, las materias y los programas de la educación familiar que haría mas hincapié en lo moral, subjetivo, en valores y actitudes. La primera seguiría la parte digital del discurso y la segunda la analógica, y con ello quiero señalar que la educación reglada de la escuela nos proveería de los datos sobre el contenido que vamos a necesitar en nuestra vida, y la educación familiar nos dotaría de los valores y actitudes en los que basamos nuestras relaciones. Estoy exagerando en aras de la claridad, pero ¿qué pasa con la educación de nuestros iguales, amigos, vecinos, etc.? Creo que estos forman parte más del sistema anómico, nos encontramos habitualmente algo despistados, no sabemos por dónde nos van a salir, sentimos en lo cotidiano la ansiedad, podríamos decir “¿quién se lo iba a esperar?.” Para aclarar y resumir quiero definir dos conceptos empleados y ver su relación, ya que con frecuencia las distintas educaciones generan contradicciones que confluyen en el individuo. Anomia es la consecuencia de las faltas de normas, normas que deberíamos haber aprendido de la educación familiar y social y que paradójicamente esa ausencia de normas no ensancha nuestro mundo, pues aunque a nivel personal pueda parecer que dan mas libertad, a nivel relacional disminuyen las posibilidades al individuo, al inhibirse los sujetos por ignorar cuales son sus opciones, cuales compatibles con otros, sería la esencia de la tan frecuente fobia social. La ausencia de normas, restricciones no nos amplia nuestras posibilidades, pues nuestras posibilidades no proceden tanto de lo posible o permitido como de lo que creemos saber que los demás nos van a permitir, y esa anomia nos deja sin seguridad sobre lo que los demás nos vana permitir, y como consecuencia una gran mayoría se restringe más de lo que los otros lo hubieran restringido, serán los ansiosos, u una minoría se tomaran libertades que los otros no están dispuestos a tolerar, serán los sinvergüenzas, y en el caso extremo los psicópatas. La educación reglada al contrario podría adolecer de un exceso de normas a pesar del concepto “adaptación curricular” que quiere significar educación personalizada, que con frecuencia es imposible aplicar y que de su no aplicación se deriva que muchos alumnos sean unos inadaptados al sistema a pesar de no tener falta de aptitudes sino un problema de adaptación relacionada con la anomia y procedente ésta de otros contextos, por ejemplo el familiar. Resumiendo, un exceso de tolerancia en un contexto (familia, calle) genera una inadaptación en otro contexto (escuela) y por tanto frustraciones que serían las precursoras de la ansiedad-depresión del futuro.

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Perdonen si parece que acabo contradiciéndome, ¿sería más saludable una educación basada en las mismas reglas en todos los contextos (escuela, familia, etc.) en vez de variada según cada contexto? Me inclino por la variada pero contextualizada.

CAPITULO SIETE

ANSIEDAD Y MEDIOS DE COMUNICACIÓN.

En estos capítulos estoy hablando de la ansiedad y ......., y he escogido como acompañantes de la ansiedad algunas de las actividades-conceptos que son más importante para nosotros los hombres de principio de siglo, bien porque están muy presentes en nuestra vida, bien por lo importantes que son a la hora de generarnos ideas sobre las que se basa la ansiedad. Entiendo por medios de comunicación todo aquello que generan los periodistas, tanto la prensa escrita como la radio y la televisión. Al tratarse de una generalización a todo lo que sigue más de uno puede encontrar excepciones, pero como se irá viendo en el contexto, todo aquello que no se pueda identificar con mi argumento tiene poca importancia, basta con que sólo uno haga lo que voy a describir para que mi argumento tenga el valor de general, pues aquí viene una de las ideas más útiles y difícil de aceptar, las ideas generadoras de ansiedad la generan y las tranquilizadoras no tranquilizan a los ansiosos. Sería haciendo una metáfora con los números, aquí solo cuentan los positivos, pues el universo de los negativos no tienen función. Quiero empezar poniendo un ejemplo para que quede claro; cuando un periódico, o mejor un telediario dice que existe un riesgo de padecer “meningitis” se crea “alarma social”, alarma que no desaparece aunque después aparezcan el resto de los medios de difusión relativizando el problema. El ansioso no soporta la inseguridad que la situación ofrece, aunque esa inseguridad sea mínima, aquí se da Ansiedad. Esencia y presencia Agustín Arroyo García-Cervigón

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una enantiodromia, la búsqueda de seguridad absoluta genera por el contrario inseguridad. Los periodistas son los voceros de lo social, y como todo vocero amplifica cualquier discurso y esa ampliación distorsiona “la realidad" y esta distorsión ya genera inseguridad, y ésta ansiedad, y todos sabemos que la exageración no es una mentira. Si los voceros son varios, y además como suele suceder están en desacuerdo, este no neutraliza el efecto, cada persona cogemos los argumentos que apoyan nuestra tesis, nuestra epistemología. En los que no son ansiosos, la duda puede generar una búsqueda de posibilidades y esperanza, en el ansioso las posibilidades generan inseguridad, pues no podemos olvidar que la posibilidad es lo complementario de la seguridad total, a más posibilidades menos seguridad en alguna de las posibilidades concretas. Por mi poca afición a la prensa no soy un experto en lo que hacen los periodistas, y a pesar de eso soy una persona “ informada” como cualquiera, pero tal vez por no tener demasiado interés en lo que dicen los periodistas puedo percibir mejor lo que yo considero exageraciones, en culto – sesgos- de las informaciones que recibimos. Además la prensa tiene un efecto ansiógeno intrínseco, sabemos las noticias de todo el mundo como si de nuestro barrio se tratara, pero la mayoría no sabemos dividir, no sabemos obtener las cifras relativas y si el tema nos sensibiliza, rápidamente generalizamos, y esa generalización de las posibilidades o de los riesgos nos produce una distorsión que a los voraces de seguridad que duda cabe que les genera ansiedad. Espero que mi discurso no se interprete como un deseo de silenciar a la prensa, ni mucho menos de estar queriendo decir que los periodistas mienten, digo simplemente que el efecto de sus discursos en determinadas personas es la ansiedad, es como los efectos del polen en los alérgicos, que es un mal inevitable y que no proviene de un tóxico sino de un fenómeno natural y conveniente, ¡cómo si no se podrían fecundar las plantas!, y en el caso de la prensa cómo si no podrían difundirse las noticias y las opiniones, pues como suele suceder con frecuencia la solución es peor que el problema y caeríamos en la desinformación más absoluta, o cada informador seleccionaría sus interlocutores generando la idea más absurda que a nadie se le haya podido ocurrir, la restricción de los hechos públicos. Pero además la prensa cumple el papel de educador, o si se quiere de formador de opiniones, bien es verdad que luego cada cual “es dueño de pensar lo que quiera”, y para que una sola voz pueda formar a tanto público es conveniente que se resalte un poquito aquello sobre lo que queremos llamar la atención, aunque sin exagerar para que lo que se diga sea creíble, pero como desgraciadamente es más fácil de caricaturizar a los que tiene los rasgos más exagerados, los lectores o los oyentes acaban creyendo que todos tenemos la nariz gorda y larga o el mentón prominente, y es esta distorsión la que al no ajustarse a las cosas como deben ser nos hace decir con frecuencia “todo esta podrido, a donde vamos a llegar”, y ya vamos viendo que esas ideas nos tranquilizan poco, aunque existen muchísimos programas que siguen este esquema. Ansiedad. Esencia y presencia Agustín Arroyo García-Cervigón

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Es obvio que sólo es noticia aquello que no es corriente y siguiendo con el ejemplo de las caricaturas podría decir que solamente se cuenta aquello que es en sí distinto, es decir se habla de lo raro, y es lo raro, lo único, lo que el ansioso tiene como ejemplo para prevenir o evitar ( no olvidemos que el ansioso en su pensar diario lo que hace es confundir posibilidad con probabilidad, por lo que intenta evitar “todo lo posible”, todo aquello que le produzca alarma, no solamente lo que sea probable y a la vez indeseable), y son los medios de comunicación por la esencia de sus objetos informativos el mejor caudal de circunstancias en las que el ansioso se puede ayudar para demostrar sus conclusiones y así poder seguir siendo ansioso y, cuerdo e informado a la vez. Desgraciadamente otra de las funciones, la más necesaria y divertida de los periodistas es la de hacer preguntas, a veces hacen preguntas de las que ya saben la respuesta, y esas preguntas no producen desasosiego ni a ellos, ni al preguntado, ni por supuesto al oyente, vamos es lo ideal, es casi una conversación entre amigos, pero como todos sabemos eso no es el periodismo auténtico, el periodismo interesante es el periodismo inquisitivo, el buen periodista debe obtener noticias, mejor aun, descubrir aquello que no hubiera sido descubierto sin su esfuerzo y colaboración, debe hacer preguntas difíciles, que el entrevistado tenga que pensar, incluso puede ayudarse de preguntas sin respuesta, esas son las preguntas que realmente generan la noticia y opinión. Generan opinión porque antes de ser una respuesta no se le hubiera ocurrido a otros, noticia porque con frecuencia se adelantan al acontecimiento, incluso si la respuesta obliga al acontecimiento a que se cumpla, no solo generan noticias, sino que hacen historia. Estas preguntas sin respuestas conllevan un gran problema, como ya hemos visto, el mero hecho de aceptarlas como preguntas generan incertidumbre, incertidumbre en lo dicho y en lo que se sobrentienden, son preguntas que amplían nuestro mundo de posibilidades, y a veces hasta de lo imposible y esta es una de las causas fundamentales de la ansiedad. Cuando el mundo es demasiado grande puede producir distintas reacciones: a algunos mareos, a otros nauseas, a otros perplejidad, a todos, inquietud. Con esto no defiendo por supuesto lo contrario, no es mejor un mundo chato y pequeño. Tenemos derecho a saber toda la amplitud de nuestro mundo y de conocer el mundo que nos rodea y además lo inexplicable es que ese saber y conocer más, no debería generar inseguridad, y menos al ansioso, lo lógico es que estuvieran más tranquilos, y mas tranquilos además al saber que hay unos conciudadanos encargados de velar por sus intereses y de descubrir lo oculto, pero paradojas de la vida, los ansiosos no son conscientes de esta función sublime y excelsa de la prensa. Tampoco puedo dejar de mencionar a esos pocos periodistas un poco escatológicos que se encargan siempre de dar las malas noticias, y al contrario de lo que debería ser tampoco nos tranquilizan, aunque siempre las guerras, los crímenes y los desastres estén tan lejos, sin embargo más bien parece que las riadas van a salir de la tele y nos van a inundar el salón, o en las guerras pudiera escapársele un tiro a los soldados. A los muy reflexivos lo que peor los pone es el reflexionar la maldad de los hombres, y lo cerca que tenemos el peligro, “está en la naturaleza humana”. Hay otro género de periodistas, sin duda los menos, que actúan como si estuvieran pagados por algún enemigo público o encubierto y que en vez de informar se dedican a desinformar, o en su faceta más refinada, los que se dedican a Ansiedad. Esencia y presencia Agustín Arroyo García-Cervigón

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distorsionar los hechos más elementales, y como todo el mundo sabe la forma más sencilla de conseguirlo es sacando los hechos de contexto, y como también sabemos es la forma más difícil de desenmascarar, ya que tendríamos que referirnos al contexto para darle el significado adecuado a la noticia, pero como la prensa tiene un espacio restringido y la televisión un tiempo aún más restringido e interrumpido por la inevitable publicidad, es difícil seguirle el rastro al contexto y darle al hecho su justo valor, y si además este comentario, noticia u opinión se coloca cerca de otra con determinada intención, parece como si las noticias se contagiaran y entonces el público se confunde o se asegura más en su idea y con ello se consigue aumentar la división de opiniones, perdón el aumento de opiniones encontradas y para aquel que duda, qué duda cabe que esto nada lo tranquiliza, o si lo tranquiliza es porque lo reafirma en su idea ansiógena, por ejemplo si uno piensa que un señor es un delincuente, una información contraria no contextualizada hace que aumente su desconfianza hacia la intención del periodista y eso lo enerva, si por el contrario lo reafirma en su opinión, se acentúa su distancia de los que piensan lo contrario y uno vuelve a enervarse con la ceguera de los contrarios, y para los indecisos, ¿con qué opinión se quedan?, como vemos en los tres casos todo esto genera inseguridad, pero como aquí se trata de manipulación, llega a parecer que los creadores de opinión te están pidiendo que te decidas y el tener que tomar una decisión con tantos datos siempre genera dudas y la duda ansiedad. Pero la prensa no es solamente algo pasivo para los sufridos televidentes o lectores, también hay algo que agrava más el panorama, hay gente que además va buscando determinadas noticias inquietantes, y aquí tenemos otra paradoja del destino, los hipocondríacos ven los programas sobres temas médicos, se emboban con los avances de la medicina, los que tiene miedo a los aviones revisan las hemerotecas para calcular el riesgo de un accidente aéreo o de cualquier clase en las próximas vacaciones y así se pueden multiplicar los ejemplos, son aquellos que hacen mal uso de la información objetiva, veraz y desinteresada. Una mención especial merecen los programas de televisión conocidos como coloquios, tertulias o debates. Se da por supuesto que los artífices de estos programas tienen la sana idea de informar o formar y hacerlo lo mejor posible, y la idea básica es elemental, si en un mismo espacio y en un mismo tiempo hacemos que coincidan las distintas opiniones que sobre un tema se conocen, los espectadores podrán en un poco tiempo estar perfectamente informados sobre el tema del que se trate. También es verdad que las distintas cadenas tienen como objetivo fundamental el conseguir la publicidad, para ello necesita conseguir el mayor número de público posible y con ello ayuda a más gente en su tarea formativa o informativa. Aunque como al lector atento no se le escapará, he utilizado distintos términos para programas que aunque en apariencia tiene un formato parecido, en algo se deben distinguir cuando hay distintos términos para nómbralos, y es que coloquio, tertulia y debate es evidente que no son sinónimos. Cuando me refiero a un programa con el término tertulia, me estoy refiriendo a una situación en la que varios expertos en un tema se reúnen para hablar entre ellos sobre el tema cuestión, en general de un tema cultural o científico y de una manera desenfadada se va enfocando el tema; con frecuencia hay bastante coincidencia en la apreciación general de los temas.

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Cuando utilizo la palabra coloquio, también estoy pensando en un grupo de expertos o de enterados que opinan sobre uno o varios temas, desde uno o varios puntos de vista, siendo el tono general del programa amigable y en ningún momento se intenta que los espectadores saquen conclusiones definitivas, e incluso en general se persigue que no saquen ninguna conclusión. Cuando menciono la palabra debate estoy pensando en los programas en que varios expertos previamente seleccionados por sus opiniones encontradas en un tema, son reunidos por un moderador con el fin de hablar de un tema de opinión. Para calentar el debate es preferible que los componentes sean irónicos, o /y ardientes en su exposición, que sus opiniones sean lo más encontradas posibles, y el tema de debate sea lo más subjetivo o subjetivable posible, y durante todo el programa unos deben intentar convencer a los otros con mejores o peores artes de que ellos llevan la razón y el resto esta equivocado. Se anima más el debate si además todos se reconocen informados de la única verdad, pero intenciones poco confesables e intereses más o menos bastardos los lleva a cada uno a defender una postura más encontrada. El tono general del debate es si no violento al menos emotivo. Como ya sabemos desde el principio estos programas se hacen para aclarar las posturas convenientes a los espectadores, aunque ya sabemos que esta "conversación" no va a conseguir cambiar la opinión de ninguno de los participantes en el debate, si uno consiguiera convencer a los debatistas en unas pocas semanas nos quedaríamos sin personas que defendieran distintas opiniones, pero todos sabemos que eso no ocurre, pues los vemos una y otra vez sin que cambie en nada su discurso. La verdad es que este diseño recuerda mucho a lo político, que como sabemos no trata de educar si no de manipular, conducta coherente con la política, tal vez por eso llaman a la prensa el cuarto poder por utilizar las conductas propias del mismo. Es verdad que estas conductas manipulativas generan en si mismas ansiedad tanto por la conciencia que tenemos de pérdida de control, como por la incertidumbre que nos trasmiten, siempre contamos con menos información de la necesaria para saber si nuestra opinión o decisión, es la “más” adecuada, también con estas tretas se genera desconfianza que es otra de las muchas caras de la ansiedad. Quiero hacer una última reflexión, aunque tal vez me deje las mejores ideas en el tintero. Todo lo anterior podría explicar el éxito de esos programas que se han dado en llamar basura, bien es verdad que no hacen más que mostrarnos el lado menos humano de lo humano con una falta de pudor que ralla en lo inhumano, pero en realidad tampoco nos cuestionan nada, tal vez sea una forma práctica aunque no creativa de matar el tiempo; la gente no es tonta, si los ven por algo será.

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CAPITULO OCHO

ANSIEDAD Y POLÍTICA Los políticos no gobiernan Complacen

Como no soy un experto en Política, poco puedo decir de ella, pero como sí he visto y tratado a cientos de ansiosos en mi vida si puedo decir mucho de la ansiedad. En cuanto a Política no me voy a referir a la Política con mayúsculas, ni a la teorías políticas y voy solamente a hablar de lo que es la política cotidiana, es decir me voy a referir a lo que creo que hacen los políticos y a como este quehacer nos afecta a los ciudadanos y en especial a los ciudadanos ansiosos. Realmente las actividades de los políticos que más nos afectan son aquellas que llegan más directamente al pueblo, es decir a través de las leyes y normas que nos obligan y que tenemos que conocer, aunque no seamos abogados y aquellas actividades que los medios de comunicación nos dan a conocer y por ello nos influyen, no tanto por su trascendencia sino por lo que creemos que nos van a afectar, sería en realidad cómo nos influye la prensa que habla de las actividades de los políticos. Esto parece obvio, hay actividades que nos afectan directamente, otras que creemos que nos pueden afectar. En el ámbito público basta con esa simple creencia para que ya Ansiedad. Esencia y presencia Agustín Arroyo García-Cervigón

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nos afecte, aunque siempre es a través de nuestros actos, unas veces los hacemos para evitar o facilitar la influencia de la ley, otras veces son nuestros actos los que hacen que se cumpla la profecía que la información propone. Se ha dicho que la política es el arte de lo posible. La palabra posible tendría aquí dos connotaciones bien distintas. Según una los políticos son unos hombres que permiten que lo posible se haga realidad, ampliando nuestro mundo, de lo real a lo posible, según la otra acepción los políticos son unos hombres prácticos que solamente hacen lo que es posible (actuable), sin meterse en disquisiciones teóricas sobre distintas alternativas, su campo se limitaría a lo que es factible, eliminando de su quehacer lo posible como lo imaginable. Y paradojas del destino, mientras a los que no son ansiosos les gustaría más que el político trabajase con la primera acepción, a los ansiosos los tranquiliza saber que sus hombres públicos solamente se mueven por la segunda, se siente seguros al conocer que existen unas barreras, las que imponen las circunstancias concretas del hacer. Creo que esta distinción no es trivial, de hecho a los políticos no se les permite al menos en público flirtear con lo posible como lo imaginable, se les exige moverse en el terreno de los hechos ignorándose que antes que hechos fueron ideas, y estas se formaron en la imaginación, y en un segundo tiempo a este conjunto de ideas se las limitó con el concepto posible como capaz de hacerse, y aquí es donde se establece la principal diferencia entre unos políticos y otros, pues cuando la mayoría estaría de acuerdo en lo imaginable, la diferencia de los limites de la “realidad” es lo que hace que existan distintas formas de hacer y por tanto de contar lo que se va a hacer, y de medir lo que se ha hecho. Si observamos atentamente, en realidad lo que decide que se hace en política tiene básicamente que ver con la cantidad de ansiedad que están dispuestos a soportar los hombres que hacen la política y los hombres que los apoyan y votan, aunque también sobre esto se pueden hacer diferencias fundamentales. Tanto al público en general -parece que todos nos hemos vuelto ansiososcomo a los políticos, lo que más ansiosos nos pone es que la gente y los políticos activos tengan ideas nuevas, pues pudieran ser distintas de las “correctas” y con ello no actuar como prevén. Es muy interesante porque aquí la palabra control -que es de las más queridas de los ansiosos y los políticos- cobra todo su valor y casi diría que se podría equiparar con anular al otro como ser pensante y con ideas propias. El quehacer público tiene distintos tiempos, en un primer tiempo se elaboran las ideologías que no son más que un conjunto de ideas claras y chatas sobre lo que debe ser, y lo que puede ser hecho. Este conjunto de ideas, coherentes por lo limitadas, o coherentes por la coherencia artificial de que se dota al conjunto, es lo que luego hay que presentar al público votante. De acuerdo con el pensamiento complejo sólo puede haber coherencia en el nivel epistemológico, o mejor dicho aún, solo a nivel epistemológico se da siempre la coherencia, pero ya sabemos que este nivel suele ser encubierto e incluso con más frecuencia ignorado. Para convencer se suele utilizar el nivel teórico o técnico. Durante el tiempo electoral se presenta la ideología ya no como “un debe ser”, sino como lo que interesa dentro de las opciones posibles, que no son las opciones que puede presentarnos la imaginación, sino las posibilidades que resultan de la “ falacia de las alternativas”, es decir de las alternativas que el sistema permite para que Ansiedad. Esencia y presencia Agustín Arroyo García-Cervigón

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nada cambie demasiado, y finalmente aquel que cuenta con más credibilidad, credibilidad fabricada con la propaganda y los intereses, es el que debería tener más votos, ganarán los “ capaces, prácticos, honrados” y los que intenten ampliar los horizontes serán menos creíbles y por tantos castigados. El método para elaborar que hay que presentar a los electores es perfecto por ser tautológico, parte de unas premisas, parte de unas premisas ignoradas, y se confirma su coherencia ya que las premisas obligan a sacar loas conclusiones que se sacan. En las democracias actuales no hay un predominio de la mayoría, si no de una suma de minorías lo suficientemente grandes como para que parezca una mayoría. En el primer momento se divide a la población en distintas minorías, después se valora la satisfacción de las necesidades de esas minorías, guardándose mucho de expresar o que siquiera se intuya ese costo y quien lo pagará y después se presenta la actividad política como la satisfacción de esas necesidades, presentando ese conjunto de actividades como algo coherente con una idea de justicia. Este método acarrea un grave daño a nivel general, se estimula el voto por egoísmo (satisfacción de la necesidad propia) y se penaliza la solidaridad ( no se presenta, ni se plantea l bienestar general). Espero que los lectores puedan seguir mi argumento y no se aburran pensando que soy un obseso de la ansiedad. Según mi esquema, como es fácil ver, no gana el que está más capacitado, ganará el que sea capaz de generar más tranquilidad, es decir el más creíble, el que más se pegue a la realidad aceptada como si esta fuera inamovible. El político en periodo electoral debe de hablarle a nuestra parte ansiosa y si consigue tranquilizarla, ganará. Hay muchas formas de hablar a la parte ansiosa, desde los razonamientos más tranquilos hasta el circo más estrafalario, todo es útil si con ello conseguimos quitar el miedo y despertar otras emociones, pensemos en recientes campañas. Una vez presentado el programa electoral, tampoco ganará el que sea más capaz, ni el más honrado, ni el que tenga más coherencia, ni tan siguiera quien defienda la mejor de las opciones, ya que no podemos saber quien es el mejor, pues estamos hablando del futuro y nadie puede conocer el futuro partiendo del presente cuando en ese ir del presente al futuro intervienen las acciones de hombres libres. Pensar en los tránsfugas. ¿Quien nos garantiza que mañana se va a hacer lo que se ha dicho que se va a hacer?, y además si las condiciones iniciales cambian, quien va a ser el más hábil para improvisar (palabra maldita en el ansioso que busca seguridad) pues que duda cabe que si nuestras intervenciones sobre el presente son eficaces las cosas deberían cambiar lo suficiente como para que tengamos que día a día ir partiendo de distintos presentes, y no poder saber que va a ser el futuro. Ganará las elecciones aquel que sea capaz de transmitir más credibilidad, aquel que sea capaz de generar más tranquilidad, no el que este más preparado para improvisar como debería ser, ya que este que objetivamente sería el mejor posiblemente será el que más ansiedad despertará a los ansiosos y ya sabemos el miedo que los ansiosos tiene a la improvisación.

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Durante las elecciones estamos eligiendo, y la tranquilidad de nuestra opción se puede conseguir de dos formas: -estamos como casi siempre en la vida haciendo comparaciones- o bien trasmitiendo seguridad, o bien haciendo que la competencia, el otro genere menos seguridad o más incertidumbre y aprovechando lo que ya dije antes sobre los ansiosos ( también de nuestra parte ansiosa) la incertidumbre genera inseguridad, y dado que el discurso sobre lo relativo no tranquiliza, ganará las elecciones el partido que genere más seguridad para sí y más inseguridad con lo que el otro propone, pero como vemos que en esta pugna de la seguridad contra la incertidumbre siempre gana la última, ganará aquel que sea capaz de generar con ideas, hechos o propaganda inseguridad en los ciudadanos con respecto a las intenciones de la oposición. Como vemos y suele suceder, el tiempo electoral no tiene nada que ver con el tiempo de gobierno, y las cualidades que en un momento dado son más beneficiosas en el otro pueden ser un obstáculo. Hay una solución que genera mucha tranquilidad, desviar mediante la campaña la atención de los votantes de los problemas reales, que son los que generan ansiedad, desviar la atención confundiendo a la persona (candidato) con su programa. Planteando lo anterior de otra forma, las elecciones no son más que una forma de ganar la confianza de los electores , pero como hay que tener en cuenta que hay que ganarse más confianza que los otros, y de lo que el ciudadano dispone para apoyarse en su decisión son promesas, intenciones, capacidades, teorías, etc., todas ellas imposible de medir, la propaganda electoral no se puede apoyar en casi nada firme, el objetivo es generar confianza sobre estos cimientos movedizos, siendo la conclusión obvia , el objetivo será básicamente tirar al otro más que mantenerse uno firme, sobre una base inestable es más fácil caerse que mantenerse y a la larga lo más posible es caerse, por esto lo expertos en elecciones tiene que saber manejar fundamentalmente la capacidad de generar inseguridad que tiene la propaganda. El método ya lo hemos comentado, surge de la retórica, se adquiere con la habilidad para usar los entimemas, y este surge de la confusión entre lo necesario, lo propio de los silogismos, y lo posible que es lo que necesitamos para formar los entimemas, el buen propagandista político será aquel que sea capaz de hacer ver lo que el discurso del contrario tiene de entimema, es decir de no necesario, o mejor su complementario lo que le falta a lo posible para ser necesario y ocultar eso mismo en sus discursos, pues como es obvio no se puede hacer propaganda con silogismos, con ellos se hará ciencia y por tanto incuestionable, pero en las promesas hay poca ciencia aunque pudiera parecerlo. Como conclusión, ganara las elecciones aquel que sea capaz de generar más ansiedad en todos los votantes, siempre teniendo cuidado de hacer ver que la ansiedad no la genera él con sus valoraciones, sino que la inseguridad proviene de las promesas del otro, y según me parece esto no puede ser de otra manera, pues para que fuese de otra forma serían precisos varios requisitos imposibles, a saber: el futuro tendría que ser predecible; los propagandistas, científicos que presentan sus proyectos a otros científicos, tendrían que ser expertos en ver la relatividad de los hechos y no aceptar ninguna valoración; es decir el discurso electoral tendría que versar sobre realidades de primer orden , es decir basada en hechos indiscutibles y no como está

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realmente basada en realidades de segundo orden, es decir en la valoración que hacemos de los hechos. Como vemos estamos ante una trampa comunicacional, cada vez que un partido lleve su programa al nivel de los hechos (¿incuestionables?), la oposición hablará del valor del hecho, de las intenciones, etc., llevando el discurso al nivel subjetivo, y vuelta a empezar con la capacidad de crear credibilidad para uno e incertidumbre para el oponente; esto además explicaría la estabilidad del voto, cada uno se fía de aquel al que siente más próximo, independiente de lo que haga, e incluso ya sabemos que nadie lee los programas electorales, a lo sumo el de aquel con el que se identifican más, aunque con frecuencia ni estos. Gana el experto en generar incertidumbre, que genera inseguridad, que genera ansiedad, de ahí tantos votos movidos para evitar, y no para conseguir, y creo que son estos votos los que hacen que se ganen las elecciones. ¿Se llaman a eso los votos de los indecisos? Aun a riesgo de parecer que me salgo un poco del tema quiero aquí destacar que una forma de generar inseguridad, más allá de la crítica al programa es la crítica a la persona, y eso lo hacen con más facilidad los paranoides. La paranoia -la desconfianza- se contagia. El paranoico no discute sobre un tema, sino que todo tema se refiere a él como persona, o si representa a un grupo, a las intenciones del grupo como unidad, unidad que se establece alrededor de una diferencia, y esta puede ser por color, profesión, apetencias sexuales, poder adquisitivo, etc. Establecido el principio de mala intención, la inseguridad está garantizada, y esta genera la ansiedad, que en este caso es una ansiedad paranoide, hemos formado un grupo paranoide, un grupo en contra de algo, ya tenemos ganadas las elecciones. También es útil ponerle nombre a los conceptos como medio de darles consistencia, la palabra crispación que en esencia es algo personal es muy eficaz si la consideramos como una sensación pública e inevitable del mal hacer, ignorando realmente dos elementos básicos, el primero es que los sentimientos no es algo automático, luego no es una consecuencia necesaria, sea cual sea el mensaje, y en segundo lugar, el estimulo para el sentimiento no es un hecho, sino la valoración del hecho que hace la oposición y podemos añadir un tercer ingrediente, al ser la crispación un sentimiento, y por tanto intimo, no podemos saber cuantas personas lo tienen y solamente los muy informados, políticos del otro grupo y periodistas que son los que tienen todas las cifras serían los únicos capacitados para decir cuando el pueblo tiene ese sentimiento, pero como nadie quiere estar solo en el sentir, primero para no hacer el ridículo y después para sentirse arropado, si un sujeto informado dice que hay crispación tienen que haberla y si no se produciría mediante la profecía que se cumple a si misma. También quiero hacer una corrección sobre los votos de los convencidos, estos en general no son mas que aquellos que en un tiempo anterior se trazaron una forma de ver y hacer y luego a pesar de los cambios no han hecho una revisión de su primer convencimiento. En un lenguaje más político, los convencidos, los fieles, son en esencia conservadores, independientemente de cual sea su ideología. Pasada las elecciones entramos en una época de tranquilidad para el público general, ahora los que se ponen nerviosos son los políticos, pero estos son pocos y no interesa detenernos en ello. Ansiedad. Esencia y presencia Agustín Arroyo García-Cervigón

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Cuando ya están gobernando los políticos tienen que tomar decisiones y entonces hacen encuestas no para ver lo útil sino para ver la trascendencia ( política) de sus actuaciones, y en este momento aparece una nueva paradoja, los más miedosos, son los que están mas al tanto de los posibles cambios, y si estos cambios pueden generar incertidumbre se tienen que oponer, como ya se sabe “ más vale malo conocido que bueno por conocer”, y son los ansiosos los que se oponen con más fuerza a los cambios, y como los políticos son y tienen que ser muy sensibles a la opinión pública, este temor al cambio hace que los políticos no se muevan mucho y como se está demostrando son los ansiosos los culpables de que los gobiernos , da igual la tendencia que tengan, sean tan conservadores, pues en caso contrario corren el riesgo de perder el poder. No se hace lo que parece mejor posible, sino dentro de lo posible lo que genera menos incertidumbre. Para nuestra suerte los gobiernos siempre tiene informadores claves con mucho poder de difusión que de vez en cuando tranquilizan a la opinión pública y por eso de vez en cuando hacen algún movimiento un tanto arriesgado, pero siempre dentro del marco más seguro posible. Los políticos por medio de las leyes que como sabemos son normas, además de expresar y obligar a que la sociedad tenga una serie de reglas de convivencia, “manifiestan una voluntad popular”, aunque no del pueblo llano sino de aquellos capaces de generar opinión, pues la parte ansiosa de lo políticos hace que tengan miedo a no ser reelegidos; por tanto las leyes que salgan serán las que menos cambien, las que a más grupos de opinión satisfagan y si su aplicación fuera automática aquí habría acabado el misterio y la incertidumbre, todos seguros y tranquilos. Desgraciadamente el lenguaje no es matemáticas, y esta lleno de interpretaciones y aquí es donde aparece la mayor incertidumbre al aplicar las leyes, y todavía más complicado si Montesquieu lleva razón y hay separación de poderes, pues puede salir un juez no controlado y armar un desaguisado al interpretar la ley de una manera distinta a como la pensó el legislador, introduciendo más incertidumbre, y por ello más ansiedad. En resumen, el político legisla para aumentar la seguridad, la previsibilidad de la sociedad, sin embargo con frecuencia consigue lo contrario, despista al que tenía las cosas claras y le iba bien. Pero no sólo las nuevas leyes pueden generar incertidumbre, además se pueden los jueces desmadrar al tener que interpretar la nueva ley por falta de jurisprudencia, debiendo además de contar con la ambigüedad que el lenguaje tiene siempre y más en una situación nueva en la que no hay experiencia previa sobre cómo interpretarlo. Hacer política encierra muchas paradojas, los políticos tienen que generar bienestar siguiendo una metodología que en general debería crear mas posibilidades; o no es tan paradójico y en realidad restringen posibilidades creando barreras y limitaciones, creo que depende del punto de vista, permítanme que me reserve el mío. Parece que es muy posible que los gobernantes no gobiernen, solo intenten complacer.

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CAPITULO NUEVE

ANSIEDAD Y EL PENSAMIENTO “LÓGICO”.

En este capítulo me voy a centrar en la epistemología, o mejor un caso concreto de la epistemología, la epistemología del ansioso, incluso mejor, la parte de la epistemología del ansioso que hace ansioso al ansioso. La epistemología es la ciencia que se encarga de conocer como conocemos, y siguiendo a Bateson diré: “la epistemología es inductiva y experimental y como cualquier ciencia verdadera, es deductiva y sobre todo absductiva, pues trata de reunir fragmentos similares de fenómenos”. La ciencia se hace por medio de la inducción que significa que partiendo de hechos concretos obtiene leyes generales, y los hombres hacemos esto por medio de ejemplos de los que intentamos sacar una regla general que podamos aplicar en otras situaciones. Una vez obtenida una regla general por medio de la deducción la aplicamos a las situaciones concretas, en la vida y en la ciencia sirviéndonos de silogismos, pero

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como veremos es fácil hacer una aplicación incorrecta y usar en su lugar entimemas, y estos serán el pilar de la retórica. Como sabemos el ansioso no es una persona sin lógica, aunque su lógica tiene ciertas peculiaridades que espero explicar con cierto detalle. El hombre occidental es un ser fundamentalmente lógico, sólo los locos o los tontos no siguen una lógica relativamente compartida. Sabemos sin embargo que a nivel de hechos puede haber cierto acuerdo en los distintos pensadores aunque tengan en apariencia distintos modos de razonar, pero el problema aparece cuando subimos un nivel y empezamos a intentar entendernos sobre la valoración que cada uno hacemos sobre estos hechos, aquí es donde realmente se producen los desacuerdos. Podemos aplicar con toda su fuerza el dicho de “sobre gustos no hay nada escrito”, y sobre estas valoraciones en las que el paciente ansioso encuentra los argumentos que crean y apoyan sus tesis y por tanto su ansiedad. Si el pensar o hablar a nivel de valoración no produce desacuerdo, dudas y desasosiego podemos subir un nivel más y enjuiciar las intenciones del informador o del actor. Como bien sabemos las intenciones son algo íntimo e “inevitable” y para muchos razonamientos lo único que realmente cuenta. Lo íntimo es imposible de confirmar o negar objetivamente y sin embargo se hacen valoraciones cuando estamos en ese nivel, generando el desacuerdo y aumentando las distancias y la desconfianza que es lo que nos lleva al sentimiento de impotencia y de ansiedad. El fundamento de la dialéctica (ciencia auxiliar de las otras ciencias) son los silogismos, es decir, dada una primera premisa, que se llama premisa mayor y una segunda, la menor, y que está contenida en la anterior, sacamos una conclusión, que es una verdad indiscutible y de un orden mayor que las anteriores. También sabemos desde Aristóteles que el fundamento de la retórica (cuya misión es convencer a los otros o a uno mismo) es el entimema -que no es más que un silogismo incompleto- y los ejemplos que no son más que el método de inducción retórico. En el entimema la premisa no es una condición necesaria, sino que simplemente posible, aunque también pudiera ser de otra manera, por ello para convencer, el retórico escoge los ejemplos que apoyan sus tesis, y así parecen que proceden por inducción, aunque realmente lo que hacen es dar la impresión de que demuestran lo que quieren demostrar (tienen mucho en común con la sugestión que utilizan los magos). En el entimema al escoger como primera premisa algo que puede ser, pero que no es necesariamente así y no de otra forma, ya no se trata de un silogismo, aunque tiene la forma de este y por eso la conclusión parece que es irrebatible como la que procede de un auténtico silogismo, por ello convence y si lo que se produce es un autoconvencimiento es muy difícil de deshacer, el sujeto se basa según él cree en un auténtico silogismo, aunque en realidad lo hace sobre un entimema. Resumiendo si la dialéctica, base para demostrar las conclusiones de las otras ciencias se basa en los silogismos, la retórica que se encarga de convencer, se basa Ansiedad. Esencia y presencia Agustín Arroyo García-Cervigón

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en los entimemas, y la diferencia básica entre uno y otra es que las premisas del silogismo trata sobre hechos probados y necesarios, mientras que los entimemas trata de hechos probables, o que se dan por necesarios sin serlo. Veamos un ejemplo: El silogismo clásico que viene en todos los libros es: Los hombres son mortales. Sócrates es un hombre. Luego Sócrates es mortal. Sin embargo un entimema podría ser A todo efecto lo precede (probablemente) una causa Evitando o deshaciendo la causa Desaparece o se evita el efecto. He puesto como ejemplo de entimema algo que ya sabemos que no es necesario, la existencia de causa, e incluso por eso pongo entre paréntesis “probable”, creo que este ejemplo es un ejemplo frecuente entre los ansiosos, los allegados y algunos terapeutas, y espero que con mi ejemplo haya ganado en claridad lo que pueda haber perdido en convicción. Para los incrédulos los remito a la Retórica de Aristóteles, o lo que es más sencillo que busquen ejemplos propios con las características que ya he señalado. Sin embargo en el ansioso se añade una cualidad que aún complica más el problema, el ansioso confunde con una facilidad pasmosa lo probable con lo posible, e incluso lo obligatorio con lo posible, así tenemos resumiendo dos errores contiguos que se potencian, primero confundir silogismo con entimema, utilizando lo probable en vez de lo cierto; después el ansioso utiliza aún dentro del entimema lo posible en vez de lo probable. Si prestamos atención a lo anterior, vemos que a las personas al pensar nos sale espontáneamente todo aquello que los científicos y retóricos descubren mediante su ciencia, por esa espontaneidad no somos conscientes de lo que estamos haciendo en cada momento y cuando una persona tiene por hábito un deslizamiento de los que he señalado, una de las formas que tiene de corregir sus errores es tomando conciencia de ellos y aplicando correctamente las reflexiones que acabo de hacer. La lógica se basa fundamentalmente en “el principio de no contradicción” y en “el tercero excluido”. El principio de no contradicción nos dice que una cosa no puede ser y no ser a la vez. El tercero excluido dice que todo o es o no es ya que estos dos dominios deben encerrar todo el conjunto de lo posible. “El principio de no contradicción” se cumple en el terreno de lo necesario, o cuando lo que queremos estudiar puede dividirse en dos conjuntos disjuntos, pero con frecuencia cuando nos movemos en el terreno de las posibilidades una cosa puede Ansiedad. Esencia y presencia Agustín Arroyo García-Cervigón

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estar en uno u otro conjunto sin que podamos definir de antemano en qué conjunto está, o estará, por lo que no podemos aplicar siempre este principio, pero si actuamos como si este principio fuera una realidad, es también lógico que nuestras conclusiones no sean lógicas. Esto se da mucho cuando hacemos el conjunto del enfermar psíquico como excluyente del enfermar somático, o es psíquico o somático, y es a partir de está primera premisa engañosa de la que queremos sacar una verdad incuestionable, siendo en este caso casi siempre imposible obtener una única verdad. Otro tanto pasa con “el tercero excluido”. Como sabemos hay infinidad de situaciones en las que no se da, y podemos darnos cuenta en todas aquellas situaciones en que con frecuencia existe una tercera alternativa que no contradice a los otros dos, aunque para ello haya que cambiar de nivel, y valga como ejemplo lo que cuenta Waztlawick de aquellos soldados enemigos que después de tener un acuerdo tácito de no dispararse y como fueron amenazados por sus superiores de que serían fusilados si no disparaban, y temiendo que al disparar ellos el enemigo hiciera otro tanto pudiendo con ello morir, tomaron la decisión de disparar pero no dar, librándose así del dilema. En esa situación, los mandos plantean la situación como aquella en la que no caben más que dos alternativas excluyentes ( disparar con el riesgo de morir al ser contestados o morir por fusilamiento) y los soldados encuentran una situación en la que se da una tercera alternativa que evita la muerte. El ansioso ignora con frecuencia esta tercera posibilidad y en cuanto al principio de no contradicción trata a los conjuntos como si fueran excluyentes, “si no me vacuno cojo la meningitis”, tratando lo posible como necesario y dividiendo el conjunto de los humanos entre vacunado y enfermos ignorando que la gran mayoría ni están vacunados, ni sufren la enfermedad. Queridos ansiosos repasad vuestra lógica, si encontráis alguno de los errores que he señalado corregirlos, si no los encontráis, buscad a alguien que os ayude a hacerlo. Recomiendo hacer ejercicios hasta comprobar si ustedes cometen alguno de los errores señalados y para ello voy a poner el primer ejemplo. Una persona tiene una crisis de angustia en un autobús por ejemplo, y aplicando la inducción obtiene la ley general “en los autobuses se producen (a veces) crisis de angustia, y ya tenemos la primera premisa. Cuando tiene que hacer un viaje, esa persona piensa “tengo que ir en autobús”, y ya tenemos la premisa menor. Conclusión angustia”.

“si voy en autobús me (puede)

tiene que dar una crisis de

Si no leemos las palabras entre paréntesis puede parecer que tenemos un silogismo perfecto, pero si leemos lo comprendido entre paréntesis vemos claramente que se tratan de entimemas, pero como ya sabemos el entimema es la base la retórica, es decir del arte de convencer, y así no leyendo lo incluido entre paréntesis es como el ansioso se convence, y se le produce la ansiedad anticipatoria.

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¿Cuantos de ustedes construyen sus conclusiones sin tener en cuenta la diferencia entre necesidad y posibilidad? Pues si así lo hacen, ¡ojo!, pueden convertirse en ansiosos. Por favor sigan practicando y encontrando más ejemplos.

CAPITULO DIEZ

ANSIEDAD Y TRABAJO

Hace muchos años escuché a Ives Pellicier comentar que según él, había dos mecanismos de defensa naturales en el hombre “el amor y el trabajo” y a la vez ambos relacionados entre si. Yo más bien lo llamaría necesidades básicas del hombre, quiero decir que no podemos vivir sin amor y sin trabajo, al menos la mayoría de lo que yo entiendo por hombres. Quiero abrir aquí un paréntesis sobre el concepto que nos enseña Pellicer, que al llamar al trabajo y al amor mecanismo de defensa señaló implícitamente la necesidad de defenderse, ¿de qué? Yo prefiero llamarlos necesidades básicas, descubro implícitamente nuestras necesidades, entiendo que necesidad no implica deficiencia, necesidad como algo necesario para completarnos y a la vez permitirnos un funcionamiento más complejo. Cuando se habla de mecanismo de defensa implícitamente se señala que el hombre necesita defenderse y además lleva en sí mismo la forma de defenderse.

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Estimo que esta diferencia nos es baladí pues estoy destacando que el hombre es un ser completo y complejo que gracias a una adecuada relación con su medio pueda complejizarse y por tanto mejorarse aunque esa mejoría no sea imprescindible, no se refiera a un concepto en el plano de la salud y sólo da más o menos posibilidades, más o menos bienestar. Esta diferencia es similar a aquella que se hace cuando alguien dice que disfruta con la belleza, disfruta con un paisaje, una música, etc. y aquellos que a esta misma actividad la llaman terapia. Terapia lleva implícito un medio, un mecanismo para reparar un error, mientras que el disfrute estético no nos habla de error sino al contrario de un medio de pensar un ser más complejo, más armonioso, etc. Cuando se habla de llamar terapia a actividades estéticas veo los defectos en vez de las posibilidades, me remiten a un mundo enfermo en vez de al mundo humano, creo que debemos aprender a ver lo humano a distinguir entre más o menos placer en vez de hacerlo entre sano y enfermo. Perdón por este gran paréntesis, pero estas distinciones dan o quitan ansiedad. Cuando hablo de trabajo quisiera incluir no solamente aquello que los hombres hacemos cuando estamos inmersos en una relación de producción sino todas aquellas actividades de las que surge un producto, dando igual que el producto sea una materia transformada, un servicio o el surgimiento de nuevas ideas. El trabajo pues implica actividad, relación con otros o con el medio y obtención de algún producto para uno mismo o para otros y ese producto puede ser vendido o regalado conllevando una transformación de algo previo. Dicho esto parece casi imposible no trabajar. Si como creo es casi imposible no trabajar voy a hacer distinciones del trabajo: En aras de la claridad podría aplicar el siguiente esquema: Remunerado, y voluntario, por intercambio de bienes, laboral, funcionario, autónomo, por comisión, material, servicios, ideas para generar riqueza, bienestar o posibilidades. Trabajo global, organizaciones, especifico, competencia/colaboración. Como he venido haciendo en los capítulos precedentes, también aquí haré descripciones sucintas de cada idea que propongo con respecto al tema a tratar y señalaré allí donde la ansiedad se gesta o manifiesta. Cuando propongo división según lo que el trabajador recibe por su trabajo podemos diferenciar entre trabajo renumerado, por intercambio de bienes o el voluntariado. El voluntario es aquel que presta su trabajo sin recibir nada a cambio, el trabajo del voluntario en una ONG por ejemplo tiene como respuesta básica que en el desarrollo de su labor el voluntario no debe percibir dinero pero tampoco debe costarle nada. Cuando desaparece el intercambio, dinero por trabajo, surge una relación peculiar, alguien necesita un servicio y otro lo presta por solidaridad, por tanto lleva implícito una relación complementaria en lo que el miembro en posición superior regala el servicio sin poder ser obligado a ello, por tanto ninguno de los dos miembros Ansiedad. Esencia y presencia Agustín Arroyo García-Cervigón

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puede obligar al otro; el necesitado porque no da nada a cambio, el voluntario porque lo hace voluntariamente por tanto aquí solo el necesitado pudiera sentir inseguridad al no tener ningún medio de obligar al otro y le puede generar ansiedad el miedo a perder la ayuda. Esta ansiedad es mucho más probable si el necesitado no sabe situarse en el paradigma de la solidaridad y esta enseñado, entrenado para establecer relaciones de obligación, que conllevan la seguridad del compromiso. También el voluntario puede sentir ansiedad cuando quiera prestar más ayuda de la que puede o cuando quiere imponer una ayuda que no se desea, en el primer caso ignora sus limitaciones, en el segundo ignora que significa voluntariado, ya que ser voluntario es más una epistemología, epistemología de la colaboración, que realizar una tarea, el trabajo del voluntario es la expresión de una forma de entender la vida y no la expresión de una técnica o la satisfacción de una necesidad. Otra circunstancia en la que el voluntario puede sentir ansiedad es cuando quiere expresar su solidaridad y no encuentra la formula para llevarla a cabo. Se precisa con frecuencia una infraestructura y ese es el mérito de muchos ONGs, son las estructuras que ponen en relación al solidario con el necesitado. Cuando el trabajo se hace por un intercambio de materias o servicios creo que es similar la relación a cuando se hace por dinero salvo que suela efectuarse entre gente más próxima y el concepto del precio esta establecido por la necesidad o la tradición, siendo frecuente que el pago no sea tan inmediato, pero el que haya un conocimiento previo entre los intercambiantes le da estabilidad al sistema. En este sistema los miembros tienen que poder sobrevivir para que la relación continúe. En el trabajo remunerado aparecen distintos tipos de relaciones que más adelante detallaremos, pero en todos los subtipos están presentes varias características. El salario, que no es más que el precio que se le pone al trabajo, suele estar consensuado y se acuerda desde fuera de la relación empresario-trabajador, aunque debería permitir al menos que el trabajador pueda seguir trabajando. Con frecuencia este precio se puede alterar dependiendo del valor de lo que el trabajar produce, estando este valor sujeto a la relación oferta/ demanda y esta influida por muchas circunstancias. Si estas circunstancias son cambiantes puede haber incertidumbre en cuanto a los recursos con los que el trabajador cuenta a largo plazo y esta incertidumbre generar ansiedad; aquí suele darse una nueva paradoja, esta situación suele preocupar más a los que ganan mucho más de lo consensuado socialmente, que a los que ambas cantidades real y consensuada están muy próximas. Si el precio del trabajo cubre escasamente las necesidades del productor puede surgir en éste la ansiedad por la supervivencia, a lo que se puede unir la ansiedad por no poder cambiar la relación y la vivencia de la injusticia, que con frecuencia traen un cambio en la relación para que desaparezca alguna de estas vivencias y en el caso de mantenerse la relación generan mucha ansiedad. Cuando el precio del trabajo cubra holgadamente las necesidades básicas surgen nuevas necesidades esta vez en relación con la calidad, calidad del producto de trabajo y calidad en el desarrollo del trabajo. Si ambas necesidades no son Ansiedad. Esencia y presencia Agustín Arroyo García-Cervigón

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satisfechas generan malestar y cuando algo genera malestar y no es posible o fácil modificarlo surge la ansiedad que con frecuencia se reconoce como “estrés” (reacción ante el malestar). En adelante me referiré fundamentalmente a las distintas variantes del trabajo remunerado. El trabajo también lo podemos diferenciar por la relación entre el trabajador, productor y la agencia de producción. Para no extenderme más allá de lo imprescindible podríamos distinguir entre funcionarios, por contrato laboral, autónomo y con participación en los beneficios, pudiendo haber otras variantes y relaciones mixtas pero en las que se podría incluir todo lo que sigue. Entiendo por funcionario aquel empleado de la administración pública, que accede a su trabajo tras una oposición y en el que la relación funcionario administración pública suele ser para toda la vida salvo que el funcionario la rompa. De esta definición imprecisa pero real se puede derivar distintos momentos y situaciones en la que se suele o puede generar ansiedad, a saber: Se llega a través de una oposición, prueba de competencia y competitividad y sabemos que no es seguro que se consiga la “plaza” por mucho que se estudie, las oposiciones generan “estrés”. Conseguida la plaza, y salvo en aquellas situaciones en la que es posible la promoción, el funcionario tiene casi desde el principio la sensación de que no puede mejorar ninguna de sus condiciones independientemente de lo que haga y esa seguridad no produce bienestar sino al contrario frustración al principio, desidia posiblemente después, e impotencia siempre. En esta fórmula laboral del trabajo, el funcionario tiene la seguridad de mantener su trabajo, la empresa, administración pública no parece que tenga ninguna necesidad /posibilidad de romper esa relación independientemente de los resultados y aquí quienes pueden sufrir son los usuarios siendo paradigmática la insatisfacciones del contribuyente, la impotencia que generan las ventanillas y la ansiedad que producen las colas, plazos y sanciones a quien no acepta casi sin rechistar las reglas del sistema y esta insatisfacción, ansiedad del usuario se puede y de hecho se contagia al funcionario que es la puerta, representación de una administración más o menos incompetente, incompetente para resolver muchos problemas, y esa incompetencia del sistema genera malestar y ansiedad en el funcionario que se estresa y lo hace más incompetente, alimentándose ambas recursivamente. Si la relación es por contratos, cualquiera de las partes puede romper la relación, cualquiera de las partes tienen, pueden hacer lo conveniente para mantenerla, propiciarla, pero nada para asegurarla con total seguridad y esta falta de total seguridad genera ansiedad a muchas personas, por otra parte comprensible si el mercado está difícil, es decir si hay mucho “paro”, pero que no debería ser un problema si hay trabajo para todos.

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Cuando la relación es absoluta y totalmente económica a pesar de la frialdad del dinero, cada una de las partes sabe mejor a qué atenerse, incluso si como pasa con frecuencia el trabajador participa en los beneficios de la empresa y a través del comité participa en su gestión una relación de poder como es la empresa- trabajador, se simetriza y si no entran en peleas por el control, esta fórmula puede ser generadora de poca ansiedad, pues ambos miembros de la relación empresa y trabajador pueden compartir medios y fines, por esto creo que esta fórmula si no se pervierte o esconde otros fines puede ser la forma más tranquilizadora. En cuanto al trabajador autónomo y entendiendo por tal al pequeño empresario o aquel que es el único trabajador de su empresa podríamos distinguir múltiples posibilidades. Si el trabajador autónomo tiene una empresa que trabaja para otras empresas podríamos decir que casi es una variante del empleado que participa en la gestión y su situación no diferirá demasiado de lo aportado en el párrafo anterior. Si el autónomo llega a esta situación por no encontrar trabajo por cuenta ajena, aquí tenemos ya dos fuentes de ansiedad la primera, el hecho de no encontrar trabajo, la segunda por tener que asumir un papel, el de pequeño empresario, que esta persona seguramente no desea, ser empresario siempre encierra mas riesgo y en general más irregulares, por tanto más incertidumbre, es decir menos seguridad y por tanto más ansiedad. Si el autónomo surge de la asociación de varios trabajadores que se independizan y asocian puede que esta situación participe de casi todos los beneficios del trabajador por cuenta ajena (se pueden poner unos ingresos fijos) y de los beneficios del empresario, como dueños en parte de su destino, ya que la empresa surge con cierto apoyo que no suelen tener cuando alguien inicia solo una empresa. Según el tipo de producto resultante del trabajo podría obtenerse un producto material (construcción, artesanía, industria y sector primario), servicios e ideas. Cuando el producto es material el empresario y el trabajador tienen facilidad para evaluar la producción y el rendimiento siendo esto una característica de seguridad. Si además el producto es un elemento básico o casi básico podemos decir que el consumo está casi asegurado y por tanto el beneficio y el trabajo y además al ser fácil medir el rendimiento también es fácil medir la recompensa. El inconveniente más grave y que hemos visto con muchas industrias es la dificultad de renovar o reconvertir la empresa en caso de que el producto se deje de consumir o aparezcan otros equivalentes y más competitivos. La adaptación, reconversión, precisa un esfuerzo para realizar el cambio y sabemos cuanto les cuesta los cambios a algunas personas. En el sector servicios aparecen características que aumentan la posibilidad, y estas pueden generar tranquilidad como son la facilidad de reconversión y traslado y características que generan incertidumbre, dinfereciando entre servicios básicos y menos básicos.

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Si los servicios básicos están cubiertos total o parcialmente por la administración, como ocurre con la sanidad y educación, son sectores que generan mucha tranquilidad pues son estables. Los servicios menos básicos, son los primeros que dejan de consumirse en caso de crisis o están sujetos a las modas, los trabajadores de estos sectores puede sentir más la incertidumbre ya que están expuestos a múltiples vaivenes. Entiendo como productores de ideas a los artistas, pensadores, intelectuales y a aquellos que venden sus ideas para que las exploten otros, siendo creo este sector el más incierto de todos ya que son los productos que tienen más dificultad para ser medidos o valorados, posiblemente por ello hay que ser algo más que mediocre para vivir de ello, aunque pienso que quien decide dedicarse a esto ya cuenta de antemano con esta incertidumbre, la incertidumbre no les genera ansiedad y no son exactamente las recompensas materiales los que los dirigen aunque a la vez puede ser uno de las actividades más lucrativas y rentables, piénsese en artistas, diseñadores y franquicias, es decir, son su tolerancia a la incertidumbre además de sus cualidades intelectuales las que producen beneficios económicos. Finalmente por las características de cómo se desarrolla el trabajo podemos pensar en un trabajo global en las que el trabajador desarrolla todo el proceso desde la materia prima al mercado, trabajo gratificante en cuanto implica conocer y saber todas las etapas del proceso aunque seguramente muy dificultoso en el momento actual, por ello poco frecuente, pudiendo incluir aquí a algunos intelectuales y sobre todo a los pequeños artesanos. Si el trabajo es de gestor, organizador, las posibilidades son grandes así como los riesgos aunque si una persona se dedica a esta labor posiblemente la ansiedad no esté entre sus tendencias, aunque si no desarrollan bien su trabajo sí generan mucha ansiedad en los trabajadores, pensemos que se dice que un 50% de los trabajadores están descontentos por la mala gestión de sus “jefes”. Desde este punto de vista hay que destacar los trabajos específicos y por tanto la especialización que como sabemos es la más frecuente en el mundo moderno y por ello creo que merece la pena detenerse en su análisis. Con el advenimiento de la modernidad y las pequeñas máquinas surge no solamente la especialización que ya se inició con las grandes máquinas sino que aparecen una división cada vez mayor de las tareas, productos, servicios, etc. y surge competencia por la diferencia. Cuando los bienes son intercambiables, la competitividad surge entre productos muy dispares. Pudiendo ser las diferencias entre uno y otros productos por su utilidad, duración o coste. Al haber múltiples ofertas de productos similares hay que buscar nuevas diferencias y se establecen diferencias secundarias entre los productos, aparecen la diferencia de marca (destacadas por el marketing) diferencias de gentes, estatus, versatilidad, diseño y la muy explotada seguridad, que no hace más que sacar rendimiento al componente ansioso de las personas.

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Al hacer hincapié en estas diferencias secundarias surge un sector especifico, elaboran sus productos sobre estas diferencias, aquí no hay dificultad en hacer pequeños cambios en la producción para hacer productos similares a la competencia pero al basarse la competitividad en estas pequeñas diferencias el productor intenta destacarla haciendo productos distintos de lo que no lo son, son los distintivos de marca. No son distinciones sutiles, son distinciones artificiales, se crea la distinción, con frecuencia por medio de la propaganda o la creación de necesidades no básicas. Si el consumidor ignora que se le está creando una diferencia los verá distinto y acabara creando límites donde no los hay. Esta actividad crea necesidades de lo que antes era simplemente opciones, no sólo consume gran parte de nuestros recursos económicos, sino que produce la mayor parte de malestares y malentendidos en el seno familiar, unos hijos exigen que se cubran esas opciones (por ejemplo ropa de marca) como una necesidad; otros miembros (el padre) solo quiere dedicar los recursos que se dedicarían a una opción no necesaria. Los trabajadores y empresas que intentan coger parte del mercado a base de esta especificidad pueden formarse en la distinción y con ello creer que un trabajo no es sustituible o que esa diferencia marginal en el precio u oferta tiene un sentido más allá de lo puramente virtual. Esta situación que puede generar una ventaja, puede convertirse en obstáculo en época de crisis, la actitud que en un principio generaba seguridad, acaba pudiendo producir incertidumbre, situación real como la vida misma que en general produce ansiedad a los más directamente afectados ya que hay expertos externos que dirigen la situación, y puede generar mucha ansiedad en los consumidores que ven como en esos momentos de crisis no pueden optar a ese producto diferente, pese a lo importante que es esa diferencia. Finalmente quiero hacer mención de un fenómeno moderno y actual como es “el acoso laboral”. Este término, como toda palabra que se pone de moda puede ser una trampa más que una solución, podemos achacarle todos los problemas o malestares que sufren los trabajadores, nos referimos a algo muy subjetivo, no todos los trabajadores que están en las mismas circunstancias lo padecen, puede alentar a los descontentos a buscar el acoso que justifique el factor externo, en vez de buscar una solución en el sufriente, es decir en vez de tratarlo como un problema adaptativo. ¡Ojo! esta objeción no tiene la intención de negar su existencia, solo intento dar otras alternativas y valorar el coste del concepto. Hay otro uso que podemos dar al concepto “acoso laboral”, podemos convertirlo en un arma en manos del trabajador para luchar contra sus superiores (el acosador) o contra la empresa. El hecho de poder utilizarlo como arma del trabajador no quiere decir que al final no acabe produciendo daño en el mismo, con frecuencia acaba dándose la profecía autocumplidora o enantidromia de la que ya he hablado anteriormente. Concretando, en el acoso laboral, resultado del abuso de poder, aunque no siempre se trate del poder oficial, se tienen que dar varios elementos y relaciones.

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Los elementos: el acosador, más fuerte jerárquicamente o “psicológicamente” y el acosado, que sería su complementario. La relación sería obligada, que es el tipo de relación habitual en el sistema laboral, ya que viene determinada por distintos sistemas más amplios que generalmente no podemos modificar, la empresa, el mercado laboral, etc. Pintado así el panorama lo raro es que el acoso laboral no sea aún más habitual, y creo que no lo es debido a que las personas somos más sanas moral y mentalmente de lo parece, aunque parece que está aumentando, y si suponemos que no se debe al invento de la palabra mobbing, tendremos que culpar al auge de la competitividad y deshumanización de las relaciones. ¿No estaré generando más ansiedad que disminuyéndola que era lo que pretendía?, ¿qué piensan los futuros acosables?, ¿todos podemos ser acosados? Al final como siempre tendremos que revisar nuestra epistemología, ya que si no está allí el problema, seguro que está la solución. Tengamos cuidado con aceptar sin más determinados conceptos. Una amiga, lectora del texto antes de mandarlo al editor me ha sugerido que se me olvido mencionar el trabajo del ama de casa. En esa indicación no entendí un reproche feminista, si no un intento de ayuda y de completar el texto. Reflexionando con la idea de satisfacer la petición y a la vez rellenar el hueco me di cuenta que con frecuencia el trabajo del ama de casa más que un origen de ansiedad es un medio de expresar la ansiedad ya previa, a través del orden y la limpieza y sobre todo es origen de insatisfacción, y por tanto de desencanto, es decir de depresión. Con frecuencia, sobre todo la población no experta confunde ambos conceptos, depresión y ansiedad. No niego que el trabajo del ama de casa, como toda actividad, pueda generar ansiedad, sobre todo cuando la mujer, madre joven y trabajadora ve que no tiene el tiempo mínimo para poder cumplir todos sus cometidos, pero si se debiera esta ansiedad al trabajo específico del ama de casa, en las personas que tendríamos que ver esta ansiedad sería en la empleadas de hogar y hasta donde yo sé no las considero un grupo de riesgo. Si la ansiedad se origina en la necesidad de seguridad, no veo ese trabajo como origen de ansiedad, casi diríamos que es una situación con tan pocas posibilidades que poca ansiedad debería crear, pero sí que creo que es un trabajo poco estimulante, monótono y poco reconocido y eso sí podría ser uno de los orígenes de la depresión, y sí creo que el grupo de amas de casa es un grupo con mayor incidencia de depresión o de sus expresiones más comunes como es las somatizaciones, “mal carácter”, aburrimiento, falta de entusiasmo, etc.

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CAPITULO ONCE

ANSIEDAD Y MEDICINA

En este capitulo voy a utilizar el concepto “medicina” en su sentido más amplio; que para explicarlo gráficamente podría decirse “medicina es la que hacen los médicos” y ya empiezo a establecer una diferencia, pues también aquí quisiera mencionar aunque sea de pasada a lo que hacen esos otros profesionales que se llaman paramédicos, luego podríamos decir es lo que hacen los médicos y algo de lo que hacen los paramédicos. Durante todo el libro digo en más de una ocasión que he tardado mucho en escribir este libro, no por su dificultad sino por razones varias, y el capítulo que más ha cambiado durante este tiempo yo diría que ha sido este, y no por lo que han cambiado los conceptos médicos, sino fundamentalmente por el cambio tan importante que se ha dado entre los usuarios-enfermos y los profesionales-sistema sanitario, que hace que cambie radicalmente las situaciones ansiógenas y sus circunstancias. Conservaré la mayor parte de lo escrito hace años, y añadiré los cambios siempre que no caiga en contradicciones, ya que aquí hay mucha variedad en cuanto a lo que sigue. Ansiedad. Esencia y presencia Agustín Arroyo García-Cervigón

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Todo lo que tiene que ver con clasificaciones y tratamientos consensuados sobre los problemas de ansiedad los recogeré en un apéndice para no romper, la unidad que tienen estos capítulos, con ideas esquemáticas y técnicas que son las que se recogen en la mayoría de los libros de medicina. Ver apéndices Hay una parte de la relación medicina-ansiedad que sería los síntomas que produce la ansiedad y el de las enfermedades que producen ansiedad, ambos aspectos irán recogidos en distintos apéndices, es lo que se suele estudiar en los libros de medicina o psiquiatría, y en general ahí acaba el estudio de la ansiedad, por lo que podríamos decir que este libro sería un apéndice de aquellos. Empecemos desde principios de la carrera. Los primeros cursos de medicina son en general para generar una epistemología en los futuros médicos y de paso aportar unos conocimientos básicos para poder comprender desde un paradigma científico el resto de los conocimientos que el futuro medico vaya cosechando a lo largo de su vida profesional. En los primeros cursos se estudian ciencias distintas de la medicina, son ciencias positivas y que le van a dar un carácter casi mecánico al resto de la medicina. El planteamiento básico es que el conocimiento exhaustivo de la biología, anatomía, física, química, matemáticas, nos van a capacitar para poder explicar todo lo que ocurre en el cuerpo humano, tanto sano como enfermo, sin embargo al ir avanzando en la carrera, y por supuesto en la práctica vemos que aparecen muchas dudas, algunos explicables por la falta de conocimientos en ese momento, pero la mayoría surgen de la materia de estudio, un ser vivo , que como todo sistema abierto es impredecible en muchos aspectos. En los primeros años de la carrera van a ir enseñándonos que el cuerpo es un sistema complejo predecible; en los últimos y el ejercicio de la profesión al incluir al ser vivo ya se pierde la seguridad de lo mecánico, de la física y aparecen las incertidumbres. Es en ese momento cuando aparece en los estudiantes ansiosos la conciencia de la incertidumbre en el ejercicio de la profesión. Aquello estudiantes que no soportan la incertidumbre dejarán la carrera o no ejercerán de clínicos, serán futuros profesores, investigadores, etc., Muchos soportan la ansiedad que genera la incertidumbre y con la práctica serán muy buenos profesionales, tendrán que poner más atención en el paciente y estudiar más para disminuir las dudas, o una parte de ellas. En cuanto a la materias que se estudian como hemos visto hacen hincapié en el hombre ser vivo como sistema complejo de materia orgánica, en general podría decirse que se estudia como se estudiaría veterinaria y es en los últimos años cuando se toma conciencia de la complejidad que añade al cuerpo la mente que todo hombre es, pero esto se quiere solucionar con únicamente dos asignaturas flojas en la carrera, psicología y psiquiatría. Quiero señalar que al médico se le prepara muy bien para todo lo que tienen que ver con la materia y poco para lo que tiene que ver con la mente (entiendo como

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mente todo lo no material, es decir todo aquello que no se puede llevar en una carretilla como nos enseñó Bateson). Las leyes de la materia son las leyes de la física y química, que cuando no se trabaja a niveles subatómicos son ciencias bastantes precisas, y de esta epistemología surgen una de las características más destacadas de la practica actual de la medicina. Los médicos buscan seguridad, para ello hacen pruebas y más pruebas, creyendo que no existe más que aquello que se puede objetivar y solo cuando no se descubre nada objetivo es cuando aparece lo mental o ”voluntario” o en fin los asuntos que llevan los psiquiatras. Los pacientes también exigen seguridad y si todo no está previsto se debe a un problema de negligencia en el mejor de los casos o de malapraxis en el peor, a las sorpresas de la naturaleza se les suele llamar errores médicos, (creo que no estoy siendo injusto, ni haciendo política de clase). De lo comentado se derivan varias consecuencias: -

Se estudia básicamente lo orgánico y poco lo mental.

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Se busca siempre la relación causa -efecto característica de las ciencias duras Se gasta cantidades enorme de dinero y esfuerzos con la práctica de pruebas que nos aseguren que pasa en ese conjunto de materia que es el hombre.

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Se gasta dinero y esfuerzo en aseguradoras que se responsabilicen de los posibles errores médicos.

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Se olvida aquello que el paciente puede hacer por su curación, pasa de ser sujeto a objeto y por tanto tienen que actuar los sujetos de la relación, médicos, medicina y aparatos.

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Lo mental, lo afectivo pasa a constituir una categoría residual en medicina, e indeseable en la practica médica, constituye lo no controlable mecánicamente, o un resto estadístico que no se comporta como la mayoría que era lo esperable.

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Hemos descubierto dos grandes focos de tranquilidad: La prueba que disminuye la inseguridad clínica y las aseguradoras que disminuyen la inseguridad de la responsabilidad, posiblemente a un costo económico que nos impedirá hacer otras actividades más lógicas y saludables (ya hemos comentado lo costoso de aumentar la seguridad más allá de la precisión que la situación espontáneamente nos ofrece).

Acabada la carrera los médicos se preparan oposiciones, el MIR sabemos que consiste en preguntas en general un poco raras, los médicos tienen que estudiar más la rareza que lo común, por supuesto que los médicos debemos saber todo, pero mientras que la práctica te lleve a ver lo común y lo posible, la oposición te ayuda a ver lo excepcional y lo incuestionable, por ello es frecuente que los médicos tras el examen, hablo de aquellos que no son guiados por un experto durante la residencia, Ansiedad. Esencia y presencia Agustín Arroyo García-Cervigón

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tienden a ver cosas tan raras en los pacientes, a hacer preguntas tan difíciles que con ello generan ansiedad entre sus pacientes, primando la búsqueda de la certeza sobre la generación de salud y qué duda cabe que la tranquilidad es salud, pero en este caso en el médico, y no en el paciente. Cuando el paciente va al especialista si este descubre donde está el problema, y sólo existe ese problema, el médico trata correctamente al paciente y acaba la enfermedad. Si el problema no se soluciona o el especialista no descubre cual es el problema, se inicia el peregrinar por los distintos especialistas y “como los médicos no saben lo que tengo” se inicia un largo camino, que si la enfermedad no produce mucho sufrimiento puede incluso generar cierto regocijo por lo distinto que es uno y lo poco que saben los médicos, pero si es mucho el padecimiento se inicia el camino hacia la impotencia, nadie sabe qué hacer y con frecuencia el único que puede hacer algo es el psiquiatra. Si el psiquiatra tiene una sólida formación mecánica causalista intentará buscar la lógica de ese sufrimiento, buscará una causa; si esta, está en el pasado remoto tendremos que indagar mucho, si en el pasado reciente posiblemente sea necesario acabar con ella, lo que puede incluir divorcios, dejar los trabajos, etc. Si el psiquiatra no es mecanicista, no buscará causas, buscará formas que permitan funcionar a esa persona y para ello como ejemplo vale este trabajo. En cuanto a lo que hacen los paramédicos en general siguen una epistemología causalista, aunque aquí la causa puede ser una sola relación con la naturaleza (dieta inadecuada, líneas geodésicas que pasan por la casa, etc.) que en el mejor de los casos no producirán grandes males, cambiar de casa, etc. aunque cuando recurren a causas ocultas pueden generar un problema del que difícilmente se pueda salir. Más interesantes que las consecuencias de los actos paramédicos son las razones por las que se le consultan, allí generalmente acuden los desahuciados. Si están desahuciados por la gravedad de su enfermedad generalmente poco cambia el pronóstico, pero si están desahuciados por su desconfianza hacia la medicina científica las posibilidades son muchas, no olvidemos que la naturaleza es la primera fuerza sanadora y posiblemente cuando un paciente se aleja del sistema causalista – organicista, con frecuencia sucede que permitimos que la naturaleza actúe. ¡Ojo! no confunda actividades paramédicas con lo que se conoce como medicinas alternativas, estos no son más que alternativas terapéuticas a la terapia convencionales pero basados en la experiencia de siglos y millones de personas y que no suelen utilizar el paradigma causalista-organicista, si no ideas sistémicas de como funciona el sistema que es el hombre y ayudan a cambiar su funcionamiento cuando algo no funciona adecuadamente, siendo muy efectivas, ya que tratan todo el sistema de un modo complejo y no lineal como cuando se sigue el paradigma causa efecto. Pero los médicos además de intentar muchas cosas.

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curar a los pacientes hacemos otras

Hoy en día la medicina es una actividad considerada de primera necesidad y por ello gratuita para quien la necesite, aunque como es evidente no es gratuita su practica, yo diría que por el contrario debe ser una de las actividades mas costosas, consumiendo entre el seis y el doce por ciento del producto interior bruto de muchos países, sobre todo en los países más ricos. Como veremos esta práctica no sólo implica tratar los problemas de salud ya que siendo el sistema de salud un sistema amplio, contiguo a sistemas como el laboral, el de servicios sociales, etc., suele atender aquellos problemas que otros sistemas contiguos no recogen por no estar suficientemente desarrollados. Que el sistema de salud nacional sea más o menos gratuito surge por múltiples razones, algunos relacionados con la justicia y la seguridad y muchos relacionados con la ansiedad y tanto está como aquellos son utilizados por lo poderes públicos y los grupos de presión para ir diseñando el sistema social y sanitario actual. La salud es un bien básico y por ello hay que cuidarlo, a nivel puramente humano. Si la enfermedad es sufrimiento, la salud elude el sufrimiento por ello cuando una sociedad esta suficientemente desarrollada es natural que invierta parte de sus recursos en evitar el sufrimiento. Además la enfermedad es bastante ciega, no discrimina casi nada, puede afectar a cualquiera y en una sociedad solidaria y justa es fundamental que todos tengamos derecho a recuperar la salud o a combatir la enfermedad independientemente de nuestros recursos propios. Por otra parte la salud es fuente de riqueza, produce más una persona sana que una enferma y en una sociedad orientada hacia y por la productividad es lógico que invierta en favorecer los recursos, y en una sociedad de este tipo la inversión en salud pueda ser una de las inversiones más rentables, al margen del bienestar, aunque sólo tuviéramos en cuenta la rentabilidad económica. Como la enfermedad es uno de los posibles estados del hombre y no hay todavía ninguna formula que garantice la salud a todos y para siempre, un sistema que prometa el tratamiento de la enfermedad a todos y siempre, lo que se llama cobertura universal (nombre muy tranquilizador), genera una tranquilidad a los ciudadanos y vemos como muchas personas se aseguran y reaseguran con distintas compañías para garantizarse el tratamiento, aquí si es la ansiedad la causa de tanta prevención. Pero también es la ansiedad la causa de múltiples prácticas de médicos y pacientes, casi todas aquellas en la que el objetivo no es curar o tratar, sino saber para una hipotética prevención en la que suele ser peor el remedio que la enfermedad. En su relación con el sistema laboral el sistema de salud garantiza, tranquiliza, que el trabajador siga teniendo un salario para subsistir a través de las bajas y pensiones y este recurso básico en una sociedad avanzada está con frecuencia mas dirigida a la tranquilidad que a una verdadera necesidad (los autónomos no tienen tanta cobertura y sin embargo no por ello muchos caen en la miseria).

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Todos aquellos que trabajamos en el sistema de salud vemos la divergencia que existe entre las opiniones del publico en general que nos hace responsable del abuso que se suele hacer de la baja y la ansiedad de los pacientes que ven que por nuestra intención y mediación pueden conseguir o no la baja laboral o pensión que “ellos se merecen”, y como todo ello surge por no trabajar con algo objetivo, todo depende de nuestra valoración y es este conjunto de posibilidades el que genera ansiedad tanto en médicos como en pacientes. Los médicos que han interiorizado la medicina como una ciencia positiva, tienen grandes problemas al valorar la capacidad o discapacidad de un paciente en el que no se encuentran pruebas objetivas que justifiquen el malestar y por ello es frecuente que el paciente ansioso se queje e incluso desee tener una enfermedad orgánica, incluso aunque esto fuera más grave, ya que con ello los demás lo creerían y comprenderían y esto disminuiría su ansiedad aunque no otros sufrimientos como el dolor, etc. Con todo lo anterior podemos concluir que para atender estos casos no nos vale la epistemología que se apoya en la ciencia positiva y habría que introducir los ideas sobre el pensamiento complejo de la que nos habla Morin, pero como ya vimos anteriormente la lógica deductiva-identaria que emplean los médicos y el público en general suelen tranquilizar allí donde son útiles; por tanto nos encontramos en un dilema, si utilizamos la lógica basada en hechos objetivos nos quedamos tranquilos en muchas cosas pero no podemos comprender muchos de los problemas biológicos que se dan en la práctica diaria; si utilizamos el pensamiento complejo entenderemos todas las circunstancias pero tomaremos conciencia de que no podemos tener la seguridad total. Tal vez este dilema sea algo artificial y lo que habría que hacer y en realidad se hace sería aplicar una lógica distinta según sea el problema a tratar. El problema de las bajas laborales, que relacionan medicina-trabajo y ansiedad es un tema complejo y en el que merece la pena un análisis detallado y ambiguo. Cuando un trabajador coge una baja laboral por enfermedad podemos distinguir dos tipos de enfermedad y distintos tipos de valoraciones, empecemos por las primeras. Si la enfermedad tiene signos objetivos, Rx, EGG ó análisis que la explican y justifican, lo que se entienda por enfermedad somática, el justificar si se debe o no dar una baja laboral depende de hechos objetivos y de una apreciación subjetiva, pero al poder el médico y el enfermo y el inspector apoyarse en aquellos es fácil el entendimiento, son pocas las dudas y pocas las posibilidades, todos están tranquilos con lo “justo” de la baja en estos casos, sin embargo paradójicamente el que exista una lesión puede limitar en gran medida la posibilidades terapéuticas, por ello pueden ser limitadas las posibilidades de recuperación y por tanto la necesidad de baja y vemos una vez más que la necesidad, la no posibilidad genera tranquilidad, no por la solución del problema con una solución médica, si no con un recurso no médico; la baja que es un recurso laboral. Cuando se trata de una enfermedad mental ya sabemos que las pruebas objetivas son escasas, poco definitorias y por tanto susceptibles de ser valoradas subjetivamente. Si a esto añadimos lo subjetivo de los síntomas e incluso lo cambiante, inherente en la evolución de lo mismos, nos quedamos con pocos datos objetivos en Ansiedad. Esencia y presencia Agustín Arroyo García-Cervigón

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los que basar nuestras decisiones cuando somos médicos, inspectores y en la dificultad por parte de los enfermos para justificar su petición de baja. Aquí la decisión es nuestra, puede parecer y en muchos casos lo es, más arbitraria y eso genera ansiedad, esa arbitrariedad aparente genera incertidumbre. Para evitar este problema, peculiar de los trastornos mentales, los médicos no psiquiatras, los inspectores y enfermos han iniciado el camino de la búsqueda de la objetividad, búsqueda que suele llevar a dos extremos, multiplicar las pruebas objetivas más allá de lo necesario y valorar las pequeñas anomalías o variantes de la norma como la causa-justificación de los síntomas y esto que resuelve en parte el problema de la inseguridad genera múltiples problemas a nivel terapéutico. Hemos resuelto un problema administrativo y hemos generado un gran problema médico. Si el dato objetivo es una alteración mínima o una variante de la norma hemos encontrado un problema, para quien precisa una justificación para la baja laboral, pero hemos encontrado un problema sin solución, pues ¿cómo se puede solucionar algo que no es problema, salvo generando un problema mayor?, y estoy hablando por ejemplo de los mareos por cervicoartrosis, pequeñas hernias, costillas cervicales, etc, etc., y tal vez no sea casualidad que muchas de las bajas las gestionen los psiquiatras y los traumatólogos, estos los que tienen “causas”que se ven, aquellos las causas que se entienden pero no se ven. Comentaba Margaret Mead que la diferencia que hay entre un americano y un ruso era que el americano cuando no quería ir a trabajar decía que le dolía la cabeza, al ruso le dolía la cabeza: yo recomiendo a mis pacientes que sean americanos, los inspectores, médicos y ellos mismos se exigen ser rusos, es el precio que impone la ansiedad, hacer un problema allí donde podía haber una solución. Resolvamos cada problema allí donde surja, lo somático con métodos materiales y lo mental con métodos mentales. La ansiedad es un problema mental, y no desplacemos el problema a otro sistema para su solución ya que eso conlleva unos costos económicos y en bienestar con frecuencia más elevados que el problema en si, es peor el remedio que la enfermedad. Este capítulo podría ser casi interminable, debido a las muchas situaciones en que coexisten medicina y ansiedad y a los cambios que se van produciendo en esta materia, reflejo del paradigma ansioso que vamos gestando y gestionando en nuestra sociedad actual. Quiero poner un ejemplo paradigmático de nuestra forma de trabajar, me estoy refiriendo a que creamos problemas con nuestros métodos, que no existirían con otras actitudes Quiero resaltar el hecho del “consentimiento informado”, que se presenta como un derecho del enfermo, pero que en general es un recurso para defenderse el médico del componente azaroso que todo sistema vivo conlleva. El paciente tiene que aceptar una intervención médica asumiendo él, como no podía ser de otra manera y como siempre ha sido, todos los riesgos, y aceptando no solo los riesgos probables, sino también los posibles, dando la impresión de que quien

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acepta esas intervenciones exploratorias o terapéuticas es si no un tonto un poco masoquista por la cantidad de riesgos que firma asumir por lo que hace otro. Este acto, el consentimiento informado, genera mucha ansiedad a todo aquel que ve en ello algo más que un procedimiento administrativo, y como sabemos para un ansioso todo es muy importante, nada es puro trámite, teníamos un paciente y ahora como por arte de magia tenemos un paciente ansioso, ¡qué ubicua es la ansiedad,¡ como vemos éste es un ejemplo claro de enantidromia, es decir de esas situaciones en las que al final se consigue lo contrario de lo que se pretende. Como comenté al principio este capítulo podría alargarse con más ejemplos y más situaciones que de alguna manera serían más de lo mismo, sin embargo creo que extenderse en alguna de ellas merecen la pena, ya que además de explicarnos mucho sobre la ansiedad nos explicarán muy bien mucho de lo que está pasando en la actualidad con la práctica de la medicina. Quiero empezar con un concepto que basta con el nombre que lo designa para casi comprender todo, quiero referirme a lo que se ha dado en llamar la “medicina defensiva”, que no es más que una forma de ejercer la medicina, o mejor aún una parte de la medicina que ejercemos; se trata de aquella parte de nuestro ejercicio en lo que lo fundamental, lo prioritario, o el objetivo fundamental es evitar demandas en un futuro, para ello se multiplican las pruebas y las terapéuticas, siempre dentro de un protocolo por supuesto, sin que el médico esté convencido de su necesidad y que en general aportan muy poco para el bienestar del paciente, no suelen mejorar el pronóstico, cuesta mucho dinero y algunas o muchas molestias, y en general solo valen para que el paciente no pueda poner una demanda en el futuro, es decir sirven para tranquilizar al médico, se costea la seguridad del médico con dinero de la seguridad social o del paciente. Otro concepto similar es “la medicina de complacencia”. Esta al igual que la anterior, surge como práctica de complacer al enfermo, que en este caso se erige en el conocedor de sus necesidades, y el médico se convierte en instrumento de su satisfacción, aquí la práctica médica viene a suplir otras necesidades que las puramente terapéuticas, su costo suele ser muy elevado a nivel económico para el sistema y a nivel personal para el médico que ve como se frustra su saber y su hacer para satisfacer necesidades que no son las propias de su profesión, pero que gracias a estas prácticas se evitan “roces” que generarían mucha ansiedad en todos, en el paciente que vería que no se satisfacen sus necesidades y en el médico que tendría que pelear para imponer sus criterios, aunque estos fueran fundamentalmente técnicos, evitando con ello enfrentamientos y explicaciones; estas últimas con frecuencia si evitan ciertas prácticas en un momento, a la larga y si la actitud del paciente no cambia serían el origen de nuevas demandas. Quede claro que creo que se deben explicar muchas de las prácticas que hacemos habitualmente, aunque si el paciente tiene puntos de vista firmes e intereses muy distintos del terapéutico estas explicaciones con frecuencia no lo satisfarán. Y finalmente en un afán de cerrar el círculo de la recursividad, destaca una situación que no es más que el resultado de la ansiedad que el sistema encarnado en las jerarquías y en los pacientes producen en los profesionales de la medicina de los distintos estamentos, me refiero a lo que se conoce como el profesional quemado, que Ansiedad. Esencia y presencia Agustín Arroyo García-Cervigón

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a la larga no es mas que un profesional que debido a la ansiedad que soporta y al no encontrar soluciones dentro de las alternativas del sistema va deteriorándose, sufriendo la clínica típica de los ansiosos y dejando de ser operativo, o menos eficiente en su práctica diaria. Si observamos atentamente la práctica de la medicina defensiva y de complacencia además de un vicio del sistema, son a la vez un mecanismo de defensa para los profesionales, por ello estas prácticas van en aumento y sólo un cambio en la relación de los elementos, es decir un cambio estructural del sistema puede solucionarlos por muy costosos y absurdos que parezcan vistas desde fuera. Creo que he hecho una descripción de una parte de la práctica que no se suele hacer, las soluciones van implícitas a lo largo del libro.

CAPITULO DOCE

ANSIEDAD EN INFORMATICA

Este capitulo ha sido uno de los últimos que he pensado en incorporar, ya que durante todo el tiempo que ha durado la elaboración de este libro he ido recogiendo lo que en general me he encontrado en la práctica de la psiquiatría, hablando con la gente de la calle, y viendo anuncios en televisión entre otras fuentes. Me he dado cuenta de como la relación hombre-informática sigue los patrones típicos de la actividades que generan ansiedad. Dado que en este capitulo mi interés es enseñar y desvelar en qué consisten las situaciones-relaciones que generan ansiedad espero que lo que sigue sea paradigmático para todos aquellos que han tenido la suerte de no sufrir ansiedad. Entiendo por informática todo aquello en lo que un hombre se relaciona con un ordenador, o cualquier aparato que utiliza circuitos electrónicos y programación como medio para conseguir algo, es decir utiliza una máquina electrónica. Como mis Ansiedad. Esencia y presencia Agustín Arroyo García-Cervigón

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conocimientos de esta materia son tan básicos como los de cualquier principiante empezaré haciendo el relato de todo ello. Hagamos una breve historia. El ordenador empieza como una máquina que ayuda al hombre a hacer operaciones con más rapidez que sin ella. Luego el ordenador es un aparato que siguiendo los conceptos de V. Foerster se comporta como una maquina trivial, es decir no debe darnos sorpresas pues siempre que le hagamos las misma pregunta nos dará la misma respuesta y precisamente por ello es útil. Una máquina trivial sólo nos sorprende cuando se rompe. Si las cosas fuesen así de sencillas, funcionaria como por ejemplo un coche que nos permitiera ir más rápido pero el resto de las variables son lo mismo que si vamos andando, sin embargo la cosa se complica un poco. El ordenador consta de dos elementos una maquina material y los programas que son algo menos material, son fundamentalmente información, aunque para su transporte y funcionamiento nos sirvamos de un soporte material. La máquina no difiere del resto de las máquinas salvo en sus posibilidades que provienen de su versatilidad y como ya comentamos posibilidad es el complementario de necesidad/seguridad y a más posibilidad menos seguridad y eso ya genera ansiedad. El aparato, hardware nos ofrece unas posibilidades y nos niega otras y aquí surge el primer momento de la ansiedad, pues siempre nos queda la duda de lo que este aparato puede hacer, insisto, su versatilidad le da muchas posibilidades, pero a la vez necesita de otras máquinas específicas acopladas para hacer tareas específicas, es lo que llaman periféricos; esa duda nos la despeja el vendedor, pero en su afán de vender nos empieza a hablar de sus posibilidades y nos crea un problema, no solo puede hacer esto sino mucho más aunque para eso también necesita más complementos que los básicos y aquí empieza un desasosiego, el de querer más y más. Bien es verdad que estas dudas surgían al principio de la informática, hace años, ya que en la actualidad siempre tendremos a mano a algún experto del que nos fiamos, con frecuencia un niño, que nos asesora y tranquiliza, si nos fiamos de otros y digo con frecuencia de otros mucho más jóvenes, que en esta materia, como en otras muchas, son hoy los entendidos. Vemos como van cambiando la vida y los conceptos y las posibilidades de la ansiedad, Sin embargo lo que más ansiedad genera viene de la mano de los programas, éstos no son más que un idioma para entendernos con la máquina y por tanto poder pedirle lo que deseamos. Aquí nos surge una primera necesidad: hay que aprender un nuevo idioma; un idioma sumamente dinámico pues con frecuencia cambia. Aquí es donde se han producido más cambios y más adelantos, incluso a nivel epistemológico. Creo que para aclarar esto merece la pena una reflexión y una disgresión. Al principio los hombres tenían que aprender el lenguaje de las máquinas, esto era difícil, generaba dudas y ansiedad y por ello mucha gente evitaba utilizar la informática, de entonces provienen muchas resistencias a su uso. Pero para que esto fuera un negocio, tenía que tener muchos usuarios, y para ello había que conseguir dos cosas, primero hacerlo fácil y después quitar la ansiedad que eso generaba, y se consiguió que el lenguaje de la máquina se pareciera al humano, ya era fácil entenderse, y se hizo un entorno “amable”, que unido a un servicio técnico, permanente, barato, eficaz y sin listas de espera, (mejor que el servicio de salud, ver antes una de las funciones Ansiedad. Esencia y presencia Agustín Arroyo García-Cervigón

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de tal servicio) hizo que los usuarios estuvieran tranquilos. Reflexionen sobre este párrafo y añadan sus reflexiones aunque sea a lápiz, les ayudaran en cuanto a conocimientos de la sociedad y la ansiedad se refiere. Los vendedores de informática descubrieron que el miedo de los usuarios a no ser capaces de aprender el nuevo idioma hizo que muchos no se atreviesen ni a intentar iniciarse (se comportaban como fóbicos) y por eso decidieron hacer que el idioma del ordenador fuera muy parecido a idioma del usuario y esto que en principio consiguió más ventas -mas usuarios- trajo otros problemas, el ordenador habla nuestro idioma pero de determinada forma. Lo que en el mensaje coloquial es sinónimo, en informática no y la máquina deja de entendernos de vez en cuando y eso provoca una doble ansiedad, hace que pensemos que nosotros somos torpes o bien que se ha roto la máquina, solo después de mucho tiempo y algunas lecciones aprendemos a entendernos. Aquí aparece una diferencia con otras máquinas, si una máquina no hace lo que queremos que haga o bien no sirve o está rota, la culpa es de la máquina. En el ordenador la culpa puede ser de la máquina, pero generalmente es nuestra, surge la duda y la impotencia, ambas productores de ansiedad en sí. Situación por otra parte no tan indeseable, pues con frecuencia es útil que dudemos de nosotros además de dudar de las máquinas. Con el tiempo surgen máquinas más potentes, programas más potentes y mayores necesidades y entonces mayores posibilidades de incomprensión entre la máquina y el hombre y para resolverlo surgen los expertos que casi todo lo saben y aquí no sucede como en general que el experto debería darnos tranquilidad, con frecuencia generan lo contrario, por una parte nos hacen tomar conciencia de nuestra dependencia tanto a los expertos como a las máquinas, por otra, en parte para generar esta dependencia, que no es más que estructuras de poder, nos presentan más y más dificultades y como nosotros desconocemos ya de qué nos hablan, o confiamos, creemos y aceptamos nuestra incompetencia-dependencia o nos asustamos y no entramos en el circuito (evitamos la informática, hecho casi imposible en la actualidad) o bien como hacen los hipocondríacos que saben más que los médicos, acaban haciéndose unos medio expertos. Gracias a los ordenadores se pueden hacer infinidad de tareas que antes eran impensables, cosas de ciencia ficción y este agrandamiento de lo posible también es origen de ansiedad pues nos hace tomar conciencia más de nuestra limitaciones, que de nuestra posibilidades, de nuestra dependencia que de la independencia que conseguimos y de la creación de una relación de la que no podemos escapar por poco que nos guste o mal que nos vaya, estructuras de poder en la que los ciudadanos ocupamos la posición inferior, y que ahora con Internet se potencia esa dependencia y de esa posibilidad del abuso de poder, surge la desconfianza o lo que es lo mismo, la ansiedad. La informática también ha traído la fe ciega en la maquinas, generándose un doble juego imposible y peligroso, hoy prácticamente todo se puede hacer, sin embargo el ordenador no puede tener acceso nada más que aquellas cosas que en sí son susceptibles de certeza, se instala en la ciencia positiva, pero se ha demostrado hasta ahora inútil en todo lo que sólo es accesible al pensamiento complejo y esto ha generado la búsqueda de certeza en situaciones en que esta no es posible por la naturaleza del asunto, es decir, nuestra necesidad de seguridad y nuestra fe en los Ansiedad. Esencia y presencia Agustín Arroyo García-Cervigón

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ordenadores genera la exigencia de precisión en situaciones en las que solo es posible una aproximación según ya nos enseño Aristóteles y es el desconocimiento de este hecho el que genera ansiedad, no pensamos que es el asunto el que nos limita, sino la incapacidad del hombre que maneja la máquina.( Como ejemplos veamos todas aquellas situaciones en que habiendo una relación hombre máquina, si no se resuelve la situación a satisfacción de un tercero, el tercero reclama al hombre y muy excepcionalmente a la máquina). Por fin quiero hacer una breve mención a la influencia de internet. Internet nos es útil como una herramienta que nos acerca a todas las personas del mundo, a casi todos los conocimientos pasados y presentes del mundo, nos relaciona con gente desconocida y de intenciones dudosas y nos permite el acceso a cantidades casi infinitas de información , pero de toda esa información , ¿cuál es adecuada, cuál equivocada?, ¿pasaremos por alto información fundamental?, vemos que surgen dudas casi imposible de despejar y sabemos que con frecuencia el intentar que esas dudas desaparezcan se deben y a la vez causan ansiedad. Todos estos problemas e inconvenientes acabaran resolviéndose con un cambio en los planteamientos, algo que las nuevas generaciones ya están resolviendo, y por ello la relación de las nuevas generaciones con la informática es tan distinta de lo que era antes. Como podemos concluir en este como en otros capítulos se trata de aspectos de nuestro mundo habitual de los que no nos podemos escapar y solamente siendo perfectamente conscientes de las posibilidades que el sistema permite y asumiendo dichas posibilidades podemos aumentar nuestro bienestar en vez de generarnos más ansiedad. Como resumen de este capítulo, y sin querer con ello zanjar todas las posibilidades, se podría decir que la informática es y será un instrumento muy poderoso en manos del hombre, pero toda su potencia que bien utilizada es un bien para la humanidad, utilizada con mala intención puede hacer mucho daño, y como ya sabemos, para el ansioso y para muchos hombres en general, el hombre es un ser malo y traicionero, y con tanto poder, será peligrosísimo, introduciéndonos inseguridad y por tanto ansiedad en el cuerpo. En esto la informática no difiere sustancialmente de otros muchos avances técnicos.

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CAPITULO TRECE

ANSIEDAD Y EL SABER POPULAR. (Incluye el refranero)

Aunque el saber popular no se reduce al refranero, creo que este es un buen resumen de aquel. He incluido este capitulo porque pienso que es de capital trascendencia, en primer lugar por la importancia que los refranes tienen para nuestra formación, es decir por su importancia en la creación de una epistemología, y en segundo y consecuencia del primero por la importancia que pueden tener los refranes bien utilizados para el cambio de epistemología. El refrán tiene este valor tan importante en la creación de actitudes porque tiene dos características básicas, convivimos con ellos desde pequeños y por tanto forman parte de nuestro saber más primordial y son con frecuencia un argumento de autoridad cuando alguien o nosotros mismos queremos mantener una idea. Además el refrán por su estructura nos sería implantado directamente en nuestro cerebro derecho como le gusta decir a los teóricos de la Escuela de la Comunicación y a Watzlawick en Ansiedad. Esencia y presencia Agustín Arroyo García-Cervigón

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concreto, es decir nos son implantados directamente en la parte de nuestro cerebro que se encarga de lo afectivo, de las visiones globales y nuestra epistemología no es más que nuestra visión global del mundo, dicho de otra manera se salta el filtro de lo analítico o de la razón. Además esta forma de actuar los refranes creo que complementa otras parte del libro en las que me he dirigido más al cerebro izquierdo, es decir al racional. Por otra parte, creo que es fácil conocer nuestra epistemología viendo que refranes nos parecen más interesantes o con los que no identificamos más. En cuanto al efecto terapéutico, en cuanto a su poder para cambiarnos cuando nuestra forma de conocer no nos funciona se podría resumir de la siguiente forma: Identifiquemos los refranes que más nos definen, y que tengan relación con la generación de ansiedad, identifiquemos su contrario, pues como todos sabemos siempre que existe un refrán también hay otro que defiende lo contrario, y finalmente busquemos el refrán que engloba a los dos, sería aquel que se encuentra en un nivel superior, y entonces comentemos este tercer refrán como alternativa al primero. Si en la terapia contraponemos el refrán contrario al que nos trae el paciente es fácil que el paciente lo rechace, se resista a aceptarlo, pero el que los engloba es más difícil que sea rechazado de entrada, en parte defiende su postura, y esta nueva visión nos aporta una nueva concepción sobre el tema. Para facilitar la labor pensé en dividir los refranes en ansiogenos, y en los contrarios de los ansiogenos. En principio pensé en ponerlos por parejas, o mejor por tríos, el refrán ansiógeno, su complementario y el que los incluye, pero al intentar hacerlo he descubierto algo elemental y que se me había pasado por alto, todo lo que tiene que ver con el cerebro derecho depende mucho del contexto, ya que su mensaje es en gran medida ambiguo, por tanto no veo posible hacer esa división por que lo impiden las características intrínsecas de los dichos, sin embargo los voy a agrupar en ansiogenos y “tranquilizadores”, aunque como es evidente esta división es tan subjetiva que espero que muchos estén en desacuerdo. El tener distintas visiones no es contradictorio con lo que propongo sino por el contrario enriquece el mensaje, ya que si lo que yo selecciono como tranquilizador a usted le produce ansiedad, demuestra mi comentario anterior y le puede valer para entender mejor su epistemología. Este capítulo está muy relacionado con el de ansiedad y pensamiento lógico, por lo tanto muchas de las ideas que diré aquí podrían ir en el otro capítulo, aunque he preferido distinguir entre la lógica razonada y la lógica de las creencias, dedicando este capítulo a estas últimas. El saber popular, nos induce, casi nos obliga a aceptar las cosas como si realmente fueran así, y esta idea me lleva a los conceptos de trampa que comenta Stolzenberg, y que aquí quiero resumir pues es el camino como el saber popular nos lleva a aceptar unas suposiciones o premisas como si realmente fueran hechos probados y de este error surgen toda una series de conclusiones que nos mantienen en el error, que ahora llamaré trampa, dada la dificultad para cuestionarlos.

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Resumo a Stolzenberg aceptando que uno de los procesos para caer en la trampa es aceptar que las cosas son así. “Los tres hechos más importantes en relación con actos de aceptación de “algo en su ser así” son: 1. Desde el punto de vista del ejecutor no existe ningún acto reconocible, sino solamente una falta de duda. 2. Tales actos son fuentes potenciales de error, a veces es posible reconocer que un error es tal desde un punto de vista de un observador externo. 3. La significación de que se acepte algo como tal, radica en que se trata a ese algo y a todo lo que sigue de manera correspondiente”. Sigue Stolzenberg, “en el lenguaje común casi nunca exigimos más que la apariencia de un sentido” Sigue comentando :” el hecho de que se pueda caer en una trampa depende fundamentalmente de la actitud o predisposición que se asume o se tiene para destruir conceptos confiables y costumbre de razonamientos aceptados…… La actitud básica de la cual surge tal metodología es el deseo de crear un sistema, una cosmovisión que pueda defenderse y que se esté dispuesto a defender. Maturana denomina a eso el pecado de certeza … creándose así un sistema irrebatible de creencias.” “Un sistema de creencias es un sistema en que todos los actos de observación y de emisión de juicio se realizan exclusivamente dentro el sistema y al que se encuentran subordinadas todas las demás reflexiones sobre la defensa del sistema. Cuando un observador situado fuera del sistema puede reconocer que tal sistema contiene un concepto confiable falso y que no puede demostrar su falsedad con los medios disponibles en el propio sistema, entonces puede decirse que el sistema se ha convertido en una trampa. El observador externo considerará en esta situación a los que se encuentran dentro del sistema como dogmáticos, mientras que aquellos que se encuentran dentro del sistema consideraran al observador exterior como alguien que se niega a aceptar “lo que evidentemente es así”. De hecho ambos tendrán razón”. Me he extendido y resumido esta idea porque creo que es una de las más fructíferas en psicoterapia y a la vez resume y explica así todo el libro, además de servirme de base para que se pueda entender sin explicar demasiado todo este capítulo. Mi fuente para obtener refranes será el Quijote, el refranero español y un libro de aforismos chinos Refranes ansiógenos: -

A buen salvo está el que repica.

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Allá van leyes do quieren reyes.

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A dineros pagados, brazos quebrados.

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Cuidados ajenos matan al asno.

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Del dicho al hecho hay gran trecho.

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De noche todos los gatos son pardos.

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Detrás de la cruz está el diablo.

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Donde las dan las toman.

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Donde no se piensa salta la liebre.

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El hombre pone y Dios dispone.

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El que larga vida vive, mucho mal ha de pasar.

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El que luego da, da dos veces.

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En la tardanza está el peligro.

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Entre dos muelas cordales nunca pongas tus pulgares.

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Ese te quiere bien, te hace llorar.

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Haceos de miel y comeros han las moscas.

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Hombre apercibido, medio combatido.

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Ir por lana y volver trasquilado.

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La codicia rompe el saco.

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La diligencia es madre de la buena aventura.

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La letra con sangre entra.

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La ocasión la pintan calva.

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Lo bien ganado se pierde, y lo malo ello y su dueño.

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Lo que cuesta poco se estima en menos.

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Más vale al que Dios ayuda que al que mucho madruga.

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Más vale salto de mata que ruego de hombres buenos.

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Más vale un toma que dos te daré.

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Mas vale prevenir que curar.

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No es oro todo lo que reluce.

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No se gano Zamora en una hora.

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Nunca lo bueno fue mucho.

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Piensa mal y acertaras.

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Quien busca el peligro, en el perece.

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Quien te cubre, te descubre.

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Tomar la ocasión por la melena.

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Tantas veces va el cántaro a la fuente…

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Tanto tienes, tanto vales.

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Todo saldrá en la colada.

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Tras la cruz esta el diablo.

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La vergüenza es una cosa que para nada sirve y para todo estorba.

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Hombre vergonzoso y reacio, no sirve para palacio.

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Quien antes nace, antes pace.

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Quien primero llega, primero llena.

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Quien presto da, da dos veces.

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No es oro todo lo que reluce, ni harina todo lo que blanquea.

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Cada cosa son dos cosas, cuando no son veinte cosas.

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Camisa que mucho se lava y cuerpo que mucho se cura, poco dura.

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Mal apaña, quien no engaña.

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Quien mucho amenaza, el miedo tiene casa.

Para mí serían mas tranquilizadores los que siguen: -

Bien predica, quien bien vive.

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En salvo esta quien repica.

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Segura esta la mar de fuego y el cielo de ladrones.

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Lo seguro llaman preso.

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Más vale malo conocido que bueno por conocer.

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La nave está más segura con dos anclas que con una.

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Quien no carretea es quien no vuelca.

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Necio con colmo es el que deje lo cierto por lo dudoso.

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Quien no anda no tropieza.

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Con poca vergüenza, no hay dificultad que no se venza.

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Quien se deja la vergüenza en casa a la noche le da a Dios gracias.

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Amenaza del enemigo, espuelas son para el camino.

Como pueden suponer este capitulo sería interminable pues hay miles de refranes que aquí se pueden aplicar, pero cuando los he buscado para colocarlos en uno u otro apartado, me he dado cuenta que son infinitamente mas frecuentes los que he catalogado como ansiógenos que como tranquilizadores, el lenguaje esta más dispuesto a generar ansiedad que a quitarla. Los refranes nos explican la vida misma, y en un sistema complejo como es la vida, las posibilidades de que no se dé lo que deseamos son mucho más frecuentes que las opciones que predicen y dan seguridad, de esta manera esta hecha la realidad humana, que procede de la biología y es aumentada por la cultura; no creo que aquí la cantidad sea lo fundamental salvo para aquellos que están obsesionados por la cantidad y la seguridad, lo importante es la tendencia y el poder encontrar un mecanismo que nos explique la situación en la que nos encontramos.

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CAPITULO CATORCE

EL NEGOCIO DE LA ANSIEDAD

Este capitulo, que fue uno de los primeros incluidos, ha sido de los últimos elaborados, por un despiste. Cuando descubrí o inventé la “esencia de la ansiedad” la veía claramente en los negocios, luego me centré en las personas y se me olvidaron los negocios, empecé a moverme en el terreno de las ideas y descuidé el ámbito de lo material, sin embargo como Bateson y su hija nos enseñaron, ambos van indisolublemente unidos. ¿Cual es la esencia de los negocios de la ansiedad? Si la esencia de la ansiedad es el sentimiento/sensación que surge en aquellos que viven anticipando, previniendo y buscando más seguridad de la que la naturaleza del asunto permite, utilicemos convenientemente estos ingredientes y en todas aquellas platos (negocios) en los que estos ingredientes estén presentes de una forma

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destacada, serán negocios de la ansiedad y que aumentarán fácilmente añadiendo algún componente de los citados. Como vengo repitiendo hasta la saciedad, estos ingredientes existen en multitud de actividades y pensamientos netamente humanos, siendo por tanto inevitables y sólo toman la naturaleza de generadores de ansiedad o como negocio cuando se presentan como generadores tranquilidad, cuando esa intención pasa a ser un componente fundamental, podría decirse cuando dicho componente deja de comportarse de una manera ecológica (llamo ecológica a aquella actitud en donde la relación costo beneficios a largo plazo nos hace tener conductas equilibradas y responsables), para convertirse en un objetivo independientemente del costo que conlleva. Resaltar el efecto tranquilizante pasa de ser una consecuencia al objetivo fundamental. En muchos negocios se mezclan los tres elementos anticipar, prevenir y seguridad, ya que estos conceptos están interrelacionados, sin embargo en un afán clarificador para su exposición los separaré según esté fundamentalmente presente alguno o algunos de estos “valores”. Sabemos que anticipar es la actividad natural y propia de los futurólogos y adivinos. Dado lo importante que parece ser en nuestra sociedad el anticipar, ésta ha aumentado hasta un nivel que ralla lo caricaturesco. La pregunta clave sería ¿a quien satisfacen los adivinos? si la mayoría pensamos que sólo es palabrería. Creo que los adivinos satisfacen a todos aquellos que necesitan ir a algún sitio para caminar, desconocen a Machado cuando dice” se hace camino al andar, caminante no hay camino...”. Y sólo andan cuando creen ir a algún sitio y les sirve para hacer camino al andar. Con frecuencia precisan de un adivino para dar ese primer paso que les hará el camino, pero no se atreverán a dar ese primer paso si alguien no les da la señal de que camino es el adecuado, anticipando lo que viene, siendo imposible anticipar, ya que no hay camino, se hace camino al andar, no hay camino. Entre los futurólogos incluiría a los asesores e inversores, mejor informados pero no adivinos, a los médicos que aseguran un pronóstico, cada vez más exigido que preguntado, y a todos aquellos que ignoran el concepto de profecía autocumplidora, los que ignoran que con frecuencia la profecía se cumple por el hecho de formularla, no porque así tenga necesariamente que ser. Si alguien con el suficiente crédito hace llegar su profecía a suficiente gente y esto es fácil gracias a la televisión, radio, etc., toda esta gente unida propiciará que se cumpla la profecía. Somos responsables de nuestro futuro y no es que el futuro esta ahí para inexorablemente llegar a él. ¿Verdad que parece increíble que en un mundo en el que se dice valorar la libertad y la responsabilidad precise de este tipo de cosas para poder funcionar? Se admite la necesidad impuesta por los expertos y no la dirección sugerida por los amigos.

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Ya que no sé, ni puedo aportar el total de negocios debido a la creencia en la anticipación, sugiero que cada cual añada algunos a los señalados. Prevenir comparte con anticipar la posibilidad de saber de antemano el futuro y difiere en la creencia de poder cambiar el futuro, es evidente que esta idea se vende mucho mejor que la anterior, veamos sus consecuencias. Prevenir implica anticipar y esto obliga a aplicarlo a contextos en los que las reglas del pasado se puedan seguir aplicando en el futuro es decir para contextos que cumplen las reglas de obligatoriedad específicos de la relación naturales o físicas, o se aplica con el adjetivo de probabilidad en aquellos en la que no se da la necesidad y solamente la tendencia, pudiendo incluir aquí contextos biológicos, mentales. Como vemos al sustituir la posibilidad por la certeza, la capacidad de predecir depende de la cantidad de probabilidad que la naturaleza del asunto permita. Prevenir también implica cambiar el futuro bloqueando lo indeseable y en mucha menor medida proponiendo lo deseable. Si el objeto o situación a prevenir implica elementos materiales, la prevención es relativamente sencilla, basta con bloquear el acceso a ese material para conseguir nuestro objetivo, es lo que se hace cuando se usan vacunas, interdictivos para el alcohol o se manda a una hija lejos de un ser querido pero no recomendable; sin embargo ¿qué se puede hacer cuando lo evitable es una idea, algo inmaterial? Cuando aquello que se intenta evitar -prevenir- es inmaterial la cosa se complica hasta límites infinitos, me atrevería a decir que es imposible prevenir, aunque se pueda disminuir la probabilidad de lo indeseable y aquí el problema es cuánto cuesta disminuir, hasta qué probabilidad. Generalmente se disminuye la probabilidad de lo indeseable propiciando otros conductas, contextos, relaciones incompatibles y más deseables. (Por ejemplo la prevención de las conductas adictivas en los jóvenes). En el negocio de anticipar se encuentran todos los científicos de las ciencias llamadas duras y algunas de las llamadas blandas, aquellos con más facilidad que estos consiguen un doble objetivo, nos tranquilizan aumentando la seguridad de aquel futuro que les corresponde estudiar además de orientar o dirigir nuestras evolución hacia el futuro, futuro consecuente a sus descubrimientos aunque muchas veces indeseable, pudiendo aumentar nuestra ansiedad si posibilitan lo indeseable, piénsese en la bomba atómica. Creo que esta desviación de la cantidad de ansiedad para más o para menos la tenemos tan asumida que la ignoramos, y creo que suele ser un buen negocio además de conveniente También entrarían en este tipo de negocios de la prevención aquellos que aplican lo que “descubren los científicos”, es decir los técnicos, y ahí incluyo los que inventan y comercializan artefactos para prevenir accidentes de trafico entre otros, los médicos que hacen hincapié en los remedios para prevenir, industrias de la alimentación sana, incluso el vino previene enfermedades, constructores que previenen futuros fallos, cosméticos y demás inventos para prevenir los efectos negativos del sol, la edad, etc., previniendo la vejez y gran parte de lo que hacen las industrias farmacéuticas con tratamientos que además de prevenir con frecuencia producen efectos indeseables aunque secundarios.

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El tercer grupo de negocios es el que se dedica a aumentar la seguridad que los distintos asuntos ofrecen según su naturaleza, aquí podían ser incluidos los anteriores ya que esta categoría es más amplia aunque la he separado pues me ayuda a ver cual es la naturaleza de los distintos negocios. Podría decirse que en casi cualquier tipo de actividad hay un componente de aumento de seguridad, aunque destacaré aquellas en los que el aumento de seguridad es predominante. Todo servicio ofrece algo necesario o deseable a cambio de dinero y como ya comento en el capitulo de trabajo y ansiedad, una fórmula fácil de obtener beneficios es distinguiéndose de la competencia por aspectos secundarios que dan la marca de clase y uno de los dos conceptos más fáciles de vender y presentar es el de la seguridad Empecemos para que la presentación sea más didáctica e intuitiva por las necesidades básicas. Las industrias y negocios relacionados con la alimentación que incluyen como distintivo lo saludable de sus productos bien por estar enriquecidos dando la garantía (otra forma de expresar seguridad) que con su utilización se consigue lo que se desea, adelgazar, no engordar, evitar enfermedades, equilibrio físico y mental, no aumentar o disminuir la incidencia de enfermedades de riesgo (cáncer, enfermedad cardiovasculares etc. composición natural de los alimentos, etc.etc). También hay grandes negocios en la conservación y comercialización de los mencionados alimentos saludables. Aquí también quiero destacar los malos negocios que son aquellos que no cuidan estas reglas de seguridad, a veces fueron los panaderos por los insano de ciertos hidratos de carbono, otras veces les tocó a los carniceros por el riesgo de las toxinas, tóxicos, proteínas alteradas o adulteradas que pudiera haber en las carnes, y algún día a los pescaderos por vender pescados que pueden ser ricos en metales u otros productos no deseable ¿peligrosos? para la salud. La salud es lo primero. Después vendrían los negocios relacionados con la salud directamente, medicina, medicamentos, productos saludables y seguros médicos. Tal vez sea ilustrativo detenerse en cada una de estos apartados. Empecemos por la medicina. Ya se comentó, en otro capítulo, mucho de lo que aquí se puede decir con respecto a la medicina por lo que en este apartado intentaré ser breve. Existe una medicina tanto preventiva como a nivel de tratamiento, lo que es la medicina más ortodoxa que va desde la prevención a la rehabilitación pasando por el tratamiento, y que en general cubre el seguro de enfermedad que tienen mucho de servicios necesarios y poco de negocio y otras actividades no demasiado cubiertos actualmente que sí pueden ser grande negocios aunque son en general actividades no totalmente desarrolladas en el seguro. Empezaremos por las medicinas estéticas: aumentan nuestra seguridad en nuestra belleza; sigamos con las pruebas diagnostica que en algunos ámbitos se las conoce como medicina defensiva ya que no son pruebas para diagnosticar enfermedades sino pruebas para demostrar que no hay alteraciones y que las sufre y Ansiedad. Esencia y presencia Agustín Arroyo García-Cervigón

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las paga el enfermo y que solo sirven para defenderse, (defienden al médico de las quejas de los usuarios), esta medicina aumenta la seguridad del médico en que su primer diagnostico era acertado, es decir no había problemas pero ahora está más seguro y también aumenta la seguridad del usuario, ahora sabe que no tiene enfermedad, los síntomas eran psíquicos, se debían al estrés y a la ansiedad y paradoja de la vida posiblemente hemos llegado a un punto en que estas pruebas innecesarias para muchos médicos pueden se necesarios para que muchos pacientes asuman que sufren trastornos funcionales y entonces acepten un tratamiento adecuado a su problema. Creo que la mayoría estará de acuerdo que los medicamentos son un negocio y creo que es fácil ver que gran parte se debe a la ansiedad. La industria farmacéutica investiga en sus laboratorios buscando nuevos medicamentos. Hay líneas de investigación para responder a nuevas necesidades , en esas líneas más que negocio veo “altruismo”, aunque más tarde matizaré este tema, pero gran parte de la investigación es para inventar nuevos fármacos que poco difieren en su efecto de los que ya se usan, son fármacos para satisfacer necesidades básicas y frecuentes como son la infecciones, dolor, HTA, depresiones, etc. aquí el negocio esta en la cantidad no en la novedad y el mayor negocio esta en la diferencia que hay entre el costo de producción y su utilidad. El precio se pone no por lo que cuesta producirlos sino por la utilidad que producen y ya sabemos que la salud es lo primero, ¿cómo calcular el costo de utilidad?, ¿cómo influye la ansiedad del sufrimiento, del familiar o de la unión de consumidores al valorar el costo de utilidad? ¿Qué si no la ansiedad a que desaparezcan determinados medicamentos, remedios ahora necesarios, justifica las peleas por conservar aquellos medicamentos que se han dado en llamar de dudosa eficacia terapéutica? ¿Qué parte del efecto placebo?, más del 30% de efecto de cualquier medicamento es debido al efecto tranquilizador de la medicación. Para la comercialización de lo medicamentos novedosos en su acción apliquemos el mismo esquema de los medicamentos nuevos similares a los ya conocidos y apliquemos el esquema de la diferencia entre coste de producción y de utilidad ya comentada. Introduzco en este apartado todos aquellos productos que tienen como función aumentar la belleza, rendimiento físico o intelectual o que aumentan o producen cualquiera de las sensaciones deseables, incluyamos en el negocio la investigación, producción y comercialización. He dejado para el final de este grupo el conjunto de actividades que llamo seguros médicos. Los seguros médicos cuando se ofrecen y aplican a una población que ya disfruta de un seguro obligatorio solo pueden cubrir, o cubrir mejor aquellos aspectos que el seguro obligatorio no cubre o cubre con deficiencias... Resumo para muchos afiliados de los seguros de enfermedad voluntarios, éstos cubren más la posibilidad que la necesidad, ya que ésta está satisfecha por el seguro obligatorio. Aquí está el negocio, no satisfacen la necesidad de servicios sino la necesidad de seguridad, pues todos sabemos que esos seguros paralelos no suelen

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dar mejor servicio, no porque no se puedan mejorar, sino porque no se invierte en ellos. Por último hagamos un recuento superficial de empresas, negocios, servicios que se dedican a aumentar o decir que aumentan la seguridad. Si aumentamos la seguridad en la “situación circulación” obtenemos todas las modificaciones que hacen más seguro, menos fácil el accidente o menos grave si este se produce y aquí se incluye la industria del automóvil y accesorios, escuelas de conducción, elementos estructurales en la vía pública, etc. Que haya muchos negocios en esta área no quiere decir que sean innecesarios, ni que sean todos debido a la ansiedad, y sólo serían propiciados por la ansiedad aquellos en que suponga mucho el costo relativo para aumentar muy poco la seguridad, aunque esta relación no se cuestiona cuando se dice “una vida no tiene precio”. Negocios que aumentan la seguridad para encontrar un trabajo en el futuro, aquí incluimos escuelas, universidades, etc. que por el mero hecho de estudiar en ellos a pesar de no obtener más conocimientos objetivos, que en centros similares generan la sensación de estar mejor preparados y si este criterio lo comparten las empresas y escuelas, por el efecto de la profecía que se cumple así misma, realmente aumentan la posibilidad de trabajo más que por razones objetivas. Insisto, no creo que siempre sea así como aquí explico. En cuanto a la seguridad ciudadana, de bienes y personas incluyo todos aquellos negocios como las empresas de seguridad, alarmas, antirrobos, puertas de seguridad, controles, etc. que surgen cuando la relación costos bienestar es positiva al aumentar el valor que se le da a la seguridad. Seguridad contra el fuego fabricando objetos ignífugos, etc. Para resumir y acabar pensemos en alguna circunstancia que cause o pueda causar accidentes o efectos indeseables, todo aquello que pueda disminuir ese riesgo si no hay una relación estricta entre el costo y sus resultados reales, no solo posibles, tendremos un negocio por y para la ansiedad. Qué duda cabe que una sociedad desarrollada y justa debe tener como prioridad que el estado asegure la satisfacción de todas aquellas necesidades básicas, entendiendo por éstas aquellas necesidades que de no ser satisfechas los ciudadanos correrían riesgos en su vida, en su dignidad o en sus posibilidades futuras. Ya hemos visto en el capitulo de ansiedad y política como la políticas dedican gran parte de su tiempo a calmar la ansiedad que descubre o genera la oposición en los votantes, sin embargo creo que en un estado saludable y viable las necesidades básicas tienen que estar cubiertas al margen de las demagogias, por ello supongo que el mantenimiento de la salud cuando es posible o su restauración cuando hay una enfermedad, son una de las necesidades básicas de las que estarán asegurados. Si tenemos en cuenta que al aumentar el bienestar de una población empiezan a surgir otra necesidades y podemos considerar que la parte de la salud que tiene que ver con el bienestar y no únicamente con la conservación de la vida, empezará a Ansiedad. Esencia y presencia Agustín Arroyo García-Cervigón

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ocupar puestos más destacados entre lo que consideramos necesidad; si a la vez tenemos en cuenta que esta parte de la salud puede aumentar casi hasta el infinito y teniendo en cuenta que los recursos son limitados podemos entender que esta fracción de la salud jamás será cubierto en su totalidad (parte casi infinita) por el seguro obligatorio de enfermedad. Para esta función tendría sentido el seguro voluntario. ¿Dónde empieza el negocio? El negocio comienza cuando se ofrecen servicios que casi nunca son necesarios, aunque de serlo impondrían grandes desembolsos, a estos seguros se apuntarían muchos ansiosos pero pocos usuarios probables, satisfarían una posibilidad casi imposible. También hay negocio para aquellas prestaciones que son cubiertas por el seguro obligatorio, pero el seguro voluntario ofrece mejor servicio, más seguro, mas rápido, se ofrecen a muchos afiliados, pero no implican demasiados gastos ya que el grueso es satisfecho por el seguro obligatorio. Uno de los conceptos que cumple casi todos los principios apuntados al inicio es el de “la pensión”, y al ser paradigmático podemos ver lo importante que es el anticipar, el aumentar la seguridad, explicándose en esta situación las peleas preelectorales de los políticos, la existencia de seguros privados paralelos y “complementarios” al sistema obligatorio de pensiones, incluso el fraude y fracaso de muchos de estos sistemas que en vez de conseguir que la gente deje de utilizarlos, gracias a la ansiedad se consigue lo contrario que la gente haga varios seguros en entidades distintas para así disminuir el riesgo e incluso en condiciones menos ventajosas si la entidad consigue generar más confianza (seguridad), aquí los fraudes y quiebras son en vez de adversivos, dosis de recuerdo para ir enganchando a los despistados ya que nos recuerdan la necesidad de asegurarnos la vejez. Al final me he dejado fuera casi todos los negocios reales, pero si ustedes quieren ganar dinero, jueguen con los elementos que he resaltado ya que ansiosos y ansiedad siempre habrá en grandes cantidades. Quiero acabar con el ejemplo más exagerado y a la vez más caricaturesco, me refiero a los seguros que se encargan de que tengamos un entierro digno, ¡cuanta gente se pasa la vida pagando su entierro! y que yo sepa nadie ha dejado de ser enterrado por no tenerlo asegurado. Perdonen este final tan triste.

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CAPITULO QUINCE

TRATAMIENTO DE LOS ATAQUES DE PÁNICO CON O SIN AGORAFOBIA.

Si este libro lo hubiera escrito hace unos años hubiera sido totalmente distinto. Hubiera puesto multitud de citas para ir justificando todo lo que hago y aquí explico; pero hace tanto que hago lo mismo y funciona, que ya casi se me ha olvidado de donde saqué parte de lo que hago, y en gran parte creo que fueron cosas que iban surgiendo durante las entrevistas con los pacientes y básicamente en la retroalimentación que los pacientes me han ido dando a través de sus suspiros, asentimientos, descargas y flexibilidades, en la mayoría de los casos ya durante la entrevista. Con frecuencia son los acompañantes que asienten y me van guiando, los que han ido dándome las ideas que en adelante voy a desarrollar.

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También sin gran esfuerzo podría presentar un trabajo estadístico con los resultados, eso sería lo correcto desde un punto de vista del positivismo, pero que duda cabe que podríamos detenernos a ver los detalles y por que no decirlo los errores metodológicos, pues si los resultados finales no concuerdan con los que la bibliografía “científica” da, es lógico suponer que el error está en el método de estudio y no en la eficacia el tratamiento. En este apartado solamente quiero decir de pasada que sin tener ningún tipo de estudio retrospectivo, cuando la mayoría de los pacientes dicen que están mucho mejor ya desde la segunda entrevista, y no vuelve ni un uno por ciento después de unos cinco años de haber recibido tratamiento es de suponer que los resultados son mejores del 40 al 60 % de cronificaciones o recaídas que refieren los trabajos más frecuentes. ( Como espero que los estudiosos y críticos serán versados en la materia, imagino que ya conocen estas cifras, e incluso más bibliografía que yo , con lo que muchas gracias por ahorrarme la mecánica labor de la recogida de bibliografía y sobre todo de la pesadez de las notas a pie de página o al final del texto). En primer lugar quiero explicar que esto es lo que yo hago exactamente, y digo esto porque siempre hago lo mismo, y cada vez más igual. En principio me aburría y variaba algo, pero al ver la eficacia, no me pareció ético por un problema personal de aburrimiento, arriesgar a los pacientes a no obtener un buen resultado. Mi metodología de trabajo para este problema es más didáctica que de confrontación y como toda buena docencia educativa es muy transformadora y por tanto terapéutica. Despréndase de esto algo de mi epistemología sobre lo que es la terapia. Cada vez más frecuente cuando trabajo, voy escribiendo en una hoja que tengo en la mesa diagramas y figuras con lo que el paciente me refiere y yo le devuelvo, creo que el mensaje se refuerza si utilizo varios canales a la vez, intento utilizar tanto lo auditivo como lo visual y lo cenestésico.(Ver teorías de la Programación Neurolinguística). La entrevista la empiezo preguntando el motivo de la consulta, y procuro entrar siempre con el paciente al acompañante o los acompañantes salvo que el paciente se niegue. Este acto marca un contexto, y este contexto me facilita cómo se va a desarrollar la consulta que esta empezando. Si es preciso que haga una elucubración teórica y epistemológica de este primer acto tal vez lo haga otro día, hoy prefiero que esta imprecisión sea fuente de críticas y teorizaciones que seguramente a mi y al enfermo nunca se nos hubieran ocurrido. Creo que la proyección, tal vez la imaginación, la fuerza de los entimemas que voy a utilizar son necesarios para la eficacia del tratamiento, creo que un mucho de dramatismo y un algo de prestidigitación viene bien en este trastorno, pues el paciente es un “imaginador” que no se atreve, posiblemente se podría decir con una imagen metafórica que es un tartamudo de la imaginación. Durante los primeros minutos hago un diagnóstico de presunción y a partir de ahí es el enfermo el que se autodiagnostica, utilizando y en mi presencia en el breviario del DSM IV-RT, aunque también se puede utilizar el manual del CIE-10, o el manual del DSM IV-RT. Ansiedad. Esencia y presencia Agustín Arroyo García-Cervigón

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Mientras el paciente se va autodiagnosticando yo voy contando cuantos de los 13 síntomas se presentan en este enfermo, no teniendo interés de anotar cual de esos síntomas están presente, el DSM IV-RT pide 4 síntomas y no da más valor a unos que a otros, yo tampoco distingo, e intuyo aunque creo que esto no es demostrable, que al no tener un síntoma más valor que otro de alguna manera desomatizo el problema, pues como ya iremos viendo sería estúpido intentar convencer al paciente que sus cuadros no tienen un sustrato biológico, y únicamente a los más recalcitrantes y amigos de la mecánica y de los aparatos médicos les hago la analogía de cuando se va la luz en una habitación o en varias o en toda la casa, y si nos planteamos mirar la bombilla o el plomillo, “ esa cajita que suele haber a la entrada de las casas”. Hecho el autodiagnóstico, sin ese requisito no sigo, recalco la duración de la crisis, ver los primeros renglones del DSM IV-RT, las crisis son autolimitadas. En este momento interrumpo la entrevista y salgo a por un trabajo que hice hace unos años para una revista local (ver capítulo III), que explico en que consiste y que regalo a cada paciente y que sirve como colofón al final de la consulta. El segundo tiempo consiste en hacer un diagrama de una hipótesis biológica del trastorno de pánico, incluida la ansiedad anticipatoria, además de volver a señalar lo autolimitado de la crisis y del tratamiento farmacológico del cuadro, habitualmente un antidepresivo serotoninérgico para impedir la crisis y que advierto que tardará unos días en funcionar, y un tranquilizante para la ansiedad anticipatoria que solo tomarán cuando sientan la ansiedad, disminuyo su consumo y efectos secundarios, y aquí acaba prácticamente si las cosas van bien el tiempo orgánico mecanicista. En este diagrama también incluyo el concepto de ansiedad anticipatoria, y como cede fácilmente al tratamiento tranquilizante; se lo recomiendo según este el paciente de ansioso, (es frecuente que los pacientes ansiosos se resistan a tomar tratamientos, “haciéndose los duros”). En este momento no insisto más sobre este concepto. Desde el primer momento corrijo el vocabulario ansioso-ansiógeno que todos los pacientes traen consigo, destacando las palabras, “¿por qué?”, “estar seguro”, “controlar” y el término degradante de “superar”, como si muchos de sus problemas dependieran de su voluntad. Quiero señalar lo perverso de estas palabras, pues para mí en ellas están contenida prácticamente la mayoría de la epistemología del ansioso: búsqueda infructuosa de causas, necesidad de seguridad, (no disminuir la incertidumbre, pues esto todos lo deseamos) y basar en la voluntad la evolución de la enfermedad, como si en vez de pacientes fueran abúlicos o idiotas al centrar en si mismo la resolución de su enfermedad. Enseguida y a todos los pacientes, les explico que la tendencia en todo el mundo occidental es buscar explicaciones, explicaciones que no consisten en un desentrañar la epistemología del ansioso, sino en buscar una relación causal (recordar que la palabra explicar también la podemos tomar según su etimología por des-plegar, o sea en descubrir lo oculto o implicado). Cuando un paciente encuentra alguna o algunas explicaciones causales, estas no aportan una solución al problema, son trampas para no salir de él, pues estas causas son generalmente circunstancias del pasado que por tanto no se pueden cambiar, (bien es verdad que podríamos cambiar Ansiedad. Esencia y presencia Agustín Arroyo García-Cervigón

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su significado) o si son del presente, su solución no suele depender del paciente, pues si así fuera este ya lo hubiera resuelto. Hago mucho énfasis en que las explicaciones causales no existen en biología sino en mecánica, en otras teorías podría hablarse de relaciones lineales, pero en resumen siempre se trata de lo mismo, de un ERROR CULTURAL, que si no provoca si mantiene el cuadro. Tengo que destacar en este apartado el respiro que hacen los pacientes cuando acaban de comprender lo que les estoy diciendo, y si además han tenido la suerte de haber sido tratado por algún psicólogo -detective, depende de su relación anterior, que tarden más o menos en reaccionar, pero al final siempre surge el suspiro, la aceptación y un cambio epistemológico fundamental, empezando a entender qué es la biología y qué es la mecánica y como los principios filosóficos de la causa causal no funcionan en lo biológico. Pensemos que esa necesidad de explicar tiene encerrados también en sí varios errores, todos ellos también muy incorporados a nuestra cultura, entre ellos quiero destacar, para los médicos el concepto de que el único tratamiento correcto sería el etiológico como si los médicos pudiéramos saber la etiología, es decir como si las enfermedades tuvieran una única causa o dicho en el lengua de la lógica como si hubiera una única causa suficiente. Otra idea oculta es la del “saber es poder”, si todo lo sé, todo lo puedo. Y finalmente, si sabiendo la causa es la única forma de “quitar el mal de raíz”, o sea si solamente sabiendo la causa se puede asegurar que no habrá recaída, sintonizamos completamente con la epistemología del ansioso y con ello tenemos el mismo punto ciego que tiene el ansioso, además de alimentar su epistemología. Si no mejora es que no hemos dado con el problema básico y a seguir buscando o lo que es peor el paciente además de vago y tonto, tendrá alguna ganancia y por eso se resiste a descubrir la causa, que además él únicamente sabe. El sistema me parece del mismo género y de la misma perversión que las ideologías totalitarias, y como en ellas solamente los elegidos están en posesión de la verdad y del poder de cambiar esa realidad indeseable. Hasta aquí hemos visto lo que según mi esquema sería la parte biológica y la parte cultural de este trastorno, y aquí enfatizo que con el tratamiento medicamentoso siempre remite el trastorno, pero también recalco que según yo creo, si no se hace nada más, por muy favorable que sea la evolución es muy probable que en un futuro puede haber una recaída, pues qué duda cabe que no hemos tocado lo fundamental: su funcionamiento “psicológico” y al cuadro que voy a ir describiendo en los próximos párrafos yo lo llamo “personalidad ansiosa”, que coincide en parte con los conceptos de trastorno de personalidad por evitación, aunque dejo claro que las cualidades de esta personalidad yo las voy a describir, y como suele pasar durante la entrevista el paciente no para de asentir en casi todos los casos. La descripción de esta personalidad la empiezo a exponer con una introducción con lo que yo llamo los mecanismos de defensa básico de todos los animales, así: “Los herbívoros, huyen”. “Los carnívoros, luchan”. “Los avestruces, se quedan parados”. Ansiedad. Esencia y presencia Agustín Arroyo García-Cervigón

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A continuación hago corresponder estos tipos básicos de funcionamiento con las distintas enfermedades: “Los ansiosos (con angustia) huyen”. “Los obsesivos, luchan”. “Los ansiosos-depresivos, se quedan parados”.

Es evidente que no todas sus conductas son de huida o lucha, sino que lo hacen con más frecuencia de lo que sería razonable y conveniente, por tanto sería deseable que cambiaran este funcionamiento haciéndolo consciente y cambiándolo voluntariamente, aunque como es de esperar y así lo pronostico y aconsejo, que cada uno siga sus tendencias pues de lo contrario sería como pedir a un elefante que vuele. A continuación les digo como los ansiosos cuando piensan en un problema se quedan atascados y ya no intentan seguir pensando, por tanto aconsejo seguir pensando hasta que toquen los fantasmas que los asustan y como los fantasmas desaparecen en cuanto uno los toca. Todo esto lo dibujo. Si la primera característica del ansioso es la huida, la segunda sería la necesidad de seguridad, necesidad que todos tenemos, pero que el ansioso precisa en una cantidad superior a la mayoría y fundamentalmente superior a la que la situación puede dar. Es muy frecuente que los amigos y el mismo ansioso compartan la idea de que es una persona ansiosa, es una persona insegura, y explico claramente que este concepto surge por un error semántico, confunden al individuo con la situación, no es el individuo el que precisa seguridad porque esté inseguro, sino es el individuo el que pide seguridad, pero se la pide a la situación. Esa cantidad de seguridad que una situación puede ofrecer como máximo no viene determinada por los elementos que componen la situación, sino por las posibilidades que esa misma situación tiene de que no se de lo que el sujeto teme; la inseguridad es el complementario de la posibilidad y quien quiere mucha seguridad tiene que buscar situaciones con pocas posibilidades y quien quiere seguridad absoluta tiene que conseguir enunciar la situación con solo una posibilidad, que con frecuencia es peor que lo que tememos. (Por ejemplo la única posibilidad de no morirse es estar muerto). Suelo hacer un comentario sobre como esta forma de ser no está tan mal vista en este momento en esta sociedad y básicamente pongo ejemplos a nivel social de como se pide a las situaciones más seguridad de la que las distintas situaciones suelen poder ofrecer. Vale cualquier ejemplo que tenga que ver con las conductas de sujetos sobre los que no tenemos poder de controlar, allí donde haya libertad de los otros, así tenemos la seguridad ciudadana, o situaciones tan complejas en que es imposible controlar todas las variables, como la falibilidad o infalibilidad de las pruebas médicas, lo mismo que las predicciones de los políticos y los sociólogos, y por qué no la predicción, “del hombre del tiempo”.

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En los pacientes ya tratados por otros profesionales, esta parte es la más difícil de cambiar, también pasa otro tanto con “los muy inteligentes” y con aquellos que utilizan con más frecuencia la conjunción disyuntiva “o” que la copulativa “y”, siendo preguntas ejemplares las de si “este dolor es somático o psicológico”, etc., etc. de las que los informes médicos suelen estar llenos. También hay bastantes dificultades para aquellos que buscan una teoría más complicada, pues tanta simplicidad no puede ser suficiente ni cierta, aunque para mi esta explicación es una idea elegante por lo llena de posibilidades que está y ya sabemos desde Ocán que la hipótesis mas simple suele ser la mas acertada. Y para cerrar el circulo perfecto de la epistemología que el ansioso alimenta y ella a su vez alimenta el cuadro es la idea de controlar. Es fácil y así hemos ido viendo hasta aquí, descubrir que no es posible controlar las conductas de los demás, a menos que no exista ninguna libertad, y es claro que alguna existe hasta en los regímenes más totalitarios. Pero donde los pacientes están más liados y algunas de las teorías es el control de todo lo que es función del sistema nerviosos autónomo ( las técnicas de biofeed-back de eso tratan) y todo lo que pertenece al orden de los sentimientos, pensamientos, deseos, temores, etc. Esto lo enuncio de la siguiente forma, todas las conductas son totalmente voluntarias, en ello se basa nuestro sistema judicial, y las excepciones son escasas, bien delimitadas, y no tiene sentido aquí su descripción. Este concepto es básico para todos aquellos pacientes que tienen entre sus síntomas el “miedo a volverse loco y poder hacer cosas descontroladas”. Enseguida señalo como los pensamientos, sentimientos, deseos, temores, apetitos, sueño, etc., pertenecen al dominio de lo parcialmente involuntario, con ello quiero señalar que aunque todo lo anterior puede ser voluntario, también hay una parte que hacemos espontáneamente, es decir involuntariamente, y aquello que es involuntario, no puede ser a la vez voluntario. Es por este carácter de parcialmente involuntario que tiene los pensamientos, etc, por lo que la palabra controlar o superar para ellos es incorrecto, perverso e imposible y de como al ignorar esa imposibilidad surge la experiencia, creencia de que el sujeto no “pone suficiente de su parte”. También aquí se perciben asentimientos, cambios de cara y caras de satisfacción, es el Eureka. Finalmente explico que el hecho de que estos pensamientos, etc, sean parcialmente involuntarios no quiere decir que no se pueda hacer nada con ellos, se pueden añadir pensamientos, etc. , de los voluntarios que los neutralicen, pero nunca impedirlos, pues el intentar impedirlos es hacer lo mismo que se dice que hizo Kant, que en una ocasión y al despedir a un criado que le era odioso, colgó un cartel con la siguiente leyenda “ este cuadro es para acordarme que no me debo acordar de ...” Aquí suele acabar la primera y a lo sumo la segunda entrevista. En las sucesivas, intento ver diferencias que aparecen aplicando esta epistemología y otras alternativas que ellos van descubriendo, utilizando durante estas entrevistas todas las experiencias y matices que el paciente en particular presenta y como van cambiando con el cambio epistemológico. Ansiedad. Esencia y presencia Agustín Arroyo García-Cervigón

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Perdón que no sea más preciso a partir de este momento, hay multitud de variedades y su descripción podría hacer que su lectura fuera pesada y farragosa. Inventen ustedes con los elementos ya presentados e incluso invéntense nuevos conceptos y por favor háganmelos llegar. Gracias.

PARA EL APENDICE

CONCEPTOS

Este capítulo describe posiblemente por su contenido lo primero que aprendí en mi práctica médica, es uno de los últimos que he escrito; ello obedece a que en gran parte es el capítulo menos personal , está copiado íntegramente de algunos manuales, y no aporta demasiado a los que no son médicos, porque en poco los ayuda, y en nada a los psiquiatras porque todos se lo saben, sin embargo he creído que era importante ponerlo para que todo el que lea el libro sepa a que me refiero cuando utilizo términos técnicos, y que por haber pasado a ser de uso común con frecuencia generan más confusión que lo que aclaran, ya que un mismo término se suele usar con distintas acepciones. La ansiedad es uno de los sentimientos más ubicuos de la humanidad, para ello nos basta con repasar la historia, las estadísticas de enfermos y gastos. (Es la causa más frecuente de baja laboral en la comunidad europea). También sería necesario hacer la distinción entre ansiedad normal y patológica. Ansiedad. Esencia y presencia Agustín Arroyo García-Cervigón

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La ansiedad normal es una emoción que puede surgir consecuencia lógica en todo aquello que suponga un cambio, en el crecimiento, y en general de todas aquellas situaciones o momentos de la vida en los que nos encontramos sin la experiencia suficiente como para saber que resultados va tener una decisión, por ello también esta presente en las tomas de decisiones importantes. Esta ansiedad es tan frecuente que nuestro organismo la tiene automatizada hasta el punto de que cuando nos encontramos en una situación de las ya comentadas nuestras glándulas suprarrenales segregan espontáneamente una cantidad de catecolaminas mayor de las que habitualmente producen para preparar nuestro organismo para la lucha o la huida. Los efectos de estas catecolaminas corresponden en gran parte con los síntomas de lo que en adelante llamaremos clínica de la ansiedad. Esta ansiedad normal el sujeto no la suele vivir como peligro, aunque si como cierto disestar, pero como suele ser consciente tanto el motivo como el efecto de este exceso de catecolaminas la persona no se queja en general de este cuadro, y únicamente al no tener conciencia de lo anterior lo puede vivir como enfermizo, fundamentalmente si no encuentra una causa inmediata a la que achacar esa sensación, por lo que se entiende que ante un cuadro de ansiedad las personas busquen las causas. En parte el tratamiento y los fallos en los tratamientos de la ansiedad estan en la confusión de la calidad y la formación de ambos tipos de ansiedad, es decir cuando nos las tenemos que ver con un cuadro de ansiedad patológica , si les queremos aplicar las mismas explicaciones y los mismos remedios que aplicamos a la ansiedad normal, lo que en la ansiedad normal resulta tranquilizador y a la larga hace que desparezca ese cuadro de malestar, en el caso de la ansiedad patológica nos introduce más en la ansiedad y consigue que el cuadro se cronifique y adopte cada vez las caracteristicas de la enfermedad por ansiedad, incluso suponiendo que en algún momento hubiera tenido un origen saludable y defensivo. Como hemos visto a lo largo del libro, posiblemente gran parte de culpa de este problema lo tiene la lengua que no nos ha dotado de distintas palabras para distintos fenómenos y esta confusión de dos conceptos diferentes para una misma palabra la que en general nos está jugando esta mala pasada. La ansiedad es un signo de alerta, que nos avisa de un peligro real o imaginario y permite al organismo automáticamente, y a la persona conscientemente de tomar las medidas adecuadas para que peligro no nos cause más daño del imprescindible. La amenaza que da lugar a la ansiedad es una amenaza inespecífica, vaga, y con frecuencia inexistente, originándose con frecuencia únicamente en nuestra imaginación. El miedo por el contrario es un sentimiento similar que surge a raíz de una amenaza concreta, independientemente de que el valor que le demos a dicha amenaza sea el adecuado o no, pero el peligro existe. Como vemos desde este punto de vista, tanto la ansiedad, como el miedo son en gran parte defensivos. El miedo nos hace reaccionar ante el estimulo concreto, la ansiedad nos prepara para un posible peligro, evita la sorpresa a costa de un estado de alerta duradero.

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La ansiedad tiene dos componentes importantes, la conciencia de las sensaciones fisiológicas, y la conciencia del estado mental, de estar nervioso y asustado. Además de los efectos motores, y viscerales, la ansiedad afecta a los procesos del pensamiento, a la percepción y al aprendizaje. Tiende a producir confusión y distorsiones de la percepción, no solo en cuanto al tiempo y al espacio, sino respecto a la gente y al sentido de los diferentes sucesos. Estas distorsiones pueden interferir con el aprendizaje dificultando la concentración, la memoria, y alterando la capacidad de relacionar unas cosas con otras, es decir de hacer asociaciones. También como toda emoción influye en la atención selectiva, en el sentido de seleccionar ciertas cosas y descuidando otras con lo que se suele justificar la valoración que se hace de los hechos, pudiendo producirse la distorsión en ambos sentidos, bien aumentando la sensación de peligro y por tanto la ansiedad, bien al contrario ignorando verdaderos peligros y por tanto no evitando sus consecuencias. Con respecto a los diagnósticos tengo que decir que son imprescindibles para ejercer la profesión de psiquiatra o psicólogo, pero una vez aplicado un nombre dejan de ser útiles e incluso empiezan a ser peligrosos. No alcanzo a ver la necesidad de diferenciar los distintos cuadros salvo un afán descriptivo, y a la hora de recetar determinada medicina, pero si como yo creo que la clave del problema es la ansiedad, su esencia está presente en todos los cuadros y bastaría con que cambien las ideas, actitudes y actos esencialmente ansiosos,(que he llamado la epistemología del ansioso) para que todos y cada uno de los cuadros cambien su evolución y fisionomía. Aunque me he limitado a copiar las distintas clasificaciones, que duda cabe que las diferencias que se han utilizado para hacerlas están muy contestadas, pues hay muchos autores que no están de acuerdo con esas diferencias, es decir no sabemos si estamos diferenciando por características básicas o simplemente accidentales, y aunque hay estudios que apoyan las distintas posturas, también es verdad que hay muchos pacientes con diagnósticos múltiples, es decir que unas veces se le diagnostica de una manera y otras de otro, y esto es fundamental pues como ya he comentado lo que todos estos diagnósticos comparten, es la ansiedad, y en verdad la mayor diferencia que se hace entre uno y otro cuadro es el que se conoce el desencadenante en las fobias simples y en la fobia social, o en que cursa como crisis en los trastorno de pánico, y dado que aquí estoy hablando de la Ansiedad, se puede decir que todos los cuadros la tienen, y como vemos es esta ansiedad la que yo quiero tratar, y de paso se tratan todos los cuadros, aunque haya matices en los tratamientos. Con el fin de aligerar este capitulo he colocado la clasificación en un apéndice final. La clasificación que he copiado es la que ha hecho la asociación americana de psiquiatría y que se conoce como DSM IV-RT y……. En el apéndice haré comentarios a la clasificación y alguna ampliación. Como todos los apéndices no es imprescindible de leer, y recomiendo que de entrada lo lean todos los profesionales y aquellos que suelen leer las contraindicaciones de los prospectos de los medicamentos, con su lectura ya podrán empezar a diagnosticarse seriamente y acudir de paso a la consulta de un psiquiatra si el diagnóstico es positivo.

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A la hora de hacer una clasificación diagnostica se establecen una serie de apartados en los que los distintos subconjuntos se parecen en algo y se diferencia en otro algo, y el problema de las clasificaciones es que no escojamos un "algo" lo suficientemente práctico como para que esa división sea relevante, aunque en ese escoger siempre hay un componente claro, el elemento que escogemos para hacer la distinción ( por ejemplo el color de la piel), siempre nos remite a una forma de pensar personal del que clasifica, sin embargo el que cree y maneja la clasificación, ignora este primer paso y solamente supone que la clasificación nos aclara algo del objeto clasificado. Intento resumir en dos líneas la diferencia que hay entre los que creemos que nuestro concepto de las cosas lo hacemos nosotros, y entre los que creen que todo está ya determinado y únicamente lo que hay que hacer es descubrir las reglas que lo rigen. A partir de aquí deben saber que todo lo que se dice surge de mi punto de vista, y además creo que es útil, por lo que supongo que hablo de alguna regla , o tal vez es mi forma de ver este problema de la Ansiedad el que resulta útil. Comparto con Stolzenberg que la principal causa de las trampas epistemológicas suele ser confundir suposiciones con premisas, aunque esto lo hemos visto más claro y con más detalle en las distintas teorías de tratamiento. Que duda cabe que también en este primer momento diagnostico este error puede llevarnos a hacer distinciones que en realidad no lo son, y es peor aún cuando se apoya esta confusión con estadísticas contradictorias, que fundamentalmente se elaboraron desde esta confusión. Ya sabemos que la encuesta , base del método estadístico, en su capacidad para sacar conclusiones a pesar de que sólo algunas sean las respuestas permitidas, suelen ser más sesgos que demostraciones. En este párrafo lo único que he hecho es utilizar con cierta seriedad y corrección la acepción adecuada de la palabra explicar, es decir des-plegar lo que está implicado en los cuadros ansiosos, y no aplico la palabra explicar como causalidad, pues como ya he dejado dicho en biología no creo que haya causas, y si las hubiera nunca serían condición necesaria y suficiente y por tanto no habría una única causa. Creo que lo útil y necesario es cambiar algo de lo implicado y no “evitar la causa” pues si difícil es encontrar la causa si existiese no hablemos del vocablo evitar. Estoy profundamente convencido que al final todo va ser un problema de lenguaje.

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