Analgesia postoperatoria en el neonato

REVISIÓN 317 R e v. Soc. Esp. Dolor 9: 317-327, 2002 Analgesia postoperatoria en el neonato A. Mart í n e z - Tellería*, J. A. Delgado*, M. E. Cano...
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REVISIÓN

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R e v. Soc. Esp. Dolor 9: 317-327, 2002

Analgesia postoperatoria en el neonato A. Mart í n e z - Tellería*, J. A. Delgado*, M. E. Cano**, J. Núñez* y R. Gálvez*

SUMMARY Martínez-Tellería A, Delgado JA, Cano ME, Núñez J and Gálvez R. Postoperative analgesia in the neonate. Rev Soc Esp Dolor 2002; 9: 317-327.

ÍNDICE 1. INTRODUCCIÓN 2. PERCEPCIÓN DELDOLOR 3. RESPUESTAALDOLOR 4. ASPECTOS CONDUCTUALES YPSICOLÓGICOS DELDOLOR EN ELRECIÉN NACIDO 5. PECULIARIDADES FARMACOLÓGICAS EN EL NEONATO 6. IMPORTANCIADELTRATAMIENTO DELDOLOR AGUDO 7. VALORACIÓN DELDOLOR AGUDO EN NEONATOS 8. TRATAMIENTO DELDOLOR NEONATAL 8.1. Procedimientos dolorosos 9. ESTRATEGIAS TERAPÉUTICAS EN ELTRATAMIENTO DELDOLOR AGUDO 10. DOLOR POSTQUIRÚRGICO 10.1. Urgencias quirúrgicas neonatales 11. BLOQUEOS REGIONALES 11.1. Bloqueo caudal 11.2. Bloqueo epidural 11.3. Bloqueo intradural 11.4. Bloqueos de nervios perifericos

*Servicio Anestesiología-Reanimación. Hospital Universitario Virgen de las Nieves. Centro Materno Infantil. Granada. **Servicio Anestesiología-Reanimación. Hospital Universitario San Cecilio. Granada. Recibido: 0 8 - 0 5 - 0 2 . Aceptado: 1 0 - 0 5 - 0 2 .

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We know for quite a while now that the neonate suff e r pain and that pain-related mechanisms are fully developed in the newborn. While the use of analgesic methods after neonatal surgery is nowadays a general practice, it is not so for pain associated to other pro c e d u re s . C u r rently we have appropriate and objective methods for the assessment of neonatal pain and adequate strategies for its management, as well as multiple safe analgesic drugs and pro c e d u res for such age. Postoperative pain can be minimized with prior attitudes in the operating room, the use of appropriate analgesics or blockades providing continuous postoperative analgesia. Pain associated to pro c e d u res can be managed with behavioral measures, very effective non-pharm a c o l o g i c a l methods and safe analgesic methods. © 2002 Sociedad Española del Dolor. Published by Arán Ediciones, S.L. Key word s : Postoperative pain. Pain associated to pro c ed u res. Newborn. Neonate.

RESUMEN Sabemos desde hace tiempo que el neonato siente dol o r, y que los mecanismos álgicos en el recién nacido están suficientemente desarrollados. Aunque el empleo de métodos analgésicos en el postoperatorio de la cirugía neonatal es actualmente una práctica habitual, no lo es tanto en el dolor asociado a otros pro c e d i m i e n t o s . En la actualidad disponemos de métodos adecuados y objetivos para la valoración del dolor neonatal y de estrategias adecuadas para tratarlo, amén de un gran número de fármacos y procedimientos analgésicos seguros para la edad. El dolor postoperatorio es minimizado tomando actitudes previas en quirófano, empleando analgésicos o bien bloqueos con continuidad analgésica en el postoperatorio. En el dolor por procedimientos disponemos desde medidas conductuales, métodos no farmacológicos muy efectivos así como métodos analgésicos seguros. © 2002 Sociedad española del Dolor. Publicado por Arán Ediciones, S.L. Palabras clave: Dolor postoperatorio. Dolor pro c e d imientos. Recién nacido. Ne o n a t o .

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1. INTRODUCCIÓN La necesidad de analgesia neonatal ha sufrido un cambio drástico en las últimas décadas, así, el viejo axioma de que los neonatos no sienten dolor, es afortunadamente un concepto obsoleto. Durante los últimos treinta años, el conocimiento de la embriología y mecanismos de transmisión del dolor en el feto y neonato, así como de las consecuencias fisiopatológicas del mismo han supuesto una verdadera revolución en el manejo del dolor en estos pacientes. El empleo de analgésicos y anestésicos locales en la etapa neonatal es, hoy en día, práctica común tanto en el postoperatorio como en el dolor asociado a procedimientos diagnósticos y terapéuticos en las unidades neonatales. En la actualidad resulta sobradamente conocido, por los profesionales implicados en estas etapas de la vida, que el dolor generado por los diferentes procedimientos quirúrgicos produce cambios fisiológicos y psicológicos que a su vez originan respuestas emocionales y neuroendocrinas. Además disponemos de evidencias científicas y clínicas que confirman que, pese a la inmadurez del sistema nervioso central del neonato, éste es capaz de percibir el dolor como respuesta a una agresión procedente del medio externo.

2. PERCEPCIÓN DEL DOLOR Sabemos que los sistemas neuroanatómicos y neuroendocrinos están suficientemente maduros en el neonato tanto para la percepción como para la transmisión de los estímulos álgicos (1-4). El sistema neuronal nociceptivo ascendente está ya desarrollado en la semana 25 postconcepcional (5). Los nociceptores polimodales vehiculados por fibras C que responden a estímulos de alta intensidad de origen mecánico, térmico o químico están suficientemente desarrollados al nacer y existen conexiones débiles entre las neuronas aferentes y las del asta dorsal de la médula espinal. Los sistemas de inhibición descendente están pobremente desarrollados al nacimiento (6) no alcanzando su completa maduración hasta varios meses más tarde. Se ha demostrado en neonatos que cualquier estimulación de las fibras C tiene una larga duración en el tiempo; además se sabe que las concentraciones de sustancia P en el asta dorsal son mayores, lo que unido a la inmadurez de los sistemas de inhibición descendente, ha llevado a postular a algunos autores que

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la sensibilidad al dolor es mayor en este grupo de población frente a niños y adultos (4,7,8).

3. RESPUESTA AL DOLOR El estímulo álgico agudo produce en el neonato, aparte del reflejo de retirada, cambios cardiovasculares como aumento de la frecuencia cardiaca y de la tensión arterial, y cambios respiratorios, asociados a su vez a respuestas endocrino-metabólicas (9). Estas respuestas son mayores que en adultos pero con una duración más limitada (10,11 ) . En el recién nacido sabemos que el grado de activación simpática y la magnitud de los cambios cardiovasculares están en relación con la intensidad y duración del estímulo álgico. En este sentido, estudios realizados en prematuros y neonatos a término, durante circuncisión (12) o punción del talón (13), mostraron un aumento en la frecuencia cardiaca y tensión arterial proporcional a la intensidad y duración del estímulo así como a las peculiaridades temperamentales del niño (14). Estas respuestas son abolibles con el uso previo de anestésicos locales (15). Asimismo se ha demostrado que el empleo de opiáceos potentes son capaces de disminuir de forma muy importante la respuesta cardiovascular durante la cirugía neonatal. La respuesta endocrino-metabólica al dolor se sigue de liberación de catecolaminas, cortisol, glucagón, hormona de crecimiento, aldosterona, etc., así como supresión de la secreción de insulina (16,17), lo que produce un aumento del consumo de oxígeno, h i p e rglucemia y estado catabólico (10) que puede ser minimizada mediante el uso de anestésicos potentes y analgésicos opiáceos (18-20).

4. ASPECTOS CONDUCTUALES Y PSICOLÓGICOS DEL DOLOR EN EL RECIÉN NACIDO Las consecuencias asociadas a la percepción del dolor en los niños no son bien conocidas, sin embargo existen estudios que indican que la experiencia álgica en la etapa neonatal se sigue de modificaciones comportamentales a largo plazo. Se sabe que los neonatos que sufren experiencias dolorosas responden de manera diferente a los subsiguientes estímulos dolorosos (21) pudiendo afectar a su maduración conductual (22), también se ha visto que el dolor intenso o prolongado aumenta la morbilidad neonatal (23,24). 46

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Un estudio muy importante en el dolor pediátrico fue realizado por Taddio y cols. en 1997 (25). Estos autores demostraron un incremento de la respuesta conductual durante la vacunación rutinaria a los 4-6 meses de edad en niños que habían sido circuncidados al nacimiento sin anestesia. Los resultados sugieren que los infantes estructuran una memoria de una experiencia dolorosa anterior que puede modificar su respuesta a los estímulos dolorosos subsecuentes, probablemente como resultado de una sensibilización neuronal central. Otros autores han demostrado que los estímulos álgicos intensos alteran los ritmos de sueño (26) y producen cambios en el comportamiento del niño. Los efectos a largo plazo del tratamiento insuficiente del dolor no están bien establecidos aunque existen estudios que muestran que los niños no tratados debidamente presentan dificultades en los procesos de aprendizaje, conducta, memoria, socialización, autorregulación y expresión de los sentimientos (27).

5. PECULIARIDADES FARMACOLÓGICAS EN EL NEONATO El neonato presenta variaciones respecto al adulto en cuanto a la absorción, distribución, metabolismo y excreción de los fármacos. La absorción de fármacos difiere de la del adulto. El pH gástrico es alcalino al nacimiento, durante el primer mes de vida la secreción ácida es variable, siendo a partir de los dos años la absorción intestinal similar al adulto. El vaciamiento gástrico y la motilidad intestinal son irregulares, y la función tanto pancreática como biliar están disminuidas. La absorción percutánea es del orden de 2-3 veces mayor que en el adulto. Respecto a la distribución existen factores dependientes de la edad que afectan el volumen de distribución, debido al diferente tamaño de los compartimentos, la unión a proteínas y factores hemodinámicos. El volumen de distribución está aumentado para las moléculas hidrosolubles. El compartimento lipídico y la masa muscular están disminuidos. En el neonato hay una menor unión a proteínas, la concentración de albúmina y α 1 glicoproteína ácida es menor lo cual se traduce en una mayor cantidad de fármaco libre. En relación al metabolismo, la biotransformación oxidativa está muy disminuida por déficit de citocromo p450. La actividad hepática de glucuronidación es relativamente inmadura, mientras que la capacidad de sulfatación es casi normal. 47

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La excreción renal está disminuida, alcanzando niveles de normalidad a los 3-5 meses de vida.

6. IMPORTANCIA DEL TRATAMIENTO DEL DOLOR AGUDO (28) El sistema nervioso central puede localizar un estímulo externo como nocivo, identificando incluso la naturaleza (mecánica, química o térmica) del mismo. Puede, así mismo, adquirir memoria frente a dicho estímulo mediante mecanismos de hiperalgesia y desencadenar respuestas inmediatas de defensa frente a él. Por todo esto, se debe tratar el dolor asociado a la intervención quirúrgica cuanto antes y, si es posible, prevenirlo antes incluso de que este se produzca. Dependiendo de la rapidez con la que instauremos la terapia analgésica se evitará que, la hiperalgesia fisiológica producida tras la intervención, provoque graves secuelas.

7. VALORACIÓN DEL DOLOR AGUDO EN NEONATOS El principal problema que se plantea en el tratamiento del dolor neonatal es el de su valoración. Los pacientes incluidos en este rango de edad se encuentran en etapa preverbal, siendo incapaces de expresar mediante palabras su dolor. Las escalas de medición que se utilizan en adultos y niños mayores no son aplicables en ellos. Sin embargo, hoy sabemos que la intensidad del dolor y la efectividad del tratamiento analgésico puede ser evaluable en el neonato (29-32). Se han desarrollado numerosas herramientas para evaluar el dolor en neonatos (Tabla I) pero ninguna ha sido ampliamente aceptada También es posible observar, en estos pacientes, respuestas fisiológicas, cambios vegetativos como aumento de la tensión arterial, de la frecuencia cardiaca o respiratoria, desaturación arterial por vasoconstricción pulmonar, etc., que de un modo objetivo indican que el paciente presenta dolor. La combinación de distintos parámetros fisiológicos o conductuales puede dar lugar a distintas escalas llamadas observacionales, combinadas u objetivas frente a la valoración subjetiva del niño mayor. Puede considerarse una crítica a este tipo de escalas: son una medida de estrés más que de dolor, por lo que estarán especialmente ajustadas sólo si el estrés es debido al dolor y no a otra causa.

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TA B L A I. MÉTODOS DE VALORACIÓN DEL DOLOR EN NEONATO S

C o m p o rt a m e n t a l e s Respuestas motoras Reflejo de retirada Reflejo cutáneo flexor Expresiones faciales, Neonatal Facial Coding System Análisis del llanto Actividad postural Respuestas complejas Fisiológicas Frecuencia cardiaca Presión arterial Frecuencia y patrón respiratorio O2 transcutáneo y saturación periférica O 2 Conductancia de la piel Combinadas Escala visual analógica realizada por un observador Escala objetiva de dolor Escala neonatal infantil de dolor (NIPS) P re m a t u re Infant Pain Pro f i l e ( P I P P ) CRIES Neonatal Facial Coding System ( N F C S ) C O M F O RT TPPPS

Algunas de las escalas combinadas para medir el dolor neonatal son: —Escalas Objetivas de Dolor (OPS) (33,34). Estas escalas recogen los cambios a nivel de presión arterial, llanto, gestos y agitación. —P re m a t u re Infant Pain Pro f i l e (PIPP) (30) valora cambios faciales e indicadores fisiológicos como frecuencia cardiaca y SatO 2. —CRIES (31) valora cinco parámetros como son el llanto (C ry i n g), las necesidades de O 2 para mantener una SatO 2 > 95% (R e q u i re m e n t), aumento de la frecuencia cardiaca y presión arterial (I n c re a s e s) , Expresión facial, e insomnio (S l e e p l e s s n e s s). Esta escala ha demostrado una alta fiabilidad para la valoración del dolor postoperatorio neonatal con relativa facilidad. — C O M F O RT (35). Esta escala se basa en la observación en el neonato de agitación, de la respuesta respiratoria, presión arterial, frecuencia cardiaca, to-

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no muscular, tensión facial y movimientos corporales. —Neonatal Infant Pain Scale (NIPS) (29) que valora la expresión facial, llanto, patrón ventilatorio, movimientos de miembros y estado de vigilia. Otras escalas son unidimensionales pero incluyen múltiples indicadores de expresión facial, como por ejemplo la Neonatal Facial Coding System ( N F C S ) (36) y The Toddler Pre-schooler Postoperative Pain To o l (TPPPS) (37). Según Anand, en neonatos intubados, ventilados y miorrelajados y que por lo tanto no tienen expresión facial, es útil el grado de dilatación pupilar como medida de la actividad narcótica. Es una forma de evaluación indirecta de la intensidad dolorosa y la acción narcótica (38).

8. TRATAMIENTO DEL DOLOR NEONATAL 8.1. Procedimientos doloro s o s Los neonatos, y sobre todo los prematuros presentes en la unidad de cuidados intensivos neonatales, son sometidos a numerosos procedimientos diagnósticos y terapéuticos la mayoría de los cuales son dolorosos (39) (Tabla II). TA B L A I I. PROCEDIMIENTOS INVASIVOS EN EL N E O N ATO

Punción del talón Ve n o p u n c i ó n Punción arterial Canulación vena central Sondaje vesical Intubación Paracentesis To r a c o c e n t e s i s Punción lumbar

Un estudio (40) realizado en 1995 en 3.283 neonatos mostró que el 56% de los niños ingresados sufrieron punción del talón para extracción de muestras de sangre, aspiración intratraqueal en el 26%, canulación intravenosa en el 8%, siendo el 2% intubados. En este mismo estudio se demostró que en los niños menos maduros se realizaron más procedimientos (74%) que en los neonatos a término. A esto hay que añadir que dichos procedimientos, en numerosas ocasiones, se realizan un gran número 48

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de veces, incluso varias veces al día, lo que hace que el niño perciba dolor de manera casi continua. La mayoría de estos procedimientos son subsidiarios de tratamiento analgésico adecuado y disponemos en la actualidad de medidas suficientes para evitar el dolor. Tratamiento del dolor asociado a pro c e d i m i e n t o s . Existen métodos, no necesariamente farmacológicos que proporcionan un considerable alivio del dolor en el recién nacido. Evitar la manipulación brusca de los neonatos intubados, disminuir el número de punciones realizando sólo las estrictamente necesarias, preferir la monitorización no invasiva, realizar venopunción en vez de punción con lanceta del talón que es más dolorosa, aplicar estímulos positivos como las caricias, balanceo, etc., han demostrado ser métodos no agresivos que producen un considerable alivio del dolor (41). Métodos farmacológicos: se han empleado numerosos fármacos para aliviar el dolor asociado a punciones, así se ha demostrado que el gel de tetracaína es un anestésico local útil para los procedimientos dolorosos de punción en la piel de los neonatos (42). La crema EMLA ha demostrado ser un buen anestésico tópico para los procedimientos menores. En adultos (43) la comparación entre crema EMLA c o n la infiltración de lidocaína para la inserción de la aguja espinal ha mostrado que la puntuación en las escalas de dolor era menor en el grupo que recibió crema anestésica, a pesar que en algunos casos la aplicación de dicha crema fue sólo durante 30 min. Esto es importante en el ámbito pediátrico, pues la punción lumbar es un procedimiento diagnóstico habitual en estas edades. Esta crema es útil para la circuncisión aunque la eficacia para la venopunción, punción arterial y catéter de PVC está limitada (44), además no se ha demostrado eficaz para aliviar el dolor en la punción del talón (45). Para la cateterización de una vía central además de EMLA o infiltración con anestésico local es necesaria la administración de agentes vía parenteral, tales como fentanilo (2-4 µg.kg-1) o ketamina (1-2 mg.kg-1) (46). La sacarosa ha demostrado ser un buen analgésico para el tratamiento del dolor por procedimientos menores (47) y asociado a punciones tanto en el neonato como en el prematuro (48). El efecto analgésico se que cree está mediado por la activación del sistema opioide endógeno inducido por el sabor azucarado de esta solución (49). Abad y cols. (50) compararon la administración de una solución de sacarosa al 24% frente a EMLA como proce49

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dimientos analgésicos en la venopunción en las unidades neonatales, llegando a la conclusión de la superioridad de la solución azucarada frente a la crema anestésica en esta situación. En el caso de la punción lumbar (51), la anestesia local con lidocaína disminuye el grado de estrés sin alterar el porcentaje de éxito en dicha técnica. La práctica de no administrar anestesia local en neonatos sometidos a punción lumbar no puede justificarse defendiendo que hace el procedimiento más difícil de realizar. El empleo de antiinflamatorios no esteroideos para el alivio del dolor asociado a punciones no ha demostrado ser efectivo en neonatos (52). La aspiración endotraqueal en neonatos sometidos a ventilación mecánica es un procedimiento doloroso según los criterios conductuales y fisiológicos. Se ha utilizado alfentanilo a dosis de 20 µg . k g -1 para el alivio del dolor, pero causa un alto porcentaje de rigidez torácica (53), también se ha utilizado ketamina a dosis de 0,5-2 mg.kg -1 pero no ha demostrado un efecto analgésico evidente (54).

9. ESTRATEGIAS TERAPÉUTICAS EN EL TRATAMIENTO DEL DOLOR AGUDO Son abrumadoras las evidencias que ponen de manifiesto que cuanto antes y de una manera más eficaz se comience a tratar el dolor, o incluso a prevenirlo en el caso del dolor postoperatorio, más factible será conseguir una analgesia adecuada. El tratamiento comprende, además de la asistencia humanizada, la buena técnica y los instrumentos más precisos, la terapia farmacológica con los AIN E s , los opioides, los anestésicos locales y los adyuvantes, y la terapia no farmacológica como la postura adecuada, las caricias, el arrullo, las imágenes agradables, la música, la estimulación táctil y el movimiento. Algunos autores (55) han establecido tres grandes grupos de necesidades analgésicas en función de la agresividad del procedimiento al que es sometido el neonato: — G rupo de agresividad leve: aquellos procedimientos que interesan la piel con mínima o nula afectación de cavidades corporales. La analgesia puede ser conseguida con AINEs durante 1-2 días. — G rupo de agresividad moderada: se produce lesión de tejido cutáneo así como de zonas viscerales (ojos, boca, vejiga, etc.). La analgesia exclusiva con AINEs es insuficiente y a menudo se necesita añadir opiáceos débiles durante 2-5 días.

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— G rupo de agresividad severa: en este grupo estarían incluidos politraumatizados, quemados, o aquellos con intervención abdominal, torácica o de periostio. La analgesia consistirá en opiáceos potentes o la administración a través de catéteres de anestésicos locales durante 5-7 días.

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suficiente, el mecanismo por el que actúa esta sustancia está basado en la liberación de opioides endógenos, activada por el sabor dulce.

10.1.2. Tratamiento farmacológico

10. DOLOR POSTQUIRÚRGICO

Para el tratamiento del dolor en neonatos se emplean diversos medios terapéuticos.

10.1. Urgencias quirúrgicas neonatales

AINEs

La mayoría de los lactantes sometidos a intervención quirúrgica en el primer mes de vida padece enfermedades que ponen en peligro su existencia, y requieren una operación que no puede aplazarse hasta que sean mayores en edad y talla. Los progresos efectuados estos últimos años, tanto en los conocimientos de la fisiología como de la farmacología de los anestésicos, han permitido reducir la morbi-mortalidad perioperatoria del recién nacido operado de una malformación neonatal. Entre las urgencias quirúrgicas propias de esta etapa de la vida están incluidas las siguientes: —Onfalocele y gastrosquisis. —Estenosis hipertrófica de píloro. —Enfermedad de Hirschprung. —Enterocolitis ulceronecrosante. —Atresia de esófago, fístula traqueoesofágica. —Hernia diafragmática congénita. —Persistencia del canal arterial. Existen otros procedimientos no urgentes también frecuentes en el neonato como la herniorrafia inguinal, circuncisión, labio leporino, etc., que también son subsidiarios de intervención quirúrg i c a .

Los AINEs son fármacos que se emplean en las siguientes circunstancias: — Tratamiento del dolor leve o moderado. —En asociación con opiáceos en el tratamiento del dolor intenso. —En combinación con bloqueos periféricos. El más utilizado es el paracetamol, por su seguridad y efectividad, aunque no existen muchos datos sobre la farmacocinética de este fármaco en niños (60-62). La dosis oscila entre 10-15 mg.kg -1. 4 . h-1 v í a oral o 10-20 mg.kg -1. 4 . h -1 rectal o 30 mg.kg -1 i . v. Algunos autores han demostrado su efectividad en el tratamiento del dolor tras circuncisión, aunque la mayoría de los estudios indican su inefectividad para este proceso (63,64). El propacetamol puede administrarse en pacientes neonatales menores de 1 mes de vida a una dosis de 15 mg.kg -1. 6 . h-1. Se desaconseja el empleo de ketorolaco e ibuprofeno por sus posibles efectos tóxicos en el riñón (65). No hay ningún estudio en el recién nacido de la efectividad y seguridad de ketorolaco o ibuprofeno para reducir el dolor (66). Tampoco se aconseja la aspirina por su prolongada eliminación, capacidad de desplazar la albúmina, compromiso de la actividad plaquetaria y posible asociación con el síndrome de Reye. Tampoco se aconseja el metamizol.

10.1.1. Tratamiento no farmacológico S a c a ro s a Se ha demostrado que la sacarosa reduce los indicadores fisiológicos de dolor, tales como la frecuencia cardiaca, los conductuales, tales como tiempo de llanto o expresión facial, así como la puntuación en las escalas de dolor en procesos como la venopunción o el lancetazo en el talón (56-59). El empleo de sacarosa como analgésico en recién nacidos ha sido analizado en numerosos estudios. Stevens y cols. (56) realizaron un metaanálisis y una revisión sistemática que apoyan el uso de sacarosa 0,24 - 0,50 g administrados aproximadamente 2 min antes del procedimiento. Este intervalo de tiempo es

10.1.3. Agentes analgésicos opiáceos Presentan como factores adversos la sedación, náuseas y vómitos, prurito, disminución de la motilidad gastrointestinal, hipotensión, bradicardia, retención urinaria y síndrome de abstinencia tras su retirada brusca. El más peligroso de ellos es la depresión respiratoria severa. Se puede emplear la meperidina a dosis de 0,5-2 mg.kg-1, aunque su corta vida media obliga su administración repetida cada 4 horas, con el consiguiente peli50

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gro de acumulación de su metabolito la normeperidina. Por ello no se recomienda su empleo en neonatos. Otro agente opiáceo débil es el tramadol a dosis de 1-2 mg.kg -1.8 h -1 (sin sobrepasar 6 mg.kg -1. d í a -1) siendo necesario una administración lenta pues se han descrito casos de convulsión y apnea. A l g u n o s autores prefieren por ello la perfusión continua. También se ha empleado la codeína a dosis de 0,5-1 mg.kg -1 .4-6 h -1 vía oral con un máximo de 5 mg/dosis. Los efectos secundarios asociados con estos tipos de agentes son la constipación intestinal, las náuseas o vómitos, y la posibilidad de depresión respiratoria en caso de dosificación inadecuada. Los agentes analgésicos potentes más utilizados habitualmente en el tratamiento del dolor agudo son el fentanilo 1-2 µg . k g-1. h-1 en infusión continua o 0,52 µg . k g-1.2-4 h -1 i . v.; la morfina 0,05-0,1 µg . k g -1. h-1 e n perfusión continua o dosis fraccionadas i.v. cada 2-4 horas de 0,05-0,2 µg . k g -1. La morfina es un fármaco ampliamente utilizado en el tratamiento del dolor postoperatorio infantil, pero los neonatos son especialmente sensibles a este fármaco debido a los siguientes hechos (67): —Una mayor cantidad de este fármaco alcanza el cerebro debido a la inmadurez de la barrera hematoencefálica. —El neonato tiene una mayor cantidad de opiáceo s endógenos, lo que hace que tenga menores requerimientos. —Mayor susceptibilidad a la depresión respiratoria aunque existen datos contradictorios (68). —Menor unión a proteínas plasmáticas con mayor presencia de fármaco libre. —Metabolismo menor y elevado periodo de eliminación con mayor duración del efecto (69). La metadona presenta una gran potencia de acción, una duración de acción prolongada, retraso en el desarrollo de tolerancia a opioides, una excelente tolerancia enteral y un bajo coste en relación con otros analgésicos opiáceos, sin embargo, según Chana (70) es necesario desarrollar más estudios clínicos para el uso de la metadona como analgésico en neonatos.

10.1.4. Anestésicos locales El neonato presenta algunas peculiaridades especiales como un gran volumen de distribución, lo cual se traducirá en una necesidad mayor de anestésico local, además a esta edad las proteínas plasmáticas (albúmina y α-glicoproteína ácida) están disminui51

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das y el aclaramiento renal es menor que en el adulto, por lo que existe mayor fracción libre de anestésico local, que es la que actúa y por tanto responsable de la toxicidad del anestésico. Estos fenómenos se contrarrestan y la concentración observada es inferior al umbral tóxico después de una inyección única. Sin embargo, si realizamos reinyecciones se producen fenómenos de acumulación, ya que se va saturando el volumen de distribución. Por lo tanto, es necesario evitar y espaciar las reinyecciones en estos pacientes (71). Los agentes más utilizados son la bupivacaína 0,25%, ropivacaína 0,2% y la lidocaína 1%. Se pueden emplear en perfusión continua en concentraciones muy diluidas para disminuir los efectos secundarios. La prilocaína no es aconsejable por el riesgo de padecer metahemoglobinemia, debido a que la metahemoglobina reductasa es inefectiva por la inmadurez metabólica de estos pacientes (71). Estos fármacos presentan el peligro de toxicidad sistemática de los anestésicos locales. Los efectos secundarios más frecuentemente descritos son las náuseas, vómitos, retención urinaria, y bloqueo mot o r. En casos de intoxicación aguda se han descrito convulsiones, alteraciones del ritmo, asistolia, colapso cardiocirculatorio y muerte. Es necesario tener en cuenta las dosis máximas de anestésicos locales (Tabla III). TA B L A I I I.

Ropivacaína: 2-3 mg.kg -1 Lidocaína sin adrenalina 3 mg.kg -1 c o n adrenalina 6 mg.kg -1 Bupivacaína: 1 mg.kg -1 Bupivacaína con epinefrina: 2 mg.kg -1

Algunos autores (72) no recomiendan la bupivacaína para los niños menores de un año debido a la menor cantidad de tejido adiposo, aumento de la vida media debido al aumento del volumen de distribución, disminución del aclaramiento hepático por disminución del flujo sanguíneo hasta el tercer mes de vida y por disminución del metabolismo, y por mayor toxicidad sistémica de la bupivacaína, tanto cardiovascular como neurológica. Utilizando fármacos analgésicos que actúen a través de distintos mecanismos podemos obtener una potenciación clínica de la analgesia resultante, justamente con una disminución de los efectos adversos individualizados para cada tipo de droga.

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EMLA La crema EMLA es una mezcla anestésica constituida por prilocaína y lidocaína usada, tanto en niños como en adultos, para reducir el dolor en los procesos cutáneos. Es un anestésico tópico que atraviesa la piel de forma intacta. La dosificación habitual en adultos es de 1-2 g aplicados bajo vendaje oclusivo aproximadamente 1 hora antes del procedimiento (73). Hay una especial aprehensión a emplear EMLA en neonatos debido al potencial riesgo de metahemoglobinemia producida por los metabolitos de la prilocaína (o-toluidina). Este riesgo es mayor aún en neonatos que en niños mayores y adultos debido al déficit de la enzima responsable de reducir la metahemoglobina (NADH citocromo b 5 reductasa) que presentan los primeros (74). Taddio (75) afirma que pueden emplearse una única dosis de crema en neonatos mayores de 26 semanas de gestación sin riesgo de metahemoglobinemia, aunque son necesarios más estudios sobre esta crema para determinar la seguridad de la misma en dosis repetidas. Otro estudio posterior de Taddio y cols. (76), confirma que EMLA reduce el dolor en la circuncisión. No encuentran evidencia de metahemoglobinemia en el grupo de EMLA, afirman que aunque la infiltración con lidocaína o el bloqueo nervioso son más efectivos también conlleva más riesgo, y ellos recomiendan el empleo de la crema anestésica para la circuncisión, además de la sacarosa, acetaminofén y medidas conductuales (chupete, abrazo, mecedora, etc.).

11. BLOQUEOS REGIONALES Con los bloqueos regionales, y usando anestésicos locales de acción prolongada u opioides, se suministra un alivio más completo del dolor minimizando los efectos colaterales (77). Se pueden emplear junto con anestesia general minimizando las necesidades de opiáceos intraoperatorio y, por tanto, evitando la posible aparición de depresión respiratoria en el postoperatorio. Las técnicas con catéter posibilitan reinyectar o administrar infusiones analgésicas continuas. Como en adultos, el uso de anestesia regional en neonatos puede llevar asociado compromiso cardiorrespiratorio. Este riesgo es teóricamente mayor en niños con displasia broncopulmonar. En cualquiera de las técnicas de bloqueo central se precisa un volumen anestésico mayor en comparación con el adulto, debido al gran tamaño de su espacio epidural e intratecal en relación a su peso corporal. La mielinización de las fibras nerviosas se completa a los 2 años, por lo que los anestésicos locales

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penetran con mayor facilidad, acortándose la latencia y aumentando la eficacia. En contraposición, esta pobreza de mielina supone una disminución del tiempo de liberación y, por tanto, de la duración de acción de los anestésicos.

11.1. Bloqueo caudal Es la técnica más extendida en la edad pediátrica por su eficacia y facilidad de realización, aunque no está exenta de complicaciones, como la punción intravascular o intraósea inadvertida, sobre todo en niños menores de 10 kg, que pueden evolucionar a disritmias, convulsiones y paro cardiaco. Está indicada en la cirugía abdominal baja y pelviana, aunque el número de metámeras alcanzado variará en función del volumen inyectado. De este modo, y de forma esquemática, la inyección de 0,5 m l . k g-1 garantiza un nivel lumbosacro, 1 ml.kg -1 g arantiza un nivel toracolumbar y 1,25 ml.kg -1 p e r m i t e un nivel mediotorácico, sin sobrepasar 20 ml.kg -1. Las soluciones de bupivacaína al 0,25% suelen ser las más empleadas. La administración de morfina vía epidural (lumbar o caudal) a dosis de 50-100 µg . k g -1 proporciona una prolongada analgesia postoperatoria (78). La técnica caudal es a menudo escogida en niños, permitiendo alcanzar dermatomas tan altos como T10 con una sola inyección, dentro de la dosis segura recomendada, de bupivacaína 0,25%. En los niños pequeños podemos avanzar un catéter hasta nivel lumbar o torácico obteniendo resultados satisfactorios (79).

11.2. Bloqueo epidural El bloqueo epidural, además de ser una alternativa o complemento a la anestesia general, permite una excelente analgesia tras la cirugía. No es una técnica muy utilizada en el neonato debido a su dificultad técnica. El acceso lumbar estaría indicado para la cirugía abdominal baja, mientras que para la cirugía abdominal alta y supradiafragmática será preciso el acceso torácico. En ambos accesos se suele colocar un catéter que permita la reinyección del fármaco. Se suele emplear bupivacaína al 0,25%. El ritmo de infusión de bupivacaína para perfusión continua suele estar limitado a 0,25 mg.kg -1. h -1. Si se alcanza el máximo de la tasa de infusión y no se consigue una adecuada analgesia se debe abandonar la técnica y pasar a analgesia parenteral (80). 52

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La adición de morfina sin conservante (0,03 m g . k g-1) a la solución de anestésico local permite prolongar la analgesia 24 horas.

11.3. Bloqueo intradural Sus indicaciones son pocas y su realización exige grandes precauciones, que limitan su utilización, pues no está desprovista de complicaciones potencialmente graves. Se suele emplear bupivacaína como anestésico local en un rango de 0,4-1 mg.kg -1, aunque la mayoría de autores suele administrar 0,7 mg.kg -1. Las desventajas de esta técnica son la limitación de la duración de su efecto y la dificultad para identificar el espacio de punción en un elevado porcentaje de pacientes. La ventaja frente al bloqueo epidural (incluido caudal) es la necesidad de menor cantidad de anestésico local. La posibilidad de emplear una perfusión continua a través de un catéter espinal se ha desechado debido a los casos de síndrome de cauda equina (81). Al igual que a nivel epidural es posible administrar morfina a dosis de 10 µg . k g -1 ( 8 2 ) .

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11.4. Bloqueos de nervios periféricos 10.

Los bloqueos de nervios periféricos son ampliamente empleados en la anestesia neonatal. Se suele emplear al final de la cirugía para proporcionar analgesia postoperatoria. Los más empleados son: —Infiltración de la herida quirúrgica para la cirugía de la estenosis pilórica. —Bloqueo del nervio palatino mayor para la cirugía de paladar hendido y del nervio infraorbitario para el labio hendido. —Bloqueo de la vaina del recto para la reparación de la hernia umbilical. —Bloqueo dorsal del pene para circuncisión. —Bloqueo ilioinguinal e iliohipogástrico en la herniorrafia, hidrocele y orquidopexia.

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17. CORRESPONDENCIA: A. Martínez-Te l l e r í a Servicio de Anestesiología y Reanimación Hospital Universitario Vi rgen de las Nieves Avda. de las Fuerzas Armadas, 2 18012 Granada

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