All mankind is of one author and is one volume. When one man dies, one chapter is not torn out of the book, but translated into a better language,

All mankind is of one author and is one volume. When one man dies, one chapter is not torn out of the book, but translated into a better language, and...
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All mankind is of one author and is one volume. When one man dies, one chapter is not torn out of the book, but translated into a better language, and every chapter must be so translated. God employs several translators; some pieces are translated by age, some by sickness, some by war, some by justice; but God's hand is in every translation and his hand shall bind up all our scattered leaves again, for that Library where every book shall lie open to one another. John Donne

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HIERONYMUS. Núm. 11. Efemérides

HIERONYMUS. Núm. 11. Efemérides

Graz, capital europea de la cultura 2003: Der Turmbau zu Babel, Ursprung und Vielfalt von Sprache und Schrift. Pilar Martino Alba Del 5 de abril al 5 de octubre de 2003 se celebró en el palacio de Eggenberg, en Graz, capital de Estiria, con motivo de la capitalidad europea de la cultura, una magna exposición que, bajo el título Der Turmbau zu Babel. Ursprung und Vielfalt von Sprache und Schrift, organizada por el Kunsthistorisches Museum de Viena con un despliegue de medios, alto valor de las piezas expuestas, interesantísima documentación y magnífico dominio museológico, nos dejó más que satisfechos durante las casi cinco horas que nos llevó recorrer el sinfín de salas en torno al patio central del palacio. En la puerta de ingreso a las primeras salas, dedicadas a la iconografía de la torre de Babel, el primer pensamiento para la reflexión: Die Sprache macht den Menschen zum Menschen. Así comienza el paseo artístico que, poco a poco, dará entrada a las salas dedicadas al origen e historia de las lenguas, a la lingüística, a la literatura o a la traductología. En esas primeras salas el predominio de los pintores flamencos y holandeses es absoluto cuando el asunto representado es el que gira en torno a la construcción y destrucción de la torre o zigurat y a la confusión de las lenguas, según el texto bíblico (Genesis, 11)1, lo que resulta comprensible si tenemos en cuenta el éxito que alcanzó el tema entre ellos a raíz de la Torre de Babel, símbolo de la soberbia y de la arrogancia humana, que pintara Peter Brueghel el Viejo en 1563, año de finalización del Concilio de Trento, como símbolo de la confusión a la que había conducido la traducción de la Biblia. Aunque Peter Brueghel no es el creador del modelo, pues ya aparece este asunto iconográfico en libros iluminados desde el siglo VI en adelante, y tanto en el sur como en los países centroeuropeos, sí es cierto que la obra de este pintor tuvo una gran repercusión y produjo

1 Aunque la Biblia mencione este episodio en el libro del Genesis, muchos artistas tomaron como fuente iconográfica el texto de la destrucción de Babel o Babilonia que aparece en el Apocalipsis (18 y 19), debido a su mayor fuerza dramática.

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un renovado interés por la representación de la torre babilónica. Las obras expuestas recogen los tres momentos, como hemos mencionado más arriba: construcción, destrucción, y confusión de lenguas. Aquellas que hacen alusión a la primera fase muestran a miles de obreros trabajando juntos para conseguir un fin, lo que nos lleva a un segundo pensamiento: mientras construyen juntos, se entienden; la soberbia les destruye; la incomprensión les aleja, pero vuelven a unirse a través del puente de la Traducción, cuya historia en Occidente está tan ligada a la traducción de la Biblia. La iconografía babélica abarca un amplio abanico de posibilidades. Así pues, en esta exposición se ha podido contemplar también una fotografía de Metrópolis, de Fritz Lang (1890-1976), la primera película de cienciaficción, estrenada en 1926, donde la ciudad viene representada por una torre de Babel; una segunda fotografía de la representación de la obra Grosses Welttheater de Hugo von Hofmannsthal (1874-1929), en la que la actriz protagonista lleva un tocado que simula ser una torre de Babel; y, un poco más adelante, la fotografía de un proyecto hotelero de Adolf Loos (1870-1933), el Grand Hotel Babylon, en la Riviera, nos hace detenernos y pensar que este tipo de hotel piramidal aún se sigue utilizando hoy día en grandes destinos costeros, idea arquitectónica que, a nuestro juicio, responde a la finalidad del edificio, ya que pocos lugares hay hoy día con una mezcla tan diversa de lenguas como los hoteles de playa en destinos turísticos con implantación en los grandes mercados emisores. Tres austríacos internacionales Hofmannsthal, Loos y Lang que de una u otra manera reflexionaron sobre la simbología babélica. Las salas de exposición iconográfica se cierran con una dedicada íntegramente a la confusión de lenguas, a la que se ha dado el nombre de Babel-TV. Se trata de una reconstrucción de la torre bruegheliana, de tres metros de altura, que ocupa el centro del espacio expositivo, en el que el sonido envolvente y aturdidor de fondo procede de mil lenguas diferentes mientras miramos los

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vanos de la edificación en los que aparecen cientos de imágenes de bocas moviéndose, combinadas con otros vanos donde se exponen diccionarios bilingües entre las más diversas parejas de lenguas. En este momento, la mente nos hace recordar las palabras del Génesis: Los hombres sólo se entenderán cuando hablen la lengua que hablan los otros. El creador de esta pieza expositiva, Patrick Mimran, nos cuenta que no solamente se ha inspirado en el texto bíblico sobre la Torre de Babel, sino también en el fenómeno de la incomunicación entre generaciones, entre amigos o entre parejas, a pesar de que las nuevas tecnologías nos han dado la posibilidad de estar localizables día y noche en cualquier lugar del mundo. Un pequeño espacio de comunicación entre salas presenta el lienzo Pentecostés, el milagro del don de lenguas que adquirieron los apóstoles al descender sobre ellos el Espíritu Santo, lo que les permitió viajar, trasladarse a otros lugares lejanos, y predicar. Este óleo sobre lienzo que Juan Bautista Maino (1581-1649) pintara para el altar mayor de la iglesia de San Pedro Mártir en Toledo cuelga hoy día en el Museo del Prado, institución que lo ha prestado para esta magna muestra cultural. A partir de aquí, el segundo bloque expositivo se centra en el origen de las lenguas, la variedad de las mismas, la originalidad y variedad de los sonidos en las diferentes lenguas, la comprensión-incomprensión de la gente en aquellos espacios geográficos donde predominan los dialectos, y el desciframiento de las diferentes escrituras como actividad investigadora del siglo XIX, con especial atención a los trabajos realizados en torno a la Piedra Rosetta y a los de gramática egipcia de Jean-François Champollion, así como al hallazgo del llamado Decreto canopo, que resume el sínodo ptolemaico del año 238 a.C. y que, al igual que la piedra Rosetta, presenta el texto en lengua griega y egipcia, y esta última en dos formas de escritura, la jeroglífica y la demótica. Impresiona de igual manera ver tanto estas grandes piezas pétreas con sus escrituras grabadas como los diminutos sellos tallados en madera, o con sus dibujos "rehundidos en negativo" esculpidos en marfil, obsidiana o ágata. La evolución de las escrituras está representada con admirable riqueza documental y precisión geográfica, cronológica y tipológica. No menos interesante resulta comprobar la evolución en los sistemas de 158

enseñanza y aprendizaje del braille, de la lengua de signos y del esperanto, del que se muestra aquí el primer manual escrito por el Dr. Ludwig Lazar Zamenhof (1859-1917), así como una colección de carteles anunciadores de los sucesivos congresos internacionales sobre el esperanto o esperanza de encontrar una nueva Lingua franca para el entendimiento entre pueblos. En cuanto a la variedad de lenguas, se hace hincapié en el hecho de la estrecha relación entre la lengua y la cultura de cada pueblo, en la mayor o menor riqueza de vocabulario en determinados campos en función de la actividad económica o medio de vida principal de cada pueblo. Es un hecho que en el mundo hay más lenguas que Estados; como ejemplo de ello se presenta el de Nueva Guinea, donde se hablan mil setenta y tres lenguas diferentes. Se exponen también paneles con los porcentajes de lenguas y dialectos; de ellos llama la atención el caso de África, continente en el que las lenguas que en él se hablan suponen el 28,4% del total de las existentes en el mundo. Por ser Austria el país sede de esta muestra, destacamos la situación austríaca: el 79% de la población domina un dialecto, mientras que el 21% niega conocer alguno. En la comunicación diaria el 50% habla dialecto, el 45% Umgangsprache -según la encuesta de la que se han extraído estos datos- y sólo el 5% Hochdeutsch. Sin embargo, a pesar del predominio dialectal, su entendimiento es supranacional. Este entendimiento supranacional es en realidad el que predomina, ya que tres cuartas partes de la población mundial (76,5%) habla una de las doce lenguas mayoritarias, bien como primera o bien como segunda lengua. En cuanto al origen de las lenguas y sus escrituras, los paneles y piezas expuestas abarcan desde el descubrimiento, desarrollo y evolución del alfabeto y su expansión en los territorios semitas; pasando por el alfabeto cuneiforme y su importancia para la comunicación en el Oriente Medio, el alfabeto griego y su legado a etruscos y romanos, el origen y expansión de nuestro alfabeto, las escrituras armenia, nacida ya en el siglo IV, la glagolica en el IX, la cirílica, inscripciones en antiguas lenguas celtas, las escrituras china, japonesa e india hasta los sistemas de escritura en Mesoamérica y en los Andes; en fin un completo recorrido histórico que da la vuelta al mundo de este a oeste y de norte a sur.

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Interesantísimos nos han parecido los documentos que acompañan a las explicaciones sobre la criptografía y sus sistemas de sustitución, trasposición o escritura con tintas mágicas; los paneles en torno a la cabala o escritura de simbología numérica, como el Antiguo Testamento. En este momento, la mente nos transporta a otro lugar y a otro texto: el Epistolario de san Jerónimo, patrón de los traductores, y en concreto a aquellas cartas en las que con su seria exegesis e investigación etimológica explica el significado de los números en los textos bíblicos. Con este pensamiento y al mencionar con anterioridad los libros iluminados, no podemos por menos que recordar las joyas en pergamino que hemos visto en las vitrinas: un Evangeliario de finales del siglo XI, procedente de Salzburgo, que se conserva en la Biblioteca de la Universidad de Graz; un Antiguo Testamento de la misma época que el anterior y que se conserva en la Biblioteca Apostólica del Vaticano, lo mismo que la Biblia Pauperum de hacia 1425; un Misal y un texto sobre la Vita monástica, ambos de mediados del XII que se conservan en la Biblioteca Nacional de Austria, en Viena... ¡un auténtico placer visual para los amantes de los libros! En esta reseña de nuestra visita a la exposición tampoco podemos dejar de mencionar el interés de las vitrinas dedicadas a los estudiosos de la lengua y la literatura alemanas. Son varios los que gozan de una mención especial y mayor riqueza documental en esta exposición, entre ellos no podía faltar Justus Georg Schottelius (16121676) y su Ausführliche Arbeit Von der Teutschen HaubtSprache, como tampoco Johann Gottfried Herder (1744-1803) y sus estudios sobre el origen del lenguaje y sobre literatura alemana; ni, por supuesto, uno de los padres de la lingüística moderna, Wilhelm von Humboldt (1767-1835) y sus estudios sobre algunas lenguas minoritarias, como el vasco, y sus gramáticas. El recorrido por las salas que albergan la documentación relativa a los prohombres de las letras alemanas auna la colección de retratos de la Biblioteca Nacional de Austria con la presentación de textos. Así, pues, hemos podido ir viendo diferentes ediciones de las obras de autores como los hermanos Grimm, J.W. von Goethe, Stefan Zweig, etc. También la música, el lenguaje de la música tiene aquí cabida. Los paneles explicativos y documentos sobre la relación entre

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lengua y música se han estructurado en torno a cuatro ideas: la "música como lengua", conceptos lingüísticos y métodos en la música, hablar sobre música, y, por último, literatura y música. En los objetos expositivos que recogen la primera idea, se hace ver la relación no sólo entre lengua y música, sino también entre lingüística y ciencias musicales y el resultado de las investigaciones de carácter interdisciplinar entre ellas, comenzadas a raíz de la afirmación en 1956 de Theodor W. Adorno de que la música, aunque se asemejase a la lengua, era totalmente distinta de ella. Se completa esta relación entre lengua y música con documentos de crítica musical, textos sobre impresiones musicales realizados por escritores, diccionarios especializados en ópera, programas de mano de conciertos, etc. Estas salas son las que con sus objetos expuestos han provocado un mayor torbellino mental lleno de sugerentes ideas y nos han hecho evocar y revivir bellos recuerdos bañados de música y envoltorio de papel pautado. La exposición no deja de lado ningún aspecto que tenga que ver con esta maravillosa capacidad del cerebro humano para comunicarse con sus semejantes a través de la lengua, escrita, hablada, escenificada o transmitida a través de las notas musicales. Así pues, no falta tampoco la explicación científica, acompañada de las correspondientes imágenes que nos ayudan a los profanos en neuroanatomía a entender cómo funcionan nuestros hemisferios. Contemplando los resultados de estas investigaciones, uno no puede dejar de preguntarse cuál es la razón de que una máquina tan perfectamente engranada, tan armónica, sea utilizada en algunos seres para idear y crear el mal. El recorrido por las salas nos ha conducido, casi al final, hasta aquellas donde se expone la tecnología en relación con la lengua y se muestra desde los primeros intentos en los años 50 para desarrollar sistemas de traducción automática, pasando por el periodo en que se comenzó a recorrer el sendero del reconocimiento de voz y el estado actual de las investigaciones en este campo, que, a pesar de los avances de la inteligencia artificial, no han logrado el ideal ni en la conversión de voz a texto escrito -ya que exige una práctica intensiva de expresión oral- ni en la traslación de textos escritos entre muchos pares de lenguas. En

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este sentido sólo se ha conseguido que los textos traducidos constituyan un primer documento de trabajo en algunos casos, mientras que en otros —aquellos pares cuya estructura gramatical es muy diferente- es absolutamente imprescindible la mente humana, aunque pueda apoyarse, eso sí, en diccionarios electrónicos, glosarios, bases de datos, etc., es decir en herramientas de trabajo, pero, afortunadamente, la profesional labor del traductor como mediador cultural parece tener ante sí larguísimos años de vida. Si repasamos mentalmente lo visto, nos daremos cuenta que se empieza con la confusión, se dan los primeros pasos para el entendimiento con el estudio y análisis de las diferentes lenguas, y, finalmente, se llega al entendimiento con la traducción. Con motivo de esta exposición, el Kunsthistorisches Museum de Viena ha editado en Skira, bien conocida como editorial de prestigio y alta calidad en el mundo del arte, un magnífico catálogo en cuatro tomos que, a nuestro juicio, deberían tener todas las bibliotecas universitarias. El innegable interés y los años de preparación de este evento, provocan el deseo de que la exposición se convirtiese, al menos durante dos años, en itinerante y tuviese asiento en diversas ciudades de gran tradición universitaria, pues, aunque la afluencia de visitantes a la ciudad de Graz ha aumentado considerable-

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mente a lo largo del año 2003, no son tantos los que han hecho el esfuerzo de desplazarse hasta el palacio de Eggenberg. Durante nuestra larga visita, hemos podido comprobar, además, cómo una gran mayoría del público pasaba de largo por aquellas salas donde los paneles explicativos eran muy extensos o donde una gran parte de los documentos históricos eran textos, al tiempo que expresaban el inconveniente de tener demasiado que leer. Por el contrario, el "bosque animado" instalado en el patio central, donde al arrimarse a cada tronco de árbol se oía hablar en una lengua diferente, y las salas dedicadas a la iconografía de la torre de Babel concentraban la admiración y los comentarios, tanto profanos como especializados, del público más variopinto. ¡Ah! El poder de la imagen y de los sentidos...

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Pilar Martino Alba