Alimentos enriquecidos y nuevos alimentos

Alimentos enriquecidos y nuevos alimentos Confederación  de  Consumidores  y  Usuarios  –CECU-­‐     Alimentos enriquecidos y nuevos alimentos INTR...
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Alimentos enriquecidos y nuevos alimentos

Confederación  de  Consumidores  y  Usuarios  –CECU-­‐    

Alimentos enriquecidos y nuevos alimentos INTRODUCCIÓN Aunque en los últimos años se ha producido un auténtico auge de este tipo de alimentos, su existencia no es nueva. En la década de los cincuenta, los primeros alimentos enriquecidos fueron utilizados por la Organización Mundial de la Salud para paliar la deficiencia de nutrientes en varios países y luchar así, contra la desnutrición. Hoy en día los alimentos enriquecidos están al alcance de nuestra mano como alternativa “asequible” para cubrir cualquier deficiencia de nutrientes, incluso sin saber si la padecemos o necesitamos. En circunstancias normales, una dieta adecuada y variada puede proporcionar todos los nutrientes necesarios para el normal desarrollo y mantenimiento de nuestro organismo, en cantidades suficientes tales como las establecidas y recomendadas a tenor de datos científicos reconocidos. Sin embargo, también existen estudios demuestran que esta situación ideal no se da en la práctica para todas las vitaminas y minerales, ni para todos los grupos de población de una comunidad. Los alimentos con vitaminas y minerales añadidos parecen aportar una contribución apreciable a la ingesta de tales nutrientes y, por tanto, puede considerarse que contribuyen de manera positiva a la ingesta general de nutrientes1.

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 Reglamento  (CE)  1925/2006.  de  20  de  diciembre  de  2006,  sobre   la  adición  de  vitaminas,  minerales  y  otras  sustancias  determinadas   a  los  alimentos).  

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¿ALIMENTOS ENRIQUECIDOS O ALIMENTOS FUNCIONALES? La FAO y la OMS definen la fortificación como una forma de procesamiento de alimentos de especial interés para los nutricionistas. Cuando se utiliza adecuadamente puede ser una estrategia para controlar la carencia de nutrientes. Los términos fortificación y enriquecimiento se utilizan casi siempre en forma intercambiable. Generalmente se entiende por fortificación la adición de uno o más nutrientes a un alimento a fin de mejorar su calidad para las personas que lo consumen, en general puedan reducir o controlar una carencia de nutrientes. Esta estrategia se puede aplicar en naciones o comunidades donde hay un problema o riesgos de carencia de nutrientes. En algunos casos, la fortificación puede ser el procedimiento más fácil, económico y útil para reducir un problema de deficiencia, pero se necesita cuidado. Así en algunas zonas se añadió vitamina A al azúcar o yodo a la sal. Su uso debe hacerse desde la responsabilidad para evitar su excesiva promoción como panacea general en el control de las carencias de nutrientes. Es necesario evaluar los pros y los contras de la fortificación en cada circunstancia. Aun así, muchas veces la fortificación se ha subutilizado en los países en desarrollo como estrategia para controlar las carencias de nutrientes, mientras que en muchos países industrializados generalmente se usa en exceso agregando nutrientes que generalmente no faltan en la dieta de consumidores, y

por consiguiente no tienen mucho riesgo de carencia de ellos.

funcionales pueden ser3: — Alimentos naturales. — Alimentos a los cuales se les ha añadido un componente. — Alimentos a los cuales se les ha eliminado un componente. — Alimentos a los cuales se les ha modificado la naturaleza de uno o varios de sus componentes. — Alimentos en los que la biodisponibilidad de uno o más de sus componentes ha sido modificada. — Cualquier combinación de las anteriores posibilidades.

En nuestro país generalmente se llama alimento enriquecido, o fortificado, a aquel en que las cantidades de uno o varios de sus nutrientes característicos han sido incrementadas industrialmente, con el propósito de lograr un mayor aporte del mismo en la dieta, asegurando así una mayor probabilidad de que la población alcance a ingerir las cantidades necesarias y recomendadas de dicho nutriente2. Al menos, éste es el concepto original, en base al cual a un alimento se le añadían cantidades extras de uno de sus nutrientes, y no de sustancias no nutritivas o de nutrientes ajenos a la composición natural original. Sin embargo, el término enriquecido se ha extendido hoy a la adición de otros nutrientes no característicos del propio alimento o de sustancias no nutritivas, con lo cual el límite entre alimento enriquecido y funcional es difuso. En un contexto en el que esperamos que los alimentos también cumplan la función de prevenir una enfermedad o que contribuyan al mantenimiento de nuestra salud, la investigación alimentaria ha estudiado los efectos de ciertos componentes de los alimentos, a menudo no nutritivos, sobre la salud en dos sentidos principales: su promoción, previniendo la aparición de ciertas patologías, y por otro lado mejorando la “funcionalidad” en conjunto del organismo. Esto, desde un punto de vista práctico, quiere decir que los alimentos

2 Carlos   de   Arpe   Muñoz.   Alimentos   Enriquecidos,   Alimentos   Fortificados,   en   Nuevos   Alimentos,   para   nuevas   necesidades.   Colección  Nutrición  y  Salud,  Comunidad  de  Madrid.  Disponible  on-­‐ line   en:   http://www.publicaciones-­‐ isp.org/detalle_producto.asp?id=245

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¿SON ÚTILES PARA EL CONSUMIDOR LOS ALIMENTOS ENRIQUECIDOS?4 Si nos ceñimos primero, por ser más fácil de manejar, al concepto clásico (enriquecer con un nutriente de efectos conocidos, que ya existía en el alimento normal, en cantidades menores), la valoración dietética y de salud de los alimentos funcionales suscita ya de partida las siguientes dudas: • ¿Es realmente necesario enriquecer el alimento para cubrir las necesidades fisiológicas de la población? • ¿Se ha incrementado la cantidad del nutriente en cuestión lo suficiente como para que la ingestión del nuevo alimento suponga claramente una mayor probabilidad de cubrir las 3

  Jesús   Román   Martínez   Álvarez.   La   evolución   de   los   hábitos   alimentarios   en   España:   las   nuevas   tendencias,   los   nuevos   alimentos   y   su   relación   con   la   Salud.   en   Nuevos   Alimentos,   para   nuevas   necesidades.   Colección   Nutrición   y   Salud,   Comunidad   de   Madrid.   Disponible   on-­‐line   en:   http://www.publicaciones-­‐ isp.org/detalle_producto.asp?id=245   4 Carlos   de   Arpe   Muñoz.   Alimentos   Enriquecidos,   Alimentos   Fortificados,   en   Nuevos   Alimentos,   para   nuevas   necesidades.   Colección  Nutrición  y  Salud,  Comunidad  de  Madrid.  Disponible  on-­‐ line   en:   http://www.publicaciones-­‐ isp.org/detalle_producto.asp?id=245

necesidades dietéticas? O lo que es lo mismo, ¿qué porcentaje de las RDR (Raciones Diarias Recomendadas) cubre una ración habitual de ese nuevo alimento? • Dejando de lado los intereses comerciales, ¿habría una forma más barata para el consumidor de incrementar la ingestión de la sustancia con que se ha enriquecido el alimento? • ¿Puede haber riesgo de efectos tóxicos o negativos por ingestión excesiva del nutriente? La respuesta a la primer pregunta es negativa en términos generales. En efecto una dieta diversa y en las cantidades adecuadas es capaz, por sí sola de suministrar los nutrientes precisos para el ser humano sano y normal y, además, aunque haya sido objeto de mucho debate está por demostrar que suministrarlos en cantidades superiores a las necesidades fisiológicas sirva para algo, excepto en muy contadas excepciones. En todo caso, podríamos hablar de una utilidad relativa en situaciones concretas, por razón de necesidades incrementadas (embarazo, lactancia, osteoporosis, etc.) o por tratarse de personas con algún hábito alimentario incorrecto. Por ejemplo, a una persona que en general le desagraden los lácteos podría serle más fácil ingerir leche enriquecida en calcio, pues tendría que tomar menor cantidad para alcanzar sus necesidades. No obstante, incluso en los casos anteriores una correcta distribución de los alimentos convencionales, en las cantidades adecuadas, sería capaz de satisfacer las necesidades. Respecto al segundo segunda punto, los análisis efectuados sobre diferentes productos enriquecidos presentes en el

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mercado muestran una gran diversidad en las cantidades de nutriente con que los alimentos han sido enriquecidos. Así, incluso dentro de distintas marcas de un mismo tipo de productos, pueden encontrarse alimentos cuyo “enriquecimiento” es mínimo y poco significativo y otros en que la presencia del nutriente en efecto es considerablemente mayor. Así, para que el consumidor pueda elegir con verdadera consciencia un alimento enriquecido, el etiquetado del mismo adquiere una importancia capital. Este debe suministrar información legible, clara y comprensible sobre en qué medida ha sido enriquecido el producto. ¿Cuál sería la mejor forma de informar este aspecto?, una forma puede ser a través de la expresión de cuál es el porcentaje de las necesidades diarias de ese nutriente cubre una ración habitual del alimento (una ración, un vaso, una pieza o una cantidad determinada según los casos), pero aún así, en este punto es necesario que el consumidor tenga clara cual es el tamaño de la ración y ésta debe corresponder con la realidad de lo que habitualmente se consume de ese producto. Por ejemplo, si el etiquetado dice que una ración del alimento cubre el 25% de las RDR (Raciones Diarias Recomendadas), sabrá que con cuatro raciones tendría la cantidad total necesaria de ese nutriente. La tercera cuestión no es fácil de responde. Si se parte de la idea que una dieta equilibrada con alimentos convencionales permite satisfacer las necesidades de nutrientes, ésta es más barata que una alimentación con productos enriquecidos, generalmente más caros. Incluso en el caso de personas con la necesidad de algún nutriente claramente incrementada (por ejemplo

requerimiento extra de calcio por osteoporosis con fractura, etc.) habría que analizar el precio de los suplementos minerales y vitamínicos de farmacia, con contenido del nutriente generalmente mucho mayor, y comparar [...]. Respondiendo al último punto, cuando nos referimos a alimentos enriquecidos con nutrientes como las vitaminas y los minerales, la cantidad de estos no se ha incrementado tanto como para que pueda suponer un riesgo de exceso tóxico, dentro de los parámetros de un consumo racional. Sin embargo, sí es necesario dar un toque de atención sobre la progresiva adición a los alimentos de sustancias, nutrientes o no, en las cuales los efectos a medio y largo plazo de la ingestión de suplementos no están tan ampliamente estudiados (ácidos grasos, fitoesteroles, principios vegetales bioactivos, etc.). En este sentido está claro que la industria esta corriendo más que la ciencia. ¿QUE DICE LA LEGISLACIÓN? Actualmente el enriquecimiento de alimentos reencuentra regulado por el Reglamento (CE) 1925/2006. de 20 de diciembre de 2006, sobre la adición de vitaminas, minerales y otras sustancias determinadas a los alimentos, en el cual se dice que los requisitos para la adición de vitaminas y minerales son: En forma biodisponible – esto quiere decir que el cuerpo pueda asimilarlo y aprovecharlo de forma adecuada, siempre y cuando: . a) la deficiencia de una o más vitaminas y/o minerales en la población o en grupos específicos de población que pueda demostrarse con pruebas clínicas o subclínicas de deficiencia o deducirse de estimaciones que indiquen niveles bajos de ingestión de nutrientes, o

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b) la posibilidad de mejorar el estado nutricional de la población o de grupos específicos de la población, y/o de corregir posibles deficiencias en la ingesta diaria de vitaminas o minerales debidas a cambios en los hábitos alimenticios, o c) los progresos de los conocimientos científicos generalmente reconocidos sobre el papel de las vitaminas y los minerales en la nutrición y los consiguientes efectos para la salud. ¿QUIEN SI, QUIEN NO? No podrán minerales a:

añadirse

vitaminas

ni

a) alimentos no transformados, como frutas, hortalizas, carne, carne de ave o pescado; b) bebidas con un volumen alcohólico superior a 1,2 %,