ALIADOS

CONTRA EL

EJE

Otra guerra imperialista

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Los regímenes fascistas

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Incontenible avance de las potencias del Eje

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Operación Felix-Isabella

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La Guerra en aguas de Canarias

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La iniciativa pasa a los Aliados

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Los “campos de la muerte”

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La bomba atómica

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AÑOS DE GUERRA Y MISERIA (1936-1959)

LOS CRÍMENES DE STALIN

Doc. 21

Al morir Lenin en 1924, Stalin —bajo la consigna de «socialismo en un solo país»— acumuló todos los poderes del Estado soviético en su persona, e hizo de la burocracia una fuerza omnipotente encargada de canalizar brutalmente a la población hacia la colectivización campesina y la industrialización de la URSS. El instrumento esencial para lograr la prosperidad económica y la estabilidad política del sistema fue el reforzamiento de la disciplina. El estalinismo llegará incluso a eliminar o deportar a los cuadros del propio régimen.

Mujeres recogiendo turba en el campo de «destino especial» de las islas Solovki (Mar Blanco) en 1928 [colección de Tomasz Kizny].

El campo de concentración de Solovki, creado en 1923, servirá de modelo experimental para los que luego se crearon. Entre 1929 y 1953 pasaron por el Gulag 18 000 000 de trabajadores forzados (de los que murieron un mínimo de tres millones), a los que hay que añadir los cuatro millones de prisioneros de guerra o los seis millones de desterrados, entre los que fueron mayoría los kulaks deportados durante la colectivización [Cf. A. Applebaum: Gulag, 2004, pp. 577-579].

LA RESPUESTA NAZI AL TRATADO DE VERSALLES

Doc. 22

Los 440 artículos del Tratado de Paz de Versalles, que puso fin a la Primera Guerra Mundial, y que debió firmar la delegación germana el 28 de junio de 1919, impuso a Alemania gravísimas sanciones (desarme y renuncia a «sus posesiones de ultramar»). He aquí un extracto de los 25 puntos del programa nazi elaborado al año siguiente:

«1. Pedimos la constitución de una gran Alemania que reúna a todos los alemanes sobre la base del derecho de los pueblos a disponer de sí mismos. 2. Pedimos la igualdad de derechos del pueblo alemán con respecto a las demás naciones, la abrogación de los Tratados de Versalles y de Saint Germain. 3. Pedimos tierra y colonias para alimentar a nuestro pueblo y para reabsorber el exceso de población. 4. Sólo los ciudadanos se benefician de los derechos cívicos. Para ser ciudadano hay que tener sangre alemana, la confesión importa poco. Luego ningún judío puede ser ciudadano [...].

EL ASCENSO DE HITLER

8. Es preciso impedir toda nueva inmigración de no alemanes. Pedimos que todos los no alemanes [...] sean obligados inmediatamente a abandonar el Reich. 16. Pedimos la creación y protección de una clase media [...]. 20. [...] El espíritu nacional debe ser incluido en los colegios a partir del uso de razón [...]. 22. Pedimos [...] la creación de un Ejército nacional. 23. [...] Los periódicos que vayan en contra del interés general deben ser suprimidos [...]. Munich, 24 de febrero de 1920».

Doc. 23

«Es deber del Estado racista [...] hacer de la cuestión de la raza el punto central de la vida general. Tiene que velar por la conservación de su pureza y [...] está obligado a cuidarse de que sólo los individuos sanos tengan descendencia». Así se lee en Mein Kampf («Mi lucha»), obra escrita en la cárcel por Adolf Hitler entre 1924 y 1926. Estaba allí por haber participado en la intentona golpista de 1923: el putsch de Múnich. Al salir de prisión como líder indiscutido del Partido “Nazi” (National-Sozialistische), Hitler consiguió atraer a sus posiciones racistas e irracionales a decenas de miles de alemanes, que lo auparon al poder en 1933. Convirtió Alemania en un Estado totalitario; su régimen adoptó una política de recuperación económica en el interior y de agresividad hacia el exterior que condujo a Europa a la Guerra Mundial. Se suicidó durante la toma de Berlín por los Aliados.

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Portada de Mein Kampf en la traducción española de los años treinta.

ALIADOS CONTRA EL EJE

ALIADOS CONTRA EL EJE

E

actividad XVIII

de septiembre de 1939 —a cinco meses exactos de concluir la Guerra Civil española— los aviones y carros de combate de la Alemania nazi acometieron, en una operación relámpago, la invasión de Polonia, país que por cuarta vez en la historia sería borrado del mapa por sus vecinos. Hitler y Stalin [!Doc. 21] habían pactado previamente, mediante un acuerdo secreto, el reparto de la nación polaca entre alemanes y rusos; y eso fue lo que hicieron ambos dictadores tras aquella rápida ofensiva que, además, significó el arranque de la segunda conflagración de ámbito planetario. Durante seis años (1939-1945) las grandes potencias volverán a enfrentarse en una nueva guerra imperialista —mucho más mortífera y de mayor alcance que la anterior—, en la que se vieron envueltos países de todo el mundo. L UNO

Otra guerra imperialista La causa remota de la Segunda Guerra Mundial hay que buscarla, por supuesto, en la relación de fuerzas resultante al final de la primera: las naciones triunfadoras entonces se habían adjudicado las colonias de los vencidos, según lo dispuesto en el Tratado de Versalles suscrito en 1919, cuyas cláusulas impusieron a Alemania el desarme y la pérdida de su imperio ultramarino. «Me pregunto cuánto durará la luna de miel». Esta caricatura de Berryman, que se publicó a propósito del pacto de no agresión entre Hitler (el novio) y Stalin (la novia), pronosticaba la corta vigencia del acuerdo(matrimonio) germanosoviético.

actividad XIX

Pero, sobre todo, fueron factores enraizados en la profunda crisis capitalista de los años treinta los que llevaron a Europa a un estado de preocupante tensión internacional. La depresión económica no hizo sino reforzar el carácter totalitario del fascismo italiano, con Benito Mussolini al frente, y favoreció el ascenso de Adolf Hitler en Alemania, donde el Partido Nazi obtendría un fuerte apoyo electoral en 1932. Las ideologías fascistas se aprovecharon de la desilusión de las masas obreras —en un momento en que socialistas y comunistas aparecían enfrentados— y capitalizaron el malestar de amplias capas de la pequeña burguesía, víctimas también de la crisis. En el caso de la nación alemana, a la miseria generalizada (inflación, hambre, paro), que incluso alcanzó a las clases medias, se unían el endeudamiento económico y la humillación patriótica derivados de la derrota de 1918. Ello provocó una radicalización política en la cual las posiciones ultranacionalistas y revanchistas [!Doc. 22] encontraron fácil acomodo. En 1933, Hitler [!Doc. 23] —que desde enero es designado jefe del Gobierno— se hace con el control del Estado, después de suprimir el Parlamento (incendio del Reichstag) y las organizaciones de clase: sindicatos y patronales. Al mismo tiempo, pone en marcha un ambicioso programa de 83

AÑOS DE GUERRA Y MISERIA (1936-1959)

«LOS PENÚLTIMOS ESCLAVOS»

Doc. 24

Así titulaba El País la siguiente información aparecida en el verano de 1988, y en la cual se recordaba cómo «miles de prisioneros de los nazis dejaron la vida en las fábricas de Mercedes, Volkswagen o BMW»:

«La boyante compañía germano-occidental Daimler-Benz AG, fabricante de los automóviles de lujo Mercedes Benz ha donado 20 millones de marcos (unos 1 380 millones de pesetas) a diferentes organizaciones de apoyo a las víctimas del nacionalsocialismo. [...] Judíos, polacos, soviéticos, gitanos murieron de agotamiento en las compañías modélicas de la industria alemana. Para las fábricas eran mano de obra no ya barata, sino gratuita. Para el régimen nacionalsocialista, esta solución de suplir a los trabajadores alemanes que partían hacia el frente con prisioneros de campos de concentración era ideal [...].

Caricatura belga de 1933 en la que Hitler escucha la Voz de su Amo, el industrial Krupp, que le dice: «Mi estimado Führer, decididamente apruebo su estilo de pacifismo».

«Estoy convencido, como lo estáis vos, de que estamos indisolublemente unidos en una histórica misión, vos, el Duce y yo». Carta de Franco a Hitler (26-II-1941).

“ESCLAVOS” DE FRANCO Mediante el sistema de redención de penas, Franco se sirvió de sus presos para obras públicas (Valle de los Caídos) o los cedió a empresas grandes (Duro Felguera, Dragados) y pequeñas. Éstas dispusieron así de mano de obra “esclava”, que en el mejor de los casos percibía sólo el 25% del salario, como si formase parte de sus nóminas [Cf. I. Lafuente: Esclavos por la Patria, 2002].

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Daimler-Benz, fabricante del automóvil favorito y oficial de Adolf Hitler, tuvo en la guerra un destacado papel como productora de motores para uso militar. [...] En los años treinta, en una situación financiera desesperada, la compañía se había salvado gracias al impulso que dio a la industria armamentista la victoria de Hitler en las urnas. La dirección de la firma en general se mostró especialmente dispuesta a cooperar en la “eliminación de subespecies humanas”, como se calificaba a eslavos, judíos y gitanos [...]. [...] También las legendarias BMW y Volkswagen, con su fundador y prohombre de la industria del automóvil, Ferdinand Porsche, a la cabeza, utilizaron y fomentaron la utilización de esclavos en sus fábricas [...]. La fábrica de Volkswagen en Wolfsburg, donde hoy se halla la sede central del mayor fabricante de automóviles de Europa, fue en los años de la guerra una enorme planta de trabajos forzados [...]. En 1944, Porsche vuelve a pedir un favor al Führer. Necesita 3 500 prisioneros para la edificación de una planta, en una mina abandonada, para la construcción de un arma secreta. Esta arma es el célebre cohete V-1, de cuya fabricación se hace cargo Volkswagen [...]. En 1943, cerca del 70% de la plantilla de Volkswagen eran prisioneros procedentes de diversos campos de concentración del este de Europa. Judíos, gitanos, polacos y soviéticos llegados para suplir la mano de obra alemana que había sido llamada al campo del honor. [...] Los que morían por las condiciones inhumanas del trabajo y el trato eran suplidos por nuevas remesas procedentes de los campos de concentración. En la fábrica de Wolfsburg moría diariamente un promedio de 10 trabajadores. Éstos no tenían protección social alguna. Las palizas y los castigos de todo tipo, incluida la ejecución en casos de sabotaje, cierto o supuesto, formaban parte de la legislación laboral [...]. El médico de la fábrica de Volkswagen, Hans Kurbel, diagnosticó “debilidad congénita” a más de 300 niños, hijos de prisioneras trabajadoras, en su mayoría polacos y judíos, que murieron por diarreas y otras epidemias. Kurbel fue juzgado y ejecutado en 1946 como criminal de guerra. Ferdinand Porsche murió en 1951, objeto de todo tipo de honores y homenajes como gran pionero de la industria y la automoción». El País, 3 de julio de 1988, pp. 8-9.

ALIADOS CONTRA EL EJE

actividad XX

rearme con la ayuda agradecida del gran capital. La preparación para la guerra dio empuje a las industrias relacionadas con el Ejército —en particular, los sectores metalúrgico y químico— y multiplicó las obras públicas destinadas a garantizar rápidas comunicaciones por tierra (carreteras, autopistas); prosperidad material que, si bien proporcionó empleo a millones de trabajadores, dotó asimismo al totalitarismo nazi de un enorme potencial bélico de terribles consecuencias. No está de más recalcar la responsabilidad que tuvo la alta burguesía alemana, como sostenedora y beneficiaria de la política armamentista de la dictadura hitleriana, en los criminales excesos de aquel régimen [!Doc. 24]. Con él cooperaron estrechamente las firmas Daimler-Benz, Krupp, Siemens, Thyssen o Volkswagen.

Para “llenar” las autopistas construidas por el régimen nazi, Hitler encargó al industrial Ferdinand Porsche, adicto al Partido, que fabricara un «coche popular» (eso es lo que significa Volkswagen) cuyo coste fuese inferior a mil marcos. Un sistema de ahorro, al que se acogieron un cuarto de millón de alemanes, aseguró los pedidos del nuevo modelo. Pero la guerra transformó la fábrica VW en industria de vehículos de combate y material bélico. En la foto, Porsche muestra al Führer la maqueta del primer escarabajo.

Claro que mantener el crecimiento de esta economía de guerra, según pretendía Hitler, era imposible sin colonias que aseguraran el aprovisionamiento de materias primas. Además, como Alemania sólo disponía de su restringido mercado interior, a la par que carecía de mercados exteriores propios, las grandes empresas capitalistas germanas creyeron encontrar en las apetencias expansionistas del Tercer Reich el plan perfecto para un ilimitado desarrollo. Ante la pasividad de las democracias occidentales, el nazismo comenzó por anexionarse las naciones vecinas: Austria y Checoslovaquia. Cuando le tocó el turno a Polonia, los gobiernos de Francia e Inglaterra —todavía dueños de vastos imperios coloniales— decidieron entrar en guerra contra la nueva Alemania, militarista y agresiva, que buscaba ampliar su «espacio vital». 85

AÑOS DE GUERRA Y MISERIA (1936-1959)

CONTRA LA DEMOCRACIA

Doc. 25

En un artículo de la Enciclopedia italiana (1932), titulado «Doctrina del fascismo», Benito Mussolini condensó su pensamiento político y su idea del Estado totalitario que «se opone al liberalismo clásico», y que ha de ser «fuerte y orgánico». Según el Duce,

«El fascismo niega que el número, por el solo hecho de ser número, pueda dirigir las sociedades humanas; niega que este número pueda gobernar gracias a una consulta periódica. Afirma la desigualdad indeleble, fecunda, bienhechora de los hombres, que no es posible nivelar gracias a un hecho mecánico y externo como el sufragio universal. Se puede definir a los regímenes democráticos como aquellos que dan al pueblo, de tiempo en tiempo, la ilusión de la soberanía. [...] El fascismo ha podido ser definido por el que escribe estas líneas como una “democracia organizada, centralizada, autoritaria”.

Manuel Delgado Barreto (La Laguna, 1878-Paracuellos, 1936), periodista y político antirrepublicano, fundó en Madrid, en 1933, El Fascio. Haz hispano, cuya primera y única edición fue secuestrada, así como prohibida su continuidad. En la cabecera aparecía el yugo sobre un haz de flechas —emblema del fascismo español—, «o sea, nuestro siglo XV, el emblema de nuestros católicos y españoles reyes, [...] sin mezclas de austrias ni borbones» (Ernesto Giménez Caballero, falangista).

[...] Ni agrupaciones (partidos políticos, asociaciones, sindicatos), ni individuos fuera del Estado. Por consecuencia, el fascismo es opuesto al socialismo, que empequeñece el movimiento histórico hasta el punto de reducirlo a la lucha de clases, y que ignora la unidad del Estado, que funde las clases en un único bloque económico y moral. Por las mismas razones, el fascismo es enemigo del sindicalismo [...]. El fascismo quiere un Estado fuerte, poderosamente organizado e incluso apoyado sobre una amplia base popular. El Estado fascista se atribuye también el dominio económico. Gracias a las instituciones corporativas [...] creadas por él, el influjo del Estado penetra hasta los más lejanos tentáculos». Cit. por A. Fernández: Historia Contemporánea, 1976, pp. 470-471.

«ADMINISTRACIÓN TOTALITARIA»

Doc. 26

Durante nuestra posguerra civil, los periódicos tinerfeños (igual que pasaba en cualquier otra provincia española) insertaban en primera página, a modo de editoriales, artículos doctrinarios y apologéticos del fascismo, explícitamente opuestos al sistema democrático. Un ejemplo:

«[...] La administración fascista debe reflejar en todos sus organismos la organización superior del Estado. Al supremo y único poder de un Caudillo corresponde al frente de las Provincias y de los Municipios magistraturas únicas, fuertes, indiscutibles y unipersonales. Sólo entonces podrá hablarse de Estado totalitario, ordenado según las virtudes de la Milicia. El gobierno por asambleas municipales, provinciales y nacionales, se funda en la elección, en la discusión, en la mayoría y en la garantía de los derechos de los ciudadanos. Todas estas cosas han quedado en nuestro tiempo fascista vacías de sentido. [...] Si no hay elección popular, ni partidos [...], ¿para qué designar entonces asambleas cuando es más fácil designar una jerarquía de jefes? En un régimen fascista sucede lo mismo. No hay discusión; por consiguiente, no son necesarias asambleas que discutan. Se dan las órdenes y se hacen cumplir. He aquí la misión de esa jerarquía de jefes [que el] Estado debe designar [...]». El Día, 6 de julio de 1939.

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«Hay o puede haber en España todos los fascistas que se quiera. Pero un régimen fascista, no lo habrá. Si triunfara un movimiento de fuerza contra la República, recaeríamos en una dictadura militar y eclesiástica de tipo español tradicional. Por muchas consignas que traduzcan y muchos motes que se pongan. Sables, casullas, desfiles militares y homenajes a la Virgen del Pilar. Por ese lado, el país no da otra cosa». Manuel Azaña, Obras Completas (tomo IV), p. 813.

ALIADOS CONTRA EL EJE

El franquismo estuvo en sus orígenes emparentado con los objetivos de los regímenes fascistas europeos. Sólo la derrota de éstos obligó a Franco a adaptarse a las circunstancias y fijar un modelo político posfascista que, sin embargo, siguió siendo visceralmente antidemocrático y represivo. [Imagen: equipo El Cubri, 1977].

Los regímenes fascistas Las distintas modalidades de regímenes fascistas europeos a los que hemos hecho referencia (la Italia de Mussolini [!Doc. 25], la Alemania de Hitler y la España de Franco) participan, en su diversidad, de rasgos definidores comunes. Aunque, de los citados, sea el sistema hitleriano el considerado como la ejemplificación histórica más extrema, y más dramática, de lo que aún seguimos denominando fascismo. Éste se corresponde con una forma de dictadura de derechas: solución de fuerza a la que han recurrido las clases dominantes capitalistas cuando, en tiempos de crisis, ven peligrar su hegemonía e intereses por la amenaza revolucionaria. Pero puede suceder —como ocurrió en Europa de 1939 a 1945— que el Estado fascista, convertido en criatura monstruosa, acabe por obrar con autonomía propia, al margen de las directrices de las mismas fuerzas económico-sociales que lo sustentan, de suerte que llegado el momento la gran burguesía quiera desligarse de él al comprender el desastre al que es conducida. Entre otras razones porque el fascismo, por vocación totalitaria, trata de que su dirigismo burocrático alcance también al mundo de los negocios. actividad XXI

Aparte de ser un fenómeno peculiar del capitalismo, inseparable de la fase imperialista, el régimen fascista se singulariza, en primer lugar, por el unipartidismo: un partido único —llamado «movimiento» en la España franquista para eludir las connotaciones democráticas de la palabra “partido”— toma decisiones en nombre de la nación; decisiones que además se presentan como emanadas directamente del jefe supremo, carismático, investido de máximos poderes, a quien se le otorga el título de Duce (Mussolini), Führer (Hitler) o Caudillo (Franco) [!Doc. 26]. 87

AÑOS DE GUERRA Y MISERIA (1936-1959)

HITLER, RACISTA

Doc. 27

Hasta la publicación de Mi lucha, «jamás el racismo en estado puro ha[bía] sido encomiado de forma tan completa como fundamento y trampolín de una política» [François de Fontette: El racismo, 1978, p. 70]. He aquí reproducidas algunas líneas de la autobiografía de Hitler, según la traducción que se hizo en España en los años treinta:

El nacionalista F. L. Jahn (17781852) convirtió la antigua svástica en distintivo de los gimnastas alemanes, y Hitler la consagró como insignia de su pretendido imperio ario.

«También la historia humana [...] demuestra con asombrosa claridad que toda mezcla de sangre aria con la de los pueblos inferiores tuvo por resultado la ruina de la raza de cultura superior. La América del Norte, cuya población se compone en su mayor parte de elementos germanos, que se mezclaron sólo en mínima escala con los pueblos de color, racialmente inferiores, representa un mundo étnico y una civilización diferentes de lo que son los pueblos de la América Central y la del Sur, países en los cuales los emigrantes, principalmente de origen latino, se mezclaron en gran escala con los elementos aborígenes. Este solo ejemplo permite claramente darse cuenta del efecto producido por la mezcla de razas. El elemento germano de la América del Norte, que racialmente conservó su pureza, se ha convertido en el señor del Continente americano y mantendrá esa posición mientras no caiga en la ignominia de mezclar su sangre. [...] Todas las grandes culturas del pasado cayeron en la decadencia debido sencillamente a que la raza de la cual habían surgido envenenó su sangre. Si se dividiese la Humanidad en tres categorías de hombres: creadores, conservadores y destructores de la cultura, tendríamos seguramente como representante del primer grupo sólo al elemento ario. Él estableció los fundamentos y las columnas de todas las creaciones humanas [...]. El antípoda del ario es el judío [...] porque la aparente cultura que posee el judío no es más que el acervo cultural de otros pueblos, ya corrompido en gran parte en manos judías». A. Hitler: Mi lucha. Autobiografía (edición castellana «autorizada por la Editorial Franz Eher G. m. b. H., Munich, Alemania»), 1935, pp. 153-158.

Este titular apareció en la primera de El Día, de Tenerife, el 10 de septiembre de 1940. El texto que desarrollaba la noticia informaba de que las condecoraciones eran «para premiar los servicios prestados con motivo de [...] la visita de buques de guerra alemana (sic) al puerto de esta capital». Por lo que se ve, la cooperación de nuestros dirigentes locales con el nazismo iba más allá de la simple cordialidad protocolaria...

«EXALTACIÓN DE LA RAZA»

Doc. 28

El régimen franquista subrayó la festividad del 12 de octubre como patriótica exaltación fascista de los valores de una supuesta raza hispánica. Cada año, en ese día, se conmemoraba la conquista y colonización de América con la Fiesta de la Raza y de la Hispanidad. El recuerdo y reivindicación del Imperio español, perdido definitivamente en 1898, fue una constante de la ideología franquista.

«Mañana es doce de octubre. [...] En esta fecha se celebra en todos los territorios hispánicos la Fiesta de la Raza, es decir, más concretamente, la Fiesta mayor de España. [...] Desfilan ante los ojos, en vigilia amorosa y deleitosa, de nuestro espíritu los grandes hechos, los esforzados capitanes, las supremas proezas, las más altas cúspides espirituales de la raza, las más gloriosas torres de la hispanidad. Pero, sobre todo, destaca un hito gigantesco, un homérico mojón, que marca la linde de los tiempos: el descubrimiento de América [...]. [...] Tal la fecha de mañana doce de octubre en que España alcanzó la más suprema conquis-

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ta que le ha sido dable realizar a ningún pueblo en ninguna época del mundo. [...] Y esta es la gloria que hoy cantamos mientras desfilan por los paisajes tiernos de nuestro corazón las nobles generaciones del Imperio, los gloriosos exponentes de la unidad fundada por los Reyes Católicos, los heroicos antepasados —nautas, guerreros, místicos, legisladores, misioneros— de quienes habemos a inmenso orgullo ser progenie en esta hora convulsa y trascendente del mundo occidental». La Tarde, 11 de octubre de 1941.

ALIADOS CONTRA EL EJE

Dado su carácter antidemocrático —contrario al sistema parlamentario y de partidos—, el fascismo sólo admite formas de representación que no procedan de la elección directa, sino del corporativismo, en virtud del cual las asociaciones de obreros, empresarios y profesionales quedan por fuerza integradas en el aparato del Estado, en vez de estar agrupadas por intereses de clase. Con la centralización del poder, con el encuadramiento obligatorio de los trabajadores en sindicatos verticales, con la movilización dirigida del pueblo como masa, con la erradicación del pluralismo ideológico, con la conversión de los medios de comunicación en órganos de adoctrinamiento y, en especial, con la violenta represión policial, consigue el régimen eliminar cualquier asomo de oposición política.

«El fascismo intenta [remodelar] el hombre, su carácter y su fe. Para lograr este propósito impone la disciplina [...]. Por eso escogió como emblema las varas del líctor, símbolo de la unidad, la fuerza, la justicia» (Mussolini).

La exaltación mítica de la raza y la nación [!Doc. 28] es otro dogma esencial del ideario fascista, que invoca constantemente las tradiciones patrias, de donde extrae su simbología: en el caso italiano se adoptarán los emblemas romanos, como el fascio; los nazis harán suya la esvástica o cruz gamada, insignia de los arios; mientras que el escudo falangista del yugo y las flechas, procedente de los Reyes Católicos, será oficial en España durante la era franquista. Este exacerbado nacionalismo se contrapone al internacionalismo proletario (propio del socialismo originario de inspiración marxista), y tiende al militarismo y a la conquista territorial mediante la guerra, considerada un fin en sí misma. Es, por lo demás, bien conocido el componente racista de las doctrinas de Hitler, quien basó sus anhelos imperiales en la supuesta superioridad racial y cultural [!Doc. 27] del pueblo alemán.

Incontenible avance de las potencias del Eje «La línea Berlín-Roma es el eje vertical de Europa», había declarado Musso-

lini tras aliarse con Hitler en la reciente Guerra Civil española. De ahí la denominación de “potencias del Eje” con que fue conocida la unión constituida por Alemania e Italia durante este segundo conflicto mundial. Tal entendimiento se vería reforzado por el pacto Anticomintern germano-japonés suscrito contra la Internacional Comunista, que más que nada servirá para disfrazar las pretensiones expansionistas de las naciones firmantes del acuerdo. Japón, en plena industrialización, aspiraba a ocupar las costas asiáticas del Pacífico para procurarse recursos (petróleo, caucho, estaño) y así aminorar su dependencia del exterior. Desde Tokio, una oligarquía ultraconservadora de capitalistas y militares incitaba a la ampliación hacia el sur del Imperio del Sol Naciente, lo que evidentemente ponía en peligro las posesiones coloniales de franceses, británicos y holandeses en el Extremo Oriente. Hasta el verano del 42, los ejércitos nipones han conseguido expandirse por China e Indochina hasta conquistar todas las tierras, grandes islas y archipiélagos del Asia bañada por el Pacífico. Para esas fechas las fuerzas del Eje 89

AÑOS DE GUERRA Y MISERIA (1936-1959)

LA «NO BELIGERANCIA» DEL RÉGIMEN FRANQUISTA «Constando oficialmente el estado de guerra que, por desgracia, existe entre Inglaterra, Francia y Polonia, de un lado, y Alemania de otro, ordeno por el presente decreto la más estricta neutralidad a los súbditos españoles, con arreglo a las leyes vigentes y a los principios del Derecho Público Internacional. Dado en Burgos, a 4 de septiembre de 1939. Año de la Victoria. FRANCISCO FRANCO».

«Artículo único.— Se hace público el siguiente acuerdo del Consejo de ministros:

Doc. 29

Dado en El Pardo, a 12 de junio de 1940.

«El Gobierno [reunido en Consejo] ratifica la posición de España de estricta neutralidad a la que se viene ateniendo lealmente, hallándose dispuesto a exigir, con el máximo rigor, tanto a nacionales como a extranjeros, el cumplimiento de los deberes a que ella nos obliga [...]. El Gobierno ha estudiado, además, todas las medidas de previsión necesarias para hacer respetar esa neutralidad.

FRANCISCO FRANCO».

1.º de octubre de 1943».

Extendida la lucha al Mediterráneo por entrada de Italia en guerra con Francia e Inglaterra, el Gobierno ha acordado la no beligerancia de España en el conflicto.

«El ministro de Exteriores [español] ha accedido a que se sitúen petroleros alemanes en bahías escondidas de la costa española para repostar a destructores alemanes, y ha insistido en que esas operaciones se lleven a efecto con el mayor secreto». Hendaya, octubre de 1940: Franco junto a Hitler (fotomontaje de EFE).

Comunicación del embajador alemán en Madrid a su Gobierno (5-XII-1940).

ACUERDOS SECRETOS Y DESMENTIDOS OFICIALES «En base a secretos acuerdos entre la Marina alemana y el Mando de la Marina Española, submarinos alemanes llevan cierto tiempo siendo repostados por buques-tanques alemanes basados en puertos de las islas Canarias. De acuerdo con un comunicado recibido por el Estado Mayor de la Marina [...] parece que los ingleses han presenciado de cerca una de las operaciones de repuesto de un submarino alemán. La precisa y detallada información que aparece en la nota británica de protesta no deja lugar a dudas a este respecto. El Estado Mayor de la Marina alemana tiene la impresión de que los españoles no se dejarán influir por la nota de protesta inglesa y están dispuestos a continuar en su colaboración. El agregado naval de la Embajada alemana en Madrid, sin embargo, ha decidido personalmente que esas operaciones cesen durante los próximos meses» [18 de julio de 1941]. «Documents of German Foreign Policy». Cit. por F. Díaz-Plaja: La España franquista en sus documentos, 1976, p. 119.

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Doc. 30

«Con motivo de la aparición y actuación de los submarinos alemanes en el mar de las Antillas, la Prensa de algunos países americanos ha afirmado de manera categórica que las citadas naves de guerra del Reich tienen sus bases de aprovisionamiento en las islas Canarias. El Gobierno español está en la obligación de desmentir de la manera más enérgica tan insidiosas informaciones [...]. España tiene la plena soberanía en todos sus territorios, y en ninguno de sus puertos existen bases o instalaciones al servicio de ninguna potencia beligerante, ni fuerzas que no sean exclusivamente españolas [...]. El ministerio no tiene inconveniente en que los corresponsales de la Prensa extranjera en España visiten las islas Canarias, para comprobación de cuanto él afirma y para la debida rectificación de los infundios de la Prensa aludida.— Madrid, 25 de febrero de 1942». Nota oficial del Gobierno español publicada en toda la prensa peninsular y canaria.

ALIADOS CONTRA EL EJE

actividad XXII

actividad XXIII

actividad XXIV

actividad XXV

El U.535, submarino alemán, a su paso por las costas de Galicia el día 8 de junio de 1943, un mes antes de su hundimiento en esa misma zona. Toda su tripulación murió en el interior de la nave. Algunos enclaves españoles (en Galicia, Canarias y Andalucía occidental) sirvieron a la U-bootwaffe para repostar y avituallarse.

mantienen bajo ocupación a una gran parte del continente europeo: después de Polonia, sucesivamente Dinamarca, Noruega, Holanda, Bélgica, Francia, Yugoslavia, Grecia, países bálticos, Bielorrusia y Ucrania han ido cayendo en poder del Reich, que asimismo cuenta con cuerpos expedicionarios en el norte de África. En el mapa, el avance alemán es espectacular... Sin embargo, Hitler ha perdido la batalla de Inglaterra, cuyos sistemas antiaéreos le han obligado a interrumpir los bombardeos —incesantes durante meses— de las principales ciudades británicas. Un contratiempo que resultó decisivo para el posterior curso de los acontecimientos. Entretanto, la dictadura militar del general Franco, neutral al inicio de las hostilidades, se sigue manifestando (desde junio de 1940) como «no beligerante»: los arrolladores éxitos del Eje en los frentes europeos y la inequívoca germanofilia del régimen español han sido determinantes a la hora de cambiar la naturaleza de su neutralidad. La «no beligerancia» [!Doc. 29] proclamada por el Gobierno de Madrid significaba, en el papel, rechazar la intervención efectiva en la Guerra, pero sin por ello ocultar la simpatía ni disimular demasiado el apoyo a la causa nazi-fascista [!Doc. 30]. Con esta adhesión implícita, España esperaba de los alemanes suministros que aliviaran su maltrecha situación interna y futuras compensaciones coloniales en el norte de África. Hitler, por su parte, anduvo considerando si Franco debía participar en la contienda: fruto de la entrevista de ambos en Hendaya, en octubre de 1940, fue la firma de un protocolo secreto según el cual España se convertía en un país del Eje, dispuesto a entrar en guerra contra Inglaterra una vez satisfechas las convenientes ayudas militares y económicas, a cambio de recuperar Gibraltar y de hacerse con el territorio del Marruecos francés. Hay que pensar, empero, que la ofensiva diplomática germana cerca del régimen franquista estuvo siempre contrarrestada por las presiones británicas, primero, angloamericanas después, a fin de que —mediante amenazas y represalias— permaneciera al margen del conflicto. Fue así que el Gobierno español contuvo sus deseos de intervenir en la Guerra, y se conformó únicamente con hacer alarde —incluso de facto— de «la más resuelta beligerancia moral».

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Los hermanos menores (hm) de cada sistema van al arrastre de las decisiones e iniciativas de los HM y son los primeros en sucumbir en los choques armados de envergadura (Francia en julio de 1940; Italia en septiembre de 1943). Los países neutrales (caso de la Península Ibérica, PI en el diagrama) fueron asediados durante la contienda con diferente grado de intensidad, según las coordenadas geográficas y los recursos naturales disponibles. Así, en el caso de España, a las presiones del HM del Eje, durante el invierno de 194041, le sucederían los acosos periféricos de los aliados por el “bajo vientre” de Europa y el Norte de África entre noviembre de 1942septiembre de 1943». [V. M. L.]

Dentro de cada sistema hay un Hermano Mayor (HM), casos de Alemania durante toda la contienda, dentro del Eje, y de Gran Bretaña en el flanco occidental de Europa hasta finales de 1941, que al alcanzar el techo de sus posibilidades bélicas fue relevada en el sistema de la alianza democrática por los HM, Estados Unidos y Unión Soviética.

«El Eje italo-alemán (B y R, unidos en el diagrama con línea discontinua) y sus líneas de expansión en Europa y el Norte de África; las maniobras contraofensivas y envolventes —a partir de noviembre de 1942— de los tres aliados (en línea continua).

Doc. 31

Reelaboración del autor a partir de Victor Morales Lezcano: Historia de la no beligerancia española..., 1980, pp.11 y 71.

LOS DOS SISTEMAS EUROPEOS ENFRENTADOS DURANTE LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL

AÑOS DE GUERRA Y MISERIA (1936-1959)

ALIADOS CONTRA EL EJE

Operación Felix-lsabella

El primer ministro británico en los años de la Segunda Guerra Mundial fue Winston Churchill: un conservador, estratega y diplomático, cuya contribución a la victoria aliada sería decisiva.Ya en el ocaso de su vida visitó Tenerife, donde le vemos con su habitual atuendo (abrigo, sombrero y puro) acompañado por Isidoro Luz, alcalde de Puerto de la Cruz.

Al no haber obtenido la rendición de Inglaterra, la Alemania hitleriana utilizó la poderosa capacidad destructiva de su flota submarina contra el tráfico naval británico a todo lo largo y ancho del océano Atlántico. La amenaza a las comunicaciones inglesas con ultramar se hizo también extensiva a los barcos de pabellón neutral, porque el propósito era impedir la llegada a su destino de alimentos y materiales, principalmente los procedentes de Estados Unidos. De resultas de este reñido duelo por el dominio de las aguas atlánticas, los archipiélagos hispano-portugueses (Azores, Canarias) quedaron expuestos al peligro de una muy probable ocupación. Las palabras del propio Hitler no ofrecen dudas de que tal peligro era real: «Hay que poner antiaéreos en los aeródromos de Canarias y hay que llevar allí los stukas; es la única manera de alejar definitivamente de las Islas a la escuadra enemiga», decía en noviembre de 1940. Con anterioridad, el primer ministro inglés Winston Churchill tenía advertido que «si somos obligados a desalojar Gibraltar, hemos de tomar inmediatamente Canarias, que hará las veces de una buena base para controlar la entrada occidental del Mediterráneo». Detrás de semejantes afirmaciones había algo más que palabras... Aquel mismo noviembre, el mando supremo de las fuerzas armadas del Tercer Reich estimó seriamente penetrar en la Península Ibérica —en cuanto Franco estuviera en condiciones— para conquistar Gibraltar con la colaboración española, a fin de cerrar el Estrecho a la navegación inglesa. De cumplirse ese objetivo, el siguiente hubiera sido transportar de manera preventiva alguna división al Protectorado marroquí y, a modo de final de trayecto, instalarse en las Islas Canarias, para desde aquí redoblar los ataques a las unidades angloamericanas en el frente oceánico. Así era, en el proyecto, la denominada operación Felix (rebautizada Isabella en la primavera de 1941) [!Doc. 31]. La réplica prevista por Londres al plan descrito tomó el nombre de operación Pilgrim, que hubiera consistido en adelantarse a la ofensiva nazi sobre los archipiélagos atlánticos y, llegado el caso, planteaba entre sus objetivos militares la necesidad «no vital» de ocupar los puertos 93

AÑOS DE GUERRA Y MISERIA (1936-1959)

GUSTAV WINTER: ENTRE LA HISTORIA Y LA LEYENDA

Doc. 32

«Hace como cosa de un año, más o menos, se encuentran unos señores alemanes en la Dehesa de Jandía trabajando en construcciones de carreteras y fabricaciones de casas urbanas. Y según informe adquirido (sic) han comprado una parte de dicha finca». El Alcalde de Pájara (Fuerteventura), 26 de septiembre de 1940. Cit por J. Alcaraz y otros: «Los extranjeros y la Guerra Civil…», 1986, p. 105.

El caserón de Cofete.

El ingeniero Gustav Winter —personaje legendario que conviene situar en la realidad de la Historia— fue quien mandó edificar en las soledades de Cofete, en Fuerteventura, este mastodóntico palacete, cuyas obras comenzaron en 1943. Varios años hacía ya que «el alemán de Jandía», como le llamaban los lugareños, se había instalado en la isla, quizás para evaluar el posible establecimiento en ella de una base militar. Lo cierto es que este agente del gobierno de Hitler intentó implicar a financieros alemanes en su proyecto, nunca realizado, de industrializar aquellos desérticos parajes. A tal fin contratará en 1937 el arrendamiento de la enorme finca de la Península de Jandía (de casi 18 000 ha) para su explotación agrícola. A la firma Dehesa de Jandía S. A. —creada por Winter mediante dos accionistas de Barcelona que compraron como testaferros la finca en 1941— se le autorizó a construir lo que quisiera. Winter ordenó entonces trazar una pista de aterrizaje, de más de un kilómetro de largo por 250 metros de ancho, para uso de aviones alemanes; pero las obras de su gran mansión fueron paralizadas repentinamente al año de empezadas, tal vez porque los nazis entendieron que iban a perder la Guerra. (La leyenda habla del palacio como de un proyectado refugio con túneles de comunicación con la playa, a la que se acercarían los submarinos germanos, e ideado para relax de sus mandos). Winter, después de la Guerra, continuó como arrendatario de derecho y propietario de hecho de la finca de la dehesa hasta 1962, cuando se convirtió legalmente en administrador de la sociedad. Tres años después Punta del Sol S. A. comprará una parte de los terrenos, aunque Dehesa de Jandía seguiría como empresa hereditaria: tras la muerte de Winter en Las Palmas en 1971, su familia se dedicó a la venta de parcelas. En 1983, la viuda desmintió algunos extremos del pasado de su marido [Diario de Las Palmas, 28-II/1-III]; sin embargo, en 1997 se hizo pública la lista elaborada por los Aliados en la que éstos reclamaban a Franco, acabada la contienda mundial, la repatriación de 104 espías alemanes residentes en España, con su nombre, su paradero y sus actividades: quien ocupa, por orden alfabético, el penúltimo lugar es «WINTER, Gustav: Calle de la Brisa 4, Tenerife, o Atlántica Comercial S. A., Jandía, islas Canarias. Agente alemán en las islas Canarias, estuvo a cargo de los puestos de observación equipados con W/T. Fue responsable del suministro de los U-Boats (sic)». Texto del autor. Fuentes: A. Baillon (conferencia en la UIMP, marzo de 1994), V. Morales Lezcano, J. P. Martín Luzardo y J. M. Irujo.

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ALIADOS CONTRA EL EJE

y aeropuertos de Gran Canaria y Tenerife. Ni una ni otra operación fueron ejecutadas porque la Guerra siguió otros derroteros (operación Barbarroja: invasión nazi de la URSS), aunque nuestras Islas sufrieron —y mucho— los problemas de avituallamiento y subsistencia derivados de la batalla del Atlántico, agravados además por las estrecheces de la posguerra civil.

Las banderas de Falange, de España y de la Alemania nazi desplegadas sobre el drago de Icod, bajo el que posan para la posteridad autoridades civiles y militares de Tenerife junto a marineros de la flota germana. Es la época del entendimiento sin disimulos entre el Régimen español y el Reich [Cf. G. Alemán: Retaguardia en Tenerife, 1996, p. 49].

La Guerra en aguas de Canarias Como bien cabe deducir, la prolongada contienda en el frente atlántico —que duró casi igual que la misma Guerra— convirtió estas plataformas insulares en bases estratégicas para operaciones navales y submarinas, tanto de la flota alemana como de la británica. Madrid procedió en consecuencia a reforzar las defensas del Archipiélago mediante la creación de la Base Naval de Canarias en Las Palmas, bajo la jefatura de un contralmirante (julio de 1940), y a ordenar al capitán general residente en Tenerife la protección de nuestro litoral con nidos de ametralladoras y baterías de costa que disuadieran a los hipotéticos atacantes. De todas maneras, los canarios tenemos razones fundadas —como las tuvieron los ingleses— para sospechar de la cooperación de Franco con el Gobierno nazi en esta zona del Atlántico. En aguas de Tenerife (cuyo puerto era sede de una refinería de CEPSA) y de Gran Canaria, los submarinos germanos de la serie U eran durante la noche reaprovisionados de combustible y víveres por petroleros o buques mercantes; uno de ellos, el vapor alemán Corrientes [Doc. 33"], fue torpedeado según la versión oficial por los británicos cuando se hallaba fondeado frente a Las Alcaravaneras (bien pudo acaso tratarse de un acto de sabotaje). El servicio de abastecimiento de las unidades navales hitlerianas —la agencia secreta Etappendienst— contaba asimismo para sus fines con una privilegiada rada en la península majorera de Jandía, 95

AÑOS DE GUERRA Y MISERIA (1936-1959)

Doc. 33 Unterseeboote (buques U) reaprovisionados en el puerto de Las Palmas de Gran Canaria (nombre clave: «Culebra») por el vapor alemán Corrientes:

Submarinos Fecha del alemanes reaprovisionamiento

U.124

4-5 marzo 1941

U.105

5-6 marzo 1941

U.106

6-7 marzo 1941

U.123

25-26 junio 1941

U.69

30 junio 1941

U.103

6-7 julio 1941

Datos oficiales de la marina mercante. J. A. Tojo: Lobos acosados, 2000, p. 31. El 5 de abril de 1943, el submarino alemán U.167 fue alcanzado por aviones de la Royal Air Force británica cuando navegaba entre Fuerteventura y Gran Canaria. Al día siguiente, la propia dotación del sumergible logró hundirlo justo enfrente del Faro de Maspalomas. Los tripulantes alemanes fueron socorridos por pescadores de la playa de Las Burras: unos y otros aparecen en la foto adjunta. Los restos del U.167 serían rescatados algunos años después por un equipo de la marina española [Cf. Canarias 7, 6-IV-1993, p. 23].

LA “BATALLA DEL ATLÁNTICO” EN LA PRENSA LOCAL

Doc. 34

«Anoche, a las once y media, llegó al puerto de esta capital, atracando al muelle sur, el buque minador de la Armada española “Marte” que traía a bordo 48 náufragos pertenecientes a las dotaciones de un petrolero y de otro mercante de carga, ambos de nacionalidad inglesa, que según nuestros informes fueron hundidos en el Atlántico por un submarino alemán. A dichos tripulantes se les dio tiempo para que ocuparan las lanchas de salvamento, en las que lograron llegar a la isla del Hierro, donde fueron recogidos ayer tarde por el minador “Marte”. Los náufragos del petrolero son casi todos súbditos chinos [...]».

«Berlín, 31.— Un comunicado especial del Gran Cuartel General del Führer dice: [...] Durante el día de ayer un grupo de submarinos alemanes consiguió tomar contacto, a la altura de Canarias, con un convoy enemigo que procedía del sur y se dirigía a Gran Bretaña. A la caída de la noche nuestros submarinos atacaron [y] combatiendo hasta el alba destruyeron catorce buques mercantes cargados de preciosas materias primas de África y representando un tonelaje global de 101 000 toneladas».

El Día, 20 de abril de 1941.

El Día, 1 de noviembre de 1942.

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«En la mañana de ayer llegaron a este puerto procedentes de Santa Cruz de la Palma, 23 tripulantes del buque frigorífico inglés “Pacific Star” [que] fue torpedeado por un submarino el día 28 del pasado mes de octubre, a unas 200 millas de la isla de La Palma, hundiéndose dicho buque [...]. También anoche, a las ocho llegaron a este puerto, a bordo del vapor correo interinsular “La Palma”, 37 náufragos que componían la tripulación del buque petrolero danés al servicio de Inglaterra “Anglo Maersk”, que fueron recogidos en la isla del Hierro por el citado vapor. El “Anglo Maersk” de 4 000 toneladas, fue torpedeado el día 26 por la tarde por un submarino [...]. Después de torpedeado siguió navegando, para tratar de ganar la costa, pero el día 27, a las diez de la noche, fue nuevamente alcanzado por el mismo submarino, que lo torpedeó nuevamente, hundiéndolo».

ALIADOS CONTRA EL EJE

actividad XXVI

actividad XXVII

propiedad del enigmático Gustav Winter [!Doc. 32], agente del Reich a quien se debió incluso la construcción allí de un aeródromo de uso militar. Sirvieron de enlace a la mencionada agencia los consulados de Alemania en ambas capitales canarias, puertos propicios para acciones de espionaje de las potencias contendientes. Los puertos andaluces (Cádiz, Huelva) y gallegos (Vigo, Ferrol) fueron igualmente enclaves donde repostaban los sumergibles alemanes que luego se aproximaban al litoral americano, con la intención de bloquear la navegación aliada. El envío de mensajes cifrados por parte de telegrafistas de uno y otro bando jugó destacado papel en lugares como Canarias o Huelva, donde la presencia inglesa y alemana hacía tiempo que resultaba familiar. Son muchos los combates navales librados cerca de las Islas que podemos citar como evidencias de la preocupante coyuntura vivida por nuestros paisanos a causa del valor geoestratégico del Archipiélago. No faltan en los periódicos noticias que relatan la llegada de náufragos a los puertos insulares procedentes de buques mercantes hundidos por la U-Bootwaffe [!Doc. 34]. Informes militares desempolvados más recientemente confirman que, como mínimo, media docena de submarinos germanos fueron echados a pique por los angloamericanos en las proximidades de nuestras costas (treinta y cinco lo fueron, con seguridad, en los mares de Galicia).

La admiración del régimen franquista por el Estado totalitario alemán era lugar común en la prensa española de la época. Una muestra: en la primera de El Día de Tenerife, correspondiente al 26 de abril de 1939, figuran los emblemas de Falange y del Reich sobre un texto en alemán que da la bienvenida al Robert Ley, buque de la marina nazi que frecuentaba el puerto de Santa Cruz en vísperas de la Segunda Guerra. actividad XXVIII

Llegó a concebirse, por parte de la oposición republicana, un plan para ocupar Canarias, con la ayuda militar de los Aliados, e implantar una suerte de Gobierno provisional presidido por Juan Negrín —refugiado en Inglaterra—, dispuesto a sustituir al régimen de Franco si la causa antifascista triunfaba en la Guerra. La “conspiración” democrática contaba aquí con fieles seguidores de Negrín, que también mantenían contacto clandestino con otros políticos canarios exiliados. 97

AÑOS DE GUERRA Y MISERIA (1936-1959)

CHURCHILL

Doc. 35

DE GAULLE

Doc. 36

También preguntaréis: ¿cuál es nuestro objetivo? [...] Nuestro objetivo es victoria: victoria a toda costa; victoria a pesar de todo el terror; victoria por largo y por duro que sea el camino; pues sin victoria no hay supervivencia ni salvación para el Imperio británico; no habrá salvación para todo cuanto el Imperio británico ha representado [...]».

«[...] Os digo que nada está perdido para Francia. [...] ¡Porque Francia no está sola! ¡No está sola! ¡No está sola! Tiene un vasto imperio tras ella. Puede formar un bloque con el Imperio británico que domina los mares y continúa la lucha. Puede, como Inglaterra, utilizar ilimitadamente la inmensa industria de Estados Unidos. Esta guerra no está limitada al desdichado territorio de nuestro país. Esta guerra no ha quedado decidida por la batalla de Francia. Esta guerra es una guerra mundial. [...] Yo, general De Gaulle, actualmente en Londres, invito a los oficiales y soldados franceses [...] a los ingenieros y a los obreros especialistas de las industrias de armamento que se encuentren o pasen a encontrarse en territorio británico, a ponerse en contacto conmigo. Ocurra lo que ocurra la llama de la resistencia francesa no debe apagarse y no se apagará».

Winston Churchill ante la Cámara de los Comunes el 13 de mayo de 1940.

Mensaje radiofónico desde Londres del general De Gaulle el 18 de junio de 1940.

«Es mi deseo decir a la Cámara, como ya he dicho a los que han formado este gobierno: “Sólo puedo ofrecer sangre, trabajo, sudor y lágrimas”. [...] Vosotros preguntaréis: ¿cuál es nuestra política? Y yo respondo: es hacer la guerra, por mar, tierra y aire, con todo nuestro poder [...]; hacer la guerra contra una monstruosa tiranía, jamás superada en el tenebroso y lamentable catálogo de los crímenes humanos. Esta es nuestra política.

LA DIVISIÓN AZUL Abajo, un grupo de oficiales de la División Azul española posan, junto a un banderín regalado por los alemanes y con el uniforme reglamentario de la infantería hitleriana (aunque muchos lucían bajo la guerrera la camisa azul de Falange).

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Doc. 37 El ataque alemán a la URSS, en junio de 1941, fue secundado por el régimen franquista con el envío de una división de voluntarios destinada al frente ruso. Serrano Suñer, ministro de Asuntos Exteriores español, lanzó entonces su célebre consigna: «¡Rusia es culpable!», y el 13 de julio partía de la madrileña estación del Norte la numerosa expedición de voluntarios anticomunistas, al mando del general Muñoz Grandes. Cuando llegaron a Rusia, entraron a pie —trasladando sus equipos en carretas— como una fuerza de segundo orden para trabajos de apoyo y guarnición. Murieron 4 000, y volvieron heridos más de 8 000. En las siguientes líneas se reproduce —a modo de muestra— cómo la prensa de las Islas daba cuenta de la muerte de un divisionario palmero: «Nos llega la noticia de la muerte de otro camarada, caído gloriosamente en el frente ruso, Ramón Lorenzo García, falangista de Tijarafe (La Palma), que marchó voluntario a Rusia para continuar la lucha contra el comunismo» [28 de diciembre de 1941]. Todavía en abril de 1954 regresaron a España 229 de aquellos divisionarios, que habían permanecido como prisioneros de los soviéticos durante más de diez años. Seis de ellos, canarios, arribaron al puerto tinerfeño días después.

ALIADOS CONTRA EL EJE

La iniciativa pasa a los Aliados Mediado el año de 1942 la contienda mundial cambió de signo. En el frente europeo oriental, la Unión Soviética se hallaba entonces en plena contraofensiva intentando detener el avance de los ejércitos de Hitler, quien había roto el compromiso de no agresión pactado con Stalin. Y en el Pacífico, Estados Unidos cosechaba ya los primeros éxitos aeronavales en sus batallas contra Japón, al que había declarado la guerra (diciembre del 41) en respuesta al ataque nipón a la base norteamericana de Pearl Harbor [Doc. 41"] (¿lo supo Roosevelt de antemano...?). Cerrado el periodo en que los totalitarismos fascistas iban de triunfo en triunfo, los hechos indicaban que la supremacía militar y organizativa estaba pasando al lado de los Aliados [Doc. 38"]. Ahora, con la incorporación de la URSS y EE. UU. al conflicto, crecieron considerablemente las esperanzas puestas por la Inglaterra de Churchill [!Doc. 35] y la Francia resistente de De Gaulle [!Doc. 36] en una victoria final sobre el nazismo. La noticia del derrumbamiento del VI Ejército alemán en Stalingrado (invierno 1942-43) contribuyó a elevar la moral de los movimientos clandestinos de Resistencia organizados en toda la Europa ocupada, que durante 1943 intensificaron su arriesgada lucha contra el enemigo invasor. A raíz del desastre en el frente ruso, el irremediable declive del Eje correría paralelo al resurgimiento militar de los soviéticos y al afianzamiento de Estados Unidos como primera potencia mundial. Ese año las tropas angloamericanas, una vez concluida la conquista del norte de África, irrumpieron en Sicilia precipitando la caída del fascismo en la península italiana, aunque la liberación de Roma y Florencia no se producirá hasta bien entrado el año siguiente.

Esta ilustración muestra a dos miembros de las SS que llegan al punto más cercano a Moscú. Con la Operación Barbarroja, Hitler quiso aplastar a la Unión Soviética, pero en Stalingrado —que resistió de septiembre del 42 a enero del 43— encontró su tumba el nazismo. En Rusia también hallaron la muerte canarios —junto a miles de peninsulares— enrolados en la División Azul enviada por Franco.

Desde el verano del 41, el régimen de Franco se había transformado en beligerante de hecho al enviar a Rusia, para combatir junto con los alemanes, a la División Azul (integrada por voluntarios falangistas, y en la que también hubo canarios [!Doc. 37]). Pero, en octubre de 1943, volvió de pronto a la más «estricta neutralidad». El viraje de la Guerra así lo aconsejaba. 99

AÑOS DE GUERRA Y MISERIA (1936-1959)

PROHIBIDO SIMPATIZAR CON LA «POLÍTICA DEMOCRÁTICA»

Doc. 38

El documento abajo reproducido fue enviado por la Jefatura Local de Los Silos (Tenerife) a la Delegación Provincial de Investigación de Falange Española en diciembre de 1942, con la relación de personas que en ese pueblo «simpatizan con la política Anglo-americana» [Cf. J. M. Rodríguez Yanes: «Algunas notas sobre la vida política de Los Silos. 1931-1942», 1980, p. 50]. El régimen de Franco consideraba entonces antipatriótica cualquier manifestación aliadófila realizada en público.

Archivo particular.

«NOCHE Y NIEBLA»

Doc. 39

Nacht und Nebel es el eufemismo —sacado de una ópera de Wagner— que aparece en la orden del mariscal Wilhelm Keitel, de diciembre de 1941, para referirse a la deportación de prisioneros y su reclusión en campos de concentración. En concreto, en el texto de la orden se lee lo siguiente:

«Las personas que en los territorios ocupados cometan acciones contra las fuerzas armadas han de ser transferidas al Reich para que sean juzgadas por un tribunal especial. Si por alguna razón no fuese posible procesarlas, serán enviadas a un campo de concentración con una orden de reclusión válida, en términos generales, hasta el final de la guerra. Parientes, amigos y conocidos han de permanecer ignorantes de la suerte de los detenidos: por ello, estos últimos no deben de tener ninguna clase de contacto con el mundo exterior. No podrán escribir ni recibir paquetes ni visitas. No deben transmitirse a ningún organismo extranjero informaciones sobre la vida de los detenidos. En caso de muerte, la familia no debe de ser informada hasta nueva orden [...]. Las disposiciones anteriores son válidas para todos aquellos detenidos sobre los que, durante las diligencias de la reclusión por razones de seguridad realizadas por la Oficina Central de Seguridad del Reich, haya la anotación Nacht und Nebel [Noche y Niebla]». Cit. por M. Roig en «El ejército del crimen», 1983, p. 114.

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Heinrich Himmler, máximo encargado de los campos de exterminio. Su suicidio en 1945 le libró de ser juzgado.

ALIADOS CONTRA EL EJE

Y este viraje fue ya irreversible a partir del 6 de junio de 1944, “Día D” elegido para el desembarco aliado en las playas de Normandía. Con el apoyo de una cobertura aérea formidable, las fuerzas desembarcadas al mando del general estadounidense Eisenhower se desplegaron en un frente continuo que consiguió en unos meses liberar a Francia y a Bélgica del yugo hitleriano, y que obligó a los alemanes a retirarse a sus fronteras. Desde el este, las divisiones del Ejército Rojo continuaban su triunfal avance instalando gobiernos filosoviéticos en los países arrebatados al Reich.

En febrero de 1945, en Yalta (Crimea), Churchill, Roosevelt y Stalin [en la foto] decidieron que Alemania se rindiera incondicionalmente, y repartir su territorio en tres zonas de ocupación (o cuatro, si Francia también aceptaba). Durante el verano, en Potsdam (Alemania), Attlee, Truman y Stalin determinaron, como vencedores, el desarme del Reich, la disolución del Partido Nazi y el juicio a los culpables del Holocausto. Alemania y Berlín, su capital, quedarían divididas en las cuatro zonas previstas en Yalta.

A principios de mayo de 1945, los Aliados entran en la ciudad de Berlín, semidestruida por la artillería rusa. Los días 7 y 8 Alemania firma, en sendas capitulaciones, la rendición incondicional exigida por las potencias vencedoras [Doc. 44"]. Hacía una semana que el Führer había decidido suicidarse en el búnker de la cancillería (quizás para esquivar una suerte similar a la que acababa de correr su homólogo italiano Mussolini, fusilado sin contemplaciones por el grupo de partisanos que lo capturó).

Los “campos de la muerte” actividad XXIX

Las pérdidas humanas de la mayor catástrofe bélica de la historia ascendieron a cincuenta y cinco millones de muertos, treinta y cinco millones de heridos, y tres millones de desaparecidos [Doc. 46"]. Una cifra de por sí escalofriante, pero que resulta aún más espantosa si consideramos que alrededor de la mitad de las víctimas mortales de 1939 a 1945 fueron civiles que perecieron durante los bombardeos sistemáticamente dirigidos contra poblaciones urbanas convertidas en objetivos militares, o a consecuencia del exterminio consumado por los nazis en los campos de concentración [!Doc. 39]. 101

AÑOS DE GUERRA Y MISERIA (1936-1959)

«EL LADO ECONÓMICO»

Doc. 40

La industria de guerra alemana —controlada, pero nunca nacionalizada por Hitler— puso a su servicio la mano de obra de los prisioneros en campos de concentración, que sirvieron para la «eliminación de todas las fuerzas molestas al régimen, no sin haber antes utilizado esas fuerzas hasta el límite para consolidar el régimen» (O. Wormser). El informe enviado por Oswald Pohl, jefe de la Oficina central económica y administrativa SS, a su comandante Himmler, deja claro el uso económico de los campos (puntos 1, 2 y 3) y su duro reglamento laboral (4, 5 y 6):

«1. La guerra ha traído como consecuencia cambios estructurales visibles en los campos de concentración y ha modificado radicalmente sus funciones en lo que respecta a la utilización de los detenidos. La detención por motivos exclusivos de seguridad, educación o prevención, no se encuentra ya en un primer plano. El centro de gravedad se ha desplazado hacia el lado económico. La movilización de toda la mano de obra detenida destinada a trabajos militares (aumento de la producción bélica), y para la ulterior reconstrucción en tiempos de paz, pasa cada vez más a un primer plano. 2. De esta constatación se desprenden las medidas necesarias para hacer cambiar la antigua forma de los campos de concentración, unilateralmente política, y para darles una organización de acuerdo con sus funciones económicas. 3. Por esta razón, reuní los días 23 y 24 de abril de 1942 a todos los inspectores y comandantes de campos de concentración, dándoles a conocer personalmente la nueva situación. Los puntos esenciales, cuya aplicación se impone en primer lugar para que la ejecución de los trabajos para la industria bélica no sufra ningún retraso, los he resumido en el reglamento adjunto [...]. 4. El comandante del campo es el único responsable de la mano de obra. Su explotación debe ser agotadora en el verdadero sentido de la palabra, de manera que el trabajo pueda alcanzar el mayor grado de rendimiento. 5. La duración del trabajo es ilimitada. Esta duración depende de la naturaleza y estructura del trabajo; solamente el comandante puede fijarla. 6. Todas las circunstancias que pueden limitar la duración del trabajo (comidas, llamadas, etc.) deben, por tanto, reducirse al mínimo estricto. Están prohibidas las largas marchas y las pausas para la comida del mediodía [...]». Cit. por L. Poliakov, Auschwitz, 1966, pp. 57 y 58.

«El vientre de donde surgió la bestia inmunda aún es capaz de volver a ser fecundado». Bertolt Brecht (1898-1956), dramaturgo alemán exiliado durante la Guerra por sus ideas políticas.

Doc. 41 Campos de presos en Estados Unidos Tras el ataque a Pearl Harbor, el presidente Roosevelt mandó detener a los japoneses residentes en Estados Unidos, incluidos los que habían nacido y crecido allí. Mucho tiempo después, el Gobierno norteamericano debió compensar con 20 000 dólares (unos 21 600 euros) a cada uno de los 82 000 americano-japoneses internados como prisioneros en cuarteles vallados, a modo de campos de concentración, durante la Segunda Guerra Mundial. Niños y mujeres del campo de Auschwitz poco antes de ser liberados.

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ALIADOS CONTRA EL EJE

actividad XXX

Crematorio en acción, con un sendero de agua para arrastrar los cadáveres, según el dibujo de un detenido.

A la altura de 1941 el universo concentracionario del Reich lo formaba medio centenar de grandes campos principales (Dachau, Sachsenhausen, Buchenwald, Mauthausen, Auschwitz, Treblinka...), de los que dependían unos mil campos anexos o kommandos. Habían sido concebidos para explotar, castigar y eliminar en masa a los adversarios del nazismo, y la vigilancia de los mismos estaba confiada a las SS, milicias policiales a las órdenes de Heinrich Himmler, quien mandaba igualmente la policía secreta del Estado (Gestapo) que llevaba a cabo las detenciones. Los deportados eran agrupados en los campos por categorías, con insignias triangulares de distinto color según el motivo de su internamiento: verde o negra para los presos comunes o «asociales»; roja para los opositores políticos; amarilla (en estrella) para los judíos; rosa para los homosexuales; morada para los objetores, y azul para los «apátridas», como la que identificaba a los republicanos españoles exiliados que habían continuado la lucha contra el fascismo fuera de su país. Serán estos quienes dirijan con espíritu solidario la heroica resistencia en el interior de Mauthausen hasta la liberación.

La represión nazi se recrudeció en los últimos años de la Guerra, a medida que el Eje iba acumulando tropiezos en los frentes de batalla. Como fórmula para seguir incrementando la producción militar, las autoridades germanas —en connivencia con la gran patronal— empezaron a sustituir a los obreros que marchaban al combate por prisioneros de los campos de concentración. Judíos, polacos, soviéticos, gitanos y demás «subespecies humanas» (!) murieron de agotamiento en las fábricas como esclavos [!Doc. 40] de las más importantes firmas industriales alemanas: era el exterminio por el trabajo. A quienes calificaban de improductivos les aplicaban la «solución final» [Doc. 43"] (experimentos seudocientíficos, esterilizaciones masivas, 103

AÑOS DE GUERRA Y MISERIA (1936-1959)

CANARIOS EN LOS CAMPOS NAZIS

Doc. 42 Al lado, la lista de los canarios que figuran en la nómina de fallecidos en el centro de deportados de Mauthausen y, sobre todo, en el campo de exterminio de Gusen, cercano y dependiente de aquél. En 1943 murió otro paisano nuestro en el kommando de Steyr. Pero, como se puede ver, los demás fueron exterminados en los años 1941-1942 (salvo uno que sobrevivió hasta 1944).

Fuentes: A. Herrera Piqué: «Veinticuatro canarios murieron…», 1979, pp. 8-13. S. Millares y otros: «Huidos, evadidos, desertores...», 1990, pp. 348-349. A. Mederos Pérez: República y represión franquista…, 2005, pp. 197-205. N. Mata y otros: Memorias de un superviviente..., 2006, pp. 48-63. * Ver página 211.

GUSEN, «EL MATADERO»

Doc. 43

Mariano Constante fue uno de los 9 067 republicanos españoles que pasaron por Mauthausen, de los que 6 784 encontraron allí la muerte; a unos 4 200 de ellos se les exterminó en el kommando de Gusen [Cf. M. Razola y M. Constante: Triangle bleu…, 1969, p. 98]. Constante sobrevivió, y de su amarga experiencia en este campo ha dejado testimonio por escrito.

«Cada ocho días, los SS hacían una selección de los más agotados y enfermos, para enviarlos a Gusen. [...] Gusen era un campo anexo a Mauthausen. Se encontraba a cuatro kilómetros al Oeste, junto al Danubio, por la carretera de Linz. En él había también una cantera explotada por la organización SS, pero nosotros ignorábamos lo que allí ocurría, ya que ningún prisionero de los destinados allí volvía al campo central. [...] Gusen era la última etapa de la exterminación, el “matadero”, como lo bautizaríamos más tarde los españoles, donde iban a parar todos los que no servían ya para nada en Mauthausen. [...] Todo el que en el campo central era considerado como “inepto para la producción” era enviado a Gusen donde, con un régimen de vida más draconiano aún que el nuestro, eran exterminados los deportados. [...] Fue en Gusen, durante los años 1941 y 1942, donde fueron “rematados” la mayoría de los españoles, muertos después de haber sido aplastados físicamente en los trabajos forzados de Mauthausen. Sólo un pequeño puñado de compatriotas nuestros pudo salir con vida de aquel campo». M. Constante: «Mauthausen. Españoles en los campos nazis», Triunfo, n.º 641-642, 18 de enero de 1975, p. 27.

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«Mariano Constante había dejado de existir. Allí, en Mauthausen, me llamarían: “Spanier 4584”».

ALIADOS CONTRA EL EJE

actividad XXXII

cámaras de gas, hornos crematorios). Afortunadamente la última orden transmitida por el alto mando de las SS —«que los Aliados no encuentren vivo un solo deportado»— no pudo cumplirse en su totalidad. Aun así, diez millones de personas habían sido aniquiladas en los “campos de la muerte”.

«Allá donde fueron los canarios llevaron la Lucha. Victorino Pérez de Los Llanos entre ellos. Campo de concentración en Alemania» [Francisco J. Antequera Amor: La Lucha Canaria en La Palma, Caja General de Ahorros de Canarias, Santa Cruz de La Palma, 1989, p. 45].

actividad XXXIII

actividad XXXI

Entre los supervivientes del Holocausto estuvo un tinerfeño de raíz campesina, natural de Santa Úrsula, Román García Martín, alcalde cuando el Frente Popular, cuya trayectoria vital resume la de tantos vencidos en nuestra Guerra Civil. Encarcelado en los salones de Fyffes por sus ideas socialistas, logra beneficiarse de un canje de prisioneros entre los dos bandos para llegar a la zona republicana. En 1939 pasa como refugiado a Francia, donde participa en la Resistencia antifascista; es capturado e internado en el campo de Mauthausen, del que consigue salir vivo gracias a su fortaleza física —sabemos sin embargo que otros canarios, alrededor de la treintena, fueron allí exterminados [!Doc. 42]—. Luego emigró diez años a Venezuela, hasta que regresó definitivamente a su tierra natal para dedicarse a tareas agrícolas; eso sí, siempre «controlado» por la dictadura franquista.

La bomba atómica Otro bárbaro método al que recurrieron los ejércitos de las naciones beligerantes, con el calculado propósito de desmoralizar al enemigo, fue el ataque aéreo sobre las ciudades y los centros industriales más habitados. 105

AÑOS DE GUERRA Y MISERIA (1936-1959)

Doc. 44 1944-1945: LA DERROTA NAZIFASCISTA ANIMA A LA OPOSICIÓN CONTRA FRANCO A medida que parece más evidente el triunfo de los ejércitos aliados en la Guerra europea, las fuerzas de oposición al régimen de Franco —tanto en el exilio, como en el interior— alientan la esperanza de una pronta vuelta de la democracia a España. Suponían de manera errónea que desde el exterior se produciría una intervención aliada dispuesta a acabar con los fascismos ibéricos, y a tal fin la resistencia antifranquista debía ir preparando los ánimos y las formas de cooperación con los Aliados para cuando llegase el momento. Marcos García Seijas relata en sus Memorias las acciones de agitación y propaganda que el PCE y sus juventudes realizaron en Tenerife durante 1944-1945:

«Nuestra organización se fortalecía con nuevos cuadros cada día; aunque disponíamos de algunas armas, no estaba planteada la lucha armada. Nuestro objetivo fundamental estaba centrado en tener una buena organización a nivel regional, para empezar dando golpes propagandísticos de mucho efecto, lanzando octavillas, el mismo día a la misma hora, en las siete islas, condenando al fascismo y pidiendo una amplia amnistía para todos los presos políticos, entre otras consignas. También nos trazamos la tarea de hacer paros escalonados, no por ramas de trabajo, sino por empresas, para ir fogueando a nuestra organización a través de la creación de sindicatos clandestinos que agruparan a los obreros sin filiación política, pero que estuvieran sintiendo el peso del régimen fascista con todas sus secuelas [...]. [El periódico clandestino Lucha, como] órgano de combate, tuvo mucha aceptación y usamos diferentes medios para hacerlo llegar a las manos de obreros, empleados y estudiantes con amplias conexiones con los campesinos a través de estafetas en los pueblos. Para la circulación de nuestro periódico usamos varios medios: unas veces lo pasábamos de mano en mano, otras veces colocándolo en lugares visibles de cada trabajo, como los baños, guardarropas, dentro de sus bolsos y carpetas de trabajo*, etc.». Cit. por M. A. Cabrera Acosta: «La oposición política al franquismo...», 1990, pp. 410-411. * En este caso, además, y en previsión de que el portador fuera sorprendido por la policía, se hacía figurar en la portada una nota que rezaba: «Este periódico que te encontraste en el suelo no lo botes sin haberte enterado de su contenido» [M. A. C. A.]. 106

Marcos Rodríguez Martín, preso gubernativo durante la Guerra Civil española por sus actividades sindicales, colaboró en la posguerra en la reorganización clandestina del PCE de Tazacorte, hasta que en 1947 el partido fue desbaratado por la policía.

Doc. 45 1946-1947: SE RECRUDECE LA REPRESIÓN EN ESPAÑA «En 1947 —precisa el historiador González Vázquez—, una redada, que detuvo a decenas de personas en La Palma, desarticuló [la] estructura organizativa que el Partido Comunista reconstruyó tras la Guerra Civil» [Historia de Tazacorte..., 2000, p. 362]. Para entonces, ya sus dirigentes y afiliados —aquí y en la Península— habían comprobado, con decepción, cómo el triunfo de los Aliados sobre el fascismo no había traído consigo el desalojo de Franco del poder. El cuadro inferior demuestra que lo sucedido en La Palma a la oposición clandestina debió ocurrirle igualmente en las demás Islas, como, por supuesto, en el resto de España.

Fuente: J. Alcaraz y M. A. Cabrera, «La resistencia al franquismo en Canarias…», 1992, p. 109.

ALIADOS CONTRA EL EJE

actividad XXXIV

Los Aliados, que tanto habían repudiado al principio del conflicto los indiscriminados bombardeos ordenados por Hitler, asumieron sin escrúpulos idéntica estrategia: casi todas la grandes urbes alemanas resultarían destruidas o muy dañadas por la aviación angloamericana. Tan sólo los ataques que, en febrero de 1945, calcinaron la ciudad de Dresde —llena de refugiados—, ocasionaron decenas de miles de muertos (de 25 000 a 40 000). Esta escalada de destrucción y terror culminó en la mañana del 6 de agosto de 1945, cuando cayó sobre los habitantes de Hiroshima la primera bomba atómica, causando más de cien mil víctimas; a los tres días, otro lanzamiento sobre Nagasaki produjo efectos similares. El presidente norteamericano Harry Truman —sucesor del recién fallecido Roosevelt— había tomado esa «decisión final» para obtener de los japoneses la firma de su capitulación. La Segunda Guerra Mundial terminaba, pues, con una muestra cruel e impactante del siniestro uso que se le podía dar a la energía nuclear.

LA SANGRÍA DE LA GUERRA*

Doc. 46

* Hay que añadir, al menos, los datos de China (de 6 a 8 millones) y Japón (2 400 000 militares y 600 000 civiles). ** Se incluye Austria.

Fuente: The European (El País, 7 de mayo de 1995).

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