Albacete Antiguo: Las Devociones Perdidas.

Mª Mercedes Meya Iñiguez

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ace varios años, inicié una andadura que me llevara a intentar encontrar los rastros que nos

conducían hacia las distintas maneras de creer y de sentir de las gentes de aquel Albacete de otros siglos. Encontré que dichas creencias se transformaron en costumbres que se repetían cíclicamente cada año, y que al transmitirse de padres a hijos por generaciones, se convirtieron con los siglos en tradiciones, y con ello en un elemento más constitutivo de la cultura de este lugar. En este sentido, no se puede negar el hecho de que la forma en la que el ser humano se acerca a la trascendencia, forma parte del ser cultural más profundo de una persona y de la civilización en la que se encuentra inmerso y en la que desarrolla su cotidianeidad. El ser humano desarrolla su existencia finita dentro de la presencia infinita del ser superior o trascendencia que da sentido a los interrogantes que se originan en lo más profundo de su alma. Sin embargo, ese ser superior o Absoluto, como lo denominó Hegel, no se pierde en una lejanía infinita, sino que se hace más cercano a ojos humanos a través su “presencia” inherente en aquellos lugares o recintos considerados como sagrados, en los ritos y en la fiesta. En estos sitios, tenidos como santos, el Misterio se hace vivencia y signo propio de personas y civilizaciones. Autores como Rudolf Otto y Mircea Eliade afirmaban que las fiestas religiosas tenían como objetivo la rememoración periódica de los actos realizados por los seres vivos y los dioses (o dios) desde los orígenes del mundo. Esas fiestas conformaban un calendario sagrado anual, a partir de los ciclos agrarios y costumbres familiares, y se convirtieron en el ritmo por el que se regía la vida misma.1 A partir de estos momentos surge la devoción, definida como una veneración o manifestación externa de una costumbre virtuosa hacia algo que nos traslada a la trascendencia, a aquello que es mayor que uno. Con el tiempo, cada colectividad acentuó la devoción a los santos, a Cristo o a la Virgen según su propia idiosincrasia; dicha devoción actuaba como elemento de unión o de cohesión de la comunidad. En nuestro mundo actual, agitado y conmovido por diversas vicisitudes derivadas de lo bueno y lo malo intrínsecos a la globalización, la falta de referentes a distintos niveles (económico, político, social…) ha afectado igualmente a lo cultural, un ámbito en el que se admite la vivencia de la espiritualidad. Los movimientos de increencia o de indiferencia religiosa vividos especialmente en la segunda mitad del siglo XX, tendieron a relegar lo religioso a un lugar muy secundario o casi inexistente de la vida y de la cultura en general. Hoy, sin embargo, y a pesar de que dicha tendencia permanece dentro de muchos aspectos y sectores sociales, la vigente etapa de crisis no sólo está instando a un cambio civilizatorio, sino que además ha fomentado una transformación general tanto en el replanteamiento y la valoración de la espiritualidad humana y el fenómeno religioso, como en su consideración, definiéndolo e integrándolo en el ámbito cultural de las civilizaciones. Y es en este ámbito donde decidí profundizar en las tradiciones devocionales que se transmitieron por generaciones en este lugar de la llanura; muchas de ellas se perdieron con los avatares de los siglos y de las personas que vivieron en ellos. Otras sin embargo permanecen, gracias en este caso a 1

-Eliade., M. : “Lo Sagrado y lo Profano”. Ed. Labor-Punto Omega. Barcelona, 1985. -Otto, R.: “Lo Santo”. Revista de Occidente. Madrid, 1965

otras gentes que se esforzaron en que su memoria perdurara. Sirva este estudio para intentar recoger y aunar las procedentes de ambas situaciones, con la esperanza de que mientras se recuerden, permanecerán vivas, y con ellas una parte del ser profundo y antiguo de nuestros ancestros albacetenses.

1. LOS CICLOS DEVOCIONALES. LA FIESTA Y LA CREENCIA. En Albacete se conocen pocos datos de las devociones de antaño, especialmente de las anteriores al siglo XVI. La mayoría seguirían el ciclo agrícola antes mencionado, y solicitarían de la divinidad la ayuda y protección ante los males, dando lugar con ello a lo que Alfonso Santamaría llamó el sentido práctico de las devociones. Podríamos distinguirlas así: A) FOLCKLORE: es la expresión fundamental de la cultura tradicional, no sólo en la música, sino también en la literatura, la religiosidad y hasta la organización social. Sin embargo, la más representativa es la manifestación musical, entre la que destacaremos la popular seguidilla, dedicada igualmente a los santos o a la Virgen, y que era acompañada de bandurria, laud, pandereta y triángulo. Durante el calendario agrario también sonaban las canciones de arada, siega o vendimia, además de los villancicos en Navidad, o los mayos a la Virgen, que podían tocarse en el interior de los templos, pero en el exterior el aire era más festivo. Resaltaban igualmente los compases musicales durante las procesiones, esencialmente la del Corpus o la del Domingo de Resurrección, que eran acompañadas de dulzainas, chirimías, y trompetas, junto a comparsas de moriscos, arcabuceros y escopeteros. Las fiestas eran amenizadas con tracas, luminarias y corridas de toros. Por cierto que en el siglo XVIII las tracas con cohetes y danzarines fueron suspendidas por el Obispo de Cartagena debido a su excesivo estruendo, por lo que el Domingo de Resurrección en la procesión terminó desfilando sólo la carroza del Corpus, acompañada por una banda de música. Ahora bien, la música hacía igualmente su presencia en situaciones tristes, como en los actos conmemorativos del fallecimiento de un monarca. El ayuntamiento sufragaba los gastos de las honras fúnebres y el catafalco que se levantaba en la Parroquial, a los que acudían el clero, las cofradías y las corporaciones. La gente acudía con trajes de luto oscuros con capirotes e caperuças para las autoridades, mientras que los vecinos debían vestirse y acudir con ropas negras e no traigan ropas de seda ni colores so pena de las aver perdydo. B) RITOS RELACIONADOS CON LA CLIMATOLOGÍA Y LA AGRICULTURA Muy relacionado con el folklore, las gentes mantenían un ciclo agrario anual, donde la climatología y lo religioso se entremezclaban marcando una sucesión de actividades y festividades previsibles:  Ciclo Invernal: El ciclo abarcaba el tiempo de Navidad, muy sentido y vivido con los aguinaldos, belenes vivientes, puestos de comestibles en la Plaza Mayor, o cabalgatas. Esta época se alarga en Albacete hasta San Antón, porque bien es sabido que “hasta San Antón, Pascuas son”. Coincide ya con el alargamiento de los días: “Por San Antón, una patita de ratón”. 2 Se trataba de una fiesta ganadera donde la gente llevaba ya en el siglo XVI sus animales a la ermita del santo para bendecirlos, y participaban en las luminarias, cohetes y tenderetes que acompañaban a lo festivo. En algunos lugares se bendecían unos panecillos benditos, si bien en Albacete no se recuerda porque tal vez el que los repartía era San Nicolás de Tolentino. Según Alfonso Santamaría, ya en 1587 el Provisor mandó hacer una procesión general a la ermita de San Antón y cantar un Te Deum; y en 2

VV.AA (1985): “Castilla La Mancha...”. Pág 207 y ss.

1791 se comentó hasta la saciedad el que la campanilla del santo sonara sola y hasta que la imagen sudara. Para febrero se recordaba a San Sebastián, patrón contra las pestilencias, y a San Ignacio, la Candelaria y San Blas: San Ignacio es el que guía, y detrás Santa María, y San Blas al tercer día. Además de las luminarias, durante la Candelaria, contaba Mateos Arcángel que tenía lugar la fiesta de las Joyas, que no eran otra cosa que cintas de seda enrolladas en carretes de donde prendían unas anillas, a través de las cuales un jinete debía introducir una vara para hacerse con la joya. Sin embargo, a veces se sustituían las cintas por pollos vivos colgados de las patas, a los que el jinete debía arrancar la cabeza. 3 Al día siguiente tenía lugar la comitiva de madres que llevaban a sus hijos al convento de San Agustín y luego al de Justinianas para que San Blas les protegiera contra los males de garganta. Ya para finales de marzo, nuevamente los desfiles con luminarias conmemoraban la Purificación de la Virgen, de la que ha quedado en la memoria una conocida oración: Por el valle de Jonás pasarás, y con el enemigo malo te encontrarás, y le dirás: “Apártate de mi Satanás, que no tienes parte en el alma mía, porque el día de la Encarnación Marìa, recé quince Padrenuestros y ciento cincuenta Avemarías.” Este ciclo concluía con el Carnaval, desenfadado y burlesco, al que durante mucho tiempo se le enfrentó una serie de conmemoraciones a las Ánimas del Purgatorio, quizá como llamando al decoro y al orden que no marchaba en la esencia carnavalesca. Ciclo Primaveral:



Se desarrollaba con las celebraciones de la Semana Santa y Pentecostés, que encerraban el tiempo del mes de mayo dedicado especialmente a la bendición de los campos y las cosechas. En esta ciudad todavía hay recuerdos de cuando se bendecían los hitos para el 3 de mayo en los bancales y se pintaba una cruz blanca en los mismos con el fin de proteger los frutos; y de aquellas romerías (hasta hace pocos años hasta La Pulgosa) dedicadas a San Isidro, hoy desaparecidas (recuperada ésta ultimamente); pero de los desfiles procesionales de Pascua casi no hay datos fidedignos hasta la segunda mitad del siglo XVIII, aunque los pudo haber con anterioridad. 

Ciclos Veraniego y Otoñal.

El verano se iniciaba con la noche más mágica del año, la de San Juan; en ella se han unido siempre el agua con el fuego, la vegetación y el amor. Festejada desde la Antigüedad por el solsticio de verano, sabemos que ya los árabes encendían hogueras en los campos de Al Ándalus en aquella noche y se saltaban. En Albacete tenía y tiene especial significación, tanto porque se trata del patrón de la Villa, como porque en esta fecha se terminaban muchos contratos establecidos entre las gentes: de compra o arriendo de casas, molinos o huertas; se estabulaba el ganado para el esquileo, o se 3

Mateos Arcángel, A. “Del Albacete Antiguo, Imágenes y Recuerdos”. IEA. 1995. Pág. 159.

reunía solemnemente el concejo. A esta fiesta precedía generalmente la del Corpus, actualmente muy colorista debido a las numerosas colgaduras dispuestas por los balcones, o a las alfombras de flores que se disponen y confeccionan por numerosos pueblos de la provincia con el fin de honrar al Santo. Recogidas ya las cosechas, y buscando de algún modo hacer una acción de gracias, la mayor parte de las fiestas a la Virgen tienen lugar en los meses de agosto y septiembre, al conmemorarse su Asunción y su Natividad. Para la conocida Virgen de Agosto también concluían multitud de contratos civiles, y los festejos marianos se multiplicaban por cientos hasta la Natividad y finales de septiembre. Era entonces el momento de intercambiar las ganancias obtenidas en los campos mediante las ferias, como la de Albacete; en ella se encontraban ganado y utensilios agropecuarios, cerámica, telas, objetos de plata, bronce… Al finalizar estas ferias comenzaba el otoño casi por sorpresa, siendo entonces el momento de invertir lo obtenido en la nueva cosecha y dedicar el mes de noviembre a honrar a los difuntos yendo a los camposantos y guardando recogimiento. Entre San Martín y la Inmaculada el ambiente se alegraba con las matanzas familiares, culminando esta alegría en Navidad. PROTECCIONES FRENTE A LA CLIMATOLOGÍA Ante la amenaza de aquellos conocidos como los “imponderables” (climatología adversa, hambrunas, epidemias o plagas), las gentes se refugiaban en los patronos más poderosos, como única solución a cosas entonces lejanas a cualquier explicación. Aunque no abundan, veamos algunos de los ejemplos más socorridos en Albacete:  Rogativas para la lluvia. Siguiendo una vez más a Alfonso Santamaría, la más poderosa intercesora para evitar las sequías era la Virgen de Los Llanos, a la que se le hacía una romería por lo menos desde 1581, y en 1591 “un dia por pasqua de rresureçion”. Normalmente se traía a Albacete desde su ermita en primavera, pero en 1624 se le trasladó por una sequía otoñal, encontrándose en la Parroquial hasta casi Navidad. Los actos eran costeados por el Ayuntamiento y la Parroquial, aunque a veces las limosnas sufragaban cosas como el toldillo que se confeccionó en 1622 para la procesión de la Virgen. Según Sánchez Torres, en 1634 volvió a traerse la Imagen y llovió mucho; en 1635 llovió el día elegido para la traslación, por lo que se le hizo función de gracias el 24 de abril; como en el mismo mes de 1644 hacía nueve meses que no llovía, se trajo a la Imagen y llovió copiosamente los quince días en que estuvo en Albacete. Por la misma época del año de 1868, como sucedió que tras varios días de rogativa tampoco llovía, el Consistorio acordó que se celebrase sin interrupción otro novenario con asistencia del Ayuntamiento a los actos religiosos de mañana y tarde. Como quiera que llovió mucho, se hizo una función de acción de gracias, a la que acudieron las Autoridades, Corporaciones y particulares; se dio pan a los pobres y se festejó el beneficio recibido con colgaduras, iluminación, música y tracas. 4  Contra los hielos primaverales: se le rezaba especialmente a San Juan de mayo, al que se le dedicaba una fiesta por lo menos en 1587 por abogado por causa de los yelos”.  Contra el llamado “yelo de los panes” resultaba muy efectiva efectuar una fiesta de guardar y una romería a San Jorge, patente desde 1561, cuando desde Albacete se le llevaba a la ermita (tal vez Ojos de San Jorge). El Ayuntamiento entregaba una limosna para dar de comer a los romeros.  Para evitar las plagas de langosta: en Alpera, Chinchilla y otros pueblos se rezaba a San Gregorio Nacianceno y a San Agustín. La langosta era muy temida, tanto por sus efectos 4

Villalba y Córcoles, José: “El Pensil del Ave María”. 1730. Recogido por Sánchez Torres, J.: “La Virgen de Los Llanos , Patrona de Albacete. Apuntes.” 1934. Imp. Sebastián Ruiz. Propiedad Particular. Pág. 61.

devastadores como el ruido ensordecedor que ya en la Biblia era comparado al de un ejército (Jl 2, 410; Ap 9, 3-9). Incluso en esta misma fuente era considerada como un castigo divino (Ex 10; Dt 28, 38). Cuenta Sánchez Torres que en 1671 hubo gran plaga de langosta en Murcia y La Mancha que parecia que el cielo la llovía. Se hicieron en Albacete rogativas y se conjuró el insecto con agua de San Gregorio y se sacó en procesión la Imagen de Nuestra Señora del Rosario, mas la plaga no cesó. Una vez más, al traer a la Virgen de Los Llanos cayó la lluvia y acabó la plaga, circunstancia que no ocurría en los términos vecinos al de la población. 5  Contra el pedrisco y las tormentas siempre se ha invocado a Santa Bárbara; una oración popular que hemos recogido para rezarla ante graves tempestades decía así: Santa Bárbara bendita, En el cielo estás escrita, Y en el ara de la Cruz, Tres veces Amén Jesús. (El último verso se repetía tres veces). De igual forma resultaban notables protectores el Dulce Nombre de Jesús, festejado en La Gineta el 8 de enero, y sobre el que existió una hermandad en el convento de San Agustín de Albacete por lo menos con anterioridad a 1755. También Santa Bárbara en Tobarra, y San Rafael en Hellín, sin olvidar al milagroso San Bartolomé, al que se le rezaba en muchos pueblos de la provincia casi para todo, incluido el pedrisco. En Albacete parece que la principal protectora contra todo tipo de males era la Virgen de Los Llanos. Refiere el mismo autor que cuando el 6 de mayo de 1659 estaban la Villa y el Clero en la ermita celebrando la fiesta votada en 1633, se levantó una nube tan fiera que derramaba mucha piedra. Aunque sacaron la Imagen a la puerta, continuaron cayendo piedras como huevos de gallina hasta llegar amontonadas a sobrepasar el palmo de altura. Pero aunque destrozó los árboles, nada hizo a las hortalizas plantadas debajo, por lo menos en el término de Albacete, porque en el de Chinchilla se destruyó todo el trigo. 6 Esta referencia nos hace inevitable rememorar la secular rivalidad entre ambas villas patente hasta en un milagro de la Virgen. Con todo, esto no quitaba que las gentes de las comarcas de la sierra todavía usaran ritos ancestrales seudoreligiosos, tales como quemar romero recogido la Noche de San Juan porque el humo ahuyentaba las tormentas; o rezar oraciones usando alábega, sabina u orégano porque estas plantas tenían el poder de proteger las cosechas. 7  Contra el gusano de la vid las gentes guardaban la fiesta a San Bernabé, con seguridad desde la segunda mitad del siglo XVI. En ella se soltaban toros, y los propietarios agrícolas contribuían con los gastos dando limosnas.  En caso de que los animales contrajesen la rabia, en zonas como Montealegre o Yeste las gentes se encomendaban a Santa Quiteria. No sabemos si en Albacete existió esta costumbre, pero sí que la santa tuvo una ermita allá por el barrio de la Cuesta, de la que queda el nombre de la calle. C) RITOS RELACIONADOS CON LAS EPIDEMIAS La epidemia más temida era generalmente la de la peste. Se pedía entonces ayuda a San Roque, cuya fiesta se decidió guardar como si fuera domingo en Albacete, durante un concejo abierto en 1601. Tras esta decisión tal vez se fundara en la Parroquial la Cofradía del santo, formada 5

Sánchez Torres, J. Op. Cit. Pág. 37. Sánchez Torres, J. Op. Cit. Pág. 31. 7 Alonso Verde, Diego Rivera y Concepción Obón: Plantas mágicas de la Provincia de Albacete: maléficas, protectoras y mágicocurativas.” Revista Al Basit, nº 40. 1997. 6

en su mayoría por pastores, ya que el Libro de Actas conservado en el Archivo Histórico Diocesano se inicia en 1603. También se le pedía contra este mal a San Sebastián, que tuvo una ermita dedicada en la capital. Aun así, volvemos encontrar a la Virgen de Los Llanos haciendo singulares prodigios contra todo tipo de males, por lo que no es de extrañar que se le nombrara Patrona de la Villa. Cuenta Sánchez Torres que cuando se desató en España el pestilente contagio de 1648, en Albacete comenzaba a morir la gente muy a prisa. Acudieron las gentes en su auxilio como en todas lo hace, y tras traerla en procesión fue la total medicina, pues desde que entró en Albacete, cesó por completo el contagio y no murió persona alguna. De igual forma actuó durante la hambruna de 1650, favoreciendo la bundancia de criadillas de tierra, mientras escaseaba el cereal. Digamos que también ejercía su poder protector y sanador el Santísimo Sacramento. El 6 de agosto de 1787 salió en procesión de rogativa en Albacete por la epidemia de tercianas que padecía este pueblo. D) RITOS DE PÉRDIDAS Cuando perdemos cosas lo normal es que nos sintamos muy nerviosos, especialmente si se trata de cosas muy necesarias o importantes. La sabiduría popular albacetense le ha rezado siempre a San Antonio de Padua, como poderoso intercesor para encontrar lo que se ha perdido. Un responso muy antiguo para este fin reza así: San Antonio bendito, que a Padua fuiste, tu santo rosario tres veces perdiste; vuélvete atrás, tres cosas oirás: niño llorar, gallo cantar, puerta sonar. E) RITOS RELACIONADOS CON ALGÚN OFICIO Es de suponer que cualquier trabajador se encomendara también a lo trascendente, con el fin de que su labor resultara impecable y gozara de la aceptación de los posibles consumidores de la época. A modo de ejemplo incluimos una oración que los cuchilleros albacetenses rezaban para determinar la duración del temple: Bendita sea la hora en que Dios nació, Santa María que lo parió, San Juan que lo bautizó. El hierro está caliente. El agua muele. Buen temple haremos, si Dios quiere.

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F) RITOS CURATIVOS ENTRE LA MAGIA Y LA SUPERSTICIÓN Aunque se pedía a la Virgen o a los santos ante algún problema, especialmente los relacionados con la salud o el sustento diario, no pocas veces se recurría a las plantas o a otras fórmulas ancestrales para el mismo fin, como un remedio que pudiera llamarse complementario nunca sustitutivo- a la devoción divina. Siguiendo a Alonso Verde, Diego Rivera y Concepción Obón, en los ritos que en las zonas de la provincia usaban las plantas para curar, lo normal era que dichas plantas se hirvieran y luego se echaran sobre un vaso invertido, rezando después determinadas oraciones; también se hacían cruces con la misma planta.

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Citada por Samuel de Los Santos Gallego en “Albacete 600 años. Exposición antológica de Historia de la ciudad de Albacete”. Museo de Albacete, 1982. Recogida en VV.AA (1985): “Castilla La Mancha...” Pág. 205

Podía haber plantas curativas como la zarza contra las hernias; la higuera contra el dolor de muelas; o los ajos y el olivo contra los problemas de piel. A veces se llevaban las plantas colgadas en un saquito del cuello (saúco contra las hemorroides); o bien metidas en el bolsillo (piña de ciprés contra la artritis, o cualquier piña cogida en viernes para la insolación) a modo de talismán mágico. Ya en la Antigüedad era común esta práctica, como el llevar un saquito de ortiga para que diera fuerzas, o de rosas rojas para favorecer la concepción. 9 Pero también se encontraban plantas en la provincia que eran consideradas como maléficas debido a su toxicidad, cuya explicación era remontarse a lo trascendente, y lo mejor era alejarse de ellas. Es curioso que se creyera que el hecho de comer frutos de saúco y roble, y el hacer leña de una higuera provocara locura; o que si una embarazada pasaba mucho tiempo debajo de una parra el niño le saldría borracho. El último grupo serían las plantas consideradas como protectoras, cuyo poder era especialmente fuerte contra los malos espíritus (olivo o palma bendecidos el Domingo de Ramos) o contra las brujas (ajos y romero recogido en la noche de San Juan). En zonas de la sierra como en Yeste, se hacía una cruz con mejorana, romero o hierba de Santa María para que no entrase el diablo dentro de las casas. A veces puede resultar un poco lejano o extraño todo esto, pero recordamos con ello el arraigado culto a las ánimas de los antepasados en la capital; sabiendo que tenían lugar las procesiones nocturnas, ¿servía la tradición de dejar las palmas o el olivo en las puertas o balcones de las casas –aún viva- para que esta “Santa Compaña” o espíritus en pena no se pararan en ellas y obligaran a alguien a llevar una vela delante de ellos? ¿Y qué decir de todas aquellas hierbas como el junco, la atocha y la mejorana con las que se adornaban las calles de Albacete durante la procesión del Corpus en el siglo XVIII ? ¿Era para, en el fondo de la mezcla cristiano-popular, arrojar al diablo del lugar en este día tan señalado bajo la apariencia de querer dignificar el ambiente con su perfume? ¿De qué se componía esa extraña agua de San Gregorio, y cuál era la fórmula con la que se conjuraba a la langosta siguiendo casi un ritual mágico? En fin, con todo lo visto hasta ahora casi podríamos concluir que en aquel Albacete de hace quinientos años hasta nuestros días se unían las creencias cristianas, centradas en el Santísimo Sacramento, la Virgen de Los Llanos y los Santos (San Roque, Santa Quiteria, San Jorge...) como intercesores ante Dios, con las prácticas que pervivían y perduran hasta hoy que atribuyen poderes trascendentes o mágicos a plantas u otros objetos utilizados mediante ritos y conjuros ancestrales. Esta seguridad que derivaba de la acción de dichos poderes conjuntos y que impregnaba todo lo cotidiano, haciendo que nuestros antepasados se explicaran de algún modo lo inexplicable e intangible, como el devenir inexorable de su propia existencia. Un proceso que nace del interior de los seres humanos desde el mismo momento en que tomaron conciencia de su propia humanidad tangible e inmanente, y por lo tanto incapaz aunque se intente, de conocer la esencia más profunda de las cosas que son lo que son, sin más.

LAS DEVOCIONES PERDIDAS Hemos intentado introducir anteriormente las devociones generales que se practicaban en Albacete, y en adelante nos adentraremos en aquellas referidas especialmente a los santos “intercesores”, a Cristo y a diferentes advocaciones de la Virgen. No pretendemos que lo siguiente se convierta en un catálogo de obras sin fin, sino que su presencia de paso a otras investigaciones, o nos remitan a un

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Riviére, J. : “Amuletos, Talismanes y Pantáculos.” Ed. Martínez Roca. Barcelona, 1974.

Albacete solemne y respetuoso hacia esta imágenes, que representaban para la mayoría de las gentes, “lo más sagrado”. Las iremos localizando siguiendo los templos y ermitas primitivas. 1. CONVENTO DE FRAILES OBSERVANTES DE SAN FRANCISCO Los frailes franciscanos se asentaron en Albacete en 1485, comenzando a erigirse la iglesia de su convento en 1519, fundándose en ella varios patronatos familiares como los Carrasco, Villanueva, Saavedra y Sánchez, dependientes de los señores de Pozo Rubio. Con la Desamortización de 1836 los frailes se marcharon, y el edificio se convirtió en dependencias militares y escuela normal. La iglesia y la mayoría de las dependencias conventuales se derribaron hacia 1879 para agrandar el edificio y destinarlo a cuartel e instituto, y la piedra del campanario se destinó a la pavimentación de la calle Nueva. Las IMÁGENES DE LAS QUE CONOCEMOS SU UBICACIÓN son las siguientes:  -En esa iglesia se encontraba la Inmaculada Concepción en una capilla debajo del coro (1691), que pasó al patronato de Miguel Carrión y María González en 1771.  -En el coro se encontraba la famosa imagen de San Francisco atribuída a Salzillo; la devoción a este santo era tan grande, que el Concejo aprobó en 1585 festejar su día como si fuera un domingo.  -La Capilla Mayor se encontraba dedicada a San Antonio de Padua y Santa Catalina Mártir, según los testamentos de Catalina Clemente (1772) y los hermanos Agustín y María de Grima (1774), o la pía memoria de María Collado (1671). Este santo tenía una Hermandad, cuyo libro quedó registrado en el inventario de la Desamortización (1837).  -La antigua capilla de San Bartolomé fue destruida hacia 1614 para abrir una puerta de entrada a la iglesia, y el Cristo que allí se veneraba -y suponemos el santo- pasó a la sacristía.  Nuestra Señora del Loreto, situada en el claustro del convento. Perteneció aDon Francisco Llorente y Catalina Cantos, que en 1780 la dieron al convento. En 1799 se hizo otra nueva en la antesacristía, y los cadáveres de la antigua se trasladaron allí.  La capilla abierta junto a la torre tenía reja y tres altares, dedicados a las imágenes de Jesús Nazareno, el Sepulcro, y la Soledad (ésta última junto a la pared de la torre). La capilla fue encargada por Don Pablo Carrasco de Oca, señor de Pozo Rubio, en su testamento de 1695. Pero profundicemos algo más en estas imágenes:  Del Sepulcro nada conocemos. Posiblemente fue el trasladado con la Desamortización a Franciscanas, y de aquí a la Parroquial junto al Nazareno, donde pudo colocarse bajo el arcosolio del Obispo Andújar en su capilla, donde lo encontró Elías Tormo en 1923.  Virgen de la Soledad. Ya se tiene noticias de la imagen a finales del siglo XVI (testamentos de 1592); además, la Virgen era uno de los tres altares privilegiados que en Albacete “sacaban ánima del Purgatorio” junto a la Virgen del Rosario en la Parroquial y San Nicolas de Tolentino en San Agustín. Muchos fieles también solicitaban que el cabildo y el paño de la imagen le acompañara en el entierro, dándole la limosna correspondiente o por decir misas en su altar. Según Carrión Iñiguez, el Cabildo de esta cofradía se fundó el 15 de junio de 1678. 10 Entre sus actos destacaban:  -Misa cantada con diáconos todos los segundos domingos de cada mes. Procesión claustral al final, y responso por las ánimas de los cofrades difuntos, con la Oración “Deus veiae lagitor”, y dando 4 reales de limosna por cada uno.

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Carrión Iñiguez, V. “Los conventos franciscanos en la provincia de Albacete. Siglos XV-XX. Historia y Arte.” Publicaciones del Instituto Teológico de Murcia. OFM. Murcia, 2006. Págs. 200-203.

-Los cinco primeros domingos de Cuaresma por la tarde se predicaba un sermón, y se hacía una procesión claustral con la Virgen, haciéndosele un responso al llegar a su Capilla con la oración “Ut supra”. -El Viernes Santo se hacía:  -Sermón del Descendimiento  -Salía la procesión desde el convento, con los frailes repartidos entre los pasos, por lo que deducimos que la Semana Santa salía de este convento.. -Como festividades tenían:  -Fiesta de la Piedad de la Madre de Dios, el tercer día de Pascua de Resurrección, con misa cantada con díaconos, procesión claustral y responso.  -Misa rezada los Lunes, Martes y Miércoles Santo por el alma de Juan García de Córdoba. -Obligaciones:  -Misa rezada en la capilla de la virgen el dia de la elección de los mayordomos  -Misa rezada en la capilla cuando moría algún cofrade. 

 Nazareno. Pudo ser una imagen del siglo XVII, sustituida en el siglo XVIII por una relacionada con el taller de Salcillo o de Roque López, cuya manera de trabajar se aprecia perfectamente en la fisonomía de la imagen. De hecho, guardaba semejanzas con el Nazareno de Lorquí, de SalZillo, y con el de Lorca, de Roque López. La Cofradía de los Nazarenos se fundó el 10 de marzo de 1607, y su patrona era Santa María Magdalena, cuya fiesta se hacía el 22 de julio con vísperas, misa solemne, sermón, procesión claustral con la imagen y responso con la oración “Deus veniae lagitor.” Otras celebraciones:  -Domingo después de todos los Santos  -Cinco miércoles de Cuaresma: misa rezada, completas, miserere cantado y procesión claustral con la Santa.  -Jueves y Viernes Santo: -Los cofrades debían permanecer con las velas encendidas al encerrar y al Descubrir el Santísimo -Acompañar a los religiosos en las procesiones  -Decir una misa cantada y otra rezada por los cofrades que se enterraran en la iglesia. Lo mismo hacían los cabildos fundados en otras iglesias, con los cofrades que se enterraran en ésta. Sin embargo, SE HAN PERDIDO otras devociones que se guardaban en estos muros. De entre ellas, las más olvidadas serían las siguientes:        

Santa Bárbara, que disponía de Hermandad. San Diego de Alcalá, cuya capilla pertenecía en 1589 a Lucas Martínez y Bárbara de Nudo, pero luego pasó a ser propiedad del convento en 1634. Capilla de los Reyes (1533) Nuestra Señora de la Piña (1732) San Laurencio o Lorenzo (1604). El santo se situaba en un altar junto a la reja de San Juan, y se le hacían procesiones claustrales dentro de sus cultos. Nuestra Señora del Buen Suceso (1660) San Antonio Abad (1709). Su altar se encontraba fuera de la reja, suponemos la Mayor, de donde fue trasladado a finales del siglo XVIII para ser sustituido por la Dolorosa. Hermandades: San Antonio de Padua, Santa Bárbara, Nazarenos-Magdalena, Dolorosa, Soledad.

Resumiendo, las QUE SE HAN CONSERVADO Y LLEGADO A NOSOTROS, de forma directa o indirecta, serían:

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San Juan (1616). En esta fecha María Alvarez entregó cien mil maravedíes para hacer un retablo para esta capilla. Nuestra Señora de los Dolores (hacia 1768-1777) . Fue situada en la capilla de San Antón, posiblemente con anterioridad al testamento de Ignacio Suárez (1779), puesto que el 28 de junio de 1761 se fundó junto a esta imagen la Congregación de Siervos de María (Servitas), aprobada en esta fecha por el Prior General de los Padres Servitas de Roma (Venerable Orden Tercera de Penitencia de los Siete Dolores de María Santísima). Nazareno (1607) Sepulcro (s. XVII ?) Soledad (Cofradía antigua hacia 1592. Posible refundación en 1678) Magdalena (1607) Verónica (?). De igual forma que está la Magdalena, y puesto que la mayoría de los pasos de Semana Santa se encontraban en este convento, es muy posible que esta imagen también se encontrara aquí. De hecho, sí aparece junto a la Magdalena en los inventarios de la Desamortización en la iglesia de Franciscanas (1837 y 1843).

Deducimos con todo esto, la cantidad de devociones encerradas entre los muros de esta iglesia conventual, y con ello, lo mucho que se perdió a nivel cultural en su momento. 2. CONVENTO DE FRANCISCANAS DE LA ENCARNACIÓN El origen de este convento parate de unas personas piadosas en 1479, si bien no aparecerá el convento como tal hasta 1532, siendo bendecida su iglesia en 1557. Tras la Desamortización, se convirtió en 1844 en Casa de Maternidad y en Parroquia de la Asunción hasta 1972. Actualmente es sede del Conservatorio de Música y del Insitituto de Estudios Albacetenses. El patronato de la capilla mayor estaba en manos de los Señores de Pozo Rubio, pero la distribución de las devociones es muy compleja puesto que nadie se enterraba allí salvo las monjas, y porque se hicieron dos inventarios: 1837 y 1843, y en el segundo faltan muchas cosas que sí aparecen en el primero, sin que desde entonces se sepa su paradero. Aun así se destacan en la iglesia:     

Jesus Rescatado. Estaba en el lado derecho, y representa a Jesús del Rescate o Cristo de Medinaceli, una devoción extendida desde finales del XVII por su gran fama de milagros, recogida con posterioridad en la ciudad, a partir de 1950. San Juan evangelista, Santo Domingo, Jesús Nazareno, la Soledad, San Antonio de Padua, San Diego, la Purísima y San Francisco. Se encontraban dispersos por la iglesia y el coro, y posiblemente fueran las provenientes del convento de San Francisco tras cerrarse. La Verónica y la Magdalena, provenientes quizá también del convento franciscano En el retablo mayor se encontraban un relieve de la Encarnación, y las imágenes de San Antonio de Padua, San Buenaventura; en 1843 se le añadirán las de Santa Isabel y San Francisco. Numerosos cuadros.

Este convento se convirtió en el “trastero” de objetos desamortizados, una vez que también se marcharan las monjas. Con el tiempo se perdieron muchas de estas devociones, unas por olvido, y otras de manera traumática. 3. CONVENTO DE SAN LORENZO JUSTINIANO Se fundó entre 1583 y 1604 en las casas donadas por doña Catalina Carrasco, Gil Ximénez Rubio y Francisco Tello Denia. La patrona del altar mayor en 1721 era Doña Antonia Royo y Escobar, debido a un pleito con las monjas sobre un horno de su propiedad en el Altozano junto a la fábrica de la iglesia. Se conoce poco sobre la marcha de este cenobio hasta su cierre con la Desamortización en

1836 y 1843; con el tiempo el edificio conventual se convirtió en la Delegación de Hacienda, mientras que la iglesia se mantuvo abierta al culto hasta 1935 (muy concurrida por las mañanas en la misa de 10), año en el que se hundió para ensanchar la plaza del Altozano. Durate estos decenios acogió en su interior gran parte de las imágenes procedentes de otros templos, especialmente del de San Agustín, y en menor medida del de Franciscanas (que a su vez, ya hemos visto cómo recogía las procedentes del convento de San Francisco). Algunas veces el templo también funcionó como mesa electoral, como en 1832 y en 1871, pues era la sede del distrito electoral de San Agustín. Entre las devociones recogidas en su interior y que HAN LLEGADO A NOSOTROS destacamos: 

Purísima Concepción. Obra del siglo XVI inscrita en la escuela de Jerónimo Quijano, sería la imagen fundacional del convento, y la titular del primitivo retablo del Altar Mayor que fue sustituido por el de estilo barroco realizado en 1702 por Francisco Montllor (hoy en la Purísima). La imagen, que al menos a comienzos del siglo XVIII se vestía, fue sustituida en 1742 por una Inmaculada de Salzillo, actualmente en el convento de Justinianas de Murcia. En 1935 la primitiva imagen pasó a propiedad particular.

DEVOCIONES PERDIDAS:  







San Cosme y San Damián. Es el único altar del templo que hemos encontrado referencia. Al ser los patronos de los médicos, posiblemente su presencia se deba a la cercanía del Hospital de San Julián a este convento. San Lorenzo Justiniano y un cuadro de Santa Gertrudis. Ambos existían ya a comienzos del siglo XVIII. El santo patrón de las Justinianas sería la imagen primitiva, que fue sustituida en 1802 por una de Roque López, y que las monjas también trasladaron a Murcia junto a la Purísima. Jesús en su Coronación. Posiblemente fuera una imagen del Ecce-Homo anterior a la enviada por Roque López en 1807 al convento vecino de San Agustín. Era de vestir, a partir de una donación de una túnica de terciopelo carmesí con galón de plata, hecha por Doña Ana Navarro de Cantos en 1780. San José. Posiblemente se encontraba en uno de los pequeños altares laterales junto al presiterio de la iglesia. Protagonizó un enfrentamiento entre la Hermandad del santo de la Rectoría, y los representantes de los gremios de carpinteros, aperadores y albañiles en 1739, puesto que éstos últimos querían desfilar como gremios con esta imagen y no como cofrades. La Hermandad puso un pleito, que ganó en 1769. San Jorge. Fue una devoción acogida temporalmente por casualidad, cuando en 1779 se procedió a restaurar la techumbre hundida de la ermita del santo de Chinchilla.

4. CONVENTO DE SAN AGUSTÍN Los frailes se establecieron en 1476, previo pleito con los franciscanos observantes que alegaban que ya había muchos frailes en Albacete viviendo de limosna. La iglesia se bendijo en 1579, siendo patronos entonces Don Andrés de Cantos y Doña Ana Villanueva, y a partir de 1610, Don Juan Carrasco (señor de Pozo Rubio) y su hermana Doña Magdalena. El convento se cerraría con la Desamortización en 1834; la iglesia estuvo un tiempo dedicada a teatro, hasta que se de demolió en 1853 debido a su ruina. Previamente, en 1845, los miembros de la Cofradía de la Sacramental organizaron el traslado del antiguo órgano del convento, que había sido costeado por los vecinos, a la Iglesia de la Purísima. Para ello pidieron madera a la Condesa de Villaleal, con la que terminaron mal debido a que además del traslado, hicieron el coro de esta última iglesia. Mientras tanto, entre 1834 y 1860 el edificio del convento fue destinado a la sede de la Audiencia Territorial, hasta que fue sustituido por el elegante inmueble construido entre 1857 y 1860 por el arquitecto albacetense Francisco Jareño, en uso hasta que en 1980 fue penosamente demolido y sustituido por el actual.

Podríamos decir que las devociones de este convento son las más perdidas de todas las de la capital, pues el rastro que ha quedado de este cenobio resulta prácticamente insignificante, comparado con el recuerdo de las justinianas o de los franciscanos. De él solamente nos lo recuerda la aún vigente devoción a Santa Rita, actualmente en la Catedral. De la iglesia conocemos que en Altar Mayor se encontraba el escudo de los Carrasco en el lado del evangelio, y el de los Clemente en el de la epístola, y que la capilla colateral del lado del evangelio era la de San Nicolás de Tolentino. Este santo agustino fue el patrón de las cofradías de Jesús confederadas en Italia bajo el gobierno de los agustinos, y que llegó a presidir las procesiones de la Cofradía de Jesús de Murcia. Su altar albacetense era uno de los tres de los que se sacaba alma del purgatorio junto a la Soledad y la Virgen del Rosario, y poseía una Hermandad que organizaba una fiesta incluyendo el reparto de panes benditos. La capilla era del siglo XVI (1594), haciéndosele un nuevo retablo en 1630, mas el aderezo de una ventana, unos frontales y un atril en 1647. De las DEVOCIONES PERDIDAS hemos encontrado las siguientes: 

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Purificación de Nuestra Señora. El dos de febrero se celebraba la Candelaria haciendo una procesión de las Candelas, a la que asistía la Corporación y los patronos, que debían donar al convento una tórtola y un par de pichones, y una vela de cera blanca para que la llevase la imagen en la procesión. Capilla de la Trinidad. Posiblemente del siglo XVI o al menos una de las más antiguas del templo, puesto que ya existían censos sobre ella en 1617. Santo Tomás de Villanueva. Este santo fue beatificado precisamente en este convento albacetense en 1620, en una ceremonia a la que asistió el Ayuntamiento y los gremios, clebrándose luminarias, ejercicio de vísperas y procesión. San Blas. Disponía de capilla propia y Hermandad. Los hermanos podían enterrarse en ella, al menos en el siglo XVIII. Tras el hundimiento, la imagen y la devoción pasaron al templo de Justinianas, donde al parecer había una reliquia del santo, y a donde llevaban las madres al los hijos para que el santo los protegiera de los males de garganta. Sagrada Familia. Encargó su fabricación en 1775 el sacerdote Don Juan Martínez, pero no sabemos si efectivamente se levantó la capilla. Dulce Nombre de Jesús. Disponía de Hermandad (1755) Capilla del Niño. Existió antes de 1772, y su culto se relacionaba con el misterio evangélico del Niño Perdido. Posteriormente enlazaría con la devoción al Niño Jesús posiblemente. Nuestra Señora de Gracia. Existente en el siglo XVIII, su existencia pudo estar relacionada con la presencia durante un tiempo de los hermanos de San Juan de Dios en el vecino Hospital de San Julián. Santisimo Cristo de la Misericordia. Disponía de capilla propia (1771), y tras la Desamortización se le pierde la pista. Con posterioridad aparecerá el Cristo del mismo nombre en la iglesia de la Casa de Misericordia, y el Cristo de las Misericordias hacia 1880 en la ermita del nuevo cementerio. Virgen de los Dolores y Cristo de las Penas. Ambos enviados por Roque López en 1807, guardando el último mucho parecido con el Cristo de la Paciencia que el mismo autor elaboró para la iglesia de Santa Catalina de Murcia. En 1836 la Dolorosa fue enviada con su urna de cristal a la iglesia de la Purísima, y el Cristo a la de Justinianas y luego en 1935 a la Parroquial. Virgen de la Correa. La imagen fue elaborada por Roque López en 1802 para el lector Siles, y era la titular de su Cofradía.

DEVOCIONES CONSERVADAS y que han llegado hasta hoy: 

Santa Rita de Casia. La Cofradía se fundó en 1753, y la presencia de la imagen ya es constatable en 1775. Los hermanos podían enterrarse en la capilla, y su popularidad fue

enorme, al tratarse de una cofradía compuesta sólo por mujeres. Tras la Desamortización, se pierde el rastro de la imagen, si bien consta que en 1850 ya se encontraba bajo el cuidado particular de la familia de Francisco Jareño; esta familia emparentaría con la familia Puerto en el último tercio del siglo XIX, y desde entonces hasta hoy sus descendientes se han ocupado del culto a la Santa, vigente al menos en las dos últimas décadas de este siglo en la Parroquial. La imagen se asentó en la antigua capilla de San Pascual Bailón, que en el siglo XVIII perteneció a Doña Ana Navarro de Cantos, y la primitiva hermandad se transformó en Asociación, cuyos primeros libros de actas datan de 1906. Recuperada la talla muy deteriorada de los sucesos acaecidos en marzo de 1936, fue restaurada por los albacetenses Benito Soriano y Manuel Tébar, de la empresa Sucesores de Undaveytia en la década de 1940. 5. RECTORÍA DE SAN JOSÉ Se conoce así a la primitiva ermita dedicada al santo, que según Sánchez Torres la levantó en 1608 el gremio de carpinteros sobre un solar donado por Don Francisco Jiménez Villanueva. Debido a su ruina, fue derribada en 1890 para construir el nuevo templo -estrecho y oscuro para algunos de nuestros antiguos-, el cual fue conocido siempre como Rectoria de San José: se trata de un templo con un cura rector al frente, pero sin autonomía propia, pues dependía de la iglesia de la Purísima. Mientras existió la ermita, debido a su probreza las gentes donaban ropas de culto, cuadros o imágenes, como la de la Virgen de Gracia, donada por Doña Ana Martínez en 1733; o el cuadro de San Miguel entregado por el sacerdote Francisco Pacheco en 1712; o las ropas de culto donadas por el sacerdote Antonio Zorrilla Munera en 1718. NO HAN LLEGADO HASTA NOSOTROS las devociones que guardaba este sencillo lugar; hemos encontrado las siguientes: 

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San José. Posiblemente la imagen datara de comienzos del siglo XVII, y que con ella los gremios de carpinteros, aperadores y albañiles hacían procesión. La Cofradía surgió en 1735, convertida en Asociación a finales del siglo XIX. Para entonces cuenta Sánchez Torres que había un retablo en el suelo, que posiblemente fuera el del titular. San Antonio de Padua. Muy querido este santo en la capital, su altar fue inaugurado en 1922. San Ramón Nonato. Este patrón de las parturientas tenía su altar con anterioridad a 1922, en el que se dedicaba una novena a principios de octubre. Santa Lucía. Posiblemente proveniente de una antiquísima ermita dedicada a esta santa, mencionada en el testamento de Don Francisco de Santa Cruz y Cantos, fechado en 1603. Virgen de las Tres Avemarías. Se conoce su existencia a través de testimonios orales; la devoción se centraba en el rezo diario de tres avemarías para tener algún dia una buena muerte, y se originó hacia 1910 gracias a las predicaciones del capuchino Juan Bautista de Chemeny. En España se difundió gracias al capuchino Fidel de Benissa en la región de Orihuela y Totana.

6. IGLESIA DE LA PURÍSIMA CONCEPCIÓN Gracias a los estudios Alfonso Santamaría y García Saúco, conocemos que con posterioridad a 1523 se erigió una ermita dedicada a la Inmaculada en el barrio de la Cuesta, convirtiéndose en iglesia en 1560. Se encontraba muy cercana a la antigua ermita de San Ildefonso, cuya devoción terminó recogiendo con el tiempo. Hacia 1709 fue el templo del convento que los padres Jesuitas fundaron a su alrededor, y que estuvo funcionando hasta su partida en 1767. Aunque en los años siguientes la iglesia tuvo varios destinos, al final en 1876 se convirtió en Adjutriz de la Parroquial. En los años posteriores a 1846 el primitivo retablo del altar mayor fue sustituido por el proveniente del desamortizado cnvento de Los Llanos, una vez que el vicario del templo Don Jorge Giménez lo

solicitara dicho año al ayuntamiento, y dicha institución acordara su entrega. Dicho retablo fue el existente hasta 1936, siendo sustituido con posterioridad por el procedente de la iglesis del convento de Justinianas. Aunque la iglesia fue reformada para su pleno funcionamiento en 1876, en 1882 hubo que retocar el templo con urgencia, puesto que una chispa eléctrica procedente de una tormenta destrozó la torreta del campanario, afectando al coro. Para sufragar las obras, el sacerdote Don Juan Cerezo ideó hacer una rifa de una imagen de la Virgen del Carmen con su urna de cristal. Las papeletas de cinco números, conservadas en el Archivo Histórico Provincial, tenían el exorbitante precio de un real cada una. Finalmente, el templo se inaguró en 1901; desde aquí partían varias procesiones que llevaban el viático a los impedidos del barrio, a los enfermos del Hospital, o a la cárcel, saliendo entre las 6,30 o las 7 de la mañana, como ocurría en las que salían de la Parroquial o San José, y eran acompañadas por un piquete de infantería, una representación del ayuntamiento, y la banda municipal de música. Otros actos eran los destinados a conmemorar la infraoctava del Corpus, la Purísima, la novena por las Ánimas, las de Semana Santa, y la muy importante de la Candelaria. Entre los cultos que albergaba el templo, los que HAN LLEGADO HASTA NOSOTROS son:   

La Purísima. La imagen ya existía en 1876, quizá ya entonces en el nuevo retablo procedente del convento de Los Llanos. San Ildefonso. Conocido por las gentes como “San Alifonso”, su imagen debería estar al culto en algún altar del templo, y protagonizaba una concurrida y antigua romería todos los 23 de enero. Niño Jesús de Praga. Conocido como “El Niño de la Bola”, gozaba de gran devoción entre los fieles. Actualmente la imagen se encuentra en el Oratorio de Ntra. Sra. Del Carmen.

NO SE HAN CONSERVADO:    

San Ignacio de Loyola. No sabemos si tenía altar, aunque posiblemente sí pues era el santo fundador de los jesuitas. A él se le dedicaban en el siglo XVIII varias misas. María Santísima de la Esperanza. Su presencia está atestiguada hacia 1775, en el testamento del sacerdote Miguel Soriano Clemente. Su fiesta se celebraría el 18 de diciembre, puesto que es la Virgen que espera el parto, y que se conoce también como Nuestra Señora de la O. Nuestra Señora de los Dolores. Se trata de la imagen proveniente del convento de San Agustín, realizada por Roque López en 1807. Con ella ya se hizo una procesión en 1878, por las calles de Concepción, Gaona, Mayor, Plaza de Carretas y San Agustín. Virgen del Rosario. Su presencia se atestigua en 1890, aunque posiblemente pudiera ser anterior.

7. PARROQUIA DE SAN JUAN BAUTISTA Esta parroquia levantada a comienzos del siglo XVI sobre el antiguo templo mudéjar, abarcó su construcción varios siglos, y con ello varios estilos artísticos, concluyéndose hacia la década de los años 20 del siglo XX. Trasformada en Catedral a partir de 1950, ha sido testigo de los actos más solemnes de la tradición devocional albacetense. Estudiada en profundidad por el profesor García Saúco, albergaba numerosas devociones que evolucionaron con los tiempos y sus circunstancias. De las CAPILLAS QUE PODRÍAN SER LOCALIZADAS destacamos las siguientes: LADO DE LA EPÍSTOLA (nave derecha):



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Capilla del Licenciado Pérez. (s.XVI). Esta capilla perteneció a este beneficiado de la catedral, que había muerto ya en 1578. No se conocen las devociones que albergaba. En el siglo XIX, la Sacramental encargó una imagen nueva en 1861 para las procesiones, y la situó en la capilla de la Comunión sobre un tabernáculo, teniendo detrás la ventana. Dicha imagen sustituiría a la primitiva, ya mencionada en el libro de fábrica de 1728. Posiblemente, tras las reformas hechas en la capilla por Doña Leocadia Peral en 1911, la imagen fue colocada en esta capilla en el actual retablo de la Virgen de los Llanos, donde la vio Elias Tormo en 1923 Capilla de Fernández de Ves (s.XVI). Era la portada de acceso al templo, tanto en el siglo XVI como en la reforma del siglo XX, sin que conozcamos su estructura. Capilla de la Purísima Concepción y Santa Ana. (s.XVI). Según Alfonso Santamaría, esta capilla era la actual dedicada a San Antonio, es decir, la tercera en el lado de la epístola. Esta capilla, en la que en su origen estaba situada la pila del bautismo, se terminaría entre 1563 y 1570, siendo ocupada por los miembros de la Cofradía de la Purísima Concepción y Santa Ana a partir de 1563. En esta capilla tenía enterramiento propio en el siglo XVIII la familia de los Cantos, como Doña Ángela Galiano de Cantos, según su testamento de 1718. Capilla de Santiago (s. XVI). Se hizo en 1538 y pertenecía a la familia de los Cañavates. Nada sabemos de las devociones de su interior, salvo que en 1923, Elías Tormo refiere la existencia de una imagen del beato Andrés Hibernón, de Roque López. Posiblemente procediera del convento franciscano, puesto que en él tomó los hábitos este santo. Quizá aquí se encontrara también la imagen de San Juan Evangelista, pues en 1730 se enterró en ella Doña Francisca de Alcañavate y Guerrero, esposa del regidor Don Gabriel de Cantos, pues era propia de su familia. Capilla de Santa Catalina (s. XVI). Fundada esta capilla por Don Bernardo de Andújar, Obispo de Tagaste, en 1532. Posiblemente su estatua se encontraría bajo el arcosolio carpanel de su elegante retablo, pero según Elías Tormo, en 1923 el hueco estaba ocupado por un Cristo Yacente. Probablemente fuera el del convento franciscano, llegado a la Parroquial junto al Nazareno. De la imagen de la santa nada se conoce, salvo que a finales del siglo XIX , la procesión del Viernes Santo por la tarde la organizaba el gremio de carreros, que tenían como patrona a esta santa. Altar de Ánimas. Tabla del juicio de almas (posiblemente el cuadro del siglo XV hoy en la capilla de la Virgen de los Llanos), que se abría entre los baquetones de separación entre estas capillas. Capilla del Cristo de la Sangre. (s. XVI). Su capilla era a colateral a la derecha del presbiterio, en el lado de la Epístola, aunque en 1614 ya se aludía a “la Capilla que decian de la Sangre de Christo que está en la plaça”, por lo que no sabemos si inicialmente pudo haber sido un templete hacia la actual placeta de la Virgen de Los Llanos. Además, ya citaba Doña María López la existencia de una cofradía en su testamento de 1592. Esta capilla, inventariada ya por la Parroquial en el siglo XVIII, pertenecía a la familia de los Santa Cruz, y en ella se situaba un retablo plateresco, y un Cristo al que en 1923 Elías Tormo clasificó del siglo XVII y que la gente lo atribuía a Martínez Montañés, si bien el propio autor lo hacía obra del madrileño Juan Muñoz. El Cristo llevaba un tonelete que cubría el paño de puerza, y recibía un culto especial durante la cuaresma. Ubicado en el Altar Mayor, se le dedicaban los sermones del miserere, y se le hacían procesiones los viernes y sábados de ese tiempo litúrgico.

PRESBITERIO Según el profesor García Saúco, en 1557 se trasladó el retablo de la primitiva iglesia medieval al altar mayor de la nueva Parroquial. En él existió una imagen de la Virgen de la Antigua, a deducir por la capellanía que fundó Don Gerónimo Villalta Peñasco en 1703, donde donaba varias propiedades para que le hiciesen funciones en su nicho al lado de la Epistola. 11 Esta imagen se 11

-AHP. Protocolos Notariales. Legajo 34, fols. 38-41. Esc. Pedro de Orea Hergueta. -García Saúco Beléndez, L.G. (1978): Dos retablos barrocos en Albacete. Revista Al-Basit, nº5. IEA.

encontraba, pues, en el lado derecho del altar mayor primitivo, y posiblemente no fuera una talla de bulto redondo sino una pintura o lienzo, siguiendo la iconografía original de esta devoción. De orígenes altomedievales (s. XI) en el pueblo leonés de La Antigua, fue extendida por un episodio milagroso cuando conquistó Sevilla Fernando III el Santo en 1248, al encontrarla en una de las paredes de la mezquita. Su iconografía es de influencia bizantina sobre un fondo dorado con motivos geométricos y estrellas. Se encuentra de pie sosteniendo al niño, al que inclina levemente la cabeza sin dejar de mirar al frente. Mantiene una rosa en su mano, y el niño un jilguero. La composición se cierra con unos ángeles que coronan a la Virgen y otro que muestra una cartela con una leyenda alusiva a la Purificación; mientras, a los pies aparece una mujer arrodillada (posiblemente una donante). Entre este 1703 y 1709 se hizo el retablo nuevo, que fue dorado en 1724 por el maestro dorador Tomás Velando, vecino de Alicante. Después de la construcción de este retablo, se pierden las noticias acerca de esta imagen, a la que sí se le continuó dedicando funciones. Sí se mencionan las imágenes de la Virgen del Rosario y la de San Juan Bautista, que estaban aún en la sacristía mientras se doraba el retablo, pues la de San Pedro ya se había colocado en su lugar en el mismo.  

San Juan Bautista. Por las fotografías que nos han llegado, esta imagen estaba situada en el centro del retablo nuevo. Pudo ser antigua, si bien cabe que fuera sustituida por una de Salzillo, a tenor de las referencias orales que nos han llegado sobre su fisonomía y calidad. Virgen de los Llanos. Llegó a este lugar procedente del convento franciscano de Los Llanos, tras la desamortización de 1835, y el traslado de su retablo a la iglesia de la Purísima con posterioridad. Se le habilitó un nicho en el retablo barroco, bajo la imagen del Bautista.

LADO DEL EVANGELIO (izquierda) 





Capilla de la Asunción de Nuestra Señora (s.XVI). Su capilla era la colateral a la izquierda del presbiterio, en el lado del Evangelio, y que en 1532 pertenecía a la fábrica del templo. En ella decían misa “los cofrades que son del cabildo de la Asumpcion de Nuestra Señora”. Con el paso del tiempo, entre los siglos XVII y XVIII se convirtió en la Capilla del Bautismo o Baptisterio, y hacia 1849-1852, gracias a la labor de la Cofradía del Santísimo o Sacramental, se convirtió en la Capilla de la Comunión, en un proyecto que costó cerca de los 20.000 reales sufragados por la fábrica y la cofradía. Todo se completó con unos frontales, unas cortinas de damasco de lana para cubrir las puertas que daban al altar mayor, una alfombra, y unas lámparas de plata traídas de Murcia en 1851 por un valor de 810 reales. Sin embargo, hacia 1911 esta capilla pasó a ser patronato de Doña Leocadia Peral, según los documentos firmados por el entonces obispo de Cartagena, Don Vicente Alonso Salgado. Doña Leocadia restauró la capilla a sus expensas por unas 20.000 pesetas, haciendo una cripta para enterrar a su marido, Don Pedro Pablo Vichs, y luego ser enterrada ella igualmente, restos que en la Guerra Civil fueron profanados. A dicha capilla donó el grupo de La Piedad, como se puede observar en fotografías antiguas. Con posterioridad a la Guerra Civil, la capilla se ha dedicado al culto de la Virgen de los Llanos. Capilla de la Concepción de Nuestra Señora. (s.XVI). Fue fundada por Francisco Ximénez y su mujer en 1532. En ella había un retablo churrigueresco, al que se le habían añadido unas tablas del primer tercio del siglo XVI, atribuidas por Elías Tormo a Yáñez y a un discípulo de Llanos. Capilla de San Gregorio Papa. (s.XVI). Nuestra Señora de la Cabeza. En el libro de fábrica de 1532 se le conoce como la capilla fundada por el Regidor Molina, y es la segunda del lado del evangelio. En ella se encontraba la imagen de San Gregorio, a quien era costrubre rezar un número de misas (unas cuarenta) para encomendar el alma de algún fallecido, por lo que se las conocían como “Misas Gregorianas”. En esta capilla se encontaba además la imagen de Nuestra Señora de la Cabeza, a la que en 1759 el regidor Diego Molina Montesinos fundó una pia memoria sobre unas propiedades que tenía en el Salobral y la heredad de Orán, para hacerle una fiesta a la Virgen el último domingo de abril, consistente



en el rezo de vísperas, volteo de campanas, uso de velas y cohetes, y misa solemne ese domingo. Por lo demás, muchos sacedotes se enterraban allí. San Andrés (s. XVI?). Esta capilla, posiblemente también de la fábrica antigua, se dedicó a este apóstol. En el último cuarto del siglo XVIII su patrona era Doña Ana Navarro de Cantos, que en 1780 solicitó en su testamento ser enterrada en ella, donde “se allan enterrados sus abuelos, padres y ermanos”. Para completar el adecentamiento de la capilla, donó un cuadro de un Santo Cristo, una alfombra, y una imagen de un San Pascual Bailón que tenía en su casa. Parece ser que el santo terminó situandose en el primitivo retablo del apóstol; dicho retablo, que ya vio Tormo en 1908, era del siglo XVI y de tipo plateresco, con tres cuerpos y un ático. Tormo explica que la hornacina era moderna -lo cual nos hace afirmar que quitaron a San Andrés-, y que las tablas del retablo (del XVI) no desdecían de la talla de San Pascual, por lo que deducimos que esta imagen de Doña Ana debía de ser antigua y no del siglo XVIII, que es cuando la donó. Las tablas se referían a San Plablo y el Santo Entierro en el cuerpo bajo; una santa mártir con su espada y Salomé con la cabeza del bautista; y en el cuerpo alto una santa mártir con un perro y el Bautismo de Cristo. En el ático había una talla de la Asunción. Así, con el tiempo, esta capilla se conoció como la de San Pascual Bailón, y hacia la segunda mitad del siglo XIX se habilitó para situar allí la imagen de Santa Rita, proveniente del Convento de San Agustín y mantenida su devoción por la familia Puerto-Jareño. El primitivo retablo de San Pascual antes citado, fue sustituido por otro neogótico en 1908, y tras la Guerra Civil, por el actual, realizado por Benito Soriano hacia 1950. Por los documentos pertenecientes a la Asociación de Santa Rita, conocemos que en esta capilla se encotraba además la imagen de San Joaquín. En 1927 se colocó también en esta capilla la imagen de Santa Zita, patrona de las sirvientas, que fundaron una Asociación con sede en la calle Carcelén, y que hacían una procesión con la imagen todos los 24 de abril.

CAPILLAS Y DEVOCIONES SIN SITUAR 

Virgen del Rosario. La imagen debería ser del siglo XVI, pues ya es mencionada por Doña Isabel de Palacios en su testamento de 1594, y fue dorada a principios del siglo XVIII, a la vez que se doraba el retablo nuevo. Desde antiugo su altar era privilegiado, desde donde “se saca anima del purgatorio” junto a los de la Soledad y San Nicolás de Tolentino. Este altar se encontraba en su capilla, de la que eran patrona la familia de los Alfaro. Desconocemos la ubicación de la misma, aunque posiblemente fuera la de Santiago (actual del Carmen), o la que se abriría a los pies de la iglesia, en el mismo tramo en la que se encontraba la del licenciado Pérez. Esta imagen tuvo una antigua cofradía, de la que era capellán en 1745 Don Antonio Zorrilla, nombrado desde el convento de Dominicos de Chichilla por el Prior. Dicha cofradía aún admitia cofrades en 1835, pero desapareció tras los decretos desamortizadores, y posiblemente la imagen pudo terminar en la iglesia de la Purísima, entonces adjutriz de la Parroquial, donde se encuentra un Virgen del Rosario hacia 1890. La devoción no se retomó hasta finales del siglo XIX, cuando Doña Micaela de La Bastida y Tergeiro fundó el convento de Monjas Terciarias (Dominicas) en la calle Salamanca. Desde allí ya en 1880 se hizo una procesión con una imagen de la Virgen, con la asistencia de una representación municipal y militar.

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San Roque (1603). Era un cuadro sobre un altar con colgaduras y velas Capilla de Nuestra Señora de la Paz (1617) Arcángel San Miguel (1775) Aparecen en el inventario de 1728 Nuestra Señora de los Dolores (1796) Patrocinio de San José (1758) San Francisco Javier (1712)

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San Sebastián (1768) Tenían cofradías Santa Lucía (arreglo de la capilla en 1890) Virgen de la Aurora (Siglo XVIII). Mencionada por Doña Ana Martínez en su testamento de 1733, tuvo cofradía con estatutos y sede en la Parroquial, y acompañaba a los fallecidos con su cruz. Hasta la Desamortización, existieron pías memorias a la Virgen los sábados. San Pedro Apóstol (1728). Su altar se encontraba junto al púlpito del lado de la Epístola, y a su alrededor se enterraban los sacerdotes de la Parroquial, que se hacían pertenecer a la Hermandad de San Pedro Apóstol. Virgen del Pilar (1714). Relacionada con la Hermandad de San Pedro Apóstol. Nuestra Señora de la Esperanza (1870). Fundó su Asociación en 1873. En su fiesta de diciembre de ese año, se entonó la “Misa de Rossi.” Cristo del Consuelo (1920), que se situaba en la Capilla de Jesús (Nazareno) Corazón de Jesús (1920) . Para esta fecha ya actuaba el Apostolado de la Oración.

8. IGLESIA DEL HOSPITAL DE SAN JULIÁN Ya en 1475 se tiene noticia del Cabildo de la cofadria de hermandad del Señor San Julian de esta villa de Albacete. Aquel 24 de agosto el cabildo general y los mayordomos Andrés de Alcañavate y Juan Garcia de Cantos se habían reunido en la plaça publica, con el fin de entregar a éste último a censo la morada de casa e hospital viejo questa / en el altoçano que son de la dicha cofadria e de / la casa e hospital junto della, por precio de cuatrocientos maravedíes de moneda pública. 12 Vemos con ello que muy cerca de donde recordamos la antigua Casa de Socorro se encontraba el antiquísimo Hospital albacetense, en cuyo interior se habilitaba un oratorio al que siempre se ha conocido como iglesia, pero que en muchas referencias se identificaba como ermita. Nos llama la atención que en la obra de Don Joaquín Roa y Erostarbe se mencione al Hospital de San Julián y Santa Basilisa, de que es Patrona esta villa, pues desde siempre hemos conocido a la Virgen de la Estrella y la de los Llanos como ostentadoras de dicho honor. En el siglo XVIII fue Hospital de Caridad municipal, siendo regentado por los Padres de San Juan de Dios y de Antón Martin (s. XVII), y por los del Divino Pastor 13 (17661837) En cuanto a la actividad religiosa de dicha ermita, desconocemos la labor de aquella cofradía entre bajomedieval y moderna, aunque no rechazamos la idea de que englobara en muchos casos el carácter de asociación que actuara como un establecimiento de beneficencia para los pobres. Así se entiende, por ejemplo, en el testamento de Don Julián Martínez Ibáñez, gran benefactor del centro, al cual donaba varias propiedades para que con sus rentas los pobres enfermos tuvieran alimentos, y dos efigies de Cristo Crucificado para los cuartos de pobres enfermos. 14 Otras personas donaban cuadros, como los de San Julián y San Lesmes enviados por el anterior, o aquel de Santiago que Doña Francisca Pradas entregó en 1773; 15 o bien enseres (sábanas y colchones) como la cama con la ropa que en ella se allare el dia que fa / lleciere para alivio y servicio de los pobres, por parte del sacerdote Don Antonio Zorrilla Munera en 1758. 16 Doña Ana Navarro de Cantos, en cambio, entregó en 1780 para aiuda de / los reparos de su Yglesia dos mil reales de vellon, con encargo / de no entregarlos hasta tanto que se verifiquen su con / versión en dicha Fabrica. 17

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AHP. Secc. Clero. Caja 2. Roa y Erostarbe, J. (1891): “Crónica de la Provincia de Albacete”. Pag.224. Imp. Collado. 14 AHP. Protocolos Notariales. Legajo 41. Libro 2, fol. 118 y ss. 15 AHP. Protocolos Notariales. Legajo 40. Libro 6, fol, 4. Esc. Martín del Peral y Oñate. 16 AHP. Protocolos Notariales. Caja 37. Esc. Martín del Peral y Oñate. 17 AHP. Protocolos Notariales. Legajo 41. Libro 7, fol 104. Esc. Martín del Peral y Oñate. 13

Nada sabemos de las devociones a las que se rezaba en aquel oratorio muy reducido y sin importancia según Sánchez Torres, aunque entendemos que tal vez habría un crucifijo (¿Cristo de la Salud?) y una imagen de la Virgen, la cual siguiendo al mismo autor era la de Nra Sra de la Esperanza. En cuanto a los santos patrones de los médicos ya hemos visto que tenían su altar en la vecina iglesia de Justinianas. 18 Según Roa y Erostarbe, a este pequeño oratorio vinieron a parar los sillares de la vieja Ermita de Santa Cruz en 1845, a tenor de unas obras que se estaban realizando. 19 A partir de 1922 se creó el nuevo Hospital de San Julián, y se erigió la nueva iglesia, que debió de ser ampliada en 1951 a costa de las cocinas, que se hicieron nuevas (Sánchez Ibáñez). Esta iglesia estaba presidida igualmente por la Virgen Milagrosa, San José y San Vicente. 9. IGLESIA DE LA CASA DE MISERICORDIA Se fundó como Casa de Pobres en 1852; como su nombre indica, era una institución que recogía a mendigos, y se mantenía mediante suscripciones y limosnas. Ya en 1862 amplió su radio de acción a un ámbito provincial, convirtiéndose en la conocida desde entonces Casa de Misericordia, que a partir de 1866 fue atendida por las Hijas de la Caridad. Por un lado, las hermanas cuidaban a los niños expósitos y huérfanos menores de 7 años (la mayoría procedentes de Maternidad) hasta que tuvieran 17 años, ofreciéndoles una escuela primaria y enseñándoles un oficio como imprenta, sastería o zapatería. Por otro lado, acogían a los pobres, mendigos y a todos aquellos mayores de 6 años que por infortunio se encontraran desamparados, dándoles albergue hasta que pudieran afrontar la situación. También recogían personas con enfermedades mentales. La iglesia era una capilla pequeña pero recogida, presidida por una imagen de la Milagrosa. Junto a ella, destacaba el impresionante Crucificado llamado de la Misericordia, atribuido al escultor Ignacio Pinazo. A partir de 1951, con la creación de la nueva diócesis, la capilla se convirtió en el germen de la actual parroquia del Buen Pastor, hasta su demolición a principios de los años 80 del siglo XX, mientras que la parroquia continuó su andadura en el nuevo polígono de San Antón. 10. ERMITAS Indicaba Espinalt en su “Atlante Español” (1778) que “adornan a este pueblo las hermitas de San Antonio Abad, Santa Cruz, San Sebastián, Nuestra Señora del Rosario, Santo Sepulcro, San Ginés de Arlés, Santa Bárbara, Santa Quiteria y San Ildefonso; y en el centro San Joseph y Nuestra Señora del Carmen...”. 20 Hemos conocido datos de otras como la de Santa Lucía, ya perdida en la noche de los tiempos, y según Roa y Erostarbe, tambían había una ermita dedicada a San Fabián, y la de las dos de la Santa Cruz estaban en Las Peñicas, y otra a la salida de Albacete en dirección a La Roda; cuando se derribaron, sus sillares sirvieron para las obras que se estaban haciendo en el Hospital de San Julián en 1845. 21 Además, tras los estudios de Alfonso Santamaría, 22 hemos de incluir otras nuevas como la de Santa Catalina, 18

Sánchez Torres, J. (1916): “Apuntes para la Historia de Albacete”. Imp. Eliseo Ruiz. Pág. 77. Roa y Erostarbe, J. “Crónica de la Provincia de Albacete”. 1891. Imp. Collado. 20 Espinalt y García, Bernardo. : “Atlante Español. Reino de Murica”. (Ed. Facsímil, 1778). Academia Alfonso X el Sabio. Murcia, 1981. Citado por García Saúco, L.G.: Op. Cit. (Catálogo). Pág. 401. 21 Roa y Erostarbe, J. “Crónica de la Provincia de Albacete”. 1891. Imp. Collado. 22 Santamaría Conde, A.: “Ermitas y religiosidad popular en Albacete”. Cultural Albacete, nº24. 1988. 19

San Jorge, la de Los Llanos o San Pedro de Matilla, y deducimos que en esta villa existía un culto singular a determinados santos o advocaciones cristológicas y marianas recluido en pequeños templetes diseminados por el centro del caserío y el término rural circundante, que entonces se repartía entre pastos, sembrados, dehesa de encinas y lagunas. Volviendo a lo que referíamos al comienzo del trabajo, Albacete debía de ser una villa altamente beneficiada por los cielos, o en todo caso muy protegida –o necesitada de protección más bien-, a juzgar por el elevado número de ermitas levantadas a santos protectores a la Virgen por todo el casco urbano y el término. Hacia algunas se encaminaron varias romerías, como la que iba hacia la ermita de San Jorge, la de San Antón, la de San Ildefonso, o la que seguía los pasos del Vía Crucis hacia la del Rosario o la del Sepulcro. Con el tiempo, estos pequeños templos cayeron el olvido, y sus imágenes fueron transportadas a otros templos mayores o se encuentran hoy perdidas. Así, encontramos a la Virgen del Carmen, a San Sebastián o a Santa Lucía en la Parroquial; a San Antonio Abad en el Asilo de su nombre; o a San José convertida hoy en día en Parroquia. Pero de Santa Quiteria, Santa Bárbara o de la Virgen del Rosario sólo ha quedado el nombre de la calle. Citaremos a continuación el nombre de varias ermitas, unas más conocidas y otras que se pueden añadir a la larga lista de las que ya han aparecido y han sido estudiadas con detalle.   

Virgen del Carmen. Situada en el cruce entre las calles Iris y del Carmen, funcionaba como capilla de la Parroquial. Con la desamortización, la ermita desapareció, y posiblemente la Virgen marchara a la iglesia de Justinianas. Cristo de la Salud. Nada conocemos de esta ermita, salvo que aparece reflejada en el Catastro del Marqués de la Ensenada en los papeles referentes a esta ciudad. 23 Tal vez el Cristo pudiera relacionarse con el existente en el Hospital de San Julián. San Antonio Abad. Estudiada por los profesores García Saúco y Alfonso Santamaría. Se trataba de una construcción de principios del siglo XVI, por lo tanto coetánea a las obras de la Parroquial, y a la que pudo prestar unas maderas para su capilla según Mateos y Sotos. 24 Al parecer, y siguiendo a Elías Tormo, se trataba de una iglesita cuyo interior era “de tipo basilical , tres naves separadas por columnas toscanas con cubiertas de armadura aparente, salvo el ábside, de nervadura gótica. El retablo mayor, por 1600, con muchas tablas de la época, interesante, de autor desconocido, en estilo arcaico para la fecha (del mismo pintor se acaba de perder otro retablo en la arciprestal); muy bella la imagen de San Antón, de fines del siglo XVIII.” 25 A propósito de la imagen del santo, fueron muy difundidos los milagros que entre los siglos XVI y XVIII realizó la misma, como el estudiado por Alfonso Santamaría acaecido en 1791, cuando la talla sudó y la campanilla sonó sola. 26 Según el inventario de la ermita efectuado en 1882, 27 la imagen había sido restaurada en 1881, se encontraba en el Altar Mayor y poseía una campanilla de plata sobredorada, al igual que la que se encontraba colgada al cuello del que gorrino que tiene a los pies el santo.” A este último animal aún se refieren los albacetenses con el mismo cariño con el que antiguamente hasta se hacían rifas para costearle un collar con su correspondiente campanilla. Sirvan de ejemplo los 16 reales obtenidos de la que tuvo lugar en 1881 por un collar que se hizo para la Gorrinica de San Antón, y entregados por la encargada del Santo, Doña Concepción Cortes, a 8 de enero de aquel año.

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AHP. Sección Catastro. Caja 2. Mateos y Sotos, R. :” El templo parroquial de San Juan Bautista de Albacete. Noticias relativas a su construcción.” Monografías de Historia de Albacete. Diputación Provincial. Pag. 199. 1974. 25 Tormo, Elías: “Levante”. Guías Espasa Calpe. 1923. Pág. 310. 26 Santamaría Conde, A.: “Ermitas y religiosidad popular en Albacete”. Cultural Albacete, nº 24. Junio de 1988. 27 AHP. Municipios. Caja 312. 24

De alguna forma la talla portaría una especie de capa, ya que se afirma que en la sacristía se encontraba la capa de San Antonio, y desfilaba procesionalmente sobre unas andas -también restauradas- con ocho bolillos y sus correspondientes almohadillas, junto a ocho ramos de flores y cuatro tulipanes con sus correspondientes adornos. En cuanto a los otros altares, digamos que habían sido recientemente rehabilitados a fecha de 1882; en la mayoría se disponían hules y paños de altar con puntillas, que se adornaban con sacras, candeleros y la imagen de un Santo Cristo de bronce. En la entrada de las capillas se extendían esteras por el suelo, que en verano eran sustituidas por otras de paja. Según el citado inventario se encontraban en el templo: El Cristo de las Aguas, “con enaguas de moaré, flecos y agremanes dorados”. Fechado por García Saúco en el siglo XVI, nada conocemos de su autoría ni de su procedencia. Tal vez proviniese de la ermita de Santa Cruz, o de alguna sacristía de cualquier convento de la ciudad, donde casi siempre se ha inventariado un Santo Cristo. Como ejemplo, recordamos el que pasó a la sacristía del convento de Franciscanos Observantes al abrirse una puerta en su capilla de San Bartolomé. ¿A dónde fue a parar luego con la Desamortización?  Santa Catalina. Junto a ella se encontraban San Antonio a la derecha y Santa Ana a la izquierda. Únicamente se apunta que la capilla había sido restaurada.  Virgen de la Estrella. Según Mateos y Sotos, ya en el siglo XVI se encontraba la imagen en las Casas Consistoriales del Concejo de la ciudad, más o menos donde se situaba el antiguo mercado de la Plaza Mayor. Así, en 1515 el municipio abonó al mayordomo 282 maravedís por una imagen de Nuestra Señora para poner en la Cámara del Concejo, 28 por lo que era y es en nuestros días propiedad municipal. Siguiendo a García-Saúco, en el siglo XVIII la imagen se sustituyó por otra de un gusto más barroco e italianizante, con un Niño de vestir. Fue trasladada a la ermita con el derribo de las Casas Consistoriales a finales del XIX. Se situaba en su capilla igualmente restaurada con su niño vestido de raso color rosa y puntillas doradas. Está claro que por lo menos el Niño ofrecía la posibilidad de poder vestirse, a deducir por lo anterior y por el vestido de seda azul del niño existente en la sacristía. Los candeleros y sacras del altar llevaban una marca compuesta por una letra M mayúscula y una raya horizontal sobre la misma.  San Ignacio. Dispuesto en otra capilla restaurada, la imagen tenía una corona de metal y piedras verdes. 

Al disolverse la orden religiosa en 1787, la ermita pasó al concejo, que era quien ejercía la propiedad y lo administraba. Ya en el siglo XIX se construyó a su alrededor el cementerio viejo, cuyo panteón de eclesiásticos ocupaba, según García Saúco, la mayor parte de la ermita del Loreto. 29 El culto pervivió con el establecimiento de las Hermanitas de los Ancianos Desamparados en 1899, hasta que en 1925 éstas se trasladaron al edificio nuevo, por lo que la antigua ermita fue derrumbada. Actualmente las pinturas del retablo y el Cristo se encuentran en el Museo de Albacete, y una imagen nueva sustituye a la barroca de San Antón. 

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Nuestra Señora del Loreto. Hubo también otro templo de reducidas dimensiones junto a la ermita de San Antón, atestiguado ya por Don Francisco de Santa Cruz y Cantos en su testamento del 3 de agosto de 1603. En él encargó que dijeran cien misas en la Hermita de Nuestra Señora del Loreto que esta junto a la Hermita del Señor San Antón. 30 Según el plano levantado por el escribano José Lucas Martínez el treinta de abril de 1771, se situaba muy cerca del ábside de la ermita de San Antón, con la puerta principal abierta al atrio y en el camino por

Mateos y Sotos, R. (1974): Paseos por Albacete en el siglo XVI en Monografías de Historia de Albacete. Diputación Provincial. Albacete. Pág. 127. 29 García Saúco, L.G.: “Ermitas”. En Albacete en su Historia. Catálogo. 1991. Págs. 402-403. 30 AHP. Protocolos Notariales. Legajo 1. Libro 7, fols. 4-5. Esc. Juan Pérez de Piqueras, recogido por Pedro Hurtado Armero en 1792.

donde circulaban las caballerías el día de la fiesta del santo. 31 En cuanto a ésta última ermita, Doña Magdalena Carrasco de Guzmán donó también en 1603 una lámpara de plata para su capilla mayor con la condición de que no se sacara bajo condición alguna. 32 

Ermita del Sepulcro. Cuenta Mateos Arcángel que se encontraba en una pequeña elevación del Mortero de Pertusa, junto al camino que iba hacia Peñas de San Pedro, y que en ella terminaban las hornacinas o Pasos que recordaban a los devotos la Pasión de Jesucristo a lo largo de la calle que la unía con la de la Caba algo más allá. Incluso dicho autor refiere un apunte de Sánchez Torres sobre el hecho de que algunas veces la familia del santero o mayordomo transformaba este recinto supuestamente sagrado en un taller de costura. 33 Un poco más allá se levantaba la Ermita del Rosario, tan antigua como su devoción, y que fue prácticamente desfigurada con los decretos desamortizadores. A partir de un inventario de bienes de la ermita del Sepulcro efectuado el 18 de septiembre de 1853, 34 hemos de reseñar la existencia de una cruz en el exterior del templo, a la que el texto se refiere como “una cruz grande en el Calvario”; tal vez se levantara dentro de un patio que acogiera al visitante. Junto a esto aparecen un sinfín de objetos destinados al culto como manteles, sacras, atriles, lámparas, candeleros, sábanas, camisas, cubiertas, mantos, tocas..., unos propiedad de la ermita y comprados mediante limosnas populares, y otros propiedad del mayordomo –Juan López y Antonio Collado en la segunda mitad del XIX-. Del Altar Mayor sólo hay referencias a un ara, un frontal de altar pintado en lienzo con marco de pino, y un crucifijo de bronce en madera. No hay más sencillez en la descripción de este altar, sobre el que se disponía un hule y sus manteles. Destaquemos la presencia de un Christo de cuerpo entero colocado en una urna de pino con talla dorada y cristales, de los que faltan cuatro en uno de los costados. Dos colchoncillos para dicha urna, uno de pelote y otro de lana. Se trataría entonces del titular de la ermita, que no tiene otra apariencia que la de ser un Cristo Yacente acostado sobre un colchón y dentro de una urna de cristal. A ese colchón irían destinados varias sábanas con puntillas; dos almohadas con dobles fundas, unas moradas y otras de color de rosa, todas de ruan con seis lazos de cinta morada; mas dos cubiertas de tafetán morado, una con una cenefa bordada de lentejuela y la otra bordada toda ella. Pero este Cristo iba acompañado de una Soledad de bulto, con enagua doble, manto, delantar, vuelos, toca, rosario, clavos y corona de oja de lata, con la que tal vez se organizara una pequeña procesión por la zona circundante. Se completaban los altares con una talla de San José y otra de Santa Elena, santa ésta última muy relacionada con los Santos Lugares y el hallazgo de la Santa Cruz. Cuando en la Semana Santa de 1893 Luciano Aniceto Ruiz del Castillo fue nombrado mayordomo por fallecimiento de Antonio Collado, apareció en un nuevo inventario del 12 de marzo de ese año otra imagen de María Magdalena, así como un plano para la construcción de un santuario, por lo que deducimos que tal vez se quiso en su día remodelar esta ermita al gusto de la época, pero por motivos desconocidos cayó en un penoso abandono. Con todo, sí hemos de apuntar la gran popularidad de que gozaron tanto los Pasos como la misma ermita. Prueba de ello son las numerosas estampas que se entregaban a los fieles al visitar el templo, elaboradas tal vez con la lámina para imprimir estampas del sepulcro que se cita en el referido inventario. Además, se conservan facturas de impresión de estampas por la

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AHP. Municipios. Caja 312. AHP. Protocolos Notariales. Caja 2. Legajo 4. Fol. 53. 33 Mateos Arcángel, A. “Del Albacete Antiguo...” Pág. 98. 34 AHP. Municipios. Caja 312. 32

Imprenta De La Unión, propiedad de Don Sebastián Ruiz y ubicada en la calle Mayor, número 47. 

Ermita del Cristo de las Misericordias (NUEVO CEMENTERIO).

Tras la clausura del cementerio viejo en 1879 (fue inaugurado en 1805), se procedió a inaugurar el nuevo, dedicado a la Virgen de Los Llanos, en 1880. La mayor parte del diseño corrió a cargo de los arquitectos Justo Millán y Tomás Rico Valarino, siendo desarrolladas la mayor parte de las obras por el aparejador Francisco Zafrilla Cepeda. El Cristo fue encargado por el Ayuntamiento, presidido por Buenaventura Conangla, el 22 de junio de 1880, estando ya en la capilla para su inauguración, el 1 de noviembre de ese año. Se abonaron 1.035 pesetas a Buenaventura Capdevila, de Barcelona, por la efigie del Santo Cristo, para el que el obispo otorgaba bendiciones a sus estampas. El retablo del Cristo lo realizó Gregorio Guerrero La Plaza, por un importe de 2.000 pesetas, siendo el proyecto modificado el 1 de diciembre de 1880, posiblemente para variarle el ático y hacerle más hueco para la cruz, según se puede comprobar en los planos conservados.35 Junto con el Cristo de las Aguas, existente en el Museo Arqueológico Provincial, podría ser la imagen del Cristo más antigua de la Capital, y a la que se le tiene enorme respeto, puesto que la mayoría de los albacetenses han tenido algún familiar difunto bajo su presencia, o han rezado en la capilla por ellos. 11. LA PATRONA Y EL CONVENTO DE LOS LLANOS No olvidemos el culto que las gentes mantuvieron hacia la Virgen que guardaban los frailes franciscanos descalzos en la iglesia de su convento, en Los Llanos. Muchas gentes marchaban a este paraje a implorar su ayuda, lo mismo que ella era trasladada para socorrer a la población. El traslado lo hacía en el siglo XVI la cofradía de Santa Ana, dando el ayuntamiento una lismosna para los que iban en la proceisón y para los pobres. Siguiendo a Carrión Iñiguez, 36 la primitiva ermita de la Virgen junto a la pequeña hospedería fue reformada hacia 1628 y se hizo un templo más grande, que sería entregado a los frailes franciscanos para su organización en 1672. A partir de entonces el templo se fue ampliando y decorando con numerosos objetos, retablos y vidrieras, que desaparecieron en su mayoría durante el Trienio Liberal. Poco después, en 1835-1837, los frailes abandonaron el recinto graias a los decretos desamortizadores. Entre las capillas del templo y DEVOCIONES PERDIDAS se han de destacar las siguientes:         35

San Pascual Bailón, en el lado de la Epístola, junto al Altar Mayor (1681). Aquí se encontraban las reliquias de San Pascual y Santa Catalina Mártir. También estaban las reliquias de San Pedro de Alcántar y del beato Salvador de Horta. San Pedro de Alcántara (1681) San Antonio Abad (1698), propia de Maria Teresa, mujer de Alonso Munera en 1777. San Diego Virgen de Loreto Virgen de la Soledad Virgen del Buen Suceso Virgen de la Concepción

AHP. Municipios, caja 112. Carrión Iñiguez, V. “Los conventos franciscanos en la provincia de Albacete. Siglos XV-XX. Historia y Arte.” Publicaciones del Instituto Teológico de Murcia. OFM. Murcia, 2006. Págs. 700-709. 36

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Altar de Jesús de Nazaret Altar del Beato Hibernón Altar Privilegiado.

En el Altar Mayor se encontraba el Camarín de la Virgen de los Llanos y la imagen en su interior, cuya estancia y retablo se hicieron en 1684, y al que se accedía por una escalera con ventana desde la sacristía. Este retablo fue reformado en 1799, para hacerle un tabernáculo a la Virgen con ocho columnas y doce pilastras de orden compuesto, y cuatro cristales; y se ensanchó el arco del retablo, adornado con molduras, cristales y golpes de pintura a la moderna. Se hizo también un contra-retablo en el camarín y se recortó el retablo, además de reformar las andas de la Virgen. En dicho camarín se conservaba el ajuar de la Virgen, procedente de diversas donaciones. Los donativos hacia la Virgen eran muchos, como joyas, flores, libros, cuadros, jarrones de plata o espejos, alfombras, fanegas de trigo, e incluso imágenes. Había también limosnas en dinero, expresadas en reales y cera.

ALGUNAS COFRADÍAS Siguiendo a Luis Maldonado, 37 una cofradía podría definirse como una agrupación de hombres que tiene una finalidad religiosa y cultural, realizada y expresada a través de un ciclo ceremonial anual. Con ello, ejerce la función de una mediación religiosa entre los hombres y lo trascendente, basada en un culto comunitario y colectivo; este sentido comunitario se encuentra fuertemente cohesionado en muchas de ellas por el sentimiento de amor fraterno entre sus componentes. Las cofradías y hermandades son unas agrupaciones de creyentes que tienen una base común, que es la creencia. Sin embargo, las hermandades (germanus=hermano) serían asociaciones o pías uniones de fieles con fines asistenciales o de caridad. Mientras, las cofradías (cum fratre= con el hermano) serían hermandades que además de lo anterior buscan incrementar el culto público. Las cofradías tenían un cuerpo institucional legalizado por la autoridad eclesiástica, y regido por unas normas que permitían la renovación de los cargos (Mayordomos, alcalde, diputado, capellán, escribano) en un corto periodo de tiempo. En el origen de estos movimientos, por un lado aparecería la agrupación básica conocida como mayordomía, centrada únicamente en la celebración de las fiestas dedicadas al patrón o la patrona de la localidad que era costeada por los mayordomos de turno ese año, si bien en ella se permitía una gran participación vecinal. Por otro lado, se encontraban las cofradías propiamente dichas, con su organización y cargos directivos establecidos, gran número de cofrades, y actividades anuales ya planificadas. 38 Sin embargo, esta tendencia al nacimiento de agrupaciones (hermandades, mayordomías y cofradías) no hizo sino crecer con enorme rapidez desde la Edad Media, pero tuvo su punto de aceleración inusitada sobre todo a partir del siglo XVI y bajo los auspicios de un Concilio de Trento (1545-1563) que pretendía fortalecer la fe católica frente a los avances del protestantismo. Su importancia con el avance de los tiempos fue tal, que se convirtieron en el principal cauce asociativo de la Edad Moderna, especialmente del estado llano, incapaz de hacer valer su opinión en aquella injusta sociedad estamental. 37

Maldonado, L.: “Para comprender el catolicismo popular.” Ed. Verbo Divino. 1990. Arias de Saavedra, I. y López Guadalupe, M.L. (2000): “Las cofradías y su dimensión social en la España del Antiguo Régimen”. Cuadernos de Historia Moderna. Universidad de Granada. Pág. 203. 38

Este movimiento in crescendo del número de cofradías alcanzó su cota más alta durante la primera mitad del siglo XVIII, motivando una gran respuesta de control por parte del Estado, la cual desembocó en muchos casos en la trágica reducción de dicho número de agrupaciones, especialmente con el reformismo borbónico y las medidas ilustradas aplicadas a partir de las décadas de los años 60 y 70 del siglo. En ese momento, se registraban alrededor de 25.000 cofradías en todo el país, en una época en la que nadie se cuestionaba la presencia de estas instituciones fuera de su horizonte cultural, puesto que para las gentes formaban parte de la vida misma. 39 _________________________ En cuanto a las cofradías de Albacete, ya hemos nombrado algunas en los conventos de San Francisco y San Agustín, y en la Parroquial, como las de la Soledad, la Magdalena o Santa Bárbara, muchas de ellas de finaels del siglo XVI. De las que hemos encontrado, las más antiguas eran la Sacramental, la de San Roque, y la de San Nicolás de Tolentino y Ánimas del Purgatorio, fundadas en el siglo XVII. Las demás encontradas se registran a partir del siglo XVIII. Pero hemos de distinguir entre las Pasionales y las devocionales, esto es, las dedicadas más a la Semana Santa, o las volcadas más en el culto. En cuanto a las primeras, por entonces se desarrollaría el germen de la Semana Santa que no florecería hasta finales del siglo XIX. En el memorial de hermandades desarrollado por el decreto de Aranda en 1789, 40 las cofradías que desfilaban lo hacían de acuerdo a los gremios existentes, usando “guión, campanillas, vozinas, tambores, gallardetes, cetros y demás anejo y dependiente a dichas funciones.” Los gremios eran los siguientes:          

Oración en el Huerto. Juan Cortés y los Hortelanos Ecde Homo. Gerónimo Plaza y los Alpargateros. San Juan. Juan Tendero y los Tejedores. Mª Magdalena. Francisco Almendros y los Zapateros. Verónica. Raimundo Martinez y los Albardoneros Santa Cruz. Francisco Martínez y los Sastres Prendimiento. Herreros Jesús en la Columna. Cuchilleros. Jesús Nazareno. Aperadores (Pablo Marcilla), Carpinteros (Miguel García), Alarifes (Esteban Aparicio). Santo Entierro. Labradores (Antonio de Monte y Antonio Molina).

A partir de 1789 se intentaron resucitar algo las procesiones “para el consuelo de los fieles, que se han suspendido por algunos años.” No en vano los Borbones habían prohibido entre 1765 y 1777 las procesiones nocturnas y las de disciplinantes, acabando con ello con aquel mundo penitencial de látigos y cadenas que había predominado en la España de la Edad Moderna. De los pasos antiguos no se encontraba con el tiempo el Cristo de la Coronación de Justinianas. En la visita “ad limina” del obispo D. Mariano Barrio en 1851, 41 se menciona la existencia de varias cofradías, a pesar de los efectos desamortizadores, que eran las siguientes:

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Arias de Saavedra, I. y López Guadalupe, M.L. (2000): “Las cofradías y su dimensión social en la España del Antiguo Régimen”. Cuadernos de Historia Moderna. Universidad de Granada. Pág. 202. 40 VV.AA. “La Pasión de un Pueblo.” Junta de Cofradías de Albacete. Albacete, 1998. 41 Irigoyen, A. y García Hourcade, J.J.: Visitas ad Límina del Obispo de Cartagena de la Diócesis de Cartagena (1589-1901)”. U.C. San Antonio. Murcia, 2001. Págs. 606-607 y 691-692.

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Santísimo Sacramento Ánimas del Purgatorio Ntra. Sra. Del Rosario Santa María del Monte Carmelo Santa María de las Flores de Mayo San Antonio Abad San Cayetano San Roque

Por lo que vemos, prácticamente ninguna era pasional, ni relacionada con la Semana Santa. En cuanto a las cofradías no pasionales, destacaremos las siguientes, apuntando algo especial de cada una de ellas: 1. ESCUELA DE CRISTO. No era en si una cofradía, sino una agrupación de fieles que un tiempo a la semana se dedicaban a profundizar su fe. Esta hermandad surgió en el Levante y Sureste por la necesidad de que los cristianos tuvieran una vida interior importante, y ante la falta de sacerdotes que dirigieran los ejercicios espirituales. 42 Por ello, se seguían obediencias, jaculatorias, pláticas de la Palabra de Dios y los tiempos sagrados. Es por ello que nuestro sacerdote donaba libros espirituales y hacía referencia a la obediencia. La más importante fue la de la Parroquial. 2. COFRADÍA DE SAN ROQUE (1603-1712). -Se pedía que los componentes fuesen pastores, y debían contribuir a la fiesta o eran multados. -El altar fue elaborado por Joan Arce de Mendoza en 1603, y era un cuadro con colgaduras y velas, mas un ara traida de Toledo. -La víspera de la fiesta se tiraban cohetes y se tocaba a solemnidad, y se hacía la procesión al dia siguiente, acompañada con cera y música de chirimías. -Los ingresos venía de las limosnas de los martes (también en ganado), y los donativoa para las fiestas. -Enterraban a los cofrades. 3. COFRADÍA DE ÁNIMAS DE LA NOCHE (1742-1786) -No tenía cargos, pero si cofrades. - Los cultos eran misas los sábados del año y los primeros domingos de cada mes. -Se hacía especial relevancia en Cuaresma, o el domingo siguiente a San Gregorio. -Se hacían novenarios por los templos de la villa. -Fiesta: el túmulo que se levantaba en día de Ánimas. Se compró un cuadro en 1761-62. -Limosnas:  Cruz de mayo: dulces, pan, azúcar  Limosna de la cochina  “Ostiatin” que era una recogida de puerta en puerta, de noche y a la luz de las velas.  Recogida de fanegas de trigo por las aldeas, con una galera.  Explotación del Pozo de la Nieve, por el que vendían hielo a la villa, una vez pagado los impuestos al administrador del Quinto y Millón de Pozos de la Nieve. Se recogía la nieve y el hielo a partir de agosto, y a explotación se hacía en enero y otros meses fríos. Se trasportaba desde las acequias en carruajes, se cortaba y echaba al pozo, y se pisaba con mazas y pisones para conservarlo.

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Losada Azorín, A. (1993): “Historia de la Semana Santa de Hellín. Cofradías y Hermandades.” Asociación de Cofradías y Hermandades. Hellín Pág. 132.

4. COFRADÍA DE SAN NICOLÁS DE TOLENTINO Y ÁNIMAS DEL PURGATORIO (1620). -Formada por cualquier persona de clase y oficio, pero luego hicieron distinciones en enconmendaciones y entierros: los solemnes costaban 2-4 ducados, y los llanos 12 reales por misa. -Los cultos se hacían en los conventos agustino y franciscano. -En los entierros de todos se usaban vels, paño y toques de campanas. -Limosnas: para las ánimas, se pedía por la villa, a mano o con cepillos, sobre todo los lunes, Jueves y Viernes Santao, y dia de Todos los Santos. -Fiestas:  Fiesta y procesión el dia del santo, hoy el 10 de septiembre, y entonces 4 veces al año. La procesión era acompañada por música y velas, campanas y cohetes. Se repartía pan bendito a los fieles.  Túmulo el dia de todos los Santos, amenizado con música de campanillas y chirimías. 5. COFRADÍA DEL SANTÍSIMO SACRAMENTO (inmemorial, 1675) -Admitía a cualquier persona, siendo informados de la moralidad requerida. Debían entregar una libra de cera de limosna y ganar las indulgencias asistiendo a los actos del Santísimo. Se les daba cetro y platillo para pedir las limosnas. -Había un noviciado (320 reales los solteros y 430 reaels los casados), del que se eximia si un familiar lo había hecho anteriormente. -800 reales de cuota, y sólo 400 reales los sacerdotes y viudas. -Los cofrades eran asistidos en su muerte. -La junta se reunía el domingo inmediato a la octava del Corpus. -Limosna semanal por barrios de la villa y aldeas. -Misas y fiestas:  se visitaba a los impedidos y se daba limosna a los pobres de la carcel  Se hacía un novenario a las ánimas del Purgatorio en noviembre.  Funciones con sermón en la Octava del Corpus  Misas todos los jueves del año, cantadas por diáconos. Los viernes era la misa de Minerva del capitán Bernabé de Cantos.  Misa y Exposición los terceros domingos de mes.  Se fomentaba la salida en procesión y la llevada de la comunión a los enfermos (Viático), acompañado por un palio y velas. También para rogativas.  Corpus: se adornaban las calles con juncos, atocha, mejorana y clavos, y se acompañaba todo con cohetes, luminarias, toques de campana y reloj, toque de campanillas de los infantillos juntoa al carro triunfal y la custodia.  Reuniones la víspera en las casas de los mayordomos, para dar refrescos al clero, bizcohos, dulces y “aguas compuestas”. Todo fue prohibido en 1742 so pena de que los mayordomos pagasen los gastos, aunque perduraron los bizcochos y vino al clero, y chocolate al prioste, con invitaciones a estos convites hasta mediados del XIX.  Se hizo la mueva capilla de la Sacramental en la del Baptisterio (1849) y de un nuevo trastero en la parroquial (1856-57).  Enseres y encargos : imagen del Resucitado (1861), Medallas de plata encargadas en Valencia a Juan Serratosel (1862-1866), Cuadro de Ánimas de Manuel Jorreto (1870), cáliz y vinajeras de Juan Sellán (1861). 6. COFRADÍA DE LA CORREA DE SAN AGUSTÍN Y SANTA MÓNICA (S. XVIII) -En el ámbito de los conventos agustinos, agregada a aNuestra Señora de la Consolación de Bolonia. - Incluia fieles de ambos sexos, profundizando en la fe mediante la devoción y la penitencia. -Asistían a la procesión del Nazareno el Viernes Santo por la mañana, con hábitos negros y correas, con silencio y seriedad.

7. COFRADÍA DE SANTA RITA DE CASIA (1753) -Fundada en el convento de San Agustín de Murcia en 1753 para rendir culto a la santa. -Cofradía de mujeres, cuya inscripción eran 5 reales y 12 hachas de cera. Podían estar 10 hermanos varones, la mayoría eran los maridos de las cofrades. -Se enterraba a los hermanos. -El último dia de la novena se hacía con la santa una procesión por el Altozano con el Santísimo Sacramento. En ella, cada hermana convidaba a otra que la sustituyera y llevara su luz en la procesión. -Ese dia se bendecían las rosas y se repartian diez tortas para rifarlas y costear con ello los gastos. 8. COFRADÍA DEL PATROCINIO DE SAN JOSÉ (1735) -Formada por los gremios de carpinteros, albañiles y aperadores, con el fin de fomentar la devoción al santo. -Llegaron a formarla 120 cofrades en 1735. -Debían guradar los estatutos, reunirse regularmente, pedir por las aldeas, mantener 24 hachas para las procesiones y entierros, organizar las fiestas del 19 de marzo y 1 de mayo, nombrar otros mayordomos para la fiesta de mayo, nombrar los portadores de las andas del santo y del estandarte, y nombrar al capellán en la ermita. -Cuidaban del retablo e imagen, y tenían derecho en la ermita, quizá por donación de Francisco Jiménez Villanueva.

EL TRÁNSITO AL SIGLO XX

A.LA SOCIEDAD DE SEÑORAS. Siguiendo a A. Irigoyen y a J.J.García Hourcade, en 1853 el Obispo de Cartagena D. Mariano Barrio aprobó la formación en Albacete de una sociedad de señoras conocida al principio como de Nobles Matronas, y luego como Sociedad de Damas Nobles. Originalmente estuvo dirigida por Dª Concepción Zamora y Dª Teresa de Barnuevo, y se encaminó a buscar la propia santificación mediante las obras religiosas. Entre ellas, sabemos por las visitas “ad límina” que pagaron de su bolsillo la recuperación y mantenimiento de las iglesias de San Agustín (que había sido convertida en teatro) y la de Justinianas, además de sufragar las dotaciones del rector de esta última iglesia. El obispo, en gratitud convirtió la primitiva hermandad en asociación, y la presidía, dándoles la facultad de gobernar por sí mismas estas dos iglesias. En sus estatutos, además, la hizo exenta de la Parroquial, por lo que cuando hicieran las funciones reservadas a la asociación, las harian sin pedir permiso al párroco ni pagar las tasas parroquiales al respecto, lo cual llevó a la protesta de la Parroquial. 43 En 1890 este grupo de señoras estaba compuesto por: Aurelia Sánchez Mille, Francisca Albuger de Espín (Presidenta), Dolores Castro Alfaro, Dolores Fernández Carcelén, Francisca Núñez Flores, Eulalia Cabot de Vidal, Eugenia Garrido de Agraz, Clotilde García, Concepción Carcelén de Alfaro, Antonia Gómez Ruiz, Agustina Larrosa de Molina, Gracia Aguado de Méndez, Josefa Alarcón de Gómez, Josefa Marín de García Gutiérrez, Josefa 43

Irigoyen, A. y García Hourcade, J.J., García Olmo, M.A (2002): “La Provincia de Albacete en las visitas Ad Limina de la Diócesis de Cartagena en la primera mitad del siglo XIX.” Revista Al Basit, nº 46. IEA. Págs. 163-165.

Rengel de Reina, Llanos Royan de Cañavate, María del Castillo de Ruiz, Micaela de La Bastida, Joaquina Gómez Ramírez, Petra Navarro de Gelabert, Rosario Soriano de Parras, Soledad Buendía de Peralta, Társila Bru de Navarro, y María González de Ubach. 44 Al parecer se repartían en grupos para conservar, adornar y organizar los actos dedicados a muchas de las imágenes que hemos visto en páginas anteriores en sus conventos: la Soledad, la Dolorosa, Jesús Nazareno, San Francisco de Padua, Santa Rita, la Purísima, Virgen del Pilar, la procesión de las Candelas, el recuerdo de San Blas... Desde finales del siglo XIX fue concurridísima la novena a la Dolorosa en Justinianas, dirigida por los P.P. Escolapios y amenizada con música de capilla. Mientras, era costumbre tirar cohetes a la puerta de esta iglesia tras los actos en honor a San Antonio de Padua, costeados anualmente desde 1900 por Don Francisco Zornoza, dueño del Hotel Zornoza que se abría enfrente de Justinianas. 45 Para la imagen del mismo santo que se veneraba en la Parroquial, Doña Mercedes Alfaro de Lodares confeccionó un dosel en 1927, y muchos devotos anónimos donaban flores para su fiesta. 46 Muchas veces se felicitaba a las camareras del Nazareno, Francisca Albuger y Aurelia Sánchez, por la decoración de la capilla, donde se disponía un catafalco para honrar los socios difuntos. Por cierto que con esta imagen se hacía una procesión “intra claustra” por el interior de la Parroquial durante su novena. 47 Daba la sensación de que se comportaban como unas madres que habían de cuidar a unos hijos dispersos por varios templos de la ciudad, pero que a la vez se encontraban unidos bajo la devoción de estas señoras. Más de ochenta años después, los que sobrevivieron a la Guerra Civil no sólo en su mayoría muestran su desunión, sino también su confrontación y distanciamiento, cuando en este trabajo se comprueba que el origen con posterioridad a los tiempos desamortizadores, resulta casi el mismo: el cuidado común de esta Sociedad de Señoras. B. LA LEGALIZACIÓN DE LAS COFRADÍAS. Para entonces, y gracias a la Ley de Asociaciones de 1887, muchas de las antiguas hermandades que no habían desaparecido del todo, y otras que decidieron fundarse, aprovecharon la coyuntura para inccribirse en el Registro como Asociaciones, con el fin de legalizarse. Según los documentos municipales, las ya legalizadas hacia 1901 eran las siguientes:         

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Caballeros de San Vicente de Paúl. Pte. Don Carlos García Sánchez. Nuestra Señora de Los Llanos. Pte. Don José Miñano (Párroco). Santo Cristo de la Agonía. Pte. Don Juan Nicolau Planagumá, Alcalde de la ciudad en 1901. Inscrita en el Registro en septiembre de 1893. Hermanitas de los Pobres Ancianos Desamparados. Pta. Sor Consuelo del Corazón de Jesús. Superior: el Obispo. Sacramental. Pte. el Párroco de San Juan Bautista.

Entre las que no se habían registrado aún se encontraban: Señoras de San Vicente de Paúl. Pta. Dª Aurelia Sánchez de Hortelano. Cofradía de San Juan Bautista. Hermandad de San José. Hermandad de Jesús Nazareno. Pte. el párroco de San Juan Bautista.

AHM. Diario de Albacete, 26-4-1890. AHP. Heraldo de Albacete, 12-6-1900. 46 AHM. Defensor de Albacete, 6-6-1927. 47 AHM. Diario de Albacete, 6-11-1890 y Defensor de Albacete, 20-3-1924. 45

 Asociación de Hijas de María, fundada en 1866, para el culto a la Inmaculada. Pta. Dª Dolores Parras. 48 Otras asociaciones mencionadas hacia 1890 eran las de la Oración en el Huerto, Ecce Homo, Santo Entierro y El Comercio, 49 seguidas años más tarde por las de Sirvientas de Santa Zita o la del Corazón de Jesús; ésta última organizaba en los años veinte una procesión el último día de la novena en el mes de junio, a la vez que acompañaba a la Patrona en su procesión. 50 Las que continuaban con su labor fueron las de la Venerable Orden Tercera del Carmen, que procesionaba el día de la fiesta a partir de las 6,30 o 7 de la mañana, y la de la Virgen de Los Llanos, que presentaba síntomas de crisis en 1928. Para este año ya se había adecentado el camarín en el retablo barroco para adecuar a la Virgen (antes había que extraerla de allí con unos raíles), y se habían terminado las obras de conclusión de la catedral; quizá estas obras que forzaron a llevarse los cultos parroquiales a San José, y a trasladar momentáneamente a la Virgen al templo de Justinianas, llevaron a un descenso del culto. Fue por ello que hasta los devotos tuvieron que pagar con donativos el cambio del alumbrado de la carroza de acetileno a eléctrico, y el párroco solicitó al ayuntamiento la dignificación del culto a la Patrona (el Alcalde y el Arcipreste eran los presidentes de la Asociación). Quizá esto se consiguió, pues en 1931 se nombró socio a Alfonso XIII, y a Dª Victoria Eugenia, Camarera de Honor. C. LAS PROCESIONES. HACIA LA NUEVA SEMANA SANTA Será en estos años y a finales de la década de los años 20 del siglo XX cuando gracias a la labor de las señoras y de las nuevas leyes cuando con los templos y las imágenes recuperadas de las medidas desamortizadoras, se iniciara el punto de partida de la Semana Santa hasta la actualidad, salvo el terrible paréntesis de la Guerra Civil. Las actividades religiosas de la Semana Santa en el tránsito entre los siglos XIX y XX se centraban en los Divinos Oficios, mas el desarrollo de las procesiones precedidas por un sermón. Dichas procesiones se centraban en los días Miércoles y Viernes Santo, y Domingo de Resurreción, pues la bendición de las palmas el Domingo de Ramos no la hemos encontrado hasta un cartel de 1910. El desarrollo de las procesiones era el siguiente: -Miércoles Santo: Maitines a las 4,30, y Procesión de los Pasos a las 5,30. -Jueves Santo: Misa a las 9,30. A las 3 de la tarde, Lavatorio y Sermón del Mandato; y después Maitines y Sermón de la Pasión. -Viernes Santo: A las 5 de la mañana, Sermón de la Calle de la Amargura y luego procesión. A las 8,30 Oficios; a las 3,30 de la tarde, Maitines y Sermón de la Soledad, para terminar con la Procesión del Santo Entierro. -Sábado Santo: A las 8,30 de la mañana, Oficios y Misa -Domingo de Resurrección: Procesión a las 7 de la mañana, y luego misa cantada con sermón. A partir de 1926 estas procesiones tomaron impulso, quedando únicamente sin encontrar cofrades las imágenes del Santo Entierro, la Soledad y el Resucitado. Fue en este año cuando también apareció la Procesión del Silencio, gracias a la labor de la Sociedad de Señoras y del párroco de San Juan, Don Paulino Bustinza, en la que participaron las imágenes de la Dolorosa (que ya tenía Junta Directiva) y el Nazareno, acompañadas por los caballeros sin túnica, la presidencia, los estandartes, una ambulancia y la banda de la Cruz Roja. 48

AHP. Municipios. Caja 310. AHM. Diario de Albacete, 24-3-1891. 50 AHM. Defensor de Albacete, 14-5-1927. 49

A partir de 1930 las cosas fueron cambiando; hubo una explosión el Viernes Santo de ese año, que provocó que la gente huyera y las imágenes quedaran abandonadas en el Altozano. A ello se unieron el cierre y derribo de la iglesia de Justinianas en 1935 para ensachar dicha plaza, previo desalojo desorganizado e incontrolado de la imaginería que había en su interior, lo cual derivó en que muchas de las tallas marcharan a la Parroquial, pero otras cayeron en manos de particulares, perdiéndosele la pista en la mayoría de los casos. Y finalmente, los sucesos del 17 de marzo de 1936, que provocaron la pérdida de todas las imñágenes y las devociones que albergaban, con los saqueos e incendios de la Parroquial, la casa de Martenidad (antiguas Franciscanas), y la Purísima. Las obras de arte y tantas devociones que tanto trabajo costó conservar, sucumbieron entre las llamas y expolios, no volviéndose a recuperar hasta la posguerra, de la mano muchas de ellas de artistas como José Dies López, Don Ramiro Undaveytia o Benito Soriano. Pero esto ya es otra historia…

CONCLUSIÓN En el intento de recuperar lo perdido, aquellos escultores dieron inicio a la continuidad de las devociones perdidas albacetenses hacia la actualidad, con distinta fisonomía, pero levantando idénticos sentimientos y devociones. Gracias a las guerras o las desamortizaciones, gran cantidad de devociones albacetenses se han perdido y han sido irrecuperables, pero en general, aquellas creencias más esenciales de nuestro pasado se han mantenido con oscilaciones hasta nuestro presente; y aunque muchas de aquellas personas de antaño que se involucraron en estas tareas de preservación de la cultura se han borrado del sentir colectivo (Leocadia Peral, Francisco Jareño, Concepción Zamora, Teresa de Barnuevo…), de nosotros dependerá de que seamos el puente como la Sociedad de Señoras, y las mantengamos hacia el futuro, aunque también a nosotros se nos olvide. _____________________________ BIBLIOGRAFÍA -“Anuario Industrial y Artístico de España. Artes, Industria, Comercio, Profesiones.” Año 1931. Ed. Ribadeneyra. Madrid. -Alcalá, E. “Reportajes de la Ciudad. La Hermandad de Jesús Nazareno”. Diario “Albacete”, 13-3-1944. (AHP). -Arias de Saavedra, I. y López Guadalupe, M.L. (2000): “Las cofradías y su dimensión social en la España del Antiguo Régimen.” Cuadernos de Historia Moderna. Universidad de Granada. -Baquero Almansa, A. (1913): “Vida y obra de Francisco Salzillo”. Editora Regional Murciana. -Barceló López. A. (1992): “Pasión de la Semana Santa Murciana. Una visión Históricoartística”. Servilibro Ediciones. Madrid. -Belda Navarro, C. (1995): “La Pasión según Salzillo. Viernes Santo en Murcia”. Darana. Murcia.

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