ACADEMIA CHILENA DE CIENCIAS NATURALES' AL HOMBRE, EN CHILE POR. Santiago de Chile IMPRENTA "EL ESFUERZO" Eyzaguirre

ACADEMIA CHILENA DE CIENCIAS LAS ZOONOSIS NATURALES' TRANSMISIBLES AL HOMBRE, EN CHILE / POR B A L B I N O Académico de S A N Z Número O S a ...
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ACADEMIA CHILENA DE CIENCIAS

LAS ZOONOSIS

NATURALES'

TRANSMISIBLES

AL HOMBRE, EN CHILE /

POR

B A L B I N O Académico de

S A N Z Número

O

S a n t i a g o de Chile IMPRENTA "EL E S F U E R Z O " Eyzaguirre 1116-18 1943

Apartado

LAS

de

la

"Revista Universitaria" (Universidad año X X V I I I , N.9 1, 1943.

ZOONOSIS

TRANSMISIBLES E N C H I L E (*) Por Б A L B I N O

Católica

AL

de

Chile),

HOMBRE.

SANZ

Académico de Número de la Academia Chilena de Ciencias Naturales.

I. — CONSIDERACIONES PRELIMINARES

Existe la creencia de que Chile es un país privilegiado por la naturaleza, en cuanto a la patología animal se refiere: se tiene el convencimiento de que estamos resguardados del peligro de un sinnúmero de enfermedades que en otros países atacan a los animales y ocasionan contagios al hombre, las cuales son desconocidas entre nosotros. Dicha creencia tiene fundamentos ciertos: la situación geográfica de nuestro país, encerrado y separado del resto del planeta por su dilatado mar y su abrupta y.elevada cordillera, le hace, en parte, inaccesible a la importación de virus o de parásitos, cuando, por su fragilidad o por la rápida evolución de las enfermedades que producen, se destruyen o eliminan a los portadores antes de su arribo a este apartado destino. P o r otro lado, la topografía y el clima de Chile cooperan también, dificultando el acceso y desarrollo de muchas enfermedades; así vemos, que la zona norte, desértica y poco ganadera, constituye una barrera para las enfermedades tropicales que en ella podían surgir y que probablemente nunca arraigarán en el país, .y la zona austral, casi aislada: del continente, constituye también un magnífico lazareto natural para obstaculizar la propagación (*) Leído en la$«esi%pc* del 30 de agosto, 25 de octubre y 28 de noviembre de 1942.

de contagios. En cuanto al clima, la escasa vegetación y la pobre fauna del desierto norteño, ofrecen un ambiente muy apropiado para la esterilización de todo germen nuevo, que no encuentra elementos para nutrirse y propagarse, ni los huéspedes intermediarios que muchas veces necesita y que pródigamente le brindan otras regiones en las mismas latitudes; la región central, aunque templada y fértil, posee un clima bastante seco y luminoso, poco propicio para la vida y desarrollo de gérmenes y parásitos, y, finalmente, la región austral, con sus rigores invernales y sus estepas desecadas por los vientos del estío, constituye una de las regiones más sanas, como lo prueba la ausencia, casi absoluta, de enfermedades infecto-contagiosas y parasitarias en la gran masa ovejera de Magallanes. T o d o esto es evidente y a ello debemos atribuir la ausencia en Chile de muchas zoonosis conocidas y hasta frecuentes en países de otros continentes y del nuestro, con climas similares. Podemos señalar, entre las más comunes, aquí desconocidas: Enfermedades parasitarias: Ecto-parásitos: Endo-parásitos:

Hipodermiosís bovina. Ixodiasis (garrapatas). Tripanosomiasis (durina, etc.). Piroplasmosis.

Enfermedades infecciosas: Microbianas:

Por virus:

Muermo (lamparón). Mal rojo del cerdo (erisipela). Perineumonía contagiosa (bovinos). Tularemia. Peste bovina. Peste porcina. Peste aviar. Viruela ovina.

Esta situación que acabamos de examinar, realmente ventajosa para Chile, debe congratularnos; pero quizás ha venido determinando un optimismo exagerado, hasta considerar que nuestro suelo es refractario para estas enfermedades, todavía exóticas y para otras que antes eran desconocidas

y que han tomado carta de naturaleza en el país. Y ese optimismo, cómodo y agradable, ha permitido que se introduzcan" poco a poco y se desarrollen después, esas zoonosis cuya entrada p u d o muy bien haberse evitado y nos amenaza también con la posible llegada de otras nuevas. Si pasamos revista a la patología veterinaria chilena de los últimos tiempos, encontraremos muchas enfermedades nuevas o anteriormente desconocidas; otras que solamente tenían carácter esporádico y ahora constituyen enzootias arraigadas, y finalmente, algunas que aparecieron temporalmente, para extinguirse después. Entre las enfermedades de diagnóstico reciente, que se supone no existían anteriormente, tenemos las siguientes: Parasitarias: La "anaplasmosis", comprobada por el Instituto Biológico en el año 1928, que actualmente se ha extendido y persiste en el país. Infecto-contagioras: La "peste porcina" o "cólera del cerdo", diagnosticada por el Instituto Biológico en 1922, extinguida desde 1926. La "encéfalo-mielitis equina", aparecida en 1931 y diagnosticada por el Instituto Veterinario Nacional y el Instituto de Investigaciones Veterinarias, la que actualmente parece haber desaparecido también. La "hepatitis necrosante" o "bradsot" en el ganado lanar, comprobada por primera vez por el Instituto Biológico en el año 1931 y que probablemente existía anteriormente en el país, constituye hoy día una de las mayores plagas en dicho ganado. La "leucosis" o "leucemia'1' y la "neurolinfomatosis" de las gallinas, también desconocidas hasta 1925 y muy raras entonces, han ido gradualmente en aumento y hoy día constituyen enfermedades comunes en los gallineros, según las estadísticas del citado Instituto. Otras enfermedades, cuya existencia en el país seguramente data de más tiempo; pero que n o habían sido debidamente diagnosticadas y que, en todo caso, han llegado a adquirir un carácter epizoótico que antes no tuvieron, son: La "brucelosis" o "enfermedad dé Bang" en el ganado vacuno, y La "pulorosis"' o "enfermedad del P u l l o r u m " en las aves de corral. El mismo descuido confiado que- se ha tenido para evitar la introducción y la propagación el muermo es considerado como "la enfermedad de. más atrorts sufrimientos aue el hombre puede padecer", según expresión de Gaiger, aue la contraio1. Se señalan muchos casos de contagio entre los veterinarios, palafreneros, laboratoristas y otras personas que tienen contacto directo con anímales enfermos o con los cultivos del germen. La forma aguda de la enfermedad es la más común en el hombre y la mortalidad alcanza "a un 60 por ciento de los casos. Muchas veces los síntomas son oscuros jr se precisa el examen del laboratorio.

— 32 — En los animales es muy útil el empleo de la maleína, prueba semejante a la de la tuberculina, para descubrir los casos incipientes. También se hace uso de las pruebas serológicas de aglutinación y fijación del complemento, o de la reacción de Strauss en el cobayo. Aunque la presencia del muermo se ha reducido mucho en todos los países con las medidas sanitarias que se íian puesto en juego para eliminar esta peligrosa enfermedad, siempre sería conveniente precaverse, con algunas disposiciones adecuadas, de la posible introducción de algún animal atacado, decretando la maleinización u otra prueba diagnóstica obligatoria para los équidos que se importen o lleguen al país. 3)

Psítacosís.

Esta enfermedad de las aves está muy extendida entr¿ los loros, cotorras, periquitos, cacatúas y especies afines, en estado silvestre. Pero en los últimos años se ha encontrado también en muchos criaderos y pajarerías, como una infección crónica e inaparente, en los periquitos o catitas, canarios y pinzones y, junto con ello, el aumento d