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HAlllZfiOS DI ÍIILIRICOS LUZ QUE ARROJAN SOBRE NUESTRA GEOGRAFIA HISTORICA AL SUDESTE DEL LITORAL DEL MEDITERRÁNEO CONFERENCIA DADA POR SU AUTOR

R. P. Fr. Paulino Quirds de la OrdcD de Santo Domingo profesor de Historia y Geografía en el Colegio de PP. Dominicos de Cuevas (Almería)

M A D R I D ESTABLECIMIENTO

TIPOGRÁFICO

DE

FORTANET

IMPKESOR DE LA REAL ACADEMIA DE LA HISTORIA Calle d e la L i b e r t a d , n ü m . 29

18

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98

de las familias de éstos, seguro de q u e h a u de darle sobre el caso suficientes testimonios. Y si otros busca, a q u í m i s m o los hallará mirando_á estos bancos, en los q u e se sientan veintitantos i n t e r n o s m á s q u e el año a n t e r i o r . Orgullosa debe de estar la mujer fuerte (!) y las almas g e nerosas q u e le a y u d a r o n á l e v a n t a r este edificio. P a r a ella y para ellas las bendiciones de lo alto y los parabienes de a q u í abajo por su m a g n a empresa. Los P P . Dominicos nos d a ríamos por bien pagados, después de todo, con q u e á cada u n o se le pueda aplicar en verdad la frase espartana: Ha cumplido con su deber. A u n q u e en lo próspero, como en lo adverso h a yamos repetido siempre la expresión cristiana del apóstol Servi inútiles sumus. E n el m á s i n ú t i l de todos se h a fijado en esta ocasión el moderador de estos estudios académicos, nuestro M u y Rever e n d o P . Rector, para investirle con el honroso cargo de pro • n u n c i a r , ante u n auditorio tan selecto y n u m e r o s o , el quinto discurso inaugural. Y habrále movido á obrar así, no mis méritos, q u e son escasísimos, sino la m i r a elevada de dar a m e n i dad á estos actos con la variedad' de a s u n t o s á q u e se prestan las diversas a s i g n a t u r a s , y, sobre todo, concediendo á los profesores ancho campo para q u e puedan desarrollar sus aficiones y manifestar sus impresiones peculiares, q u e todas vienen á converger en u n p u n t o armónico, en inculcar el a m o r al t r a bajo, á la ciencia y á la virtud en el á n i m o de nuestros jóvenes alumnos. Mis aficiones... ¿para q u é m e n c i o n a r l a s , si todos ó casi todos los q u e m e escuchan las conocen? Cuatro años hace ya q u e la obediencia rae obligó á pisar por p r i m e r a vez esta tierra bendita, tan rica en metales como venerada por las a n t i g ü e d a des de todas clases q u e en ella á cada paso suelen e n c o n t r a r s e . ' Aquí, en efecto, el paleontólogo, haciendo caso omiso del geólogo y mineralogista, descubre fósiles de toda especie desde la m á s d i m i n u t a nummulites h a s t a los g r a n d e s peces megalodon-

La piadosísima señora dona Maria da la O Flores, f a n d a d o r a de este Colegio.

tes y los m a m í f e r o s descomunales del período terciario; aquí, filialmente, existen las estaciones protohistóricas de Antas, Campos, F u e n t e del Piojo y Cabezos del Álamo y del Oficio, descubiertas y exploradas por los entendidos ingenieros y sabios arqueólogos Sres. de Siret. De ellas han sacado h o n r a y provecho, aportando á la ciencia histórica inestimables datos sobre nuestros aborígenes de la edad del cobre y , m á s si cabe, sobre la neolítica y a u n la arqueolítica. ¡Estoy en m i elemento! m e dije, y comencé á visitar u n día a l g u n a s de las citadas estaciones; pero m e convencí m u y pronto de q u e carecía de medios para cosechar en campo tan extenso y esquilmado. Entonces volví la vista allá abajo á ese campo de soledad, q u e bien pudiéramos l l a m a r . c a i n p o de la contienda, como veréis, s i n o se l l a m a r a ya V I L L A R I G O S . Campo q u e recorrí y m e d í de N o r t e á S u r y de Oriente á Poniente, contemplándole desde el m a r y desde la cúspide de la sierra y desde los cabezos de su proximidad; en el q u e a s i m i s m o excavé y h e visto excavar, y en c u y a s r u i n a s h e pensado y h a s t a soñ a d o con ellas... m u c h o . . . m u c h o . ¿Me equivocaré si os digo q u e m u c h o s de mis sueños se van convirtiendo en realidades? No; p o r q u e puedo a f i r m a r q u e h e visto y estoy viendo «á u n adalid muerto y petrificado, g r a n dioso y fuerte esqueleto» con pies fenicios, cuerpo griego, c a beza r o m a n a y brazos bizantinos. Que tal puede llamarse á ese pueblo sepultado en el que, según os h a r é ver, parece como q u e se dieron cita aquellos colonizadores y conquistadores de n u e s t r a patria m u y a m a d a ; así cousidero á esos Villares q u e todavía conservan, después de tanto destrozo, recuerdos y m o n u m e n t o s del genio comercial de los fenicios, del genio a r t í s tico de los griegos y del genio dominador de los r o m a n o s . ¡Cuánto quisiera en estos i n s t a n t e s poseer aquella v i r t u d divina, como la poseyó u n vidente de Israel, para m a n d a r á los huesos de las r u i n a s q u e se r e u n i e s e n y se cubriesen de carne, y soplando entonces sobre la ciudad, a u n así cadavérica, recobrase el espíritu á ñ a de podérosla presentar a h o r a m i s m o viva, h e r m o s a , poética como en los días antiguos, como en los dias de su j u v e n t u d .

Mas por m i desgracia, tengo q u e c o n t e n t a r m e , y no lo extrañéis, con los restos de ese coloso y recoger datos y e n u m e r a r objetos, al parecer sin importancia; porque, como dice D u r u y , «cuando uno se ve precisado á sacar la historia de m o n u m e n t o s tan raros, se e n c u e n t r a en la condición de u n n a t u r a l i s t a q u e no debe despreciar el m e n o r resto de u n a n i m a l que h a desaparecido, pues este resto acaso le revele lo q u e era el a n i m a l entero, su forma, sus órganos, su vida misma.» Voy á conversar, no á perorar, acerca de lo que, á m i ver, representan las venerables r u i n a s de Villaricos; d á n d o m e por satisfecho si con m i pobre trabajo logro aclarar conceptos obsc u r o s y asentar sobre terreno sólido y m á s ñ r m e que el de las contrarias, nris opiniones respecto á tal ó cual cuestión en la ciencia histórico-geográflca del Sudeste de España. De este modo f o r m u l a r é m i tema: Hallazgos de Villaricos y luz que arrojan sobre nuestra geografia histórica al Sudeste del litoral mediterráneo. Al efecto, h e de fijarme no sólo en los hallazgos y en los autores de nota, sino también en la topografía de los sitios cuestionados. De este modo, a n i m a d o por vuestra benevolencia proverbial, p r o c u r a r é poner de manifiesto el n o m b r e y las vicisitudes de dicha población, y otras aledañas tan dignas de estudio como ella; por m á s q u e no se m e oculte el q u e en muchos de vosotros no podrán despertar aquellas el m i s m o interés q u e Villaricos, al cual, de hecho, podéis con razón apellidar vuestro^ pues sois los herederos natos de u n pueblo, de u n a civilización y de u n a i n d u s t r i a , merecedores de q u e la historia los estudie y consigne en sus fastos inmortales.

1. CUESTIONES

GEOGRAFICAS.

Tres son los factores q u e h a y que tener presentes para e n contrar y d e t e r m i n a r la situación de los antiguos pueblos, á saber: reseñas de los clásicos de la a n t i g ü e d a d , excavaciones con hallazgos de resultados positivos y estudio de la topografía

de los lugares en cuestión. P o r no tener presente a l g u n a de estas premisas, m u c h o s autores de g r a n mérito h a n i n v o l u crado muclias cuestiones geográficas, embrollándolas en l u g a r de resolverlas. Lo q u e ha sucedido sobre todo con las q u e m e he propuesto estudiar. Perdida la memoria de m u l t i t u d de poblaciones españolas d u r a n t e la dominación a g a r e n a , por las r u i n a s h u b i e r a n podido los cristianos después de la reconquista d e t e r m i n a r su situación. Todo menos q u e ésto; nuestros historiadores, si t r a taban estas cuestiones, se fijaban g e n e r a l m e n t e , ora en afinidades de nombre, ora en las para ellos confusas descripciones de los a n t i g u o s , sobre todo las de los falsos cronicones, c u a n d o no daban crédito á epígrafes tan apócrifos como inverosímiles. P o r lo q u e atañe á m i a s u n t o , almerienses y m u r c i a n o s sos-tuvieron sendas polémicas sobre la situación de Urei, con el fin de dar realce á sus respectivos obispados, haciéndoles descender de la apostólica silla de S a n Indalecio. Los primeros la colocaron en P e c h i n a , j u n t o á Almería, y los segundos la llevaron á Águilas, m i e n t r a s Murgis y Barcea, ciudades menos ilustres, se las adjudicaba ciegamente por afinidades de n o m b r e á las actuales de Mojacar y Vera de L e vante. Barea viajó ú l t i m a m e n t e por Berja, Almería y a l g u n a otra localidad, como Murgis había viajado por Murcia, Almería, B e r j a , ' P o l o p o s y Molvizar. Las r u i n a s de Villaricos j a m á s preocuparon á geógrafos é historiadores, hasta q u e el sapientísimo P . Flórez vino á s a carlas del olvido, llamándolas Urei y terciando asi en-el debate almeriense-murciano. Esta opinión a r r a i g ó de tal m a n e r a e n t r e la gente erudita, q u e a u n h o y c u e n t a secuaces ilustres, á pesar del hallazgo de Murgis (Campo de Dalias)^, merced al famoso epígrafe del seviro Emilio Dafno, q u e vino á dar la razón á los almerienses y c o n f i r m a r la exactitud del I t i n e r a r i o de Antonino. Con g r a n sentido práctico, f u n d á n d o s e en la lápida m u r g i taiia y en las millas m a temática me uto exactas del Itinerario, el Sr. Saavedra (D. E d u a r d o ) , r e f u n d i ó las dos pretendidas Murgis en la única del Campo de Dalias, y la Urei, U r g i , OCpxT)

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(y p u d o a ñ a d i r Virgi} en la Urei romana del extremo occidental de la costa m e d i t e r r á n e a q u e pertenecía á la provincia Tarraconense, donde está el pueblo de P e c h i n a en la actualidad. Tampoco a n d u v o descaminado al sacar de N í j a r á Turaniana y llevaj'la al fondeadero de A g u a Dulce, pues, s e g ú n m i s conj e t u r a s debió encontrarse á u n o s 3 ktn. hacia el SO. del f o n deadero. Estoy conforme a d e m á s con tan i n s i g n e maestro en la identificación de Möns sacer con Mojácar, y en a t r i b u i r á Vera fundación árabe. « P a r a a p u r a r la cuestión—añade—falta h a c e r algo de las r u i n a s q u e se a t r i b u í a n hasta ahora á Urei, s i t u a d a s , c o m o queda dicho, en Villaricos, á la m a r g e n izquierda del A l m a n zora y orilla del mar.» No necesito repetir q u e m e propongo hacer ese algo y apurar en lo posible la cuestión, esperando que el Sr. Saavedra sea el p r i m e r o en convenir conmigo en que Balerma no es Portus magnus; sino Almería, como se dijo desde antiguo; y A l m e r í a no es Barea; sino Villaricos; y a q u í n u n c a estuvo Moluhdena ó Urbs Massiena, porque debió estar en Mazarrón. F i n a l m e n t e , creo q u e no h a l l a r á inconveniente en devolver el P r o m o n t o r i o Gharidemo al Cabo de Gata, a r r a n c á n d o l e de la P u n t a de las E n t i n a s q u e no tiene títulos suficientes de posesión. Debo notar por ú l t i m o , que no se m e alcanza la razón que tuvo el Sr. A r t e r o para colocar u n a s e g u n d a Ecla en Aguilas y esto solamente en las cartas histórico-geográñcas correspondientes á los siglos VIH, ix y x. Yo a q u í he de situar á Aquila, en V e r a á Behera y en Campo de R o q u e t a s á Turaniana, fijando y concluyendo los límites de la r o m a n a Bética y precisando los del gótico reino de Teodomiro.

II. SITUACIÓN DE MOLIBDENA.

Al d e t e r m i n a r el arqueólogo Sr. Saavedra la verdadera posición de la a n t i g u a U r e i , sacándola de Villaricos donde leves indicios la s i t u a r a n , y guiado por el b u e n deseo de lie-



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n a r el vacío, q u e , en este l u g a r de notables r u i n a s , se habría necesariamente de sentir, a p u n t ó la idea de q u e éstas serían el sepulcro d é l a MoXúoSa-^a g r i e g a , ó Urbs Massiena

romana,

y por ende la Mola de los árabes. N u e v a suposición q u e llegó á tenèr y tiene u n séquito e x t r a o r d i n a r i o , pasando como v e r dad inconcusa entre sabios y eruditos desde que en 1875 el príncipe de n u e s t r a geografía histórica, D. A. F e r n á n d e z G u e rra la patrocinó, reforzando y amplificando los a r g u m e n t o s de su colega. Helos aquí. 1." Molibdena era capital de los Mastieuos, moradores de la región comprendida e n t r e los cabos de Gata y P a l o s , y estaba ya f u n d a d a en el siglo vi antes de Cristo, según se colige de las obras de Recateo de Mileto, por u n a cita de Esteban de Bizancio. 2." El poeta y geógrafo r o m a n o R u f o Festo Avieno, coloca también á la Urbs Massiena en u n a e n s e n a d a del golfo c o m prendido e n t r e ambos promontorios. 3." Molibdena significa en griego plomo, filón de plomo argentífero, de cuyo metal se conocieron yacimientos a n t i g u a m e n t e , no lejos de las expresadas r u i n a s . 4.® El n o m b r e de la S i e r r a inmediata á éstas, q u e h o y l l a m a m o s S i e r r a A l m a g r e r a , se llamó también de Montroy, q u e recuerda el Möns Traete de Avieno. El texto de éste en su Ora M a r í t i m a dice: Se Massienum curvai alto ah aequore Sinuque in imo surgit altis moenibus Traete eminet. Urbs Massiena. Postjugum Esto es: «el golfo Massieno se va encorvando h a s t a q u e en lo m á s i n t e r i o r de él aparece la ciudad de los Massienos con murallas fortísimas. Después sobresale el monte llamado Traete.» Antes había consignado este geógrafo q u e desde A l m u ñ é c a r hasta a q u í no veían los q u e recorrían la costa del m a r , sino ruinas y desiertos espantosos. P r i m e r o q u e p r u e b e q u e en Villaricos no existió la ciudad

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del texto a v i e n e n s e , y sí B a r e a , debo dejar demostrado q u é localidad del golfo aludido llena m e j o r las condiciones e x i g i das por el relato de Avieno; y, u n a vez analizado, c o n v e n d r e mos en q u e n i n g u n a puede alegar en su favor los títulos q u e presenta Mazarrón. Del texto arriba transcrito, único por h o y q u e puede servirnos de luz p a r a e n c o n t r a r la verdad en este a s u n t o , se desprende: .1.® Que Molibdena ó Ciudad-Massiena estaba asentada no lejos del m a r , entre los promontorios S a t u r n o fPalos), y Gharidemo (Gata); d a n d o n o m b r e al golfo i n t e r m e d i o CMassienus siiius). 2." Debía de h a b e r en las cercanías m i n a s de plomo argentífero, según lo significado'por el primero de dichos n o m b r e s (MoX¿68aiv«.). 3.° Era preciso q u e éste se encontrase en la parte en q u e el m a r se i n t e r n a m á s hacia tierra (in imo). 4.° Siguiendo hacia Levante se destaca u n a m o n t a ñ a e m i nente (jugum Traete eminet). 5.° Las m i n a s y las fuertes m u r a l l a s de la capital de los Massienos ó Mastienos, indican q u e h a b r í a de ser u n a población de bastante i m p o r t a n c i a , sobre todo á mediados del siglo V, cuando escribía R u f o Festo Avieno. -Ahora b i e n ; ¿ q u é c i u d a d e s , nos dicen las r u i n a s , h u b o en lo antiguo en el litoral del golfo Massieno? Existieron tros, u n a en Villaricos, otra en Aguilas y. otra en Mazarrón. ¿En cuáles de éstas se explotaban m i n a s de plomo? En la p r i m e r a y en la ú l t i m a ; luego A g u i l a s no f u é Molibdena. ¿Y en cuál de las tres se e n c u e n t r a el m a r m á s engolfado ó i n t e r n a d o hacia tierra? E n Mazarrón, como se comprueba á simple vista y en el mapa, trazando u n a línea recta de cabo á cabo y b a j a n d o después otras perpendiculares á ésta. F i n a l m e n t e , ¿cuál de esos pueblos tiene por el E. u n monte q u e descuelle? T a m b i é n M a z a r r ó n , q u e tiene en el istmo de Cabo Tiñoso al piramidal Azohía, m á s alto, s e g ú n m i s i n f o r m e s , q u e Sierra A l m a g r e r a y P u n t a de Cope, y con la particularidad de q u e el Azohía sobresale e n t r e los comarcanos, lo q u e no sucede con A l m a g r e r a y Cope. El n o m b r e de Montroy ó Monroy bien puede provenir

— i s cle u n apellido, como tantos otros q u e d a n n o m b r e á l u g a r e s topográficos de la localidad; m á x i m e teniendo entendido q u e a q u í no se aplicó m á s q u e á u n a sección de la f a m o s a S i e r r a . P o r ú l t i m o , las r u i n a s del a n f i t e a t r o , los trabajos pasmosos de la explotación m i n e r a , con otros hallazgos n o t a b l e s , especialmente objetos valiosísimos del a r t e fenicio, g r i e g o , cartaginés, r o m a n o y bizantino encontrados en Mazarrón, p r u e b a n q u e sólo" ella tuvo en realidad elementos para ser capital de u n a región p e q u e ñ a ; á lo q u e c o n t r i b u i r á sin d u d a lo desahogado de su ptísición topográfica, las b u e n a s condiciones del puerto, pero sobre todo las ricas m i n a s mucho más explotadas y mejores q u e las q u e en esta p a r t e conocieron los pueblos colonizadores, p u e s , como nadie i g n o r a , se l i m i t a r o n al laboreo de las q u e h a y en Las H e r r e r í a s y en el Barranco del Francés. Molibdena, p u e s , es Mazarrón y, golfo de Mazarrón debier a n l l a m a r al Massieno los m o d e r n o s g e ó g r a f o s , si quieren h a b l a r con l a , m i s m a propiedad q u e los a n t i g u o s . Debo advertir q u e no tenía idea a l g u n a preconcebida sobre ésta y otras cuestiones geográficas, al estudiarlas; y, h u b i e r a querido, á la verdad, poder c o n f o r m a r m e en todo con nuestras eminencias en la materia de q u e tratamos; pero la verdad m e fuerza, la verdad m e obliga, así es que, no soy yo, es la verdad histórica y geográfica q u i e n destierra de las r u i n a s de Villaricos á Urci, á Molibdena, y por supuesto á la Samitsia de Delgado (D. Antonio), como vemos.é iremos viendo.

IIL SITUACIÓN DE BAREA.

Expondré a h o r a las principales razones q u e me asisten p a r a a f i r m a r y d e m o s t r a r q u e en Villaricos fué ó existió Barea: 1.*

Inscripción votiva de los Barienses dedicada á M. S. Fi-

l i p o , y hallazgo m u y probable de parte de la estatua de este emperador.

— u — 2 / Etimología del n o m b r e de la c i u d a d , conforme con los hallazgos y la situación topográfica. La autoridad conteste de P l i n i o , Tolomeo y el A n ó n i mo de R á v e n a . 4 / El a r g u m e n t o negativo, por no encontrarse hasta el P r o m o n t o r i o G h a r i d e m o otro l u g a r de r u i n a s q u e pueda en razón disputársela. L a s inscripciones lapídeas h a n sido siempre consideradas como m o n u m e n t o s históricos, q u e atestiguan g e n e r a l m e n t e hechos m á s ó menos m e m o r a b l e s , recibiendo por eso diversos nombres, según el objeto á q u e se dediquen. Las dedicadas por los r o m a n o s á la m e m o r i a de los divos (dioses ó e m p e r a dores) l l á m a n s e religioso-votivas; si a d e m á s mencionan el n o m b r e del pueblo dedicante ú otro, ó bien sirven para s e ñ a lar los límites de las poblaciones, capitación de las vías, etc., d e n o m í n a n s e entonces geográficas. A estas clases pertenece la lápida con inscripción latina, q u e conserva en esta ciudad de Guevas u n particular; inscripción q u e está concebida en estos términos:

I M P.

C A E S.

M.

IVLIO.

PO.

PIO.

PHILl FELICI.

AVGVSTO. PONT. MAX. TRIB. POT. 11.

COS.

RES.

P.

P.

PVBLICA.

BARIENSIVM. DEVOTA. NI.

NVMI

MMESTATI

Q^V E .

E I V S .

«Al E m p e r a d o r , César, Marco J u l i o Filipo, Pío, Feliz, A u gusto, Pontífice Máximo, investido por s e g u n d a vez con la

— 15 -Potestad T r i b u n i c i a , Cónsul, P a d r e de la Patria, la República de los de Barea, Devota á S u Deidad y Majestad.» El sillar es de caliza, con las siguientes dimensiones: 1 m . de alto por 0,55 d e a n c h o en la cara anterior, y 0,45 en las laterales; esta cara fué cincelada para g r a b a r en ella la inscripción; las restantes sólo están desbastadas á pico de martillo. Distanciada 0,04 m . de los bordes, hay incisa u n a orla, q u e consiste en u n a línea sencilla. N o se ve rigurosa simetría en el comienzo y final de los renglones transcritos, y m e n o s todavía se enc u e n t r a en los caracteres de letra, pues h a y m u c h a d e s i g u a l dad, en p r i m e r l u g a r , en los tamaños, siendo el de m u c h a s de 0,04 m . y el de otras 0,02 m . ; en segundo l u g a r , en los tipos, observándose allí, j u n t o á h e r m o s a s iniciales, otras q u e no lo son tanto, m i e n t r a s varias de ellas parecen imitar los rasgos, algo tortuosos, característicos de las de los bronces de aquel tiempo. La m a y o r í a de los p u n t o s afectan la forma de u n corazón, a l g u n o q u e otro es redondo y en a l g u n a palabra no h a y n i n g u n o . Lo m i s m o éstos q u e aquéllas, excepción h e cha de a l g u n a s q u e f u e r o n picadas recientemente, conservan en perfecto estado la capa de bermellón q u e se les dió al salir de las m a n o s del g r a b a d o r . Como se ve, el artista aludido debió tener menos arte q u e erudición. El hallazgo tuvo l u g a r en Mayo de 1875, al extraer piedra, de en medio de las r u i n a s de Villaricos, con destino á las dependencias de la i n m e d i a t a f u n d i c i ó n del «Carmen» (1). A poco q u e se reflexione sobre esta lápida, salta á la vista: 1.° Que los Barienses elevaron, en el a ñ o 245, u n m o n u m e n t o esculturario al e m p e r a d o r r o m a n o Filipo el Arabe, h a biendo empleado al efecto la piedra del epígrafe para f o r m a r p a r t e de u n o de los lados del pedestal q u e debía sostener la estatua del César. 2.®

La palabra Res-Publica,

q u e se presta á m u c h a s acep-

(1) Habiéndome p r o p u e s t o a v e r i g u a r de dónde sacaron el sillar los barienses, comisioné al efecto á u n e n t e n d i d o m a e s t r o de obras de la localidad, el cual m e proporcionó á los pocos días u n trozo de piedra idéntica, con esta anotación: «La c a n t e r a de esta piedra está en los rincones de Tejefín, donde se conocen c o r t a d u r a s antiguas.»

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Clones, significa e n este caso a colectividad», «gente», «pueblo» de u n a c i u d a d , y a f u e s e colonia ó m u n i c i p i o , e q u i v a l i e n d o á las locuciones q u e e m p l e a m o s - a c t u a l m e n t e p a r a m a n i f e s t a r s u m i s i ó n y respeto á los g r a n d e s p e r s o n a j e s , c o m o si d i j é r a mos: ttEl pueblo de C u e v a s agradecido», etc. Este es el s e n t i do, y no otro, el q u e debe t e n e r a q u e l l a p a l a b r a en las i n s cripciones e s p a ñ o l a s del m i s m o g é n e r o ; a d v i r t i e n d o q u e las c i u d a d e s m á s i n s i g n e s d e E s p a ñ a fueron majestad

devotas á la deidad

y

de los e m p e r a d o r e s y e m p e r a t r i c e s , sobre todo desde

principios del siglo ii h a s t a fines del m , y así leemos la R e p ú blica d e los d e M é r i d a , C ó r d o b a , I t á l i c a , É c i j a , V a l e n c i a , T a r r a g o n a devota, etc. T a m b i é n los m a g i s t r a d o s y p a r t i c u l a r e s se ' l l a m a n á veces d e v o t í s i m o s de la deidad y m a j e s t a d cesáreas. E l r e m a t e ó c o r o n a m i e n t o de la o b r a , de la q u e el sillar form a b a u n a p a r t e p r i n c i p a l , e r a lógico f u e s e , c o m o sucedía con s u s s i m i l a r e s , u n a e s t a t u a de M. J . F'ilipo. Y esto con t a n t a m a y o r r a z ó n , c u a n t o q u e ú l t i m a m e n t e se h a d e s c u b i e r t o en el m i s m o Villaricos u n torso d e e s t a t u a , q u e D. A n t o n i o A b e l l á n C a s a n o v a h a r e g a l a d o al M u s e í t o ' d e l Colegio. T o d o nos i n d u c e á a f i r m a r q u e el referido torso p e r t e n e c e á la e s t a t u a l e v a n t a d a por los B a r i e n s e s a l m e n c i o n a d o e m p e r a d o r . A q u é l es de m á r m o l b l a n c o , q u e n o se e n c u e n t r a por estas r e g i o n e s ; r e p r e s e n t a el tronco recto de u n h o m b r e d e s n u d o , sin brazos, sin cabeza, f a l t á n d o l e a d e m á s los m i e m b r o s i n f e r i o r e s , p u e s s e r í a t r o n c h a d o p o r la c i n t u r a al d e r r i b a r l e i n d u d a b l e m e n t e de lo alto del pedestal. P o r las p r o p o r c i o n e s del c u e r p o h u m a n o se p u e d e a s e g u r a r q u e la e s t a t u a e n t e r a l e v a n t a b a algo m á s d e 2 m . A j u z g a r por el a r r a n q u e de los h o m b r o s y la e s t r u c t u r a del resto, e s t a b a d e pie y caía la vertical sobre el pie d e r e c h o , d e b i e n d o c a r g a r m e n o s el peso del c u e r p o s o b r e el i z q u i e r d o , q u e t e n í a q u e e s t a r por lo m i s m o algo s e p a r a d o y ladeado; el brazo d e r e c h o estaba l e v a n t a d o y caído el otro: esta posición coincido con la q u e se o b s e r v a e n m u c h a s e s t a t u a s i m p e r i a l e s de los M u s e o s d e R o m a . C o m o en éstas, el p r i m e r o d e d i c h o s brazos se e x t e n d e r í a h a c i a a d e l a n te, e s t a n d o la m a n o á la a l t u r a de la cabeza y con los dedos

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1? —

ligeramente encorvados en señal de protección, m i e n t r a s con la siniestra m a n o e m p u ñ a r í a u n cetro corto, símbolo de la autoridad. Los brazos f u e r o n hechos con piezas distintas de la del cuerpo, sin d u d a para facilitar el embalaje y evitar r u p t u r a s , si h u b o q u e hacerlos venir de R o m a ó C a r r a r a . E m p a l m á b a n s e con el h o m b r o por medio de un cilindro de h i e r r o cubierto de plomo, y el todo recubierto con u n a capa delgada de a r g a m a sa m u y consistente. Otro tanto puede afirmarse de la cabeza. Efectuóse el hallazgo á u n o s 200 m . de distancia de donde se halló la lápida, y á unos 4 ó 6 de la- orilla del m a r hacia el E. E n aquel sitio n i h a b í a cimientos n i restos de edificios ú otras obras arquitectónicas, sin q u e f u e r a el terreno á propósito para levantar el m o n u m e n t o esculturario, ni allí ni en lo restante del trayecto h a s t a las r u i n a s . N o m e cabe d u d a q u e el torso, con a l g u n a parte de la estatua, f u é a r r a s t r a d o hacia aquel p a r a j e , y lo que falta h a b r á corrido la m i s m a suerte q u e u n a testa f e m e n i n a encontrada hace a l g ú n tiempo hacia los solares antiguos, de la que no existe m á s q u e la p a r t e superior del cráneo, con la frente y cara mutiladísimas. El peinado del cabello se caracteriza por ligerísimas ondulaciones; pero sobre la f r e n t e y las sienes los ensortijados se levantan m u c h o , m a n e r a de rizar m u y de m s d a en el siglo i, y q u e h o y podríamos l l a m a r peinado d e h e r r a d u r a . Detrás de ésta lleva u n a g u i r n a l d a de piedras preciosas, q u e parece t e r m i n a r í a sobre el cuello, como las diademas: van u n i d a s aquéllas por medio de u n hilo, estando bastante separ a d a s y equidistantes y afectando la f o r m a de flores polipétalas, parecidas á las m a r g a r i t a s . B á r b a r a s y ferocísimas e r a n las m a n o s q u e e m p u ñ a r o n la piqueta p a r a e n s a ñ a r s e en estas obras de arte. Mas volvamos á recordar la lápida, q u e en cualquier parte, y m u y especialmente en n u e s t r a patria, h u b i e r a servido, a u n sin la guía del trozo de estatua, h u b i e r a servido, vuelvo á decir, p a r a m o s t r a r n o s q u e B a r e a existió en el l u g a r de los hallazgos. S i n e m b a r g o , Villaricos es u n a excepción de la regla general, p o r q u e esa lápida sólo sirvió para q u e se dijera «que 2

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u n a ciudad q u e dista legua y m e d i a hacia el Ocaso, la actual Vera, reclamaba con su n o m b r e á Barea por s u y a ; c o n t r a d i ciendo también la reducción de ésta á Villaricos los geógrafos de la a n t i g ü e d a d » . , «Las piedras también v i a j a n , se añadió, y u n c a m i n o t a n corto de sobra p u d o andarse en los días que f u é necesario f o r talecer la ciudad m a r í t i m a contra los vándalos ó visigodos ó imperiales.» «Gomo h u b o dositfeníesas, la oretana

f la hástula,

así tam-

bién pudo haber dos Barias (1), u n a en la T a r r a c o n e n s e y otra enlaBética.» «Plinio dice q u e Barea y U r e i estaban p r ó x i m a s á la costa, y Villaricos no está, como P e c h i n a y Berja, próximo á la costa, sino sobre el mar.» El S r . K i e p e r t se equivoca identificando con Bera la B a r e a p l i n i a n a , concluye, finalmente, el príncipe de n u e s t r a geografía a n t i g u a , D. A u r e l i a n o F e r n á n d e z G u e r r a , cuyas son las frases e n t r e c o m a d a s . N u e s t r o i n s i g n e geógrafo histórico siguió creyendo, por lo q u e se ve, q u e la ú l t i m a población radicó en Berja; pero lo q u e no es dudoso fué el efecto producido por s u s r a z o n a m i e n tos, q u e hicieron e n m u d e c e r á todo el m u n d o , privando á V i llaricos de la posesión de B a r e a (2). P e r d ó n e m e la m e m o r i a , q u e m u c h o venero, del autor de la frase «las piedras v i a j a n » , si no asiento á ésta y las otras razones s u y a s , y si m e atrevo á a f i r m a r q u e n i n g u n a es a c e p t a ble, y m u c h o menos concluyente; p o r q u e estoy seguro q u e m u y otra h u b i e r a sido la opinión de D. A u r e l i a n o sobre el caso, de h a b e r podido estudiar la cuestión sobre el t e r r e n o ó leer los datos q u e ahora voy á c o n s i g n a r . P r i m e r a m e n t e , n i e n Vera n i en sus cercanías se e n c u e n -

(1) E n todo es digno de fe y respeto este a u t o r ; pero en la t r a n s c r i p c i ó n y acentuación de l a s voces l a t i n a s a l g u n a vez y e r r a . (2) El primero q u e publicó la lápida de Barea f u é el Sr. Cánovas y Cobeño en m Minero de Almaffrera-, pero m u y pronto rectificó s u aserto, por desgracia, el sabio arqueólogo y n a t u r a l i s t a , q u e a ú n s i g u e creyendo q u e en Villaricos e s t u v o Urei, como e n s e ñ a el P. Flórez.

— 1« — Iran restos de población fenicia, griega ó r o m a n a , sino exclusivamente árabes. Agréguese q u e generalmente la transformación de los n o m bres de las poblaciones latinas h e c h a por los árabes no llegaba hasta cambiar las radicales de las voces; de suerte que no se puede h o y derivar filológicamente por asimilación Béira de Barea, ni n i n g ú n gramático se atreverá á defenderlo. Pero se m e dirá: ¿Y q u é hacemos de Vera, q u é n o m b r e primitivo le daremos? El q u e le pusieron sus f u n d a d o r e s los á r a bes, y q u e es asaz gráfico por c i e r t o . = B e h e r a = S u e l o h u n d i do, llanura baja y jardín, palabra q u e es u n a variante de B a h i r a = í a p M n a , litoral marítimo. Vera, situada en u n a p e q u e ñ a meseta á la falda de u n cerro q u e sirvió de emplazamiento á la a n t i g u a Béira, se llamó con propiedad suelo hundido; p o r q u e su caserío se vió h u n d i d o a l g u n a s veces por los terremotos, y sobre todo porque las depresiones q u e se observan e n las a f u e r a s son m u y notables. Le conviene la acepción de Llanura baja, por el hoy pintoresco valle, plantado de n a r a n j o s , sembrado de cortijos y j a r d i nes, pudiendo pasar como prolongación de la ciudad hacia el O., y q u e lleva a n t o n o m á s t i c a m e n t e el n o m b r e de «El Real» desde F e r n a n d o el Católico. Sitios tiene Vera q u e en lo a n t i guo pudieron merecerla el nornbre de jardín. P e r o n i n g ú n significado es m á s propio q u e el de Laguna, litoral marítimo, pues apenas se sale de poblado al S E . con dirección al m a r cercano, se nota u n a g r a n depresión ó l l a n u r a baja y p a n t a nosa, q u e n a d a produce, convirtiéndose en verdadera l a g u n a en tiempo de lluvias. Por m a n e r a q u e pocas poblaciones árabeh i s p a n a s pueden ostentar u n n o m b r e tan adecuado y expresivo. Mal p u d i e r o n los barienses t r a n s p o r t a r de V e r a á Villaricos el famoso sillar; porque, á m a y o r a b u n d a m i e n t o , no aparece n i n g ú n rastFO de los i m a g i n a r i o s m u r o s , n i la piedra se halló en las a f u e r a s de la ciudad r u i n o s a , sino en la parte central, en medio de las edificaciones. Otra de las razones q u e tengo para probar q u e Villaricos es Barea, es el significado de ésta. Bape-.a, eu latín Baraea, es la

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terminación femenina de u n caíiflcativo griego, y tanto vale como pesada^ incómoda. ¿Hubo griegos en Villaricos? ¿Cuadra á este pueblo lo q u e expresa Barea etimológicamente? Sí, allí h u b o n u m e r o s a colonia de griegos, antes q u e de r o m a n o s , y así lo evidencian los objetos del a r t e helénico recientemente hallados en u n a necrópolis, como después expondré. N a d i e q u e h a y a vi§to las mencionadas r u i n a s necesita q u e yo le pondere lo gráfico y preciso del adjetivo con q u e los helenos dieron á conocer el pueblo c u y a s son aquéllas. P o r q u e ¿qué cosa m á s incómoda q u e una ciudad t r i a n g u l a r , de tres centenares de metros cada lado, sin que p u d i e r a n f á c i l m e n t e dar de sí, por estar formados dos de ellos por el m a r y el otro por los montículos de la sierra? Y si nos atenemos al término pesada, ¿qué m á s pesado que el plomo, extraído en sus c e r canías? El n o m b r e está m u y c o n f o r m e , como vemos, con la posición topográfica de Barea, sin q u e b a y a razón suficiente para llam a r l a Baria porque se lea Bariemium en la lápida, pues la p r i m e r a e cambia en i por eufonía,; y así escribieron Cicerón, Tácito y Plinio: Caesariemium, de Gaesaraea; Heraciiensium, de Heraclaea; Niciensium, de Nicaea; Apamiensium, de Apamaea. ¡Con c u á n t a razón dice un autor q u e el n o m b r e de los pueblos es la primera pieza arqueológica para conocerlos! Ahora y a no es fácil a r m o n i z a r los textos antiguos q u e tan contradictorios á m u c h o s parecieran. E s t u d i a r e m o s en p r i m e r t é r m i n o los de Gayo Plinio, el Viejo, q u e procuró dilucidar la cuestión disputadísima, de q u e t r a t a m o s , haciendo sobre ella u n estudio especial en sus n u n c a bien ponderadas obras, e n las q u e nos legó u n verdadero m a n u a l de geografía ibérica, el m e j o r de cuantos escribieron los clásicos sobre el m i s m o a s u n t o . Conviene tener m u y presente la m a n e r a q u e tiene de describir C. Plinio: después de d e t e r m i n a r e ! contoj-no general de la P e n í n s u l a y los límites de las tres provincias en q u e A u g u s t o la dividiera, pasa á la descripción particular de la Bética, q u e él j u z g a la m á s excelente, comenzando por el litoral de su costa del O.; e n u m e r a al efecto sus conventos jurídicos; de-

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talla la clase y n ú m e r o de s u s ciudades; e n t r a luego en mayor e s detalles sobre los puertos de m a r , dando n o m b r e s á los montes y ríos principales, y termina diciendo q u e Murgis era el límite oriental de la Bética. I n m e d i a t a m e n t e prosigue la descripción de la, parte terrestre, pero en sentido inverso, esto es de Oriente á Occidente. R e a n u d a á seguida su ordenado método descriptivo (no sin advertir antes los errores en q u e i n c u r r i e r a n m u c h o s geógrafos al estudiar los límites y la extensión de la Bética), y dice para poner las cosas en claro: — Los primeros pueblos del litoral de la Tarraconense son los Bástulos... Entre los pueblos próximos á la costa está Urei: Barea está adscrita á la Bética. Despues sigue la Mavitania, ó mejor Mastitania,.. q u e acaso sea este uno de los m u c h o s n o m b r e s q u e le a d u l t e r a r o n los copistas (1). Descrita del m i s m o modo por el Naturalista la parte medi» terrànea de la T a r r a c o n e n s e , la central y, m á s adelante, la del Septentrión y occidental, concluye, con ligeras variantes por la L u s i t a n i a y las Islas, citando como final de estas la de Cádiz, en la q u e se detiene m á s de lo ordinario; porque, siendo como es él tan lacónico en palabras como a b u n d a n t e en conceptos, tiene por costumbre expresar lo característico de cualquier p u n t o con dos ó tres palabras. P e r o puede perdonái'sele al g r a n sabio el pequeño desahogo respecto á la isla g a d i t a n a , teniendo_en cuenta q u e de allí era o r i u n d a su m a d r e . Si e x a m i n a m o s ya el sentido d é l a s palabras del infrascrito texto pliniano en lo q u e atañe á los límites orientales de la Bética y situación de Barea, b u e n o será no olvidar q u e los com e n t a d o r e s le interpretan supliendo, sin verdadera necesidad, u n a c o n j u n c i ó n copulativa y traducen: Entre los pueblos cercanos al m a r (en la Tarraconense) están Urei y Barea, a t r i buida á la Bética. N o negaré yo absolutamente q u e sea esa la interpretación del citado texto latino; pero sí q u e de él resulte algo en contra de la identiQcación de Barea con Villaricos. A u n dado, y no

(1) Primi in ora Basluìi. Posiea Maatitaniam...

, Oppida ore proximat

Urei: adscriptnm

Bcetitp, Barcea,

— 22 - concedido, q u e la traducción más obvia sea la ú l t i m a y no la s u b r a y a d a , según creo, todavía resulta claro el texto, coligiéndose de él lo siguiente: í." Que Plinio, al e n u m e r a r los pueblos m a r í t i m o s de la Tarracouonse mediterránea, empieza por U r e i (Pechina) y desde a q u í á Cartagena sólo menciona á Barea. 2." Aiiade respecto á esta el dato que á él pareció i m p o r tante y característico, y q u e de verdad lo es, de estar adscrita á la Bética, por más q u e radicase en el territorio de otra provincia. 3."

Que a m b a s podían, y U r e i debía, estar cerca de la

costa. La primera deducción es tan manifiesta, q u e h o l g a r í a , á m i juicio, todo comentario. Sobre la segunda podría oponérseme el a r g u m e n t o vulgarísimo de p u g n a r con aquel otro texto de Plinio, q u e dejé c o n signado, ó sea Murgis Bceticce finis, q u e p r u e b a , es cierto, quedaba j u n t o á Almería la f r o n t e r a bético-tarraconense. A esta aparente contradicción responderé distinguiendo de u n a vez para siempre: Barea no pertenece á la Bética romana en el sentido natural y geográfico, pero sí en el politico y civil. E n este m i s m o caso encontrábase en Africa Zilis (Arcila), como enseña el autor citado y a d e m á s Tácito al a f i r m a r q u e «Otón concedió las ciudades de los Moros á la provincia Bética». Los precedentes ejemplos de esta clase de a n o m a l í a s geográ/ ficas son n u m e r o s í s i m o s en todos los países antiguos y m o dernos. Concretándonos á los de nuestra patria en la a c t u a l i dad ¿ q u é geógrafo i g n o r a q u e el condado de Treviño está rodeado de tierra alavesa, y la catalana Llivia de francesa, y Ceuta es de Cádiz en lo eclesiástico? Y sin e m b a r g o , nadie se atrevería á decir q u e los límites orientales de la provincia de Burgos llegan j u n t o á Vitoria ó q u e la diócesis g a d i t a n a c o n fina con Africa. Por m a n e r a q u e á tenor de lo consignado por los a n t i g a o s y á j u z g a r por las r u i n a s colindantes con Barea en los tiempos r o m a n o s , nos hallamos en el caso de asignarla los actuales te-

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rrilorios de P u i p i , Cuevas y Vera, devolviéndole á la Bélica r o m a n a este girón de tierra, que civilmente lo perteneció. Acerca del tercer postulado ya i u d i q u é la conveniencia de dejar las frases de Plinio como él las escribió y atendiendo a l a f o r m a en q u e lo bacía, q u e era m e n c i o n a r primero los puertos de mar; por lo cual es lógico decir q u e el N a t u r a l i s t a e n u m e r ó el puerto b'ariense entre los de la Bética, donde él ejerció c a r gos importantes. Mas si alguien me tachase de atrevido por s e p a r a r m e del común sentir de los traductores, a ú n podría dar por b u e n a la interpretación tradicional del texto clásico; p o r q u e todavía así no h a b r í a de resultar nada en favor de Barea-Vera y contra Barea-Villaricos, si no olvidamos que desde este p u n t o á los lugares de la a n t i g u a explotación, en un trayecto de 3 k m . , de tierra sin una tumba española y no hay un puñado sin u n a casa a n t i g u a . Como, además, la explotación de l