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A V I S O . — S e r d para noMotro» dittitteión agradecida qtte la prensa citnttficu uueio'ial o extranjera tome o copie lo que tenga a bien de esta humilde U K \ I8TA. Kn los trabajo* de Redacción, concedemos libertad para hacer caso omiso de los notmbres. De los tnÜMJos de los demás Profesores, no podemos disponer; conniene indicar nombre y procedencia. Del nuestro, si: ya porque entendemos que los productos intelectuales son esencialmente comunistas; ya porque, al poner renal cualquier escrito, el que lo compra adquiere la propiedad del usufructo de las ideas que contenga. Ksta doctrina snlameide defrauda la riitiiftnd personal; y es rosa que no vietif mal tener a raya. FKUKKIOO KirBio.

L'n» COA* e« deleitar, y utra cosa e» enseñar. El escrlior clentf6co puede v ilebe ser correcto y hanta florido y hriliante: pero ante todo se debe a la verdad, y lo que le conviene a la Ciencia puede muy bien no convenirle al Arte-

Todo trabajador, todo cultivador de la ciencia cambiarA, níiodI6i-ará radicalmente y hai>ta anulará sus creaciones para amoldarlas, para adaptarlas al profreso, ya que éste modifica el concepto científico y su derivado el práciico.

I>B. QcTltKBBZ "^

DR. CIRVIRA

P A T R O N A TO DK LA

REVISTA IBERO-AMERICANA DE CIENCIAS MÉDICAS INSTITUTO

KUBIO

Director.

• DB. D. LUIS GONZÁLEZ BRAVO Vlcedlrector. ÜB. U. L U I S SOI.EK Y .StnO

Jefe de Clínicas, I J K . O. J O S É M . » A R N A L

Depoaltarioi D. I G N A C I O BAÜKR

Secretario, D R . I>. A. DK LA l'EÑA GALARZA

Jefes de Dispensario:

Dr. Botín (D. Francisco), (Ginecología.—Dr. Oarcia del Diestro (D. José), Pediatría.—Dr. Oarcia Hurtado (D. Saturnino), Huesos y articulaciones. —Dr. González Bravo (D. Luis), Vías urinarias.—Dr. H. Sampeloyo (D. Jesiis), I'iel, síñlis y venéreo.— Dr. Horcasitas (D. José^ Oto-rino-laringología. —Dr. Landete (D. Bernardino), E^ttomatoiogía.—Dr. Leoz y Ortin (D. Galo), Oftalin. logia. —Dr. LApez Duran (D. Adolfo), Cirugía ortopédica.—Dr. Lozano (D. Pablo), Cirugía infantil.—Dr. Luis y Yagüe (D. Ramón), Aparato digestivo. -Dr. Martínez Ángel (D. Anto nio), Cirugía ortopédica.—Dr. Martínez Suárez (D. Fermín), Cirugía intestinal.—Dr. Morales Lnhoz (I). Juventino), Oto rinolaringología. Dr. Mut y Mandilrgn (D. Antonio), Medicina general. Dr. Negrete (1). Carlos), Vías urinarias.—Dr. Pardo Regidor (D. Antonio), Pialinraiorio».—Dr. Saralña y Pardo (D. Jesús), Pediatría,- Dr. ülocker (D. Knrique), Cirugía general.—Doctor Soler y Soto (D. Luis), Ginecología. - Dr. Verdes Montenegro (D. José , enfermedades del pecho.—Dr. Vile.hes (D. ICnrique), Enfermedades nerviosas.

m n IBERMimCAM TOMO

un

DE C H A S

Madrid, Jallo de 1919.

lEOlCÁS Mm. CLZZnX

SUMARIO Omldadoi que requieren la§ operacIoHét aH0-recíale» (oonclasión), por el Dr. Fermín Martínez SuArez.- I^n rtcuerdo de étiotogia y patogenia de la llHaiíi biliar, por el Dr. Antonio Lar».—Orrfuíca d» urologia, por el ür. Carlos SBgreto.—Inconvenienl4i y ventajai qu» loi proeédimlentoi d« laboratorio reportan al diagnitíieo ellnieo, por el Dr. E. Bicadé.-£( Sr. Ravenló; por el Dr. 9iiotík«r.—8oetédat O/talmológiea dt líadrid.=HmriinA DK KaeEt:iAi,iDAt>KB.—Áne$tetia, por el Dr. Gdoardo Pin».

CUIDADOS m REQUIEREN LAS OPERACIONES ANO-RECTALES (OOaOLDttÓM)

POR

EL DR. KERUfN MARTÍNKZ SUÁREZ Del

Initltoto Rttbio.

Bi enfermo, a pesar de qae se le tapan ios ojos, y algunos profesores también los oídos, como no pierde la sensación de contacto, es testigo de lo que hacen con ól, y la mayofía de las veces le prodace nn efecto desastroso si su temperamento es a proposito. No es conveniente en los viejos ni en los nlflos. Los accidentes inmediatos son los vértigos y el síncope, qae, antes qae se mejorasen las preparaciones y la técnica, ha ocasionado bastantes muertes. Los lejanos, sin ser mortales, producen trastornos-de bastante consideración. Los vómitos, que son frecaentfsimos, y duran ,de dos a seis días. Bar. IBUO-AMKR. D I VI»». MAD.-XLII.

Julio i»t».—l

TRABAJOS ORIOINAt.BS

Li cefalea frontal, qne es atroz, y dará, por lo menos, cuaren ta y ocho horas. \M fiebre, que, aunque moderada (de 38",5 a .39"), es muy molesta. La parálisis del recto y la vejiga y algunas veces do las extremidades inferiores, quo suele durar algunos días. Y después de todo, se ha dado más do un caso do tener que recurrir H1 cloroformo, porque reapiirecia la scnsibili lad. Respecto a los varios procedimientos de anestesia local y regional, sólo el de Keclus merece ser conservado, no tan sólo por su sencillpz, tino por ¡o inofensivo y de resultados. El método de Schleich, o de inQltración, tiene muchos inconvenientes en esta región, además del edema que produce y que trastorna por completo las relaciones en algunos puntos. El procedimiento de Braun, que en teoría es muy ingenioso, en la práctica resulta bastante deticicnte. Para anestesiar él ano hay que hacer cuatro inyecciones en los cuatro punto-i cardinales, y precisamente en la zona más dolorosa: después, otras cuatro que, partiendo do las primeras, lleguen por encima de los esfínteres, y difundiéndolas en sentido lateral al ir avanzando. Total: ocho pinchazos qne casi constituyen una operación...; después... hay qao dar cloroformo bastantes veces, porque reaparece la sensibilidad demasiado pronto. Uno de los inconvenientes mayores que tiene la anestesia local es que si la posición que hay que dar al paciente es violenta, como la ginecológica, se le presentan calambres dolorosos en las piernas, que lo mortifican macho'y le hacen moverse, constituyendo la desesperación del operador. Pasemos a la desinfección del campo. Se prepara un irrigador de buen tamafio, y dos o más jofainas de hierro y porcelana, con objeto de, después de desinfectadas, poderlas flamear con alcohol, si fuere necesario. Se hará n»o del agua hervida en abandancia y del oxicianaro, a ser posible, muy dilaido.

TRABAJOS ORIOINALBS

Si hubiera fuentes planas, también se desinfectan para colocar los instrumentos. Estos, después de hervidos, se limpian con alcohol y 80 colocan: los de corte en un lado, y los demás que sean necesarios en otro, tapándolos después con un paño esterilizado para que no los aperciba el paciente. Todo dispuesto, se jabonan bien el ano, parfs genitales e interna de los.muslos; igualmente se hará con el recto, hasta que el agua salga completanicnte limpia, teniendo cuidado de no dejar nada de líquido dentro de la ampolla. Si es mujer, se irrigará bien la vagina y los fondos do saco vaginales, y después de bien limpios se rellenará el conducto de gasa esterilizada. I^ mismo se hará en el recto, para impedir que se ensucie el campo operatorio. Bien seca la región, se coloca un paño y so anestesia al enfermo. Llegado el período de insensibilidad, se coloca en la posición qne requiera el acto operatorio, y cucfndo es varóp se sujetan con una venda los genitales externos, para qne no produzcan obstáculo al operador. Se frota bien con alcohol y, después de seco, se pincela bien la región con tintura de yodo. (Esto debe entenderse en las oporaciones en general, pues hay algunas que necesitan mayor número de precauciones.) Empezada la operación, debe limpiarse siempre con compresas de gasa esterilizada y secas, y recurrir al irrigador solamente cuando, bien por hemorragia o por otra causa cualquiera, se manche mncho el campo. Como la mayor parte de las intervenciones producen bastante pérdida sanguínea, debe tenerse preparado suero fisiológico, y aplicarlo antes que se deprima el enfermo, y no esperar a terminar la operación, perdiendo un tiempo precioso. Lo mismo puede decirse del pantopon o la morfina, siempre qtie MMi de temer grandes dolores al disiparse el narcotismo. Terminada la operación, se limpia perfectamente toda la región, se sacan las gasas-del recto y la vagina, y se seca cuidadosamente.

4

TaABAJ08 ORIOIMALBS

No debe hacerse la cura sistemática sino con arreglo a la intervención practicada. Se lavarán bien las superficies cruentas con agua oxigenada; si ha sido un Kraske, se procurará rellenar con gasa Hoja el hueco perineal y rafe posterior, para dejar establecido un buen clibaje; si son hemorroides por volatilización, se rodeará un tubo grueso de drenaje con gasas y se introducirá en el recto,.para evitar la hemorragia y facilitar la salida de los gases; si sólo se ha tratado de una fístula a campo abierto, después de cauterizar el antro o tocarle con tintura de yodo, se rellenará bien de gasa, para impedir la hemorragia secundaria y que se puedan aglutinar los bordes. Se tapa toda bien con compresas del tamaflo que sea necesario y despnés unas cuantas capas de algodón, terminando con un vendaje do ano. El que yo empleo siempre es también en forma do T. pcro se diferencia del clásico en qbe yo divido, como se hace con el cabo qae pasa |>or el periné, el destinado a sujetarse a la cintura de modo que sean dos; los más superiores quedaa colocados como siempre, y los inferiores se anudan con los que suben por las in* gles, después de haber sujetado la cura colocada en el ano. CUIDADOS DK8PUÍ8 DK LA OPERACIÓK

Aunque no todas las operaciones revisten el mismo grado de gravedad, en los primeros momentos hay que vigilar los enfermos con •.•! mismo cuidado. Reacción—Al colocar al enfermo en la cama, debe cuidarse de qaa esté caliente, sin ninguna almohada y con la cabeza muy baja. También se le pondrá la cara de lado, por si te presentan vómitos no le obtaren la laringe y paeda asflsiarxe. 8i pasado nn rato, el pulso se mantiene peqaeflo y la piel fría, •e le darán inhalaciones de oxigeno y se le pondrán inyecciones de esparteína, aceite alcanforado, etc., hast» lograr qae reaccione. Dohret.—Es la primera manifestación molesta que aparece, y

TRABAJOS OKIQIMALBS

que hay que combatir pronto para evitar, tanto las malas consecuencias de la pérdida nerviosa, como los movimientos del enfermo, que puede descomponer el vendaje, infectar la herida, producir hemorragias, etc. 8e darán, sin perder tiempo, las inyecciones de morfina, bien sola o bien asociada a cualquier otro medicamento que se halle indicado. Vómitos.—Cuando los vómitos se prolongan muchas horas u ocasionan grandes esfuerzos, hay que combatirlos cuanto antes: 1.", porque producen una sideración nerviosa en el organismo, que retarda la reacción; y 2.", porque pueden ocasionar roturas de puntos on las suturas y hemorragias consecutivas. Rl medio que da mejores resultados es impedir que hablo el enfermo. Abstenerse de las be}}iósito ninguno, lo único que debe recomendarse es dejar los cabos de la ligad ara, que tóele ser CAfi •lempre el procedimiento, bastante largos, con objeto de qoe MI- " gan fuera del ano para conservar el ponto de referencia, caso de necesidad. Si la implantación es sésil, lo mejor ea dar anos cnantos pantoa de satura antes de extirparlos. Futida». —Aparte de indicaciones especiales, siempre deben

TRABAJOS ORIOIXALSS

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curarse a campo abierto, pues suele resultar algunas veces a las que se suturan, que se opera una y resultan cuatro. La herida que produce la sección del puente, después .*• Desinfección minuciosa de la región. a"

Mucha atención durante la anestesia, que siempre es peH

grosa, aun en las operaciones más pequeñas. I "^ Cuándo las condiciones de la herida lo permitan, emplear con preferencia la cura seca. .').'^

No tener nunca prisa para que los enfermos se levanten,

pues la posición de pie retarda la curación en estas regiones.

A baie de Tioco). Heroína. Arrenal. Corteza de naranjas amargas y savia de pino ninrltinio. La major garantía de la bondad del JARABE ORIVE, es su acertada conipusición y escrupulosa preparación, tonií'iido gran ini|iortancia para la clase médica conocer sus componentes, pues no se trata de un preparado de fórmula seciuta.Dados los componentes que integran el JARABE O R I \ E , inútil créeme» indicar a la ilustrada y competente ciato médica los casos en que debe ser pre»crlio. Toleradiíimo por los entómagos mi» débiles.

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C a l l e de R e c é l e t e » , • « • § . 9 . — A I A D R I D T e l é f o n o la-BO 8.

TRABAJOS OBieiNALBR

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En recuerdo de etiología y patogenia de la litiasis biliar POR EL DR. ANTONIO LAKA

Es sabida la frecuencia con quo acuden los enfermos afectos de litiasis biliar, en demanda de opinión y proceder que les mitigue o cure los sufrimientos provocados por sus variadas manifestaciones patológicas. Es raro que veamos niños, siendo en contraste frecuente en el adulto y anciano, puesto que la edad, a medida qne avanza, parece~ser factor adecuado para su desenvolvimtonto; es más frecuente en la mujer, sin duda, por efecto de la pradisposición que en olla hay en momentos determinados de SQ vida, o sean el parto, lactancia, puerperio y menopausia, sobresaliendo la relación entre el embarazo y las manifestaciones doloro•as del cólico hepático en sus formas vesicular o expulsiva. Ve> mos, además, flgnrar como causas predisponentes, en uno y otro sexo, la mayor parte de las enfermedades del hígado, siéndonos fácil comprobar on el interrogatorio a que sometctnos a loa pacientes, la existencia en su pasado de alguna ictericia. Después de los trabajos de observación que en Alemjinia hicieron Nauyn y sus discípulos, y en Francia Oilbert, Chauftard y lflangre en ciento doce embarazadas de la clínica del Dr. Tarnier, y dedujeron que, en los siete primeros meses del embarazo, la colesterina del suero pasó de dos por mil en seis mujeres de una serie de catorce observadas; en los dos últimos meses pasaba de dos por mil en treinta mujeres de una serie de treinta y dos observa.das, con ún término medio do dos y medio gramos por mil; en los días que siguen al parto disminuye, para aumentar sucesivamente de dos a tres mil, no volviendo al estado normal basta pasados dos meses. Esta hipercolesterinemia—dicen Chaaffard y sus discípulos—es de causa endógena, y que, por una parte, la suprarrenal, y de otra, el cuerpo amarillo del ovario, entran en juego en su prodoeción. La suprarrenal de las gravídicas es particularmente rica en llpoides, y hace el Dr. Chaaffard mucha insistencia en su papel eolesterinógeno, pero indica qao es mucho más importante en su producción el papel del cuerpo amarillo, más rico aún en substan-

TKAHAJUM OKIOIKALBR

«

19

cías lipoídicas, y dice que gran parte de esos lipoides la constituyen éteres colesterfnicos; la dosiñcación de la colesterina en e' cacrpo amarillo ha dado un gramo y noventa y naeve ceatigra mos en los comienzos de su formación; tres gramos con ochenta y cuatro centigramos en el estado de madurez, y diez gramos noventa y dos centigramos en el de regresión: de manera que el cuerpo amarillo 'constituye un foco temporal de colesterinemia y que la colelitiasis gravídica es consecuencia de la hipercolesterinemia de origen suprarrenal y ovárica, sobrevenido durante la gestación. Durante el curto de la fiebre tifoidea hay disminución de colesterina en la sangre en el período de estadio; aumenta durante la convalecencia, de modo que la curva térmica y,la de colet
TKABAJOS ÜKIQIMALBH

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nuevamente sospecha, yacon más seguridad, que su diagnóstico primero era el cierto, hasta que, haciendo caso omiso del Resultado do la reacción Wassormann, emplea un tratamiento específico, que da por resultado la curación rápida de su enfermo, a la par que confirma su primitivo diagnóstico. Todos habéis diagnosticado quistos hidatídicos, en los cuales la reacción de desviación del complemento fué negativa, y mucho» han operado enfermos do hígado sospechosos de quiste, en los que una desviación positiva impulsó a la intervención, encontrándose en ella con una cirrosis, un carcinoma, etc. Estos hechos y otros análogos se repiten un día y otro, y ante ellos, el clínico vuelve a dar más valor a su juicio, a su exploración, que al informe del laboratorio, y muchos, con un exagerado sentido práctico, han suprimido o restringido las exploraciones de faboratorio. Estos hechos son de una importancia colosal, y para explicar el porqué de ellos, para rectificarlos, para poner las cosas en el punto que deben quedar, tengo yo la osadía de exponer a vuestra consideración este modesto trabajo, vulgar, sencillo, inspirado solamente en la verdad y en la práctica adquirida durante diez afios de labor.

Los inconvenientes que las exploraciones de laboratorio reportan al diagnóstico clínico, teóricamente deben ser nulos. Este género de investigaciones sólo puede proporcionar ventajas, siempre que se realicen y se interpreten debidamente. En la práctica, las cosas pasan de otro modo. Las investigaciones del laboratorio conducen algunas veces a entorpecer «1 diagnóstico, y a veces a desviarlo de la verdad, y estos inconve nientes son los que primero voy a reseñar, ocupándome luego de las ventajas que esta clase de investigaciones proporcionan frecuentemente al clínico. Jx)» inconvenientes a que se hace alusión siempre dimanan de TOMO XLII.-7

8

84

THABAJ08 ORIOINAL»:8

«rrores, y para que resalte más clara su exposición, creo conveniente claaiflcarlOB en lo; grupos siguientes: a)- Errores por ignorancia del analista. b)

Errores por defecto de técnica.

c)

Errores ocasionados por no elegir el momento oportuno do

axploración, o no haber realizado la quo convenía. d)

Errores por defectuosa interpretación de los resultados ob-

tenidos. PvSta clasificación, completamente artidcial, solamente tiene el objeto do poder sejjuir un método en la exposición de los hechos. Por lo demás, so comprende lo difícil que resulta establecer fronteras definitivas cntn; cosas (juc tan intimamente se relacionan. a) — Errores por ignorancia del analista. Ya expuse en las primeras líneas, que en Medicina existen modas, quizá más exagcraiir-s, ]¡nv ^fv s\x ;>'-cir.n tuíis e f i c a z y no U'. t e r m i n a r tr.-istoi'tü.s d D e c l a r a d o do p e í i í i ' i - ) nli-,¡al on !o . His'>it3 "< prnviDcialr-s, -f! -in ,-ii-u,'r ll.i 4:- l.l ia, c! vientre (hd e,n • fcrn.o) a lapai'oionuzai', con mucho .ahadu)!, oslando el enfi'rnn^' cf!m|.)leiaun-níe desnudo. Kn af|nell;i sala de ojierafdoncs Re nadahi) en alcohol al pririeiouid' l.a oju^rai ii'.n, i'ln a.'Xua. al final, ' ' u a n d o ilia a coser la, jiared, siíulipre con nna sutura-, nunca a hilo único, VíM'lía (MI hi e ; , \ i d a d

ahdomiual

c u a t r o o Bids l i t r o s d o HIHU'Ü t ( m i •

!,.•• \ i n e ' - nincli.'tf, in1erveneif)nes. lina

liÍHÍeree!onii;t por fíran

niiom.'i 'ine nciia.li': la e^íca vaciiui sin poder hacer un pedículo, fué m.idehí lie corree. iTui optíratnria, y vulcntfa. T,a hizo siti hemosla',; prr\-i,i: coiíalia Las n t e ' i n a s y l;i'. ¡dn^^ah.a al .aire y a la p r i m e r a li'nbitiva. sin pérdida d-' ;-an;Tre entre (io!- puls.'iciones, *

El t a m o r qnediiba aislado on tI-es minulo.s.

48

TKABAJOS ORIOIMAI.BS

Una colecistectoraía con oc]u3Í«)n de colédoco, con incisión pararrectal, BÍII poner al enfermo en posición de Kiier. Colocaba grandes compresas aisladoras desde el principio de la intervención, y no Ins mudñba, fundánFrAL«OLÓnt0A

él efecto pasajero del tratamiento lácteo al misérrimo estado do aatrición de la niña, cayos padres son tan pobres qae apenas pueden sustentarse. OBSERVACIÓN

2.*

Concepción M., de cinco años, natural de Ma-

drid. Viene a consultar el 25.de Rnero del año actunl. Ñifla escrofalosa, con adenitis submaxilar e impétigo nasal. Flczema y edemas de los párpados, intensa fotofobia y lagrimeo. Córneas con gran infiltración central, color blanco amarillento que diswirtaye hacia la periferia. Ulceración superScial en el lado izquierdo. Diagnóstico: Queratitis impetiginosa, grave. Tratamiento.—Atropina oftalmolosa Casi, hidrárgica amarilla con dionina, fomentos calientes. Tratamiento nasal, como en el caso anterior. Aceite de hígado de bacalao al interior, primera inyección ('/, c. c.) de leche. 28 Enero.—La infiltración se ha reducido hacia el centro. Papila dilatada, segunda inyección de leche (1 */' c. c.) 30 Enero.—La niña abre ya los ojos. El foco inflamatorio se ha reducido en una mitad. No hay edema palpebral. 1." Febrero.—Sigue la mejoría; tercera inyección de leche (un centímetro cúbico). 3 Febrero.—Apenas queda inyección ciliar. 8 Febrero.—Doy de alta a la enferma, aconsejando continúe una temporada con los masajes con pomada fimarilla. 10 Marzo.—Vuelvo a ver a la enferma, qae está completamente curada. En el ojo izquierdo se ve ona ligera mácala central. En el derecho, nada. OBSKRVACIÓM

3.'—María A. y P., de ochoafloa, natural de Ma-

drid. Se presenta a la consulta el 4 de Diciembre de 1918. Se queja de vivos dolores en el ojo derecho que tiene malo desde hace quince días. Ñifla débil, anémica, adenitis sabmaxilar y cervical profunda (herBdosíflIis) (?). Dien'«s raquíticos, impétigo nasaU ademas del párpado derecho, con fuerte inyección bulbar; la cor nea está infiltrada en casi toda su extensión, y sólo en la extrema periferia conserva on indicio de transparencia. En medio de esta

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tarbiodad se notan puntos más intiltrados. Diagnóttico: Queratitis impetiginosa grave. Tratamiento.—Lavados,

instilaciones nasales, como en el caso

primero. Atropina, dioniíia, lociones oculares con solución de bo rato sódico al 1 por 100, vendaje protector. Al interior: solución de clorhidrofosfato ciílcico con arseniato sódico. 6 Diciembre.—No hay variación. Primera inyección de leche {I 7, c. c ) . 11 Diciembre.—Notable mejorín. La infiltración ocupa sólo la parte central. No hay dolor, y apenas rotofol)ia. Segunda inyec ción de leche (1 '/s c. c ) . 13 Diciembre.—Ulcera perforada en la región más infiltrada. El ojo continúa, a pesar de todo, con buen aspecto. Después de un lavado, aplico vendaje, hago la tercera inyección de leche (1 '/j c- c.). Ordenando el reposo en cama. 15 Diciembre.—Cámara anterior, normal. No hay sinequia anterior. 19 Diciembre.—Papila dilatada al máximum, leucoma muy re (lucido. Apenas queda inyección ciliar. Prescribo pomada amarilla al 2 por 100 y fomentos calientcis. '23 Diciembre.—Ojo blanco sin inyección ninguna. Leucomit pa/acentral, cuyas escasas dimensiones contrastan con la gravedad y extensión de las lesiones sufridas. OBSERVACIÓN

4.* - Luis H. y L., de dos aflos y medio, natural

de Madrid. Viene a consultar el 28 de Febrero del corriente afio. Hace once meses que tiene los ojos malos. Ha sido tratado por médico homeópata, pero ha ido empeorando hasta la fecha. Niño bien nutrido. Adenitis submaxilar. Impétigo nasal. Edema de los párpados con blefaritis y múltiples focos corneales confluentes. Fuerte inyección vulvar con lagrimeo y fotofobia. Las lesiones son más graves en el ojo derecho. Diagnóttico: Queratitis impetiginosa grave, rra^amtento; Pomada amarilla Casi sin atropina. Colirio de dionina. Tratamiento nasal y general como en el caso anterior. Doy la primera inyección de leche (1 '/iC* o.)>

60

K()< r i ; : > A ! ) i T T A l . M u i . f ) ! , , » A

5 jfítrzo. —.Mf'Ji'iría sorprí'i!'l>'nt": •-«''•lo \:i< Yinrtos f-nU'alcs »le i« córnea fsián iníütrndaK. Kl iiifui alire espontáii«!ttiifnt(,' los ojos. S e g u n d a inyección de leche (1 ' , i^. 'Cí;i
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Muy aefior mfo: Talaa ban ildo loa efertoa obt^ nidoN con lu fraaoo de TRICALCINE en un p o b r e mnohaelM afecto de tiibercaloaUi qaa I» ramilla ma tn plica ce lo aira procurando. {Serla u-ted laa amar ble q"e me envlaae dos fraarMt DAndole antlcipailaa rraotaaii* reitera snyo afectialmo. Firmado: Dr. OALIS80T, en Koncq iNord).

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Segando caso. ~ C. T., dos aftos; qneratoconjantivitis eczema tosa en ambos ojos. Tratamiento segaido. Tres inyecciones de leche, con cuatro días de intervalo. Primera inyección, uno y medio c. c. No se presenta reacción local ni general. La mejoría es manifiesta. Segunda inyección, uno y medio c. c. Fiebre de 89°,5. Estado de los ojos, igual. Tercera Inyección, uno y medio c. c. Sin reacción local ni general; pero a los diez días se inicia un absceso en el último sitio de aplicación, que hay que dilatar. Los abscesos de estos dos casos son debidos a una infección, a posar de no haber tomado todas las medidas que son de rigor al poner una inyec ción; más tarde es cuando sospeché de que pudiese haberse tratatado de anafliaxia. Después de este percance no me atreví a poner más inyecciones en tolos los casos; por consiguiente, lo que he podido ver es que las inyecciones de loche han prodncldo mejoría, pero no curación, además del contratiempo que dejo anotado, cuyo origen he indicado. Tercer caso.—M. R., treinta y dos aflos; queratitis disciforme O. D. Además del tratamiento adecuado a estos casos tan rebeldes, lo propongo, por ver si conseguíamos abreviar el curso de la enfermedad, las inyecciones de leche. Primera inyección, subconjunti valmente, cuatro gotas de leche. La reacción que produjo en el ojo fué escasa, durante unos días quedó en el sitio de la inyección un pequeño abultamiento, parecía un lipoma; ora la grasa do la leche,

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nes crónicns imposible mejorarlas con ningún otro medio.—Princesa, 68: InutiltUo Radiumterdpiro.—Apllcaclotie» económicas.

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