6. Quién estaba llamando a Samuel? b. Pedro. c. El jardinero. d. El papá de Samuel

Ana era una mujer que amaba a Dios, pero estaba muy triste porque no tenía hijos. Entonces oró y oró a Dios, y Él escuchó su oración y le dio un hijo...
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Ana era una mujer que amaba a Dios, pero estaba muy triste porque no tenía hijos. Entonces oró y oró a Dios, y Él escuchó su oración y le dio un hijo. Ella lo llamó Samuel. Ana estaba tan agradecida por su hijo, que le prometió a Dios que se lo daría para que Él lo usara de la manera que quisiera.

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Cuando Samuel era aún un niño, Ana lo llevó al tabernáculo en Silo y lo dejó con Elí, el sacerdote. Elí estaba viejo y casi ciego, pero cuidaba de Samuel. En retribución, Samuel le ayudaba en el tabernáculo, que era el lugar adonde el pueblo iba a adorar a Dios. Samuel era muy buen ayudante; incluso dormía en el tabernáculo. El viejo sacerdote dormía en una habitación cercana. -2-

Una noche, mientras el niño dormía, oyó una voz que decía: –Samuel. Samuel se levantó rápidamente y corrió hasta donde estaba Elí. –Usted me llamó –le dijo– y aquí estoy. Elí refregó sus débiles ojos: –Yo no te he llamado–refunfuñó– vuelve a la cama.

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Así es que Samuel regresó a su cama, se tapó la cabeza con la manta, y cerró sus ojos. Y volvió a oír la voz: –Samuel. No sabía qué hacer. Entonces corrió nuevamente al cuarto de Elí. –Usted me llamó –le dijo de nuevo–. Acá estoy. –Yo no te he llamado, vuelve a la cama –le dijo Elí. Así que Samuel se fue a la cama.

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Todavía no terminaba de taparse cuando por tercera vez oyó la voz diciendo: – Samuel. Y corrió hacia el cuarto de Elí. El anciano trató de calmarlo y, mientras lo hacía, comprendió de quién era esa voz. –Ha pasado mucho tiempo desde la última vez que Dios nos habló.

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–Samuel, creo que Dios te está hablando. Así que vuelve a tu cama y confía en lo que te diré. Si Él te llama otra vez, quiero que le digas: “Dime lo que quieras, Señor, soy tu siervo y te escucho”. Entonces el niño volvió a la cama.

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No pasó mucho tiempo hasta que oyó su nombre otra vez. –Samuel, Samuel –dijo la voz. Y él respondió: –Dime lo que quieras, Señor –tal como se lo había enseñado el anciano–, soy tu siervo y te escucho. –Samuel –dijo el Señor–. ¡Tengo mucho que decirte!

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–Hay cosas que harán que los oídos de mi pueblo se estremezcan. Hay palabras que debes entregar fielmente, para que ni una de ellas se escape ni caiga a tierra. ¿Puedes hacerlo Samuel? ¿Puedes ser mi profeta y entregar mis palabras a mi pueblo? Samuel, aunque era pequeño, respondió: –Sí puedo. Así lo hizo hasta que fue un hombre viejo como Elí. -8-

1. ¿Por qué Ana estaba triste?

6. ¿Quién estaba llamando a Samuel?





a. b. c. d.

Porque no tenía hijos. Porque era muy pobre. Porque se estaba mudando lejos de su familia. Porque su perro había muerto.

2. ¿Qué le prometió Ana a Dios después del nacimiento de su hijo? a. Prometió dar a Samuel para la obra de Dios. b. Prometió que Samuel trabajaría en el templo una vez al año. c. Prometió que le enseñaría a Samuel las leyes de Dios. d. Prometió que le daría mucho dinero al sacerdote. 3. ¿Qué hizo Ana con Samuel cuando aún era niño?

a. b. c. d.

Lo trajo al tabernáculo para ayudar a Elí. Lo llevó a tomar unas largas vacaciones. Lo escondió en una cueva. Lo envió a un colegio internado.

4. ¿Qué hizo Samuel cuando oyó la voz que lo llamaba por su nombre?

a. b. c. d.

Fue a la habitación de Elí y le dijo: “Aquí estoy”. Se dio vuelta y siguió durmiendo. Se escondió debajo de las frazadas. Corrió a la casa de su madre.

5. ¿Cuántas veces oyó Samuel su nombre?

a. Cuatro b. Quince c. Dos d. Treinta

a. Dios. b. Pedro. c. El jardinero. d. El papá de Samuel.

7. ¿Qué quería Dios que Samuel hiciera? a. Que fuera su profeta y entregara sus palabras a su pueblo. b. Que fuera a una ciudad lejana y le hablara a la gente acerca de Dios. c. Que cuidara a Elí mientras envejecía. d. Que volviera a la casa de su madre. 8. ¿Cuál fue la respuesta de Samuel a la petición de Dios? a. Dijo que sería el profeta de Dios hasta que fuera muy anciano. b. Dijo que conseguiría que Elí hiciera lo que Dios quería. c. Dijo que pensaría al respecto y luego le daría una respuesta. d. Dijo que no podía hacerlo porque era muy pequeño. 9. Emilia y sus padres, los días sábado, sirven el desayuno a la gente pobre. Piensa en Samuel y cómo, siendo niño, ayudó a Elí. ¿Cómo se sentirá Emilia al respecto? a. Está agradecida y feliz de ayudar a otros. b. Está enojada porque no puede dormir hasta más tarde. c. Está enojada con Dios por permitir que haya gente sin hogar. d. A Emilia no le agradan los indigentes. 10. ¿Qué aprendemos de esta historia? a. Que Dios a veces pide a sus hijos que hagan grandes cosas. b. Que hay que tener cuidado con las voces que se oyen en la noche. c. Que Dios no les pide a sus hijos que le obedezcan. d. Que los niños son demasiado jóvenes para servir a Dios.