fosé Carlos Manálegtú
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111. EL PROBLEMA NACIONAL EN EL PERU 1. PRECISIONES ACERCA DEL PROBLEMA
No es casual que Mariátegui publicara en vida sólo dos libros, ya que su intención fue establecer un sistema de ideas, un hilo conductor. el análisis del cont>. 2 La importancia dada por Mariátegui a sus tesis es la que aquí se ha lomado en cuenta para el análisis: éstas establecen la piedra angular para el desarrollo del socialismo en el Perú al plantear el carácter de la sociedad peruana, así como la estrategia y la táctica de la revolución. Los 91 artículos que forman los Siete ensayos... , aparecieron lodos en Mundial; la n1ayor parte en la sección periodística de «Peruanicemos al Peru')), del 9 de diciembre de 1924 al 26 de octl.lbre de 1928. Para el análisis de la realidad nacional, Mariátegui estableció lineas de trabajo que abarcaron diversos aspectos de la sociedad y la historia peruanas, desde la perspectiva del marxismo y con el objetivo revolucionario de una transformación socialista del país. En otra oportunidad manifestó que Siete ensayos «... contiene mi tesis sobre la cuestión agraria, a la vez que afirma la prioridad de este problema en la jcrarqtúa de los problemas nacionales. Aquí están mis puntos de vista fundamentales». 3 La interpretación de una época y el estudio de los problemas nacionales con1o coordenadas interdependientes constituyeron las constantes en la obra de Mariátegui. El problema nacional en el Perú quedó enmarcado dentro del sistema económico mundial y como parte del proceso latinoamericano, al tiernpo que desplegó sus características específicas y particulares. Ya se ha apuntado que, en cuanto a la situación internacional, Mariátegui estudió las contradicciones entre burguesía-proletariado en los pafses capitalistas; entre los países imperialistas y los pueblos coloniales; entre los monopolios (interimperialistas) y entre el socialismo y el capitalismo como sistemas antagónicos. Analizó también el fascismo como la expresión más acabada de la reaccionarización de la burguesía, y como contraparte, percibió una profunda crisis de la democracia En estas condiciones la revolución bolchevique constituía la única salida posible a la crisis mundial; los movinúentos de 2Mariátegui,
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José Carlos. Siete ensayos ... , p. 12. Carta a Arturo E. Delgado. Coffespondenc;a ll, p 508.
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liberación nacional en los países coloniales y senúcoloniales como China, Persia, India y por supuesto América Latina, marchaban también en esa dirgui. Hablamos pronto y muy seriamente. José Carlos parecía en vísperas de viaje cuando me dijo que no te1úa IJempo que perder. Que IH'Cesitaba información social económica y de todo ord en sobre mi tierra natal, Puno. Le rcspondi que eso nos demoraría muchos años. Me respondió que precisamente eso era lo que perseguía, proponiéndome señalar un día a la semana. Un día miércoles como aquel en que estábamos. Me prepararía una encuesta brcvc para cada semana y sobre ella co nversaríamos. Le pedí autorización para conversar con eminentes coprovincianos míos como Francisco Pastor, Francisco Choquchuanca Ayulo, J osé Frisancho, Pablo Piment111 e y a desesperar del porvenir sino tambi én a volverse hacia el pasado. Niugun. 116 La debilidad de la burguesía en el Perú castró su conciencia histórica, debido a que esta clase estableció compromisos con el gamonalismo y los terratenientes. Esto impidió el desarrollo de una revolución burguesa que hiciera del país una nación capitalista. La penetración y el dominio imperialista impulsaron un nuevo tipo de colonialismo, que frenó todo el posterior desarrollo del capitalismo de libre concurrencia de raíz nacional, con su correspondiente política demoliberal. Este proyecto económico generó una mayor dependencia en todos los renglones de la economia y, aunque de manera gradual, transformó las relaciones feudales en capitalistas pero sin propiciar un desarrollo autónomo y nacional. Ésta es la razón por la que el pafs requerfa y requiere de cambios profundos y radicales. Bajo estas consideraciones, la transformación, el cambio en las relaciones sociales de producción y el surgimiento de una nueva organización política y social, eran posibles para Mariátegui sólo a través de la revolución socialista. Mariáteguj se entrega de lleno, entonces, a la paciente labor de suscitar una ~reforma intelectual y moral,. al interior mismo del movimiento obrero y campesino; convoca a la vez a otros sectores y movimientos dentro de un esfuerzo de convergencia. de articulación democrática, orientada a la construcción de una nelbidem, p. 195.
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voluntad nacional-popular de autoemancipación. Es que la constitución del Perú como nació n suponía una evolución integral con la más amplia participación organizada de la sociedad civil en torno a la utopía socialista. Sería el producto de Ull Lenaz trabajo de ascensión y creación hlstórica, sin garantía alguna de triurúo, que se sostiene eu el combate cotidiano llevado a cabo con vehemencia, con una ética solidaria y una voluntad heroica de transfonnación social tt 7
La difusión nacional de los problemas locales y regionales y la articulación de los grupos intelectuales de Urna y otras ciudades de provincia pennitieron conocer los diversos problemas socioeconómicos y culturales, así con1o incorporar a un contingente de combatientes en la realización de una idea comÚll y solidaria: la transformación · del Perú. El fracaso de la idea liberal a lo largo del siglo XIX y las dos primeras décadas del XX, permitió a Mariáteguj establecer el camino socialista como única posibilidad para realizar el cambio que el Perú necesitaba.
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En esta época con la aparicióu de una nueva ideología que traduce los intereses y Jas aspiraciones de la masa - la cual adquiere gradualmente conciencia y espi:ritu de clase-- surge una corriente o una tendencia nacio nal que se siente con la suerte solidaria del indio. Para esta corriente la solución del problema del indio es la base de un programa de renovación o reconstrucción peruana. El problema del incljo cesa de ser, como en la época del diálogo de liberales y conservadores, un tema adjetivo o secundario. Pasa a representar el terna capitaL us
El socialismo peruano, al definir las reivindicaciones indígenas, al señalar su esencia económica y social y al plantearse incluir la tradición en la modernidad dio un lugar a dichas reivindicaciones. Esto ha permitido el rescate de las antiguas tradiciones incaicas y de ]as creadas en el mundo indígena durante 500 años de resistencia a la ofensiva colorúal y republicana y las ha colocado en la trayectoria nacional, en el proceso de construcción de la nueva democracia. 117 1báñez, Alfonso. «Presencia de Mariátegui». Páginas, no. 127, jun., 1994, p.
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Mariátegui, José Carlos. Siete ensayos... , p. 199.
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En esta perspectiva, el indio es la piedra angular y el cimiento de la auténtica peruanidad, vale decir, de la auténtica nacionalidad. Los valores andinos de solidaridad tienen en la concepción del nuevo Pení, y dentro de las nuevas relaciones internacionales, un valor universal, indispensable de ser rescatado e incorporado al proyecto nacional. Estas reivindicaciones tienen que estar vinculadas a las de todas las clases oprimidas y explotadas del Pení. En este proceso, la clase obrera es la única que puede guiar y dirigir esta transformación social. Diversos artículos reunidos por primera vez en 1967 por el Partido Comunista Peruano en sus ediciones Bandera Roja, bajo el título La organización del proletariatkJ, permiten la cabal comprensión de esta perspectiva sobre todo en los capítulos «La organización de las masas» y «la organización partidaria», en los cuales se demuestra el papel de los obreros y su partido político.119 La «co munidad», en cambio, de una parte acusa capacidad efectiva de desarrollo y transfo rmación y de otra parte se presenta como un sistema de producción que mantiene vivos en el indio los estímulos morales necesarios para su máximo rendilniento como.trabajador.120
Por eso el rescate de la tradición antigua no tiene solfúTlente un sentido histórico, ya que es al mismo tiempo económico y político. La supervivencia de las comunidades y de algunos elementos de socialismo práctico en la agricultura y vida indígenas, permiten articular un proyecto socialista moderno, que asimile lo mejor de la tradición. Al socialismo le corresponde la tarea de modernización del país con el desarrollo de un proyecto político nacional que ponga en juego toda la creatividad del pueblo peruano, a fin de explorar caminos propios e inéditos. Parafraseando al historiador Jorge Basadre, podria 119Aqui
es pertinente hacer algunas observaciones. SI bien muchas de las obras de Mariátegui fueron publicadas por su viuda e hijos a partir de 1950, especialmente sus obras con contenido politlco, fueron inicialmente publícadas por el Partido Comunista Peruano, que habla planteado la necesidad de «retomar el camino de Mariátegui», esta obra que estamos comentando antecedió a la publicación de ldeo/ogla y polftica que vio la luz dos a"os después, es decir en 1969; también de La organización del proletariado fue tomado, sólo con algunas modificaciones, el texto publicado en México con el titulo de El proletariado y su organización, Ed. Grijalbo (col. 70, no. 69) que apareció en 1969. 120 Mariátegul, José Carlos. Siete ensayos ..., p. 87.
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decirse que con el socialismo debe culminar el fatigoso camino de la formación histórica del Perú, encontrando su realidad y su solución. Mariátegui planteó un programa de cambio social para la transformación socialista de la sociedad peruana, en el que estableció la socialización de los medios de producción, la itnplantación de la propiedad social, así como la abolición de la propiedad privada. También propuso la descentralización económica, política y administrativa del Perú como una necesidad para lograr la articulación de un mercado interno nacional y para incorporar plenamente a las comunidades al nuevo proyecto de nación. Y todo programa positivo de descentralización tiene que inspirarse, principalmente, en las necesidades y en las direcciones de la econonúa nacional. El fm histórico de una descentrali7..ación no es secesionista sino, por el co ntrario, unionista. Se descenlraliza no para separar y dividir a las regiones sino para asegurar y perfeccionar su unidad, dentro de una convivencia más orgánica y menos coercitiva. Regionalis mo no quiere decir separatismo. 121
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El nuevo Perú, la nueva nación, no puede edificarse aislado del resto de América Latina y el mundo; por el contrario, tiene que insertarse en un proceso de renovación dinámica de las relaciones internacionales. El Perú es un fragmento de un mundo que sigue una trayectoria solidaria. Los pueblos con más aptitud para el progreso son siempre aquellos con más aptitud para aceptar las consecuencias de la civilización y de una época. 122
El proceso de formación nacional no se puede lograr en el aislamiento económico, político, social y cultural de un país y de un pueblo, sino en el libre intercambio y aprovechamiento de lo mejor que la humanidad va produciendo en su desarrollo y evolución. Para Mariátegui, el Perú tiene que desarrollarse y adaptarse a las corrientes modernas de la ciencia y la técnica, lo mismo que a las ideologías, asimilando las ideas y aportaciones de otros pueblos, e incorporándolas al ambiente y espíritu nacionales, sin que ello implique sustituirlos 121 /bidem, 1'l2Jbidem,
p. 207 pp. 27 y 28.
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o deformarlos. Desde la posición, el punto de vista y método desarrollados por Mariátegui, el Perú integral es un Pen1 socialista que «no puede ser calco y copia», sino S