Esta publicación es donada por la Hatzlajah de la Comunidad Eshel Avraham - Aragua

Educación Judía para nuestra Comunidad Global

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Bajo la Supervisión del Rav daniEl Ginerman Shlit”a

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Año 4 - No. 158 Venezuela, 09 de Siván, 5771 / 11 de junio de 2011

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Beha´alotejá Sefer Bamidbar: 8:1 al 12:16 Haftarah: Zejaría 2:14-4:7

HADLAKAT NEROT SHABAT CAGUA-MARACAY

MATURÍN CARACAS

Velas de Shabat 6:05 p.m 5:47 p.m 6:04 p.m

Salida de Shabat 7:05 p.m 6:47 p.m 7:04 p.m

Actividades Semanales:

MATURÍN - VENEZUELA LUNES - “Kolel Kol Torah” - Estudio de Torah “Parashat Hashavua” - Hora 7:00 pm MARTES - “Ulpán Ivrit” - Hora 7:00 pm a 8:00 pm -¡PUNTUAL ASISTENCIA! JUEVES - “Kolel Kol Torah” - Estudio de Halajah - Hora 7:00 pm MARACAY - VENEZUELA DOMINGO - Sesiones de estudio: Parasháh - Halajáh. Hora 1:00 pm a 5:00 pm. Lugar: Los Olivos (Sra. Miriam Puerta) Cualquier información escribir a: [email protected] facebook.com/eshelavrahamvenezuela

PARASHAT HASHAVÚA Tomado de: www.eduplanet.net Por el Rav Gabriel ben Israel

suelo las candelas del cielo Comienza diciendo nuestra parasháh: "Habla a Aharon y dile: cuando eleves las candelas hacia el cuerpo de la Menoráh, brillarán las siete candelas" (Bamidbár -Números- 8:2). Comenta al respecto Rabí Aba, en el Zohar: "Cuando el Cohén se disponía a encender las candelas abajo" (o sea, en el mundo material), "y ofrecía el incienso sagrado, al mismo tiempo brillaban las candelas superiores" (en el mundo espiritual), "y ambos mundos se unían y se entrelazaban, y había una gran alegría y belleza en todos los mundos". Repasemos la situación: El mundo material que conocemos y el mundo superior, espiritual, están en íntima relación. De hecho, toda nuestra misión fundamental en la vida consiste en unirlos, en consagrar la existencia material para hacerla indivisiblemente unida a la existencia espiritual. Cuando no comprendemos por qué nos "sucede" lo que nos sucede en nuestra vida, tendemos a creer en un determinismo "unívoco", en cierta forma de causalidad en la que Hashém decide por nosotros, y nada queda en nuestras manos por hacer. Tal argumentan, con frecuencia, aquéllos cuya fe se ha debilitado: "Hashém no tiene tiempo para fijarse en cada uno de nosotros", "¿Por qué le importaría mi vida individual a Hashém? El se ocupa de cosas mucho más grandes". Tal he oído que erran. A ellos viene nuestra parasháh a responder: cuando el Cohén (el sacerdote) enciende el candelabro del Templo aquí, en nuestro mundo material, sólo entonces, se encienden las candelas en el Templo Superior. Y el tema exige mayor explicación. Hemos aprendido (Midrash Tanjuma, Vaietsé, 3) que, cuando realizamos una mitsváh, cuando conectamos nuestro tiempo con lo sagrado a través de "actuar" uno de los preceptos de la Toráh, un ángel "bueno" nace para asistirnos en los mundos superiores. Hemos aprendido que, cuando incurrimos en la ira que nos ciega, en la cólera que pone a todo nuestro mundo de color rojo y nos arde en el corazón, destruimos nuestra propia obra en lo

alto. Hemos aprendido también que, cuando el pueblo de Israel tenía tras de sí al ejército de Mitsráim comandado por el propio Faraón, y no tenían escapatoria posible, Hashém les proveyó el milagro de que las aguas del Mar Rojo se partieran a su paso. Mas para que ello sucediera, fue necesaria la circunstancia habilitante, el gesto de invocación de Moshéh, que hundió su cayado en las aguas del mar. Y no sólo ello, sino que nada hubiera ocurrido si Najshón ben-Aminadáv, aún viendo al mar profundo y bravo, no se hubiera atrevido a adentrarse en él, a dejar que el agua le tocara las rodillas, le llegara a la cintura, le cubriera el abdomen y luego el pecho: cuando el agua le llegó al cuello, el mar, por fin, se empezó a partir. La fe de Najshón venció a la resistencia de las aguas, que no tenían deseo alguno de partirse. Mas cierto es que la fe de un hombre puede mover montañas. Y por eso aprendimos también que, con frecuencia, toca a los justos, a los grandes tsadikím, sufrir lo que individualmente no merecen, para "expiar" las culpas de toda una generación. Preguntaremos: ¿que significa "expiar las culpas"? Y responderemos: cuando un hombre actúa mal, contra la Toráh y contra la enmienda de la Creación, modifica la realidad colectiva: apaga las candelas abajo, y por consiguiente, se apagan las candelas arriba. De igual modo, aprendemos en Ialkút Shim'oní sobre VaEtjanán: ""no pueden, los ángeles del servicio, decir su canto arriba, hasta que Israel dicen su canto abajo". Es la acción de los hombres en su mundo, la que habilita la acción de las existencias superiores en el suyo. Nuestra parasháh nos enseña el orden vital del pueblo de Israel, unido, cuando el Arón, la estructura que protege y porta las Tablas del Pacto, se encuentra entre ellos; cuando el espíritu de la Toráh se halla en ellos. Durante el día, una nube cubrirá el Arón. Y durante la noche, una apariencia

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(continúa en la siguiente página)

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(viene de la página anterior) de fuego. Y serán esa nube, y esa apariencia de fuego, las que instruirán también el momento de acampar y el de levantar campamento, y el rumbo a tomar cuando se emprende camino. La bendición de Hashém está concedida, y el camino signado; mas sólo será efectivo si los hombres activan físicamente los mecanismos habilitantes para recibir la bendición. Gran parte de nuestra parasháh hablará del Arón Sagrado: es a su través que se manifestará Hashém directamente hacia el pueblo de Israel. Ahora en el desierto, saldrá la voz de Hashém de entre los querubím, dirigida a Moshéh. Más tarde, será el mismo Arón el que acompañará a Israel a los distintos campos de batalla, y su presencia producirá el desenlace favorable, una y otra vez, incolucrando a los ejércitos de lo Alto en una guerra que, aún sagrada, tiene lugar en lo bajo. Leemos, en los comentarios del Ar"í HaKadósh al Zohar de parashát Bereshít, que se esconde un gran secreto entre la palabra "Arón", que denomina al tabernáculo en que se guardan las Tablas del Pacto, y la palabra "Norá", que denomina a la manifestación de Hashém cuando

se revela en acción sobre este mundo (he hallado esta cita en el libro "Mima'amakím" de Rav Alexander Arieh Mendelbaum). En hebreo, "Arón" y "Norá" se componen de las mismas letras, sólo que en orden inverso. La manifestación del "Norá" requiere, para ser recibida, de un recipiente perfecto entre los hombres; requiere que los hombres estemos preparados para recibir y activar la Luz que se vuelca en nosotros. Y el Arón, es el paradigma de esa antena que ha de residir en la acción de los hombres. "Norá" es manifestación del lazo inquebrantable que une al Creador con su Creación, proyectado en la relación íntima que sostiene Hashém con Israel. Su mayor reflejo es, acaso, el "sueño" de Ia'acóv (Bereshít -Génesis- 28:12): "Y soñó, y he una escalera apoyada en el suelo, y su cabeza" (de la escalera) "llega hasta el firmamento". Esa es la escalera que están, nuestros propios actos, llamados a erigir. Para terminar: en la clase que dimos esta tarde en el Beit-Midrásh de Ieshivah.Net, hablamos de la tercer brajáh de nuestra principal plegaria: Shemonáh Esréh. Esta tercer brajáh, en la que

Los Consumidores de Maná Algunos datos sobre el maná: parecía una pequeña semilla, redonda, blanca. Descendía por la noche, intercalada entre dos capas de rocío. Sabía a su comida favorita. No producía pérdida, encapsulando las necesidades nutritivas de su comedor tan precisamente que después de que el cuerpo absorbía lo que necesitaba, no restaba nada. (Esta último provocó que alguno de los Israelitas se sintiera un poco de nauseas por su "pan del cielo"). Poco después que el maná empezó a bajar, recibimos la Torá en el Monte Sinai. Durante las siguientes cuatro décadas atravesamos el desierto comiendo el maná y aprendiendo Torá. Eso es básicamente todo lo que hicimos (cuando no estábamos metiéndonos en problemas). El Midrash ve una conexión directa entre nuestra dieta y nuestra ocupación, declarando que "La Torá sólo podría entregarse a los consumidores de maná". Después de cuarenta años de maná y Torá, cruzamos el Río Jordán a la Tierra Prometida. El estudio de Torá seguía siendo una ocupación de jornada completa sólo para la tribu de Levi (y para individuos selectos de otras tribus). Todos los demás empezaron a ganarse la vida trabajando. El maná dejó de caer, y nos cambiamos al "pan de la tierra"el pan oscuro, voluminoso, cuadrado-el tipo de pan cuyos nutrientes y vitaminas se hallan dentro de un relleno descartable. El tipo del que se digiere en lugar de ser absorbido. La vida es principalmente desperdicio. Pasamos trabajando todo el día por el dinero, una hora yendo de compras, otra hora cocinando, unos minutos

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comiendo. ¿Y dónde va la comida? La mayoría de ella pasa derecho a través de nuestros cuerpos al sistema de la cloaca de la ciudad. ¡Nos dan 24 horas por día, la mayoría aplastante de ese tiempo la pasamos durmiendo, conmutando, buscando estacionamiento, aguardando en la línea, revisando el correo electrónico, escuchando discursos, dando excusas, charlando, haciendo un depósito, haciendo un retiro... Y entonces, en esos cinco minutos que realmente estamos haciendo algo, ¡la mitad del tiempo nos sale todo mal! De hecho, estamos tan acostumbrados a tratar con desperdicios que cuando se nos da algo que es 100% puro oro, empezamos a buscar alguna escoria para librarnos de él. Buscamos faltas en el alma de un ser amado, agendas ocultas en las amistades más bonitas, el "otro lado" en la más virtuosa de las causas. Incluso la bondad es juzgada por ser demasiado buena para ser verdad. Esto es por qué, dice el Lubavitcher Rebe: "La Torá sólo podía darse a los consumidores de maná". Una nación de consumidores de pan se habría embarcado inmediatamente en un proceso de "digestión". "Ama a tu compañero como a ti mismo"hubieran dicho- es un material limpio, nutritivo; pero ¿"Cuidar el Shabat"? No es práctico hoy en día. Habrían separado las partes modernas de las partes "primitivas", las partes de sentirse bien de las -no-me siento cómodo-con esta parte, los "hechos históricos" del "el folklore," lo "científicamente corroborado" de las partes esotéricas, los "rituales" de las "restricciones", etc. etc.

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nos dirigimos a la cualidad de "Norá" del Creador, dice: "Tú Eres Kadósh, y Tu Nombre Es Kadósh, y los Kedoshím..."; para aludir a la condición de "Norá" del Creador, invocamos Su cualidad de "Kadósh", de sagrado, de apartado de lo profano. Y tan importante como ello, hablamos en iguales términos de nosotros mismos, en nuestra vocación de Bien y Verdad, llamándonos "Kedoshím": sagrados. Y es que, sólo cuando nuestra propia acción nos vuelve "sagrados", tenemos capacidad de recibir el "shefa", el flujo de la Luz de Bien y Verdad que Hashém vierte sobre nosotros, desde su cualidad de "Norá". Sólo cuando somos sagrados, nos volvemos aptos para que Hashém se manifieste ante nosotros y nos bendiga. Sea Voluntad de Hashém que seamos capaces; que la sabiduría de la Toráh ingrese en nuestros corazones; que sepamos sostener, desde el suelo, el pie de la escalera cuya cabeza se afirma en el cielo. Mi brajáh para vosotros, y el deseo firme de que Ieshivah.Net y toda la labor que allí desarrollamos les sea de crecimiento y disfrute, daniEl I. Ginerman

Tomado de: www.es.chabad.org Por Yanki Tauber

Nuestras necesidades mundanas son de consumidores de pan. Necesitamos saber para discernir, para abrazar lo bueno y rechazar lo malo, para hacer opciones morales. Pero también necesitamos saber cuándo salir de nuestro modo de digestión. Para reconocer cuándo, en un momento raro de gracia, Di-s nos dio un regalo de pura bondad y perfección. El abrirnos a Su Torá, y permitir que su totalidad nos nutra, cual el maná lo hacía.

JINUJ PUBLICACIONES Supervisado por Siftei Mevaser NGO, desde Carmiel, Israel Rav daniEl Ginerman +972-525201088 +972-526049665 facebook.com/ginerman qik.com/kolisraeltv livestream.com/kolisraeltv twitter.com/danielginerman VENEZUELA Diagramación y diseño: Abishai Lamus +58-412-5333228 +58-414-4677914 [email protected] facebook.com/abishailamus [email protected] facebook.com/eshelavrahamvenezuela

Si podés...¡debés!

Tomado de: www.es.chabad.org

"Cuando hagas subir a las luminarias" (Bamidbar 8:2) La orden Divina que figura en el principio de nuestra Parshá: "cuando hagas subir a las luminarias" representa, en su trasfondo espiritual, al pueblo judío todo. Esto lo vemos reflejado en la Haftará semanal (el capítulo de los profetas con el que cierra la lectura de la Torá), donde el candelabro de oro de siete brazos simboliza el pueblo judío. Resulta entonces que la orden de elevar a las luminarias se refiere a cada judío, que debe encender la vela de Di-s –el alma Divina- que se encuentra en su seno y en el de su semejante, para que brille con la máxima intensidad. El candelabro (del Templo) era encendido sólo en el "Heijal" el lugar más sagrado del Santuario de Jerusalem, que seguía en categoría al Kodesh Hakodashim ("el santo de los santos"). Había otros lugares sagrados en el Templo, sin embargo el candelabro podía encenderse sólo en el "Heijal" y no en otro recinto. El encendido de la Menorá podía llevarse a cabo solamente en el alto nivel de santidad prescripto por la Torá. Menos - No Así debe ser también con respecto al encendido de la vela de Hashem de nuestro fuero interior y del semejante. Podría uno argumentar que siendo que en la práctica cumple con lo prescripto por la ley judía, y no se le exige obligatoriamente alcanzar un nivel de santidad tan elevado, ¿por

qué justamente él debe llegar a ello? La respuesta será que cada cosa y cada persona tienen el nivel de exigencia de santidad que le corresponde (más allá de lo obligatorio por el código de leyes judío, que es el mismo para todos) Tal como el candelabro del Templo podía encenderse sólo en el "Heijal", y no en un recinto de menor santidad, así también cada judío debe aspirar y alcanzar el nivel de máxima santidad, de acuerdo a sus fuerzas y posibilidades. El mismo hecho de que la persona está en condiciones de alcanzar un nivel de santidad específico, eso constituye por sí mismo una prueba, de que de él se exige ese nivel. El Altísimo no exige de la persona más que sus fuerzas y posibilidades, pero tampoco no menos que ellas. El Deber para Hoy Así como existen diferencias entre una persona y otra en lo que se refiere a lo que se exige de cada uno, así también en lo que se requiere de cada generación. Hay quienes se escabullen de estudiar las enseñanzas del jasidismo ("Torat Hajasidut") con el argumento de que en generaciones anteriores había judíos íntegros y temerosos de Hashem que no se dedicaron en absoluto a su estudio. Debe recordarse, que cada generación posee sus necesidades y requerimientos específicos. Es verdad que en generaciones anteriores había judíos íntegros y plenos en su Irat Shamaim sin

estudiar el jasidismo, pero una vez que el Altísimo reveló la parte interna de la Torá en estas últimas generaciones, eso es prueba de que Él desea que la estudiemos. En nuestra generación no es posible darse por satisfecho sólo con el estudio del nivel revelado de la Torá ("Nigle"), sino que se exige de cada uno alcanzar un nivel de mayor santidad y estudiar también el nivel interno de comprensión de la Torá, las enseñanzas del jasidismo. Un Fuego Débil y Otro Brillante También esto se expresa en las luminarias. En la llama de la vela hay un fuego más opacado, el que está cercano a la mecha, y otro más claro y brillante- el que se eleva hacia arriba. Así también ocurre con la Torá de Di-s: está el nivel de la Torá revelada (el fuego opacado) el que está vinculado con la realidad terrenal y los temas materiales, y está el nivel interno de la Torá (el fuego brillante) que trata sobre los temas elevados de la Divinidad. Para ser una luminaria completa, debe iluminar con ambas luces y fuegos- con la luz de la Torá revelada ("nigle") y la luz de la dimensión interior de la Torá ("pnimiut"). El estudio de las enseñanzas de Torat Hajasidut proporciona la fuerza y la fortaleza para superar las pruebas de nuestra época y brinda inspiración y entusiasmo para el estudio de la dimensión revelada de Nigle y el cumplimiento de los preceptos. (Likutei Sijot Tomo 2, Pág. 318)

Mantener el Entusiasmo Por Abraham Leib Berenstein Cuando Hashem le ordeno a Aharon a encender la Menora. El Sfas Emes explica que usualmente cuando una persona empieza algo nuevo se siente con mucho entusiasmo con lo que esta haciendo. La persona se siente exitada y contenta y se siente motivada. Pero despues de un tiempo la excitacion y el entusiasmo se va perdiendo. Esta fue la alabanza de Aharon Acohen. Cada vez que prendia las velas en el Tabernaculo lo hacia con el mismo entusiasmo del primer dia. Hay un entusiasmo especial cuando uno empieza algo nuevo pero despues uno se aburre y muchas veces abandona en la mitad. En orden de alcanzar algo uno necesita tener la habilidad de mantener el entusiasmo, cuanto mas entusiasmo uno tiene, mas motivado esta para continuar. Siempre hay que enfocarse en el valor de lo que uno hace y verlo como si fuera la primera vez. ¡Shabat Shalom!

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Tu mamá, contra tu esposa Queridos padres: ¡Paz! La paz está ante todo lo demás. Sólo a través de la paz es posible encontrar soluciones a las dificultades que se manifiestan en la vida matrimonial…. Otra situación muy común y difícil es aquella en que la esposa tiene quejas contra su suegra, y se las cuenta a su marido. Aquí también el esposo debe recordar que lo más importante es preservar la paz con su esposa. Aunque le sea doloroso oírla hablar negativamente sobre sus padres, él debe sobreponerse al dolor y estar de acuerdo con ella! Debe darle la sensación que la entiende y que está a su lado. Puede parecer que él menoscaba el honor a sus padres por la paz con su esposa, pero no es verdad. El mayor honor para sus padres es que su hijo tenga un hogar pacífico y afortunado. También, el amor y la paz que obtenga en las relaciones con su esposa le facilitarán apaciguarla, y retornar la paz entre ella y sus padres. Cuando ella siente que su marido está firmemente de su lado, las cosas que le molestan pierden su "picazón". Si todavía tiene quejas contra su suegra, no se sentirá bien luchando con un marido que es tan bueno con ella. En otras palabras, ella no querrá sacrificar una tan maravillosa paz conyugal, y entonces se sentirá obligada a encontrar un modo de reconciliarse con sus suegros. No obstante, si el marido pone el honor de sus padres antes de la paz con su esposa, él perderá a ambos. Los padres sufren enormemente cuando sus hijos fallan en sus relaciones. El honor principal que se puede dar a los padres es evitar causarles pesar y angustia (Talmud, Tratado Yoma, 86). Cuando los padres descubren que su hijo tiene mala relación con su esposa, se afligen profundamente. No les es ningún consuelo el hecho que su pelea es para defender su honor. Cualquier padre razonable estará contento de renunciar a su honor, si esto permitirá que su hijo o hija vivan en paz con su pareja. La mujer por naturaleza es mucho más emocional. Si ella sufre por su suegra, le es muy difícil hacer una equilibrada y

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objetiva evaluación de la situación. La responsabilidad de guardar la paz es de su marido, que es capaz de ver tales situaciones con menos emotividad. Él debe recordar que el mayor honor para sus padres es un hijo que tiene un matrimonio tranquilo y un hogar pacífico. Así son las cosas La Ley Judía declara (Maimónides, Leyes del Matrimonio 17) que hay mujeres que por regla general se odian unas a las otras, tal como… ¡la novia y su suegra, y la novia y sus cuñadas! Por lo tanto, está anticipado que hayan quejas entre la esposa y su suegra o cuñadas. El rol del marido es, ante todo, apoyar a su esposa y estar de su lado, y sólo entonces tratar de mediar entre ellas y encontrar una solución pacífica. Pero, si el marido no respalda a su esposa y no le demuestra que la entiende, sino que, en cambio, defiende a su madre o hermana, él destruye la relación con su esposa. En lugar que ella sienta que está en primer lugar en la vida de su esposo, está ahora amargamente ofendida. La ira que sentirá contra él tardará mucho en disminuir, pues siente que la abandonó y se rebeló contra ella. Y entonces, ¿con qué se quedó el marido?: sin la paz matrimonial y sin la alegría de sus padres. La paz está ante todo lo demás. Sólo a través de la paz es posible encontrar soluciones a las dificultades que se manifiestan en la vida matrimonial. En cada situación que sea, el marido está obligado a darle a su esposa la confianza que ella está antes de todas las personas y cosas, y que él nunca dejará que algo o alguien venga a interponerse entre ellos. “Todos Sus caminos son paz” Otra situación común y sensible es aquella en que la esposa transgrede las Leyes Divinas de la Torá, y parecería que debe ser criticada por ello y hasta reprendida. Incluso aquí, la paz está antes. Mientras hay paz, HaShem será paciente con ella, ya que el Midrash dice (Bamidbar Rabá 11): “Grande es la paz, ya que es equivalente

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www.breslev.co.il Por el Rav Shalom Arush a todo lo demás, y como dice el versículo: ‘Él - que hace la paz…’, y sólo después ‘y que crea todo’. Rabi Elazar, hijo del Rabi Eliezer Hakapar, dice que aun si el pueblo judío sirve a ídolos, pero aún están en paz entre ellos, HaShem no permite que Satán pueda tocarlos, como dice el versículo, (Oseas 4:17) ‘Aunque Efráim (que significa el Pueblo de Israel) está afiliado a ídolos: déjale’. Pero una vez que estuvieron divididos ¿qué se dice sobre ellos? ‘Su corazón está dividido; ahora ellos se encontrarán culpables’ (íd. 10:2).” Miren cuán grande es el valor que HaShem, el Creador del Universo, nos da cuando vivimos pacíficamente uno con el otro. En tales complicadas situaciones, la primera obligación es guardar la paz. Una vez que esto es llevado a cabo, uno puede afrontar los problemas de la manera apropiada - por medio de la plegaria, la amabilidad, y el amor. Cuando un marido rodea a su esposa con amor, aun cuando ella ha transgredido, y reza por ella – esto por sí mismo la retornará a la buena senda. Nuestros Sabios lo han enseñado cuando dijeron “Ama a los seres y acércalos a la Torá”. El marido estará seguro que, por el mérito de guardar la paz, HaShem será paciente frente a cualquier trasgresión, y asistirá a su esposa para hacerla volver hacia Él. Desear lo mejor Incluso cuando hay diferencias de opinión en cuestiones de principios, aquí también la paz está en primer lugar. Incluso si un marido debe momentáneamente transigir a sus convicciones y/o aspiraciones para conservar la paz doméstica, por último él merecerá todo – la paz, tal como sus convicciones y aspiraciones. Luchando por nuestras ambiciones por medios pacíficos, realmente las alcanzaremos. Aunque a veces parezca que una persona consigue logros por medio de la fuerza, la lucha y los argumentos, los logros ganados a cuenta de otros no tienen valor y son efímeros. En efecto, ellos serán todos superados por las pérdidas a largo plazo.

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“...aquel que aprende de su semejante un solo capítulo, una sola ley de la Torá, un solo versículo, una sola declaración [Bíblica ó Rabínica] o incluso una sola letra, debe rendirle honor..." Pirkei Avot Capítulo 6:3 El Talmud compara las enseñanzas de la Torá con la plantación de semillas. Así como las semillas son fructíferas y se multiplican, de la misma forma lo hacen las palabras de la Torá. Una vez que se planta en la mente del alumno, así sea, un único concepto de Torá, éste germina, se desarrolla y prolifera, cosechando conceptos y conocimientos, a medida que su poseedor avanza en la vida. Como dice el Zohar: "No existe una palabra o una pequeña letra en la Torá que no contenga muchos secretos de la sabiduría Divina".

La frase "sed fructíferos y multiplicaros" es una referencia a la bendición de Di-s al primer hombre y a la primer mujer. Pues, la concepción y el desarrollo del conocimiento de la Torá en la mente del estudiante es similar a la concepción y desarrollo de una vida en el vientre materno. Nuestros Sabios nos dicen: "Hay tres socios en la creación del hombre: Di-s, el padre y la madre". La capacidad de procrear es, en esencia, una distinción de naturaleza Divina. Todas las otras facultades -vista, oído, etc.- son finitas en su alcance; pero no es así cuando hablamos de nuestro potencial regenerativo. Los hijos se multiplican en nietos y bisnietos y así infinitamente: no existe un límite a cuántas generaciones pueden surgir de una única unión entre un hombre y una mujer. Sólo el "Tercer Socio" -el Creador- puede

dotar a dos criaturas finitas de una fuerza infinita. Este mismo potencial regenerativo está en la enseñanza: cuando Di-s es el "socio" de este esfuerzo, la relación maestro-alumno rendirá una infinita progenie. Pero a diferencia de la procreación física, donde el Todopoderoso concede el don de lo infinito a cada concepción, en este caso el Tercer Socio participa sólo si se Lo invita. Si la enseñanza y la búsqueda de sabiduría son en pos de fines positivos y sagrados, en el espíritu de la Torá y su Mitzvot, entonces la semilla que planta el maestro se "fructifica y multiplica" en la mente de su alumno. Pero si no existe más que un ejercicio de auto-realce, el conocimiento adquirido no trasciende el finito intrínseco del marco de quien lo imparte con quien lo recibe.