En cada uno de nosotros habita el

des€~,o

de

transrnitir a nuestros descendientes historias, costumbres Y cOflvicciorles. Refugiarse en tradiciones 0 en atlcestrales sin embargo, el riesgo de mantenel"se al margen de los cambios sociales y culturales' cultivando la nostalgia

pOl'

el pasado. No obstante, el recha:w 0 la geografia que

0

el silentio sobre la historia

habitaron qlJienes nos precedieron,

pUf~de

tener

como efecto la production de generaciones a la deriva, sin continuidad historica, carentes de

referencias. Jacques Hassoun, el autor de este libm, es psicoanalista, y como tal 5e interroga sobre la transmisi6n.

POI'

es

que, cbmo y que transrnitir.

Es necesario podel" aceptar que, en mayor

0

meno!" grado, todos 50rnos "contrabandistas de la

memoria", para alejarnos de l1ucstra historia familiar pero tam bien para poder reconocer 10 que hernos recibido de nuestros padres y 10 (lue

transmitimos a nuestros descendientes. La compleja dialectica entr"e continuidad y

ruptura es evocada

pOl'

Jacques Hassoun, tanto a

(,:

traves de ejemplos cHnicos, como de sus

referencias a pensadores contemponineos de la talla de Hanna Arendt, Vidal-Naquet

0

t',

Gershom

Sholem.

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Ediciones de la Flor

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Edidones de la flor

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eio:n,

La Lransmisi6n de pna una creencja, una filiaci6n, un historia, durante mucho tiempo p reci6 funcionar POl' mlsrna. Los padres, los abuelos, la ilia extendida, el ritmo de la vida semirrural 0 provincial, el sedentaris .. mo, permitian en liltima instancia que no hubiera necesidad de plan,. tearse 1a cuestion con la agudeza que hoy exige. En resumidas cuentas parecia algo natural ... lJna ge·, neraci6n reproduclCl las creencias, e1 modo de vida, el dialecto 0 1a lengua de las que 1a hablan precedido." in tegrando lenLamen te 1a s nuevas adquisiciones de 1a tecnica. Ahara bien, esta vision "·-"-idilica~ esta sin embargo contradicha pOl' los hechos. 2/17

9

rpectativa anmosa, que 10 aeompa·· ~< na. . -POI' 10 tanto, la trarismisi6n de 10 1 nuevo tropieza 10 gros que uno leg'ia pOl' sobre todo 10 dennis. Esto quiere decir tambien que en cada uno de nosotros palpita 1a neeesidad d(~ transmitir integramente a nuesLros descendientes aquello que

En un breve articulo _·····"nesis· tencias a1 psic()an(ilisis"·~· Freud reo clH~rda que 10 "ntleVO" al destronar 10 "antiguo" pareco e8tar constantemente poniHndo en peligro una va· liosa estabilidc1(l. "l~l nino pequefio, PH los brazos de Stl nodriza, que comienza a gritar a1 vel' un rostro extra flo; e1 creyente qU(: inaugura cada nupvo ella con una oracion y n~cibe con u.na bendi· cion las primicias del ano; el campes1no que reehaza adquirir una g·ua· dafia que SLlS padres no habian t~tili· zado; ot1'as tantas situaciones cuya variedad salta a los ojos y a las n;a--

"]

hemos recibido. Ya en el Deuteronomio leer: UPregunta a tu padre yel vela (tu hi81;01'ia) y pregunta Ancianos y e tu pasado)".2

te

._} os

00

gste manclarni.ento indica que

les pareCt! legftimo asocial' diferen·

ch.:sde haee milenios 1a necesidad de transmitir esta inscripta en 1a HisLoria. En el mundo arabe-islamieo encontramos cotidianamente con 1a rnisma ins]stencia este imperativo cleo reconocerse en una historia, una genealogia, una pertenencia: cuando

Les motivaciones. Sin embargo, seria injusto desconoCt~r 8tl comtll1 deno~ minaclor. En estos tres casos se trata de un mismo Inalestar: eJ nino 10 expresa de una man(~ra elemental, e1 creyente 10 apacigua ingeniosa-ment.e, e1 campesino 10 aSllme como una decision propia. Pero e1 origen de este ma1e8ta1' es e1 clesgaste p5iquico que 10 nuevo exige siemprn a 1a vida psiquica y 1a incertidumbre llevada hasta el. extremo de 1a ex-

1 S. Freud, "Resistences a la psychanalyse", "La Revl.le ,Juive", ano 1, NQ 2, Paris, LibTairie Gallimard, 5 de marzo, 1925. 2 Deuteronomio, cap. :32, versic.ulo 7.

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En e1 caso del texto blblieo, es evidenCe que 1a redaccion del capitu· 10 que incluye este mandamiento de y d(~ ,d del' {'!ra cristiana} es decil', luego torno del Primer Exilio de nia, en e1 momento en que ese PtH}'·· bio en vias de reunificacion debia reafirmar sus lazos, distendidos por Ia deportacion consecutiva a 1a struccion del reino de ~J ndea. referencia a 1a Historia, E~st(~ tivo de transrnision, denota en Lima instancia un est.ado d(~ fun perturbacion interior. De vuelta a1 pais ancestral luego de una larga

se encuentran dos desconocidos, 1uego de los saJuclos de rutina) siernpre se plantea una p : ""C 1 es tu asn") termino que a 1a vez quiere decir vinculacion ( . 0 .. , adhesi6n y pertenencia a modo de pensar 0 a tal etnia. Cuando dos tribus de beduinos se cruzan en un oasis Ia pregunta que se impone es: "lDe d6nde vienes, a d6nde vas, qui{~n eres?". Esta inte·· lTogacion no concierne obviame a un recorrido geognifico detenninado sino a un itinerario personal, interior, que permi te que cada uno sitlie su recorrielo individual en funci6n de aquello que Ie ha sido transmitido.

Pcro si 10

ausencia, esta ena rta g£:neraci6n de

miramos de cerea, per··

"judaicos" nacidos en e1 exilio, en un medio intelectual, social y economicamente superior a1 que reinaba en sus paises de origen, debfa encontrar razones para rf)anudar sus 1azos con e1 pasado. Era necesario clarifiear e1 presente a traves de una

cibimos qU(~ Ia euestion de 1a transmisi6n se presenta cuando un grupo () una civilizacion ha estado someticia a eonmociones nuis 0 menos profundas. Si retomamos las situaciones a las que hemos hecho referenda, per·· cibirIlos que esta preocupaci6n que parece ser puramente fornlal no surge en cualq uier momento de 1a HisLoria.

3 El Pentateuco 11a sido compilado en for· ma deflnitiva en el siglo IV A.C., y no, como lo pretende la t.radici6n, diez siglos antes.

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historia vuelta casi miLiea a fin de proporcionar nuevas raices a1 porve··

llbicas'?", tal es la cuestion crucial que las soeiedades en crisis 0 que las soeiedades pluriculturales se plan·· dones qU(;~ Lean frente a las m atraviesan. Pero estrechamente asociada a esta primera serie de reflexlones que evoca los problemas de pertenencia eultu.ral, (~s necesario tambien recordar esta evidencia: todos estamos inscripLos ~--uno pOl' en una genealogia de sujetos q ignoran que son mortales. . eso misrno 10 que . humano de 10 : un bre 1a mu.erte y 1a genealogia que

rur.

De alli 1a apelacion a los nuis an· cianos, d(~ los que se requerfa 1a descripci6n de un pasado heroico, 0 al menos lleno de prestigio, con e1 fin de inscribir ese destierro en una saga con la que se habian nutrido y que los habia sllmergido ·~-si se es eucha a1 Salrnista que no cesaba de implorar: "Si te olvido, Jerusalen, J I'W se reseque-·· )) en una que rm. (teree nostalgia lacerante. En e1 segundo ejem.plo, la rere rencia al asl, a la pertenencia, apareee en e1 momento en que la Bociedad Lradicional se habia derrumbado, en e1 momento en que aquellos paises durante largo tiempo cerra dos al rnundo exterior, se encontraron proyectados en 1a modernidad. Es entonces cuando surge la necesidad de saber a quien se dirigian, a quien hablaban, no necesariamente en nombre de un deseo mas 0 menos confesable de exclusion, sino en todo caso para poder situarse can relacion a1 otro: "i,En que transmision te

dicta la necesidad de que un Hllnimo de conti11uidad sea asegurada. Somos todos porta.dores de un nombre, de una historia singular (biografica) ubicada en 1a lEstori.a de un pals, de una region, de una Clvilizaci6n. Somos sus depositarios y sus transmisores. Somos sus pasadores. Que seamos rebel des 0 escepticos frente a 10 que nos ha sido legado y en 10 que estamos inscriptos,

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que adhiramos 0 no a esos valo1'es, no excluye que nuestra vida sea rn o menos deudora de eso, de ese conjunto que Sf~ nde h[1 . tos alinwn :rios a i elevados, los mas sublimes, y que han consti tuido e1 patri:monio de quienes nos precedido. Ahara bien, es evidente que, salvo excepci6n, 10 que hemos heredado os constantemente modificado de acuerdo a las vicisitudes de nuestra vida, de nues exilios, de nues·· tros deseos. Que una generacion haya conocido gran des conmociones historicas - 0 no---, que ot1'a haya padecido 0 clegido el (~xodo rural --0 no----... no es indiferente. Sel' fiel a una tradicion familiar aristocratica y verse obligado a cambial' de rurnbo, a "traicionar" su 111eclio -como d'Estienne d'Orves ... 0 e1 coronel de la Roque pudieron hacerlo durante la guerra~- no es indiferenteo
Lamiento caballeresco propio a Stl tradicion se reline con esta nueva orientaeion que Loma su existencia y los vincula a p dos pOl' su de; origen. {I~sto quiere decir que es condenados a l'eproducir? ~,Que transmision recibida y ofrecida como herencia supone e1 eterno retorno? Probablemente no ... Esa tendeneia a "f'abriear" loros 0 dones es m~ trinseca a la nsrnlSlOn. resulta apasionante en la a propia elf:; la n es mente que somos diferentes quienes nos precedieron y que nuestros descendientes os probable que sigan un camino sensihlemenLe diferente del nuestro ... Y sin embargo ... es a11i, en esta serie de diferencias, en doncle inseribimos aquello que transrnitiremos. Un paso mas me permitira afirmar algo que es mas que parad6jico: una transmision lograda ofrete a quien la recibe un espacio de libertad y una base que ]e perrnite abandonal' (el pasado) para (mejor) reencontrarlo.

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IlL-

,!

luisian equivaldria a preparar al no para afronLar las dificultades de la (~)xistencia.

Desprenderse de la pesadez de las gene!'aciones precedentes para reer~ontrar 1a verdad subjetiva de aqueJlto que verdaderamf::nte conta ba para quienes, anLc~s que nosotros, arnaron, desearon, sufrieron 0 goza ron por un ideal, Lno es 10 que pode· mos Hamar una transrnisian logra-· da? 2,Acaso aho1'1'1'1 un sufrimiento ser a 1a vez diferente y parecido? {,POl' ot1'a parte, podemos concebir 1a posibilidad de evitar experirnentar el sentimiento de cuI pabilidad frente a quienes nos precedieron? Proba

As!, ~Joffo)4

oeup

ta una soberana boi'etada a su hijo, que, frente a la pregunta ((~.Eres ju dio?", responde afirmativamente, Gqtle hacia sino transmiLir a sus un saber sobre 13 persecucian hi a n conocido Jas generaciones dEmtes? i,Que oCr-a ofrecer como herencia a sus hijos una bofetada que les daba una chance de sobrevivir? ;,l~sta leccion de marranismo no indica que 1£1 f]delidad absoluLa, laadhesian pura y simple, 1a confesian proclamada, sedan para e1 caso una manera de precipitarse a la m uerte'? i,Transmitir Ia vida en toda su violencia no exigia este ado en S1 lnismo terrible: ofrecer corno mensaje de despedida una bofetada?

clesgarro en 1a tensiOTl existente enPOl'

rnas

~"~'Sl

Y en ese sentido ejemplar-··) 1e asien

blemente no ... Sic~mpre (~xiste un

tre una transmision,

p

lo~~ra­

da que esta sea, y un deseo que inLenta situar al sujeto en e1 espacio rnismo de su verdad, de su vida, de su existeneia.

Ademcls, transmitir equivaldria tal vez a tener en cuenta que jamas evitarernos a nuestros descendientes e1 heeho de que BU caJ11ino esLe se111-

SubsistE~

brado de obstaeulos cuando intenten conciliar la historia pasada con 10 actual de su deseo subjetivo. Porque, en fin, lograr una t1'an8-

4

una \.iltima pregunta

J. ,Joffo, Un sac de billes. Paris, ,J.C;. Lat,

U"s, 1973.

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susceptible de finalizar con este pa-' norama de interrogaciones que con8tituye e1 eje de esta obra. A men e1 ni es con un pasado este sentido puede parecerle e matico. Evoquemos e1 caso de esos nifios que, nacidos en Francia de padres emigrados, comparten durante su primera infancia 1a cotidianeidad de su Inedio familiar, su modo de vida, su lengua, su su historia, para encontrarse un dia lnmersos en una sociedad cuyos valores les res tan diametralmente diferentes. Es asi corno, pOl' ejemplo,5 una

ces, ignoraba que e1 pais en e1 que vivla era diferenLe en mas de un senticlo de aquello con 10 que eonvicotidianamente en e1 btlrrio

frontarse con s naci·· das del enigma que entonees ]a habfa conmocionado. LQuien era ella'? IJ)e d6nde vtmfa? j,A. d6nde 1a bian llevado? Otras tantas cuestiones que debian resurgir duran todo un periodo de su existenci . guna palabra habra sido enUllU a durante Stl prirn